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Ética aplicada

Ficha de Lectura I P. Singer, ¿Igualdad para los animales? y Carruthers,


¿tienen los animales entidad moral?
Peter Singer
El principio de igualdad sirve como base para sostener igualdad de los seres
humanos, es un principio de igual consideración de intereses, implica que nuestra
preocupación por los demás no debería depender del aspecto físico o las
características que se posean. El hecho de que otras personas no sean de nuestra
raza o que sean menos inteligentes no nos da derecho a ignorar sus intereses. Del
mismo modo el hecho que algunos seres no sean miembros de nuestra especie
no nos da derecho a explotarlos. Al igual que el color de piel o el nivel intelectual
no es razón por la cual se permita abusar de un humano. Las diferencias
morfológicas e intelectuales entre humanos y no humanos no son suficientes si se
tiene en cuenta que la cuestión es la capacidad de sentir sufrimiento, esta
característica es la que otorga el derecho de igualdad de consideración según
Jeremy Bentham. Se puede replicar que no es equiparable el dolor de un humano
y el de un ser no humano pues el humano al ser consciente del dolor es capaz de
sentir temor, sufre en mayor medida. Bajo ésta premisa se afirma que es preferible
experimentar en animales. Sin embargo tanto un niño como un humano
discapacitado intelectualmente podrían ser incapaces de predecir el dolor por venir
en un ejercicio de experimentación, bajo el argumento anterior no sería
moralmente tan malo experimentar con amínales, niños o discapacitados. Si se
dijera que es por el simple hecho de ser humanos por lo que no se experimenta
con niños y discapacitados, al igual que un racista, se estaría violando la igualdad
de intereses solo basándonos en diferencias físicas y o morfológicas.

El uso de animales como alimento es la base de la creencias de que éstos existen


para nuestro placer y conveniencia. Bajo una concepción utilitarista no es
aceptable generar sufrimiento animal mediante el consumo de éstos, la
experimentación en los casos de cosméticos o pruebas militares, el comercio o el
entretenimiento.
Peter Carruthers
¿Los animales tienen entidad moral, tienen derechos? El que los animales no
tengan entidad moral no implica que no nos importen, o que podamos tratarlos con
impunidad.

Suele decirse que los juicios morales son subjetivos, esto puede caer dentro de
una postura subjetivista estricta en donde afirmar: “está mal hacer daño a los
animales” es considerado de la misma índole que “No me gusta el queso”. Tal
afirmación es falsa, a diferencia de cuestiones de gusto las creencias morales se
prestan a discusión argumentativa. Por otro lado el subjetivismo lato afirma que los
juicios morales dependen de las opiniones de quien los sostiene. Ambas variantes
del subjetivismo contrastan con el objetivismo moral que afirma que en toda
controversia moral una de ambas posturas debe estar equivocada, al menos en
principio. Rechazar un objetivismo estricto no implica aceptar el subjetivismo, se
puede defender un objetivismo lato.

Las creencias morales son solo aceptables si forman parte de un sistema


coherente de creencias, vinculadas por principios generales, de esto se sigue que
parte de la tarea de determinar la forma moral de tratar a los animales consiste en
integrar a la teoría moral los principios relativos a dicho trato. ¿Qué tipo de
relación hay entre creencias morales de sentido común y una teoría moral
aceptables? Tiene que existir un equilibrio reflexivo entre ambas por lo que se
puede proceder analizando nuestras creencias morales de sentido común y
depurarlas mediante razonamiento.

Una idea moral básica de sentido común sobre la condición de los animales es
que éstos tienen entidad moral parcial, sus vidas revisten importancia moral
directa, pero menor que la de los humanos. Hay diversos argumentos que se
presentan en torno a ésta idea. Desde un punto de vista religioso el bien moral es
identificable con lo que Dios aprueba y lo que ordena, desaprueba el sufrimiento,
pero en mayor medida el humano que el animal. Esto es inaceptable, la tesis que
reduce el bien moral a lo que Dios aprueba fue ya refutada por Platón.
Otro punto de vista desde una objetividad estricta es la postura intuicionista, esta
afirma que la moral es objetiva en sentido estricto y que de algún modo los valores
morales existen en el mundo e imponen condiciones, sin embargo esto conlleva
dificultades. Un intuicionista podría decir que la experiencia y vida de los animales
tienen cierto valor, aunque inferior al de la experiencia y vida humana. En contra
de tal afirmación se encuentra el argumento de la peculiaridad. Si los valores
morales existen en el mundo de forma objetiva, son entidades peculiares pues no
se manifiestan en los objetos como propiedades ni cumplen una función causal. Al
exigir algún tipo de correspondencia entre propiedades morales y naturales tal
correspondencia resulta ser enigmática. Del mismo modo explicar el
funcionamiento de una presunta facultad de intuición resulta poco plausible. Si
existiese en verdad una facultad de intuición moral, su funcionamiento parecería
estar mas bien determinado por creencias morales vigentes en la sociedad, más
que por valores objetivos existentes. La opción más coherente y aceptable para
dar objetividad a los juicios morales pareciese ser un objetivismo lato, entendiendo
que los conceptos morales son desarrollados para servir a nuestros propósitos.

Por último Tom Regan sostiene una forma sofisticada de intuicionismo mediante el
método del equilibrio reflexivo. Considera que la teoría moral se encarga de
descubrir principios morales que reglamenten y expliquen nuestros juicios
morales. Los principios más aceptables que encontraremos atribuyen derechos
básicos a todos los animales. Toda ser sujeto a la vida tiene el mismo valor moral
intrínseco, tal afirmación implica un compromiso con el objetivismo estricto y
conlleva las mismas dificultades ya expuestas. La teoría moral sigue sin tener
fundamento en cuanto al conocimiento de los fenómenos morales. Son requeridos
dos aspectos para que una teoría moral sea aceptable: una concepción rectora de
la naturaleza de la moral, ésta debe ofrecer una imagen plausible de la fuente y
del origen de la motivación moral. En segundo lugar debería incluir un principio o
principios normativos básicos que guíen los juicios a cerca del bien y el mal.

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