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¿Qué son los enfoques pedagógicos?

Los enfoques pedagógicos son guías sistemáticas cargadas de ideología, que orientan las
prácticas de enseñanza, determinan sus propósitos, sus ideas y sus actividades,
estableciendo generalizaciones y directrices que se consideran óptimas para su buen
desarrollo.

No hay un solo modelo o enfoque pedagógico, sino muchos, ya que cada uno de ellos se
funda en una determinada concepción de cómo se debe enseñar de acuerdo a las
características personales y estilos de aprendizaje que entienden poseen los alumnos y
sus formas de interactuar con el docente.

Entre los enfoques pedagógicos más conocidos tenemos los siguientes:


1. Enfoque ejecutivo: Un representante de este enfoque es Jim Barnes. Considera
que el maestro debe realizar una planificación cuidadosa en vista a objetivos
claros. Dicha planificación debe ser revisada.
permanentemente a través de evaluaciones. Se debe disponer de muchos recursos
(en cantidad y variedad) secuenciados lógicamente, y reforzar los aprendizajes
mediante premios o castigos. El avance del alumno, adquiriendo los conocimientos y
habilidades específicos que le brinda el maestro, hacia los objetivos se logra de modo
progresivo; cada escalón que suben les asegura a la mayoría de los educandos tener
lo que necesitan para pisar con firmeza el siguiente. El papel docente es directriz
(propio del conductismo): propone el contenido, las estrategias, corrige, pero a nivel
grupal, sin considerar los intereses particulares y necesidades de cada alumno.

2. Enfoque del terapeuta: Podemos citar en este caso a Nancy Kwong. El docente
debe ser un facilitador del aprendizaje. Debe demostrar empatía con el alumno
para que se desarrolle en plenitud, y que lo que reciban como propuesta de
aprendizaje les sea significativo.

3. Enfoque liberador: Roberto Umbras, representante de este pensamiento, afirma


que la enseñanza debe intentar formar personas íntegras, libres y con uso eficiente
de su capacidad racional, a la que el docente debe contribuir a liberar. El ambiente
del conocimiento y el de enseñanza deben ser similares. El conocimiento debe ser
construido (modelo constructivista) formularse hipótesis y comprobarlas, a partir de
propuestas del docente.

Estrategias para el aprendizaje


significativo
En el aprendizaje significativo se logra obtener mayor cantidad de conocimientos de modo
sistemático, por un tiempo prolongado, pues no es una anexión arbitraria sino que los
nuevos aprendizajes se suman a los ya existentes de un modo reflexivo y relacionado,
dentro de la estructura cognitiva.

Para lograr que el alumno aprenda significativamente hay que indagar sobre sus ideas
previas, motivarlo hacia la conveniencia de no limitarse a una repetición memorística, y
presentarles un material potencialmente significativo, que el alumno debe estar dispuesto a
analizar y descubrir.

Esto no significa desterrar la retención de ciertos datos, muchas veces necesarios, pero se
debe tratar de hacerlo de modo relacional. Por ejemplo, si se desea recordar un número
telefónico, y se lo repite varias veces, ese número ingresará por un tiempo limitado en la
memoria a corto plazo. Sin embargo, si se relacionan los números con otros ya conocidos
(por ejemplo, los dos primeros coinciden con el número de la casa de mi abuela, los dos
segundos con la fecha de mi cumpleaños, etcétera) esos datos, cobrarán una significación,
e ingresarán en la memoria a largo plazo.

Iniciar el proceso de enseñanza aprendizaje, planificando luego de una prueba


diagnóstica, ayudará al docente a seleccionar el material adecuado para el grupo de que
se trate.

Ese material debe contener información ya conocida e introducir paulatinamente la


novedosa. Las palabras desconocidas deben ser buscadas en el diccionario, y dar
ejemplos sobre situaciones concretas, como presentar imágenes a través de láminas o
películas, sobre todo en los primeros años de la escolaridad.

Seleccionar las ideas principales, confeccionar con ellas un resumen, y luego una síntesis,
es un primer paso.

Los cuadros sinópticos ayudan mucho en esta tarea, primero realizados por el docente,
luego dejando espacios en blanco para ser completados por los educandos, y a posteriori
realizados íntegramente por ellos.

Los mapas conceptuales son un elemento valioso, donde el maestro o profesor debe servir
de guía, al menos al principio, pero que serán de gran utilidad para relacionar conceptos.

Cuadros comparativos son también una gran ayuda para entender los temas a tratar y
relacionarlos con otros, en sus similitudes y diferencias.

Las pruebas objetivas incluyendo verdadero y falso, con justificación, pueden ayudar a la
reflexión crítica, lo mismo que un texto que contenga errores que los alumnos deben
descubrir.

Los trabajos grupales, con opiniones personales y del conjunto, y la discusión de ideas,
son una estrategia a tener muy en cuenta.

Al principio los alumnos seguramente manifestarán rechazo, pues es más simple


memorizar y contestar cuestionarios sin pensar, que hacer un análisis reflexivo, pero todo
es cuestión de hábito, e ir introduciendo las distintas técnicas de modo gradual, ayudando
primero, incluso haciéndolo entre todos, para luego promover un aprendizaje autónomo.

El conductismo en educación
El conductismo ha sido estudiado dentro de la Psicología y la Filosofía, siendo J John
Broadus Watson (1878-1958) su fundador.

El conductismo, aplicado a los animales y al hombre, se basa en la conducta que puede


ser objeto de observación, y no en el proceso mental, que sin desconocer su existencia, es
inobservable, y por lo tanto su evaluación no científica. A todo estímulo le sigue una
respuesta, por lo cual se podrán obtener las conductas deseables si se emplean sobre el
individuo, los estímulos adecuados.
Aplicado a la educación, el conductismo, que tuvo gran auge y permanencia en el sistema
educativo, hasta el desarrollo del cognitivismo, que se centra en los procesos internos del
sujeto cognoscente y su estructura mental, significó adiestrar, más que educar a los niños,
de igual modo como se procede con los animales, asignándole un premio cuando la
conducta era la deseada, y un castigo en caso contrario.
Quien aprende, para Watson, es aquel que logra modificar su conducta, y esto al ser
observable, puede medirse. El maestro es quien presenta los estímulos y los
reforzamientos.

Si bien hoy es altamente criticado por la Pedagogía moderna, pues el alumno no se


considera que aprende cuando simplemente genera una respuesta a un estímulo, sino que
el nuevo conocimiento ya sea conceptual, procedimental o actitudinal, debe integrarse a la
estructura cognitiva, tampoco debemos decir que esta teoría sea un disparate.
En ciertas ocasiones me ha ayudado a resolver problemas de conducta en mi experiencia
personal. Recuerdo un día en que la situación se me había escapado de las manos, y los
alumnos no se sentaban, caminaban por el salón de clases, conversaban, jugaban entre
ellos, y a pesar de que intentaba explicarles que así era imposible que aprendieran, no
lograba mi cometido, pues en sus planes no parecía estar el escucharme.

Fue allí donde me acordé de Watson, y en un tono suficientemente audible, les dije que si
no se sentaban tendrían un aplazo en la materia. La respuesta a mi promesa de castigo
fue inmediata y se sentaron. Allí, cuando se recobró la calma puede darles la explicación y
el motivo justificado de mi pedido, que en el desorden no era escuchado.

Puede, por lo tanto ser un complemento muy válido del cognitivismo. Otro tanto sucede
con las calificaciones, o con pasar lista para determinar el ausentismo. Es muy difícil que
se logre que el alumno concurra a clases por el placer de aprender. Si las materias no
fueran calificadas o no se pasara lista, seguramente los alumnos estudiarían menos, y
crecería el ausentismo, pues son respuestas humanas. ¿Acaso iría una persona a su
trabajo si le dijeran que vaya o no vaya cobrará o no cobrará su salario?

En Argentina se incorporó una asignatura, en la escuela secundaria básica, que trató de


desvirtuar totalmente al conductismo. Su nombre es “Construcción de la Ciudadanía” y el
contenido es elegido según el interés de los alumnos, y no es calificable a fines de
promocionarla. Es una materia que causa grandes problemas, pues muchos alumnos no
encuentran la motivación suficiente, a pesar de los grandes esfuerzos que me consta
realizan los docentes, pues se los escucha decir “para qué me voy a esforzar en esta
materia si igual la apruebo”. Se está evaluando actualmente incorporarle una calificación,
lo que demostraría que en ciertos casos, al menos por ahora, el conductismo no puede
descartarse totalmente.

Por lo tanto, sin dejar de reconocer el mérito de poner la atención en los procesos internos
de la mente, tampoco se deben despreciar los aportes conductistas, aunque deben ser
usados con cuidado, para que las conductas humanas sean el resultado de una reflexión
interna y crítica, y no una simple respuesta a estímulos.

Pedagogía moderna
La pedagogía moderna es la destinada a romper con los rígidos esquemas de la
pedagogía tradicional, aplicada especialmente por los jesuitas, surgiendo esta nueva
concepción, junto a los cambios de mentalidad de la época, a mediados del siglo XIX,
aunque su relevancia se adquirió recién en el siglo XX, sin que la anterior desaparezca.
Muchos de los principios tradicionales, los observamos vigentes en la actualidad y a veces
mezclados con las modernas concepciones.
A esa escuela tradicional del alumno receptor pasivo, sumiso, se pasa gradualmente al
alumno protagonista, descubridor, agente de su propio aprendizaje.

Fue Rousseau (1712-1778) quien considera que el mejor aprendizaje que puede hacer un
niño es mediante el contacto con la naturaleza. Piaget descubre las etapas evolutivas en la
maduración del ser humano, dejando el niño de ser un adulto pequeño, para poseer
características propias.

Acompañando a la evolución histórica, la pedagogía no fue ajena al proceso de la


Revolución Industrial, donde se intentó la formación técnica, transfiriéndose la dimensión
de eficacia, de la fábrica, al ámbito escolar.

Uno de los pedagogos más característicos de la corriente llamada moderna es el suizo


Juan Enrique Pestalozzi, que vivió entre 1746 y 1827, proponiendo un aprendizaje gradual
que partiera de la experiencia, que comprendiera la moral, la sociabilidad, la actividad
física y la religión, para ambos sexos, integrando al estudio, las tareas agrícolas,
aprendiendo en contacto con la naturaleza y en libertad.

Irá así surgiendo un nuevo concepto de educación, educación para la vida en libertad, con
un profesor que acompaña al alumno a descubrir el mundo que lo rodea, que lo estimula a
crear, a imaginar a repensar los conceptos establecidos, poniéndolo al alumno como
centro pensante y crítico del proceso, sin repeticiones memorísticas, sino formando
convicciones, a través del análisis y la fundamentación.
FAMILIAS FUERTES -AMOR Y LIMITE
El programa está orientado a mejorar la salud y el desarrollo de los y las adolescentes
entre 10 – 14 años de edad, para prevenir conductas de riesgo, a través de la promoción
de la comunicación entre padres e hijos.
EL programa ha sido adaptado al contexto Latinoamericano por la Organización
Panamericana de la Salud (OPS/OMS) del Strengthening Families Program (ISFP),
desarrollado en 1992 por la Universidad del Estado de Iowa

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