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religiosos
En el evangelio de Marcos encontramos una amplia representación de la
vida religiosa de los judíos. Marcos menciona a los sacerdotes y
sumos sacerdotes, fariseos y escribas, saduceos, ancianos y
herodianos. Cada grupo con su diferente inclinación teológica, pero
unidos alegremente en contra de Jesús. Al comienzo del evangelio
la oposición es principalmente teológica, probando y juzgando a
Jesús en temas como quién puede perdonar pecados (2:7), porqué
Jesús comía con pecadores (2:16), porqué Sus discípulos no
ayunaban (2:18) y qué se puede y qué no se puede hacer en el día
de reposo (2:24).
Estos religiosos siguieron a Jesús con la Ley de Dios en una mano y sus
buenas tradiciones (“siempre lo hemos hecho así”) en la otra,
analizando cada cosa que Jesús decía, hacía o permitía. Un día
algunos discípulos de Jesús comenzaron a comer sin lavarse las
manos. Obviamente es una buena costumbre el lavarse las manos,
pero para estos administradores religiosos esto se había convertido
en una ley. Marcos dedica 23 versículos (7:1-23) a explicar la
perspectiva de Jesús: lo externo nunca ensucia al creyente. Lo que
contamina a una persona es lo que está dentro de ella. La realidad
interna es siempre más importante que lo externo.
Primero debía venir Elías. Dado que Elías no había venido todavía, Jesús
no podía ser el Cristo (9:11,12). Luego vino el argumento
institucional. En Jerusalén le preguntaron “¿Quién te dio
autoridad para hacer estas cosas?” (11:27,28). Los principales
sacerdotes eran descendientes de Aarón, una línea de autoridad
ordenada por Dios. Pero, ¿quién es este Jesús? ¿Un entusiasta
autónomo? ¿Un gurú independiente? Buscando evidencia para
juzgar y acusar a Jesús, le preguntaron acerca del divorcio (10:2) y
de lo apropiado de pagar impuestos a un César pagano (12:14).
Estoy seguro que al Señor no le molestaron sus preguntas. Fue la
actitud de juicio e hipocresía que tanto le frustraba. Ellos habían
decidido que Jesús no era el Mesías prometido, y ninguna evidencia
de lo contrario cambiaría su posición. En vez de estar agradecidos
y gozosos por la alimentación de los 4000 “vinieron entonces los
fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole señal del cielo,
para tentarle”.