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UBICACIÓN
SUS CERAMICAS
En la tumba de la Señora de Cao se
encontraron once ceramios,
pertenecientes a tres períodos
diferentes: Mochica, Salinar y
Gallinazo. Este ceramio de caolín
representa, al parecer, una escena
de la infancia de la gobernante. Una
curandera, envuelta en un manto en
forma de pallar, impone las manos a
una niña en brazos de su madre.
SU ENTIERRO
La "Señora de Cao", muestra su importancia en todos los elementos que componen su entierro. El
patio donde fue depositada tenía paredes pintadas con diseños geométricos y un ser sobrenatural
de rasgos felínicos rodeado de cóndores y serpientes. Asimismo, estaba cubierta de 18 collares de
oro, plata, lapizlázuli, cuarzo y turquesa, treinta adornos de nariz de oro y plata, diademas y
coronas de cobre dorado. Entre las muchas piezas de alfarería con las que se le enterró, destaca
un huaco (pieza de cerámica) que muestra a dos mujeres adultas que se miran frente a frente, una
de las cuales da de lactar a una pequeña.
La Dama de los Tatuajes fue sepultada con quince collares de oro, cobre y piedras
preciosas, además de sartas de aretes de cobre con incrustaciones de turquesa. Las treinta
cuentas de este collar de cobre dorado son un trabajo exquisito; cada una de las cuentas de
14 mm. de diámetro muestra un rostro con diferente expresión.
La Dama de los Tatuajes fue sepultada con quince collares de oro, cobre y piedras
preciosas, además de sartas de aretes de cobre con incrustaciones de turquesa. Las treinta
cuentas de este collar de cobre dorado son un trabajo exquisito; cada una de las cuentas de
14 mm. de diámetro muestra un rostro con diferente expresión.
Además de tener un gran valor
iconográfico, las 44 narigueras
con las que fue enterrada la
Señora de Cao son piezas de
delicada orfebrería; muchas de
ellas combinan dos metales (oro
y plata, o cobre y cobre dorado),
generando objetos hermosos que perpetúan el concepto de dualidad esencial para los
antiguos pobladores de la Costa peruana. Las narigueras le cubrían la boca, confiriendo
divinidad a lo que saliera de ella. Dos de las narigueras fueron colocadas intencionalmente
dentro de su boca para su entierro.
Las estólicas, o propulsores de lanzas, eran armas de gran contenido simbólico; eran
utilizadas en la caza ritual del venado, en la que participaban personajes de alta jerarquía.
En la tumba de la Señora de Cao se encontró por primera vez estos objetos rituales en el
entierro de una mujer.
EL FARDO
Hallar un contexto funerario intacto es motivo de júbilo para la comunidad científica. No solo
porque es muy poco frecuente, sino también porque la relación de los objetos entre sí ofrece
información valiosa sobre las creencias y costumbres de épocas pasadas. En el 2006, los
arqueólogos del Proyecto Arqueológico El Brujo hallaron intacto el mausoleo de la Señora de Cao,
enterrado intencionalmente en uno de
los edificios superpuestos de la Huaca
Cao, en el Complejo Arqueológico El
Brujo. Se trataba, por si fuera poco, de la
tumba de una gobernante mujer, de piel
tatuada y rodeada de un impresionante
ajuar funerario. Todo esto convirtió al
hallazgo de la Señora de Cao en un hito
en la arqueología peruana.
Un fardo extraordinari