You are on page 1of 6

HISTORIA DE LA SEÑORA DE CAO

Una joven madre de piel


tatuada, cubierta de joyas y de
los símbolos de poder de la
poderosa cultura Mochica,
envuelta en un fardo elaborado
y protegida por cuatro
acompañantes en su viaje al
más allá, fue hallada en el 2006
en la Huaca Cao, en el Complejo
Arqueológico El Brujo. El
hallazgo conmocionó al mundo,
y no solo porque nunca antes se
había encontrado evidencias
que señalaran con tal certeza
que en el Perú prehispánico
hubo gobernantes mujeres;
además, se trataba de un
contexto funerario intacto y de
un cuerpo increíblemente
preservado, que resolvía innumerables preguntas sobre los Mochica y al mismo tiempo
presentaba nuevos enigmas sobre las antiguas culturas de la Costa Norte.

UBICACIÓN

Las huacas de El Brujo, oficialmente conocidas


como "Complejo Arqueológico El Brujo" se
ubican sobre la margen derecha del río
Chicama, muy cerca al litoral del Océano
Pacífico, en el distrito de Magdalena de Cao,
provincia de Ascope, departamento de La
Libertad en el norte del Perú.
Sus constructores fueron los Moches, cultura
que se desarrolló en la costa norte del Perú
durante el período Intermedio Temprano (100 -
750 d.C.). La mayoría de las pirámides y demás
estructuras que forman este complejo
arqueológico datan de esa época.
Desde el año 1990 este sitio está siendo investigado por los arqueólogos del Proyecto
Arqueológico Complejo El Brujo (PACEB) a cargo del arqueólogo Régulo Franco, financiados
por la Fundación Wiese y con el apoyo de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT) y el IRC - La
Libertad.
SU HALLAZGO Y RECUPERACION
La Señora de Cao fue descubierta en el 2006 por los arqueólogos del Proyecto
Arqueológico El Brujo –liderados por Régulo Franco–, quienes se maravillaron al encontrar
este contexto funerario intacto. Conscientes del valor de este personaje, pero sin saber
aún las sorpresas que encontrarían dentro del fardo, dedicaron el máximo cuidado a
estudiar este hallazgo. Durante un trabajo prolijo y exhaustivo en laboratorio, durante seis
meses el equipo de científicos –liderados por la arqueóloga y especialista textil Arabel
Fernández López, y con la participación del Dr. John Verano, antropólogo físico de la
Universidad de Tulane y experto en la bioantropología de los Mochica– desenfardelaron el
cuerpo y descubrieron los tesoros que guardaban las 26 capas que cubrían a la Señora de
Cao.

Decorada con relucientes narigueras, coronas y collares, envuelta en primorosos textiles,


flanqueada por las armas de poder de los gobernantes Mochica, la Señora de Cao, también
conocida como la Dama de los Tatuajes, pronto atrajo la mirada del mundo entero. Además
de propiciar artículos en revistas internacionales, su réplica ha sido visitada por más de
medio millón de personas en distintos países. Este enigmático personaje es el centro del
nuevo Museo de Sitio Cao, en el que el visitante podrá ver a la Señora de Cao original
después de sumergirse en el fascinante universo de los antiguos habitantes del Valle de
Chicama.
SUS ACOMPAÑANTES

Además de la persona joven enterrada dentro de la tumba de la Señora de Cao, tres


acompañantes la protegían en su viaje al Más Allá,
enterrados en tumbas cercanas. En una de ellas se
encontró este impresionante chaleco de cuero y
textil, con aplicaciones de plumas, que
representa un personaje de rostro expresivo,
elaborado en cobre dorado, y cuyos ojos y boca
tienen delicadas incrustaciones de concha y nácar.
Un objeto similar se encontró en la Huaca de
la Luna; se cree que estuvo asociado a atributos
chamanísticos.

Además de la persona joven enterrada dentro de


la tumba de la Señora de Cao, tres acompañantes
la protegían en su viaje al Más Allá, enterrados en
tumbas cercanas. En una de ellas se
encontró este impresionante chaleco de cuero y
textil, con aplicaciones de plumas, que
representa un personaje de rostro expresivo,
elaborado en cobre dorado, y cuyos ojos y boca
tienen delicadas incrustaciones de concha y nácar. Un objeto similar se encontró en la
Huaca de la Luna; se cree que estuvo asociado a atributos chamanísticos.

SUS CERAMICAS
En la tumba de la Señora de Cao se
encontraron once ceramios,
pertenecientes a tres períodos
diferentes: Mochica, Salinar y
Gallinazo. Este ceramio de caolín
representa, al parecer, una escena
de la infancia de la gobernante. Una
curandera, envuelta en un manto en
forma de pallar, impone las manos a
una niña en brazos de su madre.
SU ENTIERRO

La "Señora de Cao", muestra su importancia en todos los elementos que componen su entierro. El
patio donde fue depositada tenía paredes pintadas con diseños geométricos y un ser sobrenatural
de rasgos felínicos rodeado de cóndores y serpientes. Asimismo, estaba cubierta de 18 collares de
oro, plata, lapizlázuli, cuarzo y turquesa, treinta adornos de nariz de oro y plata, diademas y
coronas de cobre dorado. Entre las muchas piezas de alfarería con las que se le enterró, destaca
un huaco (pieza de cerámica) que muestra a dos mujeres adultas que se miran frente a frente, una
de las cuales da de lactar a una pequeña.

Una de las cuatro coronas y diademas de cobre


dorado que se encontró en el fardo funerario.La
Señora de Cao fue enterrada con dos grandes
porras ceremoniales de madera, recubiertas con cobre dorado. Estos símbolos de poder
nunca antes habían sido hallados en la tumba de una mujer.

La Dama de los Tatuajes fue sepultada con quince collares de oro, cobre y piedras
preciosas, además de sartas de aretes de cobre con incrustaciones de turquesa. Las treinta
cuentas de este collar de cobre dorado son un trabajo exquisito; cada una de las cuentas de
14 mm. de diámetro muestra un rostro con diferente expresión.
La Dama de los Tatuajes fue sepultada con quince collares de oro, cobre y piedras
preciosas, además de sartas de aretes de cobre con incrustaciones de turquesa. Las treinta
cuentas de este collar de cobre dorado son un trabajo exquisito; cada una de las cuentas de
14 mm. de diámetro muestra un rostro con diferente expresión.
Además de tener un gran valor
iconográfico, las 44 narigueras
con las que fue enterrada la
Señora de Cao son piezas de
delicada orfebrería; muchas de
ellas combinan dos metales (oro
y plata, o cobre y cobre dorado),
generando objetos hermosos que perpetúan el concepto de dualidad esencial para los
antiguos pobladores de la Costa peruana. Las narigueras le cubrían la boca, confiriendo
divinidad a lo que saliera de ella. Dos de las narigueras fueron colocadas intencionalmente
dentro de su boca para su entierro.

Las estólicas, o propulsores de lanzas, eran armas de gran contenido simbólico; eran
utilizadas en la caza ritual del venado, en la que participaban personajes de alta jerarquía.
En la tumba de la Señora de Cao se encontró por primera vez estos objetos rituales en el
entierro de una mujer.

EL FARDO

Hallar un contexto funerario intacto es motivo de júbilo para la comunidad científica. No solo
porque es muy poco frecuente, sino también porque la relación de los objetos entre sí ofrece
información valiosa sobre las creencias y costumbres de épocas pasadas. En el 2006, los
arqueólogos del Proyecto Arqueológico El Brujo hallaron intacto el mausoleo de la Señora de Cao,
enterrado intencionalmente en uno de
los edificios superpuestos de la Huaca
Cao, en el Complejo Arqueológico El
Brujo. Se trataba, por si fuera poco, de la
tumba de una gobernante mujer, de piel
tatuada y rodeada de un impresionante
ajuar funerario. Todo esto convirtió al
hallazgo de la Señora de Cao en un hito
en la arqueología peruana.
Un fardo extraordinari

El fardo, que pesaba 120 kilos, tenía


dibujado un rostro humano en la capa exterior, a la altura de la cabeza.
Una de las telas que envolvían a la Señora de Cao era un tejido continuo de más de 70 metros, que
le daba 48 vueltas al cuerpo.
Cuando los científicos llegaron al cuerpo momificado de la Señora de Cao, descubrieron un cuenco
de metal que había sido colocado sobre su rostro. El cuenco contenía cinabrio (sulfuro de
mercurio), el mismo polvo rojizo que había sido utilizado para preservar su cuerpo.

You might also like