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1. Cuestiones generales.
Introducción.
Tras la ingenua afirmación de que el Estado tiene que “vivir”, suele ocultarse
generalmente la voluntad desbordada de que el Estado viva en la forma que
estiman correcta aquellos que se aprovechan para sus fines particulares de la
justificación del “Estado de necesidad política”
Hans Kelsen
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circunstancia. Además, en los decretos que se expidan no pueden restringirse ni
suspenderse el ejercicio de los derechos a la no discriminación, al reconocimiento
de la personalidad jurídica, a la vida, a la integridad personal, a la protección a la
familia, al nombre y a la nacionalidad. Tampoco pueden restringirse ni suspenderse
los derechos de la niñez; los derechos políticos; las libertades de pensamiento,
conciencia y de profesar creencia religiosa alguna; el principio de legalidad y de no
retroactividad; la prohibición de la pena de muerte; la prohibición de la esclavitud y
de la servidumbre; la prohibición de la desaparición forzada y de la tortura, así como
las garantías judiciales indispensables para la protección de tales derechos.
El orden jurídico, que es uno de los elementos substanciales que componen el ser
del Estado, si bien es creado por éste en ejercicio de dichas potestades o facultades
distintivas de su actividad soberana, una vez que adquiere el carácter de vigente,
se reviste de imperatividad y somete a sus mandatos al poder estatal mismo. Éste,
en consecuencia, no obstante ser el elemento causal inmediato del orden de
derecho, se convierte en el objeto regulado por las normas constitutivas de los
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diversos ordenamientos que integran el sistema o régimen legal, cuya
obligatoriedad y coercitividad general Se manifiestan en diferentes y numerosos
cuerpos jurídico-normativos.
Ahora bien, entre los distintos conjuntos reguladores que someten inmediata
o mediatamente la actividad del Estado (como sucede, respectivamente, con las
normas de Derecho Público y con las de Derecho Privado), desarrollada por las
diversas autoridades que componen el gobierno integral de la entidad política dentro
de su concerniente ámbito de competencia, existe una jerarquía de validez y
aplicabilidad normativas, ocupando la Constitución en tal gradación, el sitio
preeminente y fundamental. Dicho ordenamiento, por virtud de esta circunstancia,
está investido de supremacía respecto de todos los demás cuerpos legales, como
se advierte en sus artículos 41 y 133.
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secundarias en general (leyes federales, constituciones locales, leyes locales,
reglamentos, etc.).
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circunstancia vendría a restar la efectividad y rapidez necesarias para hacer frente
al mal, previniéndolo y conjurándolo. Por ende, atendiendo al estado de emergencia,
las normas constitucionales y legales que impongan a las autoridades la
observancia necesaria de requisitos o condiciones que signifiquen un menoscabo a
las características que debe reunir la actividad del gobierno para prevenir o remediar
los trastornos públicos inherentes a la situación anómala, deben cesar en su
vigencia en forma temporal y transitoria mientras tal estado de cosas subsista.
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Ahora bien, el desarrollo de las funciones extraordinarias en el ámbito
legislativo implica o trae como consecuencia la expedición de lo que se llama leyes
de emergencia, cuya validez y alcance, como veremos posteriormente, están en
razón directa con los dos fenómenos jurídicos mencionados con antelación, a saber:
a) con la cesación de vigencia constitucional y legal a que nos referíamos, y b) con
la extensión constitucional de las facultades extraordinarias, la cual, a su vez está
limitada por dicha cesación.
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Justificación del régimen de excepción.
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situación, pero si se verificase en tiempo de receso, se convocará sin demora al
Congreso para que las acuerde.
Ahora bien, consideramos que a fin evitar una práctica como la razón de
Estado que en el mundo jurídico-positivo es criticable, el Constituyente la convirtió
en derecho positivo, estableciendo los lineamientos necesarios para su activación,
lo cual, desde luego, no elimina por completo la posibilidad de dicha práctica de
razón de Estado, pero al menos, genera la dificultad para acudir a ella sin antes
agotar los medios que el propio Estado de derecho propone. Es decir, si bien es
cierto que la razón de Estado y el procedimiento previsto en el artículo 29°
Constitucional no deben confundirse, también lo es que permiten vislumbrar una
relación de conexidad, mediante la cual, en algunos casos, el Estado de derecho, a
través del derecho positivo, impide la justificación doctrinaria de la razón de Estado
(que es contraria al derecho).
Así, "en los sistemas jurídicos de derecho escrito, la ley fundamental resuelve
la regulación normativa de este fenómeno, y si no se respeta o no contempla su
reglamentación, la aplicación de las medidas señaladas se traducen en el
quebrantamiento de la Constitución". (Sanchez, 1999). El régimen que se genera
con la aplicación del 29° Constitucional es conocido también como régimen de
excepción o estado de sitio. (Madrazo, 1993).
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Dicha medida, aunque prevista por el ordenamiento jurídico, lo esfuerza a un
límite que, no obstante, permisible, puede llamar a apetitos dictatoriales o
generadores de cambios jurídicos que den muerte al sistema establecido, hasta
entonces válido y regente.
Obsérvese que al igual que las funciones previstas en los incisos a), b) y c);
la suspensión de garantías no puede considerarse una función del orden federal o
del orden local. Es un procedimiento constitucional, establecido por la Constitución
en relación con sus propias normas constitucionales (las que establecen derechos
fundamentales). Aunque las autoridades que intervienen en el procedimiento
pertenecen al orden federal, al momento en que participan en el procedimiento que
nos ocupa, lo hace como autoridades del orden constitucional, pues la norma que
aplican y justifica su actuación no es una norma federal, sino la Constitución.
Finalmente, el resultado de su actuación será una norma jurídica jerárquicamente
superior a las federales o locales; de igual forma, someterá a dichos órdenes
jurídicos inferiores.
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Tres figuras paralelas: la suspensión de garantías, la restricción de éstas y las
facultades extraordinarias, sus diferencias.
Suspensión
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El carácter ejecutivo le viene de ciertas circunstancias particulares: por
cuanto a que de él derivan facultades únicamente para el Presidente de la
República; por cuanto a que por dichas facultades éste asume funciones que no
admiten espera ni permiten diferimientos, son de aplicación inmediata y
frecuentemente inapelable; lo es también por cuanto a que se da por mandamiento
constitucional una alta concentración de poder en una persona.
Limitación
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Restricción y suspensión
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De la diferencia entre las definiciones entre Derechos y Garantías
Por lo que teniendo esto presente se hace necesario delimitar las diferencias
entre ambos términos (derechos y garantías), ya que si bien es cierto están bien
relacionados, no son iguales, ya que poseen características propias de su
naturaleza que lo hacen distintos, pero a la vez interdependientes, para la
justificación de su existencia dentro del Sistema Jurídico en general.
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Así, con estas breves pero eficaces diferenciaciones de los términos,
podemos concluir, utilizando una pintoresca, analogía jurídica, que la garantía es
para el derecho, lo que una medida cautelar es para el proceso judicial, es decir es
una herramienta de consolidación para su real materialización y posterior disfrute
ante una eventual vulneración del valor establecido reconocido por la norma jurídica.
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prevenciones generales y sin que la restricción o suspensión se contraiga a
determinada persona. Si la restricción o suspensión tuviese lugar hallándose el
Congreso reunido, éste concederá las autorizaciones que estime necesarias para
que el Ejecutivo haga frente a la situación; pero si se verificase en tiempo de receso,
se convocará de inmediato al Congreso para que las acuerde.
Sin embargo, esto no es así, ya que, si bien es cierto bajo la lectura superficial
de la norma nacional e incluso internacional, se podría afirmar lo dicho en el párrafo
anterior, lo cierto es que, en un estudio de derecho comparado, Marcial Rubio
Correa en su obra exegética “Estudio de la Constitución Política Peruana de 1993”
(Artículo 137° Constitucional), cuando se hace la siguiente interrogante ¿las
personas tienen o no tienen los derechos cuyo ejercicio ha sido suspendido o
restringido?, responde :
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“La suspensión no implica en ningún caso la desaparición del derecho, sino
la sustitución de su regulación ordinaria por otra extraordinaria, pero que
sigue siendo una regulación, esto es un régimen normativo o de legalidad;
(…). En otras palabras, los derechos suspendidos son derechos
transformados” (Yupanqui, 1992)
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extraordinaria, que hace cuestionable que se ejerza de tal manera como si se
estuviese en una situación de anormalidad.
(. . . )
Facultades extraordinarias
Por virtud del acto del congreso de la unión por medio del cual concede
facultades extraordinarias al presidente de la república, en los términos del artículo
29 constitucional, éste es autorizado en forma temporal y transitoria, a ejercitar un
cúmulo de facultades expresamente determinadas, que ordinariamente son
confiadas a un órgano colegiado.
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Del sistema que norma la institución de las facultades extraordinarias es lícito
inferir que continúa siendo aplicable el principio de legalidad: por ser el presidente
de la república una autoridad, le corresponde como campo de acción todo aquello
que le confiere la constitución y la autorización del congreso de la unión, lo no
conferido o autorizado lo tiene prohibido.
Ninguna circunstancia, grave o especial, puede motivar que, sin existir una
previa suspensión de garantías, se otorguen facultades extraordinarias al
presidente de la república. Las que se han otorgado sin mediar esa condición, han
sido violatorias del artículo 29° Constitucional y el hecho de que la corte haya
declarado constitucionales los actos legislativos del presidente de la república
tienen como explicación un acto de servilismo.
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oficial de la federación [artículos 3 y 4 del código civil]. Es el conocimiento que se
adquiere e presume por virtud de la publicación de una ley el que la hace obligatoria
y aplicable. La publicidad del acto legislativo es necesaria aún en los casos de
suspensión de garantías y tratándose de leyes de emergencia. El cumplir con este
requisito es más indispensable por cuanto a que las consecuencias que para los
habitantes del país derivan de este tipo de leyes son más nocivas, drásticas o
graves.
“…en ningún caso, salvo lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 131, se
otorgarán facultades extraordinarias para legislar”.
Es lógico que sea así; tenía que existir congruencia en los textos
fundamentales; el artículo 29 alude a prevenciones generales en lo relativo a
suspensión de garantías individuales.
De esas dos formas en que puede manifestarse la acción del congreso son
susceptibles de ser delegadas únicamente las materias que habiéndole sido
atribuidas pueden derivar en una ley; ésa es la inferencia lógica que debe
desprenderse del artículo 49 antes citado. No es factible que el congreso delegue
el ejercicio de aquellas materias que necesariamente deriven en un decreto. El
otorgamiento de facultades es una institución de interpretación estricta, sólo puede
estar referida a los actos expresamente determinados por el propio texto
fundamental, éste alude únicamente a la actividad legislativa.
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momentos, circunstancias o materias, que no tienen el atributo de ser generales ni
abstractas, por lo mismo no son susceptibles de auxiliar en los casos de una
emergencia o situación grave, que son los supuestos previstos en el artículo 29 y
que pueden motivar tanto la suspensión, como el otorgamiento de facultades
extraordinarias.
Artículo 92. Todos los reglamentos, decretos, acuerdos y órdenes del Presidente
deberán estar firmados por el Secretario de Estado a que el asunto corresponda, y
sin este requisito no serán obedecidos.
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relación con las fuerzas armadas puede ser delegada la facultad de alterar las leyes
que las organizan y reglamentan (XIV); la de organizar y reglamentar la guardia
nacional, sin alterar su estructura democrática ni su dependencia de los gobiernos
de los estados, cuando ella se encuentre dentro de sus respectivos territorios (XV);
la de alterar y aun derogar las leyes vigentes y expedir otras nuevas en relación con
nacionalidad, condición jurídica de extranjeros, ciudadanía, naturalización,
colonización, emigración, inmigración, y salubridad general de la república; es de
advertirse que en casos de suspensión de garantías y de otorgamiento de
facultades extraordinarias, si las razones que las ameritaron tienen que ver con
materias de salubridad. el consejo de salubridad general o el departamento de
salubridad, dado que dependen directamente del presidente de la república, pueden
cesar temporalmente en el ejercicio de las funciones que la constitución les confiere
(XVI); para alterar y aún subsistir las leyes vigentes sobre vías generales de
comunicación, postas, correos yaguas de Jurisdicción federal; el congreso de la
unión no le puede delegar la facultad de legislar en materia de vías locales de
comunicación ni en lo relativo a aguas confiadas a los estados (XVII).
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la unión; en algunos casos la negativa se desprende de la naturaleza de ellas, en
otros, de la interpretación rigurosa y técnica de la constitución:
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Tampoco se le puede facultar para que en substitución del congreso arregle
los problemas de límites que pudieran darse entre los territorios de dos o más
estados; en principio se trata de una facultad administrativa, por ella el congreso
certifica la ausencia de violencia, dolo o daño para alguna de las partes
contratantes; por otro lado, la intervención que se confiere al congreso siempre es
a petición de las partes contratantes y previo convenio que ellas han celebrado. Ésta
es una posibilidad, la otra es la contenciosa, su resolución ha sido confiada a los
tribunales de la federación, concretamente a la suprema corte de justicia [artículos
73, frac. IV; 104, frac. IV y 105).
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diputados de constituirse en colegio electoral para calificar de una elección
presidencial.
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Principios rectores del estado de emergencia.
Como toda figura jurídica, se rige por reglas o principios que se deben de
tomar en cuenta para hacer una declaratoria de Estado de Emergencia:
Principio de Legalidad.
Principio de Proclamación.
A) Justificación del Estado de Emergencia (es decir las causas que motivaron la
declaratoria de Emergencia).
C) Tiempo de duración.
D) Medidas autorizadas.
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Principio de Notificación.
Principio de proporcionalidad.
Este principio apunta a la necesaria adecuación que debe existir entre las
medidas adoptadas y la gravedad de la crisis. Enunciando de manera similar tanto
en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y la Convención
Americana, implica que las restricciones o suspensiones impuestas lo sean “en la
medida estrictamente limitada a la exigencia de la situación”.
Principio de no discriminación.
Los tratados sobre derechos humanos determinan que las restricciones a los
derechos humanos no pueden implicar discriminación. Al respecto, Despouy ha
observado que este principio constituye una condición esencial para el ejercicio de
los derechos que no pueden ser restringidos.
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Ejemplo de ello es el riesgo que se crearía para personas quienes por su
actividad
Principio de necesidad.
Este principio exige que las medidas de excepción se justifiquen sólo cuando
sea "estrictamente necesario" recurrir a ellas en forma temporal para lo cual deben
cumplirse todos los requisitos establecidos en las normas jurídicas.
El principio de necesidad tiene como objetivo impedir que los Estados ejerzan
sus facultades extraordinarias en situaciones de crisis ficticias o en crisis menos
graves que pueden ser superadas en un contexto de normalidad.
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2. La suspensión de garantías individuales.
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disposiciones constitucionales, no debemos olvidar que el mismo debe realizarse
con estricto respeto a las propias normas que lo regulan. Continuaremos dentro de
la vigencia de un Estado de derecho.
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de acuerdo con el Ejecutivo federal en refrendar la solicitud de suspensión de
garantías, podría ser destituido, para nombrar a una persona que sí conviniera con
dicha propuesta.
Las causas que pueden dar lugar a una suspensión de garantías no están
establecidas en la Constitución en forma limitativa, sino enunciativa. En dicha
máxima norma se expresa que la suspensión podrá tener lugar "en los casos de
invasión, perturbación grave de la paz pública, o de cualquier otro que ponga a la
sociedad en grave peligro o conflicto...".
Ahora bien, debe observarse que salvo el primer caso (el de invasión), los
dos restantes requieren de una decisión discrecional del poder público en la medida
en que corresponde a éstos decidir cuándo se considera que el Estado se encuentra
en una situación que se traduzca en perturbación grave de la paz pública (con
movimientos armados, por ejemplo) o de cualquier otro que ponga a la sociedad en
grave peligro o conflicto. Dicha apreciación corresponde observarla a todas las
autoridades que intervienen en el procedimiento constitucional que nos ocupa.
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Por lo que respecta a la abstracción, ésta se genera en cuanto a que la
suspensión de garantías no desaparece por el hecho de aplicarse la norma jurídica.
En efecto, no debemos confundir la abstracción de la norma, con el hecho de la
desaparición de la misma por agotar su temporalidad o por desaparecer las causas
que generaron su emisión.
1. Ámbito personal
2. Ámbito temporal
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La reflexión anterior nos lleva a considerar si la solicitud de suspensión de
garantías puede volver a realizarse en caso de que el tiempo por el que fue otorgada
fenezca sin que se haya resuelto el origen del problema o regresado a la normalidad
social prexistente. Concluimos que el Ejecutivo puede iniciar el procedimiento
cuantas veces lo estime oportuno, y la norma constitucional encomienda la
posibilidad de la misma a la prudencia y discrecionalidad de las autoridades a las
que confía la medida.
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Asimismo, si hemos advertido que la medida suspensiva puede terminar con
anterioridad a la vigencia temporal que le fue impresa, también debemos meditar
respecto de las autoridades que participarían en dicho acto.
3. Ámbito espacial
4. Ámbito material
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individuales contenidas en nuestra Constitución para hacer frente a la situación de
riesgo. En este punto, debe observarse que todas las garantías individuales son
susceptibles de ser suspendidas a través de este procedimiento, caso que no
ocurría en la Constitución de 1857, puesto que, en el procedimiento contenido en
dicha carta magna, se establecía la prohibición de suspender las garantías que
asegurasen la vida del hombre.
Mención especial merecen en este apartado los derechos políticos, toda vez
que, aunque de igual forma podrían restringirse el tiempo que dure la suspensión,
la medida debe ser tomada con la correlativa responsabilidad a efecto de evitar el
abuso de poder y con ello el sostenimiento del mismo a favor de un dictador que
intente prolongarse en el tiempo con apariencia constitucional.
5. Fundamentación y motivación
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6. Facultades extraordinarias
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de la medida suspensiva, se podría dejar sin efecto alguno la vigencia (aunque en
forma temporal) de la norma fundamental; es decir, el artículo 29 constitucional se
podría convertir en un "hoyo negro" por el que se vaciara la totalidad del régimen
constitucional.
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no implica que las autoridades locales puedan desobedecer el principio de división
de poderes establecido en la Constitución y, por ende, no están facultadas a otorgar
facultades extraordinarias a favor de autoridad alguna, como podría ser el
gobernador del estado, así como tampoco podrán actuar desobedeciendo principios
constitucionales diversos. Lo anterior además de que la suspensión de garantías no
implica la suspensión o inobservancia de los ordenamientos jurídicos locales, por lo
que dichas autoridades deberán continuar actuando en estricto apego a sus normas
mientras éstas se encuentren vigentes.
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puesto que sería inadecuado suponer que, por no permitirse las citadas
observaciones, en un caso de emergencia, se tuviera que negar la misma.
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Los razonamientos expresados en líneas anteriores no operan tratándose del
otorgamiento de facultades extraordinarias, puesto que éstas son decretadas desde
luego, única y exclusivamente, y en un solo acto, por el Congreso de la Unión.
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La suspensión de garantías de 1942. El restablecimiento del orden constitucional
en 1945.
“Decreto que autoriza al Ejecutivo Federal para declarar el estado de guerra entre
México y Alemania, Italia y Japón.
“ARTÍCULO PRIMERO. - Se declara que a partir del día veintidós de mayo de mil
novecientos cuarenta y dos, existe un estado de guerra entre los Estados Unidos
Mexicanos y Alemania, Italia y Japón.
“TRANSITORIOS:
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“ARTÍCULO PRIMERO. - Esta Ley entrará en vigor a partir de su publicación en el
“Diario Oficial”.
“TRANSITORIOS:
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“ARTÍCULO 2°. - En esa misma fecha empezará a surtir sus efectos en todo el país
y para todos sus habitantes, la suspensión de garantías, materia del presente
decreto, sin que se requiera la reglamentación a que se contrae el artículo 3°.”
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condición de Estado neutral ante la conflagración bélica que estalló en septiembre
de 1939 en Europa, para asumir la condición de país beligerante en la Segunda
Guerra Mundial dentro del bloque de las Naciones Aliadas en defensa de la libertad,
los derechos fundamentales y la democracia, frente a las entonces Potencias del
Eje.
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de dicho Decreto se establece que con base en lo dispuesto por el artículo 2° del
Decreto del 1° de junio de 1942 en materia de suspensión de algunas garantías
individuales y otorgamiento de facultades extraordinarias al Presidente de la
República durante el tiempo en que México permanezca en estado de guerra con
Alemania, Italia y Japón, debe quedar insubsistente a la terminación de las
hostilidades entre las Naciones Unidas y Japón…, “sin embargo, el precipitado
tránsito del estado de emergencia al régimen jurídico normal podría provocar graves
complicaciones en la vida de México, habida cuenta de la situación creada por la
guerra”. En ese sentido, se expuso que “mientras no se concierten los tratados de
paz respectivos, sería prematuro dictar disposiciones sobre la suerte de las
propiedades que los nacionales del Eje tienen en el país y que fueron intervenidas
por el Gobierno de la República”. Al efecto, se emitieron los siguientes preceptos:
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computarse cualquier plazo en relación con los asuntos que competen a esa
dependencia.” Posteriormente, en el Diario Oficial de la Federación del 1° de octubre
de 1945 se publicó el Decreto aprobado por el H. Congreso de la Unión en términos
de proceso legislativo constitucional, el Decreto que levanta la suspensión de
garantías decretada el primero de junio de 1942, con las excepciones que se
especifican. Y, finalmente, en el Diario Oficial de la Federación del 28 de diciembre
de 1945 se publicó el Decreto aprobado mediante el proceso legislativo
correspondiente por el H. Congreso de la Unión que levanta la suspensión de
garantías decretada el 1° de junio de 1942, y restablece el orden constitucional,
ratificando y declarando vigentes las disposiciones que el mismo especifica. En
atención a la naturaleza de la iniciativa que se plantea, es pertinente señalar que en
el Decreto mencionado enforma inmediata anterior, se dejaron sin efecto algunas
disposiciones dictadas durante la situación de emergencia derivada del estado de
guerra, destacadamente la Ley de Prevenciones Generales del 11 de junio de 1942,
la Ley Reglamentaria de su artículo 1°, de 9 de septiembre de 1942, y en general
las disposiciones expedidas por el Presidente de la República en ejercicio de la
facultad que se le confirió en el artículo 3° del Decreto del Congreso de la Unión del
1° de junio de 1942 (es decir las prevenciones generales dictadas para reglamentar
los términos de la suspensión de garantías). A su vez, se ratificaron y declararon
vigentes diversas disposiciones dictadas por el Ejecutivo Federal durante la
emergencia, destacadamente en materia hacendaria; legislativa en los ramos de la
administración pública, salvo las expedidas con vigencia limitada a la emergencia o
basadas en la suspensión de alguna garantía individual; de leyes emanadas del
Ejecutivo durante la emergencia en materia de intervención del Estado en la vida
económica; de arrendamientos del 1° de julio y 19 de octubre de 1942; de
compensaciones de emergencia al salario insuficiente; de contratos colectivos de
carácter obligatorio; de la campaña contra el analfabetismo, y de ley sobre la
propiedad y negocios del enemigo. Como puede colegirse de las anteriores
referencias normativas y de orden legislativo, en su oportunidad se determinó por
las vías formales la cesación de las hostilidades con las otrora Potencias del Eje,
así como el levantamiento de suspensión de algunas garantías individuales con
motivo del estado de guerra. Cabe señalar que las normas relacionadas con el
estado de guerra que fueron materia de análisis para su abrogación o, en su caso,
ratificación de las mismas por parte del H. Congreso de la Unión, se constriñeron al
orden legislativo derivado del uso de facultades extraordinarias para legislar por
parte del Presidente de la República, en términos estrictos de lo dispuesto en ese
momento por el artículo 29 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, sin hacerse mención alguna a la Ley para Conservar la Neutralidad del
País de 1939. Es decir, no se formuló referencia alguna a lo ordenamiento que nos
ocupa en la presente iniciativa. (Burgos, 1939)
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3. Las facultades extraordinarias al ejecutivo federal.
"Subsiste el fuero de guerra solamente para los delitos y faltas que tengan exacta
conexión con la disciplina militar. La ley fijará con toda claridad los casos de esta
excepción".
Fue con vista a esta disposición que el presidente Benito Juárez, recurriendo a la
fórmula "...en uso de las amplias facultades con que me hallo investido...", con fecha
25 de enero de 1862, con el fin de contar con elementos para perseguir y castigar
a los partidarios de la intervención, fue que dio la Ley para castigarlos delitos contra
la nación, contra el orden, la paz pública y las garantías individuales; en ella, por lo
que hace a las autoridades judiciales competentes para aplicarla, se disponía lo
siguiente:
" La autoridad militar respectiva es la única competente para conocer de los delitos
especificados en esta ley, a cuyo efecto, luego que dicha autoridad tenga
conocimiento de que se ha cometido cualesquiera de ellos, bien por la fama pública,
por denuncia o acusación o por cualquier otro motivo, procederá a instruir la
correspondiente averiguación con arreglo a la ordenanza general del ejército, y a la
ley del 15 de septiembre de 1857, y la causa, cuando tenga estado, se verá en
consejo de guerra ordinario, sea cual fuere la categoría, empleo o comisión del
procesado. En los lugares donde no hubiere comandantes militares o generales en
jefe, harán sus veces los gobernadores de los estados".
Y también fue, con vista al indicado precepto, que el presidente Porfirio Díaz, el 16
de marzo de 1911, mediante decreto de suspensión de garantías individuales,
dispuso lo siguiente: "A los culpables aprehendidos in fraganti delito y que tengan
señalada la pena capital, se les aplicará ésta sin más requisito que el levantamiento
de una acta por el jefe de la fuerza aprehensora, en que se hará constar la
comprobación del cuerpo del delito, el hecho de la aprehensión in fraganti y la
identificación de las personas culpables".
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que corresponde conocer de las que define y castiga la ley de 25 de enero de 1862,
y se perseguirán, y averiguarán, y castigarán en los términos y con los
procedimientos que señala el decreto número 14, de 12 de diciembre de 1913".
El fuero militar, por ser una excepción al principio general previsto en el artículo 13,
debe ser de alcances limitados y sólo puede comprender los casos específicamente
determinados, sin que pueda extenderse a otro tipo de personas o supuestos.
Constitución de 1917
En la exposición de motivos del proyecto del Primer Jefe se reprochó que se hubiera
dado “sin el menor obstáculo al Jefe del Poder Ejecutivo la facultad de legislar sobre
toda clase de asuntos, habiéndose reducido a estola función del Poder Legislativo,
el que de hecho quedo reducido al delegar facultades…”.
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términos: “No podrán reunirse dos o más de estos Poderes en una sola persona o
corporación, ni depositarse el Legislativo en un individuo, salvo el caso de facultades
extraordinarias al Ejecutivo de la Unión, conforme a lo dispuesto en el artículo 29”.
Esta última excepción fue lo que se adicionó al precepto, por lo que quedó
establecido claramente que sólo en el caso del artículo 29, procedía la delegación
de facultades legislativas. Tal cosa quedó aclarada en el dictamen de la Comisión,
en los siguientes términos: “En todos estos casos vienen, por la fuerza de las
circunstancias, a reunirse en el personal de un Poder dos de ellos, si bien esto
sucede bajo la reglamentación estricta del artículo 29, la vigilancia de la Comisión
Permanente y por un tiempo limitado. Pero la simple posibilidad de que suceda, es
bastante para ameritar la excepción al principio general que antes se ha
establecido”. Lo mismo quedó corroborado durante la discusión cuando el diputado
Machorro Narváez, miembro de la Comisión, dijo lo siguiente: “el artículo 49 no es
sino una consecuencia lógica del artículo 29.
Ahora veamos si en el caso del artículo 29, ya aprobado, puede presentarse el caso
de que se reúnan en una sola persona dos poderes. Dice el artículo 29: “…Y muy
bien pudiera ser que las prevenciones generales a que el artículo leído se refiere,
tuvieran algún aspecto de disposiciones legislativas y para que en ese caso no se
alegara que las disposiciones que diera el presidente eran nulas, porque no estaba
autorizado a darlas y no le correspondían, por ser atribuciones del Poder Legislativo,
se hace la salvedad de que en ese caso si podrá el también dicta disposiciones
generales con carácter legislativo”.
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Suprema Corte pronunció una ejecutoria, justificando aquella delegación en
términos tan amplios que causan asombro. Dijo la Corte: “El Decreto de 8 de mayo
de 1917, que concedió al Ejecutivo facultades extraordinarias en el ramo de
hacienda, capacitándolo para expedir todas las leyes que deben normar el
funcionamiento de la Hacienda Pública Federal, no limitó esas facultades a la
expedición de la Ley de Ingresos y del Presupuesto de Egresos, y aunque el
Congreso de la Unión haya expedido dichos presupuestos para el año fiscal de
1923, eso no significa que cesaron las facultades del Ejecutivo para expedir las
demás leyes necesarias para el funcionamiento de la Hacienda Pública, creando
fondos de ingresos permanentes, que son considerados al promulgar las leyes de
ingresos y de egresos, que tienen un carácter transitorio; y la expedición por el
Congreso, de dichos presupuestos, incapacitó al Ejecutivo Federal para legislar sólo
respecto de ellos, durante ese año”.
¿Cuál fue la actitud del Poder Judicial Federal ante esta situación tan abiertamente
contraria a la Constitución? Para justificarla, pareciera imposible ayer, un argumento
siquiera medianamente serio. A falta de toda otra razón, la Corte echó mano de un
argumento inspirado en el de Landa y Vallarta, que tanto éxito había alcanzado bajo
la vigencia de la Constitución del 57. La jurisprudencia de la Corte, constantemente
reiterada, se concretó en los siguientes términos: “Las facultades extraordinarias
que concede el Poder Legislativo al Jefe del Ejecutivo en determinado ramo, no son
anticonstitucionales, porque esa delegación se considera como cooperación o
auxilio de un Poder a otro, y no como una abdicación de sus funciones de parte del
Poder Legislativo”.
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agosto de 1938, consistió en las siguientes palabras: “en ningún otro caso se
otorgarán al Ejecutivo facultades extraordinarias para legislar”.
En abierta oposición con la realidad, el jefe del Poder Ejecutivo no cumple con la
facultad que el Congreso de la Unión le otorgó para aumentar, disminuir o suprimir
las cuotas de las tarifas de exportación e importación expedidas por el propio
Congreso, y para crear otras; así como para restringir y para prohibir las
importaciones, las exportaciones y el tránsito de productos, artículos y efectos,
cuando lo estime urgente, a fin de regular el comercio exterior, la economía del país,
la estabilidad de la producción nacional, o de realizar cualquiera otro propósito en
beneficio de la nación.
La adición tuvo como objeto, permitir que el Ejecutivo estuviera facultado por el
Congreso para regular el comercio exterior la economía del país, pero, sobre todo,
la estabilidad de la producción nacional en beneficio del país y modificar las medidas
arancelarias y no arancelarias tendientes a la regulación del comercio exterior.
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Si bien es cierto que la reforma constitucional de 1951 ratificó el principio de que
originalmente la facultad de regular el comercio exterior del país mediante la
utilización de las medidas arancelarias y no arancelarias, corresponde de manera
exclusiva al Congreso de la Unión y sólo por excepción, cuando el órgano legislativo
lo estime conveniente, para los efectos previstos en el propio ordenamiento
constitucional, podrá facultarse al Ejecutivo para que, cuando se estime urgente,
sea él y no el Congreso quien defina el tratamiento arancelario y no arancelario que
se dará a las operaciones de comercio exterior en nuestro país. En todo caso, el
Ejecutivo queda obligado a informar al Congreso anualmente sobre el uso que
hubiese hecho de la facultad concedida y el Congreso debe calificar la actuación
del Ejecutivo cerciorándose de que efectivamente se haya utilizado dicha facultad
para enfrentar casos de urgencia debidamente justificados.
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4. La reforma constitucional en materia de suspensión de garantías.
Una de las reformas más relevantes publicada en el decreto del 10 de junio de 2011
es la que se refiere al artículo 29 constitucional. Con la modificación cambió de
manera sustantiva la regulación constitucional de una de las figuras más
controvertidas de nuestro ordenamiento jurídico: la restricción o suspensión del
ejercicio de los derechos humanos y de sus garantías. Frente a la redacción
anterior, el nuevo texto del artículo 29 —sin llegar a ser óptimo—, constituye un
avance significativo. No sólo porque ahora se cuenta con una redacción
constitucional más clara y moderna, sino también —y quizá, sobre todo— porque
ahora se contemplan de manera expresa y puntual los límites formales y materiales
que deben observarse en caso de que —ante una situación de peligro
excepcional— el presidente de la República decida echar mano de una medida de
tanta gravedad.
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La restricción o suspensión del ejercicio de los derechos y garantías debe estar
fundada y motivada en los términos establecidos por esta Constitución y ser
proporcional al peligro a que se hace frente, observando en todo momento los
principios de legalidad, racionalidad, proclamación, publicidad y no discriminación.
Por lo que se refiere al límite que conlleva que el presidente requiera el acuerdo de
sus colaboradores cercanos para decretar la medida, no puede considerarse como
un mecanismo de control político porque, como sabemos, la remoción de dichos
funcionarios corresponde, precisamente, al presidente de la República, situación
que podría cambiar si se concede —como muchos estudiosos han sugerido—
autonomía política y de gestión a la Procuraduría General de la República. Pero
hasta ahora todos los funcionarios contemplados por la norma constitucional
dependen directamente del presidente, por lo que no representan un control a sus
decisiones. Sin embargo, la exigencia de que exista una aprobación de la medida
de suspensión por parte del Congreso de la Unión (o, en sus recesos, de la
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Comisión Permanente) sí constituye una medida de ‘control político’ por parte del
órgano Legislativo.
57
1857 o de la postura que llevó a los constituyentes de 1917 a prever que la
suspensión alcanzara incluso al derecho a la vida, la reforma constitucional de 2011
impone límites sustantivos a la figura de la suspensión de derechos. Esos límites
están constituidos por un conjunto amplio de derechos humanos fundamentales y
por las garantías judiciales indispensables para la protección de los mismos. Con
ello, de paso, se advierte que la suspensión o restricción de derechos no conlleva
la inactividad de los jueces como instancias de garantía de los derechos frente a los
otros poderes del Estado.
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Por lo que se refiere a la libertad de “profesar creencia religiosa alguna”, la
fórmula fue incorporada por los propios diputados; ello en sustitución de la que
estaba contenida en el texto de la minuta aprobada por los senadores, y que se
refería genéricamente a “la libertad de religión”. Desde la perspectiva de los
diputados, según consta en el propio dictamen:
59
restricción de derechos y con los que se busca evitar la vigencia de situaciones de
suspensión de facto que se traducen en una doble violación a los derechos de las
personas.
Como puede observarse, se trata de una redacción más acorde con los
presupuestos y objetivos del moderno Estado democrático constitucional, pero, al
mismo tiempo, desde la perspectiva técnica, es un texto complejo, que demanda
una reglamentación precisa. Los legisladores —o, en su defecto, los jueces
constitucionales— deben puntualizar el alcance y sentido de los principios e
instituciones contenidos en el texto del artículo 29. Con esa finalidad, en el propio
decreto de reforma (artículo 4o. transitorio) se estableció que la ley reglamentaria
60
de dicho artículo debería expedirse en un plazo máximo de un año contado a partir
de la fecha de publicación de mismo.
También dice que hay restricción parcial que opera para cierto grupo o clase
de personas (verbigracia los extranjeros en materia política como lo dispone el
artículo 33 constitucional), pero quien tenga la calidad de ciudadano nacional si goza
de ese derecho constitucional y que hay restricción absoluta cuando ningún
gobernado goza de esas garantías, como sucede en la hipótesis de la garantía de
libre expresión de las ideas (artículos 6o. y 7o.), disponiendo la constitución que
nadie puede hacer uso de ese derecho cuando con su exposición afecte el orden o
61
paz pública. Aquí se restringe esa garantía a todo gobernado, sea mexicano o
extranjero, ciudadano o no ciudadano. (Del Castillo, 2003)
1.- En particular, el artículo 73, fracción XVI, establece que el Congreso tiene,
entre otras facultades, para dictar leyes sobre salubridad general y por ello, para
enfrentar la contingencia epidemiológica de 2009, sufrida por México y otros países,
el Ejecutivo emitió un decreto publicado en el DOF del 25 de abril de 2009, sobre
salubridad general para prevenir, controlar y combatir la existencia y transmisión del
virus de influenza estacional epidémica y restringió el ejercicio de los derechos
humanos: trabajo, reunión, tránsito, salud, inviolabilidad del domicilio y de las
comunicaciones. Luego, por decreto publicado en el DOF del 30 de abril de 2009,
el Secretario de Salud emitió un acuerdo en el que suspendió del 1 al 5 de mayo de
2009, las labores en la Administración Pública Federal y en el sector productivo de
todo el país, excepto las labores indispensables para enfrentar la contingencia,
continuando las restricciones.
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a) Es facultad exclusiva del Presidente la República con la aprobación del
Congreso de la Unión o de la Comisión Permanente cuando aquel no estuviere
reunido. Cabe señalar que, por decreto publicado en el DOF del 10 de febrero de
2014, se suprimió el requisito “de acuerdo con los titulares de las Secretarías de
Estado y la Procuraduría General de la República”; ahora surge la pregunta: qué
procede si el Congreso no lo aprueba.
c) Es temporal, no definitiva.
5. Comentarios Finales
a) Invasión.
Por otra parte, los órganos que intervienen en la toma de esta decisión de
trascendencia para el país son, en la iniciativa: el Presidente de la República, a
quien corresponde de manera exclusiva esta facultad.
Y existe la condición insoslayable que debe aprobarse por mayoría de los presentes.
Cabe señalar que, en relación con este tópico, Ignacio L. Vallarta pidió que en la
Constitución de 1857 se señalara la excepción de la garantía de la seguridad de la
vida humana y, en general, señaló que las garantías inherentes a la naturaleza
humana no se pueden suspender.
64
Como toda norma de carácter jurídico, es necesario se precise el ámbito espacial
en que habrá de aplicarse la medida suspensiva de las garantías, de esta manera
para determinar dónde pueden suspenderse las garantías individuales, tenemos
que bien puede ser en todo el país, o únicamente en un lugar determinado, esto
podrá determinarse según la naturaleza de la emergencia.
Cumpliendo con las características de toda ley, la suspensión tiene que ser dirigida
a la generalidad y no se puede aplicar a un determinado individuo.
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6. Jurisprudencia
Registro Núm. 41358; Décima Época; Pleno; Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación
Voto concurrente que formula el Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena en relación
con la contradicción de tesis 293/2011, resuelta por el Pleno de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación en sesión de tres de septiembre de dos mil trece.
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Coincido plenamente con estos dos razonamientos. Tras la adición del actual
contenido del artículo 1o. constitucional, la jerarquía constitucional es una propiedad
que debe predicarse no sólo de los derechos humanos reconocidos en la
Constitución, sino también de aquellos reconocidos en los tratados internacionales
ratificados por México; esto es, los tratados internacionales no son norma
constitucional in toto, sino únicamente los derechos humanos ahí reconocidos.
67
I
El anterior artículo 1o. constitucional establecía que "todo individuo gozará de las
garantías que otorga esta constitución", mientras que su actual redacción establece
que "todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta
Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea
parte". Por tanto, nuestra Constitución es una que "reconoce derechos humanos" y
no una que "otorga garantías". Ésta es una modificación no sólo de palabras, sino
de filosofía constitucional con repercusiones trascendentes en la forma de concebir
al modelo de control constitucional.
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La relevancia de esta implicación de indisponibilidad o supremacía de los derechos
humanos no sólo es respecto del legislador, pues el control constitucional de las
leyes -con base en contenidos sustantivos- tiene raíces previas en nuestra
jurisprudencia, sino principalmente una consecuencia sistemática en la
comprensión integral del orden jurídico en un doble aspecto para la resolución de la
presente contradicción de tesis: i) la configuración sistemática de la jerarquía
normativa del sistema de fuentes y ii) forma de relación de los derechos humanos
con otras normas constitucionales en el plano intra-constitucional.
En otras palabras, la fuerza normativa de los derechos humanos no viene dada por
su fuente formal, esto es, no importa qué autoridad política los reconozca; por el
contrario, su fuerza constitucional deriva de su contenido, cuya fuente no es otra
que la obligación del Estado de respetarlos y protegerlos, por resultar inherentes a
la dignidad humana.
Ahora bien, la segunda implicación de aceptar que los derechos humanos son
reconocidos por el Estado radica en que ese acto de reconocimiento impacta en los
ámbitos de aplicación de las otras normas constitucionales. Por tanto, las otras
normas constitucionales tienen una función distinta a la de configuración
69
clásicamente asociada a la función soberana según la cual el Estado otorga los
derechos que estime convenientes.
Sobre este contexto cobra sentido el primer párrafo del artículo 1o. constitucional al
establecer que el ejercicio de los derechos "no podrá restringirse ni suspenderse,
salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece".
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Por lo tanto, la interrogante pertinente es determinar las condiciones de aplicación
de tales "restricciones constitucionales a los derechos humanos". En mi opinión, por
contemplarse en la Constitución, la pregunta relevante no es si las restricciones
tienen valor jurídico, sino cuáles son sus condiciones de aplicación, tal como se
explica en el siguiente apartado.
II
Por ejemplo, las reglas son aplicables bajo la metodología de la subsunción, los
principios mediante la ponderación, y las normas competenciales en la forma de
reglas técnicas; esto es, sólo evaluando si su uso fue exitoso para lograr un cierto
resultado. Todas son idénticamente obligatorias, pero con condiciones de aplicación
diferenciadas.
Por ende, la decisión de la mayoría de los integrantes del Tribunal Pleno sólo
resuelve la primera de las cuestiones -la obligatoriedad de las restricciones
constitucionales-, pero no contesta el punto central: las condiciones de aplicación
de esas normas establecedoras de restricciones, pues no se definió si son reglas,
principios, normas competenciales, normas definitorias, etcétera. Posiblemente,
una conceptualización de esa naturaleza no podría ser materia de esta sola
resolución, pues parece que las restricciones constitucionales son heterogéneas y
requieren una exploración caso por caso. No obstante, estimo necesario desarrollar
algunas de las razones de mi voto en este aspecto.
71
En principio, la determinación de la mayoría de los Ministros tiene fundamento
textual en el artículo 1o. constitucional, en donde se establece que el ejercicio de
los derechos humanos no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y
bajo las condiciones que esta Constitución establece. Para algunos de ellos, este
lineamiento constitucional se actualiza únicamente en los casos del artículo 29 de
la Constitución Federal.
En ese sentido, al ser los derechos humanos reconocidos como contenidos tutelares
o principios que deben optimarse en el mayor grado posible en términos de los
principios de "progresividad", "universalidad", "interdependencia", "indivisibilidad" y
"pro persona", ello no implica, insisto, que sean absolutos, por lo que han de
determinarse cuáles son los límites legítimos a su ejercicio.
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Por tanto, la determinación de las condiciones de aplicación de los derechos
humanos -abiertas por su formulación generalmente en forma de principios- se
cierran en cada categoría de casos por las exigencias de otros principios o normas
jurídicas. Reconocer que habrá de estarse a las restricciones constitucionales no es
más que reconocer esta naturaleza peculiar de los derechos humanos como
principios.
74
Con base en lo anterior, claro que existirán casos periféricos que podrían calificarse
como "constitucionalizaciones de violaciones de derechos humanos", para aquellos
casos hipotéticos en los que el Poder Constituyente Permanente y el proceso
democrático fracasen en el intento de lograr un adecuado balance de bienes
constitucionales y produzcan una reforma a la Constitución para introducir un corte
arbitrario a un derecho humano. Sin embargo, estimo quese trata de un caso
periférico, cuyo tratamiento requiere reconocer que se trata de una restricción que
carece de las propiedades relevantes del caso central, mereciendo un estándar
distinto.
________________
1. Véase, Natural Law and Natural Rights, Clarendon Law Series, Oxford, 1980.
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Época: Quinta Época
Registro: 322529
Tomo LXXXIV
Materia(s): Administrativa
Tesis:
Página: 111
LEYES DE EMERGENCIA.
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Tomo LXXXIV, página 3152. Indice Alfabético. Incidente de suspensión 4234/43.
"Roses Hermanos". 18 de abril de 1945. Unanimidad de cuatro votos. Ausente:
Alfonso Francisco Ramírez. La publicación no menciona el nombre del ponente.
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7. Bibliografía.
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NEUTRALIDAD DEL PAÍS. México.
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Yupanqui, S. (1992). La Ley 25398 sobre habeas corpus y amparo: ¿una nueva ley de reformas?
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Zovatto, D. (1990). Los estados de excepción y los Derechos en América Latina". Caracas: Editorial
Jurídica Venezolana.
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