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1) DOCENTE

El docente o profesor es la persona que enseña un conjunto de saberes sin


embargo, el maestro es aquel al que se le reconoce una habilidad extraordinaria
en la materia que instruye. Un Maestro en el sentido literal de la palabra es una
persona que por la suma de sus virtudes debe ser imitada fielmente. El docente,
en definitiva, reconoce que la enseñanza es su dedicación y profesión
fundamental. Por lo tanto, sus habilidades consisten en enseñar de la mejor forma
posible al alumno. La docencia, entendida como enseñanza, es una actividad
realizada a través de la interacción de tres elementos: el docente, sus alumnos y
los contenidos. La concepción enciclopedista supone que el docente transmite sus
conocimientos al alumno a través de diversos medios, técnicas y herramientas de
apoyo. Así, el docente es la fuente del conocimiento y el alumno un receptor
ilimitado del mismo.

2) CARACTERÍSTICAS DEL DOCENTE

1- Tiene que sentir interés por la Enseñanza y tener curiosidad sobre las técnicas
que se desarrollan en cada ciclo.

2- Aprendizaje y adaptación son dos de las partes más grandes de ser un buen
maestro

3- Disfrutar o tener interés en ayudar a los alumnos en su desarrollo personal y


social.

4- Tener aptitudes para la comunicación, la capacidad de interacción o la


creatividad.

5- Ser capaz de liderar. Liderar a un grupo, ante un alumno, a una familia, en el


proceso educativo se es referente y guía de formas muy diferentes.

6- Tener paciencia y ser observador. Necesario para ayudar a otra persona a


alcanzar objetivos en el tiempo. La observación es necesaria para detectar
problemas en el proceso o detectar los problemas que puedan tener los alumnos a
nivel individual.

7- Disciplina. Para adquirir una virtud hay que ser capaz de realizar un hábito, a
menudo siguiendo un mismo método y por medio de la repetición. Los profesores
enseñan a adquirir hábitos a sus alumnos, por lo tanto deben ser capaces vivirlos
y estar cómodos con estas dinámicas. El ejemplo en muchos casos es la mejor
enseñanza.

8- Tener empatía y facilidad para comprender a las personas e identificar sus


necesidades.
9- Tener interés por el conocimiento, por la cultura. Este amor por saber más es
capaz de abrir mentes y abrir nuevas puertas al desarrollo de las personas.

10- Tener habilidad para saber relacionar conceptos con la vida cotidiana de los
alumnos, ponerlos a su nivel de conocimiento para que las puedan asimilar.

Un buen maestro sabrá que tiene que ser responsable, paciente, con entusiasmo
por su trabajo, con interés por seguir ampliando su formación, con una
preocupación por motivar a sus alumnos, buscando siempre lo mejor para ellos y
su futuro.

3) LAS COMPETENCIAS DEL DOCENTE

Todas las sociedades, en todas las épocas, han elaborado imágenes y valores sobre la
persona del maestro y su labor pedagógica. Estas representaciones expresan la finalidad
social asociada a la educación y son legitimadas a través de las doctrinas pedagógicas
hegemónicas en cada momento histórico, se plantea que la sociedad del futuro exigirá al
docente enfrentarse con situaciones difíciles y complejas: concentración de poblaciones
de alto riesgo, diversificación cultural del público escolar, grupos extremadamente
heterogéneos, multiplicación de diferentes lugares de conocimiento y de saber, acceso a
puestos en forma provisoria, rápida y permanente evolución cultural y social,
especialmente en los jóvenes en quienes existe la sensación que no hay futuro y una
suerte de pérdida del sentido del saber o el aprender.

Se sabe que la presión creada por la aceleración de los procesos sociales en la vida
contemporánea lleva a un torbellino de innovaciones, pero hay que evitar que las
concreciones carezcan de sentido e impregnen a la actividad docente de un carácter
provisorio indeseable por la precariedad de conceptos, métodos, actividades y recursos.
El docente, en su carácter y postura, debe poder utilizar los recursos de su medios, así
como los propios, valiéndose de la tecnología, la constante innovación, así como de su
capacidad de adaptación con la finalidad de compensar las deficiencias y brechas que se
manifiestan en el aula de clases, apuntando entonces hacia un desarrollo integral de cada
uno de sus alumnos, en la medida que este direccionamiento sea recíproco.

4) DOCENCIA Y PSICOLOGÍA

Bordin (1975, citado en Hemández, 1996) asumiría la asesoría psicológica como


un proceso de orientación, cuyo objetivo se relacionaría con el propósito educativo
de ayudar a que los individuos desarrollen sus potencialidades. Es así como la
Psicología no posee, en su amplitud, una propuesta propia para el asesoramiento
en contextos educativos que le permita, por un lado, diferenciar el proceso de
asesoría a estas instituciones respecto de otras instituciones de naturaleza
diferente y, por otro, definir el campo específico sobre el cual debe asesorar y así
diferenciarse de los servicios que pudiese prestar un profesional de otra disciplina.
Frente a esto, es de esperar que los profesionales de la Psicología se apropien de
las propuestas que educadores han desarrollado para el asesoramiento a
profesores (Imbernon, 2007), y las vinculen con la experiencia disciplinaria propia
en lo que puede resultar una mixtura de estrategias que en sí mismas tendrían
una lógica inter o multidisciplinar. A partir de lo anterior, las experiencias de
asesoramiento educativo en las que confluyen asesores de la Psicología y la
Educación, pueden ofrecer herramientas de análisis que permitan comprender
cómo la Psicología va reconstruyendo sus propuestas de acción, por medio de
estrategias metodológicas y epistemológicas propias en los procesos de
asesoramiento educativo. Es por ello que cabe preguntarse ¿cómo es significada
la relación profesional entre asesores educativos en términos del trabajo inter o
multidisciplinar, cuando el proceso de asesoramiento es llevado a cabo por
equipos asesores de docentes y psicólogos?

En este sentido, la Psicología Educacional intersecta como una suerte de puente


entre la Psicología y la Pedagogía, extrayendo de la primera su particular mirada,
preocupaciones, métodos y explicaciones. Desde la Pedagogía, recoge su
problemática, variables y factores relacionados con su objeto de estudio (Baltar,
2005). En su devenir histórico, la Psicología Educacional ha construido su objeto
de estudio como “(…) todos aquellos procesos de cambio comportamental
provocados o inducidos en las personas como resultado de su participación en
actividades educativas” (Coll, Marchesi & Palacios, 1990, p. 27). Sin embargo, la
relación entre Psicología y Educación necesita ser analizada críticamente,
develando el discurso y concepciones construidas a partir de esta relación, ya que
ambas han cooperado en el ocultamiento de lo que la educación tiene de proceso
social, contribuyendo a lo que Bock (2003) denomina como complicidad
ideológica. Siguiendo a Carrasco (2010), la Psicología Educacional dominante
desarrollaría prácticas de rehabilitación y un buen encauzamiento de los
estudiantes que se constituyen como problemas para la escuela.

En contraposición con lo anterior, para Bock (2003) un análisis permanente de la


Psicología en su vínculo con la Educación, podría posibilitar que esta llegue a
contribuir en que el educador comprenda El trabajo interdisciplinario entre
psicólogos y profesores: tanto la importancia de la planificación de las situaciones
educativas, como de enriquecer la enseñanza con contenidos de la realidad
próxima de los educandos, ya que todos estos elementos serían condiciones para
la construcción de un mundo psicológico saludable, en la medida que posibilitan al
estudiante ampliar su comprensión del mundo que lo circunda, potenciando su
intervención transformadora sobre la realidad cotidiana

En este sentido, psicólogos y profesores se relacionarían a partir de lo que Bock


(2003) desarrolla como complicidad ideológica entre Psicología y Educación, al
reconocer al docente como valioso solo para dominar la realidad educativa. Desde
aquí emerge una mirada en las relaciones interdisciplinares, marcadas por una
asimetría de poder, lo que aparece concebido como una suerte de capacidad para
que los docentes ejecuten acciones deseadas por los psicólogos (Montero, 2004),
evidenciándose esto en relaciones de instrumentalización. Esta
instrumentalización aparecería concentrada en uno de los polos de las relaciones
sociales, hacia el reconocimiento en los psicólogos, en cuanto estos serían
quienes poseerían el saber de mayor estatus, y el reconocimiento social que ese
conocimiento genera. Sin embargo, los discursos dan cuenta de un cierto rechazo
de parte de los docentes, a la forma en que los psicólogos analizan la cultura
escolar, lo que estaría dando cuenta, entonces, de que este poder, como cualidad
impositiva unilateral, no imposibilitaría la resistencia, la contradicción y la
oposición, evidenciada en los docentes. Esto se ve confirmado, además, con
algunos significados que emanan de uno de los colegios asesorados, para
quienes los psicólogos estarían menos validados que los profesores asesores, por
su escasa o nula experiencia de trabajo en aula.

De este modo, se apreciaría cómo el poder entre ambas disciplinas termina


volviéndose una fuerza dinámica que circula y funciona en cadena, transitando
socialmente de manera transversal sin permanecer estático en los individuos
(Foucault, 1991). En la interacción de los equipos de asesores se genera la
posibilidad de que la persona como agente social oponga resistencia a los valores
impuestos históricamente por la cultura hegemónica, los que se ejemplificarían
cuando los profesores rechazan la devaluación que psicólogos colocan sobre ellos
al representarlos como no reflexivos. A partir de todo lo anterior, es posible
concluir que las relaciones sociales entre Psicología y Educación, actuarían como
mediadoras de los procesos de transmisión de saberes y prácticas, históricamente
construidos y legitimados por la sociedad en la que emerge la Educación. En este
sentido, se invisibiliza cómo el saber y la acción están estrechamente
relacionados, negando que las prácticas sociales están profunda e implícitamente
fundadas en algún tipo de interés. Desde la construcción sociohistórica de las
relaciones entre Psicología y Educación, y del tipo de ciencia que se ha ido
generando como teoría y práctica, se desprende que la Psicología aparece en
estos discursos relacionada con la Educación a través de intereses que buscan el
control y la gestión de lo educativo, focalizando su acción hacia el logro de
mejores resultados sin necesariamente cuestionarse las finalidades ni los sentidos
de las ideas fundantes de lo educativo (Baltar, 2003).

5) PROBLEMÁTICAS DE LOS DOCENTES DEL SIGLO XXI

Una de las problemáticas que en la actualidad se encuentra latente, es la sustitución de la


función docente por la familia, la labor del docente ya no sólo se basa en enseñar sino en
educar, en aportar valores, que se supone desde la casa son enseñados y puestos en
práctica.

“Los niños han cambiado, así como los problemas en la familia”, es muy acertado, todo lo
que sucede en la familia se siente en la escuela, hoy en día son diversos factores-
problemas en ella que afectan el desempeño escolar, niños que provienen de familias
disfuncionales y que cargan los problemas del hogar a la escuela, niños violentados y
abusados sexualmente, “pobreza, desnutrición, abandono y enfermedades” entre otros,
son algunas de las razones del bajo desempeño educativo y deserción. Otra problemática
actual es que nos encontramos en una actualidad sumamente tecnológica que se vale
totalmente de las tecnologías de la información y comunicación, de tal manera esta
muchas veces se convierte en infobasura y el beneficio de las redes sociales se convierte
sólo en una mala influencia para los niños, que a su edad, imitan todo lo que ven y
escuchan y después lo ponen en práctica en el aula poniendo al maestro en una situación
de decidir entre sí es conveniente usar las tecnologías o no, o cómo utilizarlas de manera
que propicie el aprendizaje sanamente. Aunque no por adaptarse a la evolución de las
nuevas tecnologías debe perder las tradiciones de su propia cultura, su autonomía y
libertad.

Otra problemática y que tal vez pueda parecer insignificante, es la buena comunicación
con los alumnos, los padres de familia y compañeros del plantel. Muchas veces si no se
cuenta con esto el ambiente de trabajo docente no logra su principal objetivo que es
educar, y por tanto provoca el ausentismo y falta de motivación para llevar a cabo una
digna e importante labor. Por último, una de las problemáticas más importantes y que no
es actual, es la compensación económica. Es una carrera profesional muy desgastante
como muchas otras pero mal remunerado como ninguna. El salario que ganan los
maestros no es acorde con lo que trabajan, en comparación con otras profesiones. Lo que
orilla a que muchos maestros soliciten doble plaza, y que esto influya en su desempeño
laboral y salud de manera negativa.

6) CONCLUSIÓN

Un docente actual trata de ser el facilitador o mediador entre el conocimiento y el sujeto


que aprende. Propone actividades en las cuales no sea él quien enseña sino quien logra
que sus alumnos descubran ese contenido de aprendizaje y al hacerlo lo puedan llevar a
cabo en su vida cotidiana. Es decir, que no sea un aprendizaje solo teórico, sino práctico.
El psicólogo contribuye a la necesidad de conjugar la escuela cada vez más competitiva y
la escuela integradora que fomenta la inclusión y el desarrollo integral de todos los
alumnos, a la necesidad de trabajar en equipo, y a la necesidad de construir un espacio
para escuchar y atender al alumno, a los padres y profesores.

El aula es, sin duda, el medio fundamental donde el docente despliega sus recursos
personales y didácticos para cumplir con su labor, que tiene como eje medular la relación
con el alumno. Y como toda relación humana, posee unas características implícitas y
explícitas que le imprimen un sello y dinámica particular. No obstante, la relación profesor-
alumno en el aula presenta algunas configuraciones que la hacen especialmente diferente
de cualquier otra interpersonal.

El rol que el maestro desarrolla en la actualidad se encuentra en constantes cambios,


ahora en el siglo XXI nos encontramos con retos que en el pasado no presentaban los
maestros. Actualmente debemos interactuar con los alumnos, padres de familia, y tener
interacción con los compañeros, también otro reto que se presenta es la utilización de la
tecnología.

En el momento actual el profesor requiere nuevas estrategias, percepciones experiencias


y conocimientos para intentar dar respuesta a los múltiples interrogantes que se le
presentan cada día. Para ello, es necesario concebir el docente bajo otro paradigma,
diferente al tradicionalmente utilizado. No se trata de definir mecánicamente, a través de
un listado, las competencias del docente, es preciso desentrañar qué elementos
cognitivos, actitudinales, valorativos y de destrezas favorecen la resolución de los
problemas educativos, desde todos los niveles de desempeño del docente, para de esta
manera, sea posible identificar y analizar aquellas capacidades requeridas por un grupo
social determinado, en un contexto específico, lo cual le dará pertinencia social a este
nuevo perfil.

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