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SIPÁN:

RECONSTRUYENDO
LA HISTORIA Y
FORJANDO IDENTIDAD

Resultados preliminares
de las Excavaciones 2007

Arql. Luis Chero Zurita

La cuenca del Río Chancay, ubicada en la Región de Lambayeque, comprende uno de los
valles más extensos y ricos de la Costa Norte del Perú, donde se encuentran testimonios de
un largo y complejo proceso histórico desde el Arcaico hasta la ocupación Inca tales como
Ventarrón, Collud, Cerro Combo, Saltur, Sipán, Pátapo, Pampagrande, Pachérrez y otros. Sin
embargo, Sipán, evidentemente, es el complejo arqueológico más conocido e intensamente
investigado entre los años 1987 y 2000, conformado principalmente por los restos de dos
monumentales construcciones de adobe en forma de pirámides truncas, antecedidas por
una plataforma baja de tres niveles que se alinean de Oeste a Este y aparentan ser cerros
de barro.

(*) Arqueólogo, Magíster en Docencia Universitaria, Director del Museo de sitio de Sipán, Director del Proyecto Arqueológico
Huaca Rajada - Sipán, Sub Director del Museo Tumbas Reales de Sipán – Lambayeque, Docente de la Universidad señor de
Sipán.

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Considerando que las investigaciones arqueológicas en Sipán despertaron el interés de la


comunidad nacional e internacional sobre las antiguas culturas del Perú y constituyeron el
detonante para impulsar el turismo hacia Lambayeque, se consideró necesario reiniciar los
trabajos de investigación el año 2007, para seguir construyendo la historia y así mismo re-
activar la atención científica, cultural y turística sobre este lugar y la Región, con todos los
beneficios que conlleva.

Siendo el objetivo de estudio en esta temporada definir la arquitectura del monumento, se


plantearon cinco áreas de excavación, en Patio I y II, Plataforma Funeraria e interconectante
y Huaca Zorro Negro, los resultados han sido satisfactorios, principalmente, en lo referente
a Moche y luego en Lambayeque, Chimú y Chimú- Inca. El material recuperado nos servirá
en el futuro para compararlo con material procedente de otros sitios y así ampliar el cono-
cimiento acerca de nuestra cultura.

En Patio uno, ubicado entre la Pirámide Ceremonial y la Plataforma Funeraria se trabaja-


ron dos unidades donde los primeros 60cm tenemos sedimentos mezclados con basura
moderna; en la unidad –VII: Y, se define el primer bloque arquitectónico asociado a un piso
donde se evidencian hornos, entierro intrusivo Lambayeque, escorrientias. Al 2do bloque se
relaciona un piso, muros, una rampa pequeña. En este nivel se devela el Paramento Este de
la Pirámide Ceremonial, con una inclinación Oeste-Este. En la –VI: W, se descubren muros,
pisos que formarían un conjunto de ambientes (3 en total) de 2 por 2m aproximadamente
cada uno. 30cm más abajo tenemos un piso que tiene evidencias de huellas de pies, coronta
de maíz; un muro central (eje Norte-Sur) y por el lado Este se evidencia una rampa pequeña.
Hasta este nivel tenemos ocho pisos sucesivos. Luego para no cortar la arquitectura antes
descrita, la excavación se reduce al lado Norte (9m Este-Oeste por 3m Norte-Sur) donde se
encuentra relleno, ceniza y en ella unos fragmentos de cerámica que tienen la represent-
ación de dos guerreros, conforme bajábamos en la excavación se fue definiendo un corte en
la arquitectura donde también había ceniza, fragmentos de adobe y sedimentación. Luego
una sucesión de rellenos, pisos y muros, que vienen del piso ocho al 14.

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De las evidencias de ambas unidades podríamos relacionar que la arquitectura del primer
bloque se asocia con el piso ocho, que vendría hacer un nivel que debió lucir en determinado
momento en el área monumental y por las evidencias de cerámica correspondería al Moche
Tardío. Así mismo el 2do bloque con el piso 12, se encuentran a nivel y también lo afiliamos
al Moche Tardío. Se debe mencionar que las asociaciones de los pisos se realizo teniendo en
cuenta las alturas absolutas.

En Patio Dos ubicado entre los dos bloques arquitectónicos mayores. Por las evidencias de
las unidades de excavación, tenemos una ocupación Chimú y Chimú Inca, consiste en un
muro enlucido asociado a una impronta de porrón colocado boca abajo; de un horno reduc-
tor de cerámica; un conjunto de 8 ambientes de distintas medidas que van de 1.30 x 0.75m
hasta 3.55 x 2.90m.; 24 entierros, que en su gran mayoría presentan impronta de textil, de
estos 12 están enterrados en posición flexionada, 11 de cubito dorsal y uno de cubito ven-
tral. Las asociaciones de cerámica son de clara filiación Chimú de las cuales 27 son olla Chimú
y 03 Chimú-Inca, 07 cántaros Chimú, 11 botellas Chimú de asa estribo, 01 botella Chimú-Inca
asa lateral, 03 botellas Chimú de asa lateral, 01 Aríbalo Chimú-Inca.

La Ocupación Lambayeque tiene presencia con tres entierros de niños, uno de ellos tiene
un cántaro de cuello divergente, decorado con diseños geométricos paleteados, y con una
cabeza de camélido hecha con la técnica press molding. En Patio I y huaca zorro negro ten-
emos las mismas evidencias, uno en cada lugar.

Ocupación Moche. Se descubrió un adosamiento en la parte delantera de la Pirámide Políti-


co-Administrativa el cual esta erosionado y se relaciona a una serie de eventos como ofren-
das vegetales; una extremidad inferior asociado a un cántaro con un símbolo estilizado de
una ave.. Este mismo contexto lo tenemos en otra unidad. Todos ellos están en el marco de
una época de lluvias muy fuertes por las grandes sedimentaciones en que se encuentran.
Acaso fueron ofrecimientos a los dioses para aplacar su ira. Por los fragmentos de cerámica
lo relacionamos a la época Moche tardío.

De otro lado el descubrimiento del gran Paramento Oeste de la Pirámide Ceremonial, con-
struido con adobes paralelepípedos cuyas medias promedian los 30 cm. de largo, 21 cm. de
ancho y 11 cm. de altura; alcanzó una altura de 8 metros ininterrumpidos, donde se pudo
observar 04 bloques arquitectónicos de 1, 62 metros de ancho cada uno como promedio,
huellas de enlucido que se encuentra muy deteriorado. Presenta una gran cantidad de bre-
chas de erosión pluvial especialmente en el bloque arquitectónico II. A los, 5.10 metros de
haberse iniciado el paramento presenta bolsas de erosión. He identificamos huellas de un
tronco o madero descompuesto adherido a la estructura en forma horizontal, de la cual se
desprende otra huella hacia la parte superior. Esta impronta, al parecer, es la raíz de un
matorral muy común en la zona de Sipán y en general en toda la región Lambayeque, cono-
cido como “párrano”. Esto significó que, justo en ese nivel, existió una superficie formada
por la abundante caída de escombros y que sepultó gran parte de la pirámide. Esta superfi-
cie, habría existido por cierto tiempo hasta permitir desarrollar este tipo de vegetación. La
formación de estas bolsas de erosión justo en el nivel donde aparecieron estas huellas de
vegetal apoyaría nuestro planteamiento. Al parecer luego acontecieron nuevos y grandes
fenómenos pluviales que ocasionaron derrumbes de la parte alta de pirámide y sepultaron
la parte del paramento que habría quedado expuesto. Por las evidencias ceramográficas
lo relacionamos a la época Moche Medio. En todas las unidades excavadas en este patio

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tenemos que en el último nivel ubicamos muros de piedra asociado a evidencias de quema,
asociado a los inicios probablemente del Moche medio. La última excavación se realizó en la
plataforma interconectante, donde tenemos evidencias con datos de ocupación similares a
los antes descritos.

La excavación de una unidad de trabajo en la plataforma funeraria donde no se había traba-


jado en la temporada anterior, nos develó una intrusión de 4.20 x 4 m, definiéndose un con-
texto funerario que en secuencia numérica sería el 14. La excavación se realizó por niveles
arbitrarios y luego de tres metros de profundidad se documentó 13 huellas de vigas de
algarrobo, que sellaban, un metro más abajo, la tapa superior del ataúd también de madera
de algarrobo (tercero encontrado en Sipán), de 2.20 m. de largo por 1 m. de ancho y 50cm
de profundidad, totalmente desintegrado; el centro de la tapa superior en eje Norte Sur, se
hallaba cedida. En los ángulos y parte media tenía abrazaderas de cobre fragmentadas y
en regular estado de conservación.

Al interior del ataúd, se pudo definir los ornamentos de rango y mando de este personaje,
destacando entre ellos una corona de cobre en forma de “V”, collar de siete cabezas felínicas
de cobre dorado, una corona elíptica con representación incisa de felinos, ubicadas sobre el
tórax; pequeñas reservas una de oro a la derecha y la plata a la izquierda. En los niveles suce-
sivos se hallaron dos copas de cobre dorado con soporte en pedestal, una en cada mano;
dos narigueras de forma semilunar - oro a la derecha y plata a la izquierda- también una
en cada mano, disposición relacionada con el dualismo; cinco porras, una adornada con
lentejuelas, las cuales estaban desarmadas, la parte superior de las mismas dispuestas en
distintos niveles y dos con la protuberancia hacia arriba y tres hacia abajo; placas cuadradas
medianas y pequeñas de cobre dorado, las que serían de los dos vestidos del personaje,
ambos rematan en láminas triangulares; una pequeño cetro de cobre sólido con la repre-
sentación del pez gato; entre sus ornamentos se definen objetos de cobre en miniaturas
(coronitas y porritas).

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La osamenta, en regular estado de conservación, corresponde, a un personaje masculino


de 35 años aproximadamente y 1.65 m. de estatura. Que por los ornamentos de rango y
de mando lo estamos denominando “Sacerdote-Guerrero” de la elite mochica, de la época
moche medio. Se encuentra depositada sobre las huellas de una tarima de madera de algar-
robo, los mangos de las porras, que son láminas que forran la madera, habrían sido dispu-
estas debajo de la osamenta del personaje. Asimismo, sobre estas destaca una corona de
volutas, donde cuatro están orientadas al Este y cuatro al Oeste, en la parte central tiene un
hombre felino con las manos abiertas.

Limpiando el último nivel y cuando pensábamos que ya no había nada, del ángulo sur-oeste
nos miraba un personaje ornitomorfo con características de búho, figura escultórica de 12
cm. de altura, de cobre sólido, con incrustaciones de turquesa en los ojos y orejeras, ador-
nado con corona de búho, collar de cabezas felínicas, porra en la mano derecha, estólica y
escudo en la mano izquierda. En la parte posterior, aparece la figura de un búho con las alas
abiertas. Esta representación escultórica, esta parada sobre una plataforma escalonada,
de frente es un ser erguido con las alas abiertas (si cubrimos las extremidades inferiores se
transforma en un búho descansando sobre un travesaño). Este ídolo esta confirmando una
vez más que los Moches fueron excelentes orfebres y coloca a la metalurgia lambayecana y
especialmente la de Sipán entre las mas importantes del mundo antiguo.

Al exterior del ataúd de madera de algarrobo se define una osamenta de llama y el de una
mujer joven. Además un conjunto 200 cerámicas, asociados al moche medio (fase III), como
ofrendas, siendo las formas representación de llama con asa estribo, globular achatado en
los lados con la representación de la cara de un personaje con asa lateral, globular gollete
recto, ovoides gollete recto, representaciones de personajes sentados con las dos manos en
el abdomen unos y otros con las manos en las rodillas, objetos pequeños como mascaritas,
guerreritos, trompetitas, caracoles y tubitos que en conjunto formas una antara.

Los ornamentos de rango y de mando de metal de la Tumba 14, vienen siendo tratados en
un pequeño taller de conservación acondicionado en un ambiente en el Complejo Arque-
ológico para su futura exposición junto a los demás objetos de la temporada 2007 en el
nuevo Museo de Sitio de Huaca Rajada / Sipán, construido teniendo en cuenta los nuevos
retos del turismo y la globalización.

En Huaca “Zorro Negro”, adyacente a la plataforma funeraria, se ha podido definir parte de


su arquitectura. Aquí se excavó hasta el suelo estéril; definiendo a la ocupación más antigua
por una capa de ceniza que nos podría indicar la presencia de áreas domésticas que circun-
dan el sector monumental de Sipán; donde se ubicó un cuenco con base en pedestal, el cual
estuvo muy fragmentado. Así mismo, los siguientes estratos presentan diversos materiales,
y es donde se da la aparición de la arquitectura en el sitio, donde el principal elemento
identificado es un muro de adobe de 1 metro de ancho que correspondería a la ocupación
Mochica Medio, al cual se le asignaría como el primer momento.

El segundo momento de ocupación, corresponde al periodo Lambayeque, donde descubri-


mos un entierro con características similares a la reportada para Patio II, recuperándose frag-
mentaría Lambayeque, Moche y Gallinazo. El estudio de esta cerámica, el material óseo y
malacológico nos indican que en el área intervenida se desarrollaron actividades domésticas

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relacionadas al almacenamiento, preparación y muy probablemente al consumo de alimen-


tos; esto se daría para toda la historia ocupacional del sitio.

Con el Complejo Arqueológico de Sipán reinsertado nuevamente en los circuitos turísticos


del Norte del Perú con un flujo de visitantes constante (30,000 mil en el 2007, es decir 7,000
más que el año anterior), resultarán beneficiadas directamente las comunidades de Huaca
Rajada y Sipán, cuyos pobladores han sido debidamente capacitados en diversos talleres de
artesanía como estampados, corte y confección, tejidos, empleando motivos iconográficos
del área, así como en apicultura y preparación de vinos, yogurt, algarrobina, manjar blanco,
etc. Los mismos que podrán ser adquiridos por los visitantes. Así mejorarán sustancialmente
su nivel de vida.

El reinicio de los trabajos arqueológicos permitió los descubrimientos realizados, los que se
difundieron por los diversos medios de comunicación. La noticia atrajo un flujo mayor de
visitantes al complejo y generó la construcción del Museo de Sitio. Participaron de los traba-
jos los arqueólogos José Bonilla Sánchez, Yolanda Bullón Calderón, Bruno Alva Meneses, los
bachilleres Edgar Bracamonte Lévano, Ceyra Pasapera Rojas, Diego Genovez Alfaro y Alindor
Rojas López.

La investigación se ha podido llevar a cabo gracias a las contribuciones económicas del


Fondo Italo Peruano a través de Caritas del Perú y de la Unidad Ejecutora Naylamp 111 de
Lambayeque. Sin el aporte de estas instituciones no hubiéramos podido lograr ahondar en
los conocimientos sobre nuestro pasado, forjar identidad y generar una economía a favor de
las comunidades adyacentes al monumento.

ROSTRO DE SAN PEDRO / TRUJILLO 2007


José Carlos Orillo / Artista Plástico

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