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Esta es la historia de un hombre que creyó en sí mismo: Walt Disney.

Un
soñador que convirtió su fantasía en realidad, y al hacerlo hizo soñar y
emocionar al mundo entero.

Disney fue un dibujante norteamericano, creador de las primeras películas


de dibujos animados y del imperio industrial que lleva su nombre, dedicado a
la sana diversión familiar.

Hijo de una familia de descendientes alemanes e irlandeses, con sangre


canadiense en sus venas, nació el 15 de noviembre de 1901 en la ciudad de
Chicago.

Su padre era un modesto empleado de una empresa de construcciones, pero


lo poco que ganaba no le alcanzaba para mantener a su esposa y a sus cinco
hijos, por lo que decidió trasladarse a Kansas City para buscar mejores
oportunidades.

Walter no llego a destacar como estudiante ni a interesarse mucho por la


escuela, salvo por el dibujo. A los 15 años encontró su primer empleo cuando
un peluquero le ofreció cortarle el pelo, a cambio de unas caricaturas para
exponer en su negocio.

Después de la primera guerra mundial, se inscribió en la escuela de Bellas


Artes de Chicago. Ahí empezó a interesarse por el dibujo publicitario, y
creó varios “comics” que ofreció sin suerte.

Poco después decidió desenvolverse por su cuenta, y explorar la técnica de


proyección sobre la pantalla en la que trabajaba desde hacía un buen tiempo.

En 1920, en plena época del cine, forma una sociedad con Ube Iwerks, para
producir filmes de animación que vendían a varias salas de proyección. La
empresa fracaso y fue cerrada. Disney decidió entonces irse a Hollywood.

Después de buscar trabajo inútilmente como director y artista, fundó la


Disney Brothers con su hermano Roy, aunque por varios años los trabajos y
experimentos de la compañía no tuvieron el éxito que esperaban.
En 1925, Disney contrató a una joven que llevaba por nombre Lillian Bounds
para entintar y colorear el celuloide. Tras un breve noviazgo, se casó con
ella el 15 de julio de 1925.

En un momento de desesperación, y cuando se encontraba a punto de


abandonarlo todo, caminando sobre las vías del tren, Disney se acordó de
Mortimer, un ratoncito de su oficina, y decidió convertirlo en un
incorruptible, obstinado y movedizo personaje animado: el ratoncito
Mortimer. Al llegar a casa lo comenta con su mujer, pero a ella no le gustó el
nombre y decidieron llamarlo Mickey. De este modo nació el personaje más
entrañable de Disney: Mickey Mouse.

Su antiguo socio y dibujante Ube Iwerks, le dio el perfil y la sonrisa, y


Disney le puso su propia voz, así fue creado el primer eslabón de su
mitología, un pequeño ratón cuya fama igualaría a los grandes artistas de
aquella época, como Charles Chaplin y Rodolfo Valentino.

La hazaña de Lindbergh le sirvió de base para una movida historia de


dibujos animados, el aeroplano loco, pero ningún distribuidor quiso estrenar
la película muda. El roedor Mickey no era competencia para el Gato Félix,
que desde hacía 10 años aparecía en pantalla.

Además, en ese entonces la industria cinematográfica fue impactada por el


cine sonoro. Fue entonces cuando Disney demostró su espíritu visionario,
decidiendo rodar una película donde los movimientos estuvieran
sincronizados con dos populares canciones de aquella época. Strinboat
Willie, así se llamó el film, se estreno el 22 de noviembre de 1928 y fue,
por fin, un completo éxito.

Pero Disney no sólo significaría dibujos animados, el 1 de enero de 1930


apareció la primera tira cómica dedicada a Mickey, esto marcó una
constante de su carrera empresarial: la diversificación. Ese mismo año un
fabricante de cuadernos, le ofreció 300 dólares por imprimir la imagen del
pequeño ratón.

Sus esfuerzos se vieron coronados cuando ganó, varias veces consecutivas,


el premio “Motion Pictures” con las siguientes animaciones: Flowers and
trees en 1932, Los tres cerditos en 1933, La tortuga y la liebre en 1934, a
benéfico de los huérfanos gano con Donald, The country cousin en 1937 y en
1938, Blancanieves y los siete enanos, la primer película animada de Disney.
Este primer largometraje puso a los Estudios de Disney al borde de la
quiebra, viéndose obligado a pedir dinero prestado al banco para poder
terminarla. Nadie creía en este proyecto, y lo llamaron “La locura de
Disney”.

El proceso de producción de Blancanieves y los siete enanitos se prolongó


desde 1935 hasta mediados de 1937, cuando al estudio se le terminó el
dinero. Para conseguir los fondos necesarios para completar Blancanieves,
Disney tuvo que mostrar un montaje previo de la película a los directivos del
Bank of America, quienes le prestaron el dinero para terminar el proyecto.

El presupuesto inicial de la película era de 250.000 dólares, pero acabó


costando 1.488.000. La película terminada se preestrenó en el Carthay
Circle Theater el 21 de diciembre de 1937, y, a su término, recibió una
sonora ovación.

Blancanieves, el primer largometraje animado de lengua inglesa, y el primero


en utilizar el Technicolor, fue distribuido en febrero de 1938 por RKO. Fue
la película con mayor éxito de taquilla de 1938, y obtuvo unos ingresos de 8
millones de dólares (equivalentes a unos 98 millones actuales) en su estreno.

Uno de sus más grandes sueños fue crear un parque de diversiones, al que
dedicó los últimos años de su vida. Desde los años 40 tuvo la idea de
construir un parque de atracciones para que sus empleados y sus familias se
divirtieran en su tiempo libre. Con el tiempo este modesto proyecto se
convirtió en Disneylandia, el parque infantil más famoso del mundo.

En 1966, a la edad de 65 años, muere Disney, el soñador, el creador, el


hombre de negocios, legando al mundo su inmensa creatividad y una pujante
empresa con un capital de 110 millones de dólares.

Un hombre sencillo que siguió tenazmente sus sueños y tuvo la convicción


y el coraje de hacer las cosas, utilizando su creatividad para
convertirlas en realidad.

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