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Bogotá, 2005
Publicación: 2014
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ÍNDICE
Presentación, 2
Entrevistas, 21
Lecturas, 21
Artículos periodísticos, 22
Material visual, 23
Agradecimientos, 23
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PRESENTACIÓN
María, la novela del escritor colombiano Jorge Isaacs, fue publicada por primera
vez en 1867. Esta obra presenta la historia de amor de los jóvenes Efraín y María, hijos de
primos, cuya ilusión era casarse. Las decisiones del padre de Efraín, la situación económica
de la familia, la situación histórica de Colombia, la salud de María, son algunos de los
factores que incidieron en la relación de los protagonistas.
Esta novela ha sido publicada una y otra vez en diferentes idiomas; ha sido puesta
en escena, en ballet, en zarzuela; también ha sido difundida en fotonovela y radionovela.
Igualmente se han realizado varias versiones cinematográficas: (1918) versión muda de
Rafael Bermúdez Zatarain; (1921) versión muda de Máximo Calvo Olmedo y Alfredo del
Diestro (es considerada el primer largometraje de la cinematografía colombiana); (1938) de
Charro Urueta; (1965) versión muda de Enrique Grau; (1969) de Alfonso Castro Martínez;
(1971) de Tito Davison, entre otras. En la televisión colombiana se han realizado: (1956)
teleteatro; (1972) telenovela; y en (1991) especial Radio Cadena Nacional de Televisión
S.A. - RCN TV.
En relación al hecho de que esta novela se haya llevado al cine y a la televisión nos
lleva a preguntarnos el porqué ha sido retomada, una y otra vez, por el mundo audiovisual.
En esta oportunidad, en particular, concentraremos nuestra atención en la realización del
miniserie televisiva “María”; para ello se tendrán en cuenta testimonios y experiencias de
personas que estuvieron íntimamente involucradas en el proyecto.
La obra, versión televisiva, incluyó por lo menos 120 horas de filmación, cuatro
meses de preproducción, siete meses de postproducción, musicalización y montaje. Se
trabajó en un sinnúmero de locaciones: en veredas distantes de Buenaventura, en Cali, en
las haciendas de la periferia de Popayán, en varios ingenios, Ginebra, Santa Helena, Buga,
Yotoco, Cartagena, Aracataca, entre otros lugares del país. Su presentación en septiembre
de 1991 coincidió con las fechas establecidas en Colombia del “Día del amor y amistad”:
Hacer un guión a partir de una novela conocida implica un gran trabajo, al respecto
Duque recuerda su experiencia cuando hizo la adaptación y dirección de la serie televisiva
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“La Vorágine” (1990). Anota que los actores principales fueron Armando Gutiérrez y
Florina Lemaitre y, comenta que esta versión fue un éxito, se presentó en capítulos de seis a
siete de la noche y alcanzó 60 puntos de rating.
Al conversar sobre otro asunto, recuerda Duque que Gabriel García Márquez en
alguna ocasión habló sobre hacer una adaptación de María y ver cómo contextualizar el
asunto histórico de la novela. En 1988 Duque le había dirigido a García Márquez “Milagro
en Roma”, película basada en un relato periodístico que luego pasó a ser “La santa”, uno de
los cuentos de Doce cuentos peregrinos. En cuanto a “María”, la versión televisiva, anota
que él no tuvo que ver con el guión porque fue escrito por García Márquez y dos
colaboradores. Para Duque fue un dilema y complicación trabajar sobre algo escrito por
otra persona, no podía cambiar los finales de capítulos ni incrementar los parlamentos y, en
ocasiones, se encontró con el hecho de que el guionista muchas veces no alcanzó a calcular
ni la acción ni el tiempo.
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de paleta de colores. Además, afirma que los actores se ubicaron perfectamente en el
momento, en la época del siglo XIX, en el ritmo que se pedía.
En el presente, al pensar en “María” nota que la miniserie tuvo mucho texto literal
con el amaneramiento y el protocolo la época, y como adicional el componente “político”
que es mucho más explícito en la versión televisiva que en la novela de Isaacs.
“Yo, por ejemplo, considero que los oficios de novelista y de guionista son
radicalmente diferentes. Cuando estoy escribiendo una novela me atrinchero en mi
mundo y no comparto nada con nadie. Soy de una arrogancia, una prepotencia y una
vanidad absolutas. ¿Por qué? Porque creo que es la única manera que tengo de
proteger el feto, de garantizar que se desarrolle como lo concebí (….). Para nada se
necesita más humildad en este mundo que para ejercer con dignidad el oficio de
guionista. Se trata de un trabajo creador que es también subalterno un trabajo
subalterno. Desde que uno empieza a escribir sabe que esa historia, una vez
terminada, y sobre todo, una vez filmada, ya nos será suya” (17).
Gabriel García Márquez, “Para contar historias” en: Taller de guión de Gabriel
García Márquez
Arias leyó una edición cualquiera de la novela y le pareció aburrida para una
adaptación, “un ladrillo para contarlo”; luego trabajó con una edición de la Habana que le
dio García Márquez. Empezó a pelear con la sensación “es hartísimo”; más tarde a partir de
una de las fichas de García Márquez, que se caracterizaron por una visión profundísima con
el punto de vista literario de García Márquez, Arias desarrolló un primer episodio y García
Márquez percibió que era un trabajo mecánico, entonces le dijo: “No crees en lo que
estamos haciendo”. Efectivamente, Arias no quería seguir. Un tiempo después, en México,
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García Márquez y Arias hablaron al respecto. García Márquez salió para Francia mientras
Arias seguía con la lectura de la novela y fue entonces cuando empezó a ver qué había de
encantador en ésta. Al finalizar capítulo por capítulo encontró que el episodio del relato en
África representaba competencia dramática con todo, por tanto había que suprimirlo para la
versión televisiva. Cuando Arias llegó al personaje de Efraín, observó cómo hablaba de la
muerte de María y ese fue el momento en el cual encontró un tono que le gustó, un tono que
luego estuvo presente en los trabajos suyos como lo son las películas: “Bolívar soy yo” y
“La gente de la Universal”. Cuando estaba terminando la estructura de “María”,
aparecieron las películas mencionadas y en ambas se pudo apreciar el “ser romántico”.
Al hablar sobre el tono en que se cuentan las cosas se refiere Arias a la sensibilidad
que le pone el autor o sea el guionista (como en el caso del que se viene haciendo
referencia). Insiste en que este trabajo, el escribir un guión y encontrar el tono, no es algo
mecánico, no hay una guía para hacerlo. A la vez, resalta Arias que el tono es la columna
vertebral de una película y hay que mantenerlo. Arias al recordar el proyecto “María”
comparte la frase que lo entusiasmó para seguir con el proyecto, se remonta al momento en
que Efraín llega a su casa y encuentra las trenzas de María, sale afuera a tomar aire, ve el
paisaje y dice: “Tú lo sabes Dios mío le pedía al follaje que me la devolviera”. De ahí en
adelante el trabajo fue genial, concluye Arias, fue encontrar el tono.
Arias habla sobre la naturaleza de dos lenguajes tan opuestos y tan profundamente
complementarios como lo son el cine y la literatura. Según su experiencia observa que la
literatura es como un tipo de amante, “está ahí para el cine”. Lo diferente de estos lenguajes
radica en las imágenes audiovisuales que se componen de la realidad en la que nos
movemos, figuras corpóreas, cuestión de espacio y tiempo que son evidentes en el cine; en
últimas, no existe parecido entre el cine y la literatura. Complementa anotando sobre lo
particular que tiene el lenguaje audiovisual y cómo al elaborar un guión se debe escribir
varias veces. Habló sobre este asunto porque la “María” de RCN TV estuvo muy cerca de
la realización cinematográfica.
Para completar su reflexión apunta Arias que el guionista debe tener formación
literaria. Dice que quien quiere ser guionista, por lo general, aspira a seguir un modelo,
pero según Arias no hay manuales para ello. Insiste mucho en esto cuando da sus talleres de
escritura de guiones, en la bibliografía de su curso aparecen libros de literatura negra
americana, libros de Dostovieski, de Graham Greene, de Rubem Fonseca. Arias acota que
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la literatura que más se presta para el cine es la novela de espionaje. Complementa esta
reflexión mencionando que es muy común que los escritores consideren que hacer guiones
es algo negativo, porque en un guión se pide que no se haga lenguaje literario.
Dentro de sus observaciones sobre lo que un guión debe ser, dice que los malos
guiones son aquellos que están llenos de adjetivos, porque un guión es acción y diálogo,
entonces el público de una película debe deducir los adjetivos por el comportamiento de los
personajes. Afirma que un guión hay que volverlo de verdad, interviene mucha gente en
ello, pero si el director es poco afín no resulta.
Al retomar el tema de “María” recuerda que con García Márquez en sus charlas vio
el asunto musical de la novela. Por ejemplo, García Márquez asociaba a María con Eric
Satie y cuando Arias aprendió a apreciar a Efraín lo asoció con Schubert. En conclusión,
encontró en Efraín la pasión contemplativa y descubrió cómo lo sutil se tornó incluso en
exasperadamente evidente.
Con García Márquez vieron cuatro versiones de cine de María cuando ya había una
escaleta (estructura de un guión) argumento, escena, desde lo audiovisual. García Márquez
le daba las escaletas y Arias las desarrollaba. Tuvieron en cuenta el contexto sociopolítico
al cual se le dio importancia, porque era la época en que se desarrolló la historia de la
novela, en el contexto, vieron el hecho de que en un país “tan loco” como Colombia se
pudiera producir una situación amorosa como la de María.
“María” fue un aprendizaje, fue una experiencia creativa fascinante, fue un trabajo
de seis meses. El guión fue creado gracias a la estructura que le dio García Márquez, Arias
escribió el guión y luego entró el cubano Eliseo Alberto Diego. Este último lo que hizo fue
una revisión de todo lo que había, una mirada general. Fue contundente el trabajo con
García Márquez, crear una estructura, desmenuzar una novela. Todo esto fue posible
gracias a que García Márquez aprecia María por ser una historia de amor. En este punto
Arias anota: “Recuerda, toda la obra de García Márquez tiene presente alguna historia de
amor”.
Luis Fernando Hoyos fue invitado como primera opción para interpretar a Efraín en
el momento en que se encontraba trabajando para RCN TV en el seriado televisivo “La
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casa de las dos palmas”. Después del casting quedó con el papel de Efraín. Hubo algunos
inconvenientes al principio porque los demás actores, miembros de la familia, tenían los
ojos azules y él no; pero RCN y el director Lisandro Duque no vieron mayor problema en
este asunto.
Hoyos admite que esta experiencia fue muy importante para él al saber que García
Márquez, que Lisandro Duque, “los grandes”, formaban parte del proyecto. Para este
trabajo Hoyos se preparó leyendo el guión y la novela, y contó con la ayuda de la actriz
Vicky Hernández para crear la atmósfera alrededor de la época. También vio películas de
época que le sirvieron de referencia.
En cuanto al grupo de trabajo recuerda que fue muy unido, vivieron el momento de
forma dramática y trágica. El trabajo fue agotador, la técnica como cine hacía que el
montaje se demorara muchísimo. Además, como el tono escogido exigía cierto manejo del
tiempo y se encontró con momentos difíciles que llegaron a minar su paciencia.
Recuerda que trabajaron tres meses rodando la serie. Fueron por Cartagena,
Aracataca, Buenaventura, Buga, Bogotá, Popayán, Hacienda El Paraíso, entre otros lugares.
El hecho de estar en dichos sitios, y casi recluido, le sirvió enormemente para construir el
personaje: “El solo pensar en el personaje es un lujo”. Anota que sin lugar a dudas el haber
estado en la Hacienda El Paraíso (espacio que se menciona en la novela de Isaacs) ayudó a
crear la energía, el respeto por el sitio, los muros era como si hablaran, eso fue estar en el
sitio original de la historia (de la novela de Isaacs). En últimas los actores llegaron a estar
tan sumergidos en la tragedia que casi se construyó una situación morbosa. Concluye que
para su fortuna estuvo ahí, en la “María”.
En cuanto al guión recuerda que se lo entregaron completo, así pudo tener una idea
global del personaje. Sin embargo, sintió el guión un tanto alejado de la novela, porque
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cada vez que leía la novela lloraba y con el guión no fue así, tal vez porque se hace evidente
que empieza con el final de la historia.
En cuanto a su trabajo también recuerda que una de sus propuestas fue ubicarse en
la delicadeza de ese ser: María, comprender lo romántico y entrar en una atmósfera
detallada. Se compenetró con todo lo que hacía el personaje, con su nobleza, inocencia, un
alma tranquila. Se pudo trabajar con cuidado, con tiempo, hubo respeto con los actores para
elaborar sus personajes. Ella pudo leer, estudiar, investigar, como ya se había dicho;
además tuvo la oportunidad de ir donde entrenaban al perro que representaría a Mayo;
también fue a un hospital para indagar sobre la epilepsia, “el gran mal”.
Recuerda que en este proyecto se hizo evidente la presencia de una cámara con
técnica de cine, puesto que se filmaron todas las escenas que acontecían en un lugar, por
ejemplo, el comedor, luego todas las escenas que sucedían en tal o cual habitación;
entonces, se hizo necesario estar muy pendiente de mantener la tensión y la continuidad
emocional de la actuación.
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LA MADRE: María Alejandra Borrero (Popayán, 1962)
Para este trabajo volvió a leer la novela y recibió los guiones con tiempo. Cuando
llegaron al hotel, cerca de la Hacienda El Paraíso, sintió que se había transportado a un
espacio de otro siglo, podía ver todo el entorno del pasado. En ese momento se enamoró y
esto le ayudó a apreciar el amor de Efraín y María. Trabajó mucho en el jardín de la
Hacienda El Paraíso y se dedicó a meditar todos los días, este hecho le ayudó a trabajar
desde el estado y el ritmo del personaje que interpretaba. Cuando la grabación fue en
Popayán, pretendiendo un Cali de la época, la experiencia fue aún más intensa ya que la
hacienda que se usó como espacio fue de sus abuelos y esta situación la remitió a su propia
historia, tanto recuerdos amables como mucho dolor.
En resumen, participar en “María” fue una experiencia completa como actriz y una
exigencia ante la técnica similar al cine. Por lo anterior debía de ser capaz de mantener el
hilo del personaje, ya que se grababan tres o cuatro escenas con una cámara en planos,
entonces, por ejemplo, toda una semana se dedicaban a la grabación en el comedor.
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entonces Samuel Duque se dedicó a localizar a García Márquez. El escritor le dijo que su
obra no funciona para televisión, pero que tal vez podrían trabajar con uno de sus cuentos:
“En ese pueblo no hay ladrones”; esta idea tampoco se realizó. Continuó Duque en
conversaciones con García Márquez y, un día, el escritor le dijo: “Estoy enamorado de
María”, estas palabras le sonaron a Duque, quien ya había hecho La Vorágine. Así fue que
García Márquez participó como guionista de la versión televisiva de la novela de Isaacs.
El resultado del trabajo para televisión se clasificó en formato miniserie, algo que
no se había hecho en el país. Para llamar la atención del público se siguió con el modelo de
la televisión en EEUU y Europa, el cual consiste en presentar en bloque una obra que se
considere un aporte cultural para la nación. De esta manera se le da grandeza a una serie y
se le ubica en el PRIME TIME, en el caso de “María” fue los sábados en la noche, un
horario muy costoso.
Al hacer un balance, Duque anota que la inversión económica fue muy alta y que no
se pudo recuperar. Sin embargo, recuerda con agrado el hecho de que varios colegios y
escuelas solicitaron copias de la miniserie para que sus alumnos la vieran. Para cerrar sus
aportes comenta que le pareció que uno de los factores por los cuales fue difícil este
proyecto fue por el hecho de que el texto de Isaacs es romanticismo puro y esto se vio en el
guión y, por último, dice que si se pretendiese presentar de nuevo “María”, no tendría
acogida en el país porque en Colombia “ninguna repetición funciona”.
Amparo López trabajó para RCN por dieciocho años, en el presente es Gerente de
Producción de Telecolombia. Al hablar sobre la versión televisiva de la novela María dice
que no fue una miniserie muy premiada por el hecho de ser de época, incluso en la
actualidad no se comercializa muy bien este tipo de miniseries. Por otro lado recuerda que
“María” se vendió a veinte países en América Latina, Centro América y Europa.
López comparte el hecho de que esta miniserie demandó mucho trabajo y mucha
inversión. Había demasiados elementos del guión que tenían que respetar, entre ellos el
hecho de lograr 1.000 mariposas amarillas, las cuales debieron ser criadas específicamente
para la miniserie. Detalles como éste o el relacionado con las escenas del tigre, son apenas
algunos de los recuerdos que comparte López para dejar claro que: “María” fue un trabajo
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arduo de más de seis meses, porque en este tiempo se tuvo en cuenta la ambientación
perfecta en todos los sentidos.
Se creó una expectativa muy grande entorno a la miniserie, no obstante, como con
todo producto es muy difícil saber qué va a pasar cuando se vaya a emitir. Nadie tiene el
secreto sobre lo que funciona o no en televisión, aunque se contrate a gente muy
profesional en todas las áreas, como lo fue en el caso de la miniserie “María”.
“En la televisión colombiana María y Efraín sufren las penas de su puro amor. Hay
que suponer, por el talento de Gabo, que fue un éxito, a pesar de la insoportable lentitud de
muchas escenas.
“Que siga María con sus amores castos. Hay que salir de la tristeza del amor “en los
tiempos del cólera”, para volver por unas horas a ese nítido escenario, tierno y un poco
tonto, que pintó tan bien Jorge Isaacs: el amor en los tiempos románticos, acaramelados,
que vivieron nuestros abuelos”.
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Viernes 04 de octubre de 1991, El País, Cali, OPINIÓN, p. A5. Revolturas, Gloria
H.: “No creo que el amor de María y Efraín sea sano para la época en que vivimos ahora.
La solución no está en que cambiemos de forma de violencia. El remedio no está en evitar
la violencia de balas (…) Quedan abiertas las posibilidades a través de la educación para
estructura un mundo diferente”.
“Con todo, las primeras mediciones de audiencia mostraron que los amores de
María y Efraín, inclusive a esas horas y con tan atrevida duración, lograron hacerle mella a
ese dramatizado “caliente” que es “Puerto de Amor”, y a los combates de “Misión de
deber”.
“No deja de ser emocionante que un idilio aparentemente anacrónico supone a los
devaneos ardorosos de Ambalema y sobre todo a las nefastas peripecias de Vietnam (…) El
amor, en éste como en otros siglos, sigue imponiendo sus argumentos dulces e irrefutables.
“En algunos pasajes de la serie los actores recitaban impunemente desprovistos casi
por completo de los matices que distinguen de inmediatos a los buenos actores de quienes
no lo son.
“En cuanto al tono, en algunos momentos la realización estuvo marcada por una
exagerada teatralidad. Un ejemplo fue la llegada de Efraín a su casa paterna y los primeros
diálogos con Emma. Había un tinte de acartonamiento que se sumaba peligrosamente al
estilo de la obra.
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como cualquier escena de los “Cazafantasmas”, cambié de canal para no perderme
“Derrick””.
“(…) García Márquez siempre soñó con llevar a María al cine o a la televisión, con
el mismo fervor que le pondría a la composición de un bolero que hasta ahora no ha escrito.
Su emocionado ascenso al Valle, desde Buenaventura, es el camino que escogió para iniciar
un libreto cuyo desarrollo deja la sensación de que el primer capítulo agota la temática.
“El hecho es que la primera película con Stella López como María, rozó el tema sin
ahondarlo. La versión norteamericana, con la hija de Tyron Power, Taryn, se quedó en Love
Story de segunda categoría, azucarada y banal, pero de todas maneras menos lamentable
que la versión mejicana.
“Y que esta versión, respetable y hasta cierto punto respetuosa, apeala al más
luminoso de los romanticismos y lleva a las lágrimas, sin trascender, cuando hubiera
podido ser una obra maestra que nos plenificara a los vallecaucanos y a los televidentes del
mundo. Al fin y al cabo, María es tan nuestra como los farallones que vigilan la región,
como universal es su mensaje amoroso”.
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Domingo 20 de octubre de 1991, El Tiempo, Bogotá, TELEVISIÓN ANÁLISIS, p.
4E. Tiempo de vacas flacas (sin autor): “(…) Hace unos meses, el dramatizado, un género
con las mayores inversiones y audiencia mantuvo a los televidentes en vilo: varias
producciones alcanzaron un nivel de calidad destacable [menciona: “La casa de las dos
palmas” de RCN TV, “Castigo divino” de RTI, “Cuando quiero llorar lloro” de Duplat]
Pero esas fueron épocas de las “vacas gordas”. Porque ahora llegaron las flacas. Después de
haber visto una “María” que no llenó las expectativas, solo queda en cartelera “Escalona”
(…)”.
“La actriz que hizo de madre de Efraín (Alejandra Borrero) más bien parecía la
hermana de éste: en cambio Emma sí estuvo bien presentada, lo mismo que el padre de
Efraín. Todo eso se debe a la mala dirección de una novela larga y aburrida y no romántica
ni emocionalmente como el libro.
“Yo le pregunto a Gabo, ¿le gustaría que le cogieran a Cien años de soledad y se lo
cambiaran? Entonces, no lo haga con obras ajenas”.
Leer de nuevo María implicó un profundo trabajo. Experimenté varios intentos por
entrar en el mundo de la novela, me dejaba seducir por otras circunstancias y posponía cada
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tanto la lectura. Al encontrar un ejemplar de la casa editorial Ayacucho, que tanto me
habían recomendado, empecé a tener una relación diferente con el libro. Primero observé la
forma evidente con la cual el narrador describía a la perfección los espacios, las
vestimentas, les elementos que creaban la atmósfera. Este hecho me llevó a percibir con sus
palabras una cámara cinematográfica que disfrutaba con las tomas de primeros planos, de
detalles. Estudié este asunto para entender si de alguna manera la novela, me refiero al
género, ha influido de alguna manera en las técnicas del cine, y sobre este punto encontré
que John L. Fell, mencionado por Juan Miguel Company en su libro El trazo de la letra en
la imagen, al incursionar en los diferentes modelos de representación del cine primitivo
dice:
“Lo que más interesa a nuestros fines es señalar que las técnicas empleadas por el
cine no le son propias, sino que han sido tomadas de medios al parecer tan
diferentes entre sí como la novela del siglo XIX, las primitivas historietas, la
ilustración de las revistas, la obra de cubistas e impresionistas, lo más “pop” de la
literatura popular, y los entretenimientos “para todo tipo de público” ofrecidos en el
teatro, las ferias de volantineros y los salones familiares. Todo ello caracteriza una
orientación narrativa común poco menos que ignorada hasta hoy, debido sobre todo
a que las distintas corrientes de la tradición se han estudiado por separado, si es que
alguna vez se las tuvo en cuenta” (20).
Entonces, quedé aún más inquieta, no estaba segura de si quería estudiar la versión
televisiva “María” al considerar técnicas cinematográficas en su realización al querer
analizar la adaptación, el guión. En ese momento me remití al texto “Cine y literatura: El
giro semiótico” de Lauro Zavala. Zavala inicia su escrito con la reflexión sobre el estudio
de las relaciones entre literatura y cine y, con esto nos lleva a reformular las relaciones
entre literatura y comunicación. En estos terrenos de estudio: cine, literatura y
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comunicación, entran en juego problemas de carácter empírico, metodológico, teórico y
epistemológico. Dice Zavala que es posible estudiar las teorías del cine de manera
simultánea con las de la literatura, puesto que se puede distinguir entre los métodos
lingüísticos y los hermenéuticos, y entre modelos textuales y los contextuales. Observa que
en un principio se estudiaba el cine desde el lenguaje verbal, y, más adelante, con trabajos
teóricos de Umberto Eco se llegó a contemplar la especificidad del lenguaje
cinematográfico. Esto se refleja en los modelos que consideraban la cámara como un
instrumento para registrar la realidad, y luego los modelos que veían que la cámara
construye la realidad ficcional.
Entorno a estudios sobre relaciones entre cine y literatura, que están enmarcados por
la distinción entre adaptación y traducción, anota Zavala el asunto de fidelidad al texto
literario y cómo desde allí hay que establecer una relación de lenguajes sin darle mayor
valor a uno u otro; por tanto es necesario tener en cuenta la dimensión semiótica y estética
en un ejercicio interdisciplinario. Zavala propone entonces la glosemática narrativa como
el camino para este tipo de ejercicio o estudio. La propuesta de la glosemática se deriva de
la lingüística estructural del lingüista Hjelmslev. Se parte de la distinción entre el contenido
─qué se cuenta─ y la expresión ─cómo se cuenta─. La glosemática permite distinguir entre
sustancia y forma de la expresión, y sustancia y forma del contenido. A partir de esto es
posible postular mecanismos de conservación, transformación, supresión y añadido de la
versión literario, y de las distintas versiones cinematográficas de un mismo texto entre sí,
como bien apunta Zavala.
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estrategias son: ilustración, transposición, interpretación y adaptación libre. Completa
Zavala dando las variantes de las mismas.
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Al seguir atenta la lectura de la novela María, encontré en un segundo momento que
todos los sentidos del lector se despertaban porque el narrador puntualmente mencionaba:
la temperatura, los ruidos que emitían los animales, el ruido del movimiento de la ropa, los
olores de las flores, el tipo de comida, el aspecto el lugar. Más adelante, me concentré en
los encuentros de Efraín y María y la manera como se tocaban, casi ni se tocaban, de nuevo
“la cámara” ─voz del narrador─ sugería apenas unos acercamientos físicos, que se fueron
complementando con miradas, con palabras y silencios. La construcción de la relación entre
los amantes se fue haciendo más evidente en la medida en que tenían algo más de tiempo
para ellos, entonces empiezan a adivinarse sus palabras. Por tanto, la expresión del amor
corresponde a la época, el amor físico se hace evidente de otra manera a la que está
acostumbrado el público actual.
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encajaban perfectamente en la escena y hacían aún más creíbles el ritmo, el tiempo, la
época que ese estaba interpretando. Igualmente encontré que en la miniserie se logró crear
el espacio perfecto, desde el vestuario, el color de las paredes, los cuadros, en suma hubo
escenas que podrían pasar por un cuadro enmarcado en una pared.
MATERIAL DE REFERENCIA
FICHA TÉCNICA
Adaptación: Gabriel García Márquez
Colaboración guión: Eliseo Alberto Diego, Manuel Arias
Basada en la novela de Jorge Isaacs
Padre: Julio Medina
Madre: Alejandra Borrero
Efraín: Luis Fernando Hoyos
María: Victoria Eugenia Góngora
Emma: María Paulina de Zubiría
Cámara: Argemiro Saavedra, Juan Carlos López
Sonido: Jaime Alencia
Diseño artístico: Ricardo Duque
Vestuario: Rosita Cabal de Franco
Maquillaje: Rocío López
Música: Isaac Tacha
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Continuidad: Laura Reyes
Dirección de fotografía: Víctor Jorge Ruíz
Jefatura de Producción: Limba Hleap
Producción ejecutiva: Amparo de Gómez
Asistente de dirección: Ricardo Suárez
Dirección general: Lisandro Duque Naranjo
ENTREVISTAS
Lisandro Duque Naranjo, comunicación personal, 28 de septiembre de 2004.
Victoria Eugenia Góngora, comunicación personal, 21 de enero de 2005.
Julio Medina, comunicación personal, 21 de enero de 2005.
Luis Fernando Hoyos Ramírez, comunicación personal, 24 de enero de 2005.
María Alejandra Borrero Saa, comunicación personal, 9 de febrero de 2005.
Manuel Arias Casas, comunicación personal, 9 de febrero de 2005.
Samuel Duque, comunicación personal, 28 de marzo de 2005.
Amparo López, comunicación personal, 28 de marzo de 2005.
LECTURAS
Brady, Ben, (1994), Principles of Adaptation for Film and Television, UT Press, Austin.
“Cine colombiano: mudo y parlante” adaptación del artículo de Luis Alberto Álvarez. “Primer
impacto político y social del cine colombiano”, users.rcn.com/mg.interprt/cinemudo_b.thml-44k,
recuperado 10 de febrero de 2005.
Company, Juan Miguel, (1987), El trazo de la letra en la imagen. Texto Literario y Texto Fílmico,
Cátedra, Madrid.
García Márquez, Gabriel y otros, (1991), Capítulos del guión versión televisiva de María.
García Márquez, Gabriel, (1998), Taller de guión de Gabriel García Márquez. “La bendita manía
de contar”. Ollero & Ramos Editores. Escuela Internacional de Cine y Televisión, Madrid.
García Riera, Emilio, (1993), Historia documental del cine mexicano, Tomo 2, Universidad de
Guadalajara, Guadalajara.
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───, (1994), Historia documental del cine mexicano, Tomo 15, Universidad de Guadalajara,
Guadalajara.
Isaacs, Jorge, (1988), María, Prólogo, notas y cronología de Gustavo Mejía, Biblioteca Ayacucho,
Caracas.
Ramírez, Gabriel, (1989), Crónica del cine mudo mexicano, Lineteca Nacional, México DF.
Rojas Romero, Diego, “Cine colombiano. Primeras noticias, primeros años, primeras películas” en:
www.banrep.gov.co/blaavritual/credencial/abr972.htm-26k, recuperado 10 de febrero de 2005”
(Anónimo) 10 de octubre de 1991, “Quemar al actor”. El Tiempo, Revista Elenco No. 621, p. 3.
Díaz, Rafael, 10 de octubre de 1991, “Fantasma de Espanto”. El Tiempo, Revista Elenco No. 621,
p. 7.
Estupiñán, Luz Marina, 05 de noviembre de 1990, “Las primeras escenas de María. Desde el Barrio
Lleras de Buenaventura. “Dos Marías en el reparto”, “El manejo psicológico del color””. El País, p.
A5.
Gómez, Carlos A., 17 de octubre de 1991, “Bien por María”, El Tiempo, Revista Elenco No, 622,
p.20.
22
H., Gloria, 04 de octubre de 1991, “Revolturas”, El País, p. A5.
Herrera Rusinque, Diana, 12 de septiembre de 1991, “María en TV: Mil historias en una”. El
Tiempo, Revista Elenco No. 617, p. 4E.
Otálora, Norma Lucía, 14 de septiembre de 1991, “Colombia sueña de nuevo con “María””. El País,
p. A3.
Zawadski, Clara, 16 de octubre de 1991, “María cuánto te amé; cuánto te amara”. El Tiempo, p. 4A.
MATERIAL VISUAL
Ospina, Luis & Nieto, Jorge (directores), (1985), En busca de María. Pormenores de la versión
muda de María de Máximo Calvo y de Alfredo del Diestro (1921). Colombia: Nueva Era y
Cinemateca Distrital.
Grau, Enrique (director), (1965), María, [cortometraje]. Colombia: Alberto López, Enrique Grau.
Davison, Tito, (1971), María [cinta cinematográfica]. México: Ramón Pereda y Clasa Films
Mundiales S.A.
Duque Naranjo, Lisandro (director), (1991), María [miniserie televisiva]. Colombia: RCN TV.
AGRADECIMIENTOS
Alejandra Orozco, Documentación y Consulta, Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano.
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