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Mi abuela y

el Teacher
(Teatro breve para jóven público)

De
Juan Carlos Valdez

juancarlosvaldez@elrelajoteatro.com www.elrelajoteatro.com
Juan Carlos Valdez 2
MI ABUELA Y EL TEACHER

Personajes
HIJA
MAMÁ
ABUELA

MAMÁ: Es lunes por la noche.


HIJA: ¡No!
MAMÁ: Que es tiempo en que normalmente las tres estamos en casa…
HIJA: ¡Me quiero morir!
MAMÁ: Mi mamá.
ABUELA: ¿Me hablaste, hija?
MAMÁ: No, mamá. Siga viendo la tele; Y mi hija.
HIJA: Mamá. ¿Pagaste el internet?
MAMÁ: ¿Ya toca pagarlo otra vez?
HIJA: ¡Mamá!
MAMÁ: Tranquila. ¿Qué no tienes megas de internet que te compré hace dos días?
HIJA: Es que… mhmhmjmhmfmé.
MAMÁ: No te entendí.
HIJA: Es que ya me los acabé…
MAMÁ: De seguro quieres ver el Youtube. Mejor ven a mi cuarto a ver el cable
juntas.
HIJA: Si no pagaste el internet tampoco hay cable en tu televisión.
MAMÁ: ¿En serio?
HIJA: Ay, mamá.
MAMÁ: No entremos en pánico. Podemos… podemos ver la tele con tu abuela.
Hace mucho que no hacemos eso.
HIJA: ¿What…? En su pantallita, me voy a quedar bizca.
MAMÁ: Tú ves películas en tu celular.
HIJA: Pero mi abuela ve su tele con los audífonos puestos.
MAMÁ: Le pedimos que nos preste uno; ¿Verdad qué sí nos lo prestas, mamá?
ABUELA: ¿Qué? No te oigo.

Teatro Breve/Enero de 2016


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MI ABUELA Y EL TEACHER

HIJA: Pobrecita, le vas a quitar un audífono… y ella sordita… Qué abusiva, mamá.
Mejor dame dinero para comprar megas en el Oxxo, me urge el internet.
MAMÁ: A mí me urge que pasemos un rato con la abuela.
HIJA: Pero, Mamá…
MAMÁ: Siéntate con ella y ahorita traigo la cena; Mamá… aquí te dejo a tu nieta,
quiere ver la tele contigo.
ABUELA: Claro que sí; Ten, nieta, toma esta bocina que de todas maneras estoy
bien sorda de este oído.
HIJA: Gracias…; El problema no es compartir la tele con mi abuela. El problema es
que cuando empieza el noticiero de la noche y el señor de las noticias saluda, mi
abuela…
ABUELA: Buenas noches, don Joaquín.
HIJA: Mamá, mi abuela le está hablando a la televisión otra vez.
MAMÁ: Tómate tu chocolate…
HIJA: Siempre hace lo mismo. Si Lopez-Dóriga saluda, ella saluda. Si Lopez-Dóriga
dice “espero que esté pasando una buena noche” ella dice:
ABUELA: Igualmente, muchas gracias.
MAMÁ: Mamá, usted no tiene que responder. El señor no la está escuchando.
ABUELA: El “teacher” me habla y yo no puedo ser grosera.
HIJA: Mamá… O sea que tú y yo somos groseras…
MAMÁ: Mamá… No es grosería. El señor está muy lejos, no sabe si usted le
contesta o no.
ABUELA: Tshhh… Yo medio sorda y tú que no me dejas oir.
HIJA: ¿Realmente mi abuela cree que el señor de las noticias le está hablando a
ella?
MAMÁ: ¡Claro que no! No lo creo… Ay, Dios… Espero que no; Mamá, ¿sí sabe que
la gente de la televisión no está ahí, verdad…?
ABUELA: Tshhh… El “Teacher” está dando las noticias; Sí, señor, vamos a las
noticias nacionales.
HIJA: ¿Y nosotras somos las que tenemos que guardar silencio?
MAMÁ: Ponte ver el programa con tu abuela, en vez de quejarte.

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HIJA: Tiene Alzheimer, ¿verdad?


MAMÁ: ¡Niña! No digas eso. Tenemos que entenderla, ya es mayor y tiene sus
costumbres. Se les dificulta… modernizarse.
HIJA: ¿Antes la gente hablaba con la televisión?
MAMÁ: No. Antes de la televisión.
HIJA: ¿Hablaban con la radio?
MAMÁ: ¡No! Quiero decir que a tu abuela, cuando era niña, le enseñaron que si
alguien le habla ella debe responder y eso es lo que hace. No le importa que quien
la salude esté en la televisión.
HIJA: Entonces, ¿ella no cree que lo que sucede en la tele es de verdad?
MAMÁ: Exacto.
HIJA: Eso tendría mucho sentido si no sucediera esto: Durante los comerciales
aparece un cantante de baladas románticas…; Mamá, mi abuela se está
escondiendo de la tele otra vez.
MAMÁ: Mamá, venga a sentarse.
ABUELA: No puedo, Mija. El muchacho me está cantando de amores.
MAMÁ: ¿Y qué tiene?
ABUELA: Que yo no le puedo corresponder. Soy muy mayorcita para él.
MAMÁ: Pues usted no le corresponda, pero vuelva a sentarte.
ABUELA: No puedo, mírame las fachas en las que ando y toda despeinada. No
estoy presentable, hija. Se me hace una grosería estar en bata frente al joven.
MAMÁ: Las tres estamos en piyama, no te mortifiques.
ABUELA: Pero yo me doy a respetar.
HIJA: Mamá… O sea que…
MAMÁ: O sea nada… Deja que tu abuela vea la televisión a su modo, no te estorba
ni te afecta.
HIJA: ¿Pero por qué no puede ser más normal?
MAMÁ: Porque ella es… un pastel completo.
HIJA: ¿Qué?
MAMÁ: Eso. Imagínate a las personas como si fueran pasteles.
HIJA: ¿De qué tipo?

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MAMÁ: De cualquiera, no importa, es solo un ejemplo.


HIJA: ¿De los ricos que tienen betún arriba o de los pasteles malos que son puro
pan con frutas secas arriba?
MAMÁ: Del que sea. Cuando uno nace es como un pastel que aún está en el horno:
va creciendo y va tomando la forma del molde. Luego que el pan está listo se le
pone el relleno.
HIJA: ¿De qué?
MAMÁ: De lo que quieras.
HIJA: ¿Chocolate?
MAMÁ: Puede ser de chocolate, pero aún es un pastel incompleto hasta que le
pongas el betún y esas rayitas de colores que les ponen encima.
HIJA: Y las letritas.
MAMÁ: Si va a ser un pastel de cumpleaños, le pones “Felicidades, Fulanito” o si
es de Navidad le pones “Feliz Navidad” o si no es para ninguna ocasión no le pones
nada. Tu abuela sería como un pastel terminado y tú serías como un pastel que
todavía se está horneando. ¿Ya me entendiste?
HIJA: No. ¿Por qué estamos hablando de pasteles?
MAMÁ: Es un ejemplo para explicarte que tu abuela es como un pastel completo.
HIJA: Como un pastel completo… ¿No tienes que tomarte tu medicina para el
cerebro?
MAMÁ: ¡Chamaca! Acepte a su abuela como es y siga viendo el noticiero.
HIJA: Mamá, por favor. Tengo que entrar al whatsapp.
MAMÁ: ¿Whatsapp? Eso sí que debe ser urgente…
HIJA: Me voy a mi cuarto.
MAMÁ: Quédeseme ahí. Explícame por qué la urgencia de chatear cuando estamos
tan contentas viendo a Lopez-Dóriga.
HIJA: ¿Te acuerdas de Óliver, el que va en mi salón?
MAMÁ: Me acuerdo de un Oliverio que va en tu salón. El que te gusta, ¿verdad?
HIJA: Tshhh… Ese, pero le decimos Óliver. A mi amiga Mafer…
MAMÁ: ¿María Fernanda? No sé para qué nos molestamos en ponerles nombres
si ustedes se los cambian…

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MI ABUELA Y EL TEACHER

HIJA: A ella también le gusta Oliver desde segundo, pero a mí me gusta desde
primero aunque ella lo conoció antes en las clases de guitarra que tomaba por la
tardes pero yo fui la primera que le preguntó su nombre cuando estábamos en clase
de futbol pero luego conocí a Bety que es prima de Oliver y ella me preguntó que si
me gustaba y yo le dije que sí pero para esto…
MAMÁ: Al grano, hijita.
HIJA: Tengo miedo de que Bety le haya dicho a Mafer que a mí también me gusta
Oliver.
MAMÁ: ¿Y por qué habrías de tener ese temor?
HIJA: Es que yo estaba escribiéndole a Mafer cuando me dijo que Bety le había
dicho algo que no creía que fuera verdad y luego yo le mandé mensajes a Bety para
preguntarle si ella le había dicho algo de que a mí me gusta su primo pero…
MAMÁ: Mijita… es un asunto de muchachos y muchachas, puede esperar hasta
mañana que se vean tú y tu amiga.
HIJA: ¡No! Por favor, veinte pesos de saldo. Si la Bety le dijo a Mafer, me voy a morir
de la vergüenza.
MAMÁ: Asumiré el riesgo de quedarme con tu cadáver en mis brazos.
HIJA: Mi vida se acabó.
ABUELA: ¿Oyeron al Teacher? Los mexicanos están entre los mejores actores del
mundo. Volvemos después de otra pausa.
MAMÁ: Vamos haciendo esto. Tú pasas el resto del noticiero aquí junto a la abuela,
sin quejas, conviviendo con una buena actitud y al final yo te voy a dar el dinero
para que te compres unos megas de internet en el Oxxo. ¿Trato?
HIJA: Trato. Pero que sean cien pesos.
MAMÁ: Ilusa.
HIJA: Cincuenta pesos.
MAMÁ: Ternurita…
HIJA: ¿Treintaicinco?
MAMÁ: Voy a lavar los trastes. Ahorita vuelvo.
HIJA: Veinte, pero ni un peso menos…
MAMÁ: No me hagas cambiar de idea…

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MI ABUELA Y EL TEACHER

HIJA: Okey… El Mum-Ra manda a un corte comercial… bla bla bla…


ABUELA: Esa crema es muy buena.
HIJA: Otro comercial… Bla bla bla…
ABUELA: Ay, como se antoja uno de esos… y también el chocolate.
HIJA: La nueva novela… Bla bla bla…
ABUELA: A esa muchacha le va dar la pulmonía doble por andar tan descubierta…
y a esa otra le va a dar nalgonía.
HIJA: Más comerciales… estoy entrando en coma… mi cerebro se seca… me
derrito…
ABUELA: Qué chistosa, nieta.
HIJA: ¿Qué? ¿yo? Perdón, abuela. No quería burlarme.
ABUELA: No te inquietes. Lo graciosa te viene de familia.
HIJA: ¿Le vas a decir a mi mamá?
ABUELA: Claro que no. Cuando yo tenía tu edad hacía lo mismo. Después de cenar,
mi abuelo salía al porche para fumarse un cigarro y se sentaba con su perro al lado
de su silla. Mi abuelo le platicaba al perro del clima, le preguntaba si iba a llover
pronto, hasta se reía con él. Yo me ponía cerca de la ventana y lo arremedaba con
un palito encendido en vez de cigarro y mi hermanito al lado.
HIJA: ¿Te descubrió?
ABUELA: Yo creía que no. Pero una tarde que salió a fumar, ya iba yo a la ventana
para hacer lo mismo y vi que estaba un cigarro puesto ahí sin razón.
HIJA: ¿Tu abuelo te lo dejó ahí?
ABUELA: Nunca pregunté. Yo pensé que se había dado cuenta de lo que yo hacía
y me lo dejaba ahí para que lo imitara mejor. Ahora pienso que tal vez le hacía
gracia.
HIJA: ¿Y qué hiciste después?
ABUELA: Nunca lo volví a arremedar.
HIJA: Auch, ya me cayó la pedrada.
ABUELA: Pero no te lo digo por eso. Creo que a mi abuelo le gustaba que yo lo
imitara. Creo que le gustaba darse cuenta de que yo lo tenía presente. Como tú a
mí en esta casa. En lugar sentarme en el porche a fumar, yo me siento a ver la

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noticias en la sala y no tengo un perro con quien hablar pero tengo a Lopez Dóriga
que se parece mucho.
HIJA: Por eso hablas con la tele…
ABUELA: Aunque creas que ya me dio el Alzheimer.
HIJA: Qué pena, pensé que no me estabas oyendo.
ABUELA: No te mortifiques. Esta abuela medio sorda escucha más de lo que
necesita. Y por eso, me gustaría que me aceptes un consejo.
HIJA: ¿Consejo? ¿De qué?
ABUELA: Respecto a tu amiga Mafer y ese muchacho Oliver.
HIJA: Ya se me había olvidado… No sé qué voy a hacer.
ABUELA: Ella y tú son amigas, ¿verdad?
HIJA: Desde primero.
ABUELA: ¿A ti te molesta que a las dos les guste el mismo muchacho?
HIJA: No.
ABUELA: Ahí tienes. Creo que puedes confiar en que a ella tampoco le va a
molestar.
HIJA: ¿Y si Bety ya le dijo? Se va a enojar de que le dije primero a Bety que a ella.
ABUELA: Te diría que las mejores amigas aprenden a perdonar a entenderse y que
son incondicionales pero eso lo escuchas en todas partes. Yo te puedo decir que
cuando alguien deja de ser tu mejor amiga siempre habrá alguien más que va a ser
tu nueva mejor amiga.
HIJA: Qué ruda. Con tus consejos deberías abrir tu canal de youtube y le haces la
competencia a Yuya. Me cae mal…
ABUELA: Una no llega a vieja siendo blandita. Nomás mírale la cara al Teacher.
HIJA: Agh… No sé cómo te cae bien ese señor.
ABUELA: La verdad, yo tampoco.
HIJA: ¿Y por qué lo ves todos los días?
ABUELA: Llevo tantos años viendo los noticieros de la televisión que ya no sé ni por
qué los veo. Uy, ya empezó de nuevo.
HIJA: ¿Qué pasaría si no lo vieras por un día?
ABUELA: ¿Y dejarlo hablando solo? Qué grosería.

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HIJA: ¿Crees que se vaya a enojar?


ABUELA: No si somos amables.
HIJA / ABUELA: No, gracias, señor López-Dóriga. Hoy no vamos a poder seguir
acompañándolo. Adiós, Teacher.
HIJA: ¿Cómo te sientes sin las noticias de la noche?
ABUELA: Igualita. Voy a estar bien. El teacher y todos los de la tele dicen cada
disparate.
HIJA: Hasta les hacen memes en internet.
ABUELA: A vece me parece que los de la tele viven en la luna. Y yo prefiero estar
aquí en la casa con mi nieta.
HIJA: ¿Y qué podemos hacer ahora, abuela?
ABUELA: Se me ocurre algo que mi abuelo me enseñó… ¿Sabes jugar a la baraja?
HIJA: No, pero se me hace aburrido.
ABUELA: ¿Aburrido? Espera a que tu abuela te enseñe a duplicar los veinte pesos
que te prometió tu mamá.
HIJA: ¿¡Vamos a apostar!?
ABUELA: ¿Tienes miedo?
HIJA: ¡Jamás! Pero mi mamá no me va a dar permiso.
ABUELA: Tú mamá también va a jugar, yo le enseñé cuando ella tenía tu edad. Voy
por la baraja que me regaló mi abuelo.
MAMÁ: ¿A dónde vas, mamá?
ABUELA: Ahorita vas a ver… Mejor ve sacando tu monedero, hija. Ahí vengo…
MAMÁ: ¿Qué pasó con el noticiero? ¿Qué le hiciste a tu abuela?
HIJA: Nada. Solo platicamos.
MAMÁ: Y, a ver. ¿pasarte un rato con la abuela fue tan malo como esperabas?
HIJA: No, hasta me gustó.
MAMÁ: Entonces, ¿quieres tus veinte pesos para tus megas de internet?
HIJA: No. Puedo esperar hasta mañana para tener Whatsapp.
MAMÁ: Oh, bueno… Entonces me los guardo…
HIJA: Hey, son míos, yo me los gané. Gracias. Mi abuela y yo vamos a jugar a la
baraja, ¿tú cuánto quieres apostar?

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MI ABUELA Y EL TEACHER

MAMÁ: ¿Apostar? Yo no te he dado permiso.


HIJA: ¿Tienes miedo?
MAMÁ: ¡Jamás!
HIJA: Sí, tienes miedo de que te mi abuela me enseña a ganarte…
MAMÁ: Tu abuela y yo vamos a jugar a la baraja. Pero tú te vas a dormir porque
mañana tienes escuela.
HIJA: Yo también quisiera ser viejita para no tenerme que acostar temprano.
MAMÁ: ¡Chamaca!
HIJA: Ya me voy…
MAMÁ: No te digo, esos chamacos ya vienen programados para ser respondones.
Ya no puede uno darles una orden porque te salen con unas contestaciones que ya
quisiera uno poderles dar un estatequieto porque luego se le terminan subiendo a
uno hasta las…
ABUELA: Y se burlan porque hablo con la tele. Al menos hablo con algo.
MAMÁ: …barbas y para cuando se da cuenta ya creen que somos sus sirvientes,
sus choferes, sus cocineras pero no se le ocurra a uno darles algo que no les guste
porque se nos arma una que para qué te cuento…

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MI ABUELA Y EL TEACHER

Sinopsis de Mi Abuela y el Teacher


A la hora de la cena, la abuela se sienta a ver el noticiero, y no sería un problema
para su hija y su nieta si cada vez que mirara el noticiero no empezara a hablar con
“El Teacher”.Y todo se complica para la nieta ya que se ha quedado sin internet y a
su madre se le ha ocurrido que sería buena idea que pase un poco de tiempo con
su abuela. En esta obra veremos un divertido reencuentro entre dos generaciónes
separadas por algo más que la edad hasta que descubren que aquello que las une
supera todas las diferencias.

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