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PSICOANÁLISIS XXIII (1); 87-92, 2011

I. LA OBSERVACIÓN EN LA SITUACIÓN ANALÍTICA


Rosella Sandri1

Estamos autorizados a afirmar que un que permite al bebé prever, anticipar, constituir
análisis representa, de alguna manera, una un objeto interno.
situación de observación, de un tipo particu- Las microrupturas que inevitablemente vive
lar, en la cual el espacio psíquico del analista, el bebé en su sentimiento de continuidad, le
con sus resonancias, es revelador de lo que el hacen experimentar una sensación de caída
paciente está viviendo en su mundo interno. que alterna con los momentos de plenitud y
Desde este punto de vista, la Observación de sintonía con la madre. El tiempo implica
del bebé es un instrumento precioso para también la alteridad: si el otro no existiera,
aprender a escuchar al paciente y luego tratar si la espera no existiera, el tiempo tampoco
de dar un sentido a su comunicación. Cuando existiría. La adquisición de un ritmo común
esta actitud es utilizada en la relación analí- representa, igualmente, una primera forma
tica, puede devenir la fuente de una nueva de diálogo: para crearlo, es necesario ser dos
aproximación a los niveles más primitivos del con, entre uno y el otro, un lenguaje, aún si
pensamiento, que se expresan a través de la se trata de una forma primitiva.
corporeidad, de la acción, pero también, en un Podríamos tomar la imagen del bebé al pe-
nivel más elaborado, mediante ciertos sueños. cho como una metáfora de la situación analítica,
Más profundamente, una buena interio- no solamente en el sentido, desarrollado por
rización de la Observación del bebé, permite Bion, del “rêverie materno” (1962), sino también
al analista, igualmente, estar en contacto con en el de un ritmo común, desarrollado entre
las nociones primitivas de ritmo y con las pri- analista y analizando dentro de la sesión. Los dos
meras formas de la temporalidad. En efecto, miembros de la pareja analítica se encuentran,
en los orígenes, el tiempo se inscribe para el se ponen en movimiento sincrónicamente. Los
bebé como una forma de ritmo primitivo que movimientos son casi siempre los mismos,
le permite descubrir el primer sentimiento de con pequeñas variaciones en función de las
continuidad de la existencia. Cuando comienza emociones propias de cada momento.
a internalizar un ritmo común con su madre, Luego, cada uno se instala en su lugar: uno
y un cierto grado de previsibilidad comienza a habla, el otro escucha. También puede haber
ser posible para él, podemos decir que hace su momentos de silencio, a veces ruidos corporales
aparición en la escena psíquica. Hay un vínculo (por ejemplo, ruido de tripas) provenientes de
muy estrecho entre el ritmo (los cuidados, la uno de los miembros de la díada. Debemos
voz de la madre, los ritmos de vida del bebé) y agregar otros elementos sensoriales: la luz del
la temporalidad. La adquisición de un ritmo es día o de una lámpara, un ruido preveniente del
la primera internalización de una temporalidad exterior o del interior de la casa, a veces un


1
Psicoanalista de la Société Psychanalytique de Recherche et de Formation, Belgic. Traducción del francés: Dra. Silvia
Neborak. r.sandri@skynet.be
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perfume o un olor corporal. Un clima particular Sobre este punto quisiera evocar ciertos
se instaura, en el cual los elementos sensoriales, sueños de pacientes adultos que me parecieron
emocionales, verbales y no verbales contribuyen signos de internalización de un ritmo común y
a la instalación de un diálogo, más allá de las de instauración de un tiempo interno. Aparecen
palabras pronunciadas (o no). después de cierto tiempo de trabajo analítico,
El arte del análisis depende, también, en cuando el ritmo está suficientemente instalado
alguna medida, de la capacidad que adquie- en el interior del espacio psíquico, pero pueden
ra el analista de instalarse de una manera igualmente manifestarse al principio de la
suficientemente armoniosa en un ritmo que relación terapéutica, cuando la búsqueda de
convenga a cada analizando. Se crea así una un tiempo y un ritmo, comunes, es particu-
especie de música, en la cual cada uno com- larmente importante.
parte un tiempo, un espacio, un “instrumento”,
sabiendo escucharse uno al otro, a la vez, y A. La zambullida al fondo del mar
escucharse a sí mismo. Lo que un analista
tiene para aprender de la Observación del Como ejemplo he elegido el sueño de una
bebé es que, como una madre se adapta a paciente a la que llamaré Estefanía, con la cual
este, el analista se adapta a cada paciente la creación de un ritmo común había sido algo
encontrando un lenguaje, una tonalidad difícil. Tuve que proponerle un horario provisorio
afectiva, una entonación de la voz o ciertos de sesiones durante los primeros meses de la
gestos y actitudes corporales, que pueden relación terapéutica debido a la urgencia de su
variar según el paciente. Se trata de un tipo pedido y al desamparo que expresaba. Había
de adaptación emocional. Los padres necesitan tenido algunas dificultades para adaptarse al
algún tiempo para recibir a su bebé, hacerle un encuadre terapéutico, solía olvidar sus sesiones
lugar, encontrar un ritmo común con él. Del o llegar con mucho retraso. Recién después de
mismo modo, analista y paciente necesitan cierto tiempo, cuando nuestro ritmo de trabajo
cierto tiempo para encontrar el suyo. y el encuadre pudieron estabilizarse, comenzó a
Recibir un paciente en nuestro espacio traer sueños en los que expresaba las angustias
íntimo significa también dejarlo usar nuestros vinculadas a esta dificultad de concordancia,
“objetos”, los objetos concretos de nuestro que hace pensar en las dificultades que pueden
consultorio que forman parte del encuadre tener los padres al comienzo de su relación con
que le ofrecemos y que nos representan. Esto un bebé. En uno de estos sueños, se zambullía
significa, igualmente, dejarnos usar en tanto en el fondo del mar, en aguas bastante claras.
objetos, a veces como primer objeto subjetivo Encontraba grandes peces y luego, en una
que hace vivir al paciente un estado intermedio especie de corredor muy profundo, muchas
entre la subjetividad y la alteridad. personas con rostros espantados y que no le
En la relación analítica, ciertos pacientes prestaban atención, como si no la estuvieran
parecen descubrir el tiempo después de un viendo. Estaba obligada a ponerse en un costado
uso masivo de la identificación proyectiva para no ser atropellada por la muchedumbre.
que tiende a borrar la separación y los límites Las asociaciones de Estefanía sobre este
impuestos por el encuadre analítico. A menu- sueño la llevaron a contarme que durante un
do es en el ritmo del tiempo de espera y de período de su vida le había gustado zambullirse
reencuentro que se comienza a experimentar en mares cuyas aguas eran particularmente
una noción de tiempo interno. claras y luminosas. Le fascinaba la vida sub-
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marina, pero al mismo tiempo evitaba los enfrentándola con el hecho consumado. Evocó
mares cuyas aguas eran demasiado sombrías sentimientos de rabia y de impotencia vividos
o muy profundas. Vinculó sus angustias con en aquellos momentos, con una sensación de
la imposibilidad de zambullirse de nuevo en no-existencia que la había conducido, por un
el agua. La última vez que logró hacerlo tuvo lado a pegarse aún más a su madre y, por el
mucho miedo porque, justo antes de emerger, otro, a encerrar sus partes-bebé en una especie
sintió que había “perdido el ritmo”. No pudo de limbo ubicado en aguas tan profundas y tan
respirar durante un buen momento y se sintió sombrías, que nunca habían podido emerger
que se sumergía entre las olas, con una sen- a la superficie.
sación de ahogo.
La muchedumbre aterrada, que no la veía, 3. El grito del bebé - el grito
fue asociada por Estefanía con los pacientes con del paciente
los que a veces solía cruzarse al entrar o salir
de mi consultorio. Interpretamos este sueño A veces decimos, en el lenguaje cotidia-
como una representación de la zambullida en no, que el bebé llora, y sin embargo, lo más
“mis aguas”, en mi cuerpo y en mi mente, que frecuente, sobre todo cuando el bebé es muy
ella veía como un mar lleno de vida, de presen- pequeño, sería más correcto decir que el bebé
cias, pero también de peligros, representados, grita. Como adultos, sus gritos pueden tener en
sobre todo, por la muchedumbre de pacientes, nosotros diferentes efectos: podemos sentirnos
que como bebés rivales, podían ocuparme y tocados, perturbados, irritados, emocionados…
dejarla de lado. Estefanía había asociado la En todo caso, sus gritos van a penetrar en
profundidad del mar con el corredor que se nuestro interior, en nuestro espacio psíquico,
encontraba en las profundidades de su mente, con una fuerza y un poder a veces difíciles de
con los peligros, agregaba yo, de una relación manejar. Pueden suscitarnos, también, cierta
transferencial, en la cual podía volverme una violencia, que en algunas situaciones, cuando
madre primitiva y sofocante en relación con el progenitor se encuentra en una condición
su naciente vida psíquica (el canal estrecho me de fragilidad y desamparo, puede hacernos
hacía pensar en la salida del útero). reaccionar contra el bebé.
Estefanía pudo luego relacionar el temor Estos gritos del bebé me hacen pensar en
a perder el ritmo y sus dificultades en la vida el famoso cuadro de Edvard Munch (1893)2,
cotidiana para encontrar referentes temporales que lleva ese título, El grito, en el que un
y también sus muy frecuentes olvidos, que personaje con los ojos y la boca abiertos y
incluían, a veces, el de sus sesiones. Asoció vacíos, tomándose la cara con las manos, emite
también sus vivencias en relación con la muerte un grito que parece resonar alrededor de él,
de su madre, que para ella había sido dema- dando una impresión de soledad y desamparo
siado rápida, sin dejarle el tiempo necesario infinitos. Más lejos, detrás de este personaje, se
y que tomaba a menudo decisiones por ella, encuentran dos figuras humanas, que parecen


2
Edvard Munch pintor 1863 Loten Noruega – 1944 Ekely Noruega. El grito, 1893. Munch describió así la experiencia que
lo llevó a pintar esta obra: “Caminaba yo con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente, el cielo
se volvió rojo como la sangre, me detuve, me apoyé en la valla, indeciblemente cansado. Lenguas de fuego y sangre se
extendían sobre el fiordo negro azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando
de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza”. http://www.imageandart.com/tutoriales/biografias/munch/
munch.html
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lejanas e indiferentes frente a este desamparo que su saliva se escapa de su boca de manera
sin nombre. continua y esto me genera la imagen de alguien
Este cuadro me parece que representa bien en vías de licuarse. Me pide dibujar y, sobre una
lo que el bebé puede vivir en ciertos momentos, hoja de papel, ella escribe el nombre de cada
cuando el grito parece ser el único medio para uno de los colores que utiliza, como si debiera
continuar existiendo. ¿Cómo podemos com- volver a ponerle nombre a cada cosa. Escribe,
prender estos estados de desamparo primitivo? a continuación, el nombre de cada persona
¿Qué nombres le podemos dar a este grito cercana a ella, comenzando por sus padres,
humano, que se expresa en un momento de luego sus hermanos y hermanas; su nombre
la vida en el cual las cosas no tienen todavía lo escribe en último término, seguido por el
nombre y no son, por lo tanto, nombrables? de un chico que le gusta.

Esto hace pensar en las agonías primiti- Se sienta luego en el sillón, y me mira;
vas de las que nos habla Winnicott (1974), después se me acerca sin dejar de mirarme a
agonías que él define como impensables y los ojos; se pone en cuclillas, como si fuera una
que caracterizan un estado mental en el cual niña pequeña, mientras continúa mirándome
el ser y el no-ser están muy cercanos, o en con una mirada implorante, teniéndome las
el cual uno puede deslizarse hacia un estado manos. La siento aterrorizada y tengo la impre-
de no-ser. Estas agonías primitivas pueden, sión de que está “achicándose” bajo mi mirada,
en ciertas situaciones, volver a emerger en el como si se volviera un bebé. Siento que, como
adulto que siente entonces por primera vez cualquier niño muy pequeño, podría defecar
toda su intensidad. El paciente adulto, dice en esta posición. Le propongo acompañarla al
Winnicott, no puede acordarse de algo que baño, pero, una vez que salimos del consultorio
todavía no ha sucedido: ¡Esta situación del siento que tiene mucho miedo y debo sostenerla
pasado no se había producido aún, porque él para bajar las escaleras. Cuando estamos en
no estaba ahí! La única manera de acordarse, la sala de espera se estira en el piso, como si
en este caso, es que el paciente tenga por se sintiera completamente vacía y como si no
primera vez la experiencia de esta situación, fuera más que un ser de dos dimensiones, sin
experimentándola en el tiempo presente, es espesor psíquico.
decir, en la transferencia. El final de la sesión es muy penoso, debo
Esta hipótesis de Winnicott me parece sostenerla físicamente, como si en el momento
muy sugestiva y muy útil para comprender la de separarnos no tuviera en su interior una
emergencia de ciertos estados mentales que estructura que la mantuviese, como si hubie-
serían difícilmente comprensibles. Pienso, por ra devenido una especie de bolsa vacía y, al
ejemplo, en ciertos episodios de derrumbe psi- mismo tiempo, muy pesada. Llega su padre
cótico que pueden sobrevenir en la adolescencia y debe llevarla en sus brazos, dejándome la
y que son difíciles de comprender. Una joven imagen de un niño muy pequeño que debe
paciente de 16 años, , Silvia, que está hace un pasar de “brazo en brazo” para poder soportar
poco más de un año haciendo conmigo una la separación. Se trata de una situación que
psicoterapia tuvo, en cierto momento, una gran podría ser naturalmente aceptada con un niño,
crisis psicótica, que demandó hospitalización pero su cuerpo de adolescente la vuelve muy
por algunos días. A su vuelta, cuando recibo penosa y, cuando la veo partir, deja en mí una
a la joven para su sesión, ella me mira con sus vivencia de angustia.
grandes ojos negros llenos de miedo. Observo
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Como podemos apreciar en este corto permite tener una primera representación de
extracto de material clínico, a veces podemos los acontecimientos psíquicos.
asistir a momentos de derrumbe psíquico, en el Cuando hablo de partes-bebés en el adulto,
curso de los cuales son las vivencias primitivas hago referencia a aspectos de la personalidad
del bebé las que remontan a la superficie con que han conservado un modo de funciona-
toda intensidad. Silvia había sido un bebé con un miento primitivo, estrechamente ligado con las
inicio de vida bastante difícil, marcado por una experiencias vividas en la más remota infancia.
separación hacia el año de vida, debida a una
hospitalización y por muchas dificultades en Todo esto me hace evocar una imagen,
el seno de la pareja parental. Cuando su madre descrita por un paciente en análisis, en la cual él
tuvo un bebé (Silvia tenía en ese entonces cerca se veía como un ser totalmente blando, de color
de 14 años) se identificó estrechamente con verde, gelatinoso, hecho de una sustancia que
él, se mostraba muy cercana a su hermanito chorreaba, con dos tentáculos con los cuales
y parecía reencontrar vivencias de su primera se sostenía de dos barras de hierro. Esas dos
infancia, reforzadas sin duda por el contacto. barras correspondían para él a su padre y a su
Tuvo su primera crisis psicótica poco después madre, de los cuales se siente internamente
de este nacimiento, como si, por un lado ella muy dependiente. Tratando de representarme
estuviera confrontada con una vivencia de mejor ese ser que él me describía le pregunté si
rivalidad infantil y de pérdida de su identidad, tenía ojos, boca, una cara… me dijo que tenía
y por el otro, como si deviniera ella misma ese ojos y boca, ambos con expresión de espanto y
bebé, reencontrando sus angustias primitivas. que su cuerpo era un todo poco diferenciado,
en el cual no había propiamente un rostro o
unos miembros, sólo había dos tentáculos. Tuve
C. La parte bebé en el adulto entonces la imagen de un ser con contornos
indefinidos, que puede cambiar de forma, como
A veces, frente a un paciente adulto, me un animal acuático. Me aclaró que se sostenía
descubro preguntándome: “¿Qué bebé hay en de las dos barras de hierro para no caerse, ya
él?”. Esta pregunta no significa necesariamente que alrededor de él todo era negro. Asocia
que yo intente ‘proporcionarle una cara de bebé’ sus angustias de caerse durante la noche con
al hombre o a la mujer que están conmigo, esta imagen, pero se dice a sí mismo que si se
significa más bien que estoy particularmente cae no va a ser muy grave, ya que sólo va a
atenta a las ‘regiones’ del funcionamiento caer al piso. Le expreso mi impresión de que
psíquico en las cuales se encuentran lo que esta angustia de caer parece ser también la de
llamé ‘las partes bebé’ del adulto. Estas regiones derramarse, de estar hecho de una materia que
tocan también los límites entre lo corporal y no le da una sensación de consistencia interna,
lo mental, entendiendo por lo corporal no como si no tuviera músculos ni esqueleto. Me
solamente lo que se expresa en el cuerpo, responde que es así y que es por esta razón que
sino también toda la zona cuyo funciona- necesita agarrarse a las dos barras de hierro.
miento tiene raíces en los primeros niveles
Agrega, también, que tiene miedo de ser
del desarrollo psico-corporal. Estoy pensando,
aspirado por lo negro y que lo que le resulta
en primer lugar, en las formas primarias de
espantoso de caer, licuándose, es el hecho de
simbolización, estrechamente enraizadas en
que de esta manera queda aniquilado. Le digo:
el cuerpo y, sobretodo, en este como primer
entonces caer, derramarse, vaciarse, equivale a
espacio y primer “objeto” para el bebé, que le
perder toda su sustancia y finalmente disolverse
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en la nada. Tengo la imagen de un mundo en el sensibilidad y una escucha de lo que denomino


cual la frontera entre ser y no-ser, entre objeto “partes-bebé” del paciente adulto.
animado y objeto inanimado es muy cercana y En esta línea es posible, en el curso de un
uno podría pasar de un mundo al otro. análisis, proponer hipótesis, que no tienen
Estos estados extremos que podemos en- el valor de construcciones “históricas” de la
contrar en el curso de un análisis, se vuelven primera infancia del paciente, sino que, más
mucho más comprensibles cuando hemos bien, tienen el valor de permitir un trabajo de
aprendido de los bebés a estar a la escucha de vinculación, de integración en la mente, con
ciertas zonas del funcionamiento psíquico. Los las emociones primitivas. A menudo, esto es
estados de sufrimiento mental del bebé nos posible gracias a la puesta en imágenes con
confrontan con estas cuestiones fundamen- el valor de metáforas que pueden surgir en
tales, con esta frontera entre el ser y el no-ser, nosotros merced a la experiencia de Observa-
entre la existencia psíquica y la no existencia, ción de bebés. Es interesante apreciar el tipo
que podemos encontrar a lo largo de toda la de asociación que el paciente puede aportar
vida. Ferenczi decía que, cuando el sufrimiento después de una reconstrucción que toca es-
sobrepasa el umbral de tolerancia, el sujeto está tas “partes-bebé”; cuando el paciente puede
“fuera de sí”: allí donde se encuentra “no hay utilizar el pensamiento onírico, es provechoso
temporalidad; pasado, presente y futuro están escuchar ciertos sueños como una especie de
presentes simultáneamente y los pacientes recuerdo de las primeras vivencias psíquicas
tienen la impresión de haber ido más allá del y corporales.
tiempo y del espacio.” Mi hipótesis es, así mismo, que ciertos
sueños representan tentativas de pensar y de
D. Conclusiones resolver cuestiones muy importantes que no
pudieron ser elaboradas durante la primera
Ciertos aspectos de la personalidad han infancia y que van a ‘emerger a la superficie’
conservado un modo de funcionamiento primi- a continuación del impacto emocional vivido
tivo, estrechamente vinculado con experiencias en la relación transferencial.
vividas en la más remota primera infancia;
naturalmente un adulto no puede tener un
recuerdo consciente de estas experiencias REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
que han dejado en él huellas en un nivel muy
arcaico. Sin embargo, si el analista ha podido Bion, W. R. (1962). Learning from Experience London:
profundizar suficientemente el significado de William Heinemann. [Reprinted London: Karnac
las experiencias primitivas de un bebé -y pienso Books,]. Reprinted in Seven Servants (1977).
que la Observación de bebés es un medio exce- Winnicott, D.W. (1974). Fear of breakdown, in Int.
lente para este fin- es posible desarrollar una Rev. Psychoanal, 1:103-107.

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