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La etimología de rizoma nos remite a una palabra griega que puede traducirse como “raíz”.
Un rizoma es un tipo de tallo que crece de manera subterránea y en sentido horizontal, dando
lugar al surgimiento de brotes y raíces a través de sus nudos.
Gracias a su crecimiento indefinido, los rizomas pueden avanzar y cubrir una superficie muy
importante. Es habitual que, con el correr de los años, ciertos sectores vayan muriendo, pero
sin que dejen de producirse brotes en otras áreas.
Aquellas plantas que cuentan con rizomas pertenecen al grupo de las perennes (subsisten
más de dos años). Pese a que los sectores superficiales se pierden en el invierno, el rizoma se
mantiene y permite el almacenamiento de nutrientes a nivel subterráneo.
Es posible dividir los rizomas en diferentes fragmentos, asegurándose de que en cada uno
haya al menos una yema, y luego plantarlos por separado para que se sigan desarrollando.
Esto se debe a que el rizoma posibilita la reproducción asexual de la planta: a partir de un
fragmento del cuerpo o de una única célula, se puede desarrollar un individuo completo
mediante la mitosis.
* simpodiales: son los rizomas en los cuales cada una de sus porciones surge cuando una
yema axilar sucesiva se desarrolla. Las porciones también poseen lo que se denomina brotes
epígeos, que se forman a partir de sus yemas terminales. Dos rizomas pertenecientes a esta
clase son la Paspalum nicorae y la Sanseviera thyrsiflora;
En la filosofía, por otro lado, la noción de rizoma fue desarrollada por Félix Guattari y
Gilles Deleuze para denominar un modelo epistemológico en el cual todos los elementos
están en condiciones de influir en los demás. Lo presentaron en la obra teórica que titularon
“Capitalismo y esquizofrenia“, publicada en dos volúmenes: “El Anti-Edipo“, en el año 1972;
“Mil Mesetas“, en 1980.
El modelo del rizoma describe elementos que no se someten a una subordinación de tipo
jerárquico; por el contrario, no importa la posición recíproca de dos o más elementos:
cualquier predicado que se afirme de uno de ellos puede incurrir en la concepción de los
demás. En otras palabras, no posee un centro, algo que lo volvía muy atractivo para la
semiótica, la teoría de la comunicación y la filosofía de la ciencia y de la sociedad de su
época.