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edición 5 2010
nuevas corrientes intelectuales
U
na familia nada convencional, En uno de sus poemas tempranos
bohemia, desordenada pero escribía: “Ya me voy por caminos más largos
al mismo tiempo conflictiva que el recuerdo/con la hermética soledad del
por las desavenencias entre peregrino”. A la aventura geográfica sucede-
los progenitores y el frecuente ría la revolucionaria, pero aquélla nunca sería
abandono del padre, predispusieron a Ernes- abandonada y, por ambos impulsos, cumplió
to Guevara a la rebeldía y a la búsqueda de la su sueño juvenil de llegar a África. Parte de
autoridad y el orden, contradicción que mar- su infancia transcurrió en la selva de Misio- 51
caría luego su trayectoria política. nes, región cercana a la que habría de morir.
Los permanentes cambios de lugar Las sierras de Córdoba, donde pasó parte de
de residencia, los hogares pasajeros, a veces su adolescencia, y las temporadas de vacacio-
hoteles, debidos al asma y los avatares econó- nes en las estancias de los abuelos, lo habi-
micos del padre, lo predispusieron a la vida tuaron a los paisajes agrestes; en las ciudades
errabunda, a la falta de arraigo a un sitio fijo, se sentía un extraño.
al, según Baudelaire, “horror al domicilio”. Su fervor por la aventura se unía
Desde su temprana juventud, al no menos intenso por la lectura. La inci-
Ernesto sintió la necesidad de abandonar la piente ideología antiimperialista se nutrió,
casa familiar, la ciudad, el país natal para más que de las, hasta entonces, muy ligeras
irse por los caminos a recorrer el mundo. lecturas de izquierda, del escritor nacionalis-
En su pasión por los viajes se fusionaban ta italiano Emilio Salgari y su personaje San-
el atractivo por lo lejano y distinto, por lo dokán, el pirata de la Malasia que luchaba, a
desconocido y, a la vez, el deseo de huir de su manera, contra los colonialistas anglosajo-
lo que dejaba atrás. “Lo único que hice fue nes. Su ídolo, Sandokán, le transmitió a ese
huir de todo lo que me molestaba”. ¿Qué niño enfermizo el atractivo de la vida aventu-
le molestaba? No era el peronismo dada su
indiferencia por la política, quizá fuera la
situación familiar.
En una carta juvenil a su madre, Su fer vor por la aventura se unía al no
escribía premonitoriamente: “África por las
menos intenso por la lectura. La incipiente
aventuras y después se terminó el mundo”. Ya
errando por la Patagonia en 1952 confirmaba ideología antiimperialista se nutrió, más que
esta tendencia:
de las, hasta entonces, muy ligeras lecturas
Ahora sé casi con una fatalista conformidad de izquierda, del escritor nacionalista italiano
que mi sino es viajar. […] Comprendemos
que nuestra vocación es andar eternamente
Emilio Salgari y su personaje Sandokán, el
por los caminos y los mares del mundo. pirata de la Malasia que luchaba, a su manera,
Siempre curiosos. Olfateando todos los
rincones, pero siempre tenues, sin clavar contra los colonialistas anglosajones.
nuestras raíces en tierra alguna.
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¿Cómo se transformó esa persona común en una imagen que electrizaría a multitudes? Una fotografía fue la clave; la tomó imprevistamente el fotógrafo cubano
Alberto Korda, comisionado por la revista Revolución para documentar la manifestación en la plaza de La Habana del 2 de marzo de 1960, en repudio al atentado
contra un barco cargado de armas.
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FIDEL Y EL CHE
Las relaciones entre Fidel y el Che,
como las de tantos otros dúos célebres, fue-
ron conflictivas y, en muchos aspectos, aún
no del todo conocidas. Es indudable que el
Che sin Fidel hubiera podido encarar muchas
actividades menos la de guerrillero. Las car-
tas de 1955 muestran su incertidumbre sobre
su destino: en una de ellas, escrita quince
días antes de conocer a Fidel, proyectaba irse 59
a vivir a París con su madre y conseguir una
beca para estudiar. Decía que este viaje “para
mí es una necesidad biológica”. En otra, re-
afirmaba ese proyecto: “Mi norte inmediato
es Europa y el mediato Asia. ¿Cómo? Ése
es otro cantar”. En las cartas escritas a sus de quien hizo un vivido retrato: “Guevara El Che conocería
familiares y amigos durante los dos años tenía entonces un aire bohemio, un humor a Fidel en México
el 8 de julio de
pasados en México hay ciento sesenta y una suficiente, provocador y argentino, andaba 1955; el histórico
referencias a viajes posibles o hipotéticos. Fue sin camisa, era algo narcisista […] con su encuentro quedó
el momento crucial de su vida: “Mis activi- pipa y su mate”. Este personaje conocería registrado en su
Diario: “Un acon-
dades futuras son un misterio hasta para mí a Fidel en México el 8 de julio de 1955; el tecimiento político
mismo”. histórico encuentro quedó registrado en su es haber conocido
Los acontecimientos en Guatemala Diario: “Un acontecimiento político es haber a Fidel Castro”.
–con un conato de guerra civil abortada– lo conocido a Fidel Castro”. Su admiración por
demoraron porque creyó que la invasión de Fidel dio origen a un poema laudatorio don-
Guatemala era una versión modesta de la de lo llamaba “ardiente profeta de la aurora”.
guerra española de la que tanto había oído Fidel estaba lejos en esa época de
hablar a su tío Poliche. Sin embargo, no ser comunista. No era más que un naciona-
participó en esos acontecimientos. No sólo lista de izquierda; el Che lo definía acertada-
porque era un extranjero sin contactos, sino mente como un “nacional-revolucionario” y
además porque no estaba del todo decidido a “líder de la burguesía de izquierda”. Fidel era
la acción, como reconocería: hijo de un rico terrateniente, educado por los
jesuitas, y llevaba al cuello una medalla de la
No me decido a tomar la actitud decidida Virgen del Cobre. Contrastaba con Fulgencio
que hace mucho debía haber tomado por- Batista, un mulato descendiente de humildes
que en el fondo (y en la superficie) soy un campesinos que permitía a los comunistas
vago rematado, […] ni siquiera sé si seré controlar algunos sindicatos. Esta compleji-
un actor o un espectador interesado en la dad de la sociedad cubana vuelve impropia la
acción. explicación de la revolución castrista desde
el punto de vista estrictamente clasista del
El periodista Carlos Franqui, que “marxismo-leninismo” como se pretendería
entrevistó a Fidel en México, conoció al Che, hacer años después.
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Celia, su madre. Su más temprana idea sobre vivir y comprendió que después de haber
la relatividad del amor aparecía en una carta cometido la locura de romper con Estados
a su novia Chinchilla Ferreira: “No puedo sa- Unidos no podía agregar la locura de romper
crificar mi libertad interior por vos y yo soy también con la Unión Soviética, como hubie-
lo más importante que hay en el mundo”. ra querido el Che. Por otra parte, el colapso
Por supuesto, esta distancia afec- económico cubano no tenía otra salida que
tiva no fue reconocida por Aleida March en la ayuda de los rusos. Ante los malos tratos
su autobiografía oficial ni por sus hijos, todos de éstos, Fidel no sufrió el desengaño porque
ellos funcionarios de la dictadura castris- nunca hubo en él una auténtica pasión por
ta. En contraste, la hija que tuvo con Hilda el comunismo. El Che, en cambio, que había
Gadea terminó alcohólica y deprimida por adorado a la Unión Soviética, reaccionaba
la marginación a la que la sometió la otra como un amante despechado y reprobaba,
familia de su padre, y un hijo natural no re- aunque en silencio, la actitud de Fidel.
conocido estuvo prisionero en un campo de Un hombre tan conflictivo para
concentración castrista. las dos mayores potencias del mundo era 61
Fidel no era hombre que se dejara un estorbo para Fidel, que trató de des-
influir por nadie, ni siquiera por el Che, a embarazarse de él pero, a la vez, no quería
quien respetaba por su coraje y capacidad de desaprovechar su inmensa popularidad. La
trabajo más que por su pensamiento. Era un salida momentánea era enviarlo en misión
político pragmático y le interesaban poco las diplomática a recorrer el mundo y trabar
ideas, incluso las comunistas. El afecto y la relaciones con los líderes del Tercer Mundo.
admiración entre ambos líderes fueron sin Nasser, Nehru o Sukarno, políticos realistas,
duda recíprocos, pero ambos personajes eran no se entusiasmaron demasiado con el febril
demasiado narcisistas como para soportar propagandista de la revolución.
a su lado a alguien que le hiciera sombra; el Fuera de Cuba, se volvió también
Che sólo podría lograr un verdadero prota- un peligro porque proclamaba a los cuatro
gonismo fuera de Cuba e intentando hacer su vientos sus disidencias con la Unión Sovié-
propia revolución. tica. La ruptura no tardó en producirse y el
Los caminos de los dos dirigentes desencadenante fue su discurso de Argel en
comenzaron a bifurcarse desde el momento 1965, donde sostuvo que las relaciones inter-
en que se acabó la fiesta revolucionaria y se nacionales de la Unión Soviética no estaban
sintieron los primeros síntomas de la crisis orientadas por la solidaridad socialista sino
económica, provocada, en parte, por la inefi- por los intereses económicos, y por lo tanto
ciente administración del Che como director eran similares a las de los países capitalistas.
del Banco Central y ministro de Industria. Cuando regresó a La Habana, tuvo una agria
Fidel comenzó entonces a escuchar voces discusión con Fidel y Raúl donde quedaron
divergentes a la del Che, como el economista claras las posiciones divergentes con respecto
Charles Bettelheim. a la Unión Soviética. Raúl lo acusó de pro-
Los delirios revolucionarios a trotskista y promaoísta.
destiempo del Che y las distintas posicio- Por otra parte, hacía ya tiempo que
nes frente a la Unión Soviética fueron otros los burócratas del régimen, la nomenklatura,
puntos clave en la divergencia. La crisis de tanto sus iguales como sus subordinados,
los misiles –Jruschov mostró al mundo, con estaban cansados de él por su intolerancia y
todo cinismo, que Fidel era un personaje sus exigencias de pureza y rigor, su obsesión
subalterno a quien ni siquiera había que con- por “conseguir que la gestión administrativa
sultar– supuso una división más profunda. se convirtiera en un perfecto mecanismo de
Fidel, como político realista, quería sobre- relojería”. Él, a su vez, despreciaba a los fun-
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siguió siendo un comunista ortodoxo hasta mostraba a un idealista moral más que a un
la disolución de la Unión Soviética. Fidel se revolucionario.
declaró comunista por razones meramente El drama de la revolución cubana
pragmáticas y no ideológicas. El Che per- residía en su aparición tardía en momentos
maneció por un tiempo demasiado largo fiel en que el movimiento comunista mundial
a la ortodoxia estalinista. En diciembre de entraba en su ocaso. Para esos años ya habían
1953, en una carta a su tía Beatriz, se refería acaecido acontecimientos trascendentales en
al “viejo y llorado camarada Stalin”. No se el mundo comunista que no fueron tomados
trataba sólo de cartas familiares; en una mi- en cuenta por el Che: el levantamiento de
siva política dirigida desde la Sierra al “llano” los obreros en Berlín Oriental, las rebeliones
–así llamaban a la guerrilla urbana– con cu- húngara y polaca, el movimiento de los disi-
yos integrantes tenía desavenencias, escribió: dentes en Rusia. Su silencio sobre esos temas
“Pertenezco por mi preparación ideológica era sorprendente. Además, en su viaje inicial
a los que creen que la solución de los proble- a Moscú, donde por primera vez en su vida
64 mas del mundo está detrás de la llamada cor- entró en una fábrica, quedó encandilado por
tina de hierro”. Ni siquiera estaba al tanto del los supuestos avances técnicos. Se enteró
debate desatado en la Unión Soviética a raíz demasiado tarde de que la industria rusa era
del XX Congreso ni conocía las críticas de ineficiente y obsoleta cuando Cuba padeció
los disidentes. En 1956, cuando el periodista las deficiencias tanto de la maquinaria de
Carlos Franqui lo encontró leyendo Funda- mala calidad que le vendían como de los cala-
mentos del leninismo de Stalin, le preguntó si mitosos planes de sus expertos.
conocía el Informe Jruschov, la respuesta fue Además, evidenció en ese viaje la
que se trataba de “propaganda imperialista”. ingenuidad típica de los turistas de izquierda;
En su primer viaje a la Unión Soviética debió hablaba arrobado de “la enorme libertad indi-
ser disuadido cuando pretendió depositar vidual […], la enorme libertad de pensamien-
una ofrenda floral en la tumba de Stalin. En to” de que gozaban los rusos. Actitudes como
sus artículos sobre economía escritos entre ésta mostraban que su habitual aire de escep-
1963 y 1964, que pasaban por ser su aporte ticismo irónico era una pose que ocultaba a
más importante al marxismo, todavía citaba un idiota político, calificación que no preten-
a Stalin, a quien consideraba un teórico a la de ser un insulto sino la descripción objetiva
altura de Marx y Lenin. de un determinado comportamiento.
Un economista marxista serio El último Che, con sus críticas a
como Charles Bettelheim le mostró sus la Unión Soviética, tenía razón por malas
errores económicos. Pero el Che trató de razones: no reclamaba más democratización
justificarlos con las propuestas utópicas de política y racionalidad económica sino, por
terminar con la “ley del valor”, subordinar el contrario, denunciaba, en una posición
las relaciones mercantiles y monetarias a la similar a la de los maoístas chinos, la des-
política y ésta, a su vez, a la moral comu- centralización de la economía y su vuelco al
nista. Leer hoy esos debates sobre la ley del mercado libre. No advertía que sus ataques
valor causa el mismo efecto que las discu- a la burocracia contradecían su defensa de
siones teológicas sobre el sexo de los ángeles la planificación centralizada de la economía,
entre los clérigos medievales; se trataba de que era precisamente la causa de la burocra-
adecuarse a los textos sagrados más que a tización. En un momento en que todos los
la realidad. El predominio de lo político so- países comunistas intentaban una tímida y
bre lo económico revelaba al pensamiento vacilante liberalización, él, contra la corrien-
guevarista más cerca de Stalin que de Marx, te, reclamaba el retorno a un comunismo
y el predominio de la ética sobre la política “puro y duro”.
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ideales más puros, a los que no renunciaba Fidel, los compañeros empezaban a verme
aunque chocaran con la realidad. No quiso como un hombre de otras latitudes, como
transformarse, como Fidel, en un político algo alejado de los problemas concretos de
realista, pragmático, rayano en el cinismo. Cuba y no me animaba a exigir el sacrificio
Esta intransigencia de los ideales ocultaba la final de quedarnos. Pasé así las últimas
búsqueda existencial del “ser uno mismo”, la horas solitario y perplejo.
construcción de su propia estatua.
El político debe hacer alianzas, Para colmo, debió dejar abandona-
desviarse, ensuciarse las manos; el Che, en dos a algunos guerrilleros congoleños porque
cambio, quería mantener su aureola, perma- no cabían en la embarcación donde escapa-
necer puro e incorruptible, antes renunciar ban los cubanos y él mismo: “Un espectáculo
o morir que transar. Le repugnaba corrom- doloroso, plañidero y sin gloria: no hubo un
perse en impuras transacciones políticas, solo gesto de grandeza en esa retirada, no
aunque no le temblaba la mano con el fusil, hubo un gesto de rebeldía”.
66 ajusticiando a sus propios allegados u orde- Su vergonzosa fuga del Congo ins-
nando cientos de ejecuciones en masa de sus piró una de las páginas más dramáticas de su
adversarios. No quería ensuciarse las manos Diario, cuyo último párrafo es una paráfrasis
pero no le importaba mancharse de sangre: de una estrofa del soneto “Piedra negra sobre
“Los guantes rojos son elegantes”. una piedra blanca”, de Poemas humanos de
No había ya lugar para él en Cuba César Vallejo:
por sus disidencias con Fidel, pero tampoco
tenía un sitio en el mundo, después de haber- Durante estas últimas horas de permanen-
se enfrentado con Estados Unidos y la Unión cia en el Congo me sentí solo como nunca
Soviética –perseguido a la vez por la CIA y lo había estado, ni en Cuba ni en ninguna
por el KGB–, cuyos agentes se pasaban infor- otra parte de mi peregrinar por el mundo.
mación sobre sus andanzas por el mundo. A Podría decir: jamás como hoy he vuelto en
pesar de ser sospechoso de maoísmo, tampo- todo mi camino a verme tan solo.
co encontró ningún apoyo en China porque
seguía perteneciendo a un Estado prosoviéti- No le quedaba otra salida que crear
co. En su último viaje a Pekín, Mao ni siquie- su propio espacio, un rincón donde pudiera
ra lo recibió, hasta tal punto se lo consideraba reinar solo como Kurtz de El corazón de las
ya un hombre acabado. tinieblas, de Joseph Conrad, transformado
El diario del viaje al Congo co- en una divinidad de fantasía en medio de la
mienza diciendo: “Esta es la historia de un jungla salvaje, o como esos personajes deses-
fracaso”. Además de no entender el habla de perados de Klaus Kinski, en las películas de
los guerrilleros congoleños y desconocer sus Werner Herzog, perdidos en las selvas ama-
costumbres, incluyendo supersticiones que se zónicas o los ríos americanos en persecución
volvían obstáculos para la guerra, su intole- de una quimera. Desde el más desolado rin-
rancia puritana lo enemistó con ellos cuando cón de la tierra, él lucharía contra todos, aun
se escapaban a un poblado próximo donde intuyendo, con su sentido fatalista del desti-
había prostíbulos y lugares de diversión. En no, las raras posibilidades de triunfo.
su Diario consignaba que la retirada del Con- En un momento, entre el Congo y
go “era una simple fuga”, ya tenía conciencia Bolivia, se quedó sin nada, sin ningún sitio,
de ser un perdedor: sin saber adonde ir, vagabundeando por el
planeta, sin casa, sin su rostro propio para no
¿Quién era yo ahora? Me daba la impresión ser reconocido, desaparecido para todos: el
de que después de mi carta de despedida a desarraigo se había vuelto absoluto.
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dicados no entraban en su esquema teórico, tentó aplicarla en sus locas excursiones por
reducido al mundo rural y al pequeño grupo. el mundo, sin perder tiempo en averiguar
Más aún que el grupo de ilumina- si las circunstancias eran favorables. Des-
dos, pretendía liberar a la humanidad por el cubrió tardíamente con su derrota que las
espectáculo de su propio y solitario sacrificio. condiciones económicas, políticas, sociales
La moral clásica de los grandes ejemplos es- y culturales no podían desconocerse ni eran
taba siempre presente en sus escritos: modificables por el solo hecho de propo-
nérselo. Ni siquiera fue capaz de prever la
En nuestra ambición de revolucionarios imposibilidad de supervivencia en una zona
tratamos de caminar tan aprisa como sea con muy escasa población y sin contar con
posible, abriendo caminos […] con nuestro apoyo ni aun comunicación con las ciudades.
ejemplo. […] Todos los días hay que luchar Fuera del foco guerrillero, no creía en ningún
porque ese amor a la humanidad viviente sector social; más aún, los despreciaba a to-
se transforme […] en actos que sirvan de dos. Régis Debray, admirador desengañado y
68 ejemplo. fugaz acompañante en la selva, refiriéndose a
su actuación en Bolivia decía:
Pero las virtudes no se contagian
con el ejemplo, la moral ejemplificadora sólo La política local le llamaba muy poco la
consigue crear en los otros un sentimiento atención. ¿Los comunistas bolivianos?
paralizante de distancia con el modelo inal- Unos cobardes. ¿Los líderes de la izquierda
canzable. El Che pretendía llevar a sus segui- nacional? Políticos miopes. ¿Los mineros
dores a un sacrificio inútil al proponerles la del estaño? Una aristocracia obrera. […] La
imitación imposible de la excepcional tarea propia Bolivia, una base de partida, un pri-
para la que no estaban preparados. Elegía mer eslabón.
para su misión a adolescentes, porque según
decía “Los jóvenes eran más locos, se arries- Fracasó en la República Dominica-
gaban más, no pensaban mucho”. El mismo, na, en Salta –José Ricardo Masetti era su vi-
al fin, era un eterno adolescente. cario–, en el Congo y en Bolivia por desdeñar
La concepción heroica de la revolu- la situación, en todos estos casos, inadecua-
ción desvelaba los graves errores de la teoría da. Además, también olvidó o no quiso ver la
antimarxista del foco y la guerrilla cuando excepcionalidad del caso cubano, al que una
proclamaba que un pequeño grupo guerrille- combinación de factores únicos hacían irre-
ro podía ganar una guerra contra el ejército petible, y pretender imitarlo sólo podía llevar
regular con independencia de las condiciones al desastre.
objetivas. El talento militar del Che está des-
La teoría foquista, guevarista, op- mentido por los hechos: todos sus intentos
taba por el grupo selecto de la vanguardia de de guerrilla terminaron en la derrota. La
jefes autodesignados y encabezados por un victoria de Sierra Maestra fue obra de Fidel,
líder carismático, cuya misión era provocar que era un gran estratega. El único triunfo
la revolución en nombre de las masas, pero del Che fue la batalla de Santa Clara, que se
sin las masas. Esta imagen del “salvador” se redujo al asalto a un tren blindado, donde los
hizo más evidente en el Congo, donde, como soldados de Batista se entregaron sin luchar.
le recriminara Nasser, cumplía el papel de Los éxitos militares de la guerrilla
Tarzán, el hombre blanco que va a salvar y a cubana no fueron resultado de la escasa fuer-
conducir a los negros. za –casi inexistente– de los guerrilleros, sino
Siguiendo su propia concepción de la débil voluntad de defensa del corrompi-
de “la revolución exportable”, él mismo in- do ejército de Batista. No se trataba todavía
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de izquierda tampoco era real; sólo conoció contribuyó a formar. Sólo las causas perdi-
la hostilidad de los campesinos cubanos, afri- das importan a la ley del corazón, las causas
canos o bolivianos. triunfantes son “revoluciones traicionadas”
que han profanado los principios. El hombre
RETRATO DEL CHE del corazón necesita un mundo hostil para
POR HEGEL luchar contra él, no soporta la realidad tal
Guerrillero, arqueólogo, fotógrafo, cual es, aun en el mundo revolucionado por
médico, economista, planificador de indus- él mismo. El hombre del corazón es el Che
tria, embajador itinerante, trabajador volun- abandonando Cuba, cuyo curso no lo satisfa-
tario, poeta, cuentista, la megalomanía del cía, y empezando de nuevo en el Congo o en
Che no tenía límites, y en 1965, en tanto se Bolivia, siempre insatisfecho.
preparaba para la aventura boliviana, decidió Al enfrentarse al orden social, aun
de la noche a la mañana hacerse filósofo; más el predicado por él y contra los otros que in-
aún, emprendió la ardua tarea de escribir un tentan cambiarlo pero de manera distinta a
70 manual de filosofía, con escasos conocimien- la suya, el hombre del corazón cae en el deli-
tos de la materia. Siguiendo seguramente el rio de presunción, cree ser mejor que todos.
consejo de Lenin –Cuadernos filosóficos–, Aunque la realidad destroza permanente-
resolvió comenzar por Hegel, aunque debió mente sus empresas, el corazón no admite su
admitir en una carta a su mujer: “He luchado error y acusa a la misma realidad. La contra-
duramente con el maestro Hegel y en el pri- dicción desgarrante del hombre del corazón
mer round me dio dos caídas”. es no poder concretar su ideal, él mismo lo
Fenomenología del espíritu era uno reconoce, a veces, y tener que seguir viviendo
de los libros que, según Paco Ignacio Taibo en la sociedad que repudia. La utopía desti-
II, llevaba en su mochila en Bolivia; es dudo- nada a no cumplirse no se diferencia, al fin,
so que encontrara calma para leer una obra del delirio, porque vive de una ilusión en
tan ardua en medio de las vicisitudes de la constante desacuerdo con la realidad.
selva. La impronta de la figura hegeliana
Pero hay otra relación indirecta, estaba presente en el joven hegeliano Georg
oblicua con Hegel que su apresurado lector Lukács cuando elaboró la idea de la “visión
nunca llegó a sospechar. El Che configura trágica”, igualmente adecuada para compren-
un tipo humano analizado por el filósofo der al Che. El hombre de la conciencia trági-
bajo la figura de la “ley del corazón” inspira- ca quiere realizar valores absolutos y puros
da, tal vez, por Byron. El hombre de la “ley sabiendo que son irrealizables en un mundo
del corazón” se apasiona por un ideal que relativo, contingente y corrompido. En esa
sólo es valioso porque su corazón así lo ha lucha debe enfrentarse, ineludiblemente con
dispuesto. Es el profeta que, desde lo alto de el aniquilamiento, identificándose, de ese
la montaña o en el desierto, desprecia a los modo, con el místico. En ambos “su límite
hombres comunes porque no lo entienden o vital se funde siempre con la muerte”.
no son dignos de él e incluso acepta inmolar-
se para servir de modelo al mundo. Tampoco LA MUERTE BELLA
intenta demasiado realizar su sueño, prefiere El asma que lo sometía con fre-
permanecer en la lucha porque si, por azar, cuencia a crisis donde parecía estar a punto
éste se efectuara, se convertiría en un simple de expirar le dio desde pequeño la idea de
y común acontecimiento o en un orden tan ser “diferente”, fortificó su carácter para po-
corrupto como el que combatía. Por eso el der soportar las vicisitudes del cuerpo y lo
hombre del corazón reanuda una y otra vez familiarizó desde temprano con la idea de la
la lucha, a veces contra el mismo sistema que muerte. La insistencia obsesiva en la muerte
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trágica que lo acompañó durante toda su gada. No se la han arrebatado todavía pero
vida ya aparecía en un premonitorio poema siguen ofreciéndola. Su vida arde”.
juvenil de 1947: El ministro de la Unión Soviética
Anastás Mikoyán era un burócrata, pero
Es mi destino: ¿hoy debo morir? / Morir sí conocía a los hombres y había calado al Che
pero acribillado por / las balas, destruido cuando en una conversación privada le re-
por las bayonetas, si no, no / un recuerdo prochó su “disposición a morir bellamente”.
más perdurable que mi nombre / es luchar, Mikoyán, como buen político, no creía que
morir luchando. esa actitud valiera la pena.
En 1962 el Che le confesó a Ciro
Una temprana reflexión sobre el Bustos acerca de la guerrilla que estaba pre-
sentido de la muerte nació de haber visto, parando: Aquí, la única certeza es la muerte”.
durante uno de sus primeros viajes, a un Esa misma idea fija apareció en un diálogo
motociclista muerto en un accidente en el con Nasser, donde además se deslizaba su
camino. Él también corredor de moto, con desdén por la política meramente realista: 71
el riesgo de morir de la misma manera, anó-
nimamente, no pudo dejar de identificarse El momento decisivo en la vida de cada
con ese cadáver y pensar con melancolía que, hombre es el momento cuando decide en-
cuando la muerte carece “de ese vago aspecto frentarse a la muerte. Si se enfrenta será un
heroico que entraña la hazaña pública” no es héroe, tenga éxito o no. Puede ser un buen o
sino “un vago fervor suicida”. Esa alternativa un mal político, pero si no la enfrenta, nun-
entre muerte heroica o suicidio le preocupa- ca será más que un político.
ba; aspiraba a la primera pero se arriesgaba
con actitudes que implicaban el peligro de la Nasser le respondió como un polí-
segunda. tico: “¿Por qué hablar siempre de la muerte?
Durante su primera experiencia Es usted un hombre joven. Si es necesario
política, que lo llevó a la cárcel en México, moriremos por la revolución, pero es preferi-
volvió a escribir sobre el sentido de la muer- ble que vivamos para ella”.
te. En una carta a sus padres de 1956 decía: En la carta a Carlos Quijano en
“Desde ahora no consideraría mi muerte una Marcha, “El hombre y el socialismo en Cuba”
frustración, apenas como Hikmet”. “Sólo (1965), volvía sobre el tema de la muerte:
llevaré a la tumba la pesadumbre de un canto “Nuestra libertad y nuestro sostén cotidiano
inconcluso.” tienen color de sangre y están henchidos de
El sacrificio heroico que busca sacrificio. […] El revolucionario se consume
la muerte en combate, transformándola en esta tarea ininterrumpida que no tiene
en el acto de libertad suprema que dará más fin que la muerte”.
sentido a la vida, pertenece a la ideología Su último mensaje a la Conferencia
del aventurero romántico, a la moral de Tricontinental en abril de 1967 proclamaba:
la convicción y a la conciencia trágica. La “Dondequiera que la muerte me sorprenda,
otra cara del héroe es el mártir y su fracaso bienvenida sea”.
ejemplar: la muerte bella. El mismo Che Hacia la mitad de su aventura bo-
decía: “El partido que queremos construir liviana, sabía que sólo la muerte los esperaba:
será el partido del sacrificio”. las dos columnas en que se había dividido la
Sartre intuyó, en su visita a Cuba y tropa no se pudieron encontrar más, estaban
en sus diálogos con el Che, esa vocación por desprovistos de alimentos, agua y medica-
la muerte joven: “La presencia de la muerte mentos, sin contactos con el exterior por el
está en ellos; su existencia ha sido ya entre- radiotransmisor roto, perdido todo apoyo de
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Citado por Jorge Castañeda, La vida en rojo. Una biografía Jean-Paul Sartre, Carnets de la dróle de guerre, Gallimard,
del Che, Espasa, Buenos Aires, 1997. París, 1983.
Citado por Jon Lee Anderson, Che Guevara. A Revolutio- Ernesto Guevara, Pasajes de la guerra revolucionaria:
nay Life, 1977 (hay traducción castellana: Che, una vida Congo, Mondadori, Barcelona, 1999.
revolucionaria, Emecé, Buenos Aires, 1997). Thomas Edward Lawrence, op. cit.
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