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Sobre el artículo “Exclusión social y desigualdad” de Gabriel Kessler

Damián Ibarra

Gabriel Kessler analiza los conceptos incluidos en el título del artículo, es decir,
exclusión social y desigualdad, para luego reflexionar sobre los alcances que tuvieron en
nuestro país. Inicialmente hace un paneo histórico de ambos conceptos traídos de Europa,
hacia una América Latina más desigual, como él mismo aclara.
La tesis se centra en la diferenciación existente entre las formas de comprender el
concepto de exclusión, por un lado desde una crítica hacia una visión única, con
características de un pasado glorioso que quedo atrás, y por su lado opuesto, propone mirar la
exclusión desde la multidimensionalidad en la que estamos insertos. Kessler critica la primera
noción por tener la mirada puesta sólo en una voz, un paradigma que deja atrás otras formas
de comprender por qué se dieron tales circunstancias reconocibles, y porqué se dieron otras
que muchas veces quedan tapadas por la imposición de las mayorías o del poder.
Entre los argumentos que él señala, podemos pensar la exclusión en relación a la
educación, al trabajo, a los derechos de las minorías, inmigración, estructura social, etc. Este
concepto de exclusión nos permite pensar nuevas políticas para los distintos ámbitos, como
los recién nombrados, pero pensarlos desde una sociedad Argentina con una población
totalmente heterogénea, incluyendo acciones para favorecer la reinserción social, los cambios
en las políticas de empleos, y focalizando la mirada en los individuos, grupos sociales y
territorios.
Esta mirada pluralista que propone Kessler invita a pensar la exclusión de forma
gradiente, ya que no podemos considerar la exclusión dentro de la dicotomía de integración y
exclusión, sino posicionar situaciones intermedias de acuerdo a los diferentes casos. Por eso
debemos visualizar una etapa política dentro del amplio panorama que nos encontramos, con
los niveles de empleo y el acceso a ellos por parte de los jóvenes; las condiciones vida
cotidiana, como vivienda, transporte, salud, consumo, seguridad; y la educación como otro
factor que el autor nos pone en revisión para tener en cuenta que el acceso y la expansión de
la misma no soluciona los problemas de integración en el mundo laboral más adelante.
La desigualdad en Argentina convive con la inclusión, es un componente estructural de
nuestro país y de otras sociedades latinoamericanas en numerosos sectores, generando
diferencias en las condiciones de vida, ya que podemos estar incluidos en un sistema de
educación pero las diferencias de calidad podrían ser tan grandes que no lograría reducir las
desigualdades de la misma. De igual manera sucede con la desigualdad territorial, que más
allá de mostrar un incremento en su desarrollo, este desarrollo sigue estando por debajo del
promedio. Las desigualdad la vivimos cotidianamente, pero también hay demandas de
igualdad. Por eso Kessler propone no quedarse con la mirada nostálgica del pasado, sino
marcar nuevas tendencias, de manera que se pueda complejizar el cuadro social para no
quedarnos con la única referencia a la desigualdad o a la exclusión como formas de pensar la
situación Argentina.

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