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E L M A T E R I A L I S M O D IA L É C TIC O D E ADORNO ^ 71
R E C E PC IÓ N DE L U K Á C S )
6 Ibid., p. 38.
Ibid., p, 189.
10 Debe señalarse la deuda de Lukács no sólo hacia su anterior maestro
Max Wcber, sino con el neohegeíiano Wilhelm Dilthey, por la idea de una
estructura común que se manifiesta en todos los aspectos socíetales de una
era histórica dada. El mismo Lukács reconoció su deuda para con Dilthey
(ibid.t P* 170). Pero existía una diferencia significativa. El concepto de
estructura de Dilthey era puramente descriptivo, mientras que la estructura
de la mercancía en Lukács era una herramienta analítica que supuesta
mente revelaba la real naturaleza de la sociedad y de su desarrollo his
tórico.
n Ibid.t P- 233.
74 MARX S IN p r o l e t a r ia d o : t e o r ía c o m o p r a x is
origen burgucs .de las técnicas, sino la actitud crítica que el inte
lectual Ies aportaba. Esto era lo que Adornó tenía en mente cuando
denominaba práctica dialéctica al trabajo del artista o del teórico.
De esta concepción emergía un significado totalmente nuey.o_.de
los conceptos marxistas de “fuerzas productivas” y “relaciones, de
producción”* (Produktivkrdfie, ProduktioñsvérHdltriisse). En jos ar
tículos sobre música de Adorno de los años treinta, i“fuerzas p ro -.
cluctivas’jfno hacía referencia a lá industria musical, ni a la prc>-
dúécióh ele la música como empresa económica, sino a las técnicas ,
de cómpósición y ah material musical tal como se desarrollaba
históricamente j y .“relaciones de producción*’ no significaba la
relación ..entre capitalista y obrero, ni entre director y músico
(no hay mención de algo tan mundano como un sindicato de
músicos), sino la relación entre el compositor (o el director, mú
sico o auditorio) y la propia música. Los “artículos dé Adorno
se referían a la “producción” musical en el; sentido de la com
posición, la “reproducción” en el sentido de la interpretación
del músico y el director, y “consumo” en el sentido de la
acogida del auditorio.82 Del mismo modo, cuando Horkheimer
hablaba de las fuerzas productivas de la teoría científica, restrin
gidas por el “proceso histórico”, se refería a la tendencia a re
primir el trabajo teórico crítico del orden social.83 Para la
“teoría crítica” del Instituto de Frankfurt bajo la dirección de
Horkheimer, era central la creencia de que los métodos teóricos
funcionalízadas” en instrumentos de iluminación crítica y utilizadas para
producir arte “social realista”, tal como ellos lo entendían. (Véase Werner
Mittenzwei, “Marxismus und Materialismus: Die Brecht-Lukács Debatte”,
Das Argument 46, 10, 1/2 [marzo de 1968], pp. 12*43.)
Véase Adorno, “Musikpádagogische Musik”, Adorno und Kreneh:
Briefwechsel, p. 217.
w Max Horkheimer, “Observaciones sobre,, ciencia y crisis” (1932),
Teoría crítica, trad. E. Albizu y C. Luis (Buenos Aires, Amorrortu, 1974).
Horkheimer afirmaba que esta posición era la del propio Marx: “La cien
cia, en la teoría de la sociedad sostenida por Marx, figura entre las fuerzas
productivas del hombre” (i b i d p. 15). En realidad, ésta era la temprana
posición de Marx en el pasaje de los manuscritos de 1844 citado anterior
mente. Pero el joven Marx hablaba ontológicamente de la ciencia hu
mana, de su “ser-especie” (y Horkheimer, así como Adorno, eran críticos
de la ontología). Guando Marx abandona esta orientación feuerbachiana,
cuando descubre al proletariado como sujeto histórico, todos estos recursos
productivos del “hombre” necesitan ser analizados concretamente, tal corno
existen en la estructura socioeconómica capitalista, y esto significa un aná
lisis económico de, p. ej., lá ciencia como un sector de la producción capi
talista (fmandamiento de ia investigación, utilización económica de la
ciencia, etc.). Ni Adorno ni Horkheimer ni Benjamin tenían ningún interés
en (o conocimiento de) la economía, esa “lúgubre ciencia” que Marx con
sideraba esencial.
E L A R T I S T A COMO T R A B A JA D O R 87
[SchÓnberg] dijo alguna vez: “Como no suena bien una sala de con
ciertos vacía, parece ser necesario que los oyentes estén allí.” En otras
palabras: los aguanto de algún modo, en tanto material, pero puedo arre
glármelas sin ellos.77
EL E JE M PL O DE LA MUSICA REVOLUCIONARIA
Para ilustrar este problema, así como los elementos que distinguían
su noción de praxis intelectual de la Etikács por un lado y de la
de Brecht por otro, nada mejor que su artículo “Zur gesellschaft-
'fichen Lage der Musik” (“Sobre la situación social de la múvSica”),
de 1932. Fue la primera contribución de Adorno a la revista del
Instituto de Horkheimer, Zeitschrift für Soziaíforschung.m Dise-
música para los hombres” y por lo tanto, que sólo podía ser tras
cendida dialécticamente, corregida desde dentro por medio de sus
propias “contradicciones inmanentes”.104*Sostenía que Stravinsky y
Hindemith, sostenedores de la neue Sachlichkeit (nueva objeti
vidad)* en la música, eran culpables de un tratamiento igualmente
ahistórico del material, al afirmar que la “objetividad” de las for
mas musicales permite su utilización en cualquier época histórica.
Aunque Stravinsky utilizaba medios musicales modernos, los fusio
naba con "modelos antiguos y supuestamente eternos”, de modo
que les quitaba su especificidad histórica. Adorno sostenía que
este “objetivismo” era en realidad subjetivismo: cuando el artista
tiene libre acceso a todas las formas musicales, presentes y pasadas,
la opción réal se transforma en una cuestión de arbitrariedad sub
jetiva. Solía hacer una ofensiva comparación:
Así como en el fascismo una "élite dirigente”, los capitalistas monopo
listas, gobierna el "organismo” social, así el compositor soberano gobier
na libremente sobre el así llamado organismo musical; cuándo intro
ducir una disonancia, cuándo debe resolverse una nota suspendida: esto
no se decide por un esquema previo... ni por la inmanencia de la es
tructura... sino sólo por la voluntad, es decir, por el "gusto” del com
positor.103
Adorno no se refería a la posición política del compositor, sino a lo
que consideraba una estructura similar (la autoridad arbitraria)
entre las relaciones de poder fascistas y la relación de este tipo de
compositores con el material. Como escribió: “La interpretación
y social de la música no se refiere a la conciencia individual de los
X autores, sino a la función de sus obras.”106
En tanto la disonancia y la discontinuidad formal reflejaban an
tagonismos sociales, podían funcionar como protesta progresista,
en comparación con las tradicionales armonías conciliadoras y las
formas totalizadoras que sólo servían para enmascarar estos anta
gonismos. Sin embargo, advertía Adorno, el solo uso de disonancias
no era suficiente. Por ejemplo, el uso ahistórico de la disonancia
en Stravinsky tenía el efecto de afirmar el carácter eterno y natural
de los antágonismos sociales. En el caso de las obras de Hindemith,
combinaban medios musicales modernos con reglas de composición
tradicionales y absolutamente incompatibles, contradicción que
privaba a la música de validez: el “contraste entre motivos mate
riales fortuitos y reglas formales probadas, entre la fundamental
104 Ibid. 1
100 Ibid., p. 116.
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uí Ibid., p. 122.
113 Ibid.
nt Ibid.
us Ibid., p. 123.
116 I b i d p. 124.
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Sin embargo, tan pronto como esta música se aleja del frente de la
acción inm ediata... y se erige como forma de arte, es innegable que las
formas producidas no pueden compararse con la producción burguesa, y
que se presentan como una cuestionable mezcla compuesta de migajas
burguesas, estilos formales superados, literatura coral de la pequeña
burguesía y migajas de una “nueva" música progresista a los que se
sustrae a través de esta mezcla de la agudeza del ataque y de la validez
de cualquier formulación técnica.118
" Ibid.
™ Ibid.
118 Véase el ensayo citado en la anterior nota 69. En este ensayo Benjamín
citaba a Eisler con aprobación: “ *La música sin palabras sólo en el capi
talismo ha cobrado su gran importancia y su expresión plena.’ Es decir, qué la
tarea de modificar el concierto no resulta posible sin la colaboración de la
palabra. Ésta es la única que, como formula Eisler, puede operar la trans
formación de un concierto en un mitin político. Con la pieza didáctica
Medidas tomadas han demostrado Brecht y Eisler que semejante transfor
mación representa de hecho un tenor sumamente elevado de la técnica
musical y literaria.” (Ibid., pp 127-128.)
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