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La carreta chillona

Cuentan que hace años vivió un hombre sin fé a quien todos


llamaban "Pedro el Malo".

Para un 15 de mayo, fiesta de San Isidro Labrador, mucha gente llegó al pueblo para la
bendición de carretas. Pedro también llevó su carreta, pero tenía malas intensiones.
La paró muy cerca de la puerta de la iglesia, lejos de las otras carretas.
Cuando el sacerdote le pidió a Pedro que alineara su carreta con las demás, este le respondió
que no la había llevado para que la bendijera, pues ya estaba bendecida por el diablo. Y de
seguido, hincando a los bueyes sin piedad, intentó entrar a la iglesia con todo y carreta, pero
los bueyes se resistieron a entrar; más bien lograron zafarse del yugo y la carreta salió calle
abajo con todo y Pedro.
El sacerdote le dijo entonces: "Andarás con tu carreta por todo la eternidad"•.
Los bueyes se salvaron de la maldición, porque se negaron a entrar a la iglesia.

Cuenta la leyenda que desde entonces la carreta sin bueyes, va bendecida por el diablo, anda
sola sin bueyes que la conduzcan, causando espanto por donde se oye el "traca, taca, tarata",
que hacen sus ruedas de madera. Los abuelos cuentan que la carreta sin bueyes pasa por los
pueblos de la campiña salvadoreña donde no hay amor ni armonía entre sus habitantes,
siempre después de la media noche.
La Descarnada Leyenda Salvadoreña
Saludos amigos, continuamos con las
leyendas de espanto y terror que rodean
el territorio salvadoreño, esta ves toca
escribir sobre un ser que cobro
notoriedad en la época del conflicto
armado, en la década de los ochenta. la
descarnada, aparecía a diario por las
carreteras del país, y son muchas las
personas que afirman haber visto a este
ser espectral, la descarnada. Como
escribimos anteriormente la descarnada es muy popular en El Salvador, pero no es exclusiva
del país ya que hay una leyenda por cada país que la conocen y la leyenda de como existe
este ser es la que vamos a leer, pero antes relataremos como se aparecía a los incautos en la
carretera, tal ves te interese leer, La Cuyancúa.

En las calles y carreteras de nuestro país, especialmente aquellas que permanecen desoladas
y con poco o nada de trafico vehicular, solía aparecer una hermosa y curvilínea mujer, con
ropa ajustada y provocativa, con movimientos sensuales y coqueta...siempre pidiendo un
aventon, siempre buscando quien la lleve. En particular solo buscaba hombres y pobre del
lujurioso y oportunista que se atrevía a llevar a tan bella mujer, al realizar la parada le
preguntaban hacia donde se dirigía? ella respondía que unos pocos kilómetros mas adelante,
así no dudaban en subirla esperando una aventura; la aventura la tendrían pero aventura fatal
al final.
Ya en el vehículo, la bella mujer les miraba con provocación, realizaba movimientos
sensuales y encantadores, obteniendo la atención del incauto conductor; temible acto de
seducción de el depredador a su presa. Los hombres al ver y sentir toda aquella pasión,
detenían el vehículo y empezaban a acariciarla, tocarla y besarle! Pero en un momento la
pasión se volvía asco y terror, la preciosa mujer mostraba su verdadera identidad.
Tras los besos y caricias el hombre tiene ante si a un especie de cadáver viviente, uno el cual
se le desprende la piel y queda parte sus tendones y piel en los brazos del desdichado
oportunista, de una aventura sexual, el terror lo invade y paraliza! pierde el habla y entra en
estado de terrible shock, sin poder mover un musculo, solo observa como la mujer sigue
botando su piel como el proceso de descomposición de un apestoso cadáver.
Los que han logrado sobrevivir han pasado fiebres, hambres y tormentos a causa del
tremendo susto por querer tener una oportunidad con la bella descarnada; es así como en
esa época de conflicto armado y guerra civil salvadoreña la descarnada aparecía a los
hombres en el camino solitario para darles el susto de sus vidas, o en el peor de los casos el
ultimo susto de sus vidas.
El Cadejo Blanco

El Cadejo Blanco, ángel guardian que acompaña a viajeros nocturnos por el camino hasta
su casa. Si es agredido atacará a su protegido defendiendose el mismo, aumentando su
tamaño, asi no tiene rival.

Desde tiempos inmemoriables se ha creido en angeles de la guarda, quien a de pensar que


es un perro celestial, de los cielos ha bajado para combatir el mal y proteger a la
humanidad.

El perro puro, que lucha a muerte contra su adversario negro, enviado desde el inframundo
a matar a todo ser vivo que se cruce en su camino; pero el blanco siempre gana y hace que
el negro vuelva para lamerse sus heridas, bendicelo para que te cuide.
Leyendas de la llorona de El Salvador
Origen de la llorona de El Salvador

Cuenta la leyenda que una mujer se dirige a los


pueblos y al encontrar el sendero que lleva
directo a los cementerios, empieza a sollozar
por haber perdido a sus hijos. En cada calle
que deambula solamente llora y ninguna
persona puede estar cerca, quienes la han visto
aconsejan no darle la espalda al observarla,
porque a la llorona le gusta colocarse de un
costado y si la ven del susto pueden perder la
vida.

Al encontrar una iglesia en cada pueblo trata de entrar para limpiar su alma, pero no
puede lograrlo porque inmediatamente desaparece. La condena eterna de la llorona es el
sufrimiento por los errores cometidos. Si alguien trata de seguirla o mirarla, después tendrá
por siempre la presencia de este triste espectro.

La llorona de El Salvador

En mitad de la noche, cuando apenas se escuchan los bruscos ruidos al avivar la lenta
marcha de animales por los boyeros, por los lados del río acercándose y alejándose por
lapsos de tiempo, una voz adolorida atrae la atención de viajeros.

Es el llanto de una mujer que divaga por las orillas de los ríos, buscando algo que jamás
encontrará. Aterroriza a los niños que escuchan la historia por boca de las abuelas, sobre
esa triste mujer que se encuentra en los potreros, impidiendo con su gemido eterno el
silencio de la noche.

Era una humilde campesina atraída por la naturaleza

La llorona de El Salvador era una humilde campesina que atraída por la tranquilidad
de la naturaleza y los pequeños pájaros en las ramas de higuerones, se trasladaba al río
para conseguir agua en sus tinajas de barro, alertando a las vacas en el camino. Al visitar la
hacienda familiar quedó maravillada por el lujo, incluso llegó a compararse con las
señoritas que venían de San José y empezó a imitarlas.

Comenzó a ser el servicio y llevada a la capital, en un corto tiempo se dejó llevar por el
libertinaje de la época. La hermosa campesina se dejó seducir por un joven, al sentir que
iba ser madre regresó a la casa paterna, tuvo una niña a escondidas de sus padres y la arrojó
enseguida al río por el temor de enfrentar a su padre. Enloqueció por la culpa y la pena, por
eso continúa vagando a la orilla de los ríos, siempre buscando a su preciosa hija.
El Justo Juez de la Noche

Esta leyenda es la primera de una serie que espero poder compartir con todos ustedes; algunas
me las contaron desde pequeño, otras las he escuchado o leído hace poco tiempo, pero todas
han sido parte de nuestra cultura, no solo como Salvadoreños, si no también como
Chalchuapanecos; decidí comenzar con una de las leyendas que mas me gustan, en
la versión de un notable Chalchuapaneco, el profesor Josè Humberto Menèndez, publicada
en "El Libro del Pueblo"

Sello postal de la serie emitida por la Direccion General de Correos


en el año 2004 "Leyendas de El Salvador"

Por las viejas calles del pueblo y por los caminos vecinales de los alrededores, en
aquellas noches cuando la luna cubre con su velo la luz del valle de Chalchuapa,
suele verse a lo lejos la elegante y gigantesca figura del JUSTO JUEZ DE LA
NOCHE, una sombra semitransparente que parece flotar sobre las negras crestas
de los árboles y hacer cosquillas con la larga copa de su sombrero en el vientre
luminoso de las estrellas, que adornan el oscuro biombo del cielo; luciendo su
impecable frac color negro y sobre su cabeza una chistera de similar color.

Va saltando de cerro en cerro, dando pasos de a kilometro, pasando ríos y


barrancos, reflejando por la acción de la luna su gigantesca sombra sobre la espalda
inmensa de la llanura. El silencio es el señor de la noche, solo se escucha de cuando
en vez, el grito de los cocuyos amparados a los troncos y el croar de las ranas en
los chagϋites de los zacatales. No le temas, no es un emisario del mal, es un enviado
de los duendes tutelares de la noche para velar por que la quietud de la noche
impere sobre el pueblo que duerme y ahuyentar con su gigantesca figura, que
sobrepasa lo cerros, a los duendes burlescos que vagan amparados por las
sombras de la noche, o los brujos que convertidos en tuncos, micos o monos, vagan
amparados vagan por los campos, amparados por las sombras irrumpiendo
silenciosos en los amplios patios campesinos, para robar impunemente , según
ellos, en los gallineros y los corrales, sin saber que a la vuelta del camino les espera
la Némesis de los malvados, el defensor de los buenos, el coloso de las sombras,
el Justo Juez de la Noche.

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