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EMOCIONES POSITIVAS

1. Admiración: Se despierta ante aquellas personas que poseen una capacidad y un talento que nos
puede servir de inspiración, de modelo a seguir. Intentemos aprender de esa persona y no pensemos
por qué él o ella tienen esa capacidad que yo no, todos podemos desarrollar lo que necesitamos para
llegar a lo que queremos.
2. Alegría: Si sentimos alegría es porque logramos lo que queríamos, es sinónimo de satisfacción
personal. En los momentos de alegría es cuando nos sentimos más seguros y abiertos a nuevas
experiencias y oportunidades. Situaciones para estar alegres pueden ser muchas, como el compartir
una cena con amigos, enterarse de una buena noticia, que reconozcan nuestra labor.
3. Orgullo: A diferencia de la creencia popular el orgullo no es algo malo, no lo confundamos con la
soberbia. Los logros implican sacrificio de nuestra parte, como por ejemplo sacrificio de tiempo,
inversión de paciencia, superar obstáculos diversos.
Entonces, si nos esforzamos por llegar a algo o hemos tenido la suerte de que algo se diera como
esperábamos, ¿es en realidad algo tan malo que queramos compartir eso con el resto del mundo?
Si pensamos que tenemos que esconder nuestros logros como si fueran algo malo, nos estamos
privando de la hermosa experiencia de sentirnos satisfechos y de reconocer todo lo que hemos hecho
gracias a nuestras propias manos, es quitarnos valor ante nuestros propios ojos, es atentar
despiadadamente contra nuestra propia estima. Además, cuando nos sabemos capaces de lograr
cosas, vamos a incrementar nuestra confianza para futuras aventuras y desafíos.
4. Gratitud: Estar agradecidos por los grandes, pequeños y medianos detalles de nuestra rutina nos
coloca en un estado de ánimo alegre y pleno. Solemos ser tan poco concientes de todas las cosas
buenas que ya tenemos. Siempre tenemos algo que agradecer, o nuestra salud, o nuestras
relaciones, o nuestro trabajo, o nuestras habilidades, o nuestra capacidad de salir adelante. Siempre
encontramos algo si estamos abiertos a hacerlo. La gratitud también tiene que ver con ser
agradecidos con los demás, con aquellas personas que nos han demostrado su amor o su interés
en diversos momentos y esta gratitud tiene el poder de profundizar relaciones.
5. El perdón: Tan importante como tener la capacidad de perdonar a los demás, es la capacidad para
perdonarse a uno mismo. Muchas veces me encuentro con personas que les cuesta muchísimo
perdonarse a sí mismos. Cuando nos equivocamos lo mejor que podemos hacer es pedirle perdón a
la persona que dañamos e intentar reparar esa situación, si no podemos, no tiene sentido que nos
sigamos castigando eternamente por lo que hicimos. Hay que dejar ir el resentimiento que podemos
tener hacia nosotros y no quedarnos estancados en la culpa.
A veces nos cuesta perdonar a otros directamente. Lo que tenemos que tener en cuenta es que el
perdón es necesario porque nos libera de una carga negativa, si siempre estamos acarreando un
odio profundo no vamos a poder salir adelante, se nos convierte en una carga pesada.
Creo que hay que dejar en claro también qué significa perdonar, porque a veces creemos que el
perdonar a otro es injusto o que tenemos que seguir manteniendo a esa persona en nuestra vida a
pesar de la injuria y en realidad esto no es tan así. El perdón es un proceso interno, yo decido
liberarme de esta rabia para seguir tranquilamente con mi vida. El perdón no es tanto para la otra
persona, sino para nosotros. Es dejar ir el odio, es dejar ir el recuerdo de algo injusto. Es volver a
tomar control sobre nuestras emociones y decidir enfocarnos en nuestro presente y en nuestro futuro.
6. Humor: Generar buen humor o estar involucrado en actividades que nos generan risa es algo muy
positivo. El buen humor nos ayuda a ver la vida más despreocupada, donde se puede apreciar el
lado bueno de las adversidades, donde nosotros hacemos felices a los demás y nos divertimos. Es
como que tenemos que aprender a seguir jugando, a veces nos tomamos las cosas demasiado en
serio y la vida también tiene que ser vivida desde el lado más divertido.
Una carcajada puede ejercitar nuestro diafragma y relajar luego nuestros músculos. El buen humor
nos aleja de la ira, la culpa y demás emociones negativas, nos ayuda a ver las cosas desde una
mirada más relajada y a afrontar las dificultades de la vida más como un juego de aprendizaje que
como una amenaza paralizante. Cuando nos reímos liberamos endorfinas, nos sentimos más
distendidos, una buena carcajada fortalece el sistema inmunológico y reduce las hormonas que
pueden causar tensiones. La risa provoca efectos catárticos y procesos de relajación general de los
músculos del cuerpo. También regula el ritmo cardíaco, baja la presión arterial y mejora la inmunidad.
Es un factor protector de la salud. La risa es tan poderosa que incluso si la fingimos podemos obtener
estos beneficios.
7. El amor: Tenemos que aprender a amarnos a nosotros mismos. Sé que muchas personas confunden
esto también con egoísmo, pero nada está más alejado de la verdad. El amarse a uno mismo es
fundamental porque todo comienza en nosotros. Hay un dicho que dice que no podemos dar lo que
no tenemos, y si no nos preocupamos por cuidarnos, por nutrirnos, por aprender, por querernos,
¿cómo vamos a esperar eso de los demás entonces? Todo comienza en nuestro interior.
En el amor hacia los demás hay que tener en cuenta con qué tipo de personas nos relacionamos, si
nos benefician o emocionalmente o nos quitan toda la energía. Tenemos que ser concientes de si
somos personas dependientes o dejamos libres a los demás. Tenemos muchas veces que aprender
a cómo llevar una relación sana de pareja, así como nadie sabe de inmediato cómo ser padre,
tampoco sabemos a veces cómo amar sanamente. Creo que es algo que vamos aprendiendo con la
madurez, con el otro y con mucha paciencia. Estemos abiertos a tener vínculos que nos nutran y que
nos permitan aprender.
El amor por las cosas que hacemos también es fundamental, ya sea por nuestra carrera, el trabajo
o incluso pueden ser las tareas del hogar. Las cosas que elegimos hacer las tenemos que hacer con
cariño, entregarnos a una tarea y hacerla con dedicación nos brinda mucha satisfacción también.
EMOCIONES NEGATIVAS
1. Fobia: La diferencia entre miedo y fobia es que el primero se refiere a la emoción negativa que
experimentas ante un peligro real, en la que tu vida o integridad física puede correr peligro –por
ejemplo, cuando caminas sólo por una calle oscura y ves que alguien te sigue-, mientras que en la
fobia, la emoción que surge no está justificada.
En este caso, para superar la fobia tienes que intervenir en dos ámbitos importantes: los
pensamientos que te abruman y las conductas de evitación –puesto que al exponerte, lograrás
habituarte al estímulo fóbico-.
Si tienes algún tipo de fobia, sabrás perfectamente los pensamientos que surgen anticipando el
peligro de exponerte a la situación que temes.
Todas las fobias tienen en común que los pensamientos suelen ser catastróficos, exagerados y con
un fundamento erróneo.
Para superar la fobia, tienes que hacer frente a estos pensamientos ilógicos, plantearte que pueden
ser desmesurados y buscar explicaciones alternativas.
2. Ansiedad o preocupaciones excesivas: Seguro que en algunas ocasiones has experimentado esta
emoción tan desagradable como la ansiedad, en la que tu cuerpo responde con nerviosismo, miedo
a la incertidumbre, etc.
Son muchas las situaciones que pueden provocarte ansiedad, como preocupación por realizar bien
tu trabajo, búsqueda de equilibrio entre la vida familiar y laboral, cambio de residencia, etc.
En la mayoría de las situaciones, la ansiedad dificulta tu rendimiento o desempeño de la tarea, por
lo que controlarla te aportará muchos beneficios.
La ansiedad, debido a que tiene un gran componente cognitivo, requiere que aprendas a darle un
significado diferente a los acontecimientos.
3. Ira o agresividad: La ira es una emoción que surge por numerosos motivos, como cuando vemos
amenazada nuestra libertad, cuando nos sentimos ofendidos, etc.
Se producen múltiples cambios fisiológicos en nuestro cuerpo, como enrojecimiento facial,
aceleración del ritmo cardíaco, sudoración, tensión de los músculos, entre otros.
Para controlar tu agresividad, debes distanciarte –física y mentalmente- de la persona o situación
que te ha provocado esta emoción, puesto que otra característica común es que sientas abrumado
y no puedas pensar con claridad.
Retírate a un lugar en el que puedas gestionar esta emoción tan intensa. Tómate unos minutos para
respirar profundamente, de forma que tu frecuencia cardíaca retome niveles normales.
Reflexiona sobre la situación concreta y sobre aquello que puedes hacer para solucionar el problema,
sin tener una concepción de perder o ganar –sino de llegar a un punto medio y evitar conflictos-.
Otro aspecto que debes tener en cuenta, si eres una persona que suele tener emociones de ira o
agresividad, es que mejores algunos hábitos diarios, como por ejemplo, dormir las horas necesarias.
Si duermes poco, probablemente influya en que tengas una actitud más irascible y experimentes
agresividad con más frecuencia.
4. Tristeza: La tristeza es una emoción negativa que cumple una función adaptativa muy importante:
hacer ver a las personas de tu alrededor que estás pasando por un mal momento y necesitas apoyo
social.
Otra de las funciones es conservar energía para reponerte tras un suceso traumático o una grave
pérdida.
Sin embargo, si sueles tener un sentimiento general de tristeza, debes plantearte seguir estos
consejos para que logres combatirla.
Planea actividades que te mantengan ocupado. Si te aíslas, si te centras en lo negativo de la
situación, entrarás en un círculo vicioso del que es muy complicado salir.
Es recomendable que incluyas actividades en tu agenda de forma gradual, comenzando con un
paseo de 20-30 minutos, por ejemplo.
Posteriormente, puedes ir incluyendo salir a cenar un día a la semana con tus amigos, practicar algún
deporte, etc.
Habla de lo que te entristece. Ocultar tus emociones tampoco te servirá de nada.
Aprende a gestionar tu tristeza hablando con amigos y familiares, exponiendo aquello que te provoca
esa emoción.
Llora cuando lo necesites. No evites llorar, puesto que de esta forma, podrás desahogarte y podrás
reponerte posteriormente.
Se ha demostrado que el llanto libera una serie de hormonas que alivia la angustia sentida ante un
evento doloroso.
Además, también parece que puedes mostrarte más abierto a nuevas ideas tras haberte desahogado
a través del llanto.
Busca la parte positiva de lo sucedido. Si tu tristeza ha comenzado tras una ruptura de pareja o tras
un despido laboral, debes buscar los beneficios que te aporta tu nueva situación.
5. Culpabilidad: La culpa es otra emoción negativa que puede hacer que te sientas muy mal contigo
mismo.
Ésta es otra emoción adaptativa, puesto que evita que nos comportemos mal y seamos crueles los
unos con los otros –por lo tanto, ayuda a mantener el bienestar de la sociedad-.
Para combatir dicha emoción, puedes plantearte algunos cambios, en función de tu situación
concreta:
Habla con la persona a la que has herido. Si muestras tus disculpas abiertamente, lograrás
deshacerte de la culpabilidad por haber actuado de forma inadecuada o, al menos, atenuar esa
culpabilidad.
Corrige tu error. En la medida de lo posible, intenta enmendar tu error para que tu sentimiento de
culpa disminuya.
Aprende de tus errores. Si ya es demasiado tarde y has perdido a un amigo o pareja por haber
actuado de forma incorrecta, procura que tu error no se repita en el futuro.
Acepta que no puedes cambiar el pasado pero eres dueño de tu futuro.
SENTIMIENTOS
El sentimiento es el resultado de una emoción, a través del cual, la persona que es consciente tiene acceso
al estado anímico propio. El cauce por el cual se solventa puede ser físico y/o espiritual. Esta respuesta está
mediada por neurotransmisores como la dopamina, la noradrenalina y la serotonina. Forma parte de la
dinámica cerebral del ser humano y de los demás animales, que les capacita para reaccionar a los eventos
de la vida diaria al drenarse una sustancia producida en el cerebro, al mismo.
Las emociones son polarizaciones que hace nuestra mente de los hechos. En ausencia de emociones
emergen los sentimientos. Como necesidad y demanda de las emociones que ya no se experimentan y a
las que hemos estado sometidos durante un tiempo, suficiente como para ayudarnos a conceptualizar que
dichas interacciones son buenas. Así es como nuestro estado de ánimo toma forma. Los sentimientos sanos
permiten una dinámica cerebral fluida, dando como resultado un estado anímico feliz.
Su origen es el resultado del movimiento de las cargas emocionales a las cuales nuestra mente se ve
sometida por la variación del medio. Una gran carga emocional que desaparezca en poco tiempo, puede
llegar a dar forma a un sentimiento que perdure en el tiempo. Así el amor puede nacer de una emoción tal
como la sorpresa y el halago de que alguien nos preste especial atención durante un tiempo sostenido, en
el que al desaparecer dicho estímulo es cuando emerge la toma de decisión de lo que hemos considerado
bueno. Nuestro sistema límbico informará que ya no hay estímulo, nuestra conciencia marcará la prioridad
y nuestro consciente nos indicará que eso que es bueno ya no está. Es cuando el amor romántico toma
verdadera forma, pasando a formar parte de nuestra voluntad expresa y personalidad.
Los estímulos emotivos, adecuadamente sostenidos en el tiempo, pueden hacer nacer el sentimiento de
(por ejemplo) amor romántico, que no es más que la expresión de nuestro sistema límbico por continuar
viéndose sometido a las cargas emocionales necesarias que equilibran y liberan de ciertos rasgos no
preferentes de nuestro estado anímico, y que por reacción creemos que nos encamina a un estado de flujo
que nos permitirá sostener el estado de mayor preferencia: La felicidad encontrada.
Así, la mente establece el objetivo y los hechos fomentan o contrarrestan su consecución y preservación.
La variación del estado preferente que hace la mente del objetivo, induce en ella como principio la emoción
que desencadenará (o no) un sentimiento que la motiva a actuar.
La forma más difícil es saber que están regidos por las leyes que gobiernan el funcionamiento energético
del cerebro. Inhibir por preferencia del EGO un sentimiento equivale a fomentar un anhelo, postergar un
anhelo fomenta una frustración o una vehemencia. Los sentimientos necesitan de una razón o cauce para
ser satisfechos y hacernos sentir equilibrados.
Dado que todos los individuos manifestamos los mismos sentimientos en diferentes situaciones, se puede
decir que nunca hay dos situaciones iguales ni dos personas que manifiesten exactamente la misma
intensidad del sentimiento desencadenado por un evento común a ellos. Ante esta evidencia, se puede
afirmar sin temor a equivocarse que el ser humano es distinto, entre sus propios congéneres, en su forma
de motivarse y que las personas responden de manera diferente a los sentimientos ajenos, algunas veces
fomentando la carga y otras contrarrestándola.
¿Qué es necesario en una relación de amor?, ¿Qué clases distintas de amor hay? ¿Existe el amor
eterno?
El amor, es una emoción humana y compleja que nos cuesta comprender e interpretar. En general, se tiene
una idea del amor muy idealizada, en la que se ve como un valor ensalzado, puro, universal, eterno e
irracional que supera todas las barreras. Cuando hablamos de este tipo de amor, nos referimos al “amor
romántico”, exclusivo de la cultura occidental y de la época actual.
Sin embargo, el amor es múltiple y la experiencia afectiva está conformada por un conjunto de variables
que se entrelazan de manera compleja. Es difícil precisar qué es el amor y unificar su terminología. Durante
décadas, nuestra sociedad, se ha preocupado en especial por la educación intelectual y sus rendimientos y
ha descuidado el aspecto afectivo. Ahora, sabemos que es necesario buscar un amor inteligente, capaz de
integrar en el mismo concepto, los sentimientos y las razones en proporciones adecuadas. El amor no solo
hay que sentirlo, sino incorporarlo a nuestro sistema de creencias y valores.
Los tres componentes básicos del amor:
Intimidad: Se refiere a los sentimientos dentro de una relación que promueven el acercamiento, el vínculo,
la conexión, y principalmente la revelación mutua. La clave de la intimidad está en la autoexposición mutua
de los miembros de la pareja, en salir de nosotros mismos y mostrarnos tal como somos en proceso de
confianza y aceptación mutua, sin olvidar que a la vez, es necesario fomentar el desarrollo de una
personalidad autónoma e independiente.
Pasión: Estado de intenso deseo de unión con el otro, como expresión de deseos y necesidades, gran deseo
sexual o romántico, acompañado de excitación psicológica. No cabe duda que la relación sexual plenamente
satisfactoria, si bien no es la condición única para el mantenimiento de la pareja, sí es un factor muy
importante. En la pasión influye la química del amor. La presencia en el cerebro de ciertas sustancias
bioquímicas de diversa índole y naturaleza explica el proceso emocional. La serotonina es un
neurotransmisor responsable del componente activo/agresivo de la actividad sexual. La dopamina es del
deseo y la feniletinalamina, según algunos, produce los efectos altamente euforizantes del amor romántico.
Compromiso: Es la decisión de amar a otra persona, serle fiel y compartir con ella muchas actividades y
bienes personales sin limitación temporal. Es el deseo de formar un “nosotros” y poderlo manifestar a los
demás. Todo esto implica la voluntaria aceptación de un cierto número de obligaciones, evitando cualquier
comportamiento que amenace la relación y otras muchas más cosas.
CON QUE ORGANO SE AMA
«Los sentimientos no se generan en el corazón, sino en el cerebro». Así de tajantes se muestran los expertos
en neurociencia al explicar la esencia del amor, un sentimiento universal, profundo y contradictorio al que
cuesta tanto renunciar, como resistirse. En los últimos años, diversos estudios científicos han demostrado
que el enamoramiento se produce debido a la acción de ciertas hormonas, como la serotonina o la dopamina,
que anulan el pensamiento crítico y crean la irremediable necesidad de volver a ver a la persona amada, o
como la oxitocina, que se libera durante el orgasmo y se vincula con las relaciones duraderas y la
monogamia.
«Los sentimientos no se generan en el corazón, sino en el cerebro», explica Javier Cudeiro, catedrático de
Fisiología Humana y director del grupo de Neurociencia y Control Motor de la Universidade da Coruña
(Neurocom), quien asegura que el amor actúa como una droga, puesto que «produce el mismo efecto sobre
el organismo» y que, además, es ciego, porque «suprime la actividad en áreas del cerebro que controlan el
pensamiento crítico». «Varios estudios científicos han demostrado que, cuando los seres humanos se
enamoran, la parte frontal del cerebro, que es donde se generan los juicios de valor, reduce su capacidad
de evaluar el carácter y la personalidad del ser amado», señala Cudeiro, y va un paso más allá: «Tanto el
llamado amor romántico como el amor maternal producen el mismo efecto sobre esa región cerebral,
suprimiendo la actividad neuronal asociada a la evaluación crítica del prójimo y a las emociones negativas»,
destaca el experto
Pero ¿qué otro tipo de alteraciones produce el amor sobre la actividad cerebral de los seres humanos?
Según un reciente estudio realizado por el University College de Londres, el amor puede provocar reacciones
químicas similares a las que generan las drogas e, incluso, la velocidad. «A quienes comparan el amor con
una droga no les falta razón, porque cuando se está en compañía de la persona amada se segrega una
hormona, la dopamina, que produce sentimientos de satisfacción y de placer y que, por lo tanto, es la
causante del enamoramiento y de que se sienta la irremediable necesidad de volver a ver a ese hombre o
a esa mujer», apunta el catedrático de Fisiología Humana de la Universidad de Coruña.

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