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El inciso 4 del Artículo 2° de la Constitución Política del Perú señala que toda persona tiene
derecho: “A las libertades de información, opinión, expresión y difusión del pensamiento
mediante la palabra oral o escrita o la imagen, por cualquier medio de comunicación social, sin
previa autorización ni censura ni impedimento algunos, bajo las responsabilidades de ley
Los delitos cometidos por medio del libro, la prensa y demás medios de comunicación social se
tipifican en el Código Penal y se juzgan en el fuero común.
A su vez, de acuerdo al inciso 7) del artículo 2º de la Constitución, toda persona que se siente
afectada por afirmaciones inexactas o agraviadas en cualquier medio de comunicación, tiene el
derecho a que se rectifique dicha información a través del mismo medio en forma gratuita,
inmediata y proporcional.
Sin embargo, conviene tener presente que por expreso mandato de la Cuarta Disposición Final
de la Constitución, tanto la libertad de expresión como el derecho de rectificación deben ser
interpretados de conformidad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y con los
tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por el Perú. Ello
obliga a tener en cuenta en la interpretación de la libertad de expresión y el derecho de
rectificación en el ordenamiento jurídico nacional, a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, así como a la interpretación que de ella realicen los órganos del sistema
interamericano de protección como la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos
Humanos.
El Artículo 2 de la Ley 27806 señala que para efectos de la presente Ley se entiende por
entidades de la Administración Pública a las señaladas en el Artículo I del Título
Preliminar de la Ley Nº 27444, Ley del Procedimiento Administrativo General.
Al respecto, el Artículo I del Título Preliminar de la Ley Nº 27444, Ley del
Procedimiento Administrativo General señala que la presente Ley será de aplicación
para todas las entidades de la Administración Pública.
Para los fines de la presente Ley, se entenderá por “entidad” o “entidades” de la
Administración Pública: El Poder Ejecutivo, incluyendo Ministerios y Organismos
Públicos Descentralizados; El Poder Legislativo; El Poder Judicial; Los Gobiernos
Regionales; los Gobiernos Locales; los Organismos a los que la Constitución Política
del Perú y las leyes confieren autonomía, las demás entidades y organismos, proyectos
y programas del Estado, cuyas actividades se realizan en virtud de potestades
administrativas y, por tanto se consideran sujetas a las normas comunes de derecho
público, salvo mandato expreso de ley que las refiera a otro régimen; y las personas
jurídicas bajo el régimen privado que prestan servicios públicos o ejercen función
administrativa, en virtud de concesión, delegación o autorización del Estado, conforme
a la normativa de la materia.
Asimismo, el Artículo 5 de la Ley 27806, señala que Las entidades de la
Administración Pública establecerán progresivamente, de acuerdo a su presupuesto, la
difusión a través de internet de la siguiente información:
Es importante, señalar que el Artículo 8 de la Ley 27806, establece que las entidades
obligadas a brindar información son las señaladas en el artículo 2 de la presente Ley.
Dichas entidades identificarán, bajo responsabilidad de su máximo representante, al
funcionario responsable de brindar información solicitada en virtud de la presente Ley.
En caso de que éste no hubiera sido designado las responsabilidades administrativas y
penales recaerán en el secretario general de la institución o quien haga sus veces.
Panamericana Televisión S.A y Grupo Pantel S.A. presentan una demanda de amparo
contra Genaro Delgado Parker a fin de que cese su campaña de desinformación, en la
cual el demandado se presenta ante la opinión pública como accionista y directivo de
Pantel S.A, con lo cual se estaría afectando sus derechos al honor, buena reputación y al
trabajo, entre otros derechos. Asimismo, se señala que el demandado realiza apariciones
públicas y declaraciones a los medios de comunicación, amenazando con solicitar
judicialmente la administración y control de Panamericana Televisión S.A. El Tribunal
considera que proteger el derecho al honor y la reputación de las recurrentes implicaría
limitar o prohibir a una persona que exprese su opinión y difunda sus pensamientos
públicamente ante medios de comunicación social. Es por ello, que no se puede
pretender que a través del amparo se pretenda vulnerar el derecho a la libertad de
expresión; sin embargo, las actoras pueden recurrir a otras vías previstas en el
ordenamiento jurídico para tutelar sus derechos.
Cumplimiento:
Así por ejemplo, en el Perú, una de las formas que los ciudadanos emplearon para
protestar contra los actos de corrupción del gobierno del ex presidente Fujimori fue a
través de un acto que se llevaba a cabo en la plaza principal de la capital, en el cual se
lavaba con agua y jabón la bandera nacional
Incumplimiento:
Por orden del ex presidente Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos financió diversos
diarios desde 1997 hasta el 2000 con pagos de entre 500 a seis mil dólares por cada
titular de portada a favor del régimen y en contra de la oposición. El dinero para estos
pagos, según Montesinos, salió del presupuesto del Servicio de Inteligencia Nacional y
de los fondos que se desviaban del Ejército, la Marina y los ministerios de Defensa e
Interior. Estas son las principales conclusiones de la investigación que sobre el
financiamiento de la llamada “prensa chicha” realizaron la jueza especial Magalli
Báscones y el fiscal anticorrupción César Sotomayor. La indagación alcanza a 29
personas, entre jefes militares, publicistas y dueños de diarios, quienes deberán
comparecer a juicio público ante la Sala Penal Superior Especial Anticorrupción.
Esto pertenece al tema de las políticas públicas que debe adoptar el estado para hacer
efectivo el cumplimiento del Derecho al Acceso de Información Pública.
Subsisten entidades de la administración pública que no han incorporado en su
normativa, organización y funcionamiento la lógica de la transparencia y publicidad
prevista por el TUO de la Ley N° 27806. En esa medida, han omitido cumplir con las
obligaciones previstas en dicha normativa, tales como establecer procedimientos rápidos
y poco formales que permitan el acceso oportuno a la información, así como organizar
la información de forma tal que se facilite el acceso e incluso lo permita en forma
directa e inmediata en horas de oficina. Defensoría del Pueblo, Informe Defensorial Nº
96, Balance de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública.
Es necesario establecer sanciones para estos actos o bien, endurecer las penas.
Este es el resultado de implementar reformas sin una planificación integral que prevea
todos los aspectos que deben ser cubiertos antes, durante y después de la aprobación de
una norma. Es decir, se debe medir el impacto regulatorio que tendrá la misma en el
Estado.
El costo por el acceso a la información que deben asumir las personas solicitantes de
acuerdo al inciso 5 del artículo 2º de la Constitución, ha sido definido por el artículo 20º
del TUO de la Ley Nº 27806 y el artículo 13º de su Reglamento, como aquél integrado
por los gastos directos y exclusivamente, vinculados con la reproducción de la
información solicitada. Sin embargo, las administraciones públicas no siempre cumplen
con estos criterios. Así, se ha podido verificar que a la tasa por acceso a la información
pública se suelen trasladar gastos fijos de la administración o de infraestructura, incluso,
se pretende a través de la misma obtener recursos adicionales, cobrando por la
tramitación del pedido . Defensoría del Pueblo, Informe Defensorial Nº 96, Balance de
la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública.
Los plazos y demás requisitos establecidos en el artículo 10º del TUO de la Ley Nº
27806 y su Reglamento, están concebidos para favorecer el acceso a la información de
las personas y deben ser interpretados en ese sentido. Deben ser entendidos como
garantías que facilitan la satisfacción del derecho de acceso a la información pública y
no como límites al mismo. Sin embargo, ello no sucede ya que en muchas ocasiones, las
administraciones los interpretan y aplican en contra de las personas, asumiendo
posiciones excesivamente formalistas que no toman en cuenta la necesidad de satisfacer
el derecho fundamental.
Así, entienden que en todos los casos se deben agotar el plazo máximo para la atención
del pedido de información.
En cuarto lugar, el Tribunal Constitucional ha establecido que toda norma o acto que
importe la limitación del derecho de acceso debe presumirse inconstitucional, salvo que
el agente de la restricción demuestre la existencia de un apremiante interés público para
ello, así como que, sólo de ese modo es posible salvaguardar dicho interés. De lo
contrario, la presunción de inconstitucionalidad se confirmaría. Ello exige pues un
especial deber de motivación de las normas y actos restrictivos. Sin duda, la
inobservancia de alguna de las exigencias señaladas, determina la inconstitucionalidad
de la restricción.
Con ello se trata de garantizar el derecho de todas las partes a que sus procesos se lleven
a cabo de cara al público, así como el derecho de los ciudadanos a conocer la manera en
la que se ejerce la función jurisdiccional.
La norma establece de excepciones, las mismas que sólo pueden estar orientadas a la
necesidad de proteger la eficacia de los procesos y los derechos fundamentales
comprometidos. En esa medida toda limitación al acceso a los expedientes judiciales
debe ser producto de la ponderación de todos los intereses en juego, vale decir, debe ser
razonable y proporcional, sin que sea posible establecer restricciones absolutas y, por
ende, irrazonables respecto a tipos de procesos o etapas del mismo. Deben estar
conectadas con criterios materiales de puesta en peligro o daño de tales intereses.
Sin embargo, los artículos 10° y 171° de la Ley Orgánica del Poder Judicial – LOPJ,
138° y 139° del Código Procesal Civil, excluyen el acceso a la información de los
terceros en los procesos en trámite, sin ninguna consideración de peligro o lesividad a la
eficacia del proceso o los derechos fundamentales. Por su parte, el primer párrafo del
artículo 73° del Código de Procedimientos Penales, declara reservada toda la etapa de la
instrucción, también sin ninguna vinculación material. Estas normas, en la práctica, son
interpretadas de manera literal por los operadores del sistema judicial, razón por la cual,
en los hechos, no sólo los terceros sino incluso las propias partes tienen dificultades
para acceder a la información en procesos en trámite, sobre todo en sede penal, lo cual
contradice lo dispuesto en los artículos 161º y 162º de la Constitución y los artículos 14º
y 16º de la Ley Nº 26520, Ley Orgánica de la Defensoría del Pueblo.
Sin embargo, en el caso del nivel más cercano a los ciudadanos, como lo es el
municipal, la asignación de nuevas responsabilidades ha provocado dificultades en
virtud de la falta de recursos, de estructuras administrativas y de personal capacitado,
entre otros. Con la mayor competencia electoral en los municipios, el interés de los
políticos se centra más en asegurar la reelección que en modernizar los sistemas
administrativos y representativos.
La resistencia general de las autoridades a informar como lo ordena la Ley, a callar sus
respuestas, a sesgar sus contenidos, frecuentemente se debe al desconocimiento general,
no solamente de esta Ley sino de otros ordenamientos aplicables al ámbito municipal.
Este fenómeno ampliamente extendido en el territorio oaxaqueño implica un conflicto
intercultural y una falta de especialización en las actividades administrativas cuando las
necesidades de subsistencia reclaman la aplicación de la fuerza del trabajo en
actividades primarias.
La Ley Nº 200-04, General del libre acceso a la información pública, llevaba implícita
la misión de transformar radicalmente la relación de los ciudadanos con la
administración pública, en virtud de que su contenido desborda el acceso y divulgación
de la información contenida en los archivos y registros a cargo de la misma,
extendiéndose por tanto al acceso y fiscalización ciudadana de aquellas organizaciones
que reciben fondos públicos.
De allí que, tras su aprobación, quedó a cargo del Poder Ejecutivo la elaboración del
Reglamento de aplicación de dicha ley, tarea que fue asumida por la Consultoría
Jurídica del Poder Ejecutivo, quien lo sometió a consulta pública de toda la sociedad a
fin de producir las recomendaciones que mejoraran y enriquecieran la propuesta.
Este proceso participativo, en donde por primera vez se puso en práctica uno de los
novedosos mecanismos que establece la propia Ley en su artículo 23, culminó con la
promulgación del Reglamento de la Ley General de Libre Acceso a la Información
Pública mediante el Decreto No. 130-05 de fecha 25 de febrero de 2005, con el objetivo
de impulsar el ejercicio del derecho a la información pública y la aplicación plena de la
Ley.
En ese sentido, son muchos los retos que las instituciones públicas encaran para hacer
posible el ejercicio de este derecho, de ellos destacan: los cambios en el ejercicio del
poder, la inclusión de una nueva forma de gestión pública y la incorporación de
instrumentos tecnológicos y procedimientos idóneos para producir, manejar, organizar y
colocar mediante un acceso ágil las informaciones de las actuaciones gubernamentales.
Numerosas instituciones, para salir del paso del cumplimiento de la ley, se limitaron a
abrir una página web e incluir en ella información muy general de carácter
administrativo y presupuestario, jurídica, de servicios y sobre contratos.
El que no exista una ley o mecanismo para acceder a la información, trae como
consecuencia la falta de transparencia en la Administración Pública y la débil
responsabilidad pública, de aquellos que se desempeñan en el ejercicio de las funciones
del estado, exige que el derecho a recibir información pública cuente con todas las
garantías necesarias para su ejercicio de modo que este no resulta impedido o
obstaculizado por la decisión discrecional o arbitraria de un funcionario. La libertad de
acceso a la información es el mejor antídoto contra corrupción e indirectamente, es una
estrategia efectiva para mejorar la gestión de la Administración Pública.