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Asignatura: Teoría y Armonía Básica

Autor: Marcela Moreno Olivares

https://www.youtube.com/watch?v=eQGqNlevh2o

Documental: Mi cerebro musical

En la comunidad científica muchas personas se han cuestionado una pregunta muy


interesante, pero muy simple: ¿cómo nos afecta la música, a nivel cerebral? En el documental “Mi
cerebro musical”, realizado para National Geographic, se realiza una labor investigativa a manos
del Dr. Daniel Levitin, entre otros, donde se explora uno de los confines del cerebro humano en
relación a la música. A lo largo del documental, se ahonda en unos temas de interés más
importantes que se discuten en el área científica, los que serán mencionados a continuación.

Levitin partió su carrera como músico pero posteriormente se convirtió en neurocientífico


cognitivo y trabaja en la Universidad de McGill (Montreal, Canadá). Se ha dedicado en el último
tiempo a realizar escáneres del cerebro humano para ver cómo reacciona ante la música y
adicionalmente ha publicado dos exitosos libros sobre el tema.

Sin embargo tras analizar escáner tras escáner, no le ha sido suficiente para su
investigación, hasta que le tocó la oportunidad de tener a Sting en su laboratorio y tener el
privilegio de observar cómo se comporta el cerebro de un músico consagrado, al igual que
talentoso, creativo y original. De esta manera, su muestra de escáneres cerebrales podría abarcar
mayor variedad y posiblemente tendría diferencias con muestras personas comunes y corrientes.
Tras leer uno de los libros del Dr. Levitin, Sting accedió inmediatamente a ser parte de la iniciativa,
ya que también le interesa la explorar más allá de la música como profesión.

Uno de los primeros tópicos desarrollados en el documental, tras este experimento con
Sting en un escáner, consiste en cómo se relaciona el cerebro con la música y el movimiento
simultáneamente, ya que los científicos se fijan cómo el músico parece tener ritmo en los pies
cuando le piden que imagine una canción. Feist, una cantante canadiense, comenta en el
documental que ella considera muy importante integrar lo visual del baile a lo abstracto de la
música, y que incluso le parece que de manera inconsciente los mezcla para expresarse.

Por otro lado, el Dr. Petr Janata, profesor del Center for Mind and Brain (California,
EE.UU.), realiza experimentos que involucran el monitoreo mediante electrodos de las ondas
cerebrales de un individuo mientras escucha canciones a través de auriculares. Lo que observan
es que el baile que las personas realizan ante temas musicales puede estar relacionado con la
activación del sistema de placer del cerebro y la liberación de dopamina (se le refiere como la
“hormona del bienestar”). Además se menciona que el tipo de música que las personas eligen
escuchar tiene mucho que ver con el estado anímico al cual quieren llegar o en que están.

En cuanto a los músicos, se afirma que para los músicos el realizar presentaciones en vivo
despierta en ellos un placer cerebral que puede ser visto por sus espectadores, al igual que su
creatividad. Michael Bublé agrega que, en ese sentido, estar en un escenario es lo mismo que
estar expuesto ante muchos extraños, debido a lo íntima que es la música.

Más adelante, teorizan sobre el vínculo que tiene la música con las emociones y la
memoria. Se declara que la música despierta en las personas emociones mediante la liberación de
neurotransmisores al escuchar canciones que luego el cerebro almacena y más adelante es capaz
de recordar qué sucedió y las circunstancias relacionadas con esa canción o melodía específica.
Distintos individuos comparten sus experiencias, los que mediante la música pueden evocar
momentos y lugares pasados.

Aparece la Dra. Lola Cuddy, de la Queen’s University, Canadá, quien trabaja directamente
con ancianos y pacientes de alzheimer. Ella cuenta que para estos pacientes no tienen problemas
a la hora de hacer análisis musicales, incluso con alzheimer. También se descubrió que los
pacientes que padecen esta enfermedad recuerdan con mucha minuciosidad melodías y logran
identificar errores en ellas, al igual que evocan momentos, personas, emociones o lugares tras
escuchar cierta música que fue parte de su pasado.

Después, se explora cómo la música tiene influencia en los niños pequeños y los bebés,
incluso aquellos que están dentro del cerebro. Se sostiene que los sonidos afectan a los bebés
desde el vientre y que la música puede mejorar la capacidad cerebral de las personas si escuchan
cosas desde pequeños. Adicionalmente, recalcan el hecho de que ellos son capaces de hacer
sentido de los patrones melódicos al igual que los adultos. Recomiendan que las personas
aprendan a tocar instrumentos musicales desde niños para desarrollar una mayor capacidad
cerebral, al igual que un mayor coeficiente intelectual.

Más tarde, Dr. Levitin comparte con Sting las revelaciones que tuvo al ver su escáner.
Resultó que el cerebro del músico estuvo mucho más activo cuando escuchaba canciones de
carácter más complejo, en oposición a música ambiental. A Sting no le sorprendió esto, ya que
estaba completamente consciente de que él prefiere los desafíos a la hora tanto de escuchar como
componer canciones. Es decir, que las preferencias que tienen las personas por distintos estilos
musicales se puede observar claramente en imágenes de escáner.
La conclusión principal que me llevo es que está comprobado empíricamente que el
cerebro no es inmune a los efectos de la música, pese a que esto no me sorprende ya que es algo
que vivo cada vez que escucho tanto la música que me gusta como la que no me agrada. Me
tranquiliza el hecho de que los científicos estén interesados en esta temática y que sea posible
poder descubrir los misterios del cerebro humano. La música en general no es vista como
importante en Chile; está relegada a segundo plano. Sin embargo, es parte importante de nuestras
vidas, no solo en eventos como cumpleaños y matrimonios sino que también en el día a día, y es
un fenómeno que merece ser discutido y analizado a cabalidad.

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