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ACCIÓN POPULAR
Existen diferentes formas de analizarla acción popular, así encontramos que para Morón
(2014) sostiene:
La acción popular ha sido el instrumento de control constitucional pionero en nuestro
constitucionalismo y reviste singularidad en el derecho comparado, pues otros Estados han
optado por confiar el control jurídico sobre los reglamentos al proceso contencioso
administrativo o al proceso de inconstitucionalidad, sin desarrollar un proceso jurídico
específico para reglamentos. Pese a las innovaciones incorporadas por el Código Procesal
Constitucional su desarrollo y difusión aún no alcanzan el propósito deseado de controlar
eficientemente las arbitrariedades reglamentarias. (p.355).
Para este autor la acción popular actúa como un “control constitucional” a la vez refleja su
inconformidad con las innovaciones incorporadas al Código Procesal Constitucional.
Quispe resalta la importancia de poder actuar por otros al ver que esta garantía se esté
vulnerando, dado que muchas veces se desconoce lo que conlleva esta garantía y podemos ser
víctimas de algún abuso de autoridad.
Abanto (2004), define la acción popular como “Un auténtico paradigma de la democracia.
Mediante ella, cualquier ciudadano tiene legitimación activa para interponer una demanda, de
tal suerte que el Poder Judicial pueda declarar la inconstitucionalidad de una norma
reglamentaria con efectos derogatorios directos” (p.4).
Lo importante de esta definición de Abanto, es que asume la acción popular como un nuevo
paradigma de la democracia ya que otorga al pueblo en su calidad de gobernador un control
directo sobre las actuaciones y sobre la legalidad de las actuaciones de los gobernantes.
Martínez (2001) concluye que la Acción Popular es “Instrumento de defensa de amplios
grupos humanos afectados por violaciones contractuales o legales originados por
transacciones masivas de bienes o servicios, cuando el reclamo individual es relativamente
pequeño lo que imposibilita en la práctica que cada persona inicie un proceso por separado”
(p.7).
Una visión desde el contexto colombiano nos brinda Betancur (1979) al sostener que “La
Acción Popular es una acción pública de inconstitucionalidad con el alcance de efectos
generales en sus fallos” (p.652).
De lo expresado por los autores podemos concluir que la acción popular es un medio de
control constitucional y legal de tipo jurisdiccional sobre normas inferiores como son las de
nivel administrativos., consideramos que las acciones populares son el mecanismo idóneo
para la protección de los derechos colectivos, entre ellos la inadecuada explotación de los
recursos naturales, los productos médicos y farmacéuticos defectuosos, la ausencia de
seguridad industrial, la falta de prevención en la construcción de obras públicas y privadas, el
cobro excesivo en bienes o servicios, las alteraciones en alimentos, la publicidad engañosa y
los fraudes financieros.
Según las definiciones mencionadas al inicio del capítulo, el proceso de Acción Popular
representa otra forma de defensa del ordenamiento legal y constitucional.
Castillo (2014) considera las siguientes características:
a) Es una defensa no solo de la Constitución sino también de la ley.
b) Procede contra reglamentos, normas administrativas, resoluciones y decretos.
c) Estos reglamentos, normas administrativas, resoluciones y decretos tiene que ser de
alcance general, es decir, no proceden contra actos de ejecución revestidos de una
aparente legalidad cuyas consecuencias no trascienden más allá de la esfera personal,
concreta y específica.
d) No importa la autoridad de la que emanen, pudiendo tratarse de un funcionario público
del gobierno central, regional o local.
e) Es un proceso de carácter jurisdiccional que se entabla ante el Poder Judicial. (p.38).
Según lo descrito, esta garantía no procederá contra actos, solo contra normas, esto lo
diferenciará de las otras garantías existentes como el Habeas Corpus, la Acción de Amparo y
el Habeas Data, dirigidos contra normas de carácter general.
Quispe (2003) afirma que:
Lo que caracteriza a la acción popular es que no se requiere ser un agraviado directo para
ejercitar la acción. En el caso de una norma lesiva a la Constitución o la ley, la sola
existencia de la norma puede ser impugnada por quien sin ser afectado directamente podría
serlo en cualquier circunstancia. (p.157).
Por otro lado, este autor nos dice también que “(…) hay casos en que, en un proceso
particular, puede solicitar el afectado la inaplicación de la norma para su caso concreto, por
incompatibilidad con la ley o la Constitución” (p.157).
Rioja (2013) en su blog señala que “(…) la demanda de Acción Popular es una clara
expresión de la democratización de la justicia, ya que cualquier ciudadano goza de
legitimación activa para interponer una demanda”
Las características expuestas, llevan a la conclusión que la Acción Popular es un derecho del
pueblo, por ello muchos autores afirman que ese es el porqué de su nombre, que le permite
cuestionar una norma que atenta contra el interés general.
Primer nivel:
Constitución
Segundo nivel:
.Resoluciones legislativas.
.Reglamentaciones del Congreso
.Decretos de urgencia
.Decretos legislativos.
.Normas (regional, municipal)
Tercer nivel:
Resoluciones:
.Supremos
.Ministeriales
.Jefaturales
.Actos administrativos
El proceso de Acción Popular está ligados a las normas del tercer nivel, respecto a ello,
Castillo (2014) menciona que “La acción popular procede contra normas de menor jerarquía
que contravienen la Constitución o las leyes, expedidas por cualquier autoridad del Poder
Ejecutivo, gobiernos regionales y locales, y demás personas de Derecho Público” (p.41).
Según el artículo 76 del Código Procesal dichas normas son las siguientes:
Los reglamentos
Las normas administrativas
Las resoluciones de carácter general
La Gaceta Jurídica (2008) define a los primeros como “El conjunto de reglas que rigen una
actividad vienen dados por la facultad reglamentaria que está confiada al Poder Ejecutivo en
diferentes niveles y jerarquías (…)” (p.15), a los segundos como “La regla o criterio que rige
las relaciones jurídicas de la Administración Pública”. (p.15).
Respecto a las últimas, Espinosa-Saldaña (2004) afirma que la “(…) alusión a las
resoluciones debe estar referida más bien a los decretos, pues en rigor son éstas las
disposiciones de carácter general. Las resoluciones son más bien preceptos con efectos
individuales, o por lo menos, individualizados”. (p.87).
CONCLUSIONES
Las garantías constitucionales tienen como una finalidad general el de proteger a la persona
ante la injusticia o el abuso, bajo este precepto veremos la finalidad de la Acción Popular.
Según el artículo 2 de la ley N° 24968, tiene por finalidad servir de instrumento para el
control jurisdiccional de la Constitucionalidad y legalidad de los reglamentos, normas
administrativas, resoluciones y decretos de carácter general que expidan el Poder Ejecutivo,
los Gobiernos Regionales y Locales y demás personas de derecho público.
Con todo ello podemos concluir que lo mencionado por los autores converge en el sentido
que puede omitir en situaciones normas de rango inferior con la finalidad de hacer cumplir lo
establecido por la Constitución Política del Perú (1993).
En este sentido, la legitimidad de la acción popular les corresponde a todos y cada uno de
los sujetos de derecho que componen la colectividad nacional y que cuenten con capacidad
procesal, con prescindencia que posea o no, un interés legítimo o derecho afectado por la
vigencia de la norma reglamentaria, o incluso que se encuentre en el ámbito subjetivo de
aplicación de la norma, es decir, con alguna potencialidad de aplicación (p.140).
Podemos notar que la acción popular puede ser interpuesta no necesariamente por la persona
agraviada, sino por quien sin ser afectado directamente podría serlo en cualquier
circunstancia. Basta con estar en el goce y ejercicio de sus derechos.
Se tiene que tener en cuenta que la acción del sujeto puede ser de control preventivo cuando
la acción popular puede articularse como una cuestión previa a la publicación de la norma. O
puede articularse una vez que la norma este vigente, lo que se conoce como control posterior.
3.3 Procedimiento de Acción Popular
Respecto a su procedimiento, Ortecho (1985) afirma que esta garantía constitucional que es el
medio de defensa de la constitucionalidad y la legalidad de los derechos de los ciudadanos,
“Requiere de un procedimiento adecuado a fin de que los objetivos que persigue no se vean
diluidos en la rutinaria e insensible maquinaria del Poder Judicial o interferidos por algunos
de sus miembros en una actitud obsecuente con el poder político de turno” (p.416).
De lo descrito por los autores mencionados, concluimos que se requieren una serie de
requisitos para que sea posible la admisibilidad y procedencia de la demanda de Acción
Popular.
Gómez (2011) dice que debe de considerarse que “la procedencia de acción popular estará
condicionada a que no concurran los supuestos de improcedencia establecidos en el artículo 5
del Código Procesal Constitucional” (p.36).
La demanda según Gómez (2011) “será interpuesta ante la Sala correspondiente por razón de
la materia dentro de los cinco años siguientes a la publicación de la norma cuestionada (…)”
(p.38).
Una vez interpuesta la demanda, según el artículo 88 del CPC (2004)
Interpuesta la demanda, la Sala resuelve su admisión dentro de un plazo no mayor de cinco
días desde su presentación. Si declara la inadmisibilidad, precisará el requisito incumplido y
el plazo para subsanarlo. Si declara la improcedencia y la decisión fuese apelada, pondrá la
resolución en conocimiento del emplazado.
Este artículo establece que dentro de los cinco días siguientes la Sala resuelve su admisión y
otorga un plazo de subsanación en caso no sea admitida la demanda.
Una vez admitida a trámite, según el artículo 89 del CPC (2004),
Admitida la demanda, la Sala confiere traslado al órgano emisor de la norma objeto del
proceso y ordena la publicación del auto admisorio, el cual incluirá una relación sucinta del
contenido de la demanda, por una sola vez, en el Diario Oficial El Peruano si la demanda se
promueve en Lima, o en el medio oficial de publicidad que corresponda si aquella se
promueve en otro Distrito Judicial. (…).
Gómez (2011) también menciona que “(…) el órgano emplazado deberá contestar la
demanda dentro de los diez días siguientes de notificado, conforme establece el artículo 91
del Código”. (p.38).
La falta de requisitos de fondos acarrea la improcedencia. Para saber en qué casos la acción
popular no procede es necesario citar al Código Procesal Constitucional.
El artículo 87 (2004) menciona que
El plazo para interponer la demanda de acción popular prescribe a los cinco años contados
desde el día siguiente de publicación de la norma.
Según Gaceta Jurídica (2008), “Se trata de a prescripción de la acción. Así se sanciona la
falta de cuestionamiento a la norma y se otorga seguridad jurídica respecto a la vigencia
posterior de esta. No obstante, ello, permanece vigente la posibilidad de que los jueces
ejerzan control difuso” (p.23).
Cabe mencionar que los dos primeros artículos mencionados, el artículo 87 y el último
párrafo del 82, la demanda de Acción Popular se considera inadmisible o improcedente. Los
siguientes artículos mencionados complementan a estos.
Asimismo, este autor afirma que “(…) aparece en la Constitución de Cuba de 1935, pudiendo
ser ejercida por no menos de veinticinco ciudadanos, con efecto derogatorio indirecto.”
Otros países que establecen al proceso de Acción popular en sus constituciones son
Honduras, Bolivia, Panamá, El Salvador y Guatemala; de ello afirma que “Honduras la
establece en su Constitución de 1936 y la de 1982, Bolivia la recoge en su Constitución de
1938, Panamá en sus Constituciones de 1946 y de 1972, El Salvador en las Constituciones de
1950, 1962 y 1983, Guatemala en la Constitución de 1965”.
En el caso de Colombia, se desarrolla en el artículo 88 capítulo III título II, artículo 9, 10 y 11
de su Constitución Política (1988). En su caso, el artículo 9 señala:
Procedencia de las Acciones Populares. Las acciones populares proceden contra toda acción
u omisión de las autoridades públicas o de los particulares, que hayan violado o amenacen
violar los derechos e intereses colectivos.
De ello, se concluye que, el proceso de Acción Popular ha sido establecido ya hace muchos
años en las Constituciones tanto del Perú y los países mencionados, y que si bien este proceso
está presente en diversos países, su acción es diferente en ellos.
Según lo descrito, esta garantía no procederá contra actos, solo contra normas, esto lo
diferenciará de las otras garantías existentes como el Habeas Corpus, la Acción de Amparo y
el Habeas Data, dirigidos contra normas de carácter general.
Quispe (2003) afirma que:
Lo que caracteriza a la acción popular es que no se requiere ser un agraviado directo para
ejercitar la acción. En el caso de una norma lesiva a la Constitución o la ley, la sola
existencia de la norma puede ser impugnada por quien sin ser afectado directamente podría
serlo en cualquier circunstancia. (p.157).
Por otro lado, este autor nos dice también que “hay casos en que, en un proceso particular,
puede solicitar el afectado la inaplicación de la norma para su caso concreto, por
incompatibilidad con la ley o la Constitución” (p.157).
Rioja (2013) en su blog menciona que “la demanda de Acción Popular es una clara expresión
de la democratización de la justicia, ya que cualquier ciudadano goza de legitimación activa
para interponer una demanda”.
Las características expuestas, llevan a la conclusión que la Acción Popular es un derecho del
pueblo, por ello muchos autores afirman que ese es el porqué de su nombre, que le permite
cuestionar una norma que atenta contra el interés general.
3.4.1 Normas objeto de control
Primer nivel:
Constitución
Segundo nivel:
.Resoluciones legislativas.
.Reglamentaciones del Congreso
.Decretos de urgencia
.Decretos legislativos.
.Normas (regional, municipal)
Tercer nivel:
Resoluciones:
.Supremos
.Ministeriales
.Jefaturales
.Actos administrativos
El proceso de Acción Popular está ligados a las normas del tercer nivel, respecto a ello,
Castillo (2014) menciona que “la acción popular procede contra normas de menor jerarquía
que contravienen la Constitución o las leyes, expedidas por cualquier autoridad del Poder
Ejecutivo, gobiernos regionales y locales, y demás personas de Derecho Público” (p.41).
Según el artículo 76 del Código Procesal dichas normas son las siguientes:
Los reglamentos
Las normas administrativas
Las resoluciones de carácter general
La Gaceta Jurídica (2008) define a los primeros como “El conjunto de reglas que rigen una
actividad vienen dados por la facultad reglamentaria que está confiada al Poder Ejecutivo en
diferentes niveles y jerarquías (…)” (p.15), a los segundos como “la regla o criterio que rige
las relaciones jurídicas de la Administración Pública”. (p.15).
Respecto a las últimas, Espinosa-Saldaña (2004) afirma que la “(…) alusión a las
resoluciones debe estar referida más bien a los decretos, pues en rigor son éstas las
disposiciones de carácter general. Las resoluciones son más bien preceptos con efectos
individuales, o por lo menos, individualizados”. (p.87).
Respecto a su procedimiento, Ortecho (1985) afirma que esta garantía constitucional que es el
medio de defensa de la constitucionalidad y la legalidad de los derechos de los ciudadanos, “
(…) requiere de un procedimiento adecuado a fin de que los objetivos que persigue no se
vean diluidos en la rutinaria e insensible maquinaria del Poder Judicial o interferidos por
algunos de sus miembros en una actitud obsecuente con el poder político de turno” (p.416).
De lo descrito por los autores mencionados, concluimos que se requieren una serie de
requisitos para que sea posible la admisibilidad y procedencia de la demanda de Acción
Popular.
Gómez (2011) dice que debe de considerarse que “la procedencia de acción popular estará
condicionada a que no concurran los supuestos de improcedencia establecidos en el artículo 5
del Código Procesal Constitucional” (p.36).
3.4.1 Trámite del proceso
La demanda según Gómez (2011) “Será interpuesta ante la Sala correspondiente por razón de
la materia dentro de los cinco años siguientes a la publicación de la norma cuestionada (…)”
(p.38).
Una vez interpuesta la demanda, según el artículo 88 del CPC (2004)
Interpuesta la demanda, la Sala resuelve su admisión dentro de un plazo no mayor de cinco
días desde su presentación. Si declara la inadmisibilidad, precisará el requisito incumplido y
el plazo para subsanarlo. Si declara la improcedencia y la decisión fuese apelada, pondrá la
resolución en conocimiento del emplazado.
Este artículo establece que dentro de los cinco días siguientes la Sala resuelve su admisión y
otorga un plazo de subsanación en caso no sea admitida la demanda.
Una vez admitida a trámite, según el artículo 89 del CPC (2004),
Admitida la demanda, la Sala confiere traslado al órgano emisor de la norma objeto del
proceso y ordena la publicación del auto admisorio, el cual incluirá una relación sucinta del
contenido de la demanda, por una sola vez, en el Diario Oficial El Peruano si la demanda se
promueve en Lima, o en el medio oficial de publicidad que corresponda si aquella se
promueve en otro Distrito Judicial. (…).
Gómez (2011) también menciona que “(…) el órgano emplazado deberá contestar la
demanda dentro de los diez días siguientes de notificado, conforme establece el artículo 91
del Código”. (p.38).
De este último capítulo denominado Acción Popular se concluye que como garantía
constitucional cabe definirla como proceso constitucional de tipo jurisdiccional encargado del
control constitucional y legal contra las normas reglamentarias o administrativas contrarias a
la constitución y a la ley.
Sustantivamente la Acción Popular está estrechamente vinculada a la acción de
inconstitucionalidad contra las leyes en la medida que su objeto también es asegurar el orden
constitucional objetivo, además del legal, pero examinando las normas inferiores a la ley.
Procesalmente la Acción Popular considera también la protección del orden constitucional y
legal, los valores supremos no solo del estado, sino también de la sociedad, la legitimidad
procesal activa es anormal y material, es decir que cualquier ciudadano puede incoar
disposiciones reglamentarias y administrativas ante el poder judicial.
Asimismo, está regido, al igual que las otras garantías existentes, por una base legal; que
determinará sus características, procedimiento, trámites, entre otros.