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[Abril 2016]
Detrás de las
huellas Narco
sobre la cobertura periodística de los diarios rosarinos
Vanesa Doretti
Rosario
ÍNDICE
Introducción 1
CAPÍTULO I: MARCO TEÓRICO 2
1. Rutinas periodísticas: caracterización 2
1.1. Etapas del trabajo periodístico 3
1.2. Proceso productivo 4
1.3. Condicionantes de la rutina 6
1.3.1. Rutinas y fuentes 7
1.3.2. Función del gatekeeper 7
1.3.3. Injerencia de los medios de comunicación 9
1.4. Fuentes periodísticas 10
1.4.1. Categorización 11
1.4.2. Atribución 15
1.4.3. Agencias de noticias 16
1.5. Aproximación al concepto de calidad periodística 18
1.6. Diferencias conceptuales: censura, autocensura y autorregulación 24
Conclusión 66
Bibliografía 69
Anexos 75
Proyecto TFI 103
Detrás de las huellas narco
Introducción
Desde el apresamiento del ex jefe policial Hugo Tognoli y los disparos que recibió la
casa del ex gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti (2013), que tiene una supuesta
vinculación con el narcotráfico, este tema pasó a primera plana y se instaló a Rosario
como una de las ciudades más peligrosas y epicentro del delito. A partir de allí, no
puede desligarse del mote “narco-ciudad” o “ciudad de búnkeres y soldaditos”.
Medios de todo el país y del mundo hicieron foco en Rosario. Si bien en el último
tiempo el tema un poco se aplacó y descendieron las muertes1 (cabe aclarar que no todas
fueron producto del narcotráfico), se sigue asociando a la ciudad con el tráfico de
drogas. El factor primordial es su ubicación geográfica y sus puertos para exportar la
droga al mundo (Peregil, 22/3/2014).
A raíz de esto y un informe que realizó el Foro de Periodismo Argentino sobre los
obstáculos del periodismo actual –el narcotráfico, la actitud de los dueños de los medios
y la pauta oficial como controladora de agenda-, que dictaminó que el criterio editorial
genera restricciones a la prensa y los periodistas comienzan a autocensurarse (FOPEA,
2014), el propósito de este trabajo es analizar las rutinas productivas de los diarios más
importantes de Rosario (La Capital, El Ciudadano y la Gente y Rosario 12) en relación
a la cobertura del narcotráfico y, fundamentalmente, al tratamiento de fuentes que está
estrechamente vinculado con las rutinas. De este modo, también poder conocer aquellas
complicaciones con las que se deben enfrentar los periodistas gráficos al momento de
investigar un tema tan delicado en el que confluyen el poder político, los delincuentes y
los medios de comunicación.
1
En 2013 se registraron 256 asesinatos (Emerich y Rubio, 2014); mientras que en 2014 la cifra descendió
a 176 y en 2015 a 141 homicidios dolosos (Infobae, 9/9/2015).
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1. RUTINAS PERIODISTÍCAS
Ramírez (1995) citado por Stange y Salinas (2009), caracteriza las rutinas como
“prácticas marcadas por patrones y altamente repetidas” (p.17). Esto significa que el
periodista sigue un modelo para llevar a cabo la producción de las noticias y lo utiliza
reiteradamente. De modo que, “no inventan nuevos métodos de reporteo para cada
ocasión, sino emplean aquellos que han sido usados en el pasado” (Greene y Lecaros,
2012, p.3). Persiguen los estándares planteados en búsqueda de mejores resultados para
la elaboración de la noticia.
Las rutinas periodísticas son herramientas útiles, como señalan Croteau y Hoynes
(1997), para “saber dónde buscar las noticias y cómo reunirlas eficientemente” Greene y
Lecaros, 2012, p.3).
Las ya citadas Greene y Lecaros, recopilaron las diversas circunstancias -que han
propuesto distintos autores- por las cuales son necesarias las rutinas:
1) Exceso de material informativo. Es muy difícil elegir desde cero qué porción de
información vamos a publicar, por eso, es imprescindible tener un patrón o
rutina.
2) Restricción de tiempo y espacio. Es indispensable compatibilizar los tiempos de
los medios con los tiempos reales, allí se hace presente la rutina. Además, la
existencia de sectores para optimizar los recursos, requiere que todos los días
escribamos algo sobre ese sector, eso también es rutina.
3) Escasez de staff. Requiere métodos rápidos.
4) Restricción de gastos. Es el factor en el que las empresas periodísticas más
ponen la lupa, por lo tanto, es importante que la rutina que garantice el
abastecimiento de información con el menor gasto posible. (p.4)
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En síntesis, las rutinas periodísticas son aquellas prácticas desarrolladas por los
periodistas que configuran su modo de trabajar y están relacionadas con la búsqueda,
selección y edición de la información. Son praxis institucionalizadas –varían según el
medio- y estandarizadas.
Rositi (1981) hace un recuento de las operaciones principales del trabajo periodístico
que se dan en las empresas informativas:
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prejuicios propios del periodista más factores externos que inciden en esa construcción;
los cuales analizaremos con detenimiento más adelante.
A propósito de esta distinción, para que el acontecimiento mute a noticia debe pasar por
lo que Wolf (1981) llama “umbral de noticiabilidad”. Aquí entran en juego los valores-
noticia que se configuran dentro de las rutinas periodísticas establecidas en cada medio
–no son iguales a todos (como se cita en Alsina, 1993). Los valores-noticia se pueden
describir como “criterios que determinan la noticiabilidad de un acontecimiento”
(Garzón, s.f., p.59), o sea, que tengan cualidades para ser publicables. Dicha
noticiabilidad tiene estrecha vinculación con el contenido, el medio, el producto, el
público y la competencia (Wolf, 1987, p. 225).
El valor-noticia equivale a aquellos elementos que pueden despertar interés del receptor
en la noticia; “raramente son explícitos y deben ser buscados entre líneas (…)” (Garzón,
s.f., p.56). Por otro lado, cambian con el tiempo y reflejan valores económicos, sociales
e ideológicos (Garzón, s.f.).
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Es menester destacar que las rutinas periodísticas están sujetas a los recursos
disponibles, las fuentes -que nutrirán de información-, el tiempo, el público, la línea
editorial, la pauta publicitaria. Estos elementos las limitan. Siguiendo por la misma
línea, algunos autores focalizan tres aspectos primordiales:
Shoemaker y Reese (1991) tipifican las rutinas como respuesta a tres interrogantes:
en primer lugar, ¿qué es aceptable para el consumidor (audiencia)?; en segundo
lugar, ¿qué es capaz de procesar la organización (medio)?; y por último, ¿qué materia
prima está disponible por parte de los proveedores (fuentes)? Establecen, por tanto,
rutinas relacionadas con la audiencia, otras con el medio mismo y otras con las
fuentes (como se cita en Greene y Lecaros, 2012, p. 4-5).
A su vez, “Es Mauro Wolf (1997) quien plantea que el newsmaking2 debe incorporar
(…) una serie de dimensiones que exceden las operaciones concretas planteadas más
2
“La preocupación principal del Newsmaking (construcción de la noticia) es indagar sobre la imagen del
mundo que dan los periódicos y los informativos radiales o televisivos. Esta imagen se relaciona con las
exigencias cotidianas de la producción de noticias en las organizaciones periodísticas” (Pelosio y Grasso,
2008, p.10).
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Para comenzar con la búsqueda de datos que luego podrían ser transformados en noticia
es necesario acceder a las fuentes de información, quienes nos suministrarán la materia
prima. En primera instancia, Stange y Salinas (2009), escoltando a Hernández (1997)
determinan:
Los vínculos con los ‘proveedores de información’ son importantes justamente por su
indispensabilidad para la construcción de la noticia por parte del periodista; sin ellos no
habría información. La relación habitual con las fuentes implicará mayor colaboración
con los reporteros por el grado de conocimiento personal. Aunque, según MCQuail,
dicha relación es “simbiótica”, es decir, ambos sacan beneficios de ese lazo. “Las
fuentes podrían imponer su versión de los hechos a cambio de la facilidad (a menudo
tácita) de obtener la provisión de material informativo conveniente” (Stange y Salinas,
2009, p.14).
La concomitancia entre los periodistas y las fuentes es lo que MCQuail llama “industria
de las relaciones públicas”. Esta definición sugiere un nexo de conveniencia mutua.
Ambos colaboran entre sí.
3
Gatekeeping (cuidado de la puerta o acceso) fue un término “acuñado por Kurt Lewin en el campo de la
psicología. Se trataba de investigar aquellos procesos por los cuales las noticias circulan irregularmente
en un medio y aquellos lugares que funcionan como “nudo”, demorando o permitiendo la
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información que puede ser noticia. Es la labor de los editores o jefes de redacción a los
cuales les toma poco tiempo escoger o descartar una información. Gomis (1991)
subraya:
López (1995) distingue que la mantención de los temas tratados, durante días o
semanas, en la agenda también es competencia del gatekeeper. Con esto se interpreta
que no sólo selecciona información por criterio propio en base al contexto en el que se
desenvuelve y la línea editorial del medio sino que, además, puede enaltecer o
menoscabar una figura o institución prolongando el tema en la agenda (Como se cita en
Stange y Salinas, 2009, p.16).
Los gatekeepers, “analizando los mecanismos con los que se mantiene la línea editorial-
política de los periódicos, establece que ésta […] es aprendida por «ósmosis» y es
impuesta sobre todo mediante el proceso de socialización de los periodistas en el seno
de la redacción” (Breed, 1955, citado en Wolf, s.f., p.112).
circulación. Los Gatekeeper (porteros) serían los encargados de evitar que se filtre la información
indeseada por la institución (medio) o por el poder (político, económico), influenciados por los valores de
la sala de la redacción y de la audiencia” (Pelosio y Grasso, 2008, p.10).
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Wolf (s.f.), siguiendo a Breed, enuncia seis razones por las que el gatekeeper se
conforma con la orientación del periódico:
Otro punto a tener en cuenta, que muchas veces contrapone -ideológicamente- al medio
y a sus trabajadores, es el carácter de empresa periodística. Conciben la noticia como
mercancía. De este modo, buscan que sus operaciones sean rentables, sin darle
demasiada importancia al derecho que tiene la sociedad a ser informada y la condición
de bien social de la información. Esto en reiteradas ocasiones atenta contra la calidad
informativa. Asimismo ocurre con la pauta publicitaria que proviene del Estado o la
publicidad que pagan diferentes empresas. Otano y Sunkel (2003), citados en Stange y
Salinas (2009), exponen:
En el ámbito económico destacan las presiones que ejercen dos tipos de agentes: los
avisadores y la clase empresarial. La presión económica es más invisible que las que
ejercen los actores políticos. Y desde luego, a corto y largo plazo, mucho más eficaz.
Existen diversas formas de presión. Una primera se hace presente a través de la
expectativa implícita de silencio o de especial cuidado, por parte de los que invierten
publicitariamente en los medios. El poder de presión recae aquí en que un reportaje o
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una simple nota que incomode a una empresa que avisa en un medio, puede ser razón
suficiente para que sus ejecutivos cancelen un sustancioso contrato (p. 27-28).
Es por esto que las empresas periodísticas priorizan la esfera publicitaria, en caso
contrario no tendrían demasiadas utilidades o no podrían solventarse. Bonfatini (1984)
explica que los medios de comunicación pertenecen a la esfera de la economía y las
mercancías [noticias] son fabricadas y distribuidas por la lógica del mercado (como se
cita en Alsina, 1989, p.54).
Los periodistas no siempre están en el lugar del hecho justo a tiempo. Algunos
acontecimientos son imprevisibles. Por lo tanto, alguien deberá suministrarle la
información: las fuentes. Incluso, cuando han sido testigos necesitarán de ellas como
material complementario.
Son todas las personas que el periodista observa o entrevista [...] y las que
proporcionan únicamente las informaciones de base o los apuntes para una noticia
[...]. La característica más destacada de las fuentes es que suministran informaciones
en cuanto miembros o representantes de grupos (organizados o no) de interés o de
otros sectores de la sociedad. (Como se cita en Wolf, 1987, p. 135)
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Martínez Pandiani (2004), citado en Iunino y Mateo (2007, p.58), agrega que el
abastecimiento de información se da de un modo voluntario y activo. Además, incluye
cualquier depósito de información que sea accesible por parte del periodista.
De modo similar, López (1995) sostiene que una fuente informativa será todo aquel
“canal – persona o institución- que nos proporciona datos sustanciales o
complementarios –al ser testigo directo o indirecto- para poder confeccionar noticias,
reportajes, crónicas e informes”. También señala que la disponibilidad para
proporcionar información al medio puede ser por interés público o por estrategia (como
se cita en Albertini y Ruiz, s.f., p.1). Dicho de otro modo, las fuentes no sólo aportan
información sino que, además, buscan su propio beneficio. En este punto pondremos
énfasis posteriormente.
1.4.1. Categorización
El segundo conjunto se clasifica por su importancia. Aquí aparecen las “altas fuentes
de información” (persona que ocupa un cargo alto en un ministerio) y las “fuentes de
información” (un portero, un secretario, etc).
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Por su parte, Halperin (2007, p.63) realiza otra clasificación según la relación de las
fuentes con los periodistas:
Espontáneas: son aquellas que buscan al periodista.
Buscadas: aquellas que rastrea el periodista, pensando que pueden tener una
información útil. Dentro de esta categoría, podemos distinguir las fuentes regulares de
las ocasionales. Las primeras son las que recurrimos con asiduidad y las segundas, en
ocasiones extraordinarias.
No hay una única clasificación, cada autor propone una ordenación diferente de acuerdo
a su propio criterio. Aquí se establece otra:
Respecto a la exclusividad:
Fuentes exclusivas: aportan credibilidad al medio y proporcionan información
privilegiada.
Fuentes compartidas: garantizan un gran volumen de información. Éstas son
las agencias de noticias, los gabinetes de prensa, las conferencias informativas, los
comunicados oficiales, etc.
Sibila Camps y Luis Pazos (1994) utilizan una, que quizás sea la más atinada y más
amplia. Establecen cinco grandes grupos (observación directa, la gente, los documentos,
otros medios y parainformación), los cuales detalla minuciosamente:
1) La observación directa
2) La gente:
- los protagonistas (víctimas, culpables/sospechosos, familiares, autoridades, etc.);
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En cambio, Mayoral (2005) sintetiza, agrupa, y distingue las “fuentes oficiales” de las
“no oficiales”:
• Intermediarios o agencias informativas:
• Fuentes oficiales (gobierno central, gobiernos autonómicos, ayuntamientos,
sindicatos, partidos políticos, patronal, otras instituciones y otros).
• Fuentes no oficiales (asociaciones, organizaciones no gubernamentales, expertos,
miembros de instituciones u organismos, otros). (p.4)
Hasta aquí nadie mencionó algunos elementos muy controversiales: las cámaras y
micrófonos ocultos. Santoro (citado en Dabrowski, 2010) sí se encargó de considerarlos
como fuentes. Aunque sin la orden de un juez podríamos incurrir en un delito. En la
actualidad se ha ampliado el espectro con las aplicaciones de los smart phones que
permiten grabar llamadas. Hay que ser muy cautelosos y tener consentimiento de la
fuente.
Expusimos una vasta clasificación de fuentes de acuerdo a los distintos autores. Ahora
les proponemos una última que es en la que más se va a basar este trabajo dado que
corresponde netamente a la investigación periodística de hechos policiales. Carlos Prado
(2006), basándose en un texto de Sibila Camps y Luis Pazos (1996), expuso:
1. En el ámbito oficial
a) fuerzas de seguridad (autoridades y personal jerárquico; médicos forenses; fotógrafo
policial; peritos; investigadores de divisiones o departamentos especiales)
b) funcionarios de justicia (juez, fiscal, secretario);
c) funcionarios de gobierno (ministro del Interior; de Justicia; otras autoridades, según
el caso).
2. En el ámbito de la víctima
a) si está viva, la misma víctima;
b) abogado patrocinante; peritos de parte; familiares; amigos; compañeros de trabajo y/o
de estudios; superiores jerárquicos; superiores jerárquicos; vecinos; comerciantes de su
barrio y de la zona donde trabaja o trabajaba).
c) Otras fuentes, según el caso: (profesionales de la salud que la atienden o atendieron,
dirigentes del gremio al que está o estaba afiliado; etc.)
3. En el ámbito del acusado o sospechoso
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Esta categorización junto con la que expusimos precedentemente del autor Mayoral son
las dos que más se adecuan a nuestro trabajo de investigación.
1.4.2. Atribución
La atribución es la posibilidad o no que tienen los periodistas para citar su fuente. Así
como un sacerdote no puede revelar una confesión o un psicólogo no puede decir lo que
le cuenta un paciente, el periodista -bajo el secreto profesional- puede ocultar su fuente
si esta se lo pide. Borrat (citado en Albertini y Ruiz, s.f.) menciona distintos tipos de
atribuciones:
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Lógicamente, las fuentes de atribución directa son las que le dan mayor credibilidad al
periodista porque los destinatarios saben quién es la persona o entidad que aportó la
información.
Las agencias de noticias son entidades que se nutren de noticias de sus corresponsales
en distintas áreas y las transmiten a una central. Luego, después de moldear la
información las envían a sus clientes o abonados -radios, diarios, revistas, televisoras o
portales (Agencia de información, s.f.). Las principales agencias de Argentina son
Telenoticiosa Americana (Télam), Diarios y Noticias (DyN), Noticias Argentinas (NA).
Cesareo (citado en Wolf, s.f.) propone hacer una distinción entre las fuentes en sentido
estricto y las agencias de noticias:
Las agencias «se diferencian claramente de las fuentes en sentido estricto. Las
primeras en efecto se configuran ya como empresas especializadas, dentro del
sistema de la información, y llevan a cabo un trabajo que es ya de confección
(mientras que incluso las fuentes estables, cualquiera que sea su naturaleza y el nivel
en el que se colocan, pertenecen más bien a la institución de la que son expresión y,
en la mayoría de los casos, no se dedican exclusivamente a la producción de
información) [...]; las agencias proporcionan ya “unidades-noticia”; se colocan por
tanto en un estadio avanzado del proceso productivo». (p. 135)
Estas entidades son mucho más que una fuente de información por su capacidad de
crear noticias. Teniendo en cuenta que noticia es la construcción de la realidad o, según
Alsina (1993), de “un mundo posible” –como ya lo hemos definido. Por consiguiente,
juegan un rol preponderante para el medio de comunicación, por dos motivos: permiten
ahorrar tiempo y dinero, dos recursos escasos. Pero también tiene una desventaja:
terminan marcando el sesgo de la noticia y cumpliendo función de agenda.
(…) Por debajo de las diferencias propias de las culturas, de las ideologías, de los
ámbitos de difusión de la información, de cada medio de comunicación, subsiste un
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sustrato común definido justamente por los criterios de noticiabilidad que dichas
«fuentes» contribuyen a difundir. (Wolf, sf., p.140)
Las agencias no sólo proporcionan información a nivel local sino también a nivel
internacional. Ponen en “alerta” a las redacciones sobre qué acontecimientos deben
cubrir personalmente, mandando un corresponsal al extranjero. De esta forma, los mass
media dependen, inclusive, de la selección que éstas hagan para la elección de
acontecimientos que vayan a cubrir al exterior (Golding-Elliot, 1979, p.105, citado en
Wolf, s.f., p.140).
Es cada vez más completa la labor de las agencias de noticias que los medios terminan
utilizando la información, prácticamente sin hacerle ninguna modificación o apenas un
ajuste superficial. Y en algunas oportunidades, encima, no citan la fuente.
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Vehkoo (s.f., p.4) es clara al señalar que “no existen criterios universales de calidad
talladas en piedra”, sino que dependen de una cultura, del nivel socio-económico, la
educación recibida. Picard (2004) continúa por la misma senda, resaltando la dificultad
de definir el concepto de calidad:
La autora ya mencionada, Johanna Vehkoo, hizo una observación que quizás explica
con un simple ejemplo el embrollo en el que nos hemos metido: “Curiosamente, ni
siquiera el premio Pulitzer –el premio más conocido del mundo por la excelencia
periodística- tiene un conjunto de criterios para juzgar lo que hace que una pieza de
periodismo distingue lo suficiente para ganar el premio” (p. 4).
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Philip Mayer (2002) define calidad como credibilidad; McQuail (1998), en cambio, lo
hace desde el concepto de “interés público” (como se cita en Gutiérrez, 2006, p. 33).
Restrepo (2008), por otra parte, está convencido de que “no puede haber periodismo de
calidad sin ética” (como se cita en Tafur, 2014). Vehkoo subraya la importancia de
tener en cuenta el tiempo y otros recursos, como el dinero (s.f., p. 4). Aunque, más
tarde, aludiendo a Lacy (2000), explica que el dinero no garantiza la calidad, pero ayuda
a mejorarla (como se cita en Vehkoo, s.f., p. 12).
Hasta aquí enumeramos cinco elementos fundamentales, pero aún hay más. Schultz
(2000) añade la diversidad y la objetividad, siempre y cuando haya un ordenamiento
político y legal que garantice la libertad de los medios de comunicación. También hace
alusión a la adhesión de los periodistas al cumplimiento de los estándares profesionales,
siendo que Bogart (2004) coincide, y agrega: “Y un logro meritorio de los mismos”
(como se cita en Gutiérrez, 2006, p. 33). De aquí se desprende, cumplir la rutina
periodística de un modo loable. En este sentido, toma especial relevancia el papel del
gatekeeper dado que los parámetros de calidad están determinados por los valores-
noticia, los cuales necesitará para ejercer su tarea de selección de hechos noticiosos.
Hansen intenta explicarlo desde la lógica empresarial, sin perder de vista al consumidor
(el público) que, en definitiva, es a quien está dirigido el producto (servicio):
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Aunque la palabra calidad tiene connotaciones distintas según las personas que la
emplean, en ella subyace siempre una idea central. La calidad de un producto es
satisfactoria cuando responde a las necesidades del consumidor, por tanto para producir
un producto de calidad hay que superar una serie de etapas intermedias. (Como se cita
en Tafur, 2014)
De manera más exhaustiva, Suárez plantea ciertos índices que contemplan las
condiciones mínimas de trabajo para que los periodistas puedan desempeñar su labor de
la mejor forma posible, intentando llegar a la máxima calidad informativa. A su vez, los
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divide entres partes: índice laboral referido a las condiciones de redacción, índice
periodístico que mide la calidad de la información periodística y el índice empresarial,
que evalúa el papel del empresario.
1. Índice Laboral
• Número suficiente de personal.
• Productividad adecuada.
• Calificación profesional actualizada.
• Especialización acorde con los contenidos de la publicación.
• Normas editoriales: libro de estilo, estatuto de redacción, defensor del lector.
• Nivel de conformidad laboral.
• Salario justo.
• Turnos y jornadas de dedicación racionales.
• Vacaciones y tiempo libre del personal del medio.
2. Índice periodístico
• Pluralidad de fuentes utilizadas y citadas.
• Frecuencia de uso de fuentes corporativas.
• Uso de bases documentales primarias.
• Porcentajes de temas de iniciativa del medio.
• Grado de cumplimiento normativo (respeto por códigos éticos y atención a
normas de autorregulación).
• Porcentaje de periodismo de investigación.
• Libertad de la redacción en sus cometidos.
• Continuidad de las informaciones ofrecidas.
• Grado de corrección lingüística.
3. Índice empresarial
• Composición de intereses accionariales que atraviesan el diario.
• Balance y cuenta de resultados, publicadas (no ocultas).
• Datos de distribución y ventas expuestos a los lectores en el propio medio.
(Como se cita en Tafur, 2014)
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con la “batalla” ética, determinando que ésta última se puede dar por separado, pero la
calidad necesita la comunión de ambos sectores. Puesto que “ningún periodista puede
ofrecer periodismo de calidad si su medio no lo apoya y no sostiene su tarea” (Suárez,
2007, citada en Tafur 2014).
Por otro lado, Marcelo Beraba, en el II Congreso Nacional e Internacional del Foro de
Periodismo Argentino, mencionó que “la calidad está asociada a compromisos públicos
con valores éticos y valores periodísticos”. Valores generales como equilibrio, calidad,
pluralidad, variedad de temas, de enfoques, de análisis, opiniones, imparcialidad,
separación de información y opinión, separación de la publicidad. Pero también remarcó
uno que hasta aquí ningún autor se hizo eco: la corrección de los errores. Un acto que
hace a la credibilidad del medio y que no todos ponen en práctica (como se cita en
FOPEA, 2007, p. 35).
[…] De aquí que haya que referirse, por un lado, a las propuestas que han incidido en
considerar el periodismo como servicio o bien de consumo. Y, por otro, aquellas otras
que quieren apuntar a ideales de la calidad periodística, en cuanto a independencia,
diversidad y objetividad, los cuales se sustentan en los valores democráticos y en
aquellas condiciones que garantizan el libre ejercicio del periodismo: los recursos, el
orden político y legal y los estándares profesionales. (Gómez y Palau, s.f., p. 773)
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DIFERENCIAS CONCEPTUALES
En ocasiones estos términos se confunden, sobre todo los dos últimos. Por ello, es
preciso hacer la distinción. De este modo, cuando este tema sea abordado próximamente
en la investigación se eliminará cualquier tipo de confusión.
no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben
estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar: a. el respeto a los
derechos o a la reputación de los demás, o b. la protección de la seguridad nacional, el
orden público o la salud o la moral públicas (Organización de los Estados Americanos
[OEA], s.f.).
Badeni (1997) define censura como “toda forma de control o restricción tanto anterior
como posterior a la emisión del pensamiento. (…) Quedan comprendidas todas aquellas
modalidades que contribuyen a coartar la libre emisión de conceptos, juicios e ideas”
(como se cita en Universidad Católica de La Plata [UCALP], 2010).
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Sin entrar en demasiados detalles –porque no es el tema central del trabajo-, podemos
mencionar algunas formas de censura que se adoptan en la actualidad: a) monopolios de
los medios de comunicación, b) subvenciones a ciertos medios, c) distribución
inequitativa de la pauta oficial, c) la difusión obligatoria de ideas, d) violación del
secreto profesional, entre otros.
En cambio, autorregulación no tiene nada que ver con censura, ni con autocensura. Aquí
no hay factores externos que condicionen nuestra labor. Consiste en la capacidad de
regularse uno mismo para ejercer un periodismo con responsabilidad y profesionalismo.
De regular las emociones y equilibrarlas con el conocimiento de la información. No
trata de esconder, limitar o maquillar la información; por el contrario, apunta a ejercer
un periodismo de calidad y con ética (Romero, 2015). Un ejemplo de autorregulación es
no revelar las fuentes en un hecho delictivo, siendo que comprometería la vida de aquel
que brinda la información.
Para reflexionar:
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No hay una rutina respecto al narcotráfico. Hay, por ejemplo, homicidios que surgen
y que están vinculados con el narcotráfico o no, hay balazos, allanamientos; no es
que se sigue el narcotráfico sino que se sigue la rutina policial. Es algo más con lo
que te topás cuando hacés policiales. (S. Tamous, comunicación personal, 5 de mayo
de 2015).
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Por el lado de Rosario 12, la redacción es mucho más pequeña que la de El Ciudadano o
La Capital. Sólo cuentan con dos profesionales que cubren sucesos policiales, una
periodista que se dedica a tribunales y José Maggi que –a veces- va detrás del mundo
delictivo: “La rutina hace que cuando haya temas de causas de narco me aboque yo,
pero al ser un plantel tan chico hacemos otros temas”. (J. Maggi, comunicación
personal, 18 de junio de 2015). El periodista no tiene un rol fijo; rota en función del
escaso staff que posee el diario.
Entonces, ya que no hay una rutina exclusiva para la cobertura del tráfico de drogas,
cabe preguntarse: ¿cómo es la rutina de policiales? Si bien puede variar de acuerdo al
medio -porque cada uno tiene su propia dinámica de trabajo-, son patrones repetidos e
institucionalizados que también tienen sus puntos de contacto. Recién descubrimos uno:
ninguno de los diarios posee un área de investigación. El otro está relacionado con las
fuentes periodísticas. La rutina empieza –en los tres- con la comunicación entre los
periodistas y sus ‘proveedores de información’, quienes justamente brindarán datos para
poder construir la noticia.
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En el capítulo anterior se mencionaron las etapas que conforman las rutinas productivas
de cualquier medio de comunicación, las cuales se pueden resumir así: búsqueda,
selección y edición o producción de la información. Acabamos de observar la fase
inicial, o sea, la búsqueda –en relación con las fuentes-, pero no es competencia de este
trabajo conocer los criterios de noticiabilidad que integran la etapa de selección y
jerarquización de la noticia, ni la construcción de agenda que también forman parte de
las rutinas periodísticas. Aunque es importante destacar que las líneas editoriales ejercen
un influyente rol que incide en la selección de los acontecimientos (segunda fase) y en
qué y cómo se cuenta la noticia (tercera fase). Como hemos desarrollado desde lo
conceptual, los gatekeepers aprenden la línea editorial por “ósmosis” y además les es
impuesta en la sala de redacción cuando sociabilizan con sus colegas.
Para entender el proceso productivo de la noticia, que se configura a partir de las rutinas
periodísticas, no se pueden dejar de lado aquellos factores que inciden directa e
indirectamente en su creación. Precedentemente, los hemos enumerado: la restricción de
tiempo y espacio, los discursos disponibles, los desarrollos tecnológicos, las fuentes, la
audiencia; la injerencia de los medios, el Estado y la publicidad. De varios de ellos nos
ocuparemos más tarde. Ahora, concentrémonos en los tres últimos.
Es imposible pensar las rutinas periodísticas como prácticas ajenas al poder político y
empresarial. Porque ambos sostienen económicamente a los diarios. El primero a través
de la pauta oficial y, el segundo, invirtiendo en publicidad para dar a conocer la
compañía. Cada medio tiene una línea editorial que de alguna manera evita que se
perjudiquen los intereses de sus patrocinadores.
“Difícilmente si tenés acceso a una información que lesione los intereses del Socialismo
en la provincia, la puedas publicar en La Capital”, explicó Leonardo Garciarena, y
agregó: “Lo cual no te impide que lo publiques en otro lado con pseudónimo”. También
precisó que el PRO y el gobierno nacional [el anterior, de Cristina Fernández de
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Detrás de las huellas narco
Kirchner] generan ingresos para el diario ubicado en calle Sarmiento 763 (L.
Garciarena, comunicación personal, 3 de junio de 2015).
Sergio Naymark, fue más profundo y se animó a decir que en 2014, por ejemplo, se
difundieron escuchas telefónicas relacionadas con la banda más sangrienta y poderosa
de Rosario en cuestiones de narcotráfico, ‘Los Monos’. Pero dichas escuchas no se
divulgaron en su totalidad. Se publicó una parte que hablaba de un presunto ataque
contra un camarista y un juez, pero se omitió cuando los personajes hacían alusión al
dinero que le aportaban al gobierno provincial para la campaña y la caja negra de la
policía. (S. Naymark, comunicación personal, 27 de mayo de 2015).
Silvina Tamous, comentó que en ‘El Ciudadano’ ocurrió lo mismo, y enfatizó: “Para mí
es demasiado socialista la visión de todo”. (S. Tamous, comunicación personal, 5 de
mayo de 2015). En el caso de ‘Rosario 12’, Maggi no quiso entrar en detalles ni dio
ejemplos. Empero, habló de la puja entre los medios y los periodistas en términos
generales:
Siempre los medios tienen líneas editoriales y hay roces y tensiones. Si no existiera
eso sería muy aburrido. Siempre uno trata de llevar la línea más allá. Al medio le
sirve, a uno lo hace seguir sintiendo vivo y al secretario de redacción le termina
sirviendo en función de un producto mejor. Pasa en todos los medios, no hay que
verlo como un fantasma. El que no quiere tener presiones que se ponga un kiosco. (J.
Maggi, 18 de junio de 2015).
Quizás es una visión muy personal –despreocupada- y aceptada, lógicamente, por las
reglas del mercado; pero no quita que condiciona la noticia y, por ende, incide en su
calidad. Tanto como las presiones de las empresas que invierten en publicidad e
influyen para que no se publique o se “retoque” información que roza sus intereses. En
este aspecto, habíamos indicado, de acuerdo a Otano y Sunkel, que la presión
empresarial es más invisible que la política y que al final de cuentas termina siendo más
eficaz. Sin embargo, no ha ocurrido respecto a sucesos relacionadas al narcotráfico –o al
menos no lo mencionaron los entrevistados-, pero sí en cuanto a otros temas. Por
ejemplo, sobre la situación del supermercado ‘La Gallega’ con sus empleados. “Andá a
escribir algo en un diario contra ‘La Gallega’, imposible. Tenía cajeros que eran
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Detrás de las huellas narco
pasantes, le pagaban dos centavos, los tenían a todos en negro y no encontraron una
línea”, contó Silvina Tamous, y enfatizó: “Ese es el poder, no los narcos”.
Los diarios tienen sus principios editoriales, y los editores y propietarios tienen cada
uno sus ideas. A su vez, estos últimos tienen su red de relaciones con el poder político y
económico. En el medio están los periodistas. ¿Acaso sería necesaria una distinción
entre los trabajadores y los propietarios de los medios?
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Detrás de las huellas narco
Agustín Scholer, siguiendo a su maestra, comentó -de manera similar- que si hay datos
que sabe y no puede probarlos, tampoco lo publica. “Hay un marco legal, lo que no está
denunciado, lo que no tiene una investigación, tenés que tener mucho cuidado con
ponerlo porque sino después tenés que probarlo, te pueden citar a declarar”, argumentó.
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Detrás de las huellas narco
En La Capital, Naymark (párrafos atrás) contó una situación particular en la que algunos
colegas se “adaptaron” a las condiciones del diario para prescindir de información
valiosa. Aunque él prefirió quedarse al margen. El editor sostiene que entre
autocensurarse y no publicar, no publica. En ese caso, no traicionaría su conciencia, más
bien deja que la censura sea impuesta por diario y no autoimponérsela. Sin embargo, “lo
que uno hace es tratar de escribir lo más encapsuladamente para evitar la censura.
Siempre hay agujeritos donde vos podés meter lo que vos querés decir”, indicó.
Por otra parte, su compañero, Leo Garciarena, afirmó que trata de no autocensurarse y
tiene claros los límites de lo que se puede y lo que no. Se comunica con el editor y
negocian para evitar llegar a esa instancia. Pero no autocensurarse, en una ocasión, casi
le cuesta el despido:
Por no [auto]censurarme casi me echan por hacerle una nota a dos turcos que habían
agarrado los de seguridad del Casino y como el Casino es uno de los máximos
auspiciantes del diario, un abogado muy reconocido llamó acá diciendo que un
periodista, a partir de la nota con los turcos, estaba extorsionando al Casino. Esa
persona vendría a ser yo. En realidad, no lo haría porque no me da la nafta. Después
me enteré que el abogado de los turcos había amenazado a los del Casino, diciendo
que iba a salir una nota en La Capital: ‘Arreglemos con estos tipos porque si no te
hago mierda’. Todos mienten. Yo era ajeno a eso. Cuando se enteraron los del diario
que uno de los máximos sponsors tenía un conflicto con un periodista, dijeron que
me echen. Hubo una resistencia sindical importante y un sentido común del Gerente
Regional del diario que posibilitó que no me echaran.
En Rosario 12, José Maggi dijo que no sabe si hablar de autocensura. Realiza una
lectura muy crítica del delito. Subraya que “uno no es el fiscal de la República”, por lo
que si publica en detalles identidades podría tener inconvenientes, lo cual para él no
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Detrás de las huellas narco
sería autocensura sino ser responsables con lo que se vaya a publicar. Y ser
responsables, implica autorregulación.
De esta manera, hemos abarcado lo que ocurre en los tres diarios importantes de la
ciudad. Tanto censura como autocensura y autorregulación, ocurren a menudo en
cualquier redacción. Con esto, y teniendo en cuenta que algunos periodistas dieron más
detalles que otros y esos otros fueron más cautelosos a la hora de declarar –por ende,
pudieron haberse guardado información [con todo derecho]-, parecería que en las
rutinas de los tres medios ocurren las dos formas de condicionar la información (censura
y autocensura) y por profesionalismo, también la autorregulación.
Rosario en los últimos años ha sido foco de atención por cuestiones ligadas al
narcotráfico. Entre 2010 y 2014 la ciudad duplicó la tasas de homicidios: 10 por cada
100 mil habitantes (Rebossio, 25/2/2015). Si hacemos una recorrida cronológica desde
2013 a la actualidad, las cifras van descendiendo, pero siguen alarmando debido a que
“la tasa de homicidios es aún es muy superior a los datos promedio de todo el país”
(Infobae, 9/9/2015).
El 2013 fue el año más impactante. Se registraron 256 asesinatos, 42 por ciento más que
en 2012. La casa del [ex] gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, recibió 14 disparos
de una banda criminal. También fue el año en que detuvieron al ex jefe policial, Hugo
Tognoli, por presunta vinculación con el narcotráfico, junto con el jefe de la Brigada
Operativa de Drogas de la Policía santafesina, Diego Comini (Emmerich y Rubio,
2014). El año pasado, según la Secretaría de Análisis y Articulación de Procesos
Interministeriales del Ministerio de Gobierno, se registraron 141 muertes por
homicidios dolosos; 38 tenían conexión narco. Un 20 por ciento menos que en 2014, es
decir, en aquel entonces fueron 176 casos (Infobae, 9/9/2015).
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Detrás de las huellas narco
Son números que preocupan, aunque Rosario está lejos de compararse con las
principales ciudades de Colombia o México. Esto es importante tenerlo en cuenta para
analizar cómo se lleva a cabo el periodismo en la ciudad y la diferencia de riesgo que
tienen los periodistas locales en comparación con los colombianos o mexicanos.
De acuerdo a John Gibler, uno de los autores del libro Entre las cenizas, cuenta allí que
en México “[…] los periodistas, cuando escriben una noticia, no están pensando si le
gustará al jefe de redacción, o al director del periódico, o al ciudadano: solo pueden
pensar en si esto le molestará al narco” (Baltazar et al, 2012, citado en Angulo Egea,
13/3/2013). Mientras que aquí tienen que lidiar con los dueños de los medios porque no
quieren que los artículos enfaden a los auspiciantes, del otro lado de la línea del ecuador
tienen una preocupación bastante mayor. Sin minimizar los aprietes que recibieron
algunos periodistas rosarinos, allá es una situación extrema.
Para que Argentina se convierta en México tendría que convivir con una frontera de
miles de kilómetros con Estados Unidos, el país que más consume y que provee de
armas a los carteles. La situación argentina es grave, pero el narco ha crecido en todo
el mundo (Como se cita en Rebossio, 25/2/2015).
En Medellín hoy hay una cifra similar a la de Rosario, pero después de una
pacificación. Medellín tenía 100 o 150.000 muertos por día, ciudad Juárez tiene cerca
de 1.000.000 de muertos en la última década y son ciudades más chicas que Rosario.
(S. Tamous, comunicación personal, 5 de mayo de 2015).
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Detrás de las huellas narco
Dicho esto, no es materia de este trabajo ahondar en el entramado delictivo sino conocer
su abordaje desde los diarios rosarinos y las dificultades que pueden llegar a tener
durante las rutinas periodísticas. Por eso, la descripción anterior fue únicamente a modo
de introducción. Ahora, vayamos al grano.
Los casos más resonantes en Rosario fueron el de Germán De Los Santos (2014),
corresponsal de la Nación en la ciudad y Virginia Benedetto (2013), actual fotógrafa de
La Capital, en su momento de Revista Veintitrés. En el primer caso, “una voz advirtió al
periodista por sus investigaciones sobre bandas criminales. La amenaza fue concreta,
detallada al describir sus movimientos habituales, convincente sobre el seguimiento
previo. Otras dos llamadas repitieron el mensaje” (La Nación, 14/9/14). En el segundo,
Virginia tomó una fotografía en Barrio Las Flores, al límite con Villa Gobernador
Gálvez, y descubrió un búnker. Ella no tenía conocimiento de que allí existiera ese
kiosco de droga. Fue para retractar la situación de pobreza y junto con otro fotógrafo
que estaba en el lugar fueron amedrentados, amenazados y les quitaron sus cámaras (A.
Simeoni, comunicación personal, 15 de mayo de 2015).
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Detrás de las huellas narco
Por el lado de El Ciudadano, Silvina Tamous, comunicó que ellos no recibieron ninguna
amenaza y afirmó que el caso de Germán de los Santos [La Nación] fue la primera
advertencia “fuerte” que se dio en Rosario. También se refirió a aquellos que no toman
los recaudos necesarios a la hora de realizar la cobertura:
Después están todos los boludos [sic] que se paran a hacer la nota donde está el
mural del ‘Pájaro’ Cantero y eso no lo podés hacer. Vos para entrar a un barrio tenés
que entrar con un referente social, alguien que te haga el aguante porque mucha
gente lo interpreta como una falta de respeto, entonces, ¿para qué te vas a exponer a
hacer eso? ¿Qué te suma?
Por otra parte, los trabajadores de prensa de La Capital sí han sufrido intimidaciones
“varias veces”. Dichas advertencias se tradujeron en tiros para que se vayan del lugar o
motos que pasaban por delante para marcar territorio, “diciendo: ‘andate o la próxima
que tiro te bajo’. Naymark, sostiene que es parte del juego y son códigos que se
aprenden de estar en la calle.
Una vez hace cuatro inviernos, nos vinieron a querer robar y cometí un error de
agarrarme a puñetes con el delincuente en la Villa de la Bombacha, y en el estado de
desesperación el remisero subió al fotógrafo, se fueron, y me quedé yo peleando con
el choro. Me acuerdo que quería gatillar el arma y no se la podía sacar del bosillo;
estaba tan pasado que le quedó en la campera. Después me tiró con un adoquín, me
pegó en la pierna y me pegaron dos fustazos. En un momento se me cortó el chorro
de adrenalina y pensé: “¿Qué hago yo acá? Me van a matar”. Di media vuelta y salí
corriendo. Me metí en la casa de una señora que había salido de buscar su hijo de la
escuela y la mujer me hizo una denuncia por violación de domicilio. Hasta hace dos
años atrás, podría haber hecho una acción legal contra el diario para pedir dinero, así
que estuve esperando que no llegara la intimación al diario. A mí no me importaba
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Detrás de las huellas narco
que me mataran en ese momento, estaba mal. Era una ambición muy estúpida. Hoy
piso de otra manera.
Contrariamente, el periodista de Rosario 12, José Maggi, ante la misma consulta, dijo
un rotundo “no”. Preciso y concreto. Sin ‘derramar’ una palabra más.
En resumen, algunos periodistas locales han tenido que enfrentar hechos violentos e
intimidatorios. Los han amenazado de muerte. A veces también amedrentan a los
familiares de los cronistas. Como los casos citados de Germán de los Santos y Virginia
Benedetto, respectivamente, que han conmocionado a la ciudad. En cambio, en relación
a los reporteros de los diarios estudiados, cuando no quieren que se cubra determinada
información en un lugar específico, les advierten generalmente arriba de una moto que
si no se van abrirán fuego. No son las condiciones ideales para trabajar, pero no hay que
entrar en la psicosis general de que Rosario se convertirá en Medellín o Ciudad Juárez.
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Detrás de las huellas narco
Ante semejante publicación, se les preguntó a los periodistas de los tres diarios la
repercusión que tuvo en Rosario, si es verídico y cómo lo vivieron; qué se hizo al
respecto. Aunque ninguno de los entrevistados pudo dar certezas.
Comencemos por los propios trabajadores del “Decano de la Prensa argentina”. Sergio
Naymark, enunció que la balacera contra el diario tendría que ver con la barra de
Newell´s por las notas sobre “líos” internos que les habría molestado y como
consecuencia habrían disparado al diario. En su interior, no cree que “haya tenido que
ver con los narcos”. No obstante, ante la insistencia de que en El País había salido esa
versión, dijo: “Sí, puede ser. Yo no lo tengo asociado con eso. Incluso tengo severas
dudas del ataque a la casa de Bonfatti. No de que haya existido, sino de cómo y por qué
sucedió”.
Garciarena, desde otro ángulo, advirtió: “Habría que ver cuánto asidero tienen esas
denuncias, yo desconfío. ¿Vas a balear un diario justo a la noche? Los grandes
delincuentes actúan de otra manera”.
Por otro lado, Agustín Scholer, redactor de El Ciudadano, sostuvo que “no se sabe bien
qué pasó, se supone que sí”. Reconoce que no se acuerda con exactitud cómo fue el
hecho y destacó que “también hay que tener cuidado, porque muchas veces se arman
como súper cosas que en realidad no son tan así”.
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Detrás de las huellas narco
Desde otra perspectiva, José Maggi, periodista de Rosario 12 y LT8, señaló que no tiene
constancia de ese suceso. Se enteró a través del portal del ‘Pato’ Villanueva, donde vio
“una foto de un portón negro con un abollón”. Además, manifestó que si lo sabría, lo
hubiese publicado. “Si en LT8 no me hubiesen dejado, lo hubiese hecho público en otro
medio”, aclaró. Asimismo, fue categórico al referirse al diario español: “Yo no puedo
dar por cierto lo de ‘El País’ porque ha tenido errores editoriales groseros. Me parece
que si nosotros lo hubiésemos sabido, hubiera sido tapa de todos los diarios, porque el
sindicato no se queda callado”, concluyó.
Por su parte, Alicia Simeoni, secretaria adjunta del Sindicato de Prensa de Rosario
(SPR) -trabaja en el Área de Libertad de Expresión y Formación Profesional-, declaró:
“Nunca sabemos si esto es atribuible al narcotráfico o a algún sector policial al que se le
arruina el negocio mostrando algo”.
Después de haber consultado a varias fuentes, si el hecho ocurrió tal como lo atribuyó
El País, el diario rosarino le habría bajado el perfil. De todos modos, no podemos
afirmar nada porque ni los propios periodistas que trabajan allí conocen qué fue
concretamente lo que sucedió.
En el Sindicato de Prensa de Rosario (en adelante SPR) desde hace un tiempo han
estado discutiendo y elaborando un protocolo de seguridad para las coberturas
periodísticas, a fin de reducir el riesgo en la calle; a raíz de diversas situaciones
desagradables que les ha tocado vivir a los trabajadores de prensa. Como antecedentes
riesgosos encontramos los mencionados casos de Germán de los Santos y Virgina
Benedetto; las agresiones sufridas por los cronistas de Canal 3 y Canal 5 en agosto del
año pasado, durante “la cobertura del caso de Javier Maidana, [donde] fueron blanco de
graves amenazas y estuvieron al límite de ser agredidos físicamente” (Vía Rosario,
21/8/15).
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Para una mejor comprensión, esbozaremos algunos ítems que contemplará el protocolo
de seguridad, de acuerdo a la información brindada por Alicia Simeoni, secretaria
adjunta del SPR (comunicación personal, 11 de junio de 2015) y Florencia San Julián,
abogada del sindicato (comunicación personal, 10 noviembre de 2015). Una aclaración:
esto no implica que estén presentados de la misma manera cuando se publique
oficialmente.
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Recordemos que se está evaluando, por lo que el resultado final podría variar. De
cualquier manera, lo que busca es la seguridad personal de los trabajadores de prensa, y
que las empresas reconsideren sus posturas y les brinden el clima propicio para que sus
periodistas puedan trabajar con libertad y estén respaldados.
Simeoni quiere que los dueños de las empresas periodísticas recapaciten, que “no actúen
temerariamente y envíen a los periodistas a las 6.30 de la tarde en invierno a un lugar
peligroso. Ha pasado y los han sacado a los tiros”, enfatizó. Las causas pueden ser
diferentes. Una opción es la falta de experiencia de los periodistas y, otra, la presión de
los propios medios de comunicación. En el caso de ‘Los Monos’ en la Granada, había
un despliegue policial desde las 7 de la mañana, y TN mandó a un cronista a las 7 de la
tarde. Desde el SPR pudieron convencer a Canal 3 y Canal 5 de que no acudieran al
lugar a esa hora, sin saber que TN lo cubriría. La responsable del Área de Libertad de
Expresión del SPR lo explicó de la siguiente forma:
De pronto salió [una noticia] en un medio de Buenos Aires y se despertaron todos los
medios de allá de que quieren algo en ese momento. En el caso de Canal 3, como
ellos enganchan con Canal 13, se ve que se lo habían pedido también y querían dar
imágenes para el noticiero de la noche.
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Capital, Rosario 12, con La Nación trabajamos de forma conectada. No siempre para
publicar lo mismo, pero hay cosas que nos parece que tienen un interés superior y nos
sentamos a charlar”, cerró Tamous.
Otra diferencia con Colombia es que en Rosario no se investiga, más bien se realizan
seguimiento de temas. Naymark, por su parte, indicó que esa práctica se hace de
“incógnito”. El editor de Policiales de La Capital contó que
en los últimos años, a partir de lo que se dio a llamar la mega causa ‘Los Monos’, La
Capital se cortó sóla [sic], se distanció de los otros medios porque tuvo acceso
directo a determinadas fuentes de información que seguían la causa y eso hizo que
hubiese ciertas tensiones en la relación con los otros medios, que ahora ya se han
recompuesto a partir de que la causa se desdibujó con el juicio abreviado.
Por otro lado, José Maggi afirmó que no estamos en el mismo grado de riesgo porque
allá asesinan colegas. Sin embargo, ve con buenos ojos esa forma de actuar. “Después
hay que bajar las barreras que puede poner cada editorial que quiere la primicia”, aclaró
el redactor de Rosario 12.
Opiniones dispares
Se consultó a los periodistas de los medios estudiados qué pensaban al respecto. ¿El
resultado? Pareceres diferentes.
José Maggi y Alicia Simeoni, de Rosario 12, están de acuerdo con este protocolo y
sostienen que “nunca está de más”. Al igual que la abogada Florencia San Julián. El
primero cree que es útil, estandariza y expone de igual manera al periodista joven como
al de 40 años. “Seguramente al que tiene 40 hay poco que decirle, pero sí está bueno
establecer normas claras de las conductas que tenemos que tomar”, expresó Maggi, y
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Detrás de las huellas narco
agregó: “El protocolo nunca está de más, sobre todo, porque más de uno de los colegas
que fueron agredidos terminan contenidos en el SPR que lleva la voz cantante de todo”.
Por contraste, tanto Silvina Tamous, de El Ciudadano, como Sergio Naymark y Leo
Garciarena, de La Capital, son un poco reacios a este protocolo. Silvina dice que “el
periodista que hace 20 años que cubre policiales, sabe perfectamente cuidarse”. A su
vez, relata un momento particular para ejemplificar que lo importante son los códigos:
[…] yo me acuerdo que en un barrio que entraron hace poco con chalecos antibalas,
yo estaba ahí y había una cantidad de gente caminando, o sea, no tenés peligro.
Aparte con delincuentes hablás todos los días. Hablás con delincuentes que son
Ministros…otro tipo de delincuentes, los delincuentes mediatizados. Yo di clases en
la cárcel muchos años, así que hablé con delincuentes confesos y condenados, pero
siempre tenés que tener un código para hablar.
Naymark argumenta que si vas con un policía al barrio se pone una barrera
infranqueable entre la fuente y el periodista, por lo tanto, no se abren a contar sus
historias. Por eso, cree que los periodistas policiales prefieren ir solos y asumir riesgos,
sin “hacerse el súperman”. En esa ocasión, “si ves que la cosa se pone densa, hermano
subite al remís y rajá [sic]”.
Continuando por la misma línea, Garciarena siente que el protocolo es utópico y que las
cosas que plantea son de sentido común. Además, sobre el final, establece una
comparación particular:
Una de las cosas que dice el protocolo es que vos no podés entregar tus apuntes,
nadie te puede sacar el teléfono…son cosas que con sentido común vos no vas a
hacer. Qué tenés que medir los escenarios dónde te metés, que no vayas solo y hay
veces que no podés ir acompañado. Vos tenés que contar que nosotros vamos como
periodistas policiales, a lugares donde pasaron cosas terribles, casi al límite de
ejercer violencia; porque vamos a preguntar, como si fuéramos viejas en ojotas, a la
madre de un pibe que lo mataron anoche.
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3. Fuentes policiales
Las fuentes de información son lo más valioso para el periodista. Para conseguir un
mejor producto periodístico, las rutinas periodísticas son de gran importancia y,
naturalmente, una buena agenda de contactos. Las fuentes equivalen a la materia prima
para la confección de las noticias y “constituyen el sello de distinción de los medios de
comunicación” (Caminos Marcet, 1997, citado por Iunino y Mateo, 2007, p.58).
De hecho, las rutinas comienzan con el vínculo entre periodistas y sus proveedores de la
información. De acuerdo a lo expuesto desde lo conceptual, podemos decir que en la
práctica se cumple con las consultas a las fuentes que apunta el profesor Carlos Prado.
De manera más acotada, los entrevistados suscribieron las que se detallan a
continuación:
En cuanto al último ítem, Leonardo Garciarena, redactor del diario fundado por Ovidio
Lagos, sostiene que a partir de las coberturas que un periodista realiza, te pueden quedar
como contacto distintos referentes sociales que en caso de que suceda algo en su barrio
podrían llamarte y contarte el acontecimiento. Aunque, lamentándose, indicó que La
Capital no tiene una buena imagen en la calle porque “la gente sabe que el PRO la pone
[sic], el socialismo la pone [sic] y el gobierno nacional [de Cristina Fernández de
Kirchner] también. Entonces quedamos todos manchados”. (L. Garciarena,
comunicación personal, 3 de junio de 2015).
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Su compañero de equipo, Sergio Naymark, anunció que tienen “línea directa” con la
Secretaría de Delitos Complejos del Ministerio de Seguridad de la provincia y la
policía antinarcóticos de la provincia y la federal.
Por su parte, Silvina Tamous, jefa de Policiales de El Ciudadano, advirtió: “Si vos
querés hacer un análisis más profundo podés llamar a la PROCUNAR [Procuraduría de
Narcocriminalidad], a organizaciones, a la cátedra de criminología de la UNR
[Universidad Nacional de Rosario] que también investiga”.
En algunas oportunidades, no hay otra opción que consultar a los propios delincuentes.
La periodista colombiana, Martha Soto –experta en narcocriminalidad-, afirma que “a
veces se trata de la única alternativa para conseguir algún tipo de información”. No
obstante, subraya que “muchos periodistas no son partidarios de esa ‘colaboración’”
(Soto, s.f.).
En relación a este punto, el redactor de Rosario 12, José Maggi, indicó que en ocasiones
los detenidos les hacen llegar su versión de los hechos, para redimirse o para perjudicar
a otras personas. Prado (2006) los llama “delincuentes arrepentidos”.
Ahora bien, ¿son partidarios los periodistas locales de recurrir a este tipo de fuentes de
información?
Para Silvina Tamous (El Ciudadano), Agustín Scholer (El Ciudadano), y José Maggi
(Rosario 12) es importante consultarlos porque dan otra mirada de los hechos. Agustín
es el más joven y hace pocos años que trabaja en el diario, por lo cual no tiene a
delincuentes como fuentes. Aunque considera la posibilidad de entrevistarlos algún día.
Maggi argumenta lo siguiente:
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Desde otro punto de vista, Sergio Naymark (La Capital), si bien conoce mucha gente
allegada al delito –algunos han estado presos- y tiene un trato telefónico, le interesa la
persona vinculada al delito como personaje, una historia para contar; no como fuente.
Lo cual es criticado fuertemente por sus compañeros o autoridades del diario que
sostienen que a los delincuentes no hay que darles espacio. No obstante, el periodista
considera que son noticias interesantes que al público le gustaría saber. Por otro lado,
distingue “hombre allegado al delito” de “delincuente” porque para ser considerado
delincuente -enfatiza- la justicia debe determinarlo así.
Otro tipo de “fuente”, según Santoro, son las cámaras y micrófonos ocultos. Hace poco
se sumaron las aplicaciones para grabar llamadas. Ante la consulta a los entrevistados,
contestaron de manera unánime que no están de acuerdo con su utilización. Entre los
fundamentos se encuentran: falta de valor legal (debe ser con permiso de un juez), falta
de ética y que Rodolfo Walsh no necesitó una cámara oculta.
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Al igual que las agencias de noticias, proporcionan lo que Cesareo denomina “unidades-
noticias”; realizan un procedimiento de “confección”, por ende, son más que fuentes de
información (ver capítulo I). Su utilidad consiste en ahorrarle tiempo al periodista y
acercarlo con las fuentes primarias, es decir, jueces, fiscales, policías y/o funcionarios
de gobierno. Sin su existencia sería mucho más difícil la comunicación. No obstante,
ofrecen información parcializada.
Pau Aragonés, citado en Frutos y Marín Conesa (s.f.) define al gabinete de prensa de la
siguiente manera:
Por esa condición de elaboración de la noticia, decimos que es más que una fuente, al
igual que las agencias de noticias. Y como en cada proceso de elaboración está
direccionada por quien confecciona la noticia.
Su compañero de staff, Agustín Scholer, comenta que son fuentes cuestionables, con
intereses. Por esa razón, trabajan con varias fuentes para corroborar la información.
El Libro de Estilo del diario español El País (1990) recomienda cotejar dicha
información con, como mínimo, dos fuentes:
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Detrás de las huellas narco
En los casos conflictivos hay que escuchar o acudir siempre a las dos partes en litigio.
Aquellos dudosos, de cierta trascendencia o especialmente delicados han de ser
contrastados por al menos dos fuentes, independientes entre sí, a las que se aludirá
siquiera sea vagamente. (Como se cita en Albertini y Ruiz, s.f., p. 7)
Es muy pobre porque la policía es vertical. Ellos todavía tienen una idea arcaica que
es ‘yo manejo la información’ y eso con los tuiteros, con las redes sociales se
deshizo. Corren muchas veces detrás de la noticia. Tienen este concepto: no demos a
difusión la publicidad negativa, que serían los hechos delictivos que no tienen
detenidos y son casualmente los que más venden.
Sin embargo, su camarada, Sergio Naymark, resaltó su lado positivo: facilitan el acceso
a los jueces, pasan las actas de las audiencias y envían los fallos a través de un e-mail.
Asimismo, destacó que el jefe de prensa de Tribunales fue compañero suyo de trabajo y
“no tiene intereses particulares”. Dice que aquello que esté a su alcance se lo
proporcionará a los medios, mas él también tiene varias “puertas cerradas” allí dentro.
Aunque, indefectiblemente, tendrá que publicar lo que la institución quiere que se
conozca.
En fin, a raíz de las consultas a los especialistas se desprende, en general, que la función
de las oficinas de prensa es importante debido a que facilitan la información de la
institución –judicial, gubernamental, policial- y, a su vez, es el canal para acercar las
partes; facilitando las entrevistas o conferencias de prensa, por ejemplo. Sumado a que a
veces también conforma el primer acercamiento del periodista con el acontecimiento.
Además, los ‘contadores de historias’ frecuentemente se enteran de un hecho policial a
través de estas fuentes de información. Pero la oficialización de la información suele
50
Detrás de las huellas narco
Las fuentes de información son para el periodista, lo que el motor es para un automóvil.
El motor le da impulso al vehículo para que funcione, y las fuentes de información
vendrían a ser el motor del periodista para la construcción de la noticia. Por ello, su
relación es inevitable y elemental. Pero esa relación, implica una instancia de
‘negociación’ entre las partes; en la cual se demuestran conveniencias mutuas y ambas
intentan sacar provecho.
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Detrás de las huellas narco
Por el lado de los redactores de La Capital, Sergio Naymark hace una lectura interesante
del vínculo entre el periodista y su fuente de información:
[…] Hay cosas que se pueden decir y cosas que no. Hay un pacto tácito, el mismo
pacto tácito que establece el periodista con el lector, televidente o el oyente cuando
elabora una noticia, la establecés con tu fuente. Son años de trabajo, días de
llamadas, sentarte a tomar un café, pagar una cena…los relacionistas públicos dirían
que son trabajos de RRPP, que te permiten que tengas un ida y vuelta con la fuente y
que cuando sucede algo, te llame y te cuente lo que está sucediendo. [Las itálicas son
de la autora]
En primer lugar, ese “pacto tácito”, al que se refiere Naymark, sugiere –de acuerdo a lo
que desarrollamos desde lo conceptual- “un grado indebido de cooperación” porque las
fuentes pueden imponer su propia versión de la realidad, a cambio de conseguir la
información conveniente. Esa relación es “simbiótica”, todos pretenden sacar su propio
beneficio (McQuail, 1998, citado en Stange y Salinas, 2009). “En esta peligrosa mezcla
de información, comunicación y publicidad parece que el quinto poder de las relaciones
públicas está ganando terreno al cuarto poder periodístico” (Lewis et al., 2008, y
Franklin, 2011, citados en Casero y López, 2012, p.5).
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Detrás de las huellas narco
Leonardo Garciarena, desde otro ángulo, señala que el vínculo entre las partes es
trabajoso. Dentro de las fuentes puntualiza los funcionarios judiciales y las fuerzas de
seguridad: “Con los policías y con los jueces son con los que mayores problemas tenés
de comunicación. Los policías porque tienen a alguien superior que los reta y el juez
porque siempre tiene alguien que lo puede denunciar por prejuzgamiento”, contó.
‘Leo’, adicionalmente, hizo un análisis de la diferencia entre los nuevos y los viejos
delincuentes y la vinculación de éstos con la prensa:
[…] Son muy pocos los que entienden que vos no sos amigo o no empeora tu
relación con lo que escribís. Nosotros tenemos un nivel de entendimiento de la
realidad, que para ellos es difícil de decodificar. Ellos creen que vos lo buchonéas
[…]. Son chicos que están quemados por muchas circunstancias de la vida. Sobre
todo, el delincuente nuevo; el delincuente viejo era otra cosa. Con el delincuente de
mi edad, te podías entender de otra manera porque tenían códigos. Los presos viejos
son expertos en el Código Penal, saben todos los defectos del sistema, lo saben de
memoria porque lo padecen. Si tenés que reformar el Código Penal hay que llamar a
un preso. Es un tipo que va a tratar de manipularte, como también la policía y los
abogados. La posición nuestra es muy compleja, porque estamos en un escenario
donde todos mienten. Y a veces mienten los mismos que nos manejan a nosotros.
[El destacado es mío]
En este sentido, Nariño (2004) precisa que el nexo con las fuentes es complicado,
puesto que las dos partes son usadas entre sí y los periodistas son manipulados por ellas.
Por lo tanto, remarca que “lo clave es darse cuenta a tiempo cuándo está uno al servicio
de ellas”. Strenz (citado en Stange y Salinas, 2009), en otro orden de ideas, considera
que el periodista también puede influir sobre lo que dice la fuente informativa. Por este
motivo, en muchas oportunidades, no quieren hablar.
El redactor de Rosario 12, José Maggi, analiza que en el sistema federal es difícil
generar fuentes a causa de que la justicia federal se sigue pareciendo a un gran feudo.
Explica, además, cómo es el contacto con las fuentes judiciales. Se puede dar en tres
etapas, la fase de investigación o enjuiciamiento y el juicio oral y público. En la
primera, es más arduo el camino hacia la información debido a que los jueces son más
reticentes a deslizar datos. Mientras que la persona está procesada, por el contrario, te
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Detrás de las huellas narco
permiten ver más los expedientes. Y en el juicio oral y público, el camino está allanado:
podés asistir y recabar bastante información.
Por otra parte, asiente que “la relación con la fuente siempre es tirante, siempre
complicada” y resalta la importancia de mantener una “distancia operativa muy clara,
porque obviamente tanto la policía como quien se dedica a este negocio tan sucio
siempre tiene intereses y manejos hasta a veces violentos […]. Entonces, hay que ser
cuidadosos”.
A propósito de “tirante”, Wolf (s.f., p.135), citando a Gans (1979) y Schlesinger (1972),
reflexiona sobre la relación entre el periodismo, las fuentes y el público. Sugiere que en
lugar de parecerse a un organismo funcional interrelacionado, el sistema se parece más a
distintos sectores tirando de la cuerda. Por ende, las noticias se confeccionan en
función de la influencia del poder en la interpretación de la realidad. [El destacado es
mío]
Por último, a modo de conclusión, observamos que el vínculo entre los periodistas y sus
informantes es dificultoso. Existe tensión entre las partes (cada una tira para un lado de
la cuerda), una instancia de negociación a fin de conseguir cada una su tajada, por ello,
también implica un fuerte compromiso con la fuente, obligaciones y dependencia por su
productividad (sin fuentes no hay noticias). Como consecuencia, “los corresponsales a
menudo deben calcular ventajas e inconvenientes derivados de enemistarse con sus
fuentes a causa de una noticia, decidiendo si publicarla o no de cara a mantener
incólume la relación” (GANS, 1979, citado en Wolf, s.f., p.138). Para evitar esa
dependencia es necesario renovar las fuentes constantemente (Restrepo, 2004). Este
problema se da mayormente con los periodistas especializados –en este caso los
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Detrás de las huellas narco
periodistas policiales- que mantienen una relación estrecha y prolongada con la fuente.
En cambio, los periodistas genéricos (que se ocupan de acontecimientos diversos) no
tienen ese grado de conocimiento de sus ‘abastecedores de información’ ni el tiempo
para cultivar el lazo. Por lo tanto, se eximen de esos condicionantes (Wolf, s.f., p. 138).
El autor expone que este accionar debe ser únicamente en casos extremos y no de
manera habitual. Por ejemplo, en casos donde se pone en riesgo la vida o el trabajo de
una persona.
En virtud de ello, Sergio Naymark, editor de Policiales de La Capital, aseveró que “al
off the record lo respetamos, mientras se pueda, y a rajatabla. Si te piden que no lo
publiquemos, no se publica”.
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Detrás de las huellas narco
hecho de que no le gustaría que maten a un vecino por escribir su nombre. Por eso, su
lema es: “Yo no hablo con la gente que hablé”; es decir, no identifica a la fuente en una
publicación.
Por la misma senda, el redactor de Rosario 12, José Maggi, también recalcó la
importancia de la verificación de la información. Comentó que a medida que vas
conociendo a tus fuentes, sabés quién te puede brindar datos bajo la modalidad del off
the record. No obstante, todo off the record debe ser chequeado.
En suma, los diarios rosarinos intentan mantener bajo secreto las identidades de las
personas que piden reservar su identidad, sea para resguardarse o resguardar a su
familia. En esos casos, el off the record es fundamental. Sin embargo, no debe
considerarse una práctica cotidiana porque a través de esta modalidad, las fuentes
pueden instalar un tema en la agenda, borrar otros o pretender silenciar al periodista. Es
útil cuando dicha información puede ser cotejada con fuentes alternativas (Restrepo,
2004). Conservar ese pacto entre periodistas y fuentes de identidad reservada implica la
lealtad de los profesionales y eleva su prestigio.
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Detrás de las huellas narco
Después de haber recorrido un sinuoso camino hacia una definición global de calidad
periodística y fijado sus parámetros, haremos un análisis de aquellos condicionantes con
los que luchan los profesionales rosarinos para que no se empobrezca el texto
periodístico. Cabe recordar que los mismos factores que condicionan la rutina, son los
que restringen la calidad de los artículos (ver capítulo I).
Hemos visto que la rutina policial comienza con la comunicación entre periodistas y
fuentes. Nombramos hasta el cansancio que dicha relación es “simbiótica”. Observamos
también cómo es ese vínculo, que genera compromiso, dependencia y una instancia de
negociación entre los ‘artesanos de la información’ y sus proveedores.
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Detrás de las huellas narco
Por ello, de acuerdo a lo desarrollado, la reserva total tiene que ser en casos
excepcionales. De lo contrario, puede ocurrir que algunos reporteros, “escudados en el
secreto profesional, disimulen la inexistencia de fuentes o utilicen informaciones de
fuentes sospechosas o nada fiables” (Restrepo, 2004, p.57). Hecho que obviamente iría
en detrimento de la calidad periodística.
“Dime cuántas y qué tipo de fuentes tienes y te diré qué clase de periodista eres”. Es una
adaptación del dicho popular. Y para nada desacertada. Las fuentes son el puente para la
confección de la noticia. Configuran el primer eslabón de la rutina productiva. Influyen
en la etapa de selección y pueden condicionar el contenido. De allí su importancia.
Aunque, además, forman parte de los criterios de calidad (Rincón, 2012, citado en
Tafur, 2014) y le confieren credibilidad al periodista.
De acuerdo con esto, Silvina Tamous (El Ciudadano) indicó que “cuanto más variada
sean las fuentes, mejor escribís”. Naymark (La Capital) se refirió no sólo a la cantidad
sino también a la calidad de las fuentes. Sostiene que “la calidad informativa se obtiene
con muchas fuentes de diferentes sectores. Para estar lo más cerca posible de la
‘verdad’.
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Detrás de las huellas narco
El trabajo con la nueva composición del Código Procesal Penal, que hace un año y
medio que está, es peor. Porque los fiscales hablan cuando tienen algo que contar. En
las conferencias de prensa los fiscales lo único que te dicen es que están investigando
un crimen. Vas al fiscal para tener la voz oficial y te puede confirmar dos o tres
cuestiones. Pero podés ir a chequear información. Por ahí me pasa que voy y les
digo: ‘yo no quiero que vos me la contés, yo te voy a contar cómo la tengo yo y
quiero que me digas en dónde te estoy cagando la investigación’. Como no tengo
drama [sic] en ir a los lugares y tengo la suerte [sic] de que la gente me habla,
entonces no tengo ese problema de que tengo [sic] que recurrir al fiscal porque sino
no tengo nota.
Martini (1999) subraya que “el periodista sabueso no se conforma con la información
oficial”, menos cuando hubo delitos -que se hicieron públicos- con complicidad policial
o judicial (Como se cita en De la Vega, s.f., p. 45)
Por otro lado, José Maggi (Rosario 12) destacó la importancia de respaldarse con
documentos, sobre todo en cuestiones relacionadas al narcotráfico donde una nota puede
transformarse “en un juicio o una demanda”. “Una buena defensa es escuchar todas las
voces: el que investiga, el investigado, el juez, el fiscal”, puntualizó.
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Detrás de las huellas narco
Wolf (s.f., p.136) explica que la productividad no sólo está vinculada a la calidad y tipo
de fuentes, sino también a la necesidad del aparato de limitar el número de las fuentes a
consultar para evitar tener costos elevados. Aquí aparece otro condicionante: el dinero.
Vayamos en orden. Primero, los gastos logísticos. Segundo, los sobornos o compra de
documentos. De los tres diarios rosarinos, La Capital es el que más recursos tiene. Sin
embargo, según sus trabajadores, al medio no le interesa realizar suntuosas
investigaciones que generen egresos importantes en la caja del diario. De hecho,
tampoco capacitan, lo hacen los periodistas por su cuenta. Pese a esto, después de unos
meses de negociación con sus trabajadores, el medio cubrió los costos de un viaje a
Paraguay para dos personas (enviado especial y fotógrafo), para descubrir de dónde
provenía la marihuana que se comercializaba en Rosario. El Ciudadano, en palabras de
Agustín Scholer, “está siempre por cerrar” y los recursos son escasos. Rosario 12 es una
redacción todavía más chica, donde no hay una especialización y sus periodistas rotan
las tareas. Estos factores impiden realizar mega investigaciones y limitan la labor
periodística.
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Detrás de las huellas narco
Los recursos con los que cuentan las redacciones rosarinas son insuficientes. El
Ciudadano y la Gente cuenta con un teléfono, una computadora y un auto no siempre
funciona. En Rosario 12 pagan remises o taxis, a veces los periodistas utilizan su propio
vehículo y le reintegran la nafta. La Capital tiene “buena gente, buenas líneas de
teléfono y llamar a un remís que paga la cuenta corriente del diario. Después ver si el
remisero te quiere llevar, porque a más de uno lo han asaltado en la cobertura de hechos
policiales”, remarcó Naymark.
Hasta aquí hablamos de las fuentes, los recursos, el tiempo y el dinero. Pero antes ya le
habíamos dedicado varios párrafos a los auspiciantes públicos y privados, que
lógicamente inciden en la calidad periodística, puesto que restringen o suprimen
información de acuerdo a sus intereses. Quizás el punto más importante, porque no
permiten un periodismo independiente y, ante la falta de recursos, las redacciones
locales no tienen otro remedio que seguir utilizando pauta oficial (su principal sustento).
Un estudio que elaboró el Foro de Periodismo Argentino determinó los tres factores
principales que limitan la profesión en Rosario: 1) la pauta oficial municipal y
provincial que influyen en el contenido; 2) la poca vocación de los dueños de los
medios para promover un periodismo de calidad; 3) en menor medida, el narcotráfico
(FOPEA, 2014).
El informe sostiene que como consecuencia de las grandes restricciones que genera el
gobierno provincial y municipal a través de la pauta oficial, los periodistas comienzan a
autocensurarse. Por esta razón, el que pierde es el pueblo rosarino puesto que recibe un
servicio periodístico menor al que podría recibir.
Las fuentes consultadas en general han dicho que más bien practican la autorregulación;
que confiere calidad al texto periodístico. Naymark, por su trayectoria, tuvo la
posibilidad de mantenerse al margen de publicar información parcializada y decidió no
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Detrás de las huellas narco
hacerlo antes que autocensurarse. Sin embargo, quizás muchos de sus compañeros no
pudieron. A Garciarena casi lo echan por no autocensurarse (aunque fue por un caso de
un sponsor privado). En lo que sí estuvieron de acuerdo es que existe censura por parte
de los medios y sus líneas editoriales y esto lógicamente interfiere en la calidad
periodística, generando información sesgada.
En cuanto a la poca vocación de los dueños de los medios para promover un periodismo
de calidad, es real. Miden en términos de ecuación económica, que el negocio le sea
rentable, como en el caso mencionado del viaje de Leo Garciarena a Paraguay.
Además del narcotráfico, según los periodistas consultados, otros temas silenciados son
cuestionamientos al City Center, la Gallega (patrocinadores) y la evasión de impuestos
provenientes de la venta de la soja. “Allanar Rosental, por ejemplo, donde se producen
los grandes capitales que se lavan, nadie quedaría en pie para poder investigarlo. Ese es
el verdadero poder”, sentenció Silvina Tamous, jefa de la sección Policiales de El
Ciudadano.
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Detrás de las huellas narco
Vos cuando hablás con periodistas de México, donde hay 170 periodistas muertos, o
Colombia, ellos te dicen que el riesgo es directamente proporcional a la falta de
capacitación y la precarización laboral. Porque vos sabés qué poner y qué no, cuando
estás mandando al frente o mandando fruta o cuando una fuente te manda algo que
no podés chequear y no podés largar. Entonces, cuando vos sabés cuidar esas cosas y
tenés un medio atrás que te banca, el riesgo disminuye muchísimo […]. (S. Tamous,
comunicación personal, 5 de mayo de 2015).
Garciarena, por su parte, indicó que a los medios no les interesa capacitar, quieren
mayor producción con menos recursos y, paradójicamente, para poder producir se
necesita dinero e interés del medio. Su compañero de ‘La Capital’, Naymark, no cree
que falte entrenamiento periodístico, sino tiempo, ganas, recursos materiales: “Nosotros
para conseguir que Leo (Garciarena) viaje a Paraguay para ver de dónde provenía la
marihuana que se comercializa en Rosario, nos costó tres meses de negociaciones con la
empresa. La empresa evalúa […] el rédito económico”.
El periodista de ‘Rosario 12’, José Maggi, dice que no le parece que haya que estar
súper especializado en cuestiones del narcotráfico, sobre todo por el reducido tamaño de
las redacciones, particularmente de su medio. En contraste, manifiesta que quizás La
Capital lo puede hacer, pero ellos no. Por otro lado, resaltó la importancia de estar en
contacto con colegas de otras provincias para intercambiar información.
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Detrás de las huellas narco
En líneas generales, más allá de las discrepancias, hay una cuestión común: ninguno de
los tres medios capacitan a sus trabajadores de prensa, como justificación encuentran los
escasos recursos que disponen.
Su dirigido, Scholer, afirma que es una sección que “se mueve” y está de moda. Sin
embargo, señala: “Los diarios del mundo tienen unidades de investigación, gente que se
dedica únicamente a investigar. Nosotros no, de pedo [sic] llegamos con el día a día”, e
insiste: “Investigación poco. Podés decirle investigación a leer fojas judiciales, es una
investigación, pero no de lleno”.
Naymark y Maggi aseveran que las coberturas son buenas y se hace hasta donde se
puede. El primero, puntualiza que debería darse un enfoque más humano a las noticias,
no contar las muertes como un número: “Se habla mucho de bandas, pero no de los
chicos que consumen droga y los estamos perdiendo”. No obstante, en ‘El Ciudadano’,
cuenta Silvina, es un objetivo que tratan de cumplir y cuando el tiempo los aprieta,
hablan con los vecinos para conocer la historia del fallecido y lo cuentan al día
siguiente.
Más adelante, Naymark afirma que la empresa (La Capital) no explota los recursos
humanos que posee. Asimismo, asevera: “Con la gente que está, más algunos pibes para
empujar al vejestorio se podría hacer millones de cosas” y lo aduce a la concepción de
la noticia como mercancía por parte de los empresarios. No interesa demasiado el
producto sino el rédito económico. Leonardo Garciarena, desde su óptica, expresa: “Hay
lugares donde se labura bien, acá hay periodistas muy buenos, que saben mucho; otros
no entienden nada”, y añade: “Las mejores cosas que se leyeron son las que salieron en
los diarios. No sólo en La Capital y El Ciudadano sino en Cruz del Sur o El Eslabón”.
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Detrás de las huellas narco
Conclusión
A raíz del trabajo desarrollado podemos determinar que las rutinas productivas de los
tres diarios más importantes de la ciudad (La Capital, El Ciudadano y Rosario 12) son
similares. Ninguno de los medios en cuestión posee un área o departamento de
investigación. Por consiguiente, no se pueden dedicar exclusivamente a la cobertura del
narcotráfico. Más bien siguen una rutina policial y cuando sucede algún hecho
vinculado al tráfico de drogas ponen sus fichas en ese caso.
Según los periodistas consultados, hay muy poca investigación; la cual se realiza por
cuenta propia. Al medio le interesa generar más información, con menos recursos. Por
ello, evalúan de acuerdo a las utilidades. Imposibilitando, así, un trabajo en profundidad
y de calidad. De los tres diarios, Rosario 12 es el que tiene el plantel más pequeño.
Entonces, los profesionales rotan y ni siquiera tienen una sección policial. La Capital,
“Decano de la Prensa Argentina” –el diario más influyente de la ciudad-, realizó una
investigación en Paraguay sobre la marihuana que provenía del país vecino hacia
Rosario. Esto les costó a los trabajadores tres meses de negociaciones con la empresa.
Esa experiencia la hicieron “temerariamente”, y fue llevada a cabo únicamente por dos
personas: un periodista y un fotógrafo. Dicho por uno de los entrevistados, La Capital y
El Ciudadano vienen casi a la par y Rosario 12 se suma a la cobertura narco tiempo
después.
En cuanto a las rutinas periodísticas, estrictamente, en los tres diarios comienza con el
contacto entre los ‘contadores de historias’ y sus ‘proveedores de información’. La
principal fuente es la policía. Aunque para no quedarse con una sola visión y reproducir
una mirada sesgada, recurren a abogados, vecinos, funcionarios judiciales y
gubernamentales; la víctima si está viva, delincuentes, PROCUNAR, Secretaría de
Delitos Complejos, etcétera.
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Detrás de las huellas narco
niveles (sobre todo municipal y provincial) o a nivel privado; las empresas que
publicitan en los medios y ejercen presión para que no se saquen a la luz los vericuetos
en los que están envueltos a fin de no manchar la imagen corporativa.
Teniendo en cuenta las tres fases –generales- en las que se divide la rutina (búsqueda,
selección y edición de la información), estamos en condiciones de decir que las líneas
editoriales inciden en la selección de los acontecimientos (segunda etapa) y,
posteriormente, en la presentación de la noticia (tercera etapa). Es prácticamente
imposible luchar contra eso, puesto que el gobierno provincial es el principal sponsor
para el desarrollo sustentable de los medios. Por otro lado, los gatekeepers (encargados
de seleccionar la información) aprenden la línea editorial por “ósmosis”; les es impuesta
en la sala de redacción en el marco de socialización con los colegas. Y existe censura
por parte de los medios. De hecho, casi expulsan a un periodista por no autocensurarse.
Pasando al tema fuentes, se establece una instancia de negociación con ellas; haciéndose
parte de las rutinas productivas. Tanto el periodista como sus proveedores quieren sacar
su propio beneficio. El periodista usa las fuentes y éstas intentarán manipular al
periodista. Además, la relación cotidiana con las fuentes oficiales genera dependencia y
compromiso. Esto ocurre con los periodistas especializados (periodistas policiales)
porque tienen una relación estrecha y prolongada con la fuente.
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Detrás de las huellas narco
Para finalizar, a mayor cantidad y calidad de fuentes será mejor el producto final (la
noticia). Eso dependerá del tiempo que posean los periodistas para la cobertura de cada
hecho. Los medios gráficos están haciendo un intento por “humanizar”, es decir, no
contar las muertes como un número sino transmitir la historia de los fallecidos. En
muchos casos, chicos presos del sistema; que no tuvieron la posibilidad de crecer en un
ambiente cálido y confortable. Entre los principales condicionantes de las rutinas
productivas y, por ende, de la calidad periodística se encuentran el tiempo, los recursos,
las fuentes, la línea editorial, los auspiciantes (gobierno y empresas).
En fin, dentro de la maraña de las rutinas productivas, resulta una tarea titánica ir detrás
de las huellas narco. Los medios no les proporcionan los recursos necesarios a los
periodistas ni capacitación y, encima, la pauta oficial es el mayor problema que deben
enfrentar, puesto que silencian hechos que no se deberían callar.
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Detrás de las huellas narco
ANEXOS
5 de mayo de 2015
-¿Tuvo presión por parte de los jueces para que no salga determinada noticia?
-No, lo que sí hubo un mamarracho en la mega causa Los Monos, pero no en el juicio
abreviado sino desde el día uno como salió y en general había una estrategia de
marketing en que se estaba persiguiendo al eje del mal que era el narcotráfico. Primero
que lo perseguía un juzgado provincial que no tiene injerencia en el tema del
narcotráfico, después que era una payasada, había policías que estaban haciendo las
cosas muy mal. Pero yo no estaba haciendo policiales acá en ese momento, estaba de
licencia. Hice una sola nota para Rosario 3, todo lo que pensé lo escribí para medios de
Buenos Aires.
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Detrás de las huellas narco
Hay una exageración de los efectos del narcotráfico en Rosario con el objetivo de
justificar la cantidad de muertes que se producen que tienen otras causas, que no es sólo
el narcotráfico. Hay una violencia horizontal no controlada, que produjo el año pasado
250 homicidios y que este año están cerca de 90. Ese descontrol no lo podés atribuir
todo directamente al narcotráfico. Sí hay un relajamiento en los controles, un problema
grave que es la policía y la forma de manejarlo que hace que muchos narcotraficantes
vengan a Rosario o comercialicen aquí. También está el tema de los puertos y del
lavado de dinero que nadie lo investiga porque en una ciudad donde se lava tanta guita
de la soja, para poder investigar al narcotráfico, tenés que investigar la evasión de soja.
76
Detrás de las huellas narco
tenés que entrar con un referente social, alguien que te haga el aguante porque mucha
gente lo interpreta como una falta de respeto, entonces, ¿para qué te vas a exponer a
hacer eso? ¿Qué te suma?
-Un periodista mexicano dice que las muertes se cuentan como una catástrofe
natural, son tantas que no se visibilizan…
-Claro, otra periodista mexicana lo llama el “ejecutómetro” porque ejecutar es una
palabra muy mexicana, entonces decían “tantas personas fueron ejecutadas hoy”. Si vos
no humanizás, no hay vida detrás de eso, a nadie le importa. De por sí que a nadie le
importa porque mueren afuera de los bulevares. Pero a veces no te da tiempo porque son
muchos y tenemos pocos recursos. De a poco lo vamos haciendo, o al menos es el
objetivo.
77
Detrás de las huellas narco
-No, no, ni por puta casualidad. La cifra de muertos de Rosario no tiene nada que ver
con Latinoamérica. En Medellín hoy hay una cifra similar a la de Rosario, pero después
de una pacificación. Medellín tenía 100 o 150.000 muertos por día, ciudad Juárez tiene
cerca de 1.000.000 de muertos en la última década y son ciudades más chicas que
Rosario. Igual es una cifra muy alta para la Argentina. Rosario quintuplica la tasa de
homicidios a nivel nacional porque hay un papel de ineptitud para las cuestiones
concernientes a la inseguridad y un papel muy bizarro de la policía.
-¿Hay alguna diferencia entre cubrirlo para ‘El Ciudadano’ que para otro medio?
-Te abren más las puertas, les interesa más o les interesa menos.
Sí, totalmente. Vos cuando hablás con periodistas de México, donde hay 170 periodistas
muertos, o Colombia, ellos te dicen que el riesgo es directamente proporcional a la falta
de capacitación y la precarización laboral. Porque vos sabés qué poner y qué no, cuando
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estás mandando al frente o mandando fruta o cuando una fuente te manda algo que no
podés chequear y no podés largar. Entonces cuando vos sabés cuidar esas cosas y tenés
un medio atrás que te banca, el riesgo disminuye muchísimo. La mayoría de los
periodistas asesinados eran periodistas free lance y muchos del interior de México que
no tienen capacitación.
-¿Y no les bajan del medio que quieren exclusividad, por ejemplo?
-No, porque cuando vos tenés mucha pauta oficial, en este caso del gobierno provincial,
si lo publicó otro medio, vos te cubrís porque salió en todos lados.
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13 de mayo de 2015
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No creo que sea tan peligroso, es peligroso como lo es para cualquiera. Por ahí lo que te
decía Silvina es que aprendés que peligroso es vivir en esos barrios, nosotros bueno…
Una vez pasó que tiraron tiros a la gente y de casualidad había unos periodistas
mezclados entre ellos, sino se cuidan mucho los periodistas y también uno sabe cuándo
meterse y cuándo irse o no. No es que vos llegás, te bajás del auto y te tiran. Tenés que
trabajar con respeto en un barrio. Muchas veces me cruzo con delincuentes o con narcos
y establecés una negociación. Les decís: “quiero preguntar esto”; y ellos te dicen: “no,
yo quiero que te vayas”, bueno, perfecto, hasta acá llego.
-¿Como qué?
-Mails, cosas intimidantes, pero nada más.
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-Sí, todo el tiempo. Hay muchas cosas que sé que no las pongo si no tengo manera de
corroborarlo. Hay un marco legal, lo que no está denunciado, lo que no tiene una
investigación, tenés que tener mucho cuidado con ponerlo porque sino después tenés
que probarlo, te pueden citar a declarar. Si no tengo forma de probarlo, no lo voy a
poner. Si lo tenés más o menos resuelto sí.
-¿Tuvo presión?
-No, yo nunca tuve presión.
-¿Cómo es el camino para llegar a la fuente y cuando recién empezaste cómo fue?
-Caminar, estar, estar, estar… laburar. Yo, por ejemplo, tuve fuentes después de mucho
tiempo. De hablar con tipos y te los cruzás y te los volvés a cruzar y un día te empieza a
hablar. Y si no muchas veces organizaciones sociales, las cuestiones barriales son
fuentes claves. Hay organizaciones sociales que no son prácticas en la relación con la
prensa, pero hay otras que laburan muy bien como el M26.
-¿Tuvo presión por parte de algunos jueces para que no publiques determinada
información?
-No, lo que pasa es que para que te apriete un juez tenés que ir a tribunales y yo no voy
a tribunales, es feo. Hay gente que le gusta porque se obtienen cosas muy interesantes,
pero a mí me gusta ir a los barrios, me divierte mucho más. Hoy estuve en General
Lagos por el robo al banco y la pasé bárbaro. Cuando hay mucha información y tenés
que estar atento porque es una nota importante y tenés que estar muy atento para las
descripciones de los lugares, son los días que uno se divierte.
-Un periodista mexicano dice que las muertes se cuentan como una catástrofe
natural, son tantas que no se visibilizan… ¿En Rosario se cubre de la misma
manera?
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-A veces, en general nosotros intentamos contar la historia más allá de los hechos
puntuales, esa es la orden de Silvina, que es mi Jefa. Y La Capital generalmente
también. También hay periodistas y periodistas.
-¿Hay alguna diferencia entre cubrirlo para ‘El Ciudadano’ que para otro medio
de Rosario?
-Que los de ‘La Capital’ tienen un remisero, nosotros vamos con un fotógrafo, que
cobran mejor, entonces van más tranquilos a trabajar. Si llamás a algún lado y decís que
sos de ‘El Ciudadano’ te miran con una cara, si decís que sos de ‘La Capital’ te abren la
puerta y te dan café.
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-¿Lo haría?
-No.
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27 de mayo de 2015
-¿Eso está más vinculado a los hechos policiales o tienen una parte de investigación
específica dedicada al narcotráfico?
-No, está vinculado al hecho policial, en La Capital no hay área de investigación
periodística. La poca investigación que se hace, la hacemos cada uno de nosotros o en
grupo, pero por voluntad propia. Pero está relacionado con lo policial, no hay un grupo
de personas que investiguen pura y exclusivamente el narcotráfico.
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-Han llamado presos para darnos información. Recuerdo la masacre de Coronda que los
presos llamaban para contar su versión porque lo que se conocía es la versión oficial,
del servicio penitenciario, vos no podías acceder a la cárcel.
-¿Por qué cree que acceden a los medios de Buenos Aires y no a los locales?
-No sé, yo creo que tiene que ver con cuestiones políticas, de defenestrar el trabajo que
hace la policía y la justicia santafecina y para hacerlo lo hacen en Buenos Aires, porque
los medios locales están más emparentados con la política y la justicia que a ellos los
investiga; eso por un lado. Por otro lado, porque los medios de Rosario los prejuzgan al
igual que la ciudadanía rosarina. El único que buscó los medios de Rosario fue el
‘Monchi’. Creo que desde el caso Tognoli para acá hay una jugada política desde la
Nación hacia la provincia de Santa Fe, para que Santa Fe aparezca como la provincia
narco. Yo no sé si preparado o no, pero creo que hubo algo. Porque narcotráfico no hay
sólo en Rosario, en el Gran Buenos Aires hay una gran cocina de droga y nadie habla de
eso. Había que debilitar al gobierno socialista en pos de aprovechar el turno electoral;
han perseguido ese fin y no les ha salido.
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-¿Cuáles son aquellos condicionantes que pueden llegar a poner las fuentes que
vayan detrimento de la calidad?
-El anonimato, la negativa hablar; por ahí los momentos de la fuente no es tu momento
periodístico. El diario sale todos los días, necesitás la información hoy y el tipo te dice
necesito 48 horas para ir, dame tiempo porque primero quiero hablar con la jueza o
porque primero quiero hablar con mi cliente, pero vos sabés que la información está
pululando en el ambiente de los medios. En un momento eso explota no por una
cuestión de primicia, pero vos decís: “puucha chee! Lo tengo, ¿por qué me lo tengo que
guardar? La fuente te lo está pidiendo. Y de ese pacto de lo que hablábamos hoy, en el
cual vos le repestás determinadas cosas a la fuente para que la fuente te siga brindando
información. Entonces, le decís te aguanto 48 horas y más de una vez te pasa que en 48
horas la noticia sale por otro medio. Particularmente soy un tipo al que no le gusta
competir. Prefiero información de calidad a una información de primera mano; prefiero
perder en el tiempo y ganar en calidad, pero eso tiene mucho que ver con lo gráfico.
Somos periodistas gráficos, al periodista radial y televisivo lo aprieta más el tiempo;
tenés que tener las cosas en el momento, pero no tenés profundidad.
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-¿Es partidario de las cámaras ocultas o las aplicaciones de los celulares que
permiten grabar las llamadas?
-No, el periodista debe identificarse como tal. Me parece una falta de ética importante.
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-¿Hay alguna diferencia entre cubrir el narcotráfico para ‘La Capital’ que otro
diario de Rosario?
-No, con ‘El Ciudadano’ venimos parejo, Rosario 12 se cuelga a la historia narco
tiempo después cuando empieza a salir a la luz dos años atrás (2013) y hoy por hoy hay
colegas que son especialistas en bandas narcos, cuando muchos de nosotros venimos
cubriendo esto hace 20 años atrás.
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3 de junio de 2015
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-¿Porqué?
-Porque está mucho en el hasta dónde va en el criterio del periodista. El respeto lo tiene
que imponer el periodista, sobre todo, bajándose del caballo cuando va a los lugares.
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-Eso acá no se puede hacer porque tenemos una idea anticuada de lo que es la
exclusividad y se perdió, esto es muy personal. La exclusividad y la primicia ya no
existen. La diferencia el periodista siempre la va a hacer escribiendo, decodificando el
escenario y yendo a buscar la pluralidad de voces al lugar. Lo que pasa es que no
queremos ir porque tenemos miedo a la calle.
-¿Y los condicionantes que les ponen que vayan en detrimento de la calidad de la
información?
-Acá generalmente te retan, porque soy el más salidor de los periodistas. Que salimos
más afuera del área de lo racional somos dos o tres no más. El otro es Claudio Berón y
el otro es a la rifa, cuando hay un crimen que no podés no ir. Al diario no le importamos
los periodistas. Lo que no quieren es tener un problema, porque le van a tener que pagar
un seguro grande a mi vieja o a mi pareja y sería un garrón también, alguno va a llorar
porque te mataron.
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bosillo; estaba tan pasado que le quedó en la campera. Después me tiró con un adoquín,
me pegó en la pierna y me pegaron dos fustazos. En un momento se me cortó el chorro
de adrenalina y pensé: “¿Qué hago yo acá? Me van a matar”. Di media vuelta y salí
corriendo. Me metí en la casa de una señora que había salido de buscar su hijo de la
escuela y la mujer me hizo una denuncia por violación de domicilio. Hasta hace dos
años atrás, podría haber hecho una acción legal contra el diario para pedir dinero, así
que estuve esperando que no llegara la intimación al diario. A mí no me importaba que
me mataran en ese momento, estaba mal. Era una ambición muy estúpida. Hoy piso de
otra manera.
-¿Tuvo presión por parte de los jueces para que no salga determinada noticia?
-No, yo no. Ellos tienen una idea que es muy vieja. El juez habla a través de sus fallos.
Generalmente no te atienden. Con el nuevo sistema cambió un poco, porque no te
pueden negar que vayas a una audiencia oral y pública. Pero en la época del sistema
escrito directamente no te atendían.
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-¿Qué diferencia hay entre cubrir el narcotráfico para La Capital u otro medio de
Rosario?
-La chapa. Hay muchas personas que me atienden en bermudas y remera de Iron
Maiden porque trabajo para La Capital. Si trabajara para Aire Libre ni me atieden. La
Capital sigue siendo el sello. Sin embargo, hay mucha persecución de nosotros mismos.
Los chicos de El Ciudadano creen que a La Capital le dan un montón de información
que en realidad no es así. Hay un montón de gente que les interesa salir en La Capital,
eso es innegable. Pero que alguien te la haga más fácil porque trabajás en La Capital, al
menos a mí no me pasó. Nosotros tuvimos un hecho de quiebre con los chicos de El
Ciudadano, que entendieron que la investigación de Los Monos, el juez Viena se la
abrió solamente a La Capital. Lo que pasó fue que uno de los mejores periodistas del
diario, Lascano, se obsesionó con el tema, abrió todas las puntas que tenía y el
expediente le llegó por seis lugares diferentes. Ellos están convencidos de que Viena se
lo abrió a él y yo que trabajé con Lascano, te puedo asegurar que lo tenía por seis
lugares diferentes. Con mucho interés que saliera en La Capital también, pero eso es una
decisión del que genera la información, no tuya.
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demasiada gente joven que no conoció el laburo formal. Entonces, de tanto tiempo de
no ver a nadie en la familia trabajando de manera formal, se enamoraron de los
estereotipos que te vende el mundo delictivo. También hubo una utilización política. Sin
olvidarnos que la cantidad de muertos fue terrible, la duplicamos. En 2010, tuvimos 124
y el año pasado 264, o sea, en cuatro años la duplicamos.
Creo que tendríamos que definir muy bien qué es crimen organizado. Si el crimen
organizado le ponemos la cuestión política y lo valoramos como un círculo vicioso
donde está metida la política y la justicia, te digo que sí. Si sacamos a la política y a la
justicia del crimen organizado, te digo que no.
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11 de junio de 2015
-¿Los medios avisan al Sindicato antes de cubrir un hecho de esta índole como
método de protección?
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-Los medios como empresa no, los que avisan son los periodistas. No avisan antes. Sin
duda, cuando uno trabaja colectivamente está más cubierto. Por eso, quienes están en
los móviles, quienes cubren policiales, en general, hay una cobertura de estar
comunicados entre sí para no ir sólos. No es lo mismo que haya tres cámaras de
televisión, tres radios, dos diarios, fotógrafos. En general, eso se mueve alrededor que
haya policía, justicia. Esto que yo te digo, el caso de ‘Los Monos’ en la Granada, había
un despliegue desde las 7 de la mañana, por qué diablos mandaron a un periodista a las
7 de la tarde. El año pasado (2014) para nosotros fue un año muy difícil de la cantidad
de denuncias que tuvimos que hacer, comunicados públicos, entrevistas con el Ministro
de Seguridad, pedidos al Gobernador y reuniones con las empresas en busca de lograr
seguridad para las coberturas.
-Uno de los puntos que circula en Internet, es que se creó un pool de medios que
investigaba y publicaba en simultáneo como método de protección.
-Sí, ahora que lo decís recuerdo que Martha Soto nos comentó. Aquí lo que hemos
logrado es el acuerdo entre los compañeros. Quienes hacen los programas a la mañana,
primero se juntaron a desayunar en un bar. Es decir, que hay relaciones previas, de
amistad. Por eso, cuando ocurren este tipo de hechos, alguien de policiales de ‘La
Capital’, seguramente ya se comunicó con alguien de ‘El Ciudadano’.
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18 de junio de 2015
-¿Ustedes van primero por el lado policial o hay un apartado del narcotráfico
exclusivo?
-En Rosario 12 somos poca gente, yo me dedico a narcotráfico junto con una colega que
hace tribunales y nos pasamos información en el mismo ámbito. La rutina hace que
cuando haya temas de causas de narco me aboque yo, pero al ser un plantel tan chico
hacemos otros temas.
-¿Tuvo presión por parte de algún juez para que no se publique determinada
información?
-Siempre tenés que ser responsable en el manejo de la información. Los fiscales siempre
te comparten algunas cuestiones que te piden si se pueden resguardar hasta que
concretado un operativo o esté procesado como mínimo. Es un juego en donde uno sabe
hasta donde ir responsablemente porque no es que nos agrade que producto de una
filtración un narco o un policía corrupto quede libre. Hay que ser profesional con el
manejo de la información.
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-¿Es partidario de las cámaras ocultas o las aplicaciones de los celulares que
permiten grabar las llamadas?
-Es un tema muy polémico, nunca hice una. El periodismo no es un hecho individual, es
colectivo. Muchos pibes nos iniciamos creyéndonos que éramos superhéroes. Vos tenés
que hacer una nota medianamente consensuada con tu secretario de redacción y el
editor, sabiendo que hay un piso en el que te van a bancar y respetar, porque si es tan
pesado, vas a necesitar el respaldo. No trabajo en un medio televisivo para meterme en
ese berenjenal, pero nunca he puesto un grabador sin consentimiento para poder pasarlo
por radio. Rodolfo Walsh no necesitó una cámara oculta. Todo el tiempo lo
mencionamos, pero nos cagamos en su memoria. Seamos correctos. Es un atractivo muy
grande, pero tiene un límite. Y generalmente, se las hacen a los pobres tipos y no a los
ladrones de este país.
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-Siempre los medios tienen líneas editoriales y hay roces y tensiones. Si no existiera eso
sería muy aburrido. Siempre uno trata de llevar la línea más allá. Al medio le sirve, a
uno lo hace seguir sintiendo vivo y al secretario de redacción le termina sirviendo en
función de un producto mejor. Pasa en todos los medios, no hay que verlo como un
fantasma. El que no quiere tener presiones que se ponga un kiosco.
-¿Qué repercusión tuvo entre ustedes cuando balearon la fachada de ‘La Capital’?
-Yo no tengo constancia de ese episodio. Vi en el portal del ‘Pato’ Villanueva una foto
de un portón negro con un abollón. A mí no me consta, sino lo hubiese publicado. Si en
LT8 no me hubiesen dejado, lo hubiese hecho público en otro medio.
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-Los límites éticos que me impone ser una persona decente. Siempre hay que encontrar
el momento, por ejemplo, el dolor humano. Y desde el lado de la seguridad, tampoco
me regalo. Junto con Naymark y De los Santos fuimos de los tres intimidados por la
brigada de policiales. Tiempo después ‘Monchi’ Machuca intentó contactarse conmigo
y me hizo llegar la propuesta de que vaya a su casa a buscar un teléfono para que él
pueda dialogar libremente conmigo y yo me negué. Si querés hablar, bueno, pero están
los teléfonos pinchados. Salía de estar apuntado por la brigada de policiales que nos
tenía entre ojos por haber difundido información que a ellos no les convenía. Entonces,
¿qué voy a ir a la casa de un narco para que ellos me sigan y después me involucren en
una causa? Entonces los límites son de la propia seguridad física, porque no puede ser
que un trabajo nos cueste la vida.
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Agudelo señala que “el proceso de elaboración de la noticia es, básicamente, un proceso
de negociación entre la institución periodística, sus trabajadores y los aparatos de
poder”, y agrega: “Esta negociación muchas veces, a golpes de constancia, termina
siendo asimilada como parte de las rutinas productivas, se institucionaliza” (Agudelo,
s.f.).
Pepe Rodríguez sostiene que “se considera fuente a toda persona que de un modo
voluntario y activo facilita algún tipo de información a un periodista” (Martínez,
22/3/2012).
Así como señala José María Caminos Marcet (1997), “... el periodista profesional, aún
siendo fundamental su tarea, no es nada sin una buena agenda, sin buenas fuentes de
información. Las fuentes son la esencia de la actividad informativa y constituyen el
sello de distinción de los medios de comunicación” (Como se cita en Iunino y Mateo,
2007, p.58).
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Otra de las fuentes a las que se recurre son los denominados off the record, donde
resulta necesario preservar la identidad de la persona, ya que es –tal como lo denomina
Rodríguez- una “fuente confidencial”.
En algunas ocasiones, a los periodistas no les queda otro remedio que acudir a los
mismos delincuentes. Martha Soto afirma que “a veces se trata de la única alternativa
para conseguir algún tipo de información”. Aunque destaca que “muchos periodistas no
son partidarios de esa ‘colaboración” (Soto, s.f.).
Por otro lado, hay que mencionar los datos escritos: “Es oportuno incluir en esta
categoría tanto a los documentos secretos que sirven para avalar una confidencia de una
fuente de información como a los archivos públicos y privados, libros, textos, revistas
especializadas, etc.” (Caminos Marcet, 1997, p.20).
Finalmente, Santoro habla de una fuente muy controversial: las cámaras o micrófonos
ocultos. Es un método que posibilita conseguir información importante, pero
incurriríamos en la violación al derecho a la privacidad.
En este sentido, es preciso detallar que tanto el primero como el segundo caso
corresponden a fuentes de información. Aunque además de ser fuente, el gobierno
primero es auspiciante de los diarios. El tercer factor representa las directivas que darán
los dueños en función del rédito económico y la línea editorial. Estos elementos
interfieren en las rutinas productivas y empobrecen la calidad de la información.
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Justificación
En el mismo artículo, El País, señala que el Diario La Capital ha sido baleado por los
narcotraficantes, por su vinculación con el socialismo. “El diario rosarino La Capital,
estrechamente ligado al poder provincial del socialismo, fue baleado hace meses durante
la madrugada. El periódico silenció el suceso y algunos de sus empleados no se
enteraron hasta esta semana, aunque aún puede apreciarse el impacto de una bala en la
puerta de hierro y el de otras en la fachada” (Peregil, 22/3/2014).
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Ante esta problemática, resulta interesante estudiar cómo cubren el narcotráfico los
diarios rosarinos (La Capital, El Ciudadano y La Gente y Rosario 12), para entender
más de cerca el abordaje de este delito y la relación con las fuentes. Teniendo en cuenta
las complicaciones que pueden llegar a tener cuando se meten en temas tan complejos
como éste, donde confluyen el poder político, los delincuentes y los medios de
comunicación muchas veces tienen demasiados “palos en la rueda”.
Por último, en cuanto a lo profesional, resulta atractivo conocer por dentro el proceso de
las rutinas productivas y el tratamiento de las fuentes para interiorizarnos sobre el
vínculo con las partes y la manera de accionar.
Antecedentes
De los materiales consultados se puede observar que hay enfoques hacia el periodismo
policial, tanto en medios gráficos como en las radios, respecto a la construcción de la
noticia o el tratamiento de fuentes, pero cada uno se diferencia porque se aboca a una
situación particular. Sin embargo, el presente trabajo trata de las fuentes y las rutinas
periodísticas, pero relacionado a un delito mayor como el narcotráfico.
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Detrás de las huellas narco
Juan Pablo Robledo, por su parte, analizó la noticia policial y los criterios de
noticiabilidad en los diarios La Capital y El Ciudadano & La gente para la construcción
de las rutinas productivas; y la relación entre la noticia policial y las fuentes
informativas, a partir del crimen de Sandra Cabrera (Robledo, 2012).
Interrogante
¿Cómo incide el vínculo con las fuentes en las rutinas productivas relacionadas al
narcotráfico y cómo esto influye en la calidad de la información?
Objetivos
General
-Conocer cómo son las rutinas periodísticas en cuanto al tratamiento de fuentes en la
temática del narcotráfico y la relación con la calidad de la información.
Específicos
-Describir las rutinas periodísticas relacionadas al acceso a las fuentes, propia de la
noticia de esta temática.
-Analizar el vínculo entre periodistas y fuentes.
-Conocer el impacto del uso de las fuentes en la calidad informativa y sus
condicionantes.
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Planificación
El presente trabajo se dividirá en distintas etapas, con plazos estimados para llevar un
orden en la investigación.
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Bibliografía
Agudelo, I. (Sin Fecha). Influencia de las rutinas productivas en la construcción del
acontecer nacional. El caso de Siglo 21, periódico de Guadalajara, México.
Recuperado de
<http://www.publicaciones.cucsh.udg.mx/pperiod/comsoc/pdf/28_1996/83-113.pdf>.
[Consultado 25 noviembre de 2014]
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Detrás de las huellas narco
Soto, M. (Sin Fecha). Éxitos, desafíos y dificultades del periodismo sobre narcotráfico
en Colombia. Recuperado de <
www.institutodeprensa.com/laredo/Martha%20Soto.doc>. [Consultado el 29 de
noviembre de 2014]