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situaciones de emergencia.
La inundación de marzo de 2007
en los diarios rosarinos.
Proyecto
Tema……………………………………………………………………………………..4
Descripción………………………………………………………………………………4
Justificación…………………………………………………………………………….10
Interrogante……………………………………………………………………………..14
Objetivos………………………………………………………………………………..14
Introducción…………………………………………………………………………....19
Conclusión..…………………………………………………………………………...104
Bibliografía…………………………………………………………………………....115
Anexo………………………………………………………………………………….122
Tema
Descripción
Entre estos sucesos, cabe mencionar la inundación del barrio Empalme Graneros en
1986, los saqueos de 1989 y 2001, y la aparición de casos de cólera a raíz de la
epidemia de esa enfermedad en la década del noventa; las caídas de granizo en
noviembre de 2006 y febrero de 2009; la inundación de principios de 2007 y el temporal
de octubre de ese mismo año; los accidentes con víctimas múltiples en las rutas y
autopistas que comunican la ciudad con otras localidades2, además de los brotes de
dengue y la pandemia de la denominada Gripe A en 2009; sin olvidar, por supuesto, el
derrumbe del edificio de calle Salta 2141 a causa de una fuga de gas en agosto de 2013.
1
En el libro Intervención psicológica en situaciones de emergencia y desastres, el psicólogo español Luis
De Nicolás especifica: “La emergencia es una situación que aparece cuando en la combinación de
factores conocidos, surge un fenómeno o suceso eventual, inesperado y desagradable, por causar o poder
causar daños o alteraciones en las personas, los bienes, los servicios o el medio. La emergencia supone
una ruptura de la normalidad de un sistema […]” (DE NICOLÁS, 2000: 56).
2
Algunas de las rutas de acceso a Rosario están entre las más peligrosas del país. Según el Centro de
Experimentación en Seguridad Vial (Cesvi, 2011), la ruta 9 es la segunda ruta más peligrosa, con el 11%
del total de siniestros de todo el país, mientras que la ruta 34 es la quinta más peligrosa, con el 5% de los
accidentes:
<https://www.cesvi.com.ar/SeguridadVial/Estadisticas/2011/relevamiento_rutas.htm>.
Precisamente, a raíz de la frecuencia con la que se suceden este tipo de eventos, surge
una preocupación que deriva en el interés de conocer el modo en que la prensa local
aborda las situaciones de emergencia. Para averiguarlo se tomará como caso testigo la
inundación que azotó a Rosario a fines de marzo de 2007, aunque se tendrá en cuenta el
conocimiento construido en investigaciones anteriores respecto a otros episodios
similares, algunos de los cuales han sido aludidos recientemente.
Por cierto, en un Trabajo Final Integrador (TFI) referido a la inundación que tuvo lugar
en 2003 en la capital santafesina, la periodista Alejandra Busiemi destaca que en esa
oportunidad “los medios de comunicación se convirtieron en portadores de información
esencial para transmitir las acciones impulsadas por las autoridades y la situación de los
barrios anegados y de los afectados” (BUSIEMI, 2005: 3).
No obstante -y sin soslayar la importancia del rol desempeñado por los medios de
comunicación-, uno de los supuestos del presente estudio respecto a la inundación de
3
En un artículo de la revista Actualidad Psicológica, el psicoanalista argentino Edgardo Grinspon
sostiene: “La característica esencial de las neurosis traumáticas es la aparición de síntomas luego de la
exposición a un acontecimiento estresante y extremadamente traumático donde el individuo se ve
envuelto en hechos que representan un peligro o amenaza para su vida e integridad. El cuadro sintomático
incluye la presencia […] de embotamiento de la capacidad de respuesta […]. A su vez, esta imposibilidad
de procesamiento será inferida a partir de una situación económica particular […]” (GRINSPON, 2008:
8).
4
En lo que compete a la responsabilidad social del periodismo, el Código latinoamericano de ética
periodística elaborado por la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap), subraya: “El periodismo
debe ser un servicio de interés colectivo, con funciones eminentemente sociales dirigidas al desarrollo
integral del individuo y de la comunidad. El periodista debe participar activamente en la transformación
social […]” (FELAP, 1979: Art. 1º).
5
En el artículo “Comunicación de masas, gusto popular y acción social organizada”, los sociólogos
norteamericanos Paul Félix Lazarsfeld y Robert King Merton indican: “Los mass-media confieren
categoría, status, a cuestiones públicas, personas, organizaciones y movimientos sociales”
(LAZARSFELD y MERTON, 1977: 30).
En cuanto a Rosario 12, los días de semana sólo consta de ocho páginas, y su plantel
está compuesto por unos pocos periodistas fijos y varios colaboradores. Su
particularidad es el énfasis en los derechos humanos y en las cuestiones político-
sociales. Asimismo, tal como ocurre con El Ciudadano, parte de su staff tiene una
presencia activa en el Sindicato de Prensa Rosario (SPR).
Los tres medios gráficos recién aludidos comparten varias cualidades. Por un lado, al
ser de tirada diaria elaboran productos similares, principalmente bajo el formato de
noticias y crónicas, aunque también incluyen columnas editoriales, humor gráfico y
notas de opinión. El material que presentan está dividido en secciones diferenciadas en
función de su respectivo contenido informativo: de índole local, nacional, regional o
mundial; información general, deportiva, política y de espectáculos.
Pero, sobre todo, al ser diarios locales están estrechamente ligados a un público lector
que comparte no sólo un mismo espacio geográfico, sino también intereses e
inquietudes vinculadas al devenir de su ciudad y su región. Por ende, los profesionales
de La Capital, El Ciudadano y Rosario 12 seleccionan principalmente ciertos asuntos
que hacen a la agenda temática6 local.
6
En un célebre estudio acerca de la agenda de la prensa, los catedráticos Maxwell Mc Combs y Donald
Shaw apuntan: “Cada día los editores y los directores de noticias –los porteros en los sistemas de medios
informativos- deben decidir qué ítems deben pasar y cuáles rechazar. Además, los ítems que pasan por la
puerta no son tratados de manera igual cuando se los presenta al público. Algunos son usados
extensivamente, otros reducidos severamente” (MC COMBS y SHAW, 1986: 89).
7
Al respecto, la académica española Raquel Rodríguez Díaz advierte: “Muy unido a los issues o temas
constantes, pero distintos de ellos, existen otros colaterales denominados events o acontecimientos que,
según el momento y las circunstancias, aparecerán conjuntamente en las portadas de los medios como si
fueran issues. Estos events o acontecimientos noticiosos son aquellos relacionados con accidentes, entrega
de premios o desastres naturales” (RODRÍGUEZ DÍAZ, 2004: 30).
8
MC COMBS, Maxwell, y SHAW, Donald, op. cit, p. 89.
9
Por cierto, en su libro La construcción de la noticia, Miguel Rodrigo Alsina (2005: 47) alude a “la
construcción selectiva del conocimiento social”, una de las funciones ideológicas de los mass media
identificadas por Stuart Hall (1981: 134-386).
10
Rosario 12, miércoles 28 de marzo de 2007, págs. 2 y 3, en Anexo, págs. 325 y 326.
A priori, se identifican tres etapas sucesivas que tuvieron su correlato en los diarios
rosarinos: la primera contemplaría desde la inundación propiamente dicha –con la
consiguiente evacuación de miles de personas- hasta el regreso de los evacuados a sus
hogares; la segunda estaría dada por los reclamos posteriores, tendientes a obtener un
resarcimiento económico para los inundados12; y la última, más lejana a la inundación,
correspondería a una serie de denuncias y manifestaciones contra la supuesta
especulación inmobiliaria de la que habrían sido objeto algunos territorios ubicados
sobre el extremo noroeste de la ciudad, una de las zonas más castigadas por el
temporal13. Estas etapas resultan de utilidad para marcar un límite posible en el
relevamiento de los diarios y, en este sentido, al menos la primera de ellas se torna
fundamental en el presente estudio.
11
Clarín, jueves 29 de marzo de 2007, El temporal en Rosario provocó más cortes de luz e inundaciones.
“Hubo 4.000 evacuados en el tercer día consecutivo de lluvias”:
<http://edant.clarin.com/diario/2007/03/29/sociedad/s-03601.htm>.
12
Rosario 12, domingo 20 de mayo de 2007, p. 1 (portada), El nuevo Alberdi. “Los vecinos de Nuevo
Alberdi se autoconvocaron después de las inundaciones de fines de marzo para reclamar obras y
resarcimiento por las pérdidas”:
<http://www.pagina12.com.ar/visor/fotos/rosario/20070520/tapa_o/070520.JPG>.
13
La Capital, miércoles 5 de septiembre de 2007, Piden defender a Nuevo Alberdi Oeste de la
especulación inmobiliaria: <http://archivo.lacapital.com.ar/2007/09/05/ciudad/noticia_414923.shtml>.
Esta carencia genera que, ante la irrupción de eventos críticos, la valoración de los
hechos quede librada a las impresiones y los criterios personales de los periodistas,
resultando ajena a cualquier tipo de capacitación o fundamento teórico respecto a la
cobertura de emergencias y al tratamiento informativo del dolor. Así, desde un habitual
accidente de tránsito con víctimas fatales hasta la explosión de una fábrica militar, la
inundación de una localidad o un estallido en una central de energía nuclear suelen ser
igualmente calificados como “desastre” o “tragedia”, aunque se trate de incidentes de
diferente magnitud y relevancia social, y derivados por circunstancias disímiles.
14
Según se desprende del Código de Ética del Foro de Periodismo Argentino (Fopea), el periodista sirve
“al interés público, nunca a objetivos sectoriales ni personales, y se debe considerar a la información
como un bien social” (FOPEA, Código de Ética, Art. 25).
A modo de ejemplo, el TFI denominado “Santa Fe, la inundación y los medios gráficos
de Rosario” omite la delimitación semántica de los conceptos reproducidos por los
periódicos para calificar el suceso, y tampoco analiza algunos aspectos vinculados a la
presentación de la información que este estudio pretende abordar, como la posible
magnificación del acontecimiento y el status18 otorgado a los actores sociales.
De la misma manera, la autora del citado TFI menciona que la capacitación profesional
en catástrofes naturales minimizaría rasgos negativos de la cobertura periodística, tales
como la confusión de conceptos y el otorgamiento de entidad a rumores, aunque nunca
desarrolla dicha proposición, que puede ser profundizada. Otra diferencia sustancial es
15
<http://www.slideshare.net/marketingpolitico/tcnicas-de-comunicacin-para-abordar-situaciones-de-
emergencia-1304925>
16
Guía práctica de salud mental en situaciones de desastres, Cap. IX, “La comunicación social en el
manejo de los problemas psicosociales en situaciones de desastres”, Organización Panamericana de la
Salud (OPS), 2006, págs. 169-183.
17
<http://seminariosiset18.blogspot.com.ar/2009/09/la-comunicacion-en-tiempos-de.html>
18
LAZARSFELD, Paul, y MERTON, Robert, op. cit, p. 30.
Por otra parte, se trata de un evento cuyo tratamiento periodístico no fue previamente
investigado en un marco académico. Además, esta investigación presupone el abordaje
de los medios gráficos locales sobre una situación de emergencia acontecida en la
misma ciudad a la que éstos pertenecen. En este sentido, la sucesión de diversos
episodios de crisis que golpearon a los rosarinos –brevemente señalada en la descripción
introductoria- también amerita abocarse, al menos, a uno de ellos.
Por otro lado, la inundación de 2007 tuvo desde sus inicios implicancias sociales y
políticas que dotaron al acontecimiento de relevancia periodística. Hubo evacuados,
acampes y piquetes. Algunos actores sociales, como Giros y el sacerdote Daniel Siñeriz,
cobraron notoriedad19. A propósito, un tiempo después de bajadas las aguas
denunciaron públicamente que Nuevo Alberdi era motivo de especulación inmobiliaria.
19
Rosario 12, lunes 20 de agosto de 2007, El rol del cura Daniel Siñeriz en el barrio:
<http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/subnotas/9917-1286-2007-08-20.html>.
Tal vez por el calibre de sus denuncias o por su trabajo territorial, estos actores sociales
continuaron teniendo un espacio en la prensa. Más aún cuando aquellos terrenos
siguieron en disputa, dando lugar a situaciones conflictivas con diversas autoridades
públicas y con representantes de intereses económicos privados22.
El acceso a los actores sociales mencionados hasta aquí, quienes, a su vez, establecieron
vínculos con los periodistas que recolectaron, seleccionaron, editaron y presentaron las
noticias derivadas de la inundación, facilita la posibilidad de entrevistar a los
profesionales de los diarios locales que intervinieron en el acontecimiento. De este
modo, el estudio del caso planteado se hace factible.
Entre las motivaciones personales que determinaron la elección del tema, no se puede
soslayar que el autor de esta investigación se desempeña en un área del Estado que se
ocupa de acoger, evaluar, asistir y canalizar la demanda de emergencias y urgencias
médicas dentro de Rosario y su región. Se trata de un ámbito en el que se trabaja en un
contexto de tensión y estrés que da lugar a reclamos, acusaciones y amenazas, y donde
fundamentalmente se comprueban las complicaciones que generan los malentendidos,
los rumores, las informaciones inexactas o contradictorias y la entidad y credibilidad
que se les otorga a ciertos actores.
20
Rosario 12, lunes 20 de agosto de 2007, p. 1 (portada), Pinta otra Aldea:
<http://www.pagina12.com.ar/visor/fotos/rosario/20070820/tapa_o/tapagr.jpg>.
21
El Ciudadano, sábado 28 de noviembre de 2009, El municipio dio permiso de obra en zona no
urbanizable: “El secretario General municipal, José Garibay, admitió ayer ante los propios vecinos de
Nuevo Alberdi y la ONG Giros que las obras de gas que se iniciaron en la zona no urbanizable de ese
barrio se hicieron con permisos municipales”:
<http://www.elciudadanoweb.com/el-municipio-dio-permiso-de-obra-en-zona-no-urbanizable/>.
22
La Capital, jueves 18 de diciembre de 2008, Piden que el municipio frene al avance de un barrio
privado en Nuevo Alberdi: <http://www.lacapital.com.ar/contenidos/2008/12/18/noticia_0046.html>.
Interrogante
Objetivos
Objetivo general:
Objetivos específicos:
- Reconocer los temas o aspectos en los que hicieron mayor hincapié los diarios
rosarinos para presentar las noticias sobre la inundación de 2007.
23
Entre sus valores, la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (Fnpi) destaca al periodismo
entendido como servicio público: “Entendemos al periodismo como un servicio público que, por tanto,
debe ser responsable y útil ante la sociedad”: <http://www.fnpi.org/fnpi/mision-y-valores/>.
Planificación
Entre enero y febrero también se procurará obtener el material teórico destacado como
de posible mayor utilidad de acuerdo al relevamiento bibliográfico expuesto en los
antecedentes. Este material será leído, discriminado, ordenado y ampliado según su
pertinencia durante el receso de verano y hasta el mes de marzo, lo que permitirá dotar
de un abordaje teórico a la investigación. Por otra parte, el estudio ya contará con la
evidencia empírica proporcionada por las páginas de los periódicos relevados con
anterioridad.
En las entrevistas se intentará que los profesionales describan sus prácticas: las tareas
que llevan adelante habitualmente, cómo cotejan la información y los criterios más
frecuentes a la hora de seleccionar las fuentes, los informantes y los temas; las
singularidades de la noticia como formato, la valoración que tienen de su trabajo, etc.
Pero fundamentalmente se indagará respecto a la influencia de un contexto de
emergencia (la inundación de 2007) en la construcción de la información.
Asimismo, algunos integrantes del movimiento Giros –tantas veces mencionado en este
proyecto- son estudiantes avanzados de la carrera de Comunicación Social, mientras que
otros ya están graduados, de modo que podrían aportar al menos una mirada inicial
sobre el tratamiento periodístico-mediático de la inundación de 2007, situación de
emergencia en la que intervinieron y en la que, además, fueron consultados como
fuentes de información. De hecho, el estudiante ya cuenta con una entrevista pretérita a
uno de sus integrantes.
Se estima que el proceso de pautar, preparar, realizar y editar las entrevistas llevará
aproximadamente un mes entero –marzo-, dependiendo de la disponibilidad de las
fuentes y del estudiante.
Redacción: Como esta instancia también será evaluada e implica reunir todo el material,
darle coherencia global y local a cada ítem y citar correspondientemente las fuentes,
abarcará dos meses (mayo y junio).
Sin embargo, al momento de recopilar los términos utilizados por los diarios para
calificar la emergencia y de establecer la frecuencia con la que aparecieron publicados,
se aplicarán herramientas propias del método cuantitativo, aunque en vistas a una
Por lo demás, se estudiará desde una perspectiva inductiva, esto es, con datos
particulares -y a partir de un caso particular-, pero a fin de integrarlos y de aportar
conocimiento sobre la incidencia de los escenarios de emergencia en las condiciones de
producción de la noticia.
En noviembre de 2006 Rosario fue golpeada por un granizo inusual. Unos meses
después, durante la última semana de marzo de 2007, cayeron 487 milímetros de agua.
La marca superó un récord de 40 años y también la capacidad de los canales Ibarlucea y
Salvat. Como si fuera poco, los arroyos Ludueña y Saladillo pusieron en vilo a vastos
sectores de la ciudad, mientras que el Paraná erosionó algunos tramos de la zona de
barrancas con un desenlace fatal.
Esta breve reseña muestra que las situaciones de emergencia, aún considerando
solamente las relacionadas a las vicisitudes climáticas, poco a poco se fueron
incorporando casi al orden de lo habitual. Evidentemente, la frecuencia de este tipo de
sucesos parecería todavía mayor si también se mencionaran los eventos que no
responden a causas naturales, o bien aquellos acontecidos fuera de la ciudad: incendio
del local República Cromañón (2004); tragedia del tren Sarmiento (2012); explosión de
calle Salta 2141 (2013); incendio y derrumbe en Barracas (2014); inundaciones en Santa
24
Redacción Rosario, lunes 22 de octubre de 2012, Otra vez el agua en Nuevo Alberdi:
<http://www.redaccionrosario.com/nuevo/2012/10/22/otra-vez-el-agua-en-nuevo-alberdi/>; La Capital,
martes 23 de octubre de 2012, Nuevo Alberdi fue afectado por el desborde del canal Salvat:
<http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2012/10/edicion_1448/contenidos/noticia_5150.html>.
25
Rosario 12, martes 23 de octubre de 2012, La tormenta sacudió a toda la región:
<http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/10-36118-2012-10-23.html>; La Capital,
martes 23 de octubre de 2012, Roldán sufrió una implacable lluvia de 150 milímetros:
<http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2012/10/edicion_1448/contenidos/noticia_5300.html>.
26
La Capital, viernes 21 de diciembre de 2012, En pocas horas, el Gran Rosario padeció el peor
temporal en décadas:
<http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2012/12/edicion_1506/contenidos/noticia_5320.html>
27
La Capital, viernes 21 de diciembre de 2012, La tormenta castigó a Fisherton, que quedó cubierto por
un metro de agua:
<http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2012/12/edicion_1506/contenidos/noticia_5170.html>
28
La Capital, viernes 21 de diciembre de 2012, Rosario vivió un día signado por la tensión:
<http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2012/12/edicion_1506/contenidos/noticia_5300.html>.
En suma, la frecuencia de estos fenómenos hace que los cronistas estén cada vez más
expuestos a tener que abordar situaciones de emergencia. Como sostiene la periodista
Sibila Camps “[…] las catástrofes ocurren en cualquier lugar. En función de una
cobertura periodística, le toca cubrirlas tanto a un diario de tirada nacional, como a una
FM de un pueblo, como al corresponsal en provincia de un canal de aire de la Capital
Federal. […] Dicho en otras palabras, ningún medio, por más pequeño que sea, está
exento de cubrir una catástrofe” (CAMPS: 1999: 18).
No obstante, el espacio privilegiado que ocupó el tema en los matutinos locales también
puede explicarse por otras motivaciones que lo dotaban de una inusual noticiabilidad.
Basta pensar que la inundación, como situación de emergencia, suscitó una infinidad de
complicaciones que modificaron la rutina de la ciudad, alterando la vida de miles de
personas: hubo evacuados, autoevacuados, barrios anegados, viviendas estropeadas,
escuelas y organismos públicos cerrados, suspensión de actividades recreativas, calles y
Por ende, si como postula el sociólogo Mauro Wolf (2004: 126), en primer lugar son
noticiables los acontecimientos que constituyen y representan una ruptura con respecto
al curso habitual de las cosas –es decir, “lo que altera la rutina”-, la noticiabilidad de la
inundación resultaba entonces inapelable. Aclarado el interés periodístico del caso, es
oportuno subrayar que ese mismo escenario disruptivo planteaba algunos desafíos para
los cronistas.
A propósito, si bien hay estudiosos que, como Camps, identifican las características
genéricas que se derivan de todas las situaciones de emergencia, aquí sólo cabe
mencionar aquellas que sobresalieron durante la inundación, influyendo en su cobertura
periodística; a saber: que la irrupción del evento tuvo repercusiones de índole muy
diversa (sanitaria, económica, política y social, entre otras); que sus consecuencias
cambiaban de forma constante, agravándose, atenuándose y prolongándose; que se
presentaron dificultades para acceder a los lugares afectados; que acarreó un ámbito de
caos, urgencia, drama y estrés -para los damnificados y para los cronistas-; que el
trabajo se tornó extenuante porque el suceso demandaba una gran exigencia; etcétera.
Por otro lado, cabe aclarar que inicialmente este estudio se había delimitado en el barrio
Nuevo Alberdi de la periferia noroeste de la ciudad, la zona más afectada por el
temporal de 200729. Sin embargo, al repasar los periódicos se comprobó que otros
asentamientos también habían resultado anegados, perjudicados o amenazados 30, e
incluso que se trató de una emergencia provincial que mereció una declaración
homónima por parte de la Legislatura santafesina31.
29
<http://wikimapia.org/4176082/Barrio-Nuevo-Alberdi>.
30
Ver Anexo, “Recurrencia de barrios y asentamientos de la ciudad”, págs. 169-170, 178-179 y 186-187.
31
Rosario 12, viernes 6 de abril de 2007, p. 3, en Anexo, p. 350: “En pleno Jueves Santo, la Legislatura
aprobó ayer en un trámite express el mensaje del gobernador Jorge Obeid, a través del cual se declara en
situación de emergencia y zona de desastre a doce departamentos de la provincia […]”.
32
La Capital, viernes 30 de marzo de 2007, Se suspendió el fútbol en Santa Fe:
<http://archivo.lacapital.com.ar/2007/03/30/ovacion/noticia_377389.shtml>
33
Rosario 12, miércoles 28 de marzo de 2007, Por culpa de la lluvia, se suspendió el festival de rock:
<http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/12-7910-2007-03-28.html>.
En resumidas cuentas, las líneas que siguen son el corolario de una indagación que
procura examinar, a partir de un caso concreto y desde la especificidad del campo
profesional, un ámbito poco estudiado dentro del periodismo: la incidencia de los
escenarios de emergencia en la construcción de la noticia. Cada uno de los capítulos
trazados intenta brindar algún tipo de saber válido en ese sentido.
1. 1 El concepto de emergencia
34
Para ampliar, véase “Comunicación en emergencia. Delimitación conceptual”, entrada publicada en el
blog Comunicación en Emergencia por el periodista, psicólogo social y profesor Fabio Montero en mayo
de 2011, en el marco del curso homónimo dictado en el Iset Nº 18 entre mayo y julio de ese año
<http://comunicacionenemergencia.blogspot.com.ar/>.
35
Ídem.
36
Según consta en la portada de Rosario 12 correspondiente al domingo 8 de abril de 2007, un parte
meteorológico emitido el 25 de marzo por la empresa Weather Watch había alertado sobre precipitaciones
abundantes “con peligro de inundaciones locales”. Efectivamente, al día siguiente –el lunes 26-
comenzaron a inundarse algunos sectores de Rosario y de otras localidades de la provincia de Santa Fe.
37
En una noticia institucional publicada en el portal de la UNR, la psicóloga y magíster en Salud Mental
Susana Sainz sostuvo que “lo fundamental en las situaciones de emergencia es la preparación previa de
las personas”: <http://unr.edu.ar/noticia/4699/curso-sobre-salud-mental-en-situaciones-de-emergencia>.
En este sentido, Sainz consideró que toda situación de emergencia se caracteriza por
ocasionar un golpe emocional que se traduce en una gama de manifestaciones tanto
individuales como colectivas39. A propósito, apuntó que la Organización Panamericana
de la Salud (OPS) adoptó la expresión psicosocial “para dejar en claro que el impacto
[que provoca una emergencia] no es únicamente de índole subjetivo ni solamente
social”, sino que, precisamente, se da “en la articulación entre los procesos internos de
las personas y la interacción social de los sujetos”. A modo de ejemplo, Sainz mencionó
la pérdida de viviendas y de puestos de trabajo, dos circunstancias hipotéticas derivadas
de una emergencia que permiten inferir las repercusiones tanto psicológicas como
sociales que conllevaría semejante modificación en las condiciones de vida40.
Por otra parte, es preciso señalar que las cualidades consideradas en esta definición
concuerdan con los atributos presentes en la inundación de marzo de 2007, a la vez que
38
Entrevista a Susana Sainz, Anexo, p. 123.
39
Exposición de Susana Sainz en el curso “Comunicación en Emergencia”, Iset Nº 18, junio de 2011.
40
Entrevista a Susana Sainz, Anexo, p. 124.
41
Ídem.
Una catástrofe, en tanto, acarrea un número de víctimas y daños aún más elevado,
superando la capacidad de respuesta ya no sólo de la localidad involucrada, sino del
país. Como se ve, un desastre y una catástrofe requieren “un despliegue extraordinario
de medios materiales y humanos”43.
42
Entrevista a Susana Sainz, Anexo, p. 124.
43
Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Guía para la cobertura
periodística responsable de desastres y catástrofes, “Definición y clasificación de desastres y
catástrofes”: <http://www.defensadelpublico.gob.ar/sites/default/files/guiacatastrofes_0.pdf >.
44
Unesco, Manual de gestión de riesgos de desastre para comunicadores sociales, 2011, p. 11.
Aunque por sus propios atributos es imposible saber cuándo va a suceder una
emergencia, con frecuencia existen indicios que permiten avizorar su posible desenlace,
de modo que la prensa puede desestimarlos o valorarlos. Así, pese a que sus
advertencias no lograron una oportuna repercusión, las personas damnificadas por la
inundación declararon en los periódicos que ellas mismas ya habían presagiado y
anunciado su destino de bienes estropeados y evacuación.
Esto quedó expuesto en los diarios a través de una variedad de testimonios vivenciales
que, sin embargo, cobraron notoriedad recién una vez acontecida la emergencia. Para
ejemplificarlo basta citar dos fragmentos donde se evidencia que algunos rosarinos
convivían con circunstancias concretas que los enfrentaban a la amenaza recurrente de
sufrir inundaciones: “Viven en barrio Industrial hace 20 años y cada vez que llueve
mucho se codean con el agua. <<Porque no tenemos desagües>>, explica la mujer.
<<Hace un mes hicimos un piquete de once días en las vías para que limpiaran las bocas
de tormenta que la gente llenó de escombros y basuras, pero no pasó nada>>, relató […]
recordando la inundación que sufrieron un mes atrás”45. “[…] esta zona hace añares que
se inunda, así que no es posible que esta persona [el responsable de Promoción Social
del Distrito Norte] venga a las dos de la tarde del lunes y la propia gente le avise que se
va a desbordar el canal [Ibarlucea] y él rechace trasladarlos”46.
A priori, de los pasajes citados se desprende que estas señales consistían en condiciones
específicas que habían sido advertidas principalmente por quienes habitaban los
territorios amenazados, en función de sus experiencias de vida. En tal sentido, la
periodista Silvia Carafa consideró: “Los vecinos siempre te van a contar desde la
demanda insatisfecha, y aparte ellos están en el terreno, se la ven venir. Si el agua no
tiene por dónde salir, si no hay caída, si no tienen esto ni aquello, se la ven venir”47. El
testimonio de una abuela evacuada corrobora las palabras de Carafa: “Mi casa tiene
45
La Capital, miércoles 28 de marzo de 2007, p. 4, en Anexo, p. 196.
46
Rosario 12, miércoles 28 de marzo de 2007, págs. 2 y 3, en Anexo, págs. 325 y 326.
47
Entrevista a Silvia Carafa, Anexo, p. 140.
Para la especialista Susana Sainz, la desestimación de las advertencias que formulan los
vecinos amparándose en sus experiencias de vida es “el guión típico de las situaciones
de emergencia. En general la población advierte que algo va a suceder, en Santa Fe pasó
lo mismo y en la inundación del 86 también”51. Por lo tanto, lejos de ser una
particularidad exclusiva del caso, existen antecedentes y voces calificadas que dan
48
La Capital, miércoles 28 de marzo de 2007, p. 4 en Anexo, p. 196.
49
Testimonio del párroco Daniel Siñeriz, Rosario 12, miércoles 28 de marzo de 2007, p. 2, en Anexo, p.
325.
50
La Capital, sábado 31 de marzo de 2007, p. 8, en Anexo, p. 216.
51
Entrevista a Susana Sainz, Anexo, p. 125.
En lo que compete a la prensa, una vez que varios sectores de la ciudad se encontraban
inundados, los tres diarios locales se hicieron eco del temor que tenían los vecinos de
los barrios 7 de Septiembre, Empalme Graneros, Hostal del Este, Lisandro de la Torre,
Sarmiento y Stella Maris acerca de la posibilidad de que el arroyo Ludueña colapsara en
sus distintos tramos, ya sea a cielo abierto o entubado53. En cambio, una suerte muy
distinta corrieron los llamados de atención previos a la emergencia, como los llevados
adelante por los pobladores que habían anticipado los desbordes de los canales Ibarlucea
y Salvat.
Entre las razones que permitirían dilucidar este cambio de actitud -al parecer,
compartido por la prensa y las autoridades-, Sainz aseguró que la problemática de las
emergencias “no es convocante” antes de su ocurrencia: “Sí después de que pasa algo
[…], pero eso dura como la espuma”. Y, basándose en su trayectoria, la especialista
brindó una interpretación crítica sobre el desempeño de los medios de comunicación en
situaciones de crisis: “El periodismo amarillista tiene que mostrar la catástrofe, el
desastre. Llevo desde el 82 con todo esto […] y siempre veo lo mismo, incluso como
docente de estas cuestiones: que no da rédito aquello que no es sensacionalista”54.
Más allá del tratamiento que se le dé a la información, no debe perderse de vista que la
prensa se nutre fundamentalmente de los hechos que ya sucedieron o que están
sucediendo, y no de aquello que es probable que suceda. No es sino frente al
52
Según manifestó Sainz en la noticia institucional de la UNR citada en p. 25, Nota 37, en la inundación
que padeció la capital provincial en 2003 las autoridades desestimaron los conocimientos y advertencias
de los habitantes de la ribera, y eso impidió que la ciudad se preparara para afrontar la emergencia: “Los
pescadores sabían que los caracoles ponen sus huevos a una cierta distancia del cauce del agua que indica
hasta dónde va a llegar la crecida ese año. En ese momento los caracoles habían desovado muy lejos del
cauce, entonces los oriundos avisaron a las autoridades pero éstas no lo tomaron como un signo de
posible desastre”:
<http://unr.edu.ar/noticia/4699/curso-sobre-salud-mental-en-situaciones-de-emergencia>.
53
El jueves 29 de marzo El Ciudadano mostró en su foto de portada la embocadura del arroyo Ludueña,
mientras que La Capital hizo lo propio con la desembocadura, junto a un pequeño cuadro que decía:
“Punto crítico. El Ludueña puso en vilo a todo un barrio” (Anexo, págs. 274 y 198). Rosario 12, por su
parte, incluyó en su interior el título “Todas las miradas puestas en el arroyo Ludueña” y lo acompañó con
una foto (Rosario 12, Jueves 29 de marzo, p. 3, en Anexo, p. 329). El sábado 31 de marzo se utilizaron
títulos como “El Ludueña desbordó desesperación” y “Todos los ojos en el Ludueña” (La Capital, sábado
31 de marzo, p. 8, en Anexo, p. 216; El Ciudadano, sábado 31 de marzo, p. 3, en Anexo, p. 286).
54
Entrevista a Susana Sainz, Anexo, p. 125.
Cabe acotar que 17 días antes de la inundación, La Capital publicó una noticia que
aludía a los inconvenientes que enfrentaban los vecinos de barrio Industrial cada vez
que llovía. Sin embargo, la mención a “los problemas derivados de la lluvia” aparecía
recién a partir del tercer párrafo, puesto que el evento noticiable destacado en el titular y
en los dos primeros párrafos consistía en la orden judicial de desalojar los piquetes que
los pobladores llevaban adelante en señal de protesta56.
Es más, la nota enfatizaba que la zona estaba siendo afectada “por piquetes”, cuando
resultaba evidente que allí el problema de fondo eran las constantes inundaciones. En
definitiva, los elementos preponderantes de la noticia fueron la orden de acabar con el
corte de Juan José Paso y la vía, y las múltiples dificultades que el piquete generaba,
mientras que el peligro manifiesto de que ocurrieran nuevas inundaciones pasó a un
segundo plano.
Es pertinente entender que, como postula el sociólogo Mauro Wolf respecto a “la
ideología de la noticia”, la propia organización del trabajo periodístico se enfoca hacia
la recolección de episodios puntuales y, fundamentalmente, llamativos o negativos: “La
misma organización del trabajo periodístico está estructuralmente orientada a recoger
los acontecimientos puntuales, más que las tendencias constantes o los procesos sociales
emergentes” (WOLF, 2004: 126).
55
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 132.
56
La Capital, viernes 9 de marzo de 2007, Ordenan desalojar los piquetes de Juan José Paso y liberar la
vía: <http://archivo.lacapital.com.ar/2007/03/09/ciudad/noticia_372045.shtml>.
Como prueba de ello, en el artículo citado se ponía en relieve el inminente desalojo del
piquete y el estorbo que el corte ocasionaba, pero se dejaba considerablemente de lado
su trasfondo. Es decir que se postergaba o se le otorgaba menor relevancia al reclamo de
los vecinos, quienes pedían nada más y nada menos que una solución para dejar de
inundarse con cada tormenta, de modo de no volver a perder sus pertenencias 57.
Otro de los autores referenciados por Wolf también toma nota de esta tendencia a la
fragmentación de la información y -por ende- de la imagen de la sociedad ofrecida por
los medios. Se trata del periodista y escritor Edward Epstein, quien a propósito de la
selección de las noticias considera que en los medios de comunicación el centro de la
atención está puesto sobre lo que ocurre, y no sobre el porqué ocurre o sobre sus causas
profundas. Como correlato, Epstein asegura que esa limitación provoca “[…] la imagen
de una sociedad inestable” (EPSTEIN, 1981, citado por WOLF, 2004: 118).
57
El sociólogo Herbert Gans nota que aquellos que no poseen poder económico o político sólo son
buscados por los periodistas cuando generan acontecimientos de carácter moral o socialmente negativo,
por lo que sus posibilidades de convertirse en fuentes de información se ven reducidas (GANS, 1979,
citado por WOLF, 2004: 135).
No sorprende entonces que su colega Silvia Carafa expresara en modo potencial que se
debería hacer “periodismo de prevención”, y que “si fuese por mí [por ella], lo haría”59.
El condicional de esta última frase deja entrever la existencia de algunas limitaciones
que, con todo, Wolf no las atribuye a violaciones deliberadas de la autonomía
profesional, sino “más bien a la forma en la que está organizado, institucionalizado y
desarrollado el oficio del periodista”. Más aún si se tiene en cuenta que “[…] la
profesionalidad, con sus valores y rutinas, añade en sí misma importantes restricciones a
la información producida” (WOLF, 2004: 112-113; GOLDING-ELLIOTT, 1979, citado
por WOLF, 2004: 113).
En este punto entran en juego los denominados valores/noticia, ya que ocupan un lugar
privilegiado en la cultura profesional de los periodistas y, por ende, en sus rutinas
productivas cotidianas, también aludidas precedentemente. Por tal motivo, resultan de
suma utilidad para comprender por qué tanto los indicios de posibles inundaciones
como las advertencias de los vecinos tuvieron una escasa o nula relevancia en los
diarios antes de la emergencia hídrica.
58
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 132.
59
Entrevista a Silvia Carafa, Anexo, p. 140.
Uno de los criterios empleados para valorar la noticiabilidad de cada acontecimiento -es
decir, su aptitud para ser transformado en noticia- es el interés que, según se presume,
puede suscitar en el público. En tal sentido, el valor/noticia capacidad de
entretenimiento se torna fundamental a la hora de evaluar el interés de una historia
(WOLF, 2004: 125).
En este contexto, desde el punto de vista del interés puede pensarse que la inundación,
como situación de emergencia, poseía las cualidades necesarias para captar y mantener
la atención del público, cumpliendo con el valor/noticia capacidad de entretenimiento.
En cambio, los meros indicios vinculados a la posibilidad de que el evento ocurriera
parecerían mucho menos interesantes, cuando no aburridos, lo cual explica su menor o
nula trascendencia en los periódicos a pesar de ser importantes60.
Precisamente, Wolf observa que el requisito de atraer el interés del público introduce
elementos de contradicción respecto a la importancia intrínseca de los acontecimientos.
Para justificar esta proposición recurre a Peter Golding y Philip Elliott, quienes al
distinguir que la capacidad de entretener es un valor/noticia de jerarquía elevada, se
percatan de que no tiene demasiado asidero llevar adelante un periodismo profundo y
60
Si bien los indicios acerca de la probabilidad de que suceda una emergencia pueden estimarse poco
interesantes, no dejan de ser importantes; sobre todo si se considera la incidencia de estas señales en la
evolución de la situación advertida. De hecho, uno de los factores que determina la importancia –el
valor/noticia importancia- de un acontecimiento es su significatividad para la evolución futura de una
situación determinada (WOLF, 2004: 124). Conforme a este factor, las diversas circunstancias advertidas
por los vecinos que solían inundarse serían importantes pese a que, lógicamente, todavía no podía
conocerse con certeza su desenlace. En otras palabras, si en un contexto de lluvias abundantes quienes se
inundan con frecuencia piden ayuda al percatarse de algunos anegamientos y de la crecida de los cauces
cercanos a sus hogares, estas contingencias son importantes en el desarrollo de la situación, aún cuando
se desconoce su resolución.
Por su parte, José Maggi, periodista de Rosario 12, adujo que “a veces […] se peca de
no ser dramático hasta que pase, hasta que la sangre llegue al río y, finalmente, la sangre
llegó al río”62. En una sintonía similar, Favarel ratificó su apreciación sobre porqué, a
pesar de que la necesidad de reforzar canales y reubicar viviendas era conocida por la
prensa63, estos señalamientos cobraron virulencia sólo recién una vez acontecida la
emergencia: “Es verdad que nosotros [los periodistas] sabemos un montón de cosas
[…]. Si te ponés a pensar en las cosas que faltan en esta ciudad, que se pueden evitar
tragedias, se pueden evitar. Hoy por hoy ves un gran pozo en una calle y decís: <<En
cualquier momento un auto se cae adentro>>, pero eso no es noticia hasta que el auto se
cae”64.
Por lo tanto, la decisión de tomar u obviar los indicios -vale decir, la pertinencia
periodística de estos signos- depende, entre otros factores, de la manera de presentarlos
y de la estimación que se efectúe sobre el interés de la historia, puesto que este criterio
“da lugar a una valoración compleja, más abierta a las opiniones subjetivas […]”
(WOLF, 2004: 125).
En rigor, los acontecimientos que -como los indicios de una emergencia o las
advertencias sobre su probable ocurrencia- no se ajustan fácilmente a los criterios de
noticiabilidad, no se corresponden ni con las rutinas cotidianas que hacen a la
producción informativa de los medios, ni con los modelos y preceptos inherentes a la
cultura profesional de los periodistas. En consecuencia, no obtienen estatuto de noticias,
quedando al margen “de los conocimientos sobre el mundo adquiridos por el público a
través de la comunicación de masas” (WOLF, 2004: 116-117).
65
En síntesis, puede decirse que el formato no sólo impone los límites de espacio o de tiempo
correspondientes al producto informativo (según se trate de un noticiero, un diario o un programa de
radio), sino también, como se desprende de Wolf, la necesidad de recontextualizar el contenido –es decir,
los acontecimientos- respetando los elementos de composición, estilísticos y formales que se ajustan a las
expectativas del público (WOLF, 2004: 129 y 150).
De todas maneras, consultada acerca de este fenómeno por el cual la prensa se hizo eco
de las circunstancias y los avisos que preanunciaban la emergencia -o que permitían
inferirla- recién cuando la inundación devino en el evento local por excelencia, Silvia
Carafa instó a reflexionar respecto a la noticia y sugirió el ejercicio de un periodismo
preventivo: “¿Qué es un periodista? ¿Un megáfono que amplifica las cuestiones que
pasan y se convierten en noticia, o puede ser un ojo atento y decir: <<Esta gente no
puede seguir viviendo así, démosle voz>>?”67.
66
De acuerdo a los diarios relevados, la publicación de los indicios y las advertencias estuvo supeditada
al advenimiento de la emergencia. A modo de ejemplo, el miércoles 28 de marzo La Capital abrió la
sección La Ciudad con la noticia titulada: “La intensa lluvia desbordó canales y ya hay más de dos mil
evacuados”. Recién a partir de entonces –es decir, con la emergencia a cuestas-, el decano puso en
evidencia la demora que presentaban los trabajos de profundización de los cauces rebalsados,
indispensables para prevenir inundaciones, a través del título “Obras en canales desbordados” (La Capital,
miércoles 28 de marzo de 2007, págs. 3 y 4, en Anexo, págs. 195 y 196); además, un recuadro adjunto
apuntó que “[…] la utilización de un sistema de alerta hubiera evitado la inundación”. En la misma
sección, la edición del domingo 8 de abril advirtió a los lectores acerca del cambio climático y sus
derivaciones catastróficas mediante el inquietante titular “El futuro llegó” (La Capital, domingo 8 de abril
de 2007, p. 12, en Anexo, p. 266).
No es un dato menor comprobar que una actitud idéntica se repitió en los otros diarios estudiados, donde
la trascendencia de los indicios y las advertencias también se subordinó al embate de la emergencia. Así,
una vez que ya había “Más de 2.200 evacuados […]” –según redondeó-, El Ciudadano se valió de un
recuadro titulado “Para que no vuelva a ocurrir, una obra fundamental que llega con tardanza” (El
Ciudadano, miércoles 28 de marzo de 2007, págs. 2 y 3, en Anexo, págs. 272 y 273, respectivamente). En
tanto, el lunes 2 de abril este medio advertía sobre “Los perjuicios del monocultivo” y sugería que era
“Hora de actualizarse”, puesto que “[…] los estudios hidrológicos sobre los que se planifican las obras
contra inundaciones quedaron viejos debido al cambio climático” (El Ciudadano, lunes 2 de abril de
2007, p. 4, en Anexo, p. 298).
Por su parte, Rosario 12 publicó quejas de algunos referentes de los barrios anegados en virtud de “las
demoras de la burocracia para canalizar el Ibarlucea […]” y porque sus pedidos de evacuación previos a
la inundación habían sido desestimados (Rosario 12, Miércoles 28 de marzo de 2007, págs. 2 y 3, en
Anexo, págs. 325 y 326). En consonancia con los otros matutinos, unos días después este periódico
incluyó notas referidas al cambio climático y a la tardanza en la ejecución de las obras hídricas (Jueves 5
de abril de 2007, p. 2, en Anexo, p. 347).
67
Entrevista a Silvia Carafa, Anexo, p. 140.
Para finalizar este capítulo sólo resta citar la posición asumida por la periodista de La
Capital, ya que se torna fundamental a la hora de repensar la práctica profesional, tanto
en términos generales como, específicamente, ante los indicios y las advertencias de
eventuales escenarios de crisis: “Un periodista no es solamente una noticia. […] En mi
caso yo no privilegio la noticia por sobre todas las tareas; la noticia es el emergente, a
mí me interesan las historias que las generan”69.
68
Entrevista a Silvia Carafa, Anexo, p. 140.
69
Ídem.
Durante la noche del lunes 26 de marzo de 2007 la ciudad de Rosario enfrentó, una vez
más, una inundación. El episodio comenzó a desarrollarse aproximadamente en el
mismo horario en el que los diarios locales suelen cerrar sus ediciones, agravándose por
la madrugada, cuando los canales por donde drenan las aguas provenientes de los
campos de la región se vieron desbordados70.
Evidentemente, el apremio les jugó una mala pasada a las redacciones. Basta mencionar
que la primera noticia sobre este tema publicada por La Capital ocupó sólo 49 líneas y
se valió de una sola fuente, a pesar de que la propia nota ya daba cuenta de la existencia
de evacuados y, por lo tanto, de un acontecimiento sumamente trascendente en el
ámbito local73. En contraste, la licitación de las obras de refacción de los muelles del
Parque España obtuvo más del doble de líneas (116), siendo la noticia de apertura de la
misma sección (La Ciudad) del diario74.
70
En este sentido, el martes 27 de marzo el diario Rosario 12 publicó que al cierre de esa edición el
responsable de Defensa Civil, Marcos Escajadillo, vaticinaba un pico de crecida del canal Ibarlucea para
la madrugada (Anexo, p. 323).
71
Ver Anexo, págs. 190-193, 269-270 y 322-323.
72
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 143.
73
Como parámetro de la brevedad de esa primera noticia, cabe acotar que la mitad de la página que se le
asignó estuvo destinada a mensajes publicitarios y a la columna “Sociales”, que contó con 30 líneas.
74
La Capital, martes 27 de marzo de 2007, págs. 4 y 6, en Anexo, págs. 192 y 193.
La diferencia exhibida por los periódicos entre sus ediciones del martes y del miércoles
también se explica por el hecho de que, en un principio, los periodistas desconocían la
magnitud de lo que estaba pasando. “Si no se dispone de mucha información [sobre el
suceso] y no se sabe la dimensión que tiene, no se le puede dar una tapa de sección,
porque a lo mejor es una lluvia más”, señaló Favarel77. En tanto, González comentó: “A
veces, a pesar de haber estado en el lugar, hasta que no ves una foto aérea no sabés qué
fue lo que pasó”78.
75
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 134.
76
Esto puede apreciarse revisando en el Anexo las ediciones de La Capital, El Ciudadano y Rosario 12 de
ese día (págs. 194-197, 271-273 y 324-326) y la “Tabla analítica” (págs. 161, 172 y 182).
77
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 133.
78
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 147.
Al respecto, el sociólogo Mauro Wolf considera que los medios de comunicación tienen
una continua necesidad de cubrir acontecimientos programados con anterioridad, ya que
esto les permite organizar racionalmente la distribución de sus recursos. Además, tal
como se desprende del párrafo precedente, el investigador italiano afirma que el
suministro de informaciones fiables sobre los eventos susceptibles de planificación es
un requisito que satisfacen las instituciones, los órganos oficiales y los grupos de poder
(WOLF, 2004: 136).
79
Rosario 12, martes 27 de marzo de 2007, p. 3, en Anexo, p. 323.
80
La Capital, martes 27 de marzo de 2007, p. 4, en Anexo, p. 192.
En coincidencia, Camps observa que cuando una catástrofe ocurre “sobre la hora de
cierre”, el despliegue que se le da al tema en los medios gráficos se ve reducido “por la
imposibilidad periodística de cubrir el hecho con amplitud”. “De todos modos, con los
periodistas y fotógrafos disponibles se realiza la cobertura más profunda posible,
pensando en la edición del segundo día” (CAMPS, 1999: 266).
Sumado a esto, al repasar los periódicos de esa fecha se encuentran signos de que
durante el advenimiento de la emergencia las secciones de los diarios ya estaban
prácticamente diagramadas y compaginadas de una manera determinada. De ahí que en
Rosario 12 la primera noticia acerca de la inundación fuera publicada en una página
destinada a la ciudad de Santa Fe, y debajo de la información vinculada a la propuesta
formulada por el gobierno provincial a los representantes de los docentes84. A su vez, en
La Capital y en El Ciudadano la novedad apareció recién en la página 6, pese a que
ambas publicaciones dedicaron sus fotos de portada a las consecuencias del diluvio85.
81
Según la portada de ese día, Rosario 12 presentó una noticia de dietario más: la decisión formal de la
Convención Provincial de la Unión Cívica Radical de incorporarse al Frente Progresista Cívico y Social.
82
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 134.
83
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 143.
84
Rosario 12, martes 27 de marzo de 2007, p. 3, en Anexo, p. 323.
85
Véanse las ediciones de La Capital y El Ciudadano del martes 27 de marzo de 2007 (Anexo, págs. 190-
193 y 269-270).
Resulta que, a diferencia de lo que ocurre con los asuntos de dietario, las situaciones de
emergencia se definen –entre otras cosas- por la ruptura y la excepcionalidad86. En
consecuencia, ante una contingencia de estas características el tiempo del que disponen
los periodistas para reunir la información y publicarla es escaso, a la vez que existen una
diagramación y una compaginación relativamente planificadas en función de otros
temas menos vertiginosos. En esta línea, la periodista Silvia Carafa aseveró: “Las cosas
que hacés tranquilo todos los días, en una emergencia las tenés que hacer en un
segundo. Una emergencia siempre te plantea cosas perentorias […]; no podés planificar.
Es todo al toro”87.
Por ende, podría decirse que las situaciones de emergencia son la contrapartida exacta
de los acontecimientos de dietario. Dicho de otro modo, la cobertura de una emergencia
no se puede programar con antelación, como sí sucede cuando el Estado convoca a un
sindicato para gestionar un acuerdo salarial, se formaliza la licitación de una obra
pública o se desarrolla un cónclave partidario, que son ocasiones donde hay fechas y
hasta horarios estipulados.
86
Para ampliar, ver 1.1.
87
Entrevista a Silvia Carafa, Anexo, p. 136.
Para cumplir con su labor, los periodistas necesitan recabar información, un requisito
que es satisfecho por fuentes de diversa índole, y con distintos grados de autoridad,
institucionalidad, jerarquía y credibilidad. En tal sentido, Wolf reseña ciertas razones o
criterios que explican la elección de las fuentes habitualmente utilizadas por la prensa:
la oportunidad o conveniencia, la productividad, la fiabilidad, la credibilidad y la
autoridad que detentan (WOLF, 2004: 136).
Es preciso señalar que, según Wolf, la productividad de una fuente va unida a dos
aspectos relacionados: a la calidad del material que está en condiciones de ofrecer, y a la
necesidad del medio de comunicación de limitar la cantidad de fuentes por consultar, de
modo de no tener costos elevados ni tiempos dilatados (WOLF, 2004: 136). En otras
palabras, una fuente es productiva cuando es capaz de suministrar suficiente
88
A propósito de la escasez de recursos, la periodista María Laura Favarel contó que en ese momento la
mayor parte del staff de La Capital trabajaba por la mañana, quedando unos pocos cronistas durante la
tarde y la noche (Anexo, p. 134).
En esta sintonía, no es casual que la única fuente utilizada en aquella primera noticia
publicada por La Capital haya sido la autoridad encargada de la logística de Defensa
Civil: “[…] en igualdad de condiciones, los periodistas prefieren hacer referencia a
fuentes oficiales o situadas en posiciones institucionales de autoridad […]” (WOLF,
2004: 137).
89
En este sentido, Silvia Carafa contó que, pese a que era prácticamente imposible planificar la cobertura,
sí se definía la necesidad de acudir a quienes tenían responsabilidad sobre los centros de evacuados, ya
que estos funcionarios aportaban precisiones sobre cómo se estaban distribuyendo los damnificados, su
estado de salud y otros datos relevantes.
La modalidad de trabajo descripta hasta aquí goza de soporte teórico. Así, de Wolf se
desprende que las fuentes en posiciones de autoridad formal están en condiciones de
proveer información fiable, lo que reduce el número de controles necesarios para
90
Ver Anexo, “Recurrencia de las fuentes utilizadas por La Capital, El Ciudadano y Rosario 12”, p.160.
91
Ver Anexo, “Recurrencia de instituciones, organismos estatales y otras instituciones”, págs. 170-171,
179-181 y 187-188.
92
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 129.
93
Entrevista a Ernesto Ávila, Anexo, p. 149.
Por consiguiente, recurrir a este tipo de fuentes es una práctica tan habitual como
conveniente a la hora de recolectar la información. A su vez, resulta apropiada para
cotejar los demás datos y testimonios reunidos. De ahí que, como expresó Claudio
González, la información recogida sea chequeada con las autoridades: “[…] cotejar toda
esa información que tenés y verificar que los datos sean precisos, generalmente se hace
con una fuente oficial. El dato más preciso seguramente te lo van a dar las
autoridades”94.
En este sentido, para María Laura Favarel durante la inundación la selección de las
fuentes estuvo determinada por dos criterios diferentes pero complementarios, a saber,
la cercanía y la autoridad: “Las autoridades te aportan un dato más frío en cuanto a
números, o la respuesta de por qué sucedió la emergencia o el desastre, mientras que la
gente que lo padeció, que estuvo ahí [por su cercanía respecto al suceso], te dice cómo
lo vivió […]. Uno sabe lo que necesita y a quién preguntárselo, son dos cosas distintas
que se complementan”97.
94
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 143.
95
Según el artículo 2 de la Ley 25.326 de Protección de Datos Personales se entiende por datos sensibles,
entre otros, a la información referente a la salud de las personas.
96
Entrevista a Claudio González, Anexo, págs. 143 y 145.
97
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 130.
Si bien no es un rasgo que deba circunscribirse sólo a las situaciones de emergencia, los
entrevistados señalaron que ante estos episodios críticos es pertinente valerse de fuentes
que gocen de cierto reconocimiento o jerarquía en la comunidad afectada. Sobre este
punto, la especialista Susana Sainz resaltó: “Para los periodistas es muy importante ir a
los referentes por su cercanía [respecto al suceso] y por la confianza que las personas
ponen en ellos, porque si el informante […] es alguien valorado y reconocido por la
Tal como plantea Wolf, las fuentes que en otras oportunidades han suministrado
materiales fiables tienen “buenas probabilidades de volver a ser utilizadas” o, en otras
palabras, resultan convenientes (WOLF, 2004: 136). En efecto, durante la emergencia
aquellas fuentes que gozaban de reconocimiento en la comunidad -y que, a su vez, eran
conocidas por los periodistas- podían aportar información fidedigna sobre los problemas
que se vivían en los barrios donde desarrollaban su labor: “[…] a través de nuestro
trabajo, y por diferentes motivos, nosotros sabemos quiénes son los actores sociales que
están en el terreno; se trata de personas que están en contacto con la realidad o con lo
que pasó. Aparte hay una confianza que se establece con esas fuentes a partir del trabajo
que hacemos”, afirmó Claudio González100.
98
Entrevista a Susana Sainz, Anexo, págs. 126 y 127.
99
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 131.
100
Entrevista a Claudio González, Anexo, págs. 143 y 144.
101
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, págs. 130 y 131.
102
La Capital, viernes 30 de marzo de 2007, p. 8 en Anexo, p. 209.
103
El Ciudadano, jueves 29 de marzo de 2007, p. 4, en Anexo, p. 277.
104
El sábado 19 de mayo de 2007 Rosario 12 tomó nota de uno de esos acampes; según la bajada de la
noticia, la protesta era llevada adelante por un grupo de vecinos “con el padre Daniel Siñeriz y la
agrupación civil Giros como referentes”: <http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/9-
8609-2007-05-19.html>. Un mes antes, el jueves 19 de abril, la portada de ese diario ya había identificado
en la figura del cura Siñeriz a “quien lidera el reclamo [de indemnización] de los inundados”:
<http://www.pagina12.com.ar/visor/fotos/rosario/20070419/tapa_o/070419.JPG>.
105
Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Guía para la cobertura
periodística responsable de desastres y catástrofes, “Buenas prácticas para el tratamiento informativo de
desastres y catástrofes”: <http://www.defensadelpublico.gob.ar/sites/default/files/guiacatastrofes_0.pdf >.
106
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 131.
Para Ávila, el periodista que no conoce a los referentes de los lugares donde golpea una
emergencia, ni los intereses que allí hay en juego, se enfrenta al riesgo de verse
avasallado por información tendenciosa y difícil de corroborar: “Si no tenés en claro
cuáles son las disputas, las fuentes te pueden llegar a convencer de una bomba que sería
un notición en caso de ser cierta. A veces el periodista que no está ducho mete la pata y
da como noticia una información muy parcial y equivocada”108.
107
Entrevista a Ernesto Ávila, Anexo, p. 149.
108
Entrevista a Ernesto Ávila, Anexo, págs. 149 y 150.
Por su parte, Gans entiende que, a raíz de la falta de conocimientos relativos a los
asuntos que deben indagar, como así también de las personas que se ocupan
específicamente de esas cuestiones, los periodistas genéricos suelen acudir a las fuentes
de autoridad, “cuya productividad y credibilidad es asumida [...]” (GANS, 1979, citado
por WOLF, 2004: 138).
De ahí que, con el fin de sortear las imprecisiones, la Guía para la cobertura
periodística responsable de desastres y catástrofes subraye la importancia de ofrecer
datos precisos y verificados “en fuentes de información jerarquizadas y fehacientes”.
Para ello promueve la creación de una “Sala de situación” integrada al Centro de
109
Entrevista a Ernesto Ávila, Anexo, p. 149.
Si bien en este punto la Guía hace alusiones explícitas a los funcionarios públicos,
también recomienda identificar cuáles son las principales fuentes no gubernamentales
vinculadas con la gestión de los desastres. En este sentido, hay que tener en cuenta que a
veces la propia magnitud de la emergencia exige que las organizaciones y los referentes
barriales trabajen en forma mancomunada con los organismos estatales. Así, en la
inundación de 2007 existieron espacios de contención -como la capilla San Joaquín y
Santa Ana y un galpón de una iglesia evangélica- que fueron coordinados de manera
conjunta por religiosos, organizaciones sociales y la Municipalidad. Además, el Centro
de Ex Combatientes de Malvinas de Rosario formó parte de los comités de emergencia
de la Provincia y el Municipio, por lo que intervino en los centros de evacuación
oficiales111.
En este marco, para concluir el presente apartado resulta propicio poner de relieve la
siguiente afirmación del sociólogo norteamericano Mark Fishman, quien en un estudio
sobre el proceso de elaboración de las noticias observó que los organismos y los grupos
formalmente constituidos siempre forman parte de la rutina de recogida de la
información: “Tanto si son asociaciones de vecinos como agencias federales, el cronista
110
Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Guía para la cobertura
periodística responsable de desastres y catástrofes, “Buenas prácticas para el tratamiento informativo de
desastres y catástrofes”: <http://www.defensadelpublico.gob.ar/sites/default/files/guiacatastrofes_0.pdf >.
111
En la edición de El Ciudadano correspondiente al Martes 3 de abril de 2007, Juan Carlos Rodríguez,
quien era identificado como referente de la Federación de Tierra y Vivienda (FTV), declaraba: “Estamos
trabajando en conjunto y de manera coordinada con el Municipio, el Padre Siñeriz y los chicos del grupo
Giros”. En tanto, el sábado 31 de marzo el presidente del Centro de Ex Combatientes de Rosario, Rubén
Rada, explicaba al mismo diario que la entidad que presidía pertenecía a los comités de emergencia
(Anexo, págs. 300 y 287, respectivamente).
Aunque hasta el momento se hizo hincapié en diversas razones o criterios que avalan la
presencia –e incluso la prevalencia- de aquellas fuentes con cierto grado de autoridad o
jerarquía, esto de ningún modo significa que los testimonios vivenciales deban ser
marginados del proceso de producción de la noticia. De hecho, la propia Guía para la
cobertura periodística responsable de desastres y catástrofes 112 aconseja diversificar las
fuentes (para proporcionar una variedad de perspectivas acerca del suceso) y dar a
conocer, respetuosamente, los casos representativos de la situación, contextualizando
los relatos de las víctimas.
En esta sintonía, en su libro Periodismo sobre catástrofes Sibila Camps manifiesta que
la búsqueda de la información debe ir de lo particular a lo general, y viceversa, de modo
que el material global proporcionado por las autoridades y los testimonios de los
112
Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Guía para la cobertura
periodística responsable de desastres y catástrofes, “Buenas prácticas para el tratamiento informativo de
desastres y catástrofes”: <http://www.defensadelpublico.gob.ar/sites/default/files/guiacatastrofes_0.pdf >.
113
A partir de las entrevistas realizadas y del material de prensa recopilado se desprende que estos datos
contemplarían, por ejemplo, las cifras de evacuados y la cantidad de heridos, fallecidos, agua caída,
escuelas sin clases y personas sin energía eléctrica; el monto económico de las pérdidas, el nivel de ríos y
arroyos, etc. Es más, según un escrito publicado por una de las cátedras de Metodología y Técnicas de
Investigación Social de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires
(UBA), los datos duros equivalen a los datos numéricos y se rigen por técnicas estadísticas, por lo que se
relacionan con factores cuantitativos.
114
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 143.
En rigor, a través del trato con los damnificados los periodistas no sólo pueden conocer
y disipar algunas de las incertidumbres que aquejan a las personas que padecen la
emergencia, orientándolas, sino que el testimonio de estas fuentes les permite además
divulgar cuáles son las necesidades que les plantean, lo que contribuye a canalizar la
ayuda de la población. Al respecto, la Guía sugiere escuchar las necesidades
informativas que exponen los afectados, a fin de brindarles “una respuesta inmediata o
mediata que al mismo tiempo pueda orientar el accionar de la audiencia” 117.
Cabe acotar que, tal como postula Gans, tanto las noticias de servicio como las que
motivan una identificación por parte del espectador tienen la capacidad de despertar el
interés del público (GANS, 1979, citado por WOLF, 2004: 130). Por lo tanto, no debe
perderse de vista que la inclusión de testimonios vivenciales en una crónica sería crucial
para promover la identificación de los lectores con los damnificados, propiciando
asimismo su cooperación.
115
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 130.
116
Entrevista a Ernesto Ávila, Anexo, p. 151.
117
Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Guía para la cobertura
periodística responsable de desastres y catástrofes, “Buenas prácticas para el tratamiento informativo de
desastres y catástrofes”: <http://www.defensadelpublico.gob.ar/sites/default/files/guiacatastrofes_0.pdf >.
Quizás por eso los testimonios de evacuados, testigos, vecinos y familiares de las
víctimas tuvieron una presencia significativa en todos los periódicos relevados, sólo
superada por aquellas fuentes que respondían a diversos organismos gubernamentales.
En cambio, la consulta a especialistas, investigadores y catedráticos fue menor y
excepcional.
Tabla 1. Recurrencia de las fuentes utilizadas por La Capital, El Ciudadano y Rosario 12.
Cuadro comparativo:
Oficiales-
115 118 62
Gubernamentales
Vivenciales 90 34 22
Institucionales 27 23 16
Especializadas 5 6 5
“Off the record” 7 9 2
Otros medios 1 9 10
118
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 145.
La coincidencia no es casual, sino que responde a que los domingos las ediciones de
estos periódicos cuentan con más páginas y, por ende, con más espacio, lo que favorece
el desarrollo de notas tendientes a un abordaje más profundo de los acontecimientos de
mayor trascendencia de la semana. Estas publicaciones, no obstante, aparecieron recién
al final de las secciones locales. En cuanto a su contenido, estuvieron referidas al
cambio climático, los perjuicios del monocultivo y las secuelas psicológicas de una
situación de emergencia119.
Como se aprecia, los testimonios de los estudiosos pasaron a un segundo plano, ya que
los periódicos priorizaron la consulta a funcionarios, representantes de una variedad de
instituciones, y el relato de los protagonistas y testigos de la emergencia. Por cierto, esta
escasez de voces especializadas contradice las recomendaciones que brindan algunas
guías y manuales elaborados por la OPS, la Unesco y la Defensoría del Público de
Servicios de Comunicación Audiovisual para fomentar el tratamiento responsable de la
información en contextos de desastre, donde –precisamente- se resalta la contribución
de los especialistas en la divulgación de información útil y preventiva.
119
En este último caso los especialistas vertieron conceptos idénticos a los esgrimidos por la
investigadora Susana Sainz, incluidos parcialmente en 1.1. La nota en cuestión se tituló Cubrir las
necesidades profundas y fue publicada por Rosario 12 el domingo 1º de abril de 2007 en la página 5
(Anexo, p. 338).
120
Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Guía para la cobertura
periodística responsable de desastres y catástrofes, “Introducción” y “Buenas prácticas para el
tratamiento informativo de desastres y catástrofes”:
<http://www.defensadelpublico.gob.ar/sites/default/files/guiacatastrofes_0.pdf >.
121
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 144.
Para terminar, y en coincidencia con lo señalado por Wolf, a lo largo de este capítulo
pudo comprobarse que durante la inundación prevalecieron aquellos procedimientos de
recolección de la información que satisfacían simultáneamente varios requisitos: la
racionalización del trabajo, la reducción de los costos y de los tiempos, la fiabilidad y la
oficialidad de las fuentes, etc. Pero, además, la recurrencia de los testimonios
vivenciales evidenció que el predominio de las fuentes oficiales, institucionales y
estables se haya mitigado “por procesos que paulatinamente «reajustan» la tendencia
principal, modificándola o equilibrándola” (WOLF, 2004: 134 y 137).
A partir de lo expresado por Ávila respecto a la agenda de la semana, cabe recordar que
en este trabajo se hizo alusión a mecanismos como el dietario, que ayudan a programar
la recogida de los materiales noticiables (entre ellos las conferencias de prensa y los
actos gubernamentales) y que revelan –en palabras de Wolf- “la enorme importancia de
la planificación” en la actividad informativa de cada día. De hecho, Wolf expone los
122
Entrevista a Silvia Carafa, Anexo, p. 136.
123
Entrevista a Ernesto Ávila, Anexo, p. 148.
Al parecer, cuando una emergencia irrumpe en la ciudad, el brusco desenlace del suceso
conspira contra la organización de su cobertura periodística; más aún si se tiene en
cuenta que la prensa local intenta llegar lo antes posible al lugar donde se desarrolla el
evento: “La consigna era salir a cubrir, no había tanta elaboración o planificación. Era
<<Rápido, Empalme>>, <<Rápido, tal lugar>>”, comentó Carafa 126. De modo análogo,
124
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 144.
125
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, págs. 128 y 129.
126
Entrevista a Silvia Carafa, Anexo, p. 137.
En efecto, todo indica que una emergencia impulsa un escenario vertiginoso que suscita
ciertas modificaciones con respecto a la cotidianeidad de la redacción de un diario:
“Obviamente, [en una jornada habitual] hay más tiempo para planificar o proponer
cosas. Y se debaten los temas –contrastó Carafa-, porque hay reuniones para definir la
tapa entre los jefes de las secciones y, a su vez, en cada sección se reproduce el debate:
<<Esto puede ser>>, <<Esto sí>>, <<Esto no>>. En una situación de emergencia ya va
de suyo”. Asimismo, la cronista de La Capital sostuvo que, a diferencia de lo que
sucede cuando sobreviene una emergencia, en un día corriente se dispone de “más
espacio para reflexionar y para consultar o hablar con otros periodistas […]”128.
127
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 135.
128
Entrevista a Silvia Carafa, Anexo, págs. 136 y 139.
129
Entrevista a José Maggi, Anexo, págs. 155 y 156.
130
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 147.
En congruencia, Ávila aseveró que en estos casos es provechoso “estar en el lugar de los
hechos”. Para el cronista de El Ciudadano, acercarse lo más posible al lugar brinda “una
cierta tranquilidad al periodista y al editor”, porque aunque de esa manera también se
131
Entrevista a Claudio González, Anexo, págs. 142 y 144.
132
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 129.
Ahora bien, en virtud de esta determinación de aproximarse a los sitios asediados por el
agua –vale decir, al escenario de la emergencia-, los periodistas enfrentaron algunos
problemas de accesibilidad que dificultaron la disponibilidad del material. Los cronistas
consultados refirieron que durante la noche en que comenzaron los desbordes les
resultaba complicado y riesgoso acceder a las zonas inundadas y desenvolverse allí para
desarrollar su labor. “Cuando sucedió la inundación, nuestro trabajo era ir a los lugares
[inundados], relevarlos, ver cómo estaban esas zonas. Pero había tanta agua que era todo
un tema llegar”, recordó Favarel, y más adelante añadió: “Aparte es muy difícil ingresar
de noche a sectores inundados”134.
Parece que, como bien apuntó su compañera Carafa, la emergencia tenía correlato en
cuestiones fácticas: “Salías de la redacción del diario y llegabas a un lugar adonde,
literalmente, no te podías bajar”. Entre otros inconvenientes prácticos que planteaba la
inundación, Carafa graficó: “En lo fáctico, por ejemplo, había que buscar botas, que es
una cosa disruptiva en un diario; uno no hace ese tipo de cosas. Y si ibas con una bota
corta, el agua te entraba en la bota”135.
Con el propósito de sortear estas contrariedades y allanar el acceso a las áreas azotadas
por una emergencia, la Guía para la cobertura periodística responsable de desastres y
catástrofes propone que las autoridades faciliten los medios de transporte adecuados
para que los cronistas puedan aproximarse a las zonas de desastre de un modo seguro.
133
Entrevista a Ernesto Ávila, Anexo, p. 149.
134
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, págs. 128 y 134.
135
Entrevista a Silvia Carafa, Anexo, págs. 140 y 136, respectivamente.
136
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 142.
En este sentido, durante la inundación las zonas anegadas sufrieron la interrupción del
servicio de energía eléctrica, lo que aumentaba el peligro de que ocurrieran accidentes a
causa de la limitada visibilidad. A la vez, aún cuando los periodistas lograron acceder a
los lugares más afectados, esta carencia planteó algunos contratiempos técnicos. Pues,
como la inundación comenzó por la noche y la luz estaba cortada, en la primera noticia
las fotos correspondieron a calles y avenidas colmadas de agua, obtenidas durante la
tarde anterior, o bien a los primeros centros de evacuados, pero no a la inundación en sí
misma ni a los barrios periféricos más hostigados por la masa hídrica138.
En este marco, Sibila Camps advierte que la cobertura de emergencias es “una de las
más complejas”, entre otras razones, debido a los obstáculos que enfrentan los cronistas
“para la realización y la transmisión de las notas (problemas de transporte, para llegar al
lugar, falta de electricidad, problemas en las comunicaciones, desabastecimiento)”.
Tampoco debe perderse de vista que, según la especialista, el trabajo se dificulta aún
más “cuando la catástrofe tiene una extensión geográfica importante” (CAMPS, 1999:
17 y 25).
137
Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Guía para la cobertura
periodística responsable de desastres y catástrofes, “Buenas prácticas para el tratamiento informativo de
desastres y catástrofes”: <http://www.defensadelpublico.gob.ar/sites/default/files/guiacatastrofes_0.pdf >.
138
Esto puede comprobarse observando las ediciones del martes 27 de marzo de 2007 de La Capital, El
Ciudadano y Rosario 12 anexadas a este trabajo (págs. 190-193, 269-270 y 322-323).
Para comenzar, Camps aclara que el hecho de que a veces haya un solo periodista
cubriendo in situ una catástrofe, de ningún modo significa que deba ser el único que
trabaje en el tema. “Por el contrario, la tarea es tan intensa y compleja que requiere de
un apuntalamiento permanente por parte de sus editores y compañeros” (CAMPS, 1999:
234).
Tanto es así que, frente a la inundación, los periodistas de las secciones locales se
dedicaron por completo a cubrir ese acontecimiento. “Cuando hay una emergencia
grande en la ciudad, que es lo que nos compete, nos abocamos todos a cubrir esa
emergencia”, explicó Favarel. “Si no cada uno está en temas más pequeños: qué pasa en
el Concejo, qué hace la intendenta, qué pasa en determinado barrio, pero no estamos
todos abocados a lo mismo”140.
139
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 142.
140
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 128.
Por cierto, Camps realiza una breve descripción de las tareas que les competen a los
editores de los medios gráficos en una catástrofe. En su reseña, la especialista sostiene
que éstos envían de inmediato a un cronista al lugar del hecho y, si el evento es de
magnitud considerable, evalúan “si vale la pena llamar a la casa a uno o más periodistas
para que refuercen la tarea” (CAMPS, 1999: 258-259).
En esta sintonía, Ernesto Ávila manifestó: “En esos momentos se necesita organizar
rápidamente la cobertura, llamando inclusive a gente que está de franco, aunque a veces
no hace falta porque los periodistas se reportan solos. Pasó con la pedrea, con ésta y
otras inundaciones, y con la explosión de gas, entre los hechos más recientes. Entonces
toda la sección se focaliza en un mismo tema […]”, agregó142.
Es más, Camps entiende que cuando una catástrofe de gran magnitud sucede en la
misma localidad a la que pertenece el medio de comunicación, o bien en lugares
cercanos, se vuelven necesarias “la participación de varios periodistas y la
conformación de equipos. […] Aún en los grandes medios, intervendrán en el tema
incluso periodistas de otras secciones” (CAMPS, 1999: 26).
Por esta razón, Ávila comentó que, ante situaciones de emergencia, la mayoría de los
cronistas relegan los trabajos que estaban haciendo “y se suman rápidamente a cubrir el
acontecimiento”. En consecuencia, el periodista de El Ciudadano sostuvo que los
eventos que causan conmoción suelen ganar la atención de los integrantes de todas las
141
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 142.
142
Entrevista a Ernesto Ávila, Anexo, p. 148.
De esta manera, puede afirmarse que durante la inundación de 2007 se produjo una
reorganización parcial del trabajo, ya que todos los periodistas de la sección local se
volcaron rápidamente a cubrir la emergencia, debiendo postergar los temas en los que
habían estado trabajando y siendo convocados, incluso, fuera de su horario laboral.
Como si fuera poco, el fenómeno hídrico fue de tal magnitud que por momentos
requirió reforzar la tarea con la colaboración de periodistas de las otras secciones que, a
su vez, eran permeables a las diversas derivaciones del diluvio.
Por otro lado, al principio de este apartado se mencionó que la cobertura de una
emergencia demanda una gran exigencia. Pues bien, los profesionales entrevistados
destacaron las condiciones extenuantes en las que desarrollaron su trabajo durante la
inundación, entre otros motivos, debido a que sus jornadas laborales se vieron
extendidas. “Una situación de emergencia lo primero que condiciona es la cantidad de
horas que uno puede llegar a trabajar –ponderó José Maggi-, porque hay gente en
circunstancias desesperantes y entonces uno flexibiliza su horario de trabajo”144.
Esto significa que, en cierta medida, el embate del evento no sólo sobrecarga los
recursos de la comunidad -poniendo en entredicho su capacidad de respuesta-, sino que
de algún modo también impregna y desafía la rutina de los periodistas: “Más allá de que
los diarios tienen un horario de cierre, uno termina dedicando una cantidad importante
143
Ídem.
144
Entrevista a José Maggi, Anexo, p. 155.
De hecho, Camps postula que la cobertura periodística de una catástrofe resulta tan
compleja que “puede hacer entrar en emergencia a los propios medios”. Entre otras
razones, la autora argumenta que se trabaja “a destajo” y que, como la situación de
emergencia no se interrumpe en ningún horario, su cobertura “puede llegar a ser
agotadora” (CAMPS, 1999: 24 y 26).
En esta línea, Favarel indicó: “Una emergencia te altera porque tenés que trabajar más
tiempo, más horas, y terminás reventado por el estrés. También te suma preocupación y
te exige más, más agilidad. Si bien se supone que uno debería estar preparado, no es lo
mismo una tarde tranquila que una accidentada”146. En tanto, su colega González
completó: “[…] sabés que ese día podés estar diez horas trabajando, porque hay que
chequear mucha información y muchos datos”147.
Dicha observación fue confirmada -y ampliada- por Ernesto Ávila, quien aseveró que el
escenario de emergencia suscitado por la inundación representó una exigencia mayor:
“En ese momento el trabajo hasta dejó de ser un trabajo para ser una especie de
compromiso; son pocos los momentos en los que sucede eso. En una emergencia se da
que no importan el sueño ni las horas –fundamentó-, hasta que todo está cubierto nadie
se fija si ya es hora de irse. Y uno siente la adrenalina y la preocupación en carne
propia”148.
Es por ello que Camps insiste en las condiciones “de exigencia física y psíquica” a las
que se somete, sobre todo, quien desarrolla una cobertura in situ de una catástrofe
145
Ídem.
146
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 135.
147
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 147.
148
Entrevista a Ernesto Ávila, Anexo, p. 148.
Inmerso en la atmósfera descripta, el cronista que cubre una catástrofe con frecuencia
termina obsesionado por el tema sobre el cual está trabajando. “Todo lo que hace o
piensa gira en torno del asunto. Y éste impregna su vida, que pasa a estar en función de
su trabajo” (CAMPS, 1999: 286). A propósito, Carafa acotó: “Es más, uno se va y
vuelve como si estuviese en modo emergencia. Es como si uno tuviera un botoncito y
quedara en modo emergencia, porque te conmociona demasiado, entonces quedás
impregnado por el evento. Estás todo el tiempo pensando qué hacer o qué proponer”151.
Por otro lado, teniendo en cuenta que una emergencia demanda un mayor esfuerzo a los
periodistas, pero que éstos, a su vez, requieren de recursos materiales para poder llegar
al lugar del suceso y desarrollar su trabajo, Ávila mencionó que, en estas situaciones,
los medios suelen cooperar con los profesionales: “Las empresas, que por lo general son
tan reacias a colaborar poniéndonos un móvil a disposición o dándonos plata, ante este
149
Entrevista a José Maggi, Anexo, p. 155.
150
Entrevista a Silvia Carafa, Anexo, p. 139.
151
Entrevista a Silvia Carafa, Anexo, p. 136.
La reorganización del trabajo a causa de una temática de gran trascendencia –vale decir,
que muchos periodistas se ocuparan de un mismo asunto- también se evidenció en el
inusual orden de compaginación que presentó El Ciudadano. Basta mencionar que
durante los primeros días de la inundación este diario abrió las ediciones
correspondientes con la sección Ciudad -y no con País-, priorizando el tema que
concentraba los esfuerzos de sus cronistas.
Esto quiere decir que la reorganización del trabajo en cierta forma se vio reflejada en los
cambios de espacio y de compaginación que se produjeron en algunos periódicos para
dar cuenta del caudal informativo concerniente a la emergencia hídrica. En particular, la
sección local de El Ciudadano pasó de la página 6 a la 2, incrementando, al igual que La
Ciudad en La Capital, la cantidad de páginas aquellos días de mayor tensión y vorágine
informativa.
Este aspecto tampoco pasa desapercibido para Camps, quien advierte que hay diarios
cuya flexibilidad admite modificaciones en el orden y la extensión de las secciones,
pudiendo incluir “uno o dos pliegos más”. “[…] por más que tradicionalmente abra con
152
Entrevista a Ernesto Ávila, Anexo, p. 148.
153
En el caso de La Capital, esto se hizo evidente en las ediciones del jueves 29 y el viernes 30 de marzo
de 2007, cuando La Ciudad contó con 7 páginas, mientras que habitualmente disponía de 5. De esta
manera el diario podía dedicar la mayor parte de esas páginas a la inundación y reservar el resto para otras
noticias locales que cerraban la sección. De modo similar, el miércoles 28, el jueves 29 y el viernes 30 de
marzo, El Ciudadano destinó una página más a Ciudad (5, cuando solía ofrecer 4).
En virtud de que una emergencia rompe con las condiciones de vida habituales de una
comunidad, propicia un escenario que puede resultar sumamente confuso y caótico para
los cronistas a la hora de proveerse de información sobre el acontecimiento. En este
154
Ver Anexo, “La inundación en sección La Ciudad del diario La Capital”, Tabla Analítica (p. 161) y
“La inundación en sección Ciudad del diario El Ciudadano”, Tabla Analítica (p. 172).
Por ende, puede decirse que la cobertura de una emergencia supone asumir la
característica cambiante y dinámica inherente a esa circunstancia. “Aunque contrastás y
contrastás [información], porque tenés que saber cuántos evacuados hay en definitiva y
quién los está atendiendo, todo […] se asienta sobre un escenario móvil, que es la
situación de emergencia”, resaltó Carafa. “Entonces uno siempre contrasta, pero
155
El Ciudadano, jueves 29 de marzo de 2007, págs. 4 y 5, respectivamente, en Anexo, págs. 277 y 278.
156
El Ciudadano, sábado 31 de marzo de 2007, págs. 2 y 3, respectivamente, en Anexo, págs. 285 y 286.
157
Rosario 12, martes 27 de marzo de 2007, p. 3, en Anexo, p. 323.
158
La Capital, jueves 29 de marzo de 2007, p. 3, y sábado 31 de marzo, P. 8, en Anexo, págs. 199 y 216.
Como si fuera poco, José Maggi puso de relieve otro rasgo que suma más confusión y
que, por lo tanto, exige prudencia en el manejo de la información. Según apreció el
cronista, muchas veces la población que habita los sectores inundados no está censada,
de modo que en las primeras horas puede haber “algo de indefinición sobre el número
exacto de personas que no aparecen”. “Hay que ser muy cuidadoso -sugirió-, porque
hay gente que se autoevacúa y que puede permanecer sin su domicilio registrado
durante unos días hasta que después, naturalmente, aparece”161.
Al embrollo de que distintas personas decían estar a cargo de los centros de evacuados,
se sumaba la dificultad para ubicar a los funcionarios en medio de la emergencia, otra
contrariedad señalada por la misma profesional. Con el objeto de prevenir estos
inconvenientes, la Guía para la cobertura periodística responsable de desastres y
catástrofes aconseja elaborar una agenda de contactos integrada por las principales
fuentes gubernamentales y no gubernamentales con las cuales sea apropiado
159
Entrevista a Silvia Carafa, Anexo, p. 139.
160
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 143.
161
Entrevista a José Maggi, Anexo, p. 156.
162
Entrevista a Silvia Carafa, Anexo, p. 139.
No obstante, conviene aclarar que después de hablar con todo el mundo, los cronistas
cotejaron la información con fuentes oficiales e institucionales que, en definitiva, fueron
las más citadas en cada uno de los diarios. Es decir que, a pesar de ir a la carga, los
periodistas terminaron acudiendo a personas conocidas o que gozaban de
reconocimiento por su labor política o institucional. Además, la presencia recurrente de
las fuentes gubernamentales en cierto punto era ineludible, ya que ellas representaban el
punto de vista oficial, tanto en lo relativo a las cuestiones controvertidas como en los
distintos temas en general.
163
Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Guía para la cobertura
periodística responsable de desastres y catástrofes, “Buenas prácticas para el tratamiento informativo de
desastres y catástrofes”: <http://www.defensadelpublico.gob.ar/sites/default/files/guiacatastrofes_0.pdf >.
164
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 129.
165
Entrevista a Ernesto Ávila, Anexo, p. 149.
Entre el apuro de los cronistas por obtener determinadas informaciones antes del horario
de cierre, las dificultades que afrontaban para proveerse de ciertos datos y el contexto
inestable inherente a la emergencia, es comprensible que se hayan publicado algunas
informaciones contradictorias. Por ejemplo, el mismo día en que Rosario 12 utilizó la
volanta “Setenta y cuatro escuelas rosarinas sin clases” para dar pié al título “Y hoy
podrían ser muchas más”, La Capital lució en su portada el número 53, también en
alusión a la cantidad de escuelas que no dictarían clases. La diferencia es aún más
considerable si se tiene en cuenta que en esa edición La Capital presentó un recuadro
donde se contabilizan, en total, 42 escuelas de la ciudad cerradas167.
Para colmo, ese mismo día se detectó otro elemento discordante. Mientras en la portada
de La Capital un ítem afirmó que “Se formó un comité de crisis […]”, y dentro del
diario una noticia se tituló “Bielsa encabezó el comité de crisis junto a Lifschitz”, El
Ciudadano expresó: “A diferencia de la pedrea, en esta oportunidad no hizo falta ningún
comité de crisis […]”168.
166
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 130.
167
Rosario 12, jueves 29 de marzo de 2007, p. 4, en Anexo, p. 330; La Capital, jueves 29 de marzo de
2007, portada y p. 4, en Anexo, págs. 198 y 200.
168
La Capital, jueves 29 de marzo de 2007, portada y p. 5, en Anexo, págs. 198 y 201; El Ciudadano,
jueves 29 de marzo de 2007, p. 2, en Anexo, p. 275.
Quizás por eso el mismo día en que Rosario 12 brindó entre sus títulos el tranquilizador
mensaje “La presa del Ludueña cumple con su rol y trae alivio a la ciudad”, una volanta
de El Ciudadano alertó acerca de posibles desbordes del arroyo en el transcurso de la
madrugada. Esta versión, contrapuesta a la anterior, se basaba justamente en referencias
“de última hora” que indicaban que la escala del Ludueña “continuaba creciendo” 169.
Si bien los diarios presentaron este tipo de incongruencias, al día siguiente uno de esos
periódicos se hizo eco de una recomendación que, paradójicamente, resulta oportuna
para evitar la circulación de tales ambigüedades. Aunque la observación pertenece a una
psicóloga -Andrea Bordignon, quien cuenta con experiencia en situaciones de
emergencia-, merece ser valorada por los periodistas abocados a estos acontecimientos:
“[…] dar indicaciones confusas, generar rumores, generar imprecisión, colabora en el
caos. Por eso es importante ir dando la información más certera posible, y no que por
dar una respuesta rápida se generen confusiones que no propicien el armado de un
ámbito de cada vez mayor organización”170.
En plena sintonía con ese criterio, la Guía para la cobertura periodística responsable
de desastres y catástrofes admite la posibilidad legítima de reconocer “que algo no se
sabe y que se va a averiguar”. De acuerdo a la Guía, el comunicador no debería
concentrarse en ser “el primero en brindar datos”, sino más bien en que los datos que
brinda sean “los más certeros”171.
169
Rosario 12, sábado 31 de marzo de 2007, p. 2, en Anexo, p. 334; El Ciudadano, sábado 31 de marzo
de 2007, págs 2 y 3, en Anexo, págs. 285 y 286.
170
Rosario 12, Domingo 1º de abril de 2007, p. 5: Cubrir las necesidades profundas, en Anexo, p. 338.
171
Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Guía para la cobertura
periodística responsable de desastres y catástrofes, “Buenas prácticas para el tratamiento informativo de
desastres y catástrofes”: <http://www.defensadelpublico.gob.ar/sites/default/files/guiacatastrofes_0.pdf >.
En lo que concierne al rumor, el episodio del arroyo Ludueña merece un párrafo aparte,
ya que durante la primera semana de la inundación aparecieron distintas versiones
acerca del estado de su cauce. Como prueba de ello, basta citar el testimonio de una
vecina de barrio Sarmiento: “Dicen que se desbordó en Olivé y que se viene el agua
[…]”172. Esta declaración formó parte de una nota en la que se reprodujo una serie de
presunciones; sin embargo, al final de la crónica se aclaró convenientemente que sólo se
trataba de especulaciones.
Bajo el título “El miedo marcado en la memoria”, esa misma jornada El Ciudadano
publicó un recuadro donde se lee: “[…] los rumores iban y venían. En el Palacio de los
Leones el asunto generó preocupación. <<El arroyo no va a desbordar, pero se nos va a
desbordar la gente si se siguen alentando versiones y miedos>>, advirtió un funcionario
municipal”173. A pesar de la advertencia, el dinamismo de la situación -vale decir, la
variación de los niveles de crecida del arroyo, a su vez asociada a las vicisitudes
172
La Capital, jueves 29 de marzo de 2007, p. 6, en Anexo, p. 202.
173
El Ciudadano, jueves 29 de marzo de 2007, p. 3, en Anexo, p. 276.
Tal vez algunas de las derivaciones más perniciosas de los rumores y las imprecisiones
residen en el temor, la incertidumbre y la angustia que siembran en la población. Tanto
es así que el director del centro de salud Ceferino Namuncurá declaró a La Capital que
en el asentamiento Stella Maris, situado en Fisherton, se había vivido un pico de
angustia el miércoles 29 de marzo, “cuando arreciaban los rumores sobre una posible
salida de cauce del Ludueña”176. Parece que, como afirmó la experta Susana Sainz, “en
la incertidumbre el daño se potencia”177.
En medio del temporal, los rumores en torno a la posibilidad de que el arroyo Ludueña
desbordara alimentaban la sensación de angustia y alerta que caracteriza al miedo,
inquietando a las poblaciones amenazadas por el torrente. Así, la noticia titulada
“Empalme revivió su peor fantasma” reseña que el arroyo era “el centro de las
conversaciones” y que los vecinos del barrio, además de reclamar obras, no podían
evitar “el recuerdo de la gran inundación de 1986”178.
De ahí que, teniendo en cuenta “el peso de la palabra impresa” y la necesidad de ser
“responsables con la información”, Claudio González razonó: “Ante el desastre de la
inundación, ante una catástrofe, hay que tener cuidado y afianzar la responsabilidad de
tratar de no generar fantasmas”179.
174
El Ciudadano, sábado 31 de marzo de 2007, p. 2, en Anexo, p. 285.
175
Entrevista a Silvia Carafa, Anexo, p. 138.
176
La Capital, viernes 30 de marzo de 2007, P. 8, en Anexo, P. 209.
177
Entrevista a Susana Sainz, Anexo, p. 127.
178
La Capital, jueves 29 de marzo de 2007, p. 4, en Anexo, p. 200.
179
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 145.
Siguiendo con esa línea de razonamiento, Camps entiende que en una catástrofe
aumentan las posibilidades de que las víctimas den información errónea, tergiversada o
de segunda mano, aún de manera involuntaria o inconsciente. “Para los afectados, su
problema siempre será el más grave. Según ellos, las autoridades jamás habrán hecho lo
que era imprescindible para evitar o atenuar la catástrofe. La ayuda casi nunca habrá
llegado a tiempo, o será insuficiente. Si se dio intervención a la justicia, ésta será
siempre morosa” (CAMPS, 1999: 191).
Sumado a esto, también está presente el punto de vista del cronista que, si bien trata de
comprender lo que le manifiestan, no está exento de equivocarse y brindar
interpretaciones desacertadas acerca del suceso, o tal vez impregnadas por su propia
conmoción. “El errar es humano, entonces a lo mejor uno quiere transmitir una cosa,
pero el otro decodifica algo diferente y escribe otra. Siempre está la subjetividad, que lo
empapa todo”, apuntó Favarel181.
180
Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Guía para la cobertura
periodística responsable de desastres y catástrofes, “Buenas prácticas para el tratamiento informativo de
desastres y catástrofes”: <http://www.defensadelpublico.gob.ar/sites/default/files/guiacatastrofes_0.pdf >.
181
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 133.
Como si fuera poco, durante la inundación de 2007 algunos funcionarios lanzaron una
serie de acusaciones que, al obtener réplicas de la contraparte, sólo aportaron polémica
y más confusión. Incluso en el momento de mayor gravedad, el intendente disparó
contra la Provincia por las demoras en los trabajos de canalización que –según estimó-
hubieran evitado los desbordes; a la vez, el ministro de Asuntos Hídricos le recriminó a
la Municipalidad una supuesta ineficiencia de Defensa Civil y la acumulación de
suciedad por falta de zanjeo, acusando al Ejecutivo local de echarle la culpa a los
demás.
El cruce aludido apareció bajo el título “Polémica por las obras hidráulicas en las zonas
anegadas por la lluvia”, y ese día La Capital abrió la sección La Ciudad con una volanta
que exponía la disputa: “Funcionarios provinciales y municipales polemizaron sobre
obras hidráulicas”184. La controversia continuó en la edición del domingo, donde se
encuentran pasajes como “La polémica por la demorada licitación del proyecto hídrico
volvió a enfrentar al Palacio de los Leones con la Casa Gris”, con la diferencia de que
en esa ocasión también se sumaron a la contienda la vicegobernadora y el secretario de
Obras Públicas de la Municipalidad185.
Al releer esas páginas se comprueba, por un lado, lo difícil que se hace discernir la
responsabilidad que le correspondía efectivamente a cada esfera del Estado en la
confusa trama de deberes y compromisos dilatados o incumplidos. Por otro lado, en esas
líneas se evidencia que en las ediciones en que cobraron entidad las acusaciones, los
182
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 146.
183
Entrevista a Silvia Carafa, Anexo, p. 138.
184
La Capital, miércoles 28 de marzo de 2007, págs. 5 y 3, respectivamente, en Anexo, págs. 197 y 195.
185
La Capital, domingo 1º de abril de 2007, págs. 3 y 4, en Anexo, págs. 220 y 221.
A modo de ejemplo, la citada noticia “Polémica por las obras hidráulicas […]”
ahondaba en reproches recíprocos entre funcionarios municipales y provinciales,
mientras que la información destinada a orientar la ayuda aparecía en un pequeño
recuadro anexado a la nota de forma complementaria. Asimismo, el domingo en que las
recriminaciones reaparecieron, lo hicieron en las dos primeras páginas de la sección
local (la 3 y la 4), y aunque se incluyó una columna en la cual se especificaban los
lugares para hacer llegar donaciones, el listado fue publicado recién en la página 15 de
esa sección186.
Sucede que, ante un evento adverso de gran amplitud, a menudo aparecen voces
inquisitivas con señalamientos destinados a lograr la repercusión necesaria para
desgastar a una determinada gestión, de modo que esas imputaciones suelen ganar
espacio en los medios de comunicación. “No faltará algún representante de la oposición
que se ponga a disposición de la prensa para acusar al gobierno por no haber tomado las
medidas necesarias para evitar la tragedia, o por no haber previsto que podía suceder y
así atenuar sus consecuencias, o por no haber actuado con suficiente rapidez y eficacia”
(CAMPS, 1999: 193).
Más allá de que este tipo de polémicas despiertan interés, la publicación de las
contestaciones de un funcionario a otro obedece también al valor/noticia del equilibrio
(balance), cuya forma más explícita se evidencia, según Wolf, en la información
186
La Capital, domingo 1º de abril de 2007, p. 15, en Anexo, p. 231.
187
Rosario 12, jueves 5 de abril de 2007, portada y p. 2, en Anexo, págs. 346 y 347.
188
Rosario 12, sábado 7 de abril de 2007, p. 2, en Anexo, p. 353; El Ciudadano, sábado 7 de abril de
2007, p. 9, en Anexo, p. 317; La Capital, sábado 7 de abril de 2007, p. 8, en Anexo, p. 259.
A todo esto, en la prisa por encontrar una explicación -que, por otra parte, puede ser
bastante compleja-, a veces los cronistas terminan más bien enfocándose en hallar a un
responsable de la situación, lo que abona la inclinación a la acusación. “Generalmente
se está buscando siempre a un culpable, una tendencia que también hace eco en la gente.
[…] Parece que todos, como sociedad, tenemos una necesidad imperiosa de encontrar
un responsable, y ya –analizó Ávila-, cuando en estos casos cuesta mucho conocer la
cadena de responsabilidades. Es como que en algún momento los periodistas tenemos
que dar un indicio de quién pudo haber sido el responsable”, especuló190.
Si, como sostuvo la psicóloga Andrea Bordignon en Rosario 12 191, lo primero que hay
que mitigar en una emergencia es el sentimiento de desorganización que enfrentan los
damnificados (ya que las actividades cotidianas se ven totalmente alteradas), está claro
que los rumores, las acusaciones y sus consecuentes polémicas sólo agudizan la
sensación de caos. En pocas palabras, la divulgación de controversias y versiones
inciertas realza la confusión, la ruptura y la fragmentación que caracterizan a una
emergencia.
189
Rosario 12, viernes 20 de marzo de 2007 p. 2, en Anexo, p. 332.
190
Entrevista a Ernesto Ávila, Anexo, p. 151.
191
Rosario 12, domingo 1º de abril de 2007, p. 5, en Anexo, p. 338.
Sin embargo, durante la inundación de 2007 los diarios no dejaron de lado ciertos
rumores, ni tampoco la discordia entre los funcionarios municipales y provinciales que
debían coordinar esfuerzos para revertir la crisis hídrica. Por consiguiente, estas
desavenencias entre los agentes de dos niveles del Estado aumentaban la sensación de
ruptura que define a una emergencia.
Como cierre de este capítulo es oportuno citar una observación de Ernesto Ávila donde,
precisamente, se evidencia que la complejidad y el vértigo propios de un escenario de
emergencia, además de romper con la cotidianeidad de una comunidad, suponen un
desafío para el desempeño responsable de los periodistas. “[La emergencia] altera todo,
de modo que es muy difícil mantener la calma y no dejarse llevar por lo que está en la
superficie, que siempre es la acusación, el rumor, el comentario –reflexionó-, porque
uno necesita información y recibe mucha, pero poco chequeable o verificable. Entonces
hay que tener mucho cuidado para no equivocarse o dar una información falsa: ese es el
desafío más grande en una instancia de conmoción”192.
192
Entrevista a Ernesto Ávila, Anexo, p. 149.
Para empezar, es conveniente aclarar que, lejos de menguar el dolor, al hacer hincapié
en los aspectos más dramáticos del suceso, los medios sólo refuerzan la sensación de
alteración y desamparo. Tanto es así que la Guía para la cobertura periodística
responsable de desastres y catástrofes advierte que la espectacularización del evento y
la magnificación de datos pueden incrementar el pánico193.
Ya las notas sobre los niveles de crecida del arroyo Ludueña, como “Todas las miradas
puestas en el arroyo Ludueña”, “Todos los ojos en el Ludueña”, “El temporal ya se
cobró tres vidas y el Ludueña aterrorizó a la gente” o “El Ludueña desbordó
desesperación”194, dotaban de dramatismo a la situación y ponían en alerta a los lectores
cuando, en realidad, la presa retardadora estaba conteniendo el enorme caudal que era
motivo de preocupación.
193
Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Guía para la cobertura
periodística responsable de desastres y catástrofes, “Decálogo para la cobertura periodística responsable
de desastres y catástrofes”:
<http://www.defensadelpublico.gob.ar/sites/default/files/guiacatastrofes_0.pdf >.
194
Rosario 12, jueves 29 de marzo de 2007, p. 3, en Anexo, p. 329; El Ciudadano, sábado 31 de marzo de
2007, p. 3, en Anexo, p. 286; La Capital, sábado 31 de marzo de 2007, págs. 3 y 8, respectivamente, en
Anexo, págs. 212 y 216.
En efecto, La Capital abundó en las dramáticas historias de vida de aquellos que habían
perdido casi todo. “Una vida ligada al arroyo Ludueña”, “Los olvidados y el dolor de
siempre”, “Defiendo la vida de los míos como si fuera una guerrera” y “El temporal que
azota a Rosario ya se cobró sus primeras víctimas fatales” -donde se encuentran pasajes
como “A Chuky lo vi morir […]”-, configuran una selección de crónicas de vida de
personas atravesadas por la desdicha y la marginalidad, y sacudidas por el disgusto de
una inundación que les deparaba nuevas pérdidas195.
Lo que antecede permite deducir que, siempre que se considere a la información como
un servicio de interés público, el periodismo debe contribuir a mitigar el sufrimiento y
el temor de la población, de modo de ser socialmente útil. Sin embargo, es evidente que
a veces no prevalece esta noción, puesto que se encuentra en una tensión directa con el
modo en que conciben a la información los intereses económicos privados.
195
La Capital, domingo 1º de abril de 2007, págs. 10 y 11, en Anexo, págs. 226 y 227; y sábado 31 de
marzo de 2007, págs. 6 y 7, en Anexo, págs. 214 y 215, respectivamente.
196
Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Guía para la cobertura
periodística responsable de desastres y catástrofes, “Tratamiento de las fuentes de información”, Inciso
c); “El rol social del comunicador”, Incisos b) y c).
197
Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, Art. 3, Inciso a), y Nota a los artículos 2º y 3º.
Con este interrogante, la doctora en Ciencias Sociales pone de relieve la tensión aludida
entre el interés público y el interés privado; es decir, entre la información entendida
como un bien social y la información considerada como un mero entretenimiento, donde
–según la autora- la noticia pasa a ser una mercancía a la venta que, como tal, intenta
atraer consumidores presentando la realidad como un espectáculo.
Siguiendo con este razonamiento, Martini explica que los medios de comunicación “se
consolidan como un negocio altamente rentable si entretienen”. En este marco donde los
medios funcionan como un negocio, la noticia deviene en un artículo más de consumo
y, por ende, es presentada apelando a golpes de efecto. Así, la catedrática identifica una
tendencia cada vez más afianzada a informar “a través de modalidades dramáticas de la
enunciación que intentan causar impacto en el público desde la escenificación, la
impresión y las sensaciones” (MARTINI, 1999: 59 y 55).
Fecha y página
Enunciados dramáticos publicados por La Capital
de publicación
“Por el temporal ya hay más de dos mil evacuados”
“Muchos dejaron sus casas en canoa” 28/03/2007, P. 1
“Hubo cortes de luz, anegamientos y caos en el tránsito”
“El temporal que azota a Rosario se cobró sus primeras víctimas fatales” 31/03/2007, P. 6
“La provincia nunca antes ha pasado por una situación así” 02/04/2007, P. 4
Fecha y página
Enunciados dramáticos publicados por El ciudadano
de publicación
“El diluvio no para y ya hay miles de evacuados” 28/03/2007, P. 1
“Pronóstico reservado” 29/03/2007, P. 1
“Más de tres mil evacuados y pronóstico reservado” 29/03/2007, P. 2
“La lluvia no para y el drama social se profundiza” 29/03/2007, P. 2
Fecha y página
Enunciados dramáticos publicados por Rosario 12
de publicación
“Inundados y evacuados” 28/03/2007, P. 1
“Imágenes de una ciudad bajo el diluvio “ 28/03/2007, P. 2
“Colchones y frazadas para pasar los días “ 28/03/2007, P. 3
“ Detrás está la gente“ 29/03/2007, P. 1
“Una larga lista de daños colaterales“ 29/03/2007, P. 2
“La inundación en Nuevo Alberdi avanza sobre las casas.
29/03/2007, P. 3
Todas las miradas puestas en el arroyo Ludueña “
“Setenta y cuatro escuelas rosarinas sin clases.
29/03/2007, P. 4
Y hoy podrían ser muchas más”
“Los primeros momentos son siempre muy difíciles“ 30/03/2007, P. 1
“El agua arrastró cuatro vidas” 31/03/2007, P. 3
“Duro camino de regreso” 01/04/2007, P. 1
“El costo de la inundación” 04/0/0472007, P. 1
“Faltan obras vitales en Rosario” 05/04/2007, P. 1
“Inundaciones nunca más” 06/04/2007, P. 1
“La ciudad de la periferia” 06/04/2007, P. 3
Como se aprecia, todos estos enunciados provocan impacto y producen una sensación
angustiante, brindando un panorama dramático y complejo que llama la atención del
lector. “A ver, el diario tiene que vender títulos; o sea, la tapa tiene que ser llamativa y
los títulos tienen que ser una cosa que enganche”, admitió la periodista María Laura
Favarel198.
198
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, P. 133.
Por otro lado, Martini postula que la información construida para impresionar instala
defectuosamente un determinado tema, obturando o dificultando su adecuado debate y
reflexión, o bien planteando estas posibilidades “desde la conmoción” (MARTINI,
1999: 63 y 57). De hecho, puede pensarse en titulares como “El temporal ya dejó tres
muertos y un desaparecido”199, donde la afirmación del enunciado reduce las causas a
un fenómeno climático, cuando las razones de dos de esos decesos y de la desaparición
aludida podrían encontrarse más bien en la situación de abandono y exclusión de esas
personas, precariamente afincadas en una barranca sobre el margen del río. En cuanto al
restante fallecido, tampoco pereció por el temporal en sí mismo, sino por la
imprudencia de pretender practicar rafting sobre un caudaloso arroyo Saladillo.
Asimismo, el titular “Agua fatal y tensa espera”200 esconde que, en rigor, si el agua
resultó letal fue sólo porque no se había clausurado oportunamente la zona de barrancas
-medida que sí se dispuso unos días después del derrumbe de la casilla donde vivían los
dos ahogados y el desaparecido, amén de una orden de desalojo compulsivo emitida por
la Justicia tras el episodio-, o bien porque a las personas caídas al río no se les había
ofrecido una alternativa de alojamiento durante la emergencia hídrica.
199
La Capital, sábado 31 de marzo de 2007, Portada (p. 1), en Anexo, p. 211.
200
El Ciudadano, sábado 31 de marzo de 2007, Portada (p. 1), en Anexo, p. 284.
Quizás por eso las notas que incluyeron un abordaje más profundo de la inundación
tuvieron que esperar a que la situación se estabilizara y a que cediera el vértigo inicial
impuesto por la coyuntura. Así, pasados cinco días de iniciada la emergencia, bajo el
título “Cubrir las necesidades profundas”, Rosario 12 le dedicó una página al modo de
afrontar las secuelas psicológicas del evento, mientras que luego de una semana La
Capital empezó a otorgarle más espacio a la orientación de la ayuda mediante artículos
como “Los rosarinos hacen gala de su solidaridad”201. Con el paso de los días, esta
tendencia a mostrar e incentivar las acciones solidarias se consolidó –aunque
marginalmente- en todos los periódicos, que también publicaron notas donde se
reflexionaba sobre el cambio climático.
De la misma manera, en una publicación acerca del tratamiento informativo del dolor, la
doctora en Comunicación Cristina López Mañero menciona que, a raíz del abordaje
alarmista de la información, o al hacer del dolor un entretenimiento, la difusión
201
Rosario 12, domingo 1º de abril de 2007, p. 5, en Anexo, p. 338; La Capital, martes 3 de abril de 2007,
P. 5, en Anexo, p. 241.
202
Entrevista a Susana Sainz, Anexo, p. 127.
No obstante, es menester acotar que, si bien hubo notas que resaltaron el drama que
atravesaban los damnificados (y, como se verá, una preeminencia de palabras con
connotaciones negativas), tampoco se puede acusar un tratamiento de la información
203
Rosario 12, sábado 31 de marzo de 2007, p. 2: La presa del Ludueña cumple con su rol y trae alivio a
la ciudad, en Anexo, p. 334.
204
La Capital, viernes 30 de marzo de 2007, p. 9, en Anexo, p. 210.
205
La Capital, sábado 31 de marzo, p. 4: Lifschitz pidió que no haya cortes de calles, en Anexo, p. 213.
206
La Capital, viernes 6 de abril de 2007, p. 5: Usurparon un Fonavi y ahora deberán irse, en Anexo, p.
256; El Ciudadano, viernes 6 de abril de 2007, portada y p. 6: La tormenta de los sin techo, en Anexo,
págs. 309 y 310; Rosario 12, jueves 5 de abril de 2007, p. 3: Toman casas del Plan Federal, en Anexo, p.
348.
Tal vez por esa razón la Guía práctica de salud mental en situaciones de desastres
(2006: 180) insta a los periodistas a buscar “un equilibrio informativo, aún en
momentos de crisis”. Para lograr la compensación pretendida, invita a la difusión de
“mensajes positivos (de ánimo y apoyo), que eleven la moral y hagan sentir a la
población damnificada que no está sola”. De esta forma, la guía publicada por la OPS
propende a atenuar el temor, la desorganización y el sufrimiento de las personas.
207
Entrevista a José Maggi, Anexo, p. 156.
208
Entrevista a Ernesto Ávila, Anexo, p. 150.
209
Ídem.
Al repasar los periódicos relevados, se encontraron titulares con palabras como alerta,
amenaza, crisis, catástrofe, drama, desesperación, desolador, devastación, dolor, fatal
o tragedia. Evidentemente, la utilización de estas expresiones buscaba llamar la
atención de los lectores, apelando a la dramatización de la situación. En efecto, durante
la inundación de 2007 no sólo abundaron los titulares y las crónicas de tonalidad
dramática, sino que también prevalecieron los términos que compartían esa misma
característica, utilizados por los cronistas para describir la emergencia hídrica.
210
Ver Anexo, 3.1, “Recurrencia de palabras con connotaciones positivas y negativas”, Págs. 167-169,
177-178 y 185-186.
De todos modos, también hay que tener en cuenta que las expresiones impetuosas o
contundentes intentaban acercarle al lector un panorama de la magnitud de la situación.
“Si uno estuvo en el lugar, transmite el drama que vivió”, dijo María Laura Favarel, e
inmediatamente amplió: “Uno tiene la urgencia de hacer llegar lo que está pasando ahí
de un modo más cercano, porque no todo el mundo va al lugar, entonces nuestra tarea es
un poco acercar, para que los lectores del diario puedan entender mejor por qué es una
emergencia, por qué es un desastre”211.
Por lo tanto, no está de más poner de relieve la apreciación de José Maggi, quien se
mostró concluyente: “Si vas a una zona inundada donde convivís un día entero con
gente que perdió todo y no ponés una cuota de angustia, hacé la nota desde un
escritorio, hablá por teléfono con el vecinalista y no vayas, no tenés que ir. No quiere
decir que la crónica sea de punta a punta dramática –añadió-, pero en este caso había
especulaciones en torno a lo que podía crecer el Ludueña […], entonces todos iban a
mirar cómo estaba el arroyo: ¿cómo no transmitir dramatismo?”212.
211
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, p. 132.
212
Entrevista a José Maggi, Anexo, p. 156.
En lo que compete a los criterios de noticiabilidad vigentes, es preciso hacer notar que
se identificaron elementos contrapuestos entre tales pautas y lo postulado por los
especialistas en situaciones de emergencia. Por un lado, de acuerdo a una ideología de
la noticia donde las malas noticias son buenas noticias, se demanda enfatizar los rasgos
más dramáticos, llamativos y negativos de las historias; al tiempo que, por otro lado, las
guías para abordar catástrofes y los expertos en la materia recomiendan no acentuar los
aspectos desalentadores.
Por lo tanto, se produce una tensión entre la propuesta de los especialistas, quienes
pretenden una cobertura de las emergencias enfocada en la responsabilidad social de los
medios de comunicación (de modo de reducir o atenuar el impacto del evento, es decir,
el riesgo físico y anímico de la comunidad), y algunos de los valores/noticia que guían
las rutinas profesionales. A propósito, Ernesto Ávila consideró: “El lugar común es el
del drama, el del impacto. Seguramente ya hay un editor que está imaginando una tapa
dramática. Y muchas veces, cuando no es tan dramática la situación, le estás arruinando
la tapa a tu jefe. Es todo una complicación”213.
Dicho esto, es comprensible que durante la inundación de 2007 hayan predominado los
términos inquietantes y de acepciones negativas. Sobre todo cuando la cobertura de los
diarios pareció enfocarse más en describir el drama de los inundados, lo caótico de la
situación y los problemas derivados del temporal, que en orientar a la población y la
ayuda social.
213
Entrevista a Ernesto Ávila, Anexo, p. 150.
Ahora bien, para alejarse del dramatismo y asumir un mayor compromiso con la
función social del periodismo, probablemente se requiera de un mínimo espacio que
permita no sólo procesar lo vivido en la emergencia, sino también reflexionar acerca de
las necesidades que plantea ese escenario. Parafraseando a Gabriel García Márquez, en
esta profesión debería haber un minuto de silencio para que los periodistas reflexionen
sobre su enorme responsabilidad215.
De acuerdo a lo desarrollado a lo largo de este trabajo, uno de los mayores escollos para
tomarse ese minuto estaría en la perentoriedad que plantean estas situaciones. Sin
embargo, Camps apunta que, a diferencia de lo que ocurre con los cronistas de radio y
televisión, a los reporteros gráficos les puede resultar más fácil “buscar los términos
adecuados para describir lo que vieron, sin recurrir a palabras literales o crudas”
(CAMPS, 1999: 298). En tal sentido, Favarel precisó: “Si bien hay vértigo de
información, el papel te da la posibilidad de un tiempo, cosa que no sucede con la
inmediatez de la Web, la radio o la televisión. Tenés hasta un tiempo de reflexión para
pensar cómo vas a enfocar la nota […]”216.
214
Entrevista a Claudio González, Anexo, p. 145.
215
Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (Fnpi), “Diez reflexiones de Gabo sobre el mejor
oficio del mundo”, Punto 6: <http://www.fnpi.org/premioggm2014/el-premio/gabo-periodista/diez-
reflexiones-de-gabo-sobre-el-mejor-oficio-del-mundo/>.
216
Entrevista a María Laura Favarel, Anexo, págs. 129 y 130.
Según la experta Susana Sainz, para lograr ese propósito se necesita que cada uno de los
sectores que trabaja en torno a la emergencia –incluida la prensa- acompañe “la
organización activa de las personas y la respuesta del Estado”. En lo que concierne
específicamente al periodismo, destacó que las pautas claras, breves y concisas
“colaboran y disminuyen el daño”. “Las consignas claras y concisas que impulsan la
participación activa y la organización son importantes –explicó-, porque está
comprobado que la participación protagónica con los otros contribuye en la
recuperación de las personas”217.
Respecto a la claridad de los enunciados, cabe acotar que Wolf relaciona dos
observaciones interesantes. En primer lugar, que los periodistas se valen de la imagen
que poseen del público para evaluar si éste puede comprender los términos utilizados en
las noticias y, en segundo lugar, que de esa manera se refuerza “no sólo la necesidad de
ser claros y simples, sino también la imagen <<pedagógica>> de la profesión (y por
tanto la utilidad social de la misma)” (WOLF, 2004: 149).
217
Entrevista a Susana Sainz, Anexo, págs. 126 y 127.
218
Ídem.
En efecto, al reflexionar sobre cuál es la función que debe cumplir el periodismo en una
catástrofe, Camps invita a preguntarse acerca de qué es lo que espera y necesita del
219
Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Guía para la cobertura
periodística responsable de desastres y catástrofes, “Buenas prácticas para el tratamiento informativo de
desastres y catástrofes”: <http://www.defensadelpublico.gob.ar/sites/default/files/guiacatastrofes_0.pdf >.
220
Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, Informe mundial sobre
desastres (2005), “¿Datos o diálogo? El papel de la información en casos de desastre”: <www.disaster-
info.net/lideres/spanish/peru2006/Docs/materialprevio/11_Informe%20Mundial%20sobre%20Desastres.p
df>.
Sin embargo, todo cambió en las ediciones siguientes. Una vez que los periodistas
pudieron conocer mejor la magnitud de la inundación, y ya sin la presión inicial del
cierre, fueron las vicisitudes de este gran tema las que desplazaron, en cambio, a los
En otras palabras, el escenario de emergencia fue de tal amplitud que, para poder dar
cuenta del fenómeno hídrico y su consecuente caudal informativo, las redacciones
debieron reorganizar sus recursos. Además, los periódicos adoptaron cierta flexibilidad,
tanto en su compaginación como en la cantidad de páginas correspondientes a la sección
local.
En cuanto a la reasignación del personal, conviene hacer notar que estuvo directamente
ligada a las características que adquirió la recolección de la información durante la
inundación. De hecho, los periodistas dedicados a los asuntos locales debieron dejar las
tareas que estaban desarrollando para volcarse de inmediato a cubrir la emergencia,
fundamentalmente desde los lugares azotados por el temporal.
A su vez, esto explica -al menos en parte- por qué la información necesaria para afrontar
la inundación obtuvo en los periódicos un lugar reducido, secundario o complementario,
mientras que las declaraciones de los funcionarios y las historias de vida de los
damnificados ocuparon un espacio notoriamente mayor. Por este motivo, y para
propender a un mayor equilibrio, la Guía para la cobertura periodística responsable de
desastres y catástrofes insiste en la importancia de conocer y cultivar el contacto con
aquellas fuentes idóneas en la materia –también extraoficiales- antes de ser sorprendidos
por una emergencia.
Por su parte, en cuanto al trabajo en el lugar del acontecimiento, los cronistas destacaron
la ventaja que representa conocer y acudir a las fuentes que gozan de cierta jerarquía en
los sitios castigados por este tipo de eventos. La pertinencia de estos informantes radica
tanto en virtud de su credibilidad y de su valoración social, como del conocimiento que
poseen respecto a los asentamientos donde desarrollan su labor.
Esto significa que, por razones de credibilidad y fiabilidad, luego de hablar “con todo el
mundo”, los periodistas terminaron acudiendo a fuentes que les resultaban conocidas y
Dicho esto, al examinar las páginas de los diarios se comprobó que las fuentes citadas
con recurrencia cumplían, sin excepción, con algunos de los criterios de selección que
menciona Mauro Wolf: productividad, autoridad, credibilidad, fiabilidad, oportunidad
o conveniencia, etc. Así, la preferencia por las fuentes oficiales, que se verificó en el
hecho de que los cronistas consultaron con mayor frecuencia a las autoridades, se
comprende mejor si se considera –como sostiene Wolf- que tales informantes suelen
estar en condiciones de proveer suficiente material de calidad para la elaboración de las
noticias; de ahí que resultaran convenientes y productivas.
Otro motivo que pareció haber abonado a esta superrepresentación de la esfera político-
institucional fue la carencia de capacitación en emergencias que se comprobó en los
cronistas que llevaron adelante la cobertura de la inundación. Sucede que los periodistas
no especializados, al carecer de conocimientos específicos sobre los asuntos que tratan,
también desconocen a las personas que se ocupan particularmente de esas materias; en
consecuencia, suelen acudir a fuentes con autoridad política o institucional, puesto que,
Como se aprecia, aquí se encuentra otra posible explicación para entender el escaso
espacio ofrecido por los diarios a los especialistas, y más aún a aquellos ajenos a la
órbita gubernativa: resultaban desconocidos para los cronistas y extraños a las rutinas
productivas.
Por otra parte, este estudio también contribuyó a esclarecer las razones por las cuales las
informaciones y las voces que advertían respecto a la posibilidad de la inundación
recién aparecieron en los diarios una vez que en la ciudad ya había miles de evacuados.
En este sentido, a partir de Wolf se pudo dilucidar que la propia organización del trabajo
periodístico atenta contra el desarrollo de un periodismo previsor, ya que se orienta a la
recolección de acontecimientos puntuales y, preferentemente, negativos (bad news is
good news).
Esto permite inferir que, pese a que las advertencias de una inundación son importantes,
se presume que no tienen suficiente interés periodístico –excepto, quizás, si las formula
una fuente en posición de autoridad-, lo que ayuda a entender por qué fueron
marginadas de los diarios, donde se priorizaron otros asuntos de mayor impacto. De
hecho, los criterios de noticiabilidad que rigen el desempeño profesional (entre ellos los
valores/noticia interés, brevedad y entretenimiento) llevan a enfatizar la capacidad de
atraer la atención que despiertan los aspectos puntuales, efímeros y llamativos de las
historias, como lo fueron –una vez acontecida la inundación- las cifras de evacuados y
de agua caída, las noticias sobre fallecidos o el monto millonario de las tareas de
reparación.
Por otro lado, de las entrevistas se desprende que, si bien los periodistas no sabían que
la inundación sucedería, sí conocían que había zonas en peligro por la falta de obras
hídricas. Por lo tanto, una opción válida para no llegar tarde y sólo esperar a que el
evento suceda, consistiría en informar acerca del estado de las obras necesarias para
evitar una determinada situación de emergencia. De esta manera, se advertiría sobre las
condiciones concretas que facilitan -o bien previenen- su desenlace, manteniendo el
tema presente en la agenda. En caso contrario se corre el riesgo de llegar al problema
cuando el hecho está consumado, como ocurrió en el caso estudiado.
Así pues, luego de que varios sectores de la ciudad se encontraban inundados -y miles
de rosarinos evacuados-, los periódicos no tardaron en poner en evidencia, entre otras
cosas, la carencia de zanjeo en algunos barrios, los perjuicios del monocultivo, la falta
de un sistema de alerta, el estado de los arroyos Ludueña y Saladillo y, ante todo, la
demora que presentaban los trabajos de profundización de los cauces rebalsados.
Ciertamente, fue en torno a las obras hídricas que emergieron las mayores polémicas
entre los funcionarios.
Por lo visto hasta aquí, ni la información que podía aquietar las aguas, ni la consulta a
los especialistas, ni los mensajes preventivos fueron prioritarios en las páginas de los
diarios. Por el contrario, podría objetarse que, así como la inundación –en tanto
escenario de emergencia- rompió con la cotidianeidad, por momentos la prensa enfatizó
los aspectos disruptivos derivados de esa situación. O, también, que cuanto más grave
devino el aluvión, más se remarcó el drama y la sensación de fragmentación.
Del análisis de bibliografía específica y de la entrevista a Susana Sainz surge que, si los
periodistas trabajarían en conformidad con las recomendaciones que ofrecen una serie
de manuales y guías (elaboradas tanto por especialistas en emergencia como por
cronistas con experiencia en esos escenarios), podrían contribuir a potenciar las
aptitudes, los conocimientos y los recursos de la comunidad. De ese modo, la prensa
ejercería un importantísimo rol social, ya que ayudaría a incrementar la capacidad de
organización y recuperación de la población, cooperando en la reducción de su
vulnerabilidad.
Más aún, como se trata de pautas que operan de forma complementaria, para sortear el
dramatismo también podría ponderarse el valor/noticia de la protección, que alude a la
no-noticiabilidad de aquellos hechos, detalles e historias cuya cobertura informativa, se
presume, podría resultar potencialmente traumática, herir la sensibilidad del público o
provocarle ansiedad (WOLF, 2004: 130). En consecuencia, a pesar de la tensión
advertida, sería factible que la prensa relegara el dramatismo y las polémicas para
adoptar otros criterios, como aquellos orientados hacia una cobertura socialmente
responsable de las situaciones de emergencia.
Por otro lado, si se considera que los cronistas destacaron el impacto emocional que les
generaba el escenario presenciado, la mención a la capacitación también se fundamenta
en la convicción de que aportaría una serie de conocimientos y herramientas sumamente
valiosas para que los periodistas pudieran abordar una emergencia, sobre todo, sin verse
desbordados por la conmoción y la confusión que caracterizan a la situación.
Libros:
Artículos de libros:
Conferencias y presentaciones:
*
Sólo contempla las revistas especializadas consultadas en versión impresa. Aquellas consultadas en
línea están incluidas dentro del apartado “Recursos tomados de la Web”.
- TORRES, Jesús Erney, 2004, “El rigor, garantía para los periodistas, credibilidad para
los medios y esperanza para los ciudadanos”, Palabra Clave, Nº 11, entrada consultada
en mayo de 2015:
<http://palabraclave.unisabana.edu.co/index.php/palabraclave/article/view/1301/1440>
- BUSIEMI, Adriana Alejandra, 2005, Santa Fe, la inundación y los medios gráficos de
Rosario, Licenciatura en Periodismo (UNR).
- MAGGI, María Soledad, 2009, El trabajo periodístico de los profesionales del diario
La Capital en el seguimiento de la tragedia de República de Cromañón, Licenciatura en
Periodismo (UNR).
“El temporal en Rosario provocó más cortes de luz e inundaciones”, Clarín, jueves 29
de marzo de 2007:
<http://edant.clarin.com/diario/2007/03/29/sociedad/s-03601.htm>.
“Otra vez el agua en Nuevo Alberdi”, Redacción Rosario, lunes 22 de octubre de 2012:
<http://www.redaccionrosario.com/nuevo/2012/10/22/otra-vez-el-agua-en-nuevo-
alberdi/>.
“Nuevo Alberdi fue afectado por el desborde del canal Salvat”, La Capital, martes 23 de
octubre de 2012:
<http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2012/10/edicion_1448/contenidos/noticia_51
50.html>.
“La tormenta sacudió a toda la región”, Rosario 12, martes 23 de octubre de 2012:
<http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/10-36118-2012-10-23.html>
“En pocas horas, el Gran Rosario padeció el peor temporal en décadas”, La Capital,
viernes 21 de diciembre de 2012:
<http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2012/12/edicion_1506/contenidos/noticia_53
20.html>
“Ordenan desalojar los piquetes de Juan José Paso y liberar la vía”, La Capital, viernes
9 de marzo de 2007:
<http://archivo.lacapital.com.ar/2007/03/09/ciudad/noticia_372045.shtml>.
La definición que uso yo es la de Ana Quiroga, desde la psicología social 221, que incluye
no solamente la situación en sí, sino las repercusiones subjetivas que eso tiene, porque
si no tiene impacto en las personas no es social. Lo que rompe y destruye la situación
de emergencia son las condiciones de vida de las personas, y eso tiene un impacto en
las distintas formas de registro del hecho y en las diferentes reacciones que promueve.
O sea, tiene un impacto con distintas formas de registro y de reacciones. Una situación
de emergencia es una modificación o ruptura súbita y significativa de las condiciones
materiales y sociales de la vida de una comunidad que genera impacto emocional y
consecuencias en la salud mental de la población; esa modificación provoca un
impacto en las formas de registro subjetivo del hecho y promueve reacciones. Esa
definición incluye todo. Fuera de contexto, esas reacciones pueden ser consideradas
como patológicas, pero este no es un concepto patologizante como otros que usan,
desgraciadamente, muchos colegas.
221
Ana Pampliega de Quiroga es directora de la Primera Escuela Privada de Psicología Social, institución
fundada por el psiquiatra Enrique Pichon-Rivière, de quien fue compañera y discípula.
Sí, claro, porque en general la población no está preparada para eso. En algunos casos
sí está preparada, como en el caso de los sismos en San Juan y en Mendoza, porque
desde la primaria tienen bien claro qué hacer, entonces la cosa es diferente.
¿En la inundación de 2007 los recursos locales fueron suficientes? ¿Podemos decir
que fue una emergencia?
Sí, hubo ayuda de la Provincia pero fue una situación de emergencia. Además en ese
caso los damnificados fueron los de siempre, los del noroeste de Rosario, y los de parte
del Saladillo y de la barranca del Paraná. Se desmoronaron las casas de la barranca,
algo que nunca había sucedido porque acá las inundaciones no son del río, en la isla sí.
La capacidad de respuesta local funcionó, y además para 2007 ya tenían organizados
refugios con cierto grado de preparación previa; estaba mucho más organizado que en
el 86 cuando la gente tenía que ir a los estadios de Newell’s o la Rural.
En una nota usted mencionó que las autoridades suelen desestimar las advertencias
de quienes habitan las zonas en riesgo de desastre, una actitud similar a la que
¿Por qué cree que la prensa le dio notoriedad a los vecinos recién una vez ocurrida la
inundación?
Genera el espanto para nada, o sea, nada útil; además satura tanto que uno ya no
quiere saber más nada. A las personas afectadas les hace un daño tremendo porque
no orienta: no encauza la ayuda, no aclara qué está pasando ni qué se está haciendo,
ni qué va a seguir pasando, que son las cuestiones en las que los medios tienen que
colaborar. Todo el tiempo, en cada uno de los momentos, tenés que ir informando qué
está pasando y qué se está haciendo al respecto. En ese rumbo, en cada uno de los
momentos tiene que ser información verificada y certera. Nada de “me parece”; hay
que ser muy cuidadosos. Y si se da información no verificada o parcial, hay que
aclararlo, aclarar que son supuestos. Es muy valioso dar información alentadora y
orientadora de la participación, la ayuda y la colaboración; por ejemplo, sobre qué
cosas son necesarias y dónde, y cuáles ya no, porque si hay algo que caracteriza a una
situación de emergencia es que está todo roto, entonces es muy difícil saber qué
hacer, cuándo hacerlo y cómo. En la incertidumbre, el daño se potencia.
Ese fue un momento de cambio para mí. Yo venía de trabajar en el suplemento Salud,
haciendo notas sobre salud y me cambiaron a Ciudad, que cubre la contingencia
cotidiana. Cuando sucedió la inundación, nuestro trabajo era ir a los lugares
[inundados], relevarlos, ver cómo estaban esas zonas. Pero había tanta agua que era
todo un tema llegar. Una vez que pudimos entrar porque había bajado un poco el
agua, primero que nada tuvimos que recorrer el terreno, caminarlo, ver cómo estaba
la zona, y después hablar con la gente, con los que habían padecido la inundación y
con los que se habían salvado de la inundación, porque uno cuando está en el lugar se
encuentra con de todo un poco. Una vez que uno escucha y recoge toda esa
información, lo que hacemos siempre es volver al diario y escribir la nota para el otro
día; nuestro trabajo básicamente es eso. A su vez, muchas de las notas tienen algún
contacto con algún funcionario, por ejemplo, en este caso, la GUM. Recuerdo que en
este caso hablé con la GUM para ver si iban a acercarse al lugar. Después hablamos
con gente que estaba en movimientos sociales para ver si les iban alcanzando
donaciones, como para completar un poco el espectro, pero eso ya desde acá, por
teléfono. A veces estas cosas se pueden hacer un día después de la catástrofe o los
días posteriores y se abren en otras notas. Cuando sucede una cosa así, lo primero que
hacemos es ir inmediatamente al lugar para ver qué pasó, cómo están los evacuados y
la gente, cómo se está resolviendo el problema. Y después, uno desde acá es como un
receptor de muchas cosas que van pasando, ya sea a nivel de los movimientos sociales,
que juntaban donaciones, o de lo que estaban haciendo los bomberos, o Defensa Civil.
A nivel de los funcionarios nuestro papel es ver qué está haciendo el Estado ante esta
situación de conflicto o, más que de conflicto, de emergencia.
Alteró en el sentido de que todos nos abocamos a lo mismo. Cuando hay una
emergencia grande en la ciudad, que es lo que nos compete, nos abocamos todos a
cubrir esa emergencia. Si no cada uno está en temas más pequeños: qué pasa en el
Concejo, qué hace la intendenta, qué pasa en determinado barrio, pero no estamos
todos abocados a lo mismo. Pasó también con el desembarco de los gendarmes: todos,
en cada lugar de la ciudad, viendo qué pasaba.
Entonces, frente a una emergencia, ¿el diario cambia de acuerdo a las exigencias que
plantea ese escenario?
Exactamente. Sobre todo porque esta sección sale todos los días y es local, por lo que
nosotros podemos acercarnos al lugar de la noticia. No estamos hablando de Irak o de
En una emergencia se te complica más porque es todo muy rápido. No tenés mucho
tiempo de pensar a quién le vas a preguntar. En general está muy claro a quién: en
primer lugar a los protagonistas del hecho, y después a los funcionarios a los que les
compete la situación. Es muy rápida la reacción que hay que tener para saber a quién
llamar. No estás pensando: “A ver, a quién podría preguntarle”. No; salís al ataque, a lo
que te encontrás. También, como se trata de una emergencia, los hechos están
sucediendo: tenés el día de la inundación y los días posteriores, cuando el agua ya iba
bajando; cómo iban quedando las casas y cómo la gente volvía a su casa; cómo los
chicos andaban caminando descalzos…me acuerdo de los chicos caminando descalzos.
Había que ir viendo todo, por ejemplo, cómo se iban a reponer esas casas y la ropa
para esos chicos. Son muchos días de estar trabajando codo a codo con lo que está
pasando.
Y…sí. Pero si vas a hablar con los vecinos y hablás con siete vecinos y todos te dicen lo
mismo, es raro que todos te estén mintiendo. Y en cuanto a los funcionarios u otros
actores que pueden hablar como fuentes, si te mienten, el mismo lector se va a dar
cuenta. Y uno también. Todas las veces que podemos, los periodistas tenemos que
estar en el lugar, sobre todo cuando ocurre una emergencia así. Ir al lugar da la certeza
de saber que uno estuvo ahí y vio lo que estaba pasando, y a eso no hay con qué darle.
En los datos troncales de la noticia, como cuánta agua cayó, cuántas familias
resultaron afectadas, qué zonas de Rosario fueron afectadas y cómo o de qué manera
–que ya no son datos cuantitativos sino cualitativos-, es muy raro que metas la pata.
Tratás de chequear y de hablar con los funcionarios que relevan esa situación. Uno se
puede equivocar en la cantidad exacta de evacuados, pero también porque sigue
lloviendo y entonces siguen sumándose. No digo que no nos equivocamos, pero no
recuerdo que nos hayamos equivocado en cosas muy relevantes. Hoy por hoy, cuando
se está produciendo una noticia, ya hay portales de noticias con la información y estás
con la televisión permanentemente. Entonces tenés una buena cantidad de gente
trabajando en lo mismo, de forma particular cada uno. Nosotros hacemos un diario
que sale al otro día, con lo cual vos tenés hasta la noche para revisar todo lo que se
dijo al respecto. Entonces si ves que tenés datos que no concuerdan con lo que están
diciendo todos, volvés a chequear tu fuente: “¿Pero qué pasó? ¿No me dijiste tal
cosa?”, “¿Era así?, mirá que en tal portal están diciendo otra cosa. ¿Cómo es?”. Si bien
hay vértigo de información, el papel te da la posibilidad de un tiempo, cosa que no
Por lo que usted dice, el papel impondría una tarea más reflexiva y el hecho de
volver a acudir a la fuente
Teniendo en cuenta lo que las fuentes no se animan a decir, ¿considera que hubo
información relevante que fue dejada de lado? ¿La información fue manipulada, ya
sea para preservar intereses gubernamentales, intereses privados o la paz social?
Yo creo que hicimos todo lo que pudimos. Si hubo cosas que no salieron porque las
ocultó el gobierno, yo no me enteré. A veces nos enteramos, otras veces no nos
enteramos. Nosotros los periodistas no manejamos eso, se maneja a otro nivel más
alto. Siempre tratamos de ver todos los enfoques, además somos muchos trabajando,
entonces a uno se le ocurre una cosa, a otro se le ocurre otra; a uno desde el lado
social, a otro desde el lado médico, a otro desde el lado edilicio o de la vivienda y de
obras. A lo mejor se pasaron cosas pero porque se nos pasaron a nosotros. Es muy raro
que haya una deliberada intención de no hacer algo que reclama, sobre todo porque
seguramente lo van a hacer los otros medios. Ahora, si se quiere tapar información,
puede suceder. Pero no en este caso, no recuerdo que haya pasado eso.
A que sucedía en ese lugar, a que eran los líderes de ese lugar. Eran las referencias que
nosotros teníamos desde afuera. Además uno empieza por ahí para poder llegar a la
gente. Giros, la hermana [María] Jordán, [el sacerdote Daniel] Siñeriz, están ahí,
conocen lo que pasa y a la gente, te dicen con quiénes podés hablar; ellos son los que
están ahí. El criterio es de cercanía. También es una forma de estar cerca de ellos para
Se pone lo que cada fuente dice, tal cual. “Los vecinos pedían tal cosa, Defensa Civil se
los negó”. Así, se pone tal cual. Hay que reflejar que hubo contradicción, hay que
poner lo que pasó.
¿Existió algún rasgo en el abordaje periodístico de esta inundación para que las
organizaciones barriales, los referentes barriales -e incluso determinadas zonas
periféricas- se mantuvieran en agenda?
Y, bueno, por lo pronto, Giros. Eran chicos que estaban trabajando en el barrio y lo de
ellos tomó más relevancia a partir de la inundación. Y después se siguió porque
también ellos siguieron trabajando ahí, entonces de alguna manera le dieron más
permanencia. Si ellos no se movieran, el tema muere. En realidad, por ejemplo, Nuevo
Alberdi ya venía siendo noticia porque los chicos de Giros estaban haciendo muchas
cosas ahí. A lo mejor no era la noticia, pero había un movimiento interesante en ese
barrio: había reclamos, tareas educativas que estaban haciendo ellos con la gente y se
estaba formando un Centro Cultural. Entonces había una movida de Giros interesante,
por eso nosotros llegamos a ellos. El Padre Daniel Siñeriz también; ni hablar la monja
Jordán, que hace años que está en el territorio. Por eso cobró más relevancia todavía,
porque había un conocimiento previo de lo que pasaba en esa zona y esto fue como la
gota que derramó el vaso. O sea, se estaba diciendo “ahí hay una situación
preocupante”, y ahora resulta que esa gente no tiene casa por el agua, ya es
desesperante. También pasamos a ponerlo en el tope porque sabíamos que ese lugar,
bueno, sigue estando en problemas; al día de hoy no es una cosa que se ha
solucionado. Cuando vos ya conocés eso le das mucho protagonismo porque sabés que
esa gente no solamente perdió la casa, perdió mucho más.
¿En qué aspectos cree que hizo mayor hincapié el diario, en las acciones solidarias, la
búsqueda de responsables o las fallas de los servicios? ¿En qué cree que se
fundamentó esa decisión?
Me parece que el hincapié, en general, se hace sobre quién fue el culpable. ¿Por qué
sucedió esto que se podría haber evitado? ¿Se podría haber evitado? Me parece que
es la pregunta natural que nos hacemos todos. A su vez, si se pudo haber evitado, ¿por
qué no se evitó? Ahora, ¿por qué estas preguntas?: para que no vuelva a pasar, ese es
No, ninguna de las dos cosas. Ni agrandar ni transmitir tranquilidad. Es muy difícil que
uno minimice, no te sale, y tampoco se trata, me parece a mí, de magnificar algo que
tal vez no tenga tanta entidad. Eso uno lo ve en el lugar, lo ve con la gente. Si uno
estuvo en el lugar, transmite el drama que vivió. Uno tiene la urgencia de hacer llegar
lo que está pasando ahí de un modo más cercano, porque no todo el mundo va al
lugar, entonces nuestra tarea es un poco acercar, para que los lectores del diario
puedan entender mejor por qué es una emergencia, por qué es un desastre.
¿Por qué cree que la prensa se hizo eco de las falencias recién una vez que había un
número considerable de evacuados, y no anteriormente, ni siquiera ante las
advertencias de los vecinos?
Yo creo que antes nos tapó la emergencia, el agua que subía. Después cuando empezó
a bajar el agua y a calmar el ánimo, se empieza a ver por qué pasó. Creo que es una
cuestión de proceso natural; lo mismo pasó con la inundación de Fisherton, donde los
vecinos después hicieron reuniones, vinieron al Concejo, porque ellos también
empiezan a preguntarse. Primero salvan su vida y su casa, pero después empiezan a
preguntarse y decir “esto no puede seguir pasando”, ¿qué fue lo que llevó al desborde
de los arroyos?
A pesar de que los vecinos, las autoridades y también algunos periodistas sabían que
era necesario canalizar arroyos y reubicar asentamientos, las acusaciones cobraron
virulencia sólo una vez que el hecho estaba consumado. ¿Por qué, antes de la
emergencia, las fallas de los servicios y la falta de obras no se veían reflejadas en el
diario o no cobraban notoriedad?
Yo creo que sí. Recuerdo haber ido mucho al barrio, pasada la inundación, y ver cómo
estaba todo. Recuerdo que fue un alerta importante porque se vio la falencia del
Municipio de manera grotesca, y que después la Municipalidad se puso las pilas.
Esa inundación arrancó en Funes y Roldán y el agua bajó, entonces acá, para nosotros,
el agua llegó tarde y por eso salió tan chiquito, porque seguro que al otro día salió en
tapa.
De hecho hubo poco texto, poca información, pero mucho apoyo en la imagen
Lo que pasa es que en esos barrios son familias numerosas y hay muchos chicos; de
hecho la mayoría de los evacuados eran chicos y eso agravaba la situación. No es lo
mismo que le pase a gente que se puede defender que a un montón de chicos que no
se sabe dónde ubicarlos. En realidad creo que agravaba la situación ese dato, por eso
creo que se resaltó mucho lo de los chicos. Además vos llegabas al lugar y había chicos
por todos lados. Y en el centro de evacuados ni te digo.
Es que los maridos o las parejas se quedaban en los techos cuidando las pertenencias,
y eso también te impresionaba un montón. Con respecto a lo del Gurruchaga, tenés
otra realidad social, es gente que cuenta con otros recursos, no digo materiales, sino
de poder llamar a alguien para que te venga a ayudar, de pensar cómo vas a hacer.
Pero a esta gente la agarró desprevenida -o no tan desprevenida-, pero sin ningún
recurso. Y lo que te mataba era ver a los chicos en esa situación.
¿Qué beneficios cree que podría aportar una capacitación orientada al tratamiento
periodístico de siniestros en el desempeño profesional?
¿Qué cree que hubieran aportado Facebook y Twitter a los periodistas para cubrir la
emergencia?
Para mí son fuentes de información, como si fuera otro portal de noticias. Lo que pasa
es que es una información que sí o sí tenés que rechequear. En Twitter hay mucha
gente que reporta emergencias, un choque, un herido, pero vos después vas y te das
cuenta que no pasó nada, sólo un roce. Creo que hubiera servido, seguro, por lo
pronto para saber en el instante qué estaba pasando, que es lo que te da Twitter. Pero
sabiendo que tenés que chequear siempre. Imaginate si vos ponés en el celular una
cosa que en realidad es para un amigo, lo terminás mandando a Twitter y el que lo lee
no lo chequea. Es muy fácil confundirse en el apuro.
Obviamente hay más tiempo para planificar o proponer cosas. Y se debaten los temas,
porque en esta mesa hay reuniones para definir la tapa entre los jefes de las secciones
y, a su vez, en cada sección se reproduce el debate de los temas: “Esto puede ser”,
“Esto sí”, “Esto no”. En una situación de emergencia ya va de suyo. Es más, uno se va y
vuelve como si estuviese en modo emergencia. Es como si uno tuviera un botoncito y
quedara en modo emergencia, porque te conmociona demasiado, entonces quedás
impregnado por el evento. Estás todo el tiempo pensando qué hacer o qué proponer.
A la hora de recolectar la información, elegir las fuentes, seleccionar los datos que se
obtenían, ¿cómo influyó el escenario de emergencia?
La consigna era salir a cubrir, no había tanta elaboración o planificación. Era “rápido,
Empalme”, “rápido tal lugar”. La consigna era más la situación. Sí, por ejemplo, se
decidía ir a hablar con el responsable del centro de evacuados para ver cómo se estaba
haciendo la distribución, o si había enfermos, o si había niños y demás, pero eso es
otra cosa.
¿Iba a cualquier persona o procuraba los referentes barriales y otros sujetos con
cierta jerarquía dentro de la comunidad?
¿En qué aspectos cree que hizo mayor hincapié el diario? ¿En las acciones solidarias,
en la búsqueda de responsables o en las fallas de los servicios?
En mi caso fueron las acciones solidarias, las historias de vida y los centros de
evacuados. Me parece que hicimos hincapié en eso.
¿Cómo hacía para nutrirse de testimonios que de por sí eran dramáticos y evitar el
sensacionalismo?
Pasados los primeros días de la emergencia, ¿hubo algún tipo de reunión para
debatir cómo abordar ese contexto crítico?
No me acuerdo que haya sido dicho, tampoco hubo una reunión para tratar el tema de
determinada manera.
¿Cree que hubo información relevante dejada de lado, o que se le dio entidad a
información inexacta, acusaciones apresuradas y rumores?
Por supuesto. En una jornada o situación normal tenés más espacio para reflexionar y
para consultar o hablar con otros periodistas y preguntarles: “Che, ¿a ustedes qué les
parece?”. Pero en una emergencia cambian ni más ni menos que el espacio y el tiempo
sobre el cual estamos configurados. Tanto para el que va a observar la tragedia, como
para el que está inmerso en ella, ese mismo espacio y tiempo les da un zarandazo casi
imposible de sublimar, de decir: “No me va a afectar”. No sé si alguien tendrá la
capacidad suficiente para levitar, elevarse y desde ahí hacer una crónica, porque
volvés muy conmocionado.
¿Existió algún rasgo en el abordaje periodístico de este caso, o derivado del hecho en
sí, que lo distinga con respecto a la manera en que se trabajaron otras situaciones de
emergencia?
En principio, los actores sociales tuvieron mucho protagonismo. Pero siempre los
actores sociales son los que uno va a buscar porque son la cara del lugar, son los que
más están ahí. Es distinto cuando se inundan los campos, más allá de las pérdidas y
todo lo demás, que cuando vos ves a los pibes moqueando, tirados en un colchón con
dos o tres cositas y con la mirada de incertidumbre y, al mismo tiempo,
preguntándose: ¿Otra vez a mí?...Hay inundaciones que afectan a cualquiera, o
inundaciones en Buenos Aires, como en barrio Belgrano. Pero acá estamos hablando
de la confluencia de otros factores, de una zona donde directamente, por ejemplo, no
había calles -¿por qué creés que la hermana Jordán nos tuvo que guiar?-; o no había
recolección de residuos. En Empalme el sumidero estaba tapado y hacía 15 años que
no se destapaba, pero ahí ya estamos hablando de cierta infraestructura. Pero las
zonas más castigadas eran zonas donde no había infraestructura, entonces
necesariamente convergen otros factores: la vulnerabilidad de la gente en cuanto a
recursos económicos e infraestructura, y el azote del agua, por lo que se vuelve una
situación particular.
¿Por qué cree que la prensa, tal vez al igual que las autoridades, se hizo eco de las
falencias recién una vez que había evacuados, y no anteriormente, ni siquiera ante
las advertencias de los vecinos?
Está muy mal de parte de la prensa. Habría que hacer periodismo de prevención. Si
fuese por mí, lo haría. Ahí entra a tallar la noticia: ¿Qué es un periodista? ¿Un
megáfono que amplifica las cuestiones que pasan y se convierten en noticia, o puede
ser un ojo atento y decir: “Esta gente no puede seguir viviendo así, démosle voz”?
Probablemente en cualquier redacción del mundo te digan: “¿Y cuál es la noticia? ¿Se
cayeron al río por la erosión de la barranca o no?”. Entonces llegamos al corazón de la
cuestión, que implica un debate complejo. Yo tengo mi posición al respecto.
¿Cuál es?
Un periodista no es solamente una noticia. Eso al menos a título personal, para mí. En
mi caso yo no privilegio la noticia por sobre todas las tareas; la noticia es el emergente,
a mí me interesan las historias que las generan.
¿Qué aspectos cree que podría mejorar una capacitación orientada al tratamiento
periodístico de emergencias en el desempeño profesional ante estos eventos?
Cuestiones fácticas, por un lado. Porque salías de la redacción del diario y caías a un
lugar donde, literalmente, no te podías bajar. Sería bueno saber cómo equiparse para
llegar a distintos escenarios de emergencia, sea una explosión, una inundación,
etcétera. Eso como cuestión técnica. Sería también importante compartir experiencias
con los periodistas que cubrieron distintas situaciones de emergencia. Porque siempre
que se ponga el sentir sobre la mesa, es interesante. El ABC, “el manual” más o menos
cualquier periodista lo sabe: a quién tenés que dirigirte y todo eso, va de suyo. Pero en
una emergencia, las cosas que hacés más tranquilo todos los días, las tenés que hacer
en un segundo: rápidamente buscar tal cosa, rápidamente buscar la fuente,
Cuando suceden este tipo de cosas todo el mundo se pone a trabajar sobre el mismo
tema, o en los distintos temas relacionados al desastre que ocurrió; se supone que
[una inundación] es un acontecimiento que sale de la cotidianeidad. Generalmente,
cuando suceden estas cosas, están todos en un tema u otro, pero relacionado al
desastre que ocurrió.
¿Hubo periodistas de otras secciones que tuvieron que dar una mano?
Sí. Nosotros somos diez, doce como mucho. Generalmente en estos casos hay
periodistas de otras secciones que dan una mano. Eso lo decide la secretaría de
Redacción, que asigna y reasigna personal en base a lo que pide el editor de la sección.
Por ahí vos tenés un tiempo para llegar a la Redacción y empezar a llamar a las fuentes
para, precisamente, cotejar toda esa información que tenés y verificar que el dato sea
preciso, lo que generalmente se hace con una fuente oficial. El dato más preciso
seguramente te lo van a dar las autoridades. Por ahí en el trajín puede haber algún
error en el dato o también de tu parte, no digo que no, a veces se desliza
involuntariamente el error. Se trata de tener cuidado, sobre todo si hay muertos, de no
dar nombres, o de certificar que, efectivamente, la fuente oficial confirma el deceso, la
muerte, el herido o el estado de salud. Generalmente es la fuente oficial la que nos da
ese tipo de datos.
Las inundaciones son muy particulares, te diría que particularmente son fenómenos
dinámicos y repentinos, entonces a lo mejor cuando vas al lugar o estás acá [en la
redacción] la crecida tiene un pico, pero a la noche se produce el desborde y se tiene
que evacuar a un montón de familias y a vos la información te sorprende al otro día.
Entonces hay que informar con lo que tenés, tratando de ser riguroso, y después vas
ampliando si el problema se profundiza. Por lo que vos decís, fijate que se acude a la
fuente oficial. En ese momento fueron 40 líneas porque no había información, porque
el hecho fue reciente, fue sobre el cierre de la edición. Hay un cierre, hay tiempos que
respetar: a las seis, siete, ocho o nueve de la noche algunas páginas se van cerrando,
es una característica del diario de papel. La instantaneidad ahora está un poco cubierta
con el tema de la web.
¿Con qué criterios fueron seleccionadas las fuentes? ¿Con qué lógica se le da entidad
a determinadas fuentes?
La entubación del canal Salvat había sido una obra incompleta y ahí se generó una
controversia. Los vecinos de Empalme, que históricamente se inundaban, dijeron:
“Bueno, pero acá esta obra está incompleta, nosotros la venimos reclamando hace
rato, esto iba a suceder”. La controversia me parece que se dio por ese lado en ese
momento.
¿En qué aspectos cree que el diario hizo mayor hincapié? ¿En la búsqueda de
responsables, en las acciones solidarias o en las fallas de los servicios?
¿Hubo alguna reunión en la sección para definir cómo abordar la emergencia, en qué
tono presentarla?
Nosotros hablamos con la gente. En este caso había organizaciones sociales, pero si no,
igual hablábamos con la gente, con los que habitan el lugar afectado. Puede ser la
gente, Giros o el Movimiento Evita. Mientras estén trabajando en el territorio, para
nosotros son fuentes, que pueden ser más o menos importantes de acuerdo a lo que
se evalúa en el marco de la producción de la nota. Si no hay referentes sociales,
generalmente en estos casos se autoconvocan; siempre alguna manera de reunirse
para pedir ayuda hay.
Hay que tratar de poner las cosas en un lugar más o menos justo con las palabras,
porque es con lo que trabajamos nosotros. Y lo que contamos, tratar de contarlo de
una manera ajustada y sin caer en amarillismo o sensacionalismo. Lo de calle Salta fue
un desastre, un drama, una catástrofe, un estrago, una tragedia, y la gente lo que hizo
fue manifestar eso. Yo encuentro muchas veces la realidad de las cosas hablando con
las personas que las sufrieron. Si lo estoy contando de una manera ajustada no me
parece mal. A veces es muy valioso periodísticamente contar las vivencias de quienes
sufrieron la catástrofe, muy valioso. Después hay que complementarlo con lo que
corresponde: está la víctima y el funcionario que se encarga del tema. Me parece que
hay que saber tener esa mirada, de ir en busca del relato por ahí más pequeño pero
que te puede aportar mucho.
Cuando el suceso es dramático, ¿qué espacio queda en el diario para las acciones
solidarias?
Las acciones solidarias surgen de manera natural. Siempre, vaya a saber por qué, pero
calculo que es una condición humana, un valor humano, la solidaridad surge al
momento, y nosotros lo que hacemos es contar esas acciones. No hace falta que
andemos buceando, buscándola u olvidándola: la solidaridad emerge y se hace visible
rápido, y nosotros lo que tenemos que hacer es transmitirla.
¿Por qué cree que la prensa se hizo eco de las falencias de los servicios y de las
quejas y advertencias de los vecinos sobre todo cuando hubo un número
considerable de evacuados?
¿Qué beneficios cree que podría aportar o mejorar una capacitación orientada al
tratamiento periodístico de emergencias?
Nosotros tenemos que ser rigurosos con la información, dar información precisa. No
caer en banalidades, no caer en cuestiones que no aporten para comprender la
magnitud de lo que pasó. Me parece que ser responsable, riguroso y responder a los
preceptos del periodismo es lo que tenemos que hacer. Yo no le veo mucho secreto a
eso. En cualquier trabajo, si sos responsable con la tarea que te asignaron y la tomás
con profesionalismo, seriedad y responsabilidad, pasa lo mismo que en el periodismo.
Nosotros sabemos qué tipo de actores somos en la sociedad, entonces a la hora de
publicar algo tenemos que hacer lo mejor. Yo hablo desde lo nuestro, el diario tiene un
perfil más bajo, un relato distinto al de la televisión.
Sí, claro, siempre. Siempre cuando pasan estas cosas damos los teléfonos, las páginas
Web, el mail, el lugar, la dirección, qué es lo que hace falta y qué es lo que no hace
falta, porque muchas veces la gente lleva un montón de cosas y las capacidades se
desbordan. Decir que no hacen falta más colchones, por ejemplo. Siempre queda lugar
para eso.
Lo que más cambia es que automáticamente hay que ir al lugar del hecho, cuando
muchas veces hay cuestiones que se cubren desde el diario, levantando el teléfono. Es
eso lo que cambia. No tanto en mi caso, porque yo voy todos los días a Tribunales a
buscar la información, siempre al mismo lugar. En una emergencia automáticamente
hay que ir al lugar. Te cambia la dinámica de que sabés que ese día podés estar diez
horas tabajando, porque hay que chequear mucha información y muchos datos. A
veces, a pesar de haber estado en el lugar, hasta que no ves una foto aérea no sabés
qué fue lo que pasó. Por ejemplo, que implotó un edificio. Y nosotros preguntando
¿qué pasó?, una y otra vez. “Che, volaron las dos torres, y en el medio se ve que había
un edificio de cuatro pisos, ese también voló, lo que pasa es que no se veía”; “No, no
había uno de cuatro pisos”…
Se manejan porque nosotros tenemos más tiempo que el periodista que está saliendo
en vivo por la radio o la televisión y, encima, tiene esa presión a cuestas de ser
responsable con lo que se dice y atribuirlo a la fuente.
Sí, hubo seguimiento sobre las obras y el loteo de las tierras que se habían inundado
en Nuevo Alberdi; incluso un año después. Ahora hace mucho que no voy, pero hay
una causa judicial incluso por el tambo de Giros, que creo que le dieron el okey, un año
para funcionar.
Aunque toda la sección estaba abocada al mismo tema, ¿tuvieron que dar una mano
periodistas de otras secciones?
Cuando sucede un evento que conmociona, todos están muy atentos aunque estén en
otras secciones. En general han participado periodistas que son de otras secciones y
que se sumaron.
Sí, por supuesto. En ese momento el trabajo hasta dejó de ser un trabajo para ser una
especie de compromiso; son pocos los momentos en los que sucede eso. En una
emergencia se da que no importan el sueño ni las horas, hasta que todo está cubierto
nadie se fija en el reloj si ya es hora de irse. Y uno siente la adrenalina y la
preocupación en carne propia.
Todo lo que esté al alcance de la mano sirve. Las empresas, que por lo general son tan
reacias a colaborar poniéndonos un móvil a disposición o dándonos plata, ante este
tipo de acontecimientos cambian. Cuando sucede una emergencia hay cuestiones que
llegan a funcionar de manera diferente a lo que ocurre en lo cotidiano.
A la hora de recolectar la información, elegir las fuentes y seleccionar los datos que
se obtenían de esas fuentes, ¿cómo influyó el escenario de emergencia?
[La emergencia] altera todo, de modo que es muy difícil mantener la calma y no
dejarse llevar por lo que está en la superficie, que siempre es la acusación, el rumor, el
Sí, por supuesto. Por eso lo mejor es estar en el lugar de los hechos. Ir al lugar más
cercano posible da una cierta tranquilidad al periodista y al editor, porque aunque uno
se puede equivocar, hay una sensación de que se estuvo allí y se vieron determinadas
cosas.
¿Con qué criterios fueron seleccionadas las fuentes? ¿Hubo tiempo para pensar a
qué fuentes acudir o la cuestión era ir al lugar y charlar con el primero que se
cruzaba?
¿Le daba entidad a fuentes desconocidas o iba más a los referentes barriales y otros
sujetos con cierta jerarquía?
Cuanto más conocés a las fuentes, mejor. Si te toca un terreno desconocido estás más
complicado. En esta sección, quien más, quien menos, tiene conocimiento previo de
los referentes; hay un conocimiento previo. Y si no lo hay, hay que tener mucho
cuidado, porque por más que sea necesario tener información de primera mano, en
estos casos es difícil chequearla. Es un ejercicio interesante procurar tener equilibrio
para no dejarse tampoco avasallar por información que no pueda ser chequeada. Suele
pasar y han pasado grandes metidas de pata de periodistas reconocidos de nuestra
ciudad con este tipo de temas. Porque a lo mejor una cosa es estar en una radio y
hablar con la gente, y otra cosa es el recorrido del cronista que va escuchando y viendo
el movimiento barrial, cómo se expresa la gente y cuáles son los intereses que hay
entre ellos mismos; es una tarea difícil. Si no tenés en claro cuáles son las disputas, las
fuentes te pueden llegar a convencer de una bomba que sería un notición en caso de
ser cierta. A veces el periodista que no está ducho con eso mete la pata y da como
¿Cómo hace para nutrirse de testimonios que de por sí son dramáticos y no terminar
publicando una crónica dramática o sensacionalista?
Es difícil, porque uno se sensibiliza y queda sensibilizado como para escribir una
crónica dramática, que generalmente es lo primero que sale. Habría que tener más
equilibrio, porque tampoco es necesario hacer una crónica dramática para describir
una situación determinada. Pero, lamentablemente, cuando pasan estas cosas [cuando
ocurren emergencias] la redacción se contagia un poco de la adrenalina y entonces se
hace muy difícil no caer en ese lugar común. Creo que por eso, ante estos eventos, lo
que más prima en el periodismo local y nacional es toda una serie de crónicas
dramáticas.
¿Hubo alguna reunión para debatir cómo abordar ese evento crítico?
Generalmente cuando se da una cosa así se hace una reunión, aunque sea un
delineamiento previo: “Vos andá allá, vos allá, ustedes se quedan”, se hace un dibujo,
digamos.
¿Y para definir si darle una tonalidad un poco más dramática o, por el contrario,
bajar los decibeles?
Generalmente se va definiendo a medida que van pasando las horas, no hay una
definición en el momento. Lamentablemente se produce una especie de contagio
cuando ocurren situaciones dramáticas, la redacción se contagia un poco de esa
adrenalina. Se va viendo hora a hora, porque están todos siguiendo muy de cerca la
situación. El lugar común es el del drama, el del impacto. Seguramente ya hay un
editor que está imaginando una tapa dramática. Y muchas veces, cuando no es tan
dramática la situación, le estás arruinando la tapa a tu jefe. Es todo una complicación.
¿Recuerda alguna anécdota o controversia en torno a este caso? ¿Cree que hubo
acusaciones apresuradas, información relevante dejada de lado o que se le dio
entidad a rumores o informaciones inexactas?
No recuerdo que haya surgido algo así en este diario. Tratamos de mantener el
equilibrio y si alguna vez no lo hemos tenido no debe haber sido muy grave, por lo que
yo recuerdo. Lamentablemente sí me ha pasado de darme cuenta que otros colegas
han publicado cosas totalmente inexactas. El papelón más grande de los últimos años
tuvo que ver con la explosión de gas, cuando María Herminia Grande, periodista de
LT3, salió a decir en un programa radial que tenía la versión de que había no sé
cuántos cadáveres. Después tuvo un problema, creo que después la suspendieron. Y
ella se defendía diciendo que era una periodista de muchos años de laburo; no sé qué
le pasó. Pero puede pasar. Puede pasar, porque si perdés de vista cuáles son las
disputas y los intereses que hay en juego, a lo mejor las fuentes te convencen de cosas
que no son ciertas o que son muy difíciles de comprobar.
Es difícil porque hay que ir buscándole la vuelta. Pero en este caso la verdad es que
había mucha información. De tantas horas de ir y de ver cosas, siempre algo te
quedaba afuera de la nota y vos lo guardabas, o sea que no es que faltaba información
o un tema, sobre todo por las historias de vida que había. Sí llegó un momento en que
ya era cansador para todos incluir el problema de las inundaciones en la sección
porque estuvo en agenda como un mes.
Fijate que toda esa zona hoy está beneficiada por la atención que se le dio después de
la inundación, por las obras que se han hecho. Y también muchas de las personas que
participaron en esas inundaciones como solidarios o como grupos de asistencia social
se fueron quedando, inclusive hay grupos políticos que surgieron. Eso es muy común
en Rosario, que cuando ocurren determinadas catástrofes la gente se una, participe y
sea motor del cambio social. En la inundación de Empalme Graneros [1986] han
pasado cosas parecidas, por todo lo que significó. Una inundación moviliza mucho, y
moviliza a sectores que a lo mejor están divididos o contrapuestos: pibes que viven en
el centro y se empiezan a interesar en lo que le pasa al otro. En este caso había
referentes que siguen hoy estando ahí. Tenía su particularidad, que estaba dada por
ser una zona de Rosario postergada. Años atrás, cuando trabajaba en un programa de
¿Por qué cree que, en general, la prensa se hizo eco de las falencias de los servicios
recién una vez que hubo un número considerable de evacuados, y no anteriormente,
ni siquiera ante las advertencias de los vecinos?
Sobre esa zona había información de que estaba en riesgo, no sólo de inundaciones,
sino social; de que había un serio abandono del Estado en todo sentido. No es extraño
que se viera reflejado en ese momento, cuando ya la cosa se había desmadrado, como
sucede en otras catástrofes. No sé si eso ha mejorado mucho. En Rosario hubo un
montón de catástrofes seguidas; en Santa Fe ni hablar. Ahora parece que hay un nivel
de previsibilidad un poquito mayor, porque eso fue muy duro, estas inundaciones
fueron muy duras, sobre todo, quizás, para la clase política…No sé si la clase política
tomó nota del reclamo de la gente, en el sentido de que son catástrofes donde tiene
mucha responsabilidad la prevención. Sí se han implementado sistemas de alerta.
No, porque después me fui yendo de esa sección; ahora trabajo en Internacionales.
¿Qué beneficios cree que podría aportar al desempeño profesional una capacitación
en emergencias?
Creo que sería muy bueno. Después de una de las últimas tragedias –no recuerdo cuál-
salieron algo así como manuales, casi seguro de parte de una organización relacionada
al gobierno nacional, porque lo vi por Télam; empezó a circular una especie de guía
para los periodistas en situación de catástrofe.
Sí, después de las inundaciones en La Plata y Buenos Aires se hicieron una serie de
reuniones en la universidad platense y surgió una guía para la cobertura responsable
de catástrofes.
Exacto. Eso acá no tuvo mucha difusión. Vos fijate que acá con el tema de la explosión
de calle Salta muchos compañeros quedaron con secuelas psicológicas. Hubo
compañeros que vivían muy cerca y se compenetraron mucho, y después no podían
dormir, tenían pesadillas y depresión. Entonces saltó en el sindicato, aunque después
no se profundizó, que era necesario que por lo menos los movileros tuvieran una
especie de ayudante para no cometer barbaridades ni errores, y para saber cómo
tratar a la gente; para no tener permanentemente la atención puesta en tratar de
sacarle un testimonio dramático o una primicia, sino hacer una cosa un poquito más
humana. Y también para tomar una situación grave de una manera en la cual uno no se
viera tan afectado, lo cual no es fácil y requiere de un método y de una pequeña
práctica.
Creo que sí, que se pueden aplicar. Cuando uno ve cómo salen las cosas cuando hay
una tragedia o una catástrofe, tiene que ver con que no hay una preparación, entonces
la gente está cruda y los periodistas también. Eso estaría bueno. No sé qué pasó ni por
qué no se hace, porque sería vital. Aparte hay que tener en cuenta que cada vez hay
más catástrofes porque las ciudades están de alguna manera colapsadas, tenemos
problemas climáticos y es muy común, en la época en que nos toca vivir, de vez en
cuando tener que enfrentar como periodistas una catástrofe.
Eso está buenísimo, lo que pasa es que no hay conciencia ni una institucionalización de
eso en las empresas. Se puede hablar en lo teórico, lo podemos hablar acá tomando un
café, pero ni esta empresa, ni una institución estatal se ocupan de eso. Una institución
estatal podría proponer simulacros de coberturas de catástrofes para tratar de tirar la
información de una manera responsable. Pero también existe el temor, que por otro
lado está justificado, de que haya mucho control y entonces el periodista a veces
quede atrapado en una relación con los estamentos del Estado y no pueda despegarse
del compromiso; que no pueda tirar una noticia en contra de esos intereses [del
Estado]. O sea que no es fácil de resolver. No sé quién lo tendría que tomar, a lo mejor
una organización sindical, el Sindicato de Prensa, y hacer un curso...como para
protegerse a sí mismo también, para proteger al periodista. Ahora, la pata que falta es
la empresa; la empresa no tiene responsabilidad, ellos van rápidamente a lo que
consideran el negocio de la información.
Por lo que usted dice, habría una oposición muy marcada entre el interés público y el
interés privado
¿En qué aspectos concretos puede contribuir un periodista para brindar una
información responsable y ayudar a la comunidad afectada? ¿Queda espacio para
orientar la ayuda o se trata de ir urgente al testimonio de quien está padeciendo un
drama?
Y…muy poco, muy poco. No queda mucho espacio. Es cierto que los medios a veces
ocupan un lugar importante cuando surge una necesidad, y como la población está
sensibilizada, se produce una conexión: uno reflejando esas cuestiones puede
conseguir alguna donación o alguna acción inesperada de algún grupo empresario, ha
pasado. Inclusive ante inundaciones en otros lugares del país, donde empresarios de
Rosario se enteraron por el diario y han donado, qué se yo, un camión con comida. O
sea que siempre hay que estar atento, porque queda poco margen pero uno puede ser
vehículo; siempre hay un lugar para que aparezcan estas cosas y uno se transforme en
No. Nos repartimos el trabajo entre los redactores, que somos unos pocos.
No seleccionás fuentes. Trabajás a full. Escuchás a todos los que se te cruzan, desde el
bombero hasta el vecino, pasando por el vecinalista o el dirigente barrial que desde
hacía tiempo venía reclamando obras que no se hacían; el baqueano que te dice: “Vení
que te llevo para que veas cómo está el canal desbordado”, el dueño de la casa que
albergaba a vecinos porque no se había inundado; o sea, no seleccionás fuentes.
Por momentos. Por ejemplo, en Nuevo Alberdi uno siempre acudía al Padre Daniel
Siñeriz por una cuestión de referencia. Y con el paso de los días, como la capilla
también albergó a gente, uno siempre los iba ubicando para analizar cómo venía la
situación de los evacuados. Pero básicamente, ese momento de emergencia es un gran
torbellino. Quizás, a los contactos que utilizás permanentemente, los llamás por
teléfono, pero vas al lugar y trabajás con la gente que te brinda su testimonio, porque
eso es una crónica de lo que está pasando. Y te subís a una balsa para poder ir a un
centro de evacuados que está en otro lugar o cruzando el arroyo. No hacés un trabajo
tan minucioso ni tan teórico o intelectual en donde ves cómo seleccionar las fuentes.
Te mete presión pero, al menos en lo personal, trabajar bajo esa presión a veces te
hace optimizar tus recursos. Trabajar bajo la presión del cierre, trabajar bajo la presión
de contar lo que está pasando en serio, sin minimizarlo, también te da mejores
resultados. Al menos en lo personal, trabajar bajo presión nos dio –me dio- buenos
resultados.
¿Cómo se hace para no terminar publicando una crónica dramática cuando uno se
nutre de testimonios que de por sí son dramáticos?
La crónica tiene dramatismo porque tiene esa realidad. El tipo que tiene un metro de
agua en la casa perdió su heladera, su cama, los recuerdos de los pibes, su ropa y lo
poco que tenía, entonces es dramático pero no deja de ser periodístico. Si vas a una
zona inundada donde convivís un día entero con gente que perdió todo y no ponés una
cuota de angustia, que es lo que obviamente mamás en el lugar, hacé la nota desde un
escritorio, hablá por teléfono con el vecinalista y no vayas, no tenés que ir. No quiere
decir que la crónica sea de punta a punta dramática, pero en este caso había
especulaciones en torno a lo que podía crecer el [arroyo] Ludueña en el día posterior,
porque la lluvia barre el agua de los campos y demora 24 horas en llegar al cauce,
entonces todos iban a la noche a mirar cómo estaba el Ludueña: ¿cómo no transmitir
dramatismo? Lo que no quiere decir que seas amarillo.
En estos casos hay que ser cuidadoso porque siempre hay alguien que asegura que hay
una víctima, que finalmente no es tal, o que dice que no se encuentra a determinada
persona; no se inunda Córdoba y Corrientes, donde la población está contabilizada.
Muchas veces, en sectores tan desprotegidos y humildes, con la gente viviendo en
condiciones paupérrimas, ni siquiera está censada la cantidad de vecinos y puede que
en las primeras horas haya algo de indefinición sobre el número exacto de personas
que no aparecen. Hay que ser muy cuidadoso en eso, porque hay gente que se
autoevacúa y que puede permanecer sin su domicilio registrado durante unos días
hasta que después, naturalmente, aparece. Pero como el agua por ahí invade de golpe
y puede arrasar, las personas que no se pueden movilizar por sí mismas terminan, a
veces, siendo victimas. Por eso hay que ser prudente, real con la información, y
también dejar pasar un par de días para ver si esa gente aparece.
¿En qué aspectos cree que el diario hizo mayor hincapié? ¿En la búsqueda de
responsables, en las acciones solidarias o en las fallas de los servicios?
¿Hubo alguna reunión para definir cómo abordar la emergencia, si darle una
tonalidad más o menos dramática?
¿Por qué cree que la prensa se hizo eco de las falencias de los servicios y de las
quejas de los vecinos sobre todo una vez que hubo un número considerable de
evacuados?
Eso sería un juzgamiento de los pares, prácticamente. Para explicar por qué la prensa
no se hizo eco de esos reclamos tendríamos que tener una discusión acerca de cómo
se ejerce el periodismo en la ciudad de Rosario, que es bastante más amplio que este
trabajo. A veces, a lo mejor en el mismo recelo de no ser dramático en la nota,
también se peca de no ser dramático hasta que pase, hasta que la sangre llegue al río
y, finalmente, la sangre llegó al río.
¿Qué beneficios cree que podría aportar al desempeño profesional una capacitación
orientada al tratamiento periodístico de emergencias?
Nadie te enseña, por más que vayas a una universidad, el sentido común. Habrá
colegas que no tienen el menor tino, el menor criterio, y lo desnudan al momento de
Creo que en estos casos hay distintas etapas: primero mostrás, reflejás; después
empezás a advertir cuáles fueron las fallas, y después hacés la historia del tema.
Incluso después podés ver, como en la inundación, quiénes son los beneficiarios de esa
catástrofe, por qué pasó y a quiénes terminaron beneficiando las obras posteriores
que se hicieron para menguar un fenómeno que fue tapa de los diarios. Entonces
podés hacer que el otro empiece a pensar por qué pasan las cosas; si en realidad no se
Cuadro comparativo222
Oficiales-
115 118 62
Gubernamentales
Vivenciales 90 34 22
Institucionales 27 23 16
Especializadas 5 6 5
“Off the record” 7 9 2
Otros medios 1 9 10
222
La confección del cuadro está basada en un análisis de todas las noticias alusivas a la inundación
publicadas durante la emergencia en las secciones que esos diarios dedican a la ciudad, bajo la
denominación La Ciudad, Ciudad y Rosario. Comprende el período del martes 27 de marzo al domingo 8
de abril de 2007.
1. TABLA ANALÍTICA:
Martes
“Rosario vivió un día pasado por agua” 49 3 Sí Sí
27/03/07
“La intensa lluvia desbordó canales y ya hay
162 3 Sí Sí
más de dos mil evacuados”
“En dos días llovió más que la media mensual” 26 0 No No
“Barrios enteros salieron a pedir la evacuación” 76 1 No No
Bomberos Zapadores: 2
Central de Operaciones de Emergencias: 2
Coordinador local de la Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo, Marcelo Molina: 1
Coordinadora de los centros de desarrollo zonal de Promoción Comunitaria de la provincia, Marcela
Donatti: 1
Defensa Civil (Marcos Escajadillo/Guillermo Bernardello/Alfonso Apardo): 7
Delegado local del Ministerio de Educación, Humberto Cancela: 3
Dirección de Control de Vectores de la Municipalidad: 1
Dirección Nacional de Vialidad: 1
Director de Control Urbano de la Municipalidad, Osvaldo Laffatigue: 1
Director de Hidráulica municipal, Alberto Daniele; vicedirector, Alfredo Manavella: 9
Director de Seguridad Comunitaria, Sergio Druetta: 1
Director del Centro de Salud Ceferino Namuncurá, Esteban Ferrandini: 1
Director del Hospital Centenario, Carlos Prada: 1
Directora del cementerio El Salvador, Graciela Ramos: 1
Directora General de Cementerios de la Municipalidad, Arminda Jollei: 1
EPE: 4
Gendarmería Nacional: 1
Gobernador Jorge Obeid: 6
Intendente Miguel Lifschitz: 16
Ministra de Educación de la Provincia, Adriana Cantero: 2
Ministra de Desarrollo Social de la Nación, Alicia Kirchner: 1
Ministro de Salud de la provincia: 1
Ministro de Asuntos Hídricos de la provincia, Alberto Joaquín: 4
Ministro de Educación de la Nación, Daniel Filmus: 2
Ministro de Salud de la Nación, Ginés González García: 1
Policía: 3
Prefectura Naval Argentina/prefecto principal Jorge Blati: 5
Presidente del bloque socialista del Concejo, Horacio Ghirardi: 1
Presidente del Concejo, Miguel Zamarini: 1
Secretaría de Cultura municipal (su vocera Alejandra Mattheus): 1
Secretaría de Promoción Social de la Municipalidad (Daniel Catania/Pedro Pavicich): 8
Secretaría de Salud Pública municipal, Mónica Fein: 1
Secretaría de Servicios Públicos de la Municipalidad: 1
Secretaría General de la Municipalidad, Mónica Bifarello: 2
Secretario de Hacienda municipal, Fernando Asegurado: 1
Secretario de Medio Ambiente de la provincia de Santa Fe, Marcelo Terenzio: 1
Secretario de Obras Públicas del municipio, José León Garibay: 2
Secretario de Promoción Comunitaria de la Provincia, Juan Carlos Forconi: 2
FUENTES INSTITUCIONALES:
FUENTES TESTIMONIALES/VIVENCIALES:
Evacuados: 22
Familiares y allegados de víctimas: 5
Monja María Jordán: 2
Pescadores: 3
Sepulturero Oscar Vallejos: 1
Sobreviviente: 1
Testigos: 4
Vecinos: 50
Voluntarios/colaboradores: 2
Catástrofe(s): 16
Diluvio: 5
Emergencia: 44
Temporal: 83
Tragedia/trágica/o: 12
Tormenta: 24
7 de Septiembre: 5
Alberdi: 1
Aldea: 5
Arroyito: 2
Cabín 9: 1
Cristalería: 13
El Country del Lago: 2
El Mangrullo: 8
Empalme Graneros: 24
Fisherton: 4
Flamarión Sur: 1
Fuerte Apache: 1
Hostal del Este: 2
Hostal del Sol: 2
Industrial: 9
La Florida: 2
Las Flores: 2
Las Palmeras: 2
Lisandro de la Torre: 2
Los Pumitas: 2
Los Unidos: 1
Ludueña: 4
Aguas Santafesinas: 1
Arzobispado de Rosario: 1
Asociación Bancaria: 1
Asociación de Trabajadores del Estado (ATE): 1
Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafé): 1
Banco Mundial: 1
Bomberos: 2
Cámara de Diputados de la Nación: 1
Cámara de Senadores de la provincia de Santa Fe: 1
Capilla/Parroquia San Joaquín y Santa Ana: 2
Cáritas Rosario: 1
Casa de Santa Fe en Buenos Aires: 1
Centro Crecer de Nuevo Alberdi: 1
Centro de Ex Combatientes de Malvinas de Rosario/Veteranos de Malvinas: 11
Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC): 5
Centro de Salud Salvador Mazza: 9
Centro Municipal de Distrito Norte “Villa Hortensia”: 1
Centro Municipal de Distrito Oeste “Felipe Moré”: 1
Centro/Central de Operaciones de Emergencias: 4
Coad (Asociación Gremial de Docentes e Investigadores de la UNR): 1
Colegio de Arquitectos de Rosario: 9
Colegio de Psicólogos: 3
Comité de Crisis: 5
Comité de Emergencia: 1
Comité de Solidaridad y Justicia de Santa Fe: 4
Concejo Municipal: 2
Congreso de la Nación: 1
Defensa Civil: 11
Dirección de Salud Mental de la Municipalidad de Rosario: 1
Dirección de Salud Mental de Provincia de Santa Fe: 1
Dirección General de Hidráulica municipal: 2
Dirección Nacional de Emergencia Sanitaria (Dinesa): 1
Dirección Nacional de Vialidad (DNV): 3
Dirección Provincial de Vialidad (DPV):2
1. TABLA ANALÍTICA:
Martes
“Trescientos evacuados…” 108 1 Sí Sí
27/03/07
“Más de 2.200 evacuados…” 139 1 Sí Sí (dos)
“Ministerio que hace agua” 38 1 No No
Miércoles
28/03/07 “Más al noroeste, más agua” 81 1 Sí Sí
“Una obra fundamental que llega con tardanza”
40 0 No No
(Recuadro)
“Más de tres mil evacuados y pronóstico
171 2 Sí Sí
reservado”
“Para donaciones” (Recuadro) 19 0 No No
“La emergencia vuelve a unir a provincia y
46 1 No No
municipio”
Jueves “Los niveles de crecida del Ludueña…” 84 0 Sí No
29/03/07
“El miedo marcado en la memoria” 88 0 No No
“Inundados a la espera de que salga el sol” 102 1 Sí No
“Náutico Avellaneda, con 700 personas 51 1 Sí No
“Rutas cortadas y tormentas a lo largo de toda
158 1 Sí No
Santa Fe”
“Ahora Santa Fe: ya hay más de 10 mil
103 1 Sí No
evacuados””
0 Foto
“Cierto alivio en la ciudad” 131 Sí No
1 Infografía
Viernes “Edificios públicos que no resistieron el
30/03/07 aguacero” 124 1 Sí No
Adrián Ghiglione, encargado municipal del centro de evacuados del estadio cubierto de Newell’s: 1
Bomberos Zapadores: 1
Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT): 1
Defensa Civil municipal (Marcos Escajadillo o Guillermo Bernardello): 7
Dirección de Hidráulica de la Municipalidad (Alfredo Manavella o Alberto Daniele): 4
Dirección de Vialidad Provincial (DPV) /administrador general de Validad provincial, Rubén Pirola: 4
Dirección Nacional de Vialidad (DNV): 2
Director de la Maternidad Martin, Guillermo Carroli: 1
Director de Promoción y Prevención de la Salud, Guillermo Kertz: 1
Director de Unidad de Planificación y Gestión de la Municipalidad, Hugo Orsolini: 1
Director General de Análisis de la Producción Agropecuaria de la provincia, Modesto Malvasio: 1
Director municipal de Control de Vectores, Jorge Dañil: 1
Director provincial de Seguridad Comunitaria, Sergio Druetta: 1
- ESPECIALISTAS: 6
FUENTES INSTITUCIONALES:
OTROS MEDIOS:
FUENTES TESTIMONIALES/VIVENCIALES:
Evacuados: 9
Manifestantes: 1
Padres de la escuela Gurruchaga: 1
Vecinos: 22
Voluntarios: 1
Catástrofe: 3
Diluvio: 20
Emergencia: 45
Temporal: 50
Tormenta: 9
Tragedia/trágica/o: 7
Acindar: 1
Aldea: 1
Arroyito: 1
Bella Vista: 1
Cabín 9: 1
Cristalería: 11
El Mangrullo: 5
El Terraplén: 3
Empalme Graneros: 11
Fisherton: 4
Fuerte Apache: 1
Hostal del Sol: 2
Industrial: 7
Aguas Santafesinas: 3
Área de Política Ambiental de la Municipalidad de Rosario: 1
Área de Servicios Urbanos de la Municipalidad de Rosario (ASU): 2
Arzobispado de Rosario: 3
Asociación Civil Canoa/ONG Canoa: 6
Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (Atsa): 1
Barrios de Pié: 2
Bomberos Voluntarios: 1
Bomberos Zapadores: 1
Cámara de Diputados de la Nación: 2
Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe: 1
Capilla/Parroquia San Joaquín y Santa Ana: 3
Cáritas Rosario: 1
Casa de Santa Fe en Buenos Aires: 2
Centro Comunitario Madre de la Esperanza, de María Jordán: 1
Centro Crecer de Nuevo Alberdi: 1
Centro Cultural Qadhuoqte: 1
Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC): 5
Centro de Salud Ceferino Namuncurá: 1
Centro de Salud Juana Azurduy: 2
Centro de Salud Salvador Mazza: 7
Centro de Salud San Vicente de Paul: 2
Centro/Central/Comando de Operaciones de Emergencia: 6
CGT Rosario: 1
Comité de Cascos Blancos: 1
Comité de Emergencia la provincia: 1
1. TABLA ANALÍTICA:
FUENTES OFICIALES-GUBERNAMANTALES:
Arquitecto/a(s): 1
Climatólogo/a(s): 1
Epidemióloga y docente titular de Epidemiología de la Facultad de Medicina (UNR), Mónica Liborio: 1
Psicólogo/a(s): 1
“Especialistas de distintas unidades académicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL)”:1
FUENTES INSTITUCIONALES:
Asociación Bancaria: 1
Asociación del Magisterio de Santa Fe, sede Rosario (Amsafé Rosario): 1
Centro de Ex Combatientes de Malvinas de Rosario, su presidente Rubén Rada: 1
Colegio de Arquitectos de Rosario, su presidente Aureliano Sarúa: 1
Colegio de Psicólogos, Andrea Bordignon, miembro del directorio: 1
Comité de Solidaridad y Justicia de Santa Fe: 2
Concejal socialista Juan Rivero: 1
Diputado nacional Hermes Binner: 1
Diputado provincial Sergio Liberati: 1
Vecinalista Leonildo Foresto, de Nunca Más Inundaciones (Numain): 1
Red Rosarina para el Cambio: 1
Padre Daniel Siñeriz, párroco de la Capilla San Joaquín y Santa Ana de Nuevo Alberdi: 2
Proyecto de Resolución del presidente del bloque de diputados nacionales del Frente Para la Victoria
(FPV), Agustín Rossi: 1
Proyecto de Resolución del diputado nacional Hermes Binner: 1
Diarios:
Diario El Litoral: 1
Internet:
Rosario 3: 3
Radios:
LT 8: 3
LT 9: 1
Radio 2: 1
Televisión:
Canal 3: 1
FUENTES TESTIMONIALES/VIVENCIALES:
Catástrofe: 4
Diluvio: 4
Emergencia: 56
Temporal: 25
Tormenta(s): 3
Tragedia/trágico/a: 4
Cabín 9: 1
Cristalería: 6
El Mangrullo: 7
Empalme Graneros: 4
Fisherton: 1
Aguas Santafesinas: 1
Arzobispado de Rosario: 1
Asociación Bancaria: 1
Asociación de Trabajadores del Estado (ATE): 1
Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafé): 1
Banco Mundial: 1
Bomberos: 2
Cámara de Diputados de la Nación: 1
Cámara de Senadores de la provincia de Santa Fe: 1
Capilla/Parroquia San Joaquín y Santa Ana: 2
Cáritas Rosario: 1
Casa de Santa Fe en Buenos Aires: 1
Centro Crecer de Nuevo Alberdi: 1
Centro de Ex Combatientes de Malvinas de Rosario/Veteranos de Malvinas: 11
Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC): 5
Centro de Salud Salvador Mazza: 9
Centro Municipal de Distrito Norte “Villa Hortensia”: 1
Centro Municipal de Distrito Oeste “Felipe Moré”: 1
Centro/Central de Operaciones de Emergencias: 4
Coad (Asociación Gremial de Docentes e Investigadores de la UNR): 1
Colegio de Arquitectos de Rosario: 9
Colegio de Psicólogos: 3
Comité de Crisis: 5
Comité de Emergencia: 1
Comité de Solidaridad y Justicia de Santa Fe: 4
Concejo Municipal: 2
Congreso de la Nación: 1
Defensa Civil: 11
Dirección de Salud Mental de la Municipalidad de Rosario: 1
Dirección de Salud Mental de Provincia de Santa Fe: 1
Dirección General de Hidráulica municipal: 2
Dirección Nacional de Emergencia Sanitaria (Dinesa): 1
Dirección Nacional de Vialidad (DNV): 3
Dirección Provincial de Vialidad (DPV):2
Ejército: 6
Empresa especializada en pronósticos meteorológicos Weather Watch: 1
EPE: 5
Facultad de Ciencia Política (UNR): 2
Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (UNL): 1