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Robert Alexy

Teoría de los Derechos fundamentales


Traducción: Ernesto Garzón Valdés
[Colección El Derecho y la Justicia, 34 - 1993 - 607 págs.l

obert Alexy es probablemente el en haber sabido conjugar e integrar


R teórico del Derecho alemán de
mayor proyección de los últimos
tres dimensiones de análisis de los
derechos humanos que suelen darse
años. Su influencia comienza ya con por separado: la de la dogmática jurí-
la publicación, en 1978, de lo que dica —y, en particular, la dogmática
había sido su tesis de doctorado. En constitucional—, la de la teoría del
esa obra, de la que existe una versión Derecho y la de la filosofía práctica.
castellana en el Centro de Estudios Si se quisiera dar cuenta, en unas
Constitucionales (Teoría de la argu- pocas páginas, de los diversos aspec-
mentación jurídica, trad. de M. tos que encierra una obra singular-
Atienza e I. Espejo, CEC, Madrid, mente rica y que además se extiende
1989), Alexy sostenía como tesis cen- a lo largo de un buen número de
tral que el discurso jurídico, la argu- páginas (en la versión castellana
mentación jurídica, debía considerar- sobrepasa las 600), el resultado no
se como un caso especial del discurso podría ser otro que una descripción
"8.
práctico general, esto es, del discurso bastante superficial y de dudoso inte-
moral. A esa contribución le siguió, rés de los muchos temas tratados. En
en 1986, un libro no menos impor- lugar de ello, procederé a ocuparme
tante que el anterior, que recogía lo de uno solo, el de los principios jurí-
que había sido su tesis de habilita- dicos, pues esta noción constituye el
ción, y del que ahora aparece, en núcleo de su teoría de los derechos
1993, la versión castellana a cargo de fundamentales. El que se trate de una
Ernesto Garzón Valdés y de Ruth concepción principialista de los dere-
Zimmerling, también en el Centro de chos fundamentales no implica, por
Estudios Constitucionales. Se trata de cierto, ningún tipo de reduccionismo:
E
su Teoría de los derechos fundamen- Pues Alexy no defiende un modelo -O

tales que constituye, sin ninguna puro de principios, esto es, no consi-
duda, una de las obras imprescindi- dera que la norma en que se plasman
bles en la materia. Su importancia derechos fundamentales sean exclusi- 241
fundamental radica, en mi opinión, vamente principios o que los princi-
pios puedan comprenderse o mane- bien «el marco de una teoría norma-
jarse prescindiendo de otros tipos de tivo-material de los derechos funda-
normas. Ni contrapone tampoco la mentales» y constituye, en definitiva,
idea de principio a la de valor o fin; «uno de los pilares fundamentales»
en particular, principios y valores del edificio de la teoría de los dere-
vendrían a ser una misma realidad chos fundamentales» (p. 82).
vista desde dos planos o ámbitos dis- Entre reglas y principios existe,
tintos: el deontológico (el del deber en opinión de Alexy, no sólo una
ser) y el axiológico (el ámbito de lo diferencia gradual, sino una diferen-
bueno). Una teoría —una Jurispru- cia de tipo cualitativo y que básica-
dencia— de principios es por ello
mente consiste en lo siguiente. Los
compatible —incluso exige— una
principios son «normas que ordenan
teoría —una Jurisprudencia— valo-
que algo sea realizado en la mayor
rativa y finalista. Pero veamos cómo
medida posible, dentro de las posibi-
es todo esto posible.
lidades jurídicas y reales existentes»
Aunque norma de derecho fun- (p. 86). Los principios serían, pues,
damental y derecho fundamental no
«mandatos de optimización», que se
sean lo mismo, entre ambos concep-
caracterizan por el hecho de que pue-
tos existe una conexión esencial:
den ser cumplidos en diferente grado
siempre que alguien posee un dere-
y porque la medida debida de su
cho fundamental, existe una norma
cumplimiento no sólo depende de las
(válida) de derecho fundamental que
posibilidades reales, sino también de
le otorga ese derecho. Ahora bien,
-§ Alexy considera que no existe un las posibilidades jurídicas; estas últi-
mas vienen determinadas por los
S único tipo de normas, sino que den-
principios y reglas que juegan en sen-
-§ tro del género común de las normas
tido opuesto (al principio en cues-
-2 debe distinguirse básicamente entre
-g las reglas y los principios. Esa distin- tión). Por el contrario, las reglas son
I ción constituye, en su opinión, «la normas que exigen un cumplimiento
3 base de la fundamentación iusfunda- pleno y, en ese sentido, sólo pueden
-g mental y es una clave para la solu- ser cumplidas o incumplidas. «Si una
° ción de problemas centrales de la regla es válida, entonces debe hacerse
£ dogmática de los derechos funda- exactamente lo que ella exige, ni más
se m e n t a l e s . Sin ella — c o n t i n ú a ni menos. Por lo tanto, las reglas
< Alexy— n o puede existir una teoría contienen determinaciones en el
jj adecuada de los límites, ni una teoría ámbito de lo fáctica y jurídicamente
«* satisfactoria de la colisión y tampoco posible. Esto significa —concluye
una teoría suficiente acerca del papel Alexy— que la diferencia entre reglas
*«• que juegan los derechos fundamenta- y pincipios es cualitativa y no de
les en el sistema jurídico» (p. 81). La grado. Toda norma es o bien una
distinción vendría a configurar tam- regla o un principio» (p. 87).
Esta diferencia aparece con espe- Constitucional Federal tuvo que deci-
cial claridad cuando se examina dir a propósito de admitir o no la
cómo se resuelven los conflictos entre celebración de un juicio oral contra
reglas y las colisiones entre princi- un acusado que, debido a la tensión
pios, de lo que Alexy pone diversos que tales actos traen consigo, corría
ejemplos. Un supuesto de conflicto el peligro de sufrir un infarto. La
de reglas es el siguiente: Una ley de colisión se produce aquí entre el prin-
Badén del año 1951 prohibía que los cipio que reconoce un derecho funda-
negocios permanecieran abiertos los mental del individuo a la vida y a la
miércoles después de las 13 horas, integridad física, y el principio del
pero esa norma entraba en contradic- Estado de Derecho que impone al
ción con varias Ordenanzas de los Estado e) deber de garantizar el
años 1934 y 1938 (entonces vigentes) mayor grado posible de aplicación
que extendían el horario hasta las 19 del Derecho penal. La solución a la
horas. El Tribunal Constitucional que llega el Tribunal es el fruto de
Federal resolvió el conflicto de acuer- una ponderación que conduce a la
do con el art. 31 de la Ley Funda- conclusión de que, dadas todas las
mental que establece que el Derecho circunstancias del caso, los intereses
federal tiene prioridad sobre el Dere- del acusado tienen un mayor peso; el
cho de los estados federales; esto es, juicio oral no debe celebrarse mien-
una de las dos normas en conflicto se tras concurran esas circunstancias,
declara nula y se expulsa, en conse- pero eso no significa negar validez al
cuencia, del orden jurídico. Sin principio del fucionamiento eficiente
embargo, frente a las colisiones de de las instituciones del Derecho
principios, el Tribunal procede de penal.
manera muy distinta: cuando dos Esta manera de proceder, por
principios entran en colisión, uno —el cierto, no significa que la tarea de
de menos peso— tiene que ceder ante aplicación de las reglas sea una pura
el otro, pero esto no significa que el cuestión de lógica (de subsunción),
principio desplazado resulte invalida- mientras que los principios requerirían 9
do, ni que en el principio desplazado S
una operación de tipo valorativo (la S
haya que introducir una clausula de ponderación). Esto no es así (o no es o
excepción; por el contrario, bajo otras exactamente así) por dos razones. La
circunstancias, la cuestión de la pre- primera es que la subsunción implica
cedencia entre principios puede ser también —si se quiere presupone—
solucionado de manera inversa; en un uso de principios; esto es, la sub-
consecuencia, lo que entra en cues- sunción supone —o presupone— no
tión aquí no es la dimensión de la sólo el paso de las premisas normati-
validez, sino la dimensión del peso. vas y fácticas a la conclusión (que es
Un ejemplo de colisión de principios de lo único de lo que se ocupa la
lo ofrece un caso en que el Tribunal lógica), sino también una operación
previa consistente en establecer las relaciones de prioridad abstractas y
premisas y que sólo puede hacerse concretas entre ellos que permita
teniendo en cuenta principios. Y la determinar unívocamente la decisión
segunda es que los principios no per- en cada uno de los casos. Alexy
miten por sí mismos alcanzar una rechaza esa posibilidad2 y en su lugar
solución; esto es, los principios, a defiende una teoría débil de los prin-
diferencia de las reglas, son sólo cipios que no supone tampoco enten-
razones prima facie, pero no razones der a éstos como un simple catálogo
definitivas; no pueden, pues, servir de topoi. Lo que impide un uso pura-
como fundamento de una decisión, mente arbitrario de los principios es
sino que necesitan ser concretados en la posibilidad de construir un orden
reglas, lo que tiene lugar precisamen- débil de los mismos (o, si se quiere,
te a través de la ponderación: en el de los valores) que constaría de tres
anterior caso, el Tribunal habría elementos. El primero es un sistema
construido una regla que establece de condiciones de prioridad que
que si se dan determinadas circuns- hacen que la resolución de las colisio-
tancias (un riesgo grave para la vida), nes entre principios en un caso con-
entonces debe producirse (y el creto tenga también importancia
«debe» no tiene ahora el carácter de para nuevos casos: como antes se ha
un mandato de optimización, sino visto, las condiciones bajo las que un
que es un «debe» que exige un cum- principio prevalece sobre otro for-
plimiento pleno) una determinada man el supuesto de hecho de una
consecuencia jurídica (no debe cele- regla que determina las consecuen-
brarse el juicio). cias jurídicas del principio prevalen-
La concepción que Alexy tiene de te. El segundo lo constituye lo que
E
O
•o los principios está muy próxima, Alexy llama un sistema de «estructu-
como él mismo reconoce, a la de ras de ponderación» que derivan de
Dworkin, pero se diferencia de la del la consideración de los principios
autor norteamericano en dos aspec- como mandatos de optimización: En
tos importantes. El primero tiene que relación con las posibilidades jurídi-
_0

"O ver con el problema de las relaciones cas, la ponderación ha de llevarse a


entre el Derecho y la moral y> en par- cabo respetando la máxima de la
ticular, con la cuestión de si para proporcionalidad que establece que
cada caso jurídico existe una única cuanto más alto sea el grado de
respuesta correcta. La contestación incumplimiento o de menoscabo de
t un principio, tanto mayor ha de ser
afirmativa que a la misma da Dwor-
kin presupone lo que Alexy llama la importancia del cumplimiento del
una teoría fuerte de los principios, otro. Y respecto a las posibilidades
e s t o es u n a
> teoría que contenga no fácticas, cabe hablar también de
solo todos los principios del sistema otras máximas, ocmo la que estable-
en cuestión, sino también todas las ce que una medida MI está prohibí-
da en relación con los principios Pl y con los poderes e intereses de la
P2 si existe una alternativa M2 que sociedad y de los individuos), y en la
protege a Pl al menos igual de bien que la distinción entre principios en
que M I , pero que socava menos a sentido estricto y directrices juega un
P2. Finalmente, el tercer elemento es papel de gran importancia. Entendi-
un sistema de prioridades prima das las normas en el primero de los
facie: la prioridad establecida de un sentidos, esto es, como correlaciones
principio sobre otro puede ceder en entre casos o condiciones de aplica-
el futuro, pero quien pretenda modi- ción y soluciones normativas, la dife-
ficar esa prioridad corre con la carga rencia (entre los dos tipos de princi-
de la prueba. pios y, también, nuestra diferencia
El segundo aspecto en que se con Alexy) la establecíamos en los
separa de Dworkin es en considerar a siguientes términos: «de los princi-
todos los principios por igual como pios en sentido estricto cabe decir
mandatos de optimización, lo que que son mandatos de optimización
supone, entre otras cosas, prescindir únicamente en el sentido de que, al
de la distinción dworkiniana, dentro estar configuradas de forma abierta
de la categoría general de los princi- sus condiciones de aplicación, la
pios, entre principies (esto es, normas determinación de su prevalencia o no
que establecen exigencias de justicia, en un caso individual determinado
equidad y moral positivas) y poltcies exige su ponderación, en relación con
(que fijan objetivos, metas, propósi- los factores relevantes que el caso
tos sociales, económicos, políticos, presente, con principios y reglas que
etc.). Ahora bien, en mi opinión, así jueguen en sentido contrario; pero
como el alejamiento de Dworkin en una vez determinado que en ese caso
el punto anterior está plenamente prevalece el principio, éste exige un
•8.
justificado, el haber prescindido de la cumplimiento pleno. Las directrices,
subdistinción que se acaba de señalar por el contrario, al estipular la obli-
es un serio defecto de la concepción gatoriedad de utilizar medios idóneos
de Alexy, como trataré ahora mos- para perseguir un determinado fin,
trar muy brevemente. dejan también abierto el modelo de
En varios trabajos escritos con- conducta prescrito: las directrices sí
juntamente con Juan Ruiz Mañero en pueden, en efecto, ser cumplidas en
los últimos años3, he defendido~una diversos grados»4. Además, desde la
concepción de los principios jurídicos perspectiva de las razones para la
basada en tres diversos enfoques de acción, mientras que las directrices
las normas jurídicas (según éstas se generan razones de tipo instrumental
vean como entidades estructuradas o estratégico, de los principios en
de una cierta manera, como razones sentido estricto derivan razones de
para la acción o como entidades corrección; es decir, las primeras son
conectadas de determinada forma razones finalistas que están lógica-
mente subordinadas a las segundas, a cen suficientemente articuladas la
las razones finales5. dimensión instrumental y la moral.
No es obviamente éste el lugar de En su primer libro, lo que aparecía
examinar en sus diversos detalles la sobredimensionado era el aspecto
distinción, pero sí me parece oportu- moral, lo que llevaba a Alexy a consi-
no señalar un par de aspectos en que derar que la argumentación jurídica,
la misma afectaría a la obra de incluida por ejemplo la agumentación
Alexy. El primero de ellos se refiere, de los abogados o de las partes en un
claro está, a la ponderación entre proceso, era un caso especial del dis-
principios y a la necesidad de estable- curso práctico general*. Ahora, sin
cer algún tipo de orden interno entre embargo, el riesgo parece ser más bien
los diversos principios o valores jurí- el contrario: hasta la misma fórmula,
dicos que permitan «racionalizar» la «mandatos de optimización», lleva a
operación. La distinción en cuestión pensar que el manejo de los principios
(o, mejor dicho, la prevalencia de los tiene sólo o preferentemente que ver
principios en sentido estricto sobre con una racionalidad de tipo econó-
las directrices) vendría a configurar, mico o instrumental.
me parece, el elemento más impor-
tante del «orden débil» que defiende Notas
Alexy. Baste con pensar que el ejem- 1
Robtrt Alexy, Teoría de los derechos
plo de ponderación entre principios fundamentales (versión castellana de Ernesto
Garzón Valdés, revisado por Ruth Zimmer-
puesto por Alexy y al que antes hice ling), Centro de Estudios Constitucionales,
Madrid, 1993; ed. alemana: Theorie dtr Grun-
referencia, podría resolverse ahora de drechte, Suhrkamp, Frankfurt a. M., 1986.
2
manera seguramente más simple y Pero, en realidad, no rechaza del todo
la tesis de la única respuesta correcta, sino que
«natural»: el derecho a la vida des- la convierte en una idea regulativa.
1
E plaza a la obligación de realización Manuel Atienza y Juan Ruiz Mañero,
O Sobre principios y reglas, en «Doxa», n.° 10,
"O
del Derecho penal, porque el primero 1991; Tre approcci ai principi di diritto, en
«Análisis e diritto», 1993. Una discusión sobre
se basa en un principio o valor de nuestra concepción de los principios (con Alek-
sander Peczenik y Luis Prieto), puede verse en
tipo moral, mientras que el segundo «Doxa»,n.° 12.
o tiene carácter básicamente instru- 4
Manuel Atienza y Juan Ruiz Mañero,
Sobre principios y reglas, cit., p. 110.
o mental. 5
Por lo que he podido ver, en su último
"O libro, Faktizitat und Geltung. Beitráge zur Dis-
o El segundo aspecto permite ade- kurtheorie des Rcchts und des dcmokratischcn
Rechtsstaats, Suhrkamp, Frankfurt a M., 1992,
más conectar críticamente la Teoría Habermas traza una distinción semejante enrre lo
que él llama principios entendidos como normas
de los derechos fundamentales de y valores; véase Juan Antonio García Amado, La
Alexy con su anterior obra, la Teoría filosofía del Derecho de Jürgen Habermas, en
«Doxa», n.° 13,1993, pp. 252 y ss.
de la argumentación jurídica. Pues ' He tratado con detalle de este aspecto
J tanto en uno como en otro caso, en mi libro Las razones del Derecho. Teorías de
la argumentación jurídica, Centro de Estudios
Alexy parece partir de un modelo de Constitucionales, Madrid, 1991.
racionalidad práctica insatisfactorio,
en cuanto que en el mismo no apare- Manuel Atienza

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