Hubo ocasiones en el pasado en las que se interviene concretamente sobre una
preexistencia de diferentes formas que podrían resumirse en las siguientes acciones
que en ocasiones se sobrepusieron o se fundieron: - demolición total o parcial (expoliación) - reconstrucción total o parcial - limitación o ampliación del proyecto original - abandono o adaptación a otro uso - excavaciones arqueológicas - restauraciones de tipo diverso No obstante, la continua investigación teórica hace que se desarrolle gradualmente una nueva disciplina, anunciada en términos conceptuales por dos corrientes distintas: la de conservación –asociada con el ámbito anglosajón– y la de restauración –más próxima a los franceses e italianos–. Esta diferencia, a pesar de ser preconizada inicialmente por Ruskin y Viollet-le-Duc, acaba por trascender su periodo temporal. RESTAURACIÓN ESTILÍSTICA Le Duc - Arquitecto y arqueólogo En sus teorías defiende que el restaurador debe ponerse en la piel del arquitecto- creador primitivo; entender el espíritu de la obra y aplicarlo a la reconstrucción de la misma. Trata de devolver al edificio su forma original o como él entiende que debió haber sido, puesto que afirma que a partir de las partes que aún existen es posible reconstruir el total, por pura coherencia del estilo. A parte de esto, Viollet-le-Duc piensa su intervención para que dure en el tiempo. Remplazar un elemento roto por el mismo, pero de una buena calidad para resistir el paso del tiempo. Al final, Viollet-le-Duc piensa el edificio que restaura por su uso. De esta manera evita trampas. La histórica frase de Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc “Restaurar un edificio no es mantenerlo, repararlo o rehacerlo, es restituirlo a un estado completo que quizás no haya existido nunca”. RESTAURACIÓN ROMANTICA La llamada restauración romántica propugna el sentido estricto de conservación, condenando cualquier práctica de reconstitución o de reconstrucción aunque admite la consolidación de los monumentos. Su refuerzo estructural en caso de riesgo y hasta las reparaciones puntuales siempre que no sean perceptibles por el observador; la conservación se convierte en este caso en una alternativa de restauración; es decir, conservar el monumento como documento histórico, con exclusión posible de cualquier daño, bien por tocar partes deterioradas o por adjuntar otras nuevas o por consolidar parte en peligro. La figura emblemática de este “movimiento” fue John Ruskin (1819- 1900) en Inglaterra y tuvo entre sus principales defensores a William Morris. John Ruskin - escritor, crítico de arte, sociólogo, artista y reformador socialbritánico Defiende la idea de que la restauración de edificios, es una destrucción no sólo para la arquitectura, sino también desde el punto de vista histórico. La restauración de vestigios arquitectónicos, según la filosofía de aquella época (prácticamente filosofías del resplandor del movimiento romántico), lleva a la destrucción de ideas, valores e ideales morales e históricos que nacieron con esos monumentos. «Más vale una muleta que la pérdida de un miembro.» Ruskin condenaba la restauración en estilo de Viollet-le-Duc y sus seguidores en Inglaterra de los monumentos y edificios antiguos; consideraba la restauración tan imposible "como resucitar a los muertos", y sólo admitía intervenir para paliar preventivamente que el monumento se disgregue, o consolidar con vigas cuando se hunda, y de ahí la expresión de la cita.
RESTAURACIÓN FILOLÓGICA
Camillo Boito - arquitecto, crítico de arte y escritor de narrativa italiano
Con respecto a la restauración, Boito se coloca en una posición “intermedia” entre la
de Ruskin y Viollet-le-Duc, ya que se niega a aceptar el final de un monumento sin intervenir, pero no acepta bien las reconstrucciones arbitraria y falsa. Esto invita a arquitectos contemporáneos a completar los edificios que necesitan intervención, pero también se preserva su autenticidad, de manera que no induzca al espectador al error. Boito trata de ir más allá de la "restauración estilística" y la simple conservación utilizando los dos y basándose en dos principios fundamentales: - La distinción de la intervención (es decir, la intervención de restauración de la unidad de estilo debe hacerse de una manera en que las nuevas piezas sean distinguibles de las antiguas) - El conocimiento de la intervención (es decir, cuando se ejecuta la restauración, debe darse a conocer con claridad, de modo que no engañar al observador del edificio objeto de la intervención). De los dos, sin duda el principio más importante es el de la distinción: la restauración es legítima porque los monumentos no se pueden dejar en ruinas, pero su realización se debe hacer, poniendo de relieve la modernidad de la misma. “Se debe conservar, consolidar y rehabilitar los edificios y monumentos históricos evitando la reconstrucción” A partir de ese objetivo de conservar al máximo la naturaleza de los bienes y de evitar en lo posible la restauración, Boito estableció en su “Carta de Restauro” sus ocho puntos fundamentales que toda intervención debe cumplir, sea cual sea el tipo de Bien Cultural: 1- Diferencia del estilo entre lo antiguo y lo nuevo. 2- Diferenciar los materiales usados en la obra. 3- Supresión de elementos ornamentales de la parte restaurada. 4- Exposición de restos o piezas que se hayan prescindido o eliminado en el proceso de restauración. 5- Incisión en cada fragmento renovado con un signo que indique la fecha y que se trata de una pieza nueva. 6- Colocación de un epígrafe descriptivo de la actuación realizada y expuesto en el propio bien. 7- Exposición de fotos, planos y documentos donde se observe el proceso de la obra y publicación de las obras de restauración. 8- Notoriedad destacando el valor de lo auténtico y resaltando el trabajo realizado.
Luego aparecen conceptualizaciones y tendencias prácticamente en un corto período
de tiempo respecto a la intervención-restauración, como: La RESTAURACIÓN HISTÓRICA, basada en el trabajo del arquitecto Luca Beltrami (1854- 1933) quien defendía la reconstitución y la reconstrucción arquitectónica sobre bases objetivas y rigurosamente documentadas. Es uno de los pocos que se preocupó por el contexto del monumento, el "tejido conectivo", sobre la base de un registro histórico de la vida del edificio y aunque esta teoría tuvo impacto principalmente a principios del siglo XX pero es cuestionada cuando se demuestra que, en ocasiones, la investigación de la documentación histórica puede conducir a equívocos o falsas interpretaciones, porque no existía todavía la suficiente capacidad crítica para interpretar las fuentes. Se basa en realizar una copia exacta, sin la más mínima mutación, con los más parecidos materiales que se pudieran conseguir, con iguales decoraciones y ornamentos, en definitiva una copia exacta. Frase relacionada: “Como estaba y donde estaba” Gustavo Giovannoni (1873-1947) por su parte, defendía la hoy llamada RESTAURACIÓN CIENTÍFICA, basada en el principio de la mínima actuación, valorizando el máximo de autenticidad del monumento y siguiendo metodologías de rigor científico. Giovannoni clasificó la actuación sobre los monumentos en cinco categorías: 1. restauración por consolidación. Refuerzos estáticos, defensa de los agentes externos, diferenciando las partes nuevas. 2. restauración por recomposición, conocida como anastilosis. Añadiendo a veces elementos nuevos de partes accesorias y diferenciándolo del original. 3. restauración por liberación o remoción de partes no originales. 4. restauración por completamiento –recuperar la imagen del monumento- o renovación, añadiendo las partes que le faltan, cuando son secundarias y accesorias. Con estos se entran en la innovación. 5. restauración de innovación. Se añaden zonas esenciales y orgánicas, para reconstruir ruinas o porque por razones de utilidad se desea ampliar un edificio existente. Se añade una parte arquitectónica y artística incluso la más noble del edificio que ha llegado a existir (Violet Le Duc) Frase: "Si la restauración sale bien, crea dudas y confusión en los estudiosos, que ya no pueden distinguir lo que es auténtico de lo que es nuevo; si sale mal, cosa probable, lleva disonancias insanables en el carácter de arte." Además, Gustavo clasifico los monumentos en: - “Muertos”, monumentos de la Antigüedad, ruinas, castillos, murallas medievales. - “Vivos”, se acepta la reutilización cuando está en consonancia con los fines originales (mismo uso), si no amenaza modificar la autenticidad del mismo.
Por último, Ambrosio Annoni, defensor del NO MÉTODO O NEGACIÓN DEL
MÉTODO. Annoni niega la posibilidad de la existencia de un método general de restauración que pueda asumirse universalmente y de valor constante. Si puede asumirse alguna regla es la del caso por caso, una sola norma puede ser asumida: “…fundamental y resumidota, el maestro está frente al monumento; y cada buena restauración, para el que estudia profundamente el monumento, y lo interroga con la severidad del historiador, con pasión de artista, con amor de arquitecto… y esta teoría del “caso por caso”, que es eminentemente realizadora, pero que requiere de un complejo y delicado sentido de estudio, de gusto, de sinceridad, en una palabra, de armonía”.
TEORÍA DE LA RESTAURACIÓN – Cesar Brandi
Toda obra de arte tiene dos valores esenciales: uno histórico, que documenta la historia de la humanidad, y otro estético, que presenta una coherencia formal que le confiere una unicidad. Normalmente, la atribución del valor es secundaria: de hecho, los objetos siempre nacen con una fuerte connotación funcional. A la función práctica, se le une con el tiempo la función histórica y estética. El reconocimiento de la función estética se basa en la teoría estética del pragmatismo, que sostiene que a un objeto se le puede llamar artístico cuando tiene la capacidad de recrearse en el interior de cada persona. Siguiendo esta óptica, el observador no es un elemento pasivo, sino más bien una parte integrante de la obra que observa. La recreación interior consiste precisamente en el reconocimiento de la obra de arte a la que hace referencia Brandi. A partir de este reconocimiento nace la primera parte de la definición brandiana de restauración, que la “Restauración es el momento metodológico del reconocimiento de la obra de arte en su doble polaridad estética e histórica”. Aunque la obra de arte tenga una “utilidad” (como objeto de culto, conmemorativo, de liturgia…), no queda definido su valor sólo por ella (como ocurriría con los otros productos humanos), sino que se debe tener en cuenta su consistencia física y su “doble polaridad”, que se refiere a que la obra supone una instancia estética y una instancia histórica, lo que la hacen irrepetible. De la definición de restauración emanan principios: - “Se restaura sólo la materia de la obra de arte”, donde se manifiesta la imagen y lo que asegura su transmisión. La restauración se debe limitar a hacer que esta consistencia física permanezca lo más intacta posible a lo largo del tiempo - “Esta se dirige al restablecimiento de la unidad potencial de la obra de arte, sin someter una falsificación histórica o artística, y sin borrar huella alguna del paso de la obra por el tiempo”. Brandi deja claro que la restauración de una obra de arte no ha de limitarse al restablecimiento de su funcionalidad, sino de la instancia estética, teniendo siempre en cuenta la instancia histórica. - “El campo de intervención de la restauración ha de limitarse a la consistencia física de la obra”, pero la materia como vehículo de la imagen se desdobla en estructura (soporte) y aspecto (imagen). - La unidad de la obra de arte no puede ser comparada a la de la realidad, pues mientras que la del mundo físico es una unidad orgánica o funcional, la de la obra de arte es una unidad figurativa. Por tanto, cuando una obra está dividida se debe intentar desarrollar la unidad potencial originaria que tiene cada uno de sus fragmentos. - “La reintegración ha de ser fácilmente reconocible”. - “La materia es insustituible en lo que se refiere al aspecto”, pero no tanto en lo que respecta a la estructura. - “Cualquier intervención de restauración no ha de hacer imposible otra en el futuro”