El documento resume la influencia de la Generación del 98 en el léxico y la música españoles. En cuanto al léxico, destaca la renovación léxica a través de la creación de nuevas palabras y el uso de jerga. En la música, Felipe Pedrell promovió un nacionalismo musical español inspirándose en compositores como Wagner, e impulsó a Isaac Albéniz, Enrique Granados y Pablo Sarasate, quienes exaltaron el folclore español en obras para piano, ópera y violín.
El documento resume la influencia de la Generación del 98 en el léxico y la música españoles. En cuanto al léxico, destaca la renovación léxica a través de la creación de nuevas palabras y el uso de jerga. En la música, Felipe Pedrell promovió un nacionalismo musical español inspirándose en compositores como Wagner, e impulsó a Isaac Albéniz, Enrique Granados y Pablo Sarasate, quienes exaltaron el folclore español en obras para piano, ópera y violín.
El documento resume la influencia de la Generación del 98 en el léxico y la música españoles. En cuanto al léxico, destaca la renovación léxica a través de la creación de nuevas palabras y el uso de jerga. En la música, Felipe Pedrell promovió un nacionalismo musical español inspirándose en compositores como Wagner, e impulsó a Isaac Albéniz, Enrique Granados y Pablo Sarasate, quienes exaltaron el folclore español en obras para piano, ópera y violín.
Si importante es la generación del 98 en la literatura española, también lo es para el
historiador de la lengua. En los textos de los escritores mencionados se aprecia la realidad del lenguaje, plural en circunstancias y en recursos. Estudiando la neología y los neologismos de la generación del 98, se ha podido constatar la renovación de elementos constitutivos del español, la función del léxico como recurso caracterizador de personajes y ambientes (guindilla, guinda, rosera), el ingenio del propio autor para fecundar el idioma («verde-reuma» es creación de Valle-Inclán, «piscolabis» es voz barojiana) y la capacidad de éste para captar las innovaciones léxicas que surgieron en diferentes ámbitos: abracadabrante, afiche, alopatía, cabaré, crupier, charcutería, charcutero, chic, eslogan, estor, frufrú, maquillaje, mitomanía, papillote, pose, vodevil, etc. El corpus del léxico del 98 representa una suma de idiolectos o sistemas lingüísticos individuales que en su totalidad permiten vislumbrar la evolución del español desde el siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX, en una época en que el léxico estándar creció por la integración de palabras procedentes de léxicos parciales (jergas, lenguaje técnico- científico, v. Haensch, 1997, 55). Numerosas voces del 98 son generacionales, las emplearon varios escritores de este grupo y posteriormente cayeron en desuso: cocota, batracio, bilbainismo, horizontal, rastacuerismo, rayadillo, dinero-esquema, intraespañolización, catedraticina, etc. En general, se esfuerzan por aportar nuevas ideas y por elevar a la categoría de obra de arte la realidad socio- cultural en la que se prepararon para salir a otros mundos. El espíritu de los pueblos se recupera con la palabra.4
La generación del 98 en la música[editar]
El panorama musical español también se vio afectado por la crisis del 98, y se contagió del clima regeneracionista que propiciaron los intelectuales de la época. Encomiable labor en este sentido fue la que realizó el musicólogo Felipe Pedrell. Ya en 1897 había escrito el manifiesto Por Nuestra Música, y entre otras obras suyas, publicó el Cancionero musical Popular Español. Además de ser el padre de la musicología y etnomusicología en España, en el terreno de la composición abrió las puertas hacia un nacionalismo musical español, como ya existía un nacionalismo musical ruso, bohemio, escandinavo... Después de introducir a Wagner (paradigma del nacionalismo alemán en la ópera) en España, trató de impulsar un nacionalismo análogo a la española. Pedrell es más conocido por su labor como teórico, musicólogo, y crítico que como compositor. No obstante, la composición musical probablemente no habría sido la misma sin él, porque marcó el camino a otros compositores de la generación del 98 y posteriores. Isaac Albéniz, fue un pianista virtuoso que escribió la Suite Iberia, la Suite Española, y la ópera Pepita Jiménez. Enrique Granados, también pianista, autor de Doce Danzas Españolas, y Goyescas). El virtuoso violinista Pablo Sarasate compuso todo tipo de obras exaltando el variadísimo folclore español, de norte a sur. También se puede hablar de análogos europeos para los músicos de este periodo. Pedrell era conocido como el Wagner español, mientras que Albéniz y Sarasate eran comparados con Debussy y Paganini respectivamente.