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Roberto Schmit, a lo largo de los tres artículos analizados1, plantea la evolución de los

actores de la producción rural en el Litoral a lo largo del siglo XIX, señalando un claro
quiebre hacia la década de 1860. De esta manera, se reconocen dos momentos con
diferentes características aunque no por ello se deja de plantear cierta continuidad, ya
que cada momento responde a contextos socioeconómicos disímiles.
En el primer momento, época de las guerras de independencia y décadas
subsiguientes, los actores presentan una marcada tendencia a la producción pensada
en términos de corto plazo: se inclinan por la cría de vacunos cuyo objetivo es la
obtención del cuero para su exportación, aprovechando recursos como pasturas y
aguadas a bajo costo. De esta manera, se evitan costos como la compra de tierra, la
construcción de instalaciones y el mantenimiento de mano de obra permanente. La
estancia en este período tendía a ser una unidad autosuficiente, ya que producía sus
propios insumos. Siendo la tierra un factor relativamente barato, se organiza la
explotación de modo extensivo. La mano de obra y los intermediarios hacia los
mercados externos resultan los costos más importantes a asumir por parte de los
productores. Schmit observa también los límites al crecimiento que supone la ausencia
de un mercado de capitales y la inestabilidad institucional de la primera mitad del siglo
XIX.
En el segundo momento, a partir de 1860, se imponen nuevas demandas a partir de la
Revolución Industrial y la evolución de los medios de transporte. Esto obliga a cierta
industrialización del campo, situación que se cristaliza en la aparición de instalaciones
como el saladero y la grasería. Se presenta un pasaje de la ganadería extensiva a una
intensiva, que concentre y aproveche al máximo las cabezas de ganado. Un mínimo de
infraestructura empieza a ser necesario para los empresarios rurales (galpones, cercos,
etc.). A su vez, la introducción del ganado ovino impone la contratación de personal
especializado. Por otro lado, el marco institucional empieza a ordenarse en lo político y
en lo fiscal, lo que estimula a los productores a gestionar sus inversiones más

1
Schmit, Roberto (2015). Estancias de Entre Ríos en el siglo XIX, 1840 y 1880. Mundo Agrario, 16, no. 31 [consulta 03/04/2018].
Disponible en: http://www.mundoagrario.unlp.edu.ar/article/view/MAv16n31a01/6634
Schmit, Roberto (2007). “Tradición y modernidad”: inversiones y empresas rurales rioplatenses en tiempos de transición, 1840-
1870. América Latina en la Historia Económica. jul-dic, no. 28, p. 3-30.
Schmit, Roberto; Djenderedjian, Julio (2006). La empresa rural en el largo plazo. Cambios en la explotación de una gran estancia
rioplatense entre el orden colonial y el nacimiento del capitalismo, 1780-1870. Boletín del Instituto de Historia Argentina “Dr.
Emilio Ravignani”. 3a serie, no. 29, p. 9-43.
diversamente: ahora entre sus patrimonios se encuentran propiedades rurales,
propiedades urbanas, bienes industriales, títulos, acciones, etc. El autor toma como
caso puntual el de Justo José de Urquiza, que integra a las estancias que compra a un
entramado mayor de negocios y de capitales, de modo que se empieza a romper esta
idea de estancia como unidad autosuficiente. De todas maneras, y a pesar de las
mejoras técnicas presentadas, Schmit concluye que estos empresarios no son pioneros
o innovadores, si no que más bien reaccionan a las demandas de los mercados
externos a medida que se van presentando las dificultades, estando todavía ausente
un pensamiento o planeamiento a largo plazo.

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