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Folklore de Nicaragua

Salvador Guillermo Muñoz


Tomado de “Cuentos, Mitos y Leyendas de Nicaragua”

El Folklore es el saber del pueblo, ofrece con la música y las coreografías un rico
abrevadero. Se han recogido melodías y sones, la letra de los cantores y las
tonadas, el estilo de los cantores, se han captado muy bien los pasos y
movimientos de las danzas y copiados a perfección los diseños de los trajes
típicos de cada región.

El folklore surge con entusiasmo, las danzas folklóricas que por su plasticidad o
fuerza expresiva son las manifestaciones que mas interesan y gustan e
impresionan al común de la gente. Son celebraciones religiosas tradicionales,
también tenemos otros aspectos como son: supersticiones, leyendas, arte
culinario, dichos y refranes, mitos y cuentos, entre otros. Masaya es la capital del
folklore Nicaragüense, Diriamba, Granada, Nindirí, León, Managua y Boaco, son
también muy ricos en representaciones culturales. Las otras localidades carecen
de expresiones folklóricas propias y reciben el aporte artístico de las zonas o
fuentes que las reproducen.

En la ciudad de Masaya en la actualidad, desarrollan eventos artísticos durante


“La Verbena” que se celebran las noches de los días jueves de cada semana, en
el actual mercado de artesanías de la ciudad de Masaya, donde antes era la
ubicación del cuartel, allí les invitan a participar a músicos, artistas poetas, para
que amenicen estas veladas, asisten numerosas personas a degustar la rica
comida nicaragüense y a escuchar y presenciar las presentaciones de los artistas,
podemos mencionar entre estos a: el Ballet Folklórico de Nicaragua, Carlos y Luís
Enrique Mejía Godoy acompañados del grupo “Los de Palacaguina” ( creadores
de la Misa Campesina y otros grandes éxitos musicales, como Quincho Barrilete,
canción ganadora del Festival de OTI, la Tula Cuecho, Son Tus Perjumenes
Mujer, Clodomiro el Najo, La Mora Limpia, el Cristo de Palacaguina, Flor de Pino,
Piolin, entre otras).

Otro artista famoso nicaragüense es: Otto de la Rocha, cantautor de canciones


famosas y creador de personajes muy queridos por el pueblo nicaragüense:
personajes de Aniceto Prieto, que cuenta chistes subidos de tono, el otro
personaje de nombre: Pancho Madrigal, cuyos cuentos fueron escuchados por la
radio por varias generaciones de nicaragüenses; algunas de sus canciones que le
hicieron famosos son: Plutarco Malpaisillo, La Pipirindonga, Managua Linda
Managua, La Petrona, Una Tarde de Primavera, Pañuelito, Ay Mi Mujercita, El
pichelito de agua, La Pelo E Maíz entre otras; También en esas veladas,
despliegan sus virtudes muchos músicos y declamadores, poetas, bailarines,
quienes siguen los pasos de estos personajes ejemplares que hemos mencionado
anteriormente.
El folclor constituye uno de los aspectos vitales de la herencia cultural, que nos
distingue y da identidad en nuestra condición de nicaragüenses. En los valores y
las expresiones culturales, ante todo folclóricas, es precisamente en los que todos
los nicaragüenses nos identificamos como una sola nación, por encima de la
diversidad étnica y al margen de las muchas veces mezquinas diferencias y
antagonismos ideológicos y políticos.

“Podría decirse, sin incurrir en exageración, que el folklore es la patria, como que
es el depósito de la sabiduría y cultura que nos han legado nuestros abuelos.
Conservar su pureza y mantener su incolumidad es sagrado deber de los
patriotas. Se honra a la patria custodiando su tesoro folklórico, sin alterarlo, sin
menoscabarlo, sin adulterarlo, sin mixtificarlo y sin permitir que lo hagan hijos
inescrupulosos”, escribió el eminente maestro y académico don Enrique Peña
Hernández, en su insuperable obra Folklore de Nicaragua.

Ciertamente, el folclor es la sustancia conceptual y artística de nuestra cultura


positiva, que expresa de manera espontánea, sencilla y popular los mejores
sentimientos y rasgos de carácter de los nicaragüenses. El folclor representa la
historia viva y la manifestación gozosa de la voluntad del pueblo de perpetuarse
en el tiempo presente y futuro de su historia.

Por supuesto que lo más importante del culto al folclor no es la simple


participación como espectadores en estas celebraciones patronales. Lo
fundamental es cultivar incesantemente las expresiones folclóricas de la cultura
nacional, aprender y enseñar a las nuevas generaciones a distinguir en sus
múltiples manifestaciones lo genuino de lo artificioso, lo sustancial de lo
superficial, lo legítimamente nacional de lo copiado (como por ejemplo, ciertas
vestimentas y estilismos en los bailes que no son verdaderamente nicaragüenses).
En verdad, una de las peores desgracias que puede sufrir un pueblo es la
distorsión de sus expresiones folclóricas, ya que esto significa quebrantar la
cultura nacional y perder la propia identidad, es decir, lo que nos hace únicos,
distintos e importantes entre los demás.

El Güegüense
A esta danza también se la conoce como Macho Ratón. Se practica en los
departamentos de Carazo y Masaya, en la región del Pacífico, concretamente en
Diriamba y Niquinohomo, durante el 20 de enero y el 26 de julio.
El Güegüense se representa desde finales del siglo XVII y tiene un
origen colonial. Es una especie de baile teatralizado, una comedia con la que se
protesta contra la situación que los mestizos tenían frente a los españoles.

Palo de Mayo
Este baile es uno de los más importantes dentro del folklore nicaragüense. Se
lleva a cabo en el festival Mayo Ya o May Pole, a principios de mayo. En un palo
de alrededor de 3 metros se atan cintas de diferentes colores. Los bailarines
danzan en círculos, tejiendo las cintas.

Es tradicional del Caribe y se hace para honrar a la diosa Mayaya y pedir por las
nuevas cosechas y la fertilidad. Se celebra desde el siglo XIX y se piensa que es
una adaptación de la versión inglesa. Se originó en la población de Bluefields.

Walagallo
El Walagallo o danza de los gallos es un baile de la Región Atlántica practicado
por el pueblo indígena garífuna. Es una especie de ritual con el que se pretende
curar a un enfermo.

Se piensa que la persona que está enferma ha sido poseída por un espíritu o Dios
le ha enviado esa enfermedad, y se practica cuando es un caso verdaderamente
grave.

Las Inditas
Las Inditas es tradicional de Masaya y se baila el 30 de septiembre, durante las
fiestas en honor a San Jerónimo. Es de procedencia indígena y en ella se
recrean las actividades de la vida cotidiana.

La interpretan un total de cinco parejas de bailarines y el instrumento que les


acompaña es la marimba de arco. También se practica en Diriamba, Carazo, el 20
de enero, por las fiestas de San Sebastián.
Los Diablitos
Los Diablitos se baila en Masaya el último domingo de noviembre en honor a San
Jerónimo. Tiene su origen en el siglo XIX, cuando los jóvenes cantaban serenatas
a las chicas por la noche.

En esta danza aparecen quince personajes, cada uno de ellos con un vestuario
colorido. Todos los intérpretes son hombres y cada uno de ellos realiza unos
movimientos distintos:

 El Diablo Mayor (Mefistófeles)


 El Diablo Negro
 El Diablo Rojo
 La Muerte Quirina
 El Oso
 El Domador
 El León
 El Macho Ratón (burro)
 El Tigre
 Seis diablesas

Las Negras
El baile de las Negras se practica en Masaya, también durante las fiestas en honor
a San Jerónimo, concretamente todos los domingos de octubre y noviembre. Se
originó en la población de Monimbó.

La historia de esta danza comienza en la época colonial, cuando las indias


bailaban con los españoles. Esto enfadaba a los indígenas, quienes crearon esta
coreografía como protesta a la colonización.

Se representa por un grupo de ocho hombres, cuatro vestidos de chicos y cuatro


disfrazados de chicas. En un principio, llevaban la cara pintada de negro, pero más tarde
pasaron a ponerse máscaras.

El Viejo y la Vieja
El Viejo y la Vieja se representa en Diriamba, Carazo, cada 20 de enero. Se
recorre una ruta de ocho horas que parte y termina en la puerta de la iglesia del
pueblo. Los bailarines son hombres que quieren pagar una promesa.
Éstos visten camisa blanca de manga larga, pantalón oscuro, sombrero de palma
y bastón. Asimismo, otros van disfrazados de mujer anciana con un tocado y una
falda colorida. El Viejo baila lento y la Vieja rápido. Imitan a los españoles.

El Zompopo
El Zompompo es un baile regional de Altagracia, en la isla de Ometepe, Rivas. En
el pasado, hubo en esta población una plaga de zompopos, una especie de
hormigas voladoras.

El baile refleja el esfuerzo de la población por acabar con esta plaga. Los
bailarines son un grupo de diez parejas que llevan ramas de mango e imitan cómo
las personas espantaban o mataban a los zompopos.

La Gigantona y el Enano Cabezón


La Gigantona y el Enano Cabezón es un baile folklórico de León que se
representa en diciembre. La Gigantona es una muñeca de gran altura que la
mueve un hombre desde dentro y baila al ritmo de los tambores.

El Enano Cabezón cita versos sobre el amor no correspondido entre la mujer y un


mestizo. También puede aparecer en la coreografía Pepito, un hombre que simula llevar a
otro a cuestas.

Toro Huaco
El Toro Huaco se baila en Diriamba, Carazo, el 20 de enero, por un grupo divido
en dos partes de entre ocho y doce personas. Además de estos bailarines, está el
Mandador, el jefe del grupo, y el Toro.

Los miembros de cada grupo se colocan en ambos lado de la calle en fila india ordenados
por altura y dan saltos. En el centro permanecen el Toro y el Mandador. Todos llevan
máscaras de madera menos el Toro. Asimismo, cada grupo cuenta con un capitán.

La Yegüita
La Yegüita es una danza representativa de San Juan de Oriente, Masaya, donde
se interpreta cada 24 de junio por las fiestas de San Juan Bautista. Los bailarines
hacen de espadachines o garreadores.
Éstos dialogan imitando a los niños y se pelean porque la yegua se ha perdido. Al
finalizar la pelea, el animal reaparece. Es una danza que tan sólo bailan los
hombres.

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