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Néstor Luis Cordero (ed.

)
Sociedad democrática y cultura sofística

Giovanni CASERTANO
El filósofo griego (Universidad de Nápoles)

frente a la sociedad 1. Desde un punto de vista histórico, ¿quién fue sofista? Si


quisiéramos responder de un modo paradójico, pero paradójico sólo
de su tiempo en apariencia, podríamos decir que nadie fue sofista, o bien que
fueron sofistas todos los filósofos, sabios, poetas, científicos,
técnicos, de la antigua Grecia, clásica o no, y esto porque el ámbito al
cual el término fue aplicado en la historia de la cultura griega fue muy
amplio. Una investigación sobre el término sophistés nos diría que

02-007-527 originariamente fue utilizado como sinónimo de sophós, sabio, y eran


sabios todos quienes poseían una técnica particular, desde Homero y
02-049-074 cop 23 HFA (Marsico)
12 Copias
Hesíodo.1 En el siglo V, en Atenas, el término comienza a ser
utilizado con un sentido más “técnico” para indicar un tipo especial
de sabio, de intelectual; pero es recién en el siglo IV, con Platón y
(HFA - Soares) Arstóteles, que el “sofista” adquiere cierta fisonomía propia, que será
conservada luego prácticamente hasta nuestros días. Es la fisonomía
de un hombre astuto, capaz de sostener una tesis o, sin diferencia
alguna, la tesis contraria; discutidor, más o menos pedante, más o
menos de mala fe; personaje que “adultera” los discursos con
excesiva sutilidad; personaje engañador, que echa mano de todos los
trucos que le ofrece el lenguaje para imponerse en la discusión, o
incluso solamente para que el público lo aplauda; personaje
fastidioso, en resumen, que no tiene nada que decir y que, no
obstante, se la pasa hablando. Pero también en este caso, la
caracterización negativa del “sofista” iniciada por Platón y
Aristóteles, es válida paradójicamente más para los modernos, incluso

1
Sobre este punto, véase F. Ueberweg-K. Praechter, Grundriss der
Editorial Rhesis Geschichte der Philosophie, Band I: Die Philosophie des Altertums, Basel-
Stuttgart 1967, p. 1; B. Snell, Die Ausdrücke für den Begriff des Wissens in
der vorplatonischen Philosophie, Göttingen 1922, passim.
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para nuestros días, que para los antiguos, incluso para los mismos que Grecia del siglo V, estuvo ligada a la crisis de la antigua sociedad
la establecieron. agrícola y aristocrática, crisis caracterizada por la gradual
Por consiguiente, distinguir cuánto tiene de histórica esta imagen privatización de la tierra, la expansión demográfica, el florecimiento
negativa y cuánto obedece a la polémica que contra los sofistas del comercio, factores todos estos que contribuyeron a superar el
llevaron a cabo Platón y Aristóteles, y, siguiendo sus huellas, todos aislamiento de las antiguas poleis y crearon una unidad económica
los autores posteriores hasta el día de hoy, fue un largo trabajo para más amplia. Figuras ciudadanas tales como los comerciantes, los
los historiadores de la filosofía antigua a partir de fines del siglo empresarios, incluso auténticos “industriales” (propietarios de minas,
pasado. Se puede decir que el resultado de estos estudios fue, canteras, etc.) adquirieron importancia. La ciudad llegó a ser el
generalmente, una valoración positiva de la filosofía de los sofistas corazón de una nueva vida económica que, sin reemplazar
que hizo justicia respecto de algunos lugares comunes que, incluso completamente el campo, redimensionó su importancia.
sobre la base de la presentación platónico-aristotélica, los habían Naturalmente, también desde el punto de vista político, Atenas
maltratado al presentarlos como corruptores de las costumbres, devino el modelo del nuevo espacio político, el modelo de la
disgregadores del orden social, individualistas, y cosas por el estilo. “democracia”, lo cual subsistirá durante siglos en el imaginario
Es necesario comprender, por consiguiente, en qué sentido los europeo, con sus instituciones y sus costumbres. En primer lugar, la
sofistas representaron una “novedad” en el ámbito cultural de la instauración del nomos, de la “ley”, la norma impersonal y colectiva
Grecia del siglo V, particularmente en Atenas, que recién hacia la que permite la convivencia pacífica de todos en la ciudad, y la
mitad de dicho siglo conquistó su estatuto de “capital cultural” de existencia de sus instituciones: la asamblea, el lugar donde todos los
Grecia, después de que la cultura filosófica y científica habían ciudadanos concurren para determinar las normas de la convivencia, y
conocido una consagración más bien en la “periferia” del mundo el tribunal, el lugar en donde todos los ciudadanos, por turnos,
griego: los jónicos y Heráclito en Asia Menor, los pitagóricos en concurren a aplicar y a hacer respetar aquellas normas codificadas. La
Jonia y en la Magna Grecia, los eleáticos en la Campania, exaltación de la ley, incluso de la ley escrita, es la exaltación de la
Empédocles en Sicilia, por citar sólo las figuras más significativas del igualdad sancionada por la ley que se impone al capricho de unos
siglo V. En Atenas, por entonces, confluyeron las figuras intelectuales pocos, característico de la antigua sociedad oligárquica: todos los
más importantes, incluidas, justamente, los sofistas, y para ciudadanos pueden hacer uso de la palabra en la asamblea y así
comprender el sentido histórico de su acción es necesario esbozar las contribuir a las decisiones políticas más importantes para la ciudad,
transformaciones de la sociedad griega en aquel período y de qué todos los ciudadanos pueden formar arte de los tribunales, que
manera los sofistas supieron interpretar el espíritu de estas constituyen el espacio en el cual las leyes viven concretamente.
transformaciones. Hay dos palabras que en este período se privilegian y que
Óptimas descripciones de la sociedad griega y, por ende, de la consolidan la verdadera y propia “ideología” democrática: isegoría y
ateniense en el siglo V, en la cual operaron lo sofistas, se encuentran parrhesía, términos exaltados en la Atenas democrática y que la
de Levi a Untersteiner, de Lanza a Capizzi.2 Se ha subrayado en distinguen de las ciudades con regímenes aristocrático u oligárquico.
especial que la constitución en Atenas de un nuevo espacio político y La primera, que, por otra parte, no es un término específico de la
cultural, que hizo de la misma la “ciudad” por antonomasia de la democracia, y que puede indicar también la paridad entre familias
aristocráticas, sirve para indicar la igualdad plena en el derecho a la
palabra, el hecho de que cada ciudadano tiene derecho a intervenir en
2
A. Levi, Storia della sofistica, Napoli, Morano, 1966; M. Untersteiner, la asamblea, sea cual fuere el "peso" que su intervención pueda tener.
Sofisti. Testimonianze e Frammenti, Firenze, La nuova Italia, 1948; D. La parrhesía, en cambio, que aparece probablemente por primera vez
Lanza, Lingua e discorso nell’Atene delle professioni, Nápoles, 1979 y A. en Eurípides, indica la posibilidad concreta de decir libremente lo que
Capizzi, I sofisti ad Atene. L'uscita retorica dal dilemma trágico, Bari,
Levante, 1990.
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se quiere, y, en este sentido, es el término que caracteriza con mayor que trabajaron en los frescos del templo; Damón, el músico amigo de
propiedad el orden constitucional democrático en Atenas.3 Sócrates y compañero de Pródico; el autor trágico Sófocles; Lampón,
Si es verdad que las instituciones de la democracia ateniense experto en mántica; el médico Hipón; el arquitecto Hipodamo de
representan el espacio político en el cual se debaten las tensiones y las Mileto, que había ya ampliado el Pireo, transformándolo en un gran
luchas económicas y sociales de la sociedad griega de este siglo,4 este puerto comercial, y lo había puesto en relación con Atenas gracias a
debate político impone nuevas búsquedas y una nueva habilidad: la los Largos Muros. Es a él que Pericles confió el proyecto de la planta
demanda de hombres capaces de sostener y de concretar una tesis, urbanística de Thurium (444-3). Thurium era la colonia “pan-
imponiéndola a la mayoría de los asambleístas, y, por consiguiente, la helénica” deseada por Pericles en la Magna Grecia, cuyos nómoi
demanda de individuos que posean una “técnica” del discurso, una (constitución) fueron elaborados por el mismo Protágoras.5
“habilidad” no dependiente forzosamente de determinada clase social. Pero este papel de la sofística al mismo tiempo como educadora
Los sofistas se presentan entonces, en primer lugar, como “nuevos de una nueva clase que entraba en la escena política6 y, por
maestros”, capaces de satisfacer a esta demanda de “saber hablar”, consiguiente, la importancia que asumía con ella la nueva figura
que no es una exigencia meramente retórica sino que tiene una clara social del intelectual que interviene en un círculo cada vez más
relevancia política y social: expresarse de manera convincente, amplio de circunstancias y de ocasiones,7 constituyen apenas uno de
obtener un consenso, y hacer valer sus propias razones significaba los aspectos característicos del movimiento sofístico.
liberarse de un complejo de inferioridad respecto de las clases No hay que menospreciar el hecho de que la técnica del discurso
aristocráticas, tradicionalmente detentadoras del poder y del enseñada por los sofistas, incluso si aparentemente se valía de los
consenso. mismos instrumentos que la educación tradicional (Homero, los
Tras los sofistas estuvieron más tarde los jóvenes de las clases en poetas), no era una técnica “neutral”, un simple expediente retórico,
ascenso social que se prepararon para entrar en la vida política; las sino que de hecho vehiculaba una nueva cultura y una nueva
fuentes (Platón, en primer lugar) concuerdan en mostrar a Protágoras, concepción de la cultura. Algunos elementos de esta novedad serán
Gorgias, Hipias o Pródico rodeados de alumnos contentos con pagar tratados más adelante; acá recordaremos que, en general, aquello que
altas sumas de dinero (lo cual suscitaba la ironía y la indignación de se ponía en evidencia claramente y por primera vez en la obra de los
Platón) para aprender la cultura y los instrumentos indispensables sofistas era la conciencia de la relatividad de los valores, la
para entrar activamente en la vida de la ciudad. conciencia de que no es posible hablar en términos de verdad
Quien mejor comprendió la importancia de este movimiento absoluta, porque ya no es posible conservar la vieja figura del sabio
cultural para la nueva Atenas, y por ello favoreció su auge, fue investido de un saber divino, transmitido a los mortales. La relación
Pericles: alrededor suyo se reunieron –y gracias a ellos su “círculo” entre el hombre y la realidad que lo circunda, y, por consiguiente, la
tuvo gran renombre– filósofos y “sofistas” de toda clase que estaban misma vida humana –sus tensiones, su organización– no se conciben
de paso por Atenas. Los filósofos Anaxágoras, Protágoras, Zenón, el más según un esquema fijo e inmutable, sino que son concebidas
discípulo de Parménides; los arquitectos Ictino y Calícrates, que como una creación continua, con sentido no unívoco, como una obra
hicieron el proyecto del Partenón; el escultor Fidias y sus alumnos, que exige una tarea difícil de mejoramiento.
En la formación de esta conciencia “relativística” contribuyó
ciertamente también el amor por los viajes y el descubrimiento de
3
Véase L. Spina, Il cittadino alla tribuna. Diritto e libertà di parola
5
nell'Atene democratica, Napoli, 1986, pp. 27-31; D. Lanza, Lingua e Véase DL, IX.50 = DK, 80A1.
6
discorso…, op. cit., p. 54. Compárese con aquello que Platón, en Prot. 317b-318e, pone en boca de
4
Véase D. Lanza-M. Vegetti, “L’ideologia della città”, in D. Lanza-M. Protágoras: "convengo en que soy un 'sofista' y en que educo a los
Vegetti-G. Caiani-F. Sircana, L’ideologia della città, Napoli, 1977, pp. 14- hombres...en los asuntos domésticos…y en los políticos".
7
21. Véase D. Lanza-M. Vegetti, “L’ideologia della città”, op. cit., pp. 22-23.
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pueblos y costumbres diferentes, factor constante de la cultura griega
(basta pensar en el personaje homérico de Ulises), pero que fue 2. Desde cierto punto de vista se puede decir que los sofistas fueron
fuertemente acelerado en la época de las guerras contra los persas. El uno de los tantos ejemplos de “perdedores” en la historia de la
historiador Herodoto, que dedica gran parte de su obra a la cultura; y ello no tanto por el hecho de que en su tiempo no tuvieron
descripción de los usos y las costumbres de los pueblos “bárbaros”, es éxito ni seguidores, sino porque su imagen tuvo, desde un comienzo,
decir, no griegos, como los egipcios o los persas, es una fuente una connotación negativa, que luego fue heredada por la tradición.
importantísima en este aspecto, lo cual no es simple, ya que se Ejemplos de esta consideración negativa por parte de la cultura
esconde algo complejo en su interior. Por un lado se adquiere el tradicional se encuentran ya sea en Aristófanes,10 ya sea en Platón,11
conocimiento de que los usos y las costumbres, en pueblos diferentes,
e incluso entre diversas ciudades griegas, pueden ser distintos y hasta lugares muy remotos”. Heródoto está hablando de los persas, pero, como
opuestos sin que esto implique en sí un juicio de valor; por otra parte, dijimos, su observación tiene carácter universal.
queda siempre un apego de “psicología social”, podría decirse, que, a 10
En su comedia Nubes, Aristófanes había asimilado a Sócrates con los
pesar de todo, establece una suerte de juego entre “normalidad” (la sofistas, representándolo como un exponente de la “cultura” ateniense,
propia) y “extrañeza”, incluso “anormalidad” (la del otro). Heródoto bastante lejana del cuadro tradicional de los valores y de los intereses del
es una fuente que nos aclara todo esto.8 Por otro lado, como decía, pasado. La asimilación de Sócrates a los sofistas operada por Aristófanes es
existe un componente de “psicología social” o “grupal”, que existe un serio problema historiográfico, puesto que otras fuentes (Platón,
aun hoy en el interior de los habitantes de una región o de una ciudad Jenofonte, Aristóteles) los contrastan duramente. Sobre este tema, véase G.
o de un pueblo, e incluso entre grupos precisos al interior de la misma Casertano, Le filosofie antiche, Napoli, 1994, pp. 98-107. En Nubes es
clásica la presentación del “pensadero de almas sabias” (verso 94) en el cual
ciudad; podríamos llamarlo un apego de características psicológicas
están recluidos los sofistas. Para la caricatura del sofista y de sus doctrinas
definido por la “distancia”, que puede degenerar fácilmente, como naturalistas, véanse en particular los versos 95-104, 144-164, 441-451, 882-
puede ocurrir incluso hoy, en manifestaciones de intolerancia. Y es 884, 961-1111.
siempre el espíritu lúcido y distante de Heródoto quien lo atestigua.9 11
Una crítica, y también una deformación, de la actividad de los sofistas se
encuentra en la obra de Platón. No es que Platón quisiese defender la cultura
tradicional, como otros críticos de los sofistas, contemporáneos o
8
En un pasaje famoso del libro tercero de las Historias, después de haber posteriores. En efecto, toda la crítica platónica a la cultura tradicional
hablado de la locura de Cambises, que solo ella podía explicar a sus ojos el abarcaba también la “nueva” cultura representada por los sofistas, en la cual
grave ultraje perpetrado por dicho rey respecto de las cosas sagradas y de las Platón veía inteligentemente ciertos peligros debidos en especial a su
costumbres tradicionales, dice lo siguiente: “Ya que si se propusiese a todo “popularización”. El proyecto político y cultural de Platón iba en realidad
hombre elegir entre las distintas tradiciones y se le invitase a elegir las más mucho más allá de la cultura de su tiempo y abría perspectivas
bellas, cada uno, después de una profunda reflexión, preferiría las de su país: insospechadas y absolutamente originales, ya sea en el campo
tanto mejores les parecen a cada uno sus propias costumbres” (III.38). Y en epistemológico como en el filosófico y en el político. En efecto, si bien toda
el libro séptimo, en un pasaje en el que está hablando de la relación entre los la obra platónica puede entenderse como una polémica contra la cultura
embajadores atenienses y persas, y dudando de la realidad de ese encuentro, tradicional y contra la sofística, a menudo en sus diálogos puso de relieve
confirma lo siguiente: “Sólo sé esto: si todos los hombres llevasen al mismo dos aspectos del nuevo ambiente cultural en el cual se inscribía la obra de los
lugar sus desgracias personales, para cambiarlas con las del vecino, después sofistas: por un lado, aludiendo a la consideración negativa que en general se
de haber observado atentamente los males del prójimo, seguramente cada tenía en Atenas respecto de estos “extranjeros” que venían a perturbar el
uno conservaría los que llevó consigo” (VII.152). cuadro de la vida tradicional, y, por otro lado, poniendo en escena parodias
9
Heródoto, I.134: “Entre todos, estiman en primer lugar a sí mismos y a de los debates sofísticos. Para el primer aspecto, véase el Protágoras, uno de
quienes viven en regiones vecinas; en segundo lugar, a quienes están a una sus diálogos más cuidadosos desde el punto de vista estilístico y “teatral”, en
distancia media; y luego, gradualmente, miden la estima en proporción a la el cual pone en escena un “combate” entre Protágoras y Sócrates; para el
distancia. En el último grado de la consideración están quienes habitan en aspecto teatral del diálogo, A. Capra, Agôn lógôn. Il “Protagora” di Platone
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pues ambos ofrecen una deformación “cómica” de la novedad y de comerciantes, empresarios, “industriales” propietarios de minas, de
los intereses de los sofistas, y no de su método de discusión. Es un astilleros navales, etc., que encontraban en el nuevo orden
hecho que el contenido de la novedad que comportaban los sofistas, democrático el espacio vital para la defensa de su propia posición
tanto en el campo cultural como en el político, más que engrandecer social, las viejas clases aristocráticas continuaban aún ejerciendo su
ha devaluado su imagen, y esto por dos razones: la característica poder, aceptando, de mayor o menor grado, abandonar las antiguas
particular de la “democracia” ateniense y la manera en la cual sus formas de dominio para disfrutar de los nuevos instrumentos
doctrinas fueron atacadas por la cultura dominante. “técnicos” ofrecidos por la democracia para ampliar las bases del
Cuando se habla de la Atenas del siglo V como modelo de consenso. Es precisamente por esta razón que Platón hará decir a
democracia y se tiene en cuenta el desarrollo de las artes, de la Sócrates: “hay quien la llama democracia, y hay quien la llama con el
cultura, de la vida civil, se dice algo sólo parcialmente verdadero: la nombre que más le gusta, pero es, en realidad, una aristocracia con el
“democracia” concernía sólo un círculo muy reducido de personas, consenso de la masa” (Menexeno, 238C-d).
aquellas que gozaban de la ciudadanía plena, las cuales constituían Estaba después el dêmos de quienes eran libres, pero pobres, y
una pequeña minoría. Se calcula que en el momento de su auge que debían defender, a pesar de todo, su papel privilegiado de
máximo, la ciudadanía ateniense, sin los esclavos (incluyendo ciudadanos atenienses, quienes, gracias a la igualdad formal
mujeres y menores, que no participaban de la vida política) estaba garantizada por el régimen democrático, defendían en realidad su
constituida por alrededor de 90.000 personas, junto a las cuales había posición propia de rentiers de la ciudad, en una óptica en la cual la
alrededor de 365.000 esclavos de ambos sexos, y 50.000 ciudad debía retribuir al ciudadano por las funciones típicas del
“protegidos”, es decir, extranjeros y esclavos libertos.12 La ciudadano, es decir, por su trabajo político y por las actividades
democracia ateniense se apoyaba entonces sobre la esclavitud, sobre conexas, únicos elementos que lo distinguían del esclavo.14
la servidumbre de la mayor parte de la gente que vivía en la ciudad: Un ejemplo clásico de esta contradicción social es, precisamente,
no era entonces ni una pura democracia igualitaria, ni un régimen el domino “imperialista” de Atenas, ciudad aparentemente
basado directamente en la voluntad de la masa, incluso porque los “democrática” en su interior, pero que ejerce un dominio violento
mecanismos de poder no habían “hecho justicia a cada grupo de sobre las otras ciudades griegas que dudan en someterse. El
poder, partido o sector, ya que las grandes familias conservaban la historiador Tucídides ofrece un ejemplo luminoso de esta política de
influencia que las reformas que Clístenes les habían quitado”.13 dominio y al mismo tiempo de su “cobertura” ideológica. Se trata de
La maravillosa perfección de la “ciudad” del siglo V era entonces un discurso impresionante por la lucidez con que se reconocen las
profundamente contradictoria. Antes que nada, desde un punto de razones de una dominación imperialista, de una guerra que tiene sus
vista social y político: junto a las clases emergentes, grandes raíces en las exigencias imprescindibles de un orden económico y
político, más allá de cualquier tipo de justificación –o mistificación–
ideológica o religiosa. Nos referimos al discurso que los atenienses
tra eristica e commedia, Milano, 2001; G. Casertano, La struttura del
dirigieron a los habitantes de Melos en el año 416, décimosexto año
dialogo (o di quando la filosofia si fa teatro), en G. Casertano (ed.), Il
Protagora di Platone: struttura e problematiche, Napoli, 2004, pp. 729-766. de la guerra del Peloponeso.15 Sobre esta contradicción social, que
Para el segundo de estos aspectos, véase el Eutidemo, donde Platón pone en veía conjugarse, ayer como hoy, formas de democracia política con
escena un encuentro entre Sócrates y dos “sofistas”, Eutidemo y una praxis imperialista, se insertaba luego una contradicción cultural
Dionisodoro, pero cuidando de distinguir la figura de Sócrates de la de los que se expresaba a menudo en una auténtica “polarización” de las
“extranjeros”.
12
Véase L. H. Morgan, La società antica, tr. it., Milano, 1970, pp. 200-215,
14
y también capp. VIII-IX; H. Berve, Storia greca, tr. it., Bari, 1966, cap. III Véase R. Müller, La sofistica e la democrazia, en “Discorsi” VI (1986) pp.
parte V. 7-23, p. 7, pp. 17-18; D. Lanza-M. Vegetti, L’ideologia…, op. cit., pp. 17-20.
13 15
D. Lanza, Lingua e discorso…, op. cit., p. 64. En Tucídides, V, 84-114.
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mentalidades: por un lado, la búsqueda, los análisis, la filosofía de tradicional y de la situación de dificultad y de malestar en la cual se
unos pocos, y, por el otro, las creencias tradicionales, el fanatismo, las encontró la ciudad de Atenas después de la guerra del Peloponeso.
supersticiones religiosas de la masa. En este contraste, como ha Llegamos así a la otra razón que antes adelantamos sobre la
sucedido a menudo en la historia, los estratos más pobres del dêmos “desconfianza” que la cultura dominante tenía respecto de los
eran a menudo aliados de la cultura tradicional, hostiles a todo tipo de sofistas. Y cuando decimos cultura dominante en el siglo IV, y no
innovación, para los cuales la religión de estado era un sostén sólo en éste, queremos decir especialmente Platón y Aristóteles. Es un
importante del sistema político: poner a los dioses en tela de juicio, hecho: hoy poseemos no sólo muy pocos fragmentos de las obras
como hacían efectivamente los sofistas, significaba atacar las bases originales de los sofistas, sino que todos los otros textos que
del orden constituido constituyen la fuente de nuestro conocimiento, justamente, Platón y
Allá por el 432, dudar de lo sobrenatural y enseñar astronomía era Aristóteles y otros autores antiguos que remiten a éstos, constituyen,
pasible de persecución penal: fue en ese año que se dictó el decreto al mismo tiempo, la fuente de nuestra incomprensión, desde el
propuesto por el adivino Diopites, que inició toda una serie de momento en que su intención es precisamente la de hacer de la
procedimientos y de procesos políticos y culturales contra los sofística algo inadmisible.19 Desde el punto de visa técnico es fácil
mayores exponentes de las nuevas ideas.16 Anaxágoras, Diágoras, explicarse por qué los textos de los sofistas se han perdido para
Protágoras, Sócrates, Aspasia y Eurípides se encontraron entre los nosotros: Aristóteles los excluye del grupo de los filósofos, los doctos
hombres de cultura más ilustres acusados de “impiedad”; la situación helenísticos, por consiguiente, los ignoraron, la tradición doxográfica
era aparentemente paradójica, porque una posición políticamente se limitó en general a repetir el juicio de Platón, de Aristóteles y de
democrática se aliaba a un rígido conservadurismo cultural y, sus escuelas, y finalmente, en la época del “rescate” manuscrito de
viceversa, posiciones innovadoras en el campo cultural se asociaban a obras antiguas, fueron considerados indignos de consideración y, por
tendencias políticamente conservadoras o, a veces, reaccionarias. ello, ignorados. Pero si nos interrogamos sobre las razones de esta
Si damos fe a Diógenes Laercio,17 a causa de su escrito Sobre los exclusión, el discurso se hace más difícil, especialmente si tomamos
dioses, todos los libros de Protágoras fueron directamente requisados en consideración a Platón como la fuerte primaria de la deformación
a quienes los poseían y quemados públicamente en el ágora, mientras de la imagen del sofista.
que el propio sofista fue obligado a huir rumbo a Sicilia, y pereció en No es éste el lugar para analizar la compleja posición platónica en
un naufragio en medio de su viaje.18 Quedan algunos testimonios – su enfrentamiento con los sofistas; bastará por el momento con
que veremos más adelante– de este “ateísmo” de Protágoras, que hoy esbozar sólo algunos aspectos generales. Puede decirse que toda la
quizá llamaríamos agnosticismo, y que estaba ciertamente obra platónica es una polémica contra los sofistas, si bien algunas
relacionado con su concepción del relativismo del conocimiento ambigüedades subsisten, como ya hemos dicho. Son numerosos los
humano. pasajes, del Gorgias al Fedro, del Fedón al Protágoras, a la
Los sofistas suscitaron entonces desconfianza y hostilidad entre el República, al Teeteto, al Filebo y al Político, en los cuales Platón
gran público: por sus críticas de las creencias tradicionales, como trata de establecer la diferencia entre el sofista y el filósofo,
ocurrió a menudo en la historia, e incluso hoy, fueron considerados ensayando de tiempo en tiempo de remitirla a la distinción entre
responsables, y no sólo la expresión, de la decadencia de la moral retórica o erística y dialéctica, entre saber aparente y saber real.
El esfuerzo de Platón se basa fundamentalmente en su tentativa
por fundar objetivamente –ontológicamente– la contraposición clara
16
Sobre este punto, cfr. K.J. DOVER, The Freedom of the Intellectual in entre verdadero y falso, y esta fundación es posible sólo si se admite
Greek Society, en “Talanta” 7 (1975) pp. 24-54. la existencia de entes ideales que no dependen de la subjetividad de
17
IX 52-54 = DK80A1.
18
La noticia se encuentra también en Sexto Empírico, adv. m. IX 55, 56 =
19
DK80A12. Véase B. Cassin (ed.), Positions de la sophistique, Paris, 1986, pp. 10-11.
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discursos que se oponen, sino que, por el contrario, son el fundamento emblemática: la “caza”. Hay que encarar la caza del sofista porque se
de todo discurso. Hablar diciendo la verdad significa construir un trata de una fiera multiforme que se esconde donde uno menos se lo
discurso que refleja la existencia de estos entes ideales, espera, lista para asumir todo tipo de aspectos para no dejarse
independientes del flujo de las sensaciones y, por eso, no descubrir. Intenta camuflarse, fundamentalmente, bajo la figura
contradictorios: las ideas inmóviles son el metro con el cual se mide y justamente del cazador, el filósofo; y existe el riesgo, para éste, de
se comprende la movilidad; lo eterno sirve para medir a lo temporal, confundirse con su adversario en el curso de la caza.
lo objetivo a lo subjetivo, el ser al devenir. Esto es justamente lo que La habilidad del sofista consiste precisamente en hacer posible
hace el filósofo, el dialéctico. algo imposible: es imposible hablar de todo, porque es imposible
El sofista, por el contrario, el erístico, es todo aquel que queda poseer todas las técnicas, tener una “sabiduría” que abarque todos los
unido a la fenomenicidad, que no posee un criterio seguro para campos. Y, no obstante, el sofista posee una técnica que le permite
distinguir las cosas; por ello, sus discursos no son sino puras palabras hacerlo posible, que le permite aparecer en posesión de todas las
sin referente objetivo, que cambian continuamente de referente, que técnicas; es la técnica de la imitación, gracias a la cual con el
son, entonces, tesis que no buscan el descubrimiento de la verdad, instrumento de la refutación, aparece como lo que no es (como su
sino la obtención de un consenso pasajero, es decir, una simple nombre lo indica: sophistés, que tiene la misma raíz que “sabio”,
victoria verbal sobre el interlocutor: hablan, en definitiva, para no sophós).
decir nada: este aspecto será vehementemente subrayado por El problema consiste en que tanto la imitación como la refutación
Aristóteles20 cuando dirá que los sofistas hablan por hablar, sólo por son también las técnicas del filósofo, que imita con su discurso los
“el placer de hablar”, logou charin.21 entes ideales en sus relaciones y refuta lo falso. La diferencia
Pero si bien éstos son los términos en los cuales, en general, entonces debe buscarse, parece, en el plano de la distinción entre lo
Platón ubica su polémica contra la sofística (y, de paso, “crea” una verdadero y lo falso, pero también acá es difícil de separar la
sofística unitaria, que históricamente no existió, ya que no hay un distinción lingüística de la conceptual. Si el discurso verdadero es
denominador común para todos sofistas),22 no debe creerse que en la aquel que dice las cosas que son tal como son (o las cosas que no son,
obra misma de Platón no haya elementos contradictorios. En la última como si fueran),23 aparece claramente, por un lado, la posibilidad de
etapa de su producción, fundamentalmente a partir del Parménides, establecer lingüísticamente la distinción entre lo verdadero y lo falso
Platón somete a una crítica radical a su teoría de las ideas sobre la al interior del discurso, pero, por el otro, surge la dificultad de
base de una reelaboración de teorías pitagóricas y eleáticas, pero con trasladar esta distinción propia del discurso, a una distinción
el convencimiento de que las teorías de los sofistas no son tan ontológica, real, más allá del nivel discursivo, desde el momento en
fácilmente descartables como él había creído. El Sofista representa el que la fundación de un nivel ontológico se basa no obstante sobre el
intento mayor, y al mismo tiempo más problemático, de fundamentar discurso que la afirma.
definitivamente la separación entre el sofista y el filósofo. La distinción entre verdadero y falso, fundada sobre la que hay
Este diálogo, una de las obras más complejas no sólo de Platón, entre ser y no ser, entre ser y aparecer, se resuelve en el Sofista, por
sino de toda la historia de la filosofía, toca varios registros: un lado, con la atribución de un “ser ontológico” incluso al aparecer:
lingüístico, conceptual, político. Comienza con una imagen si lo falso es decir cosas que “no son”, y si es posible decirlas,
entonces debe concluirse que también el “no ser” existe. La existencia
del no ser es justamente la del "ser diferente de", parecer algo que no
20
Met., IV.5.1009a16-22. se es; lo falso existe, entonces, como aquello que es diferente del ser,
21
Véase B. Cassin, Du faux ou du mensonge a la fiction (de pseudos a
plasma), en B. Cassin (ed.), Le plaisir de parler, Paris, 1986, pp. 6-7.
22
Sobre este punto, véase G.W. Most, Sophistique et hermeneutique, en B.
23
Cassin (ed.), Positions…, op. cit., pp. 236-237. Sofista, 263a-b.
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no como lo contrario de éste; existe como lo que “parece” verdadero 3. Para concluir, quisiera esbozar brevemente sólo dos posiciones
pero “no es” verdadero, incluso “siendo”. culturales y filosóficas de la sofística que se han podido reconstruir
Con esta distinción genial, Platón respondía no sólo al relativismo sin recurrir a las “deformaciones” operadas por Platón, Aristóteles y
de Protágoras, para quien “todo es verdadero”, sino también a de sus seguidores antiguos.
posiciones que se habían originado en algunas escuelas socráticas, Hemos hecho alusión al descubrimiento de la relatividad de los
como la de Antístenes, para quien “no es posible contradecir”. Pero, valores como una de las conquistas más importantes de los sofistas.
por otro lado, esta distinción no podía sino llegar a la conclusión de la El mérito de haber planteado y demostrado el discurso sobre la
inseparabilidad de aquellos dos terminus, lo cual conduce a la relatividad corresponde a Protágoras de Abdera, una de las figuras de
inseparabilidad del sofista y del filósofo: el primero ya no podrá ser mayor brillo del siglo V, a pesar de los escasos fragmentos de sus
definido filosóficamente de manera independiente del segundo, y, obras que han llegado hasta nosotros. Su libro La Verdad (o
viceversa, porque verdadero y falso, como ser y no ser, están siempre Discursos demoledores –o innovadores: katabállontes–) comenzaba
dialécticamente unidos recíprocamente y se necesitan mutuamente; muy probablemente con esta frase: “Cada uno es medida de todas las
no se puede establecer un “ser” si no es relación con un “no ser”, una cosas, de las que son, de cómo son, de las que no son, de cómo no
verdad si no es en relación a una falsedad; y siempre queda abierta la son”. La frase fue repetida por Platón25 y por Sexto Empírico,26 y fue
posibilidad de su inversión. retomada y comentada por Aristóteles y otros más. Su interpretación
Queda entonces un único criterio posible para operar esta fue y es objeto de discusiones. No nos interesa acá examinar su
distinción: el político. Es sólo en el interior de la ciudad que el sofista significado filosófico, que tanto ayer como hoy está lejos de alcanzar
se distingue del filósofo. El criterio lógico y conceptual, en vez de la unanimidad, sino ver cómo se traduce en un comportamiento
separarlos, conduce a su inseparabilidad, mientras que el criterio político
político los coloca en las antípodas. Sofista y filósofo se distinguen La filosofía protagorea, lejos de ser una invitación al quietismo y
entonces realmente por el puesto diverso que ocupan en la sociedad, a la indiferencia, o, peor, una especie de anarquismo moral, se
ya que sus discursos sobre el bien de la ciudad, el bien para la vida presenta al contrario como una auténtica y verdadera filosofía de la
humana, sobre cómo debe vivirse o sobre cómo puede alcanzarse la praxis. Ya la teoría de la homo-mensura, que puede interpretarse tanto
felicidad, están realmente alejados el uno del otro y el sofista deviene en el sentido del hombre como género humano, o en el sentido del
entonces un filósofo “malo”.24 Toda esta complejidad y dramaticidad hombre como individuo singular, se presta también a interpretaciones
del análisis platónico se perderá en nuestra tradición cultural, que se “intermedias”, que ponen en evidencia el papel activo de una
fundará en la simplificación de la contraposición “el sofista” y colectividad particular, de un grupo social cuyos miembros otorgan el
“Platón”, es decir, “el filósofo”, que quedarán, en nuestro imaginario mismo valor a la existencia.27 Pero dos testimonios platónicos, uno en
filosófico, emblemáticamente, como dos figuras opuestas para el Teeteto y otro en el Protágoras, combinados con otras dos tesis de
siempre. Protágoras, a saber, que “sobre cada hecho hay dos discursos
contrapuestos entre sí” (DK 80A1), y que es necesario “hacer mejor
el discurso peor” (DK80A21), nos permiten establecer una
reconstrucción de su discurso ético y político original. En el Teeteto,
24 25
Para la justificación detallada de nuestra lectura del Sofista platónico, Teeteto, 151e-152a.
26
véase G. Casertano, Il nome della cosa. Linguaggio e realtà negli ultimi Adv. math., VII.60 = DK, 80B1; Pyrrh. hip., I.216 = DK, 80A14.
27
dialoghi platonici, Napoli, 1996, capítulo 2; y, para una lectura diferente, los Para este punto, véase E. Dupréel, Les sophistes, Neuchâtel, 1948; F.
bellos ensayos de M. Canto, “Politiques de la réfutation. Entre chien et loup: Caujolle-Zaslawsky, “Sophistique et scepticisme. L’image de Protagoras
le philosophe et le sophiste”, en B. Cassin (ed.), Positions…, op. cit., y de L. dans l’oeuvre de Sextus Empiricus”, en B. Cassin (ed.), Positions…, op. cit.,
Palumbo, Il non essere e l’apparenza. Sul Sofista di Platone, Napoli, 1994. p. 157.
50 51
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después de haber recordado la teoría de la homo-mensura, Platón La otra posición que quería evocar, bien diversa del
pone en boca de Protágoras el famoso discurso conocido como “democraticismo” de Protágoras, es la de Antifonte, quien ve en el
Apología de Protágoras, en el cual, después del famoso paralelismo nómos, en la ley democrática de la ciudad, un carácter de
entre el sofista y el médico, el uno que opera con remedios y el otro “exterioridad” respecto de la naturaleza más profunda del hombre, y
con la palabra, se dice que “los sabios y los autores capaces hacen cuya violencia represiva critica. Antifonte fue un hombre de una
aparecer como justas para la ciudad las opiniones útiles en lugar de cultura y de una sensibilidad considerables, como testimonian, entre
las dañosas, puesto que cuanto aparece como justo y bello para cada otras cosas, la cantidad de los términos de la lengua griega para los
ciudad, lo es para ella y en tanto así lo considera. Pero el sabio, en vez cuales construyó un significado original.31 Se discutió en la
de opiniones particulares dañosas para los ciudadanos, hace ser y antigüedad, y luego entre los críticos modernos, si existieron dos
aparecer las útiles”.28 No hay contradicción alguna entre el Antifontes, un sofista y un profesor de retórica, un orador, o si existió
relativismo gnoseológico y esta visión ético-política de Protágoras: uno solo. La dificultad para los estudiosos surgía del hecho de que
bien y útil son conceptos ciertamente relativos, porque no existe el parecía imposible conciliar la imagen del sofista, tal como surgía de
bien ni lo útil, sino sólo aquello que puede ser bueno para algunos, los testimonios y de los fragmentos encontrados en los papiros, que
pero que puede ser malo para otros; así, los discursos de los hombres, parecía sostener la igualdad natural entre todos los hombres, con la
contrapuestos entre sí, son relativos, porque no existe un discurso más del retórico, que jugó un papel importantísimo en la revuelta
verdadero que otro. Pero un discurso más útil sí es posible: si cada antidemocrática y oligárquica de los Cuatrocientos (junio-septiembre
individuo, o cada grupo di individuos, tiene su verdad, no por ello 411 a.C.), según narra el historiador Tucídides.32
todas las verdades son igualmente útiles para la vida en sociedad. El En realidad, una lectura de los documentos menos sujeta a
“discurso mejor” no es entonces el discurso lógico, sino el discurso sistematizaciones y a oposiciones del tipo democracia/oligarquía que
político que se muestra más idóneo para un acuerdo, para un pacto de no siempre tuvieron mucho sentido en la antigüedad (como hoy, por
aceptabilidad para la colectividad,29 porque es mejor que otros para otra parte), nos permite entrever la figura interesante de un hombre
considerar –incluso provisoriamente, hasta que la ciudad lo cambie–; bastante “esquivo” frente a la política, dedicado al ejercicio
el discurso mejor es el nómos, la ley, la realización dinámica de un escrupuloso de su profesión de abogado, que en cierto momento de la
consenso humano buscado e impuesto a la ciudad gracias a la situación histórica vivida en su propia ciudad cree encontrar la
persuasión del sabio, del sofista, que es como el médico para la
sociedad. Al sofista le espera entonces una tarea muy elevada, la de
realizar un tipo de sociedad que actualice la “sociabilidad” del ciudadanos, ya que son la condición necesaria para que el animal de aspecto
hombre, la de armonizar las diferentes e irreductibles humano devenga animal social.
31
Sobre este punto, véanse todos los términos incluidos en los antiguos
individualidades en un “cuerpo” social que sea el mejor possible.30
léxicos y recogidos en DK87.
32
Tuc., VIII.65 ss. Sobre la cuestión de los dos Antifontes y del significado
de su doctrina, según una perspectiva diferente de la mía, véase F. Decleva
28
Teet., 166d-e ss. = DK, 80A21a. Caizzi, Antiphontis Tetralogiae, Milano-Varese, 1968; Antifonte oratore e
29
Véase G. Martano, Contrarietà e dialettica nel pensiero antico. I. Dai Antifonte sofista, ed. B. Gentili-G. Morelli, Urbino, 1974; F. Decleva Caizzi,
Milesii ad Antifonte, Nspoli-Firenze, 1972, pp. 237-243. “Il nuovo papiro di Antifonte”, en F. Adorno, F. Decleva Caizzi, F. Lasserre,
30
Platón pone en boca de Protágoras, en el diálogo homónimo (en un F. Vendruscolo, Protagora, Antifonte, Posidonio, Aristotele. Saggi su
extenso pasaje conocido como "El mito de Protágoras", 320c ss. = DK 80C1) frammenti inediti e nuove testimonianze, Firenze, 1986; I. Labriola,
una verdadera y propia teoría de la civilización y de la organización social. Introduzione ad Antifonte, La verità, Palermo, 1992; M.Narcy, “Antiphon
En la misma, después de de haber hablado de la fundación de las ciudades, d’Athènes”, en Dictionnaire des philosophes antiques, R. Goulet, (ed.) vol.
primer paso necesario para abandonar el estado animal, se exalta el valor de I, París 1989; M. Vegetti en Platone, La Repubblica, trad. y com. De M.
aidós y de díke, respeto y justicia, que deben estar presentes en todos los Vegetti, vol. II (libros II y III), Napoli, 1998, pp. 163-169.
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posibilidad de actuar directamente en política. Atenas, en efecto, se ha hablado de un “pesimismo”,35 pero son justamente sus
después de la desastrosa expedición a Sicilia contra Siracusa, se reflexiones sobre la vida humana y sobre aquello que es lo mejor para
debatía en luchas intestinas y una inseguridad desconocida hasta el hombre lo que abre la puerta para las reflexiones “políticas” de
entonces. Antifonte. Y es acá donde el análisis de Antifonte muestra toda su
Antifonte debió pensar que una intervención suya directa, junto desesperada lucidez al denunciar el formalismo abstracto de las leyes,
con otros personajes de alta posición cultural y moral,33 podía que, incluso ahí donde deben imponerse para organizar bien o mal
contribuir a instaurar condiciones de vida más humanas, como las que una red de relaciones reguladoras de los comportamientos humanos
teorizaba en sus obras. Es la figura de un pensador “solitario”, en sociedad, sólo son capaces de determinar un comportamiento
entonces, que hasta el instante supremo, cuando los Cuatrocientos formalmente correcto, que solo roza en grado mínimo la
fueron derrocados y él mismo condenado a muerte, no dejó de “interioridad” del hombre, su naturaleza más profunda, y que no
asombrar a sus contemporáneos por la nobleza de sus sentimientos. consigue ofrecerle ninguna motivación profunda para sus acciones.
He aquí el testimonio de Tucídides: He aquí por qué el sistema de las leyes vigentes representa una ofensa
para la naturaleza humana, al atacar y al mortificar las bases de sus
...pero quien había organizado todo el complot para que se llegara a este exigencias vitales. Estos lúcidos análisis se conservan en el famoso
resultado, quien había dedicado al mismo desde hacía tiempo todas sus fragmento del papiro de Oxyrhynco, que se encuentra en DK 87B44.
energías, era Antifonte, un hombre que, entre los atenienses de su La definición inicial de Antifonte, desde el punto de vista formal, es
tiempo, no era superado por nadie en cuanto a su estatura moral, el más perfecta:
profundo tanto en el pensamiento como en la expresión del mismo; si
bien no se presentaba de buen grado para hablar en la Asamblea ni en Por consiguiente, 'justicia' es no transgredir las leyes de la ciudad de la
otros lugares de debate, era considerado con desconfianza por la masa cual se es ciudadano. Es por esta razón que cada uno aplicará la justicia
por su fama de hábil orador. No había nadie mejor que él para aconsejar del modo que, según él, es el más útil: cuando hay testigos, tendrá gran
a quien, perseguido en los tribunales o en la asamblea popular, le pedía estima por las leyes, pero, en ausencia de testigos, aplicará más bien las
sus consejos. Y cuando [...] los Cuatrocientos fueron derrocados y el normas naturales, ya que las normas de la ley son accesorias (epítheta) y
pueblo los castigó duramente, fue precisamente él, que había sido las de la naturaleza, necesarias (anankaîa); las de la ley son fruto de un
acusado de instaurar este régimen, quien pronunció la mejor defensa, acuerdo y no generadas, las de la naturaleza son generadas y no
según mi opinión, pronunciada jamás en un proceso por delitos acordadas. Es así como, si se transgreden las normas de la ley a
capitales.34 escondidas de quienes la acordaron, no hay censura ni pena; si se las
transgrede sin ocultamiento, no hay impunidad. En cambio, si uno
Un hombre de sentimientos aristocráticos, entonces, ajeno a todo violenta más allá de lo posible las normas de la naturaleza, incluso si
tipo de demagogia, y que, con una mirada lúcida y apasionada,
reflexiona sobre la vida humana y capta con profundidad las 35
contradicciones en un período agitado de la vida social, con una “La vida se asemeja a una efímera vigilia, la extensión de una vida a la
duración de un día, en el cual miramos la luz para dejar de inmediato nuestro
perspectiva que podría ser viable si se respetara en mayor grado la
puesto a otros, que han de seguir” (Estobeo, IV.34, 63 = DK, 87B50); “Es
naturaleza humana. Sobre la base de algunos fragmentos de Antifonte toda la vida la que está en acusación, querido amigo, la cual no contiene
nada de elevado, ni de grande, ni de noble, sino que todo es pequeñeces,
debilidades, transitoriedad y mezcla de grandes Dolores” (Estobeo, IV.34, 56
= DK, 87B51); “Hay hombres que no viven la vida presente, y que se
33
Es obvio que esto no excluye que en el siglo IV hubiera individuos que preparan cuidadosamente a vivir otra vida, y no ésta; entretanto, el tiempo
esperaban que la restauración del régimen oligárquico redundara en su perdido se les escapa para siempre” (Estobeo, III.16, 20 = DK, 87B53a);
beneficio. “No es posible desplazar la vida como si fuese un peon” (Harpocr.
34
Tuc., VIII.68, 1-2. anathésthai = 87B52).
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nadie se da cuenta, el mal no es menor; y si todos lo saben, no es mayor: hombre, a todos los hombres, en una palabra, las condiciones de una
se violenta no una opinión, sino la verdad. Es sobre esto que se basa vida humana, y no una simple supervivencia entre los intersticios de
nuestra encuesta, ya que la mayor parte de aquello que es justo según la una red de relaciones mortificantes y opresoras: “Vivir y morir, en
ley, contradice a la naturaleza.36 efecto, son cosas naturales, y la vida del hombre deriva de aquello
que le es útil, y la muerte de lo que es dañino. La utilidad prescripta
El hombre justo, entonces, es un hombre profundamente por la ley es una cadena (desmós) para la naturaleza; la prescripta por
dicotómico: en lo social, es un ciudadano ejemplar y respetuoso de la la naturaleza es libre (eléphtera). Por consiguiente, para razonar
ley; en lo privado, al darse cuenta de que lo realmente “útil” no correctamente, lo que conlleva un dolor no puede agradar a la
coincide con lo que la ley dictamina, la transgrede si está seguro que naturaleza más que aquello que procura placer: en efecto, lo que es
esto no le acarreará daño alguno. No se trata de “inmoralismo” por verdaderamente útil debe producir placer, no daño. No obstante, lo
parte de Antifonte; por un lado, el sofista “describe” lo que ocurre que por naturaleza procura placer…”.38 Aquí el fragmento se
realmente en la sociedad; por el otro, se dan razones: lo que ocurre, interrumpe; pero el discurso de Antifonte sobre la no-naturalidad de
ocurre, en efecto, porque hay un contraste esencial entre las normas la ley, sobre las culpas de la ley –en concreto, de la organización
de la ley y las de la naturaleza: Antifonte llama convencionales a las social– al mortificar la vida del hombre en lugar de favorecer su
primeras y necesarias a las segundas. La normatividad de la ley viene expansión, se confirma en los pasajes siguientes, donde se ve que la
en efecto después de aquella de la naturaleza: esto se demuestra por el función del nómos, tal como se lo concibe actualmente, es sólo la de
hecho de que la pena que se paga por transgredir una y otra es reprimir los placeres y de aumentar los dolores: “...y entre estos casos
completamente diferente. En el primer caso se trata de una enumerados, la mayor parte son contrarios a la naturaleza, ya que
consecuencia totalmente convencional, que depende del tiempo y del provocan un dolor mayor, mientras que uno menor sería posible, y un
lugar en el cual un hombre vive y actúa, y que Antifonte llama placer menor, cuando un placer mayor sería posible, y un daño,
“opinión”; en el segundo, la consecuencia es necesaria, y Antifonte la cuando sería posible evitarlo”.39 En otros términos, el nómos, en su
llama “verdad”: no se trata de inmoralismo, entonces, sino, a lo sumo, versión “aseguradora de garantías” e “igualitaria”, codificada entre las
de una crítica de la inmoralidad de la ley. redes de una normativa que pretende defender la “justicia” más
En este punto la búsqueda de Antifonte revela una gran “igual” posible, consagra en realidad desigualdad y “violencia”, que
profundidad en su crítica de un sistema de leyes y de normas que, con se oponen a la más genuina “naturaleza humana”.40
el pretexto de reglamentar todo con códigos acordados abstractamente Estos pasajes dejan entrever la gran experiencia del orador
o impuestos violentamente, sofocan y ofenden la naturalidad y la experto en las prácticas y en las normas que regulan lo que los
espontaneidad del hombre: “las leyes prescriben, en efecto, lo que hombres llaman “justicia”, y, al mismo tiempo, los indicios de una
deben ver, o no ver, los ojos; lo que deben escuchar, o no, los oídos; reflexión profunda sobre estos importantes mecanismos de la vida
lo que debe decir, o no, la lengua; lo que deben hacer, o no, las social: mecanismos que, al codificar una “igualdad” formal entre
manos; donde deben ir, o no, los pies; lo que la mente debe, o no, todos los ciudadanos, sancionan en realidad la más profunda
desear”.37 El “pesimismo” de Antifonte se revela entonces como una desigualdad, aquella que daña la naturalidad de la vida humana. “Por
denuncia del origen social del dolor. Vivir y morir son ciertamente naturaleza, todos somos absolutamente iguales, tanto bárbaros como
cosas naturales, pero una ley que no ofendiese la naturaleza del griegos. Esto se puede ver a partir de las necesidades naturales de
hombre tendría que ser aquella que intentara asegurar al hombre el
máximo de placer y reducir al mínimo los dolores, asegurar al
38
DK, 87B44, A, col.3.
39
DK, 87B44, A, col. 5.
36 40
DK, 87B44, A, coll. 1-2. Es éste, por ejemplo, el caso de “igualdad” ante la ley del ofendido y del
37
DK, 87B44, A, col. 3. ofensor, recordado por Antifonte: DK, 87B44, A, col. 5-7.
56 57

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todos los hombres... Todos respiramos el aire por la boca y por la
nariz, y...”.41 Frente a una ley que se aleja cada vez más de la
naturaleza, de la naturalidad de una vida que se podría vivir según
otras normas, el principio que debería regular la vida humana es el de
la “concordia” (homónoia), lazo que une al hombre singular con la
comunidad, como se lee en otro bellísimo fragment.42 Es sólo una
humanidad “naturalmente” armonizada en su interior, sin fracturas ni
violencias, sin discriminaciones de ninguna especie, “en concordia”,
la que podrá satisfacer a las necesidades de todos: sólo en ella, “la
ley” no será la violencia legalizada e impuesta bajo el disfraz de una
“igualdad” formal de todos los ciudadanos, de todos los hombres,
sino un comportamiento espontáneo, consciente y libre, de todos.43
(Traducción: N.L. Cordero)
41
DK, 87B44, B, col.2: en este punto se interrumpe el fragmento.
42
Jámblico, Ep. sobre la concordia [Estobeo, II.35, 15] = DK, 87B44a.
43
Véase G. Casertano, Il piacere, l’amore e la morte nelle dottrine dei
presocratici, cit., pp. 100-101 y G. Casertano, Sofista, Nápoles, 2004.
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