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Hace más de un siglo que las críticas a la escuela tradicional pusieron de relieve la importancia del
aprendizaje activo. De la misma manera, con posterioridad, tanto desde el constructivismo como
desde la psicología sociocultural se evidenció el papel relevante de la actividad de los estudiantes
en sus aprendizajes. Finalmente, desde otros marcos teóricos como la sociología, la lingüística, la
pedagogía crítica, etcétera, se ha insistido en la necesidad de la implicación de los estudiantes en sus
propios procesos formativos. En esta línea, los aportes de Habermas y Freire han tenido importantes
repercusiones en las prácticas de enseñanza, en donde lo dialógico se transforma en un rasgo y com-
ponente esencial de los procesos de construcción del conocimiento, del sujeto y de la sociedad. Este
artículo aborda la participación dialógica de los estudiantes en la universidad, asumiendo un claro
compromiso de ésta en la formación de profesionales críticos y comprometidos con la sociedad y el
mundo en el que vivimos.

3DODEUDV FODYH participación dialógica; enseñanza universitaria; pensamiento crítico; compro-


miso social.

3DUWLFLSDomR GLDOyJLFD QD XQLYHUVLGDGH FRQGLomR SDUD R GHVHQYROYLPHQWR GR


SHQVDPHQWR FUtWLFR H R FRPSURPLVVR VRFLDO

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Faz mais de um século que as críticas à escola tradicional destacaram a importância da aprendizagem
ativa. Da mesma maneira, posteriormente, tanto desde o construtivismo como desde a psicologia so-
ciocultural evidenciou-se o papel relevante da atividade dos estudantes em suas aprendizagens. Final-
mente, desde outros quadros teóricos, como a sociologia, a linguística, a pedagogia crítica, etecetera,
insistiu-se na necessidade da participação dos estudantes em seus próprios processos formativos. Nesta
linha, as contribuições de Habermas e Freire tiveram importantes repercussões nas práticas do ensi-
no, quando o dialógico se transforma em uma caraterística e componente essencial dos processos de
construção do conhecimento do sujeito e da sociedade. Este artigo aborda a participação dialógica dos
estudantes na universidade, assumindo um claro compromisso desta na formação de profissionais
críticos e comprometidos com a sociedade e o mundo em que vivemos.

3DODYUDV FKDYH participação dialógica; ensino universitário; pensamento crítico; compromisso social.

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'RFWRU HQ (GXFDFLyQ SRU OD 8QLYHUVLGDG &RPSOXWHQVH GH 0DGULG 3URIHVRU GH OD 8QLYHUVLGDG $XWyQRPD
GH 0DGULG GHSDUWDPHQWR GH 'LGiFWLFD \ 7HRUtD GH OD (GXFDFLyQ 0LHPEUR GHO *UXSR GH ,QYHVWLJDFLyQ
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HVFRODUHV \ SROtWLFDV GH HYDOXDFLyQ GH OD HGXFDFLyQ

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FULWLFDO WKLQNLQJ DQG VRFLDO FRPPLWPHQW

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Over a century ago the criticism of traditional schools highlighted the importance of active learning.
Likewise, later on, constructivism and sociocultural psychology evidenced the relevant role of the
students’ activity in their learning processes. Last, other theoretical frameworks such as sociology,
linguistics, critical pedagogy, etc., have insisted on the need to involve the students in their own
educational processes. Along these lines, the contributions of Habermas and Freire have had impor-
tant repercussions on teaching practices, where dialogical aspects are transformed into an essential
feature and component of the processes to build knowledge, the individual and society. The present
article addresses the dialogical participation of university students assuming the clear commitment
of the university in the education of critical professionals committed to society and the world in
which we live.

.H\ ZRUGV dialogical participation; university education; critical thinking; social commitment.

5HFHSFLyQ 15/05/12. $SUREDFLyQ 13/11/12.

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,QWURGXFFLyQ crítico y del compromiso del sujeto con su entorno


La participación ubicada como eje y como cen- inmediato y con la sociedad en general. La partici-
tro del aprendizaje y la enseñanza en la univer- pación también aparece como una forma de enten-
sidad supone asumir un papel como institución der el conocimiento y su construcción.
y como formadores en una clara conexión con la En este artículo se abordan los argumentos que
trasformación, la mejora y el cambio (Aguilera justifican el desarrollo de prácticas formativas
et al., 2010; Manzano y Torrego, 2009). Ubicar a basadas en la participación dialógica de los es-
la universidad en esta tarea es ir más allá de las tudiantes universitarios. De la misma manera, se
demandas del mercado y de una acomodación profundiza específicamente en el debate acerca de
de esta institución a las mismas; es ubicarla en las posibilidades y las condiciones para un diálo-
los problemas y necesidades humanas y socia- go igualitario, mediante los aportes de Habermas,
les, dentro de un marco público y contrastado de Apel, Freire y Dussel. Se entiende que ciertas
construcción de conocimientos; lo cual supone formas de participación dialógica constituyen la
formar profesionales ref lexivos y comprometidos base para la construcción del pensamiento crítico
con esta tarea (Giroux, 2003). Así, la universidad y el desarrollo de un sujeto comprometido con la
dentro de su función formativa específica, se ubi- sociedad.
ca en relación con un tipo de sociedad a la que
aspira, con un rasgo irrenunciable, la justicia so- )XQGDPHQWRV SDUD HO GHEDWH
cial, una sociedad justa y democrática para la que La participación de los estudiantes no es un tema
forma y prepara a los sujetos. nuevo dentro de la teoría de la educación. La mis-
Por otra parte, incluir a la participación como ma ha sido abordada desde distintos marcos teó-
base para el desarrollo del pensamiento crítico y ricos y con diversos intereses. Quizá haya sido el
el compromiso social, y a éstos como objetivos de movimiento de la Escuela Nueva el que por pri-
la formación universitaria, es asumir que la uni- mera vez lo pone de manifiesto de forma clara y
versidad también forma ciudadanos activos y pro- evidente dentro de sus críticas al funcionamiento
fesionales comprometidos con la transformación de la escuela tradicional (Carreño, 2002). En este
y la justicia social. De esta manera, se vinculan caso, la crítica redimensiona el papel de la activi-
las funciones de la universidad con la formación dad del alumno en el aprendizaje y cuestionan- do
de profesionales reflexivos, comprometidos con su pasividad. Y aunque la mayoría de estas
la construcción de una sociedad participativa, de- críticas se centraron en lo metodológico, también
mocrática; profesionales con una clara conciencia contamos con algunas referencias a la relación
de sus posibilidades y su responsabilidad de for- entre escuela-individuo-sociedad. Encontramos
mar parte activa en los procesos sociales y edu- aquí a Dewey (1995) como un referente impor-
cativos, como protagonistas activos, y no como tante en esta dirección, quien, aunque no realiza
meros espectadores en una sociedad de consumo. un cuestionamiento al funcionamiento social,
Finalmente, la participación desde el punto de sí establece una importante conexión entre la
vista didáctico, supone tanto una forma de enten- escuela y la sociedad, dejando al descubierto la
der la enseñanza y el aprendizaje como un conteni- inexistente neutralidad tantas veces defendida.
do en sí mismo de la formación. Desde este punto En una línea similar podemos ubicar los impor-
de vista, la participación se presenta como condi- tantes aportes de Giner de los Ríos (1916, 1924) y
ción necesaria para el desarrollo del pensamiento de Luzuriaga (1968).

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Por otra parte, desde otros marcos interpretati- en la que los sujetos, a través del diálogo, toman
vos, encontramos las críticas hacia el autoritaris- conciencia de sí mismos y de la realidad en la que
mo escolar (Colmenar, 2002), las cuales pusieron viven. Freire (2004) ve al debate y al diálogo como
de manifiesto las relaciones de poder existentes en el método para hacer crítico al hombre, un espa-
el vínculo educativo basadas en la dominación y cio para la toma de conciencia de uno mismo, de
en la sumisión a la autoridad, también interpreta- sus circunstancias, de la sociedad en la que vive.
das como violencia simbólica y arbitrariedad cul- Vista así, la participación no es un mero acto
tural por Bourdieu y Passeron (1985). individual, aislado, espontáneo; es asumir prota-
Sin embargo, muchas de estas críticas han sido gonismo en la construcción de la propia subjeti-
cuestionadas por el determinismo que subyace, vidad (Freire y Macedo, 1989; Ramírez-Romero
al no dejar margen para las alternativas de los y Quintal, 2011) y en la acción educativa como
sujetos que quedan atrapados en las estructuras acto social que tiene lugar en ese momento; en un
que los dominan, determinados por las mismas. contexto histórico, social y político concreto. Así,
Desde estas críticas, la construcción de lo social no si la participación es parte del contexto, las carac-
es una mera producción o reproducción de los terísticas que asuman las clases de acuerdo con la
poderes dominantes, los sujetos no son meros propuesta didáctica, será otro de los factores clave
espectadores o pasivos consumidores del devenir para que la participación tenga lugar.
histórico (Giroux y McLaren, 1998). Estas postu- En este sentido, dar la voz tiene ya un valor
ras otorgan un valor irremplazable a la participa- en sí. Sin embargo, el salto está en la interacción
ción dialógica en los procesos de configuración entre lo subjetivo y lo objetivo, es decir, entre las
de sujetos críticos y de construcción de lo social experiencias del sujeto y los conocimientos social-
como proceso intersubjetivo. mente construidos y la sociedad, sus estructuras de
Desde este punto de vista, las prácticas edu- poder y de funcionamiento existentes. Interesa ir
cativas basadas en el “ideal dialógico” son una de la opinión a la argumentación, en este último
oportunidad, en el sentido que ofrecen Giroux caso, el sujeto se incorpora al proceso de construc-
y MacLaren (1990) cuando hacen referencia a la ción del conocimiento y de crítica social. En esta
necesidad de construir un espacio contrahegemó- línea, Flecha (1997), al igual que otros autores ya
nico, para una profunda y verdadera democracia. mencionados, construye un concepto de diálogo
Aquí encontramos la importante tradición gene- igualitario bajo los supuestos teóricos que cuestio-
rada por Freire (2002, 2004), estos aportes ubican nan las relaciones de poder y dominación; sostie-
a los sujetos en una posibilidad transformadora de ne que se da en términos de igualdad cuando las
la realidad social y educativa, bajo nuevas prác- aportaciones se tienen en cuenta por la validez de
ticas pedagógicas basadas en un diálogo emanci- sus argumentaciones y no por la posición de po-
pador. Un diálogo cuyo sentido se encuentra en der que tiene el que las enuncia.
el “empoderamiento” de los sujetos, mediante el En relación con esto Young (1993) cuestiona
desarrollo de su conciencia como sujetos que se ciertos pseudodiálogos caracterizados por el aco-
construyen a sí mismos y a la sociedad en la que modamiento de las intervenciones de los estudian-
habitan (Freire y Macedo, 1989). Desde este punto tes a las expectativas del profesor. Según este autor,
de vista, la participación es un acto social de inter- la mala comunicación se da en un tipo de interac-
subjetividad. Es, en sentido freiriano, un acto en ción que posee las siguientes características: 1) las
el que se adquiere conciencia, una práctica social respuestas que se buscan y estimulan no ayudan a

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la comprensión ni a la generalización, 2) no ayu- la sostienen. En este marco, el reconocimiento de


dan al desarrollo del pensamiento, 3) no estimulan la responsabilidad hacia “el otro” hace que no sea
la argumentación, 4) se basan más en el ajuste del un mero aplicador irreflexivo de consignas, tradi-
alumno a la autoridad del maestro que en la vera- ciones o prescripciones, sino que posiciona como
cidad de los argumentos, 5) no se le otorga estatus un profesional que justifica su acción mediante
racional al alumno. Por eso, para este autor es cla- una reflexión crítica colaborativa (Kemmis, 1999).
ve analizar las preguntas que estimulan el diálogo, En concreto, este último autor hace una referencia
lo que ellas buscan, lo que incentivan. explícita al papel que tiene la reflexión en los pro-
Se emplea en esta dirección el término de cesos formativos.
“aprendizaje dialógico” (Elboj et al., 2002; Flecha, Para Kemmis (1999) la reflexión crítica tiene
1997), el cual hace referencia a una concepción las siguientes características: a) está orientada a la
comunicativa del aprendizaje que plantea que éste acción y forma parte de la historia, b) es un pro-
depende principalmente de las interacciones que ceso social, c) es un proceso político, y d) es una
se establecen entre las personas. En el caso de los práctica que expresa nuestro poder para recons-
grupos interactivos, la construcción de significa- truir la vida social por la forma en que participa-
dos se basa en las interacciones que resultan de mos en la comunicación, la toma de decisiones
un diálogo igualitario entre los estudiantes, las fa- y la acción social. Siguiendo el pensamiento de
milias y el profesorado (Elboj et al., 2002; Loroño, este autor, pero intentando trasladarlo a una pro-
Alonso-Olea y Martínez-Domínguez, 2010). puesta de formación universitaria, podemos decir
Se observa así el valor que se le asigna al discurso y que la reflexión debe orientarse a: 1) comprender
a los intercambios comunicativos como prácticas de la acción en contextos históricos concretos; 2) las
construcción de lo social y de aprendizaje. Un gran relaciones sociales supuestas y prefiguradas en el
número de autores enfatizan la dimensión semió- pensamiento del actor y de la acción que adopte en
tica del aula y la consideración de ésta como un razón de su reflexión; 3) los valores e intereses que
escenario de construcción y negociación conjunta enmarcan el pensamiento y la acción del actor en
de significados. Así, por ejemplo, Coll y Onru- ese momento y contexto; 4) las bases ideológi- cas
bia (1996) hacen referencia a la potencialidad del del pensamiento y de la acción para el actor en
discurso como instrumento para la construcción una situación concreta, y 5) la reflexión misma
de significados compartidos en el aula, para ellos como una práctica en una situación concreta, his-
esto se debe a su naturaleza semiótica y a su capa- tóricamente configurada.
cidad para insertarse en la actividad conjunta que
desarrollan los participantes. 6REUH OD SRVLELOLGDG GHO GLiORJR
En cualquier caso, la participación por medio de LJXDOLWDULR
la palabra tiene una clara intención de empo- Como se ha visto en el apartado anterior, cuando
deramiento de los sujetos; de formar profesiona- se prioriza la participación reflexiva en los inter-
les reflexivos y comprometidos con el mundo, cambios comunicativos del aula se está optando
con la sociedad y la educación. En sintonía con por una forma de entender la construcción del
esto Giroux y Mclaren (1998) sostienen que re- conocimiento y el papel que los sujetos tienen
cién cuando damos voz a nuestra experiencia po- en este proceso. La base se encuentra en los ar-
demos transformar el significado que ésta tiene, gumentos y el contraste intersubjetivo que tiene
mediante la reflexión crítica de los supuestos que lugar en los intercambios comunicativos y no,

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como se ha dicho, en la posición que los sujetos educativas anteriores. Como he ref lejado en una
tienen en dichos intercambios. Sin embargo, esta reciente investigación, los estudiantes universita-
afirmación debe ser problematizada, interrogada. rios no suelen participar comunicativamente en
Hablar de diálogo igualitario sin explicitar aspec- las clases por el mero hecho de darles la oportu-
tos vinculados con el poder y la construcción y nidad de hacerlo, en dicho trabajo se pone en evi-
distribución del conocimiento en la sociedad ac- dencia que la participación de los estudiantes del
tual, puede reforzar lo antagónico. Está claro que primer curso de un grado suele ser baja, aunque sí
la posición que tiene un docente, aunque no siem- aumenta posteriormente a partir de la propuesta
pre, en relación con las oportunidades que ha teni- didáctica que se genere (Monarca, 2011). En este
do para construir un determinado conocimiento, contexto, el debate y el diálogo, como sostiene Pé-
y el hecho efectivo de haberlo hecho, le otorga rez Gómez (2010), se presentan como una opor-
la “posibilidad privilegiada” de ofrecer una serie tunidad para la construcción, la reconstrucción
de argumentos. En este sentido, la participación y la validación de los significados personales de
no se ve al margen de los conocimientos que han los sujetos.
sido apropiados por los sujetos. De esta manera, En este sentido, y de acuerdo con lo dicho ante-
los conocimientos forman parte del proceso de riormente, para que la participación sea una reali-
participación, la cual ofrece y fomenta diversas dad, es necesario diseñar una propuesta didáctica
posibilidades relacionadas con los procesos de ob- que la contemple como intención educativa, para
jetivación y subjetivación del conocimiento. lo cual se deberán implementar las formas de en-
Sin embargo, cuando se tiene a la participación señar apropiadas para que esto suceda. Así, la
dialógica como objetivo educativo dentro de los participación debe ser entendida tanto en relación
procesos formativos, atendiendo a las posibili- con las experiencias de aprendizaje por las que se
dades que ésta ofrece para construir un razona- ha transitado en las trayectorias escolares previas,
miento crítico, es necesario fomentar los procesos como en relación con las oportunidades que ofre-
de indagación, de pregunta, de problematización cen las interacciones didácticas promovidas por el
del conocimiento y de los argumentos; asimismo, profesor universitario. El contemplar ambos as-
lleva a pensar por uno mismo en alternativas y pectos facilitará el despliegue de prácticas educa-
puntos de vista. El razonamiento necesita de ar- tivas caracterizadas por la participación dialógica.
gumentos que obtenemos de los diversos campos En este caso, el que el alumno tome la acción
de conocimiento; sin embargo, va más allá de educativa de forma consciente, que sea partícipe
éstos. El razonamiento supone poner estos argu- de la misma, se vincula tanto con el hecho mis- mo
mentos en relación con situaciones por analizar de su papel dentro de los procesos que tienen lugar
o resolver, con dilemas o tareas, supone ponerlos en el aula: el clima social de la misma y las tareas
en relación con otros conocimientos. Y éstos son académicas (Erickson, 2003); como con la forma
procesos que no se aprenden en intercambios co- en que el profesor considera los saberes del alumno
municativos lineales y unidireccionales. en tanto parte de la vida del aula, y como punto de
Por otra parte, es necesario tener presente que partida para la interacción con otros
ofrecer una experiencia de aprendizaje basada conocimientos. Es necesario insistir en que esta
en la participación dialógica “chocará” inevita- consideración tiene una dimensión cognitiva-epis-
blemente con estructuras previamente construi- temológica vinculada a la construcción del cono-
das por los sujetos en sus experiencias vitales y cimiento y la racionalidad, y otra dimensión ética

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siempre unida a la construcción del conocimiento anteriormente, a las cuales debemos agregar la di-
que nos hace hablar, junto con lo anterior, de la mensión ética: no es posible quedarnos en el pla-
construcción del ser, del ser en el mundo. no de la imposición del conocimiento, tanto por
razones cognitivas ligadas a la construcción del
(O GHEDWH +DEHUPDV $SHO )UHLUH \ mismo como por razones éticas vinculadas con la
'XVVHO participación del sujeto, en este caso los estudian-
En relación con lo que se está desarrollando, Ha- tes. El alumno, en la medida en que sólo reciba
bermas (1987) y Apel (1989) introducen un con- los efectos de las decisiones tomadas por otros, no
cepto dialógico de la ética basado en el consenso tiene por qué asumir una responsabilidad de algo
de una comunidad de comunicación que actúa sin no decidido. Por tanto, si bien, incluso, el tener en
coacciones. Aquí los autores ponen el acento en cuenta al otro —en este caso el alumno—, el ha-
el “nosotros” que conforman la comunidad, en la cerle partícipe, también es una decisión que debe
cual es posible llegar a un acuerdo mediante la ar- realizar la comunidad docente, es necesaria esta
gumentación. Dussel (1992), por su parte, difiere decisión como ámbito de posibilidades vinculadas
de estos autores; sostiene desde su filosofía de la a la construcción de la razón, del conocimiento y
liberación, que lo esencial: del sujeto en el mundo.
En esta discusión, Dussel (1992) ofrece un
no es el yo o el nosotros (aun como comunidad de marco ético más amplio para comprender las re-
comunicación), o la sociedad abierta que de he- laciones posibles dentro de un intercambio comu-
cho puede cerrarse en una totalización totalitaria nicativo. Dentro de este marco, y atendiendo al
de la Totalidad, en su lo público burocratizado, lugar específico que el docente ocupa en dicho in-
sino el tú, el vosotros, el otro de toda comunidad tercambio, el docente aparece como “responsable
de comunicación (Dussel, 1992: 72-73). del otro”, incluso “a su pesar”, o en “su ignoran-
cia de serlo” (Bárcena y Mélich, 2000; Levinas,
En el concepto de comunidad de iguales utili- 1991). Esta afirmación se fundamenta en que la
zado por Habermas (1987) y Apel (1989) no se acción educativa promovida por el profesor nunca
resuelve el dilema de cómo “el otro”, “no miem- acaba, o se limita, aunque quiera o lo ignore, a un
bro”, “no parte de esa comunidad”, participa en la contenido disciplinar concreto; éste y las formas
construcción de ese consenso, esa verdad; ya que que se proponen para que pase a formar parte de
al no ser parte de la comunidad, no se cumplen los sujetos, y otras prácticas relacionadas con este
las condiciones por éstos enunciadas que hacen proceso (como puede ser la evaluación), forman
posible un consenso no coaccionado. En este sen- parte del trasfondo ético.
tido, la postura de Dussel (1992) resulta de sumo En este proceso, de acuerdo con el trasfondo éti-
interés para referirse al ámbito de la acción edu- co, como así también epistemológico, Freire (1985,
cativa, ya que los sujetos participantes en la mis- 2004), al igual que Habermas (1987), Apel (1989)
ma o los que de alguna manera están vinculados y Dussel (1992), insiste en el diálogo como condi-
a ella, poseen un poder desigualmente distribui- do ción de una educación para la libertad, aunque más
en cuanto a las posibilidades de decidir acerca de cercano a las concepciones de éste último.
lo que acontece en dicha acción. Este hecho
definido socialmente debería ser tenido en cuen- ta El diálogo es una exigencia existencial. Y sien-
por múltiples razones, algunas ya explicadas do el encuentro que solidariza la reflexión y la

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acción de sus sujetos encauzados hacia el mun- do sólo opinar, es, principalmente, la interacción
que debe ser transformado y humanizado, no de los saberes que poseen los “hablantes”
puede reducirse a un mero acto de depositar ideas (conocimientos previos), con otros saberes y
de un sujeto en el otro, ni convertirse tampoco en conocimientos contrastados.
un simple cambio de ideas consumadas por sus ‡ Dar importancia a la participación en las
permutantes […] Es un acto creador. De ahí que interacciones didácticas lleva implícita una
no pueda ser mañoso instrumento del cual eche serie de concepciones sobre: la construc-
mano un sujeto para conquistar a otro. La con- ción del discurso didáctico (Acosta, 2012),
quista implícita en el diálogo es la del mundo por la construcción del conocimiento como pro-
los sujetos dialógicos, no la del uno por el otro. ducto social compartido, la construcción
Conquista del mundo para la liberación de los del conocimiento como proceso subjetivo,
hombres (Freire, 1985: 101-102). aprendizaje del sujeto, por tanto, una idea
sobre cómo se aprende y cómo se enseña.
En cualquier caso, la postura de estos cuatro ‡ Supone entender que la participación es una
autores, aunque varíe la concepción acerca de los práctica y una competencia que se aprende,
que participan en el diálogo, se vincula siempre cuyo aprendizaje forma parte de la historia
con un compromiso de transformación del hom- del sujeto y que, por tanto, su aprendizaje
bre y del mundo, la implicación en un proceso debe ser contemplado por quien enseña, lo
continuo de mejora. cual necesita que forme parte de la propuesta
didáctica, de la acción educativa.
&RQFOXVLyQ ‡ La participación, por otra parte, es entendida
Este texto ha tenido la intención de ofrecer una como valor a construir, una forma de enten-
clara argumentación a favor de la participación der la sociedad, su construcción y la im-
dialógica en los intercambios formativos de las ca- portancia de la implicación del sujeto en la
rreras universitarias. Ésta se encuentra en la base de misma. En este sentido, la participación es la
la construcción de un pensamiento crítico y de la implicación activa del sujeto con sus circuns-
formación de profesionales comprometidos con la tancias y las de otro, en su aquí y ahora, en
sociedad y los demás. A continuación se resaltarán el momento histórico en que vive. Supone,
aquellas ideas principales que se desprenden de la tal como hemos podido apreciar a través de
argumentación ofrecida en las páginas precedentes: Freire, Macedo y Dussel, asumir un compro-
miso con el entorno, con la sociedad y con
‡ La participación es una práctica indispen- “los otros”. Por lo tanto, la participación no
sable para la construcción de aprendizajes, sólo es algo deseable y esperable, es necesaria
para la construcción y el funcionamiento de e imprescindible.
una comunidad de aprendizaje. ‡ Vista así, la participación es una prerrequisi-
‡ Una comunidad de aprendizaje aporta im- to indispensable para desarrollar un tipo de
portantes beneficios para el aprendizaje y su- enseñanza universitaria y un tipo de compe-
pone una forma de trabajo que constituye en tencias para un tipo de sociedad, y a la vez un
sí misma una fuente de aprendizajes. objetivo y un contenido; en la línea con la
‡ La participación en el marco de una comu- universidad que sugieren Manzano y Torre-
nidad de aprendizaje no es sólo hablar, no es go (2009).

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‡ Es entender que la universidad tiene un papel o de las realidades, del conocimiento, de los
importante en esta tarea, que la enseñanza significados. La participación es acción del
universitaria tiene un compromiso con la sujeto en el mundo, un compromiso con su
construcción de una sociedad democrática. construcción, con su propia emancipación y
‡ La participación, además de un fin, desde este la emancipación de los otros.
punto de vista, es un medio, una meto-
dología indispensable en toda propuesta di- Este ensayo sobre la participación dialógica en
dáctica; cobrando especial relevancia en la la universidad ha sido enfocado fundamentalmen-
enseñanza universitaria. te desde su potencialidad como práctica pedagó-
‡ Participar es empoderar a los sujetos, futu- gica para el desarrollo del pensamiento crítico y el
ros profesionales; empoderar a las personas compromiso social. De esta manera, se ha asumi-
como portadoras y posibles creadoras de sig- do una relación imprescindible entre la formación
nificados y prácticas sociales y profesionales. que ofrece la universidad y su compromiso con el
‡ La participación supone adjudicar un papel desarrollo de sujetos partícipes en la construcción
activo en la construcción social de la realidad, de la “sociedad que habitan”.

5HIHUHQFLDV
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