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lograr comprensión y acción. Cortesía: Es el trato amable y cordial, facilita el entendimiento con los
demás, permite trabajar juntos en armonía y lograr resultados
Cooperación:
Es la llave del bienestar general. Trabajando todos por un mismo fin, se obtienen los mejores
resultados y beneficios.
Comunicación:
Es el proceso mediante el cual transmitimos y recibimos datos, ideas, opiniones y actitudes para
lograr comprensión y acción.
Cortesía:
Es el trato amable y cordial, facilita el entendimiento con los demás, permite trabajar juntos en
armonía y lograr resultados. La cortesía cuesta poco y vale mucho.
Todo esto se resume en: Una adecuada actitud hacia las relaciones humanas o sea la disposición
de ánimo que tenemos frente a las cosas, personas y situaciones que nos rodean.
Recordemos que solo hay tres actitudes fundamentales en comunicación como respuesta a los
demás:
Aceptación:
Significa respeto y aceptación de la otra persona como ser humano distinto y único.
Rechazo:
Al rechazar a otro ser humano puedo afectar su autoestima y herirlo por lo que se pierde la relación
positiva.
Descalificación:
Es la actitud más dañina, le estamos diciendo a la otra persona que no nos importa, que no nos
interesa ni sabemos que existe. La persona descalificada se disminuye, se encierra en sí misma y
sufre daños serios perdiéndose con ello la comunicación.
La manera lógica y ordenada de formar ciudadanía, es cuando el poder del Estado y sus
instituciones son ejercidos responsablemente asegurando que los preceptos establecidos en la
Constitución se cumplan hasta que una mayoría o mejor aún, todos sus habitantes alcancen a
gozar de los derechos económicos, sociales, culturales y políticos. Estos a su vez, responden
apropiándose de obligaciones como pagar impuestos, denunciar los abusos de poder, ir a votar,
participar en partidos políticos, etcétera.
En Guatemala hay mucho más ciudadanía hoy que antes de ese 25 de abril recién pasado,
cuando por primera vez en muchas décadas, hubo una reacción ciudadana que se mantuvo por
varios meses, hasta conseguir que los representantes políticos de un gobierno mafioso, fueran
forzados a renunciar y a comparecer ante la ley por sus actos ilícitos. Podemos afirmar que antes
de esa fecha, la mayoría eran más bien súbditos del régimen político criminal que ha gobernado el
país desde hace dos décadas.
Las elecciones del 6 de septiembre dejaron sentado que esa expresión de nueva
ciudadanía colisionó de frente con las organizaciones políticas más representativas de ese sistema
político criminal. De esa cuenta, lo que antes era indiferencia mutua, ha pasado a ser una relación
tensa y de reclamo de parte de los gobernados hacia quienes pretenden gobernar bajo las mismas
reglas imperantes antes de abril.
El tiempo que tome construir nuevas organizaciones políticas denominadas así por sus
prácticas diferenciadoras más apegadas a los valores y principios democráticos y alejadas de
intereses pecuniarios espurios, y no solo por la fecha en su acta de nacimiento, provocando la
jubilación forzada de la clase política aun dominante, estará marcado por un zig zageo permanente
que para unos será leído como signo de inestabilidad y desorden, pero en realidad es el anuncio
de una etapa de transición inacabada a nuevos y mejores derroteros para el país.
Nueva Ciudadanía y Democracia
Educación para concretar en las aulas los procesos de aprendizaje para una
derechos y deberes.
Ciudadanía.
1. Derechos Humanos.
2. Diversidad y multiculturalita.
3. Democracia.
5. Cultura de paz.
Su abordaje en las aulas es necesario para orientar la formación hacia una cultura
precede, así como para conocer los derechos humanos y las formas de ejercerlos.
Objetivos
Estado y los mandatos de la reforma educativa, que propicie alcanzar una Cultura de paz y
de observancia de los derechos humanos, así como el conocimiento de las causas, el desarrollo y
las consecuencias del conflicto armado interno, los principios de la democracia y la diversidad, la
multiculturalidad e interculturalidad.
3. Facilitar a los docentes el acercamiento a fuente que les permitan el abordaje y
La Nueva Ciudadanía
ciudadanía y democracia, de cara a los nuevos retos que enfrentan las sociedades
con éxito a las aparente incoherencias de la vida, ser y estar, norma y libertad,
sostenible.
Durante más de 50 años, Colombia , el país, ha vivido un conflicto armado que ha causado
una constante y sistemática violación a los Derechos Humanos de sus habitantes, principalmente
aquellos residentes en el sector rural. Tan sólo en el año 2003 se presentaron, por cuenta de los
grupos ilegales 23.013 homicidios, 3.387 secuestros extorsivos, 121 masacres y cerca de 175.270
nuevas personas desplazadas.2 , cifras que paulatinamente aumentaron hasta llegar a constituirse
en una alerta global. Una situación que, en el caso de Colombia, se ve de manera evidente en el
sistema penitenciario y carcelario, cuya crisis ha provocado la declaración de Estado de Cosas
Inconstitucionales en más de 5 ocasiones pro parte de la Corte Constitucional.
Enfrentar y detener dicho fenómeno se torna cada vez más complicado al existir la
dificultad de definir y atribuir dichas violaciones; sin embargo los derechos humanos implican
obligaciones a cargo del Estado; por lo tanto, es el Estado el responsable de respetarlos,
garantizarlos o satisfacerlos, así como de su incumplimiento o violación. Los actores armados del
conflicto interno como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), el Ejército de
Liberación Nacional (ELN) , las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), y la fuerza pública
(ejército y policía nacional) estarían cometiendo infracciones al derecho internacional humanitario.
por otra parte, se corre el riesgo de la impunidad de los autores materiales de delitos de lesa
humanidad con la entrada en vigencia de la Justicia Especial para la Paz que busca administrar las
acciones de los alzados en armas y mas recientemente de los militares y policías que actuaron en
ocasión del conflicto armado.
Sin embargo, la magnitud de la población afectada es tal que gran parte de las violaciones
no llegan a ser reconocidas institucionalmente y permanecen en la impunidad. De igual forma, es
necesario tener en cuenta que existe una disputa entre el gobierno colombiano y las ONG a la hora
de sustentar, cualitativa y cuantitativa-mente, la realidad del fenómeno. Es por eso que muchas de
ellas han acusado al gobierno de persecución política. Lo anterior puede ser entendido bajo la
diferencia ideológica presentada por cada uno: las ONG con una posición critica y pasiva, frente a
la posición del gobierno colombiano, que ha radicalizado su discurso y ha atacado a muchas de las
organizaciones de derechos humanos.3