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Un microorganismo (del griego científico μικρόβιος [microbios]; de

μικρός [micrós], "pequeño", y βίος [bíos], ‘vida’;1 ser vivo diminuto),


también llamado 'microorganismo', es un ser vivo, o un sistema
biológico, que solo puede visualizarse con el microscopio. La ciencia
que estudia los microorganismos es la microbiología. Son organismos
dotados de individualidad que presentan, a diferencia de las plantas y
los animales, una organización biológica elemental.
El concepto de microorganismo es operativo y carece de cualquier
implicación taxonómica o filogenética dado que engloba organismos
unicelulares y pluricelulares no relacionados evolutivamente entre sí,
tanto procariotas (como las bacterias), como eucariotas (como
los protozoos), una parte de las algas y los hongos, e incluso
entidades biológicas acelulares de tamaño ultramicroscópico, como
los viruso los priones. Estos últimos generalmente no son
considerados seres vivos y por lo tanto no son microorganismos en
sentido estricto; no obstante, también están incluidos en el campo de
estudio de la microbiología.
Los microbios tienen múltiples formas y tamaños. Si un virus de
tamaño promedio tuviera el tamaño de una pelota de tenis, una
bacteria sería del tamaño de media cancha de tenis y una célula
eucariota sería como un estadio entero de fútbol.[cita requerida]
Algunos microorganismos son patógenos y causan enfermedades a
personas, animales y plantas, algunas de las cuales han sido un azote
para la humanidad desde tiempos inmemoriales. No obstante, la
inmensa mayoría de los microbios no son en absoluto perjudiciales y
bastantes juegan un papel clave en la biosfera al proporcionar oxígeno
(algas y cianobacterias), y, otros, descomponer la materia orgánica,
mineralizarla y hacerla de nuevo accesible a los productores, cerrando
el ciclo de la materia.
fue uno de los primeros en observar los microorganismos, utilizando
microscopios de diseño propio.2 Robert Hooke, un contemporáneo de
Leeuwenhoek, también utilizó microscopios para observar la vida
microbiana; en su libro de 1665, Micrographia describió esas
observaciones y acuñó el término de célula.
Antes del descubrimiento de los microorganismos de Leeuwenhoek en
1675, había sido un misterio por qué las uvas podían convertirse en
vino, la leche en queso, o por qué los alimentos se echaban a perder.
Leeuwenhoek no hizo la conexión entre estos procesos y los
microorganismos, pero usando un microscopio estableció que no allí
no había signos de vida que no fueran visibles a simple vista.34 El
descubrimiento de Leeuwenhoek, junto con las observaciones
posteriores de Spallanzani y Pasteur, terminaron con la antigua
creencia de que la vida aparecía espontáneamente a partir de
sustancias muertas durante el proceso de deterioro.

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