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Parte 1 de 4
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Después de que había estado por un corto tiempo en Londres, le escribí la siguiente carta a mi
esposa:
Querida de mi corazón,
Jorge Fox
Londres, el día 24 del noveno mes, del año 1677
Alrededor de este tiempo recibí cartas de Nueva Inglaterra, las cuales daban un informe de los
procedimientos crueles y anticristianos de los magistrados y gobernantes en contra de los
Amigos en ese lugar, quienes los azotaron y abusaron de manera muy vergonzosa; porque ellos
azotaron a muchas Amigas mujeres. Una mujer fue desvestida hasta la cintura, atada a una
carreta, y arrastrada por la calle.* Ellos incluso azotaron algunos de los capitanes de barco,
quienes no eran Amigos, sólo porque habían transportado a los Amigos a ese lugar. Durante ese
mismo tiempo, mientras estaban persiguiendo a los Amigos de esta manera tan barbárica, los
indios mataron a sesenta de sus hombres, capturaron a uno de sus capitanes, y le arrancaron la
piel de su cabeza mientras estaba vivo, y se llevaron la cabellera en señal de triunfo; de manera
que la gente sobria dijo que "los juicios de Dios les vinieron por perseguir a los cuáqueros;"
pero los sacerdotes ciegos y oscurecidos dijeron que "era porque ellos no los habían perseguido
lo suficiente." Yo tuve una gran operación (de oración) aquí buscando alivio para los pobres
Amigos sufrientes para que ellos no estuvieran bajo la vara del inicuo.
*Esta era Elizabeth Hooton, y este incidente ocurrió varias veces, como se
explica en sus memorias en este sitio.
Después de este y otros servicios por la verdad, me quedé en Londres entre cuatro a cinco
semanas, visitando reuniones y ayudando y animando a los Amigos para obrar por la liberación
de sus hermanos sufrientes en otras partes. Después me fui a Kingston, y visité Amigos allí y en
el área. Mientras me quedaba un tiempo entre los Amigos de ese lugar, revisé un libro que
estaba entonces listo para ser impreso. Fui hacia Buckinghamshire visitando Amigos; tuvimos
varias reuniones entre ellos en Amersham, Hungerhill, Jordans, Hedgerly, Wickham, y Turvil-
heath. En algunas de las reuniones estaban aquellos que se habían salido de la unidad de los
Amigos en la verdad, hacia la contienda, la oposición, y la división; ellos eran muy rebeldes y
conflictivos, particularmente en la reunión de hombres en la casa de Tomás Ellwood en
Hungerhill. El líder de ellos vino de Wickham, intentando hacer un disturbio e impedirle a los
Amigos que procedieran en el negocio de la reunión. Cuando vi sus designios, los amonesté a
que fueran sobrios y estuvieran tranquilos y no molestaran la reunión interrumpiendo su
servicio; sino más bien, si ellos estaban descontentos con los procedimientos de los Amigos, y
tenían algo que objetar, que una reunión fuera designada para otro día para discutir sus
objeciones. Por lo tanto los Amigos ofrecieron hacer una reunión con ellos otro día; la cual,
después de una larga discusión, se acordó que sería en la casa de Tomás Ellwood durante la
siguiente semana. Por consiguiente, los Amigos se reunieron allí con ellos, y la reunión fue en el
granero porque vinieron tantas personas que la casa no las podía contener. Después que nos
habíamos sentado por un rato (en silencio esperando la presencia del Señor y su poder), ellos
comenzaron a discutir. La mayoría de sus ataques iban dirigidos a mí; pero el Señor estuvo
conmigo y me dio fortaleza en su poder para tirarles los dardos de envidia y falsedad de vuelta
hacia ellos. Sus objeciones fueron contestadas; las cosas les fueron explicadas al pueblo; y fue
una buena oportunidad de servicio para la verdad; muchos que antes habían sido débiles ahora
estaban fortalecidos y confirmados; algunos que habían estado dudando y vacilando, estaban
satisfechos y tranquilos; y los Amigos fieles fueron consolados y refrigerados en el brote de la
vida entre nosotros; porque se levantó el poder, y la vida brotó, y a medida que se levantó,
muchos testimonios vivientes surgieron en contra del espíritu impío, divisorio, desgarrador, al
cual estaban unidos los que se habían opuesto, y actuaban de acuerdo a él; y la reunión terminó
de manera satisfactoria para los Amigos. Esa noche me alojé con otro Amigo en la casa de
Tomás Ellwood; y durante la misma semana tuve una reunión otra vez con la oposición en
Wickham, donde ellos otra vez mostraron envidia y fueron así revelados a los rectos de
corazón.
Después que había visitado a los Amigos en la parte norte de Buckinghamshire, fui llamado a ir
a Henley en Oxfordshire y fui por Causham hacia Reading, donde estuve en una reunión el
primer día de la semana; y en la noche tuve una reunión grande con los Amigos. Hubo otra
reunión al siguiente día que se trató acerca de establecer una reunión de mujeres; algunos que
habían dejado entrar el espíritu de división cayeron en las discusiones y estuvieron alborotados
por un tiempo hasta que el peso de la verdad los derribó. Después de esto pasé visitando a
Amigos y teniendo reuniones en varios lugares por Berkshire y Wiltshire hasta que llegué a
Bristol, lo cual fue en el día 24 del undécimo mes, justo antes de la feria.
Me quedé en Bristol durante la feria y por algún tiempo después. Tuvimos muchas reuniones
buenas y preciosas; muchos Amigos habían venido a Bristol provenientes de varias partes del
país, algunos por causa de negocios y algunos en el servicio de la verdad. Los Amigos que
habían vivido fielmente en la verdad mostraron un gran amor y unidad, aunque algunos se
habían salido de la santa unidad y se habían ido hacia las contiendas, la división, y la
enemistad; los tales eran groseros y abusivos y se comportaban de una manera muy
anticristiana hacia mí. Pero el poder del Señor estuvo sobre todo. Su poder me mantuvo en la
paciencia celestial, la cual puede soportar heridas por causa de su nombre; por lo tanto sentí
dominio en él sobre los espíritus duros, groseros y rebeldes; y se los dejé al Señor, quien
conocía mi inocencia y defendería mi causa. Mientras más se esforzaban ellos por reprocharme
y vilipendiarme, más abundó el amor de los Amigos hacia mí, quienes eran sinceros y rectos de
corazón. Y algunos que habían sido traicionados por los adversarios, viendo su envidia y
comportamiento grosero, se apartaron de su división; aquellos que cesaron la división tienen
causa para bendecir al Señor por su liberación.
Cuando me fui de Bristol, fui con Ricardo Snead a una casa de él en el campo, y de allí hacia la
casa de Ezequías Coale en Winterburn de Gloucestershire. Varios Amigos que estaban bajo
grandes sufrimientos por causa de la verdad vinieron allí. Yo había invitado a estos Amigos
para que nos encontráramos allí. Esteban Smith, Ricardo Snead, y yo hicimos un resumen de
sus sufrimientos, revelando los procedimientos ilegales que se habían perpetrado en contra de
ellos. Este resumen fue entregado a los jueces de los tribunales de Gloucester, y ellos
prometieron ponerle un fin a esos procedimientos ilegales. Al día siguiente pasamos a Sudbury
y tuvimos una reunión grande en el lugar de reunión, el cual en ese tiempo era de muy buen
servicio. Al día siguiente fuimos a la casa de Natanael Crips de Tedbury y de allí a Nailsworth;
allí, en el primer día de la semana tuvimos una reunión grande y magnífica. De allí nos fuimos
a la reunión trimestral en Finchcomb, donde estaban varios de los del espíritu opuesto, quienes
(se pensaba), tenían la intención de interrumpir las reuniones de los Amigos; pero el poder del
Señor estuvo sobre todo y los detuvo, y tuvimos un buen servicio para el el Señor en esa
reunión. Regresamos de Finchcomb a Nailsworth y tuvimos otra preciosa reunión allí, a la cual
vinieron los Amigos de las varias reuniones que se llevan a cabo en el área, haciendo que esta
reunión fuera muy grande también.
Nos fuimos de Nailsworth el primer día del primer mes, del año 1677, y viajamos, visitando
Amigos, y teniendo muchas reuniones en Currencies, Crown-All ins, Helena, Stoke-Orchard,
Treasury, y otros lugares. Fuimos a Worcester donde yo había sufrido en la cárcel
anteriormente por más de un año por causa de la verdad, y los Amigos se regocijaron
grandemente al verme allí otra vez. Me quedé allí varios días y tuve muchas reuniones
preciosas en la ciudad y muchos servicios entre los Amigos. Después de lo cual tuve reuniones
en Pershore y Evesham; después, yendo a Draggle y Warlocks para visitar a la señora Conway,
quien yo había oído que tenía mucha esperanza de verme. La encontré una persona muy
cariñosa y amable, y ella quería que me quedara por más tiempo de lo que tenía libertad de
hacer. A alrededor de dos millas de allí tuve dos reuniones en la casa de un Amigo llamado
Juan Stanley. William Dewsbury vino a este lugar y se quedó conmigo por medio día. Visité
Amigos en sus reuniones en Stratford, Lamcoat, y Armscott, (de donde fui enviado como
prisionero a Worcester en el año 1673), y allí pasé hacia Oxfordshire, visitando Amigos, y
teniendo reuniones en Sibbard, North-Newton, Banbury, y Adderbury. Después visité Amigos
en Buckinghamshire, en Long-Crendon, Ilmer, Mendle, Weston, Cholsberry, Chesham, y llegué
a la casa de Isaac Penington, donde me quedé por unos pocos días. Después me dirigí a
Hertfordshire, visitando y teniendo reuniones con Amigos en Charlewood, Watford,
Hempstead, y Market-street. En la mañana me fui de Market-street a Luton, en Bedfordshire
para ver a Juan Crook, con quien pasé una buena parte del día; y después ya casi en la noche
me fue a la casa de Alban, donde me quedé en una posada esa noche. Después de visitar
Amigos y tener reuniones en South-Mims, Barnet, y Hendon, llegué a Londres el día ocho del
tercer mes. Siendo el cuarto día, fui a la reunión de la calle Gracechurch, la cual fue pacífica y
buena; muchos Amigos, no sabiendo que había llegado a la ciudad, se gozaron de verme allí, y
el Señor estuvo presente con nosotros, consolándonos con su virtud viviente; ¡bendito sea su
santo nombre!
El parlamento estaba en sesión cuando llegué a la ciudad; y los Amigos les habían presentado
sus sufrimientos, y ahora estaban esperándolos a ellos para que les dieran un desagravio por las
leyes que se habían hecho en contra de los inconformistas católicos (aquellos que rehusan
reconocer la supremacía del rey), lo cual ellos sabían que nosotros no éramos; aunque algunos
magistrados maliciosos se aprovecharon para enjuiciarnos en varias partes de la nación
basados en esos estatutos. Cuando llegué, me uní a los Amigos que habían asistido a ese
servicio. Había una probabilidad de que algo se pudiera obtener para ayudar y desagraviar a los
Amigos porque muchos miembros del parlamento creían que nosotros habíamos sido
calumniados por nuestros adversarios y ellos eran muy buenos y amables con nosotros. Pero
una mañana cuando fui con Jorge Whitehead a la casa del parlamento para hablar con ellos en
nombre de los Amigos, las leyes habían sido publicadas repentinamente, aunque duraron por
sólo un corto tiempo.
Alrededor de dos semanas después de que llegué a Londres, comenzó la reunión anual; a la cual
vinieron Amigos de la mayor parte de la nación, y tuvimos una reunión gloriosa y celestial. ¡Oh
la gloria, majestad, amor, vida, sabiduría y unidad que habían entre nosotros! El poder reinó
sobre todo, y muchos testimonios se dieron en la reunión en contra de ese espíritu impío que
buscó producir rasgaduras y divisiones entre el pueblo del Señor; pero ni una boca se abrió
entre nosotros en su defensa, o en su nombre. También tuvimos reportes buenos y gratos, en
mayor parte, de los Amigos en otros países; de lo cual encontré un breve informe en una carta
que escribí a mi esposa, de la cual presento una copia a continuación:
Amada de mi corazón,
Para quien es mi amor en la semilla eterna de la vida, que reina sobre todo.
Grandes reuniones se han llevado a cabo aquí y el poder del Señor ha estado
agitando todo, como nunca se había visto antes. El Señor en su poder ha
unido a los Amigos de manera maravillosa, y su presencia gloriosa apareció
entre los Amigos. Y ahora las reuniones se han acabado (¡bendito sea el
Señor!) con tranquilidad y paz. Desde Holanda he oído que las cosas están
bien allá. Algunos Amigos han ido allá para estar en la reunión anual en
Amsterdam. En Embden, los Amigos que habían sido desterrados han
regresado a la ciudad otra vez. En Dantzig, los Amigos están en la prisión y
los magistrados los han amenazado con encarcelamientos más duros; pero al
siguiente día se levantaron los luteranos, y desfiguraron y derribaron el
monasterio católico, por lo tanto tienen suficiente trabajo como para tener
orden entre ellos. El rey de Polonia recibió y leyó mi carta, y los Amigos
desde entonces la han imprimido en holandés. He oído que los Amigos en
Irlanda están todos en amor allá por las cartas de sus reuniones de medio
año. En Barbados los Amigos están tranquilos, y sus reuniones están
establecidas en paz. Antigua y Nevis también reportan que la verdad
prospera, y los Amigos tienen sus reuniones de manera ordenada y bien. De
la misma manera en Nueva Inglaterra y otros lugares, las cosas que tienen
que ver con la verdad y los Amigos están bien. En aquellos lugares las
reuniones de los hombres y las mujeres están establecidas; ¡bendito sea el
Señor! Por lo tanto mantente en el poder y la semilla de Dios que está sobre
todo y en quien todos ustedes tienen vida y salvación; porque el Señor reina
sobre todo, en su gloria, y en su reino; gloria a su nombre para siempre.
¡Amén!
Por lo tanto con prisa, con mi amor a todos ustedes y a los Amigos.
Jorge Fox
Le rogamos al rey que lea algunas de las expresiones nobles de varios reyes, y
otros, con respecto a la libertad de conciencia; y especialmente a los dichos
del rey Estéfano de Polonia, a saber: "No me corresponde a mí reformar las
conciencias; siempre he dado alegremente a Dios lo que le pertenece; y así lo
haré ahora, y también en el futuro. Soportaré que la cizaña crezca hasta el
tiempo de la cosecha, porque sé que el número de creyentes es pequeño; por
lo tanto," dijo él cuando algunos procedían con la persecución, "yo soy rey
del pueblo, no de sus conciencias." Él también afirmó que la "religión no se
debía plantar con fuego ni con espada." Cron. Libertad de religión, Parte 2.
Veritus dijo, "Ya que Cristo es un cordero, a quienes ustedes profesan como
su cabeza y capitán, entonces esto requiere que ustedes sean las ovejas, y que
usen las mismas armas que él usó. Porque él es un pastor de ovejas, no es un
pastor de lobos o bestias salvajes. Si ustedes pierden la naturaleza de ovejas,"
dijo él, "y cambian a la naturaleza de lobos y bestias salvajes, entonces
ustedes se excluirán de su llamado, y abandonarán su estandarte; y entonces
él no será su capitán."
'El rey Carlos, en su libro, página 61, dijo en su oración a Dios: "Tú ves
cuánta crueldad entre los cristianos es perpetrada bajo el color de la religión;
como si no pudiéramos ser cristianos a menos que nos crucificáramos los
unos a los otros."
Página 28: "Hazlos finalmente que consideren seriamente que nada violento
o dañino puede ser religioso."
Página 70: "Ni es tan apropiado extraer la reforma religiosa por medio de la
espada, como para pulirlos por disputas justas o iguales, entre aquellos que
están más preocupados por las diferencias, quienes no deben ser
convencidos por la razón sino por la fuerza."
Página 66: "Tengan cuidado para que las circunstancias externas y las
formalidades en la religión no los devoren a todos."
Pág. 123. "Ni deseo que ningún hombre sea más sujeto a mí, que todos
nosotros seamos sujetos a Dios."
Pág. 346. (En sus meditaciones con respecto a la muerte), "Es realmente un
estado triste, tener a sus enemigos como sus acusadores, partes, y jueces."
'El príncipe de Orange testificó, el año 1579, que "era imposible que la tierra
estuviera en paz, a menos que hubiera una tolerancia libre en el ejercicio de
la religión."
¿Dónde has leído en tu día (dijo Menmo) en los escritos de los apóstoles, que
Cristo o los apóstoles alguna vez clamaron a los magistrados por su poder en
contra de aquellos que no querían oír su doctrina, ni obedecer sus palabras?
Yo sé con certeza (dijo él) que donde un magistrado destierre con la espada,
no está allí el correcto conocimiento, la palabra espiritual, ni la iglesia de
Cristo; es invocare brachium seculare (invocar el brazo secular)."
Lucerno dijo: "Aquel que ordena cualquier cosa con la cual él ate la
conciencia, este es un anticristo."-In de Bemise Disp. fol. 71.
Irenreo afirmó que "todo lo que fuerza la conciencia, aunque no sea más que
una prohibición del ejercicio de aquello que es estimado por uno o por otro
como necesario para la salvación, no es de ninguna manera correcto o apto."
Él también afirmó que “por medio de la diversidad de religiones el reino no
será llevado hacia ningún disturbio."
"He por mucho tiempo determinado (dijo Enrique IV, rey de Francia, en su
discurso al parlamento en 1599), reformar la iglesia, lo cual sin paz no puedo
hacer; y es imposible reformar o convertir a la gente por medio de la
violencia. Yo soy rey, y como un pastor, no derramaré la sangre de mis
ovejas; sino las reuniré con la ternura y bondad de un rey, y no por el poder
de la tiranía; y les daré a los que son de la religión reformada, el derecho a
vivir y morar libremente, sin ser examinados, perturbados, ni obligados a
hacer ninguna cosa contraria a sus conciencias; porque ellos tendrán el libre
ejercicio de su religión," &c. [Vid. ekron. Van de Undergo 2 deel, p. 1514.]
Ennio dijo: "La sabiduría es sacada, cuando el asunto es actuado por fuerza.
Y por lo tanto lo mejor de los hombres, y lo más glorioso de los príncipes,
siempre estuvo listo para dar tolerancia."
"Y Pablo predicó del reino de Dios, enseñando aquellas cosas que tenían que
ver con el Señor Jesucristo, con toda confianza, y ningún hombre lo
restringió; y él hizo esto por dos años en su propia casa rentada en Roma, y
recibió a todos los que vinieron a él."
Jorge Fox
Postdata
Recibí la carta de ustedes, con una carta de Dantzig; he escrito algo dirigido a
ustedes, escrito al rey de Polonia para que ustedes lo traduzcan al holandés, y
lo envían a los Amigos en ese lugar, para dárselo al rey; o para que ustedes lo
pueden imprimir, después que sea entregado el manuscrito, lo cual puede ser
de servicio a otros príncipes. Por lo tanto apresuradamente, con mi amor les
escribo. El Señor Todopoderoso les dé dominio sobre todo en su poder
eterno, y en él los guarde sobre todo, y los mantenga para su gloria, para que
ustedes puedan responder a aquello de Dios en todo el pueblo. Amén.
Jorge Fox
Londres, el día 13 del noveno mes, del año 1677
Yo continué todavía en Londres y sus alrededores por algunas semanas, y el parlamento estaba
en sesión otra vez, y los Amigos asistieron para obtener alguna reparación por nuestros
sufrimientos, los cuales por este tiempo eran muy grandes y pesados sobre muchos Amigos en
muchas partes de la nación. Los Amigos estaban siendo indebidamente enjuiciados por los
estatutos promulgados en contra de los inconformistas del papado; aunque nuestros
perseguidores no podían sino saber que los Amigos estaban completamente en contra del
papado, habiendo dado testimonio en contra de él en palabra y por escrito, y sufrido por causa
de él. Pero aunque muchos de los miembros del parlamento en ambas cámaras eran amables
con los Amigos, y dispuestos a hacer algo para aliviarlos, sin embargo teniendo muchos asuntos
que atender, a ellos se les dificultó hacer la buena obra que hubieran querido hacer, de modo
que los sufrimientos en contra de los Amigos continuaron.
Pero lo que añadió mucho al dolor y la operación de los Amigos fue que algunos, que hicieron
profesión de la misma verdad que nosotros, habiéndose alejado de la simpleza del evangelio
hacia la libertad carnal, y esforzándose para llevar a otros con ellos, se opusieron al orden y la
disciplina que Dios por su poder había establecido y fundado en su iglesia; e hicieron un gran
ruido y clamor en contra de las regulaciones; por medio de las cuales ellos fácilmente se
llevaron consigo a aquellos que estaban inclinados a la soltura, y desearon caminar en un
camino más ancho que el camino de la verdad. También algunos de los más simples y jóvenes
en la verdad, o débiles de juicio, eran fácilmente traicionados por ellos, al no conocer la
profundidad de Satanás en esos argumentos engañadores; por cuya causa fui llevado a escribir
el siguiente documento, para desengañar a los engañados, y abrir el entendimiento de los
débiles en este asunto:
Todos los que niegan las regulaciones sin prescripciones podrían también
negar todas las escrituras, que fueron dadas por el poder y el espíritu de
Dios. Porque ¿acaso no prescriben ellos cómo los hombres deberían caminar
hacia Dios y el hombre, tanto en el Antiguo como el Nuevo Testamento? Sí,
¿desde la primera promesa de Cristo en Génesis, lo que la gente debería
creer y confiar; y todo el tiempo hasta llegar a los profetas? ¿Acaso el Señor
no le prescribió a su pueblo por medio de los padres y después por sus
profetas? ¿Acaso él no le prescribió al pueblo cómo deberían caminar para
agradar a Dios, y mantenerse en su favor? En los días de Cristo, ¿acaso él no
prescribió y enseñó a la gente cómo deberían caminar y creer? Y después de
él, ¿acaso los apóstoles no le prescribieron al pueblo cómo deberían creer, y
recibir el evangelio y el reino de Dios, dirigiéndolos hacia aquello que les
daría conocimiento de Dios, y cómo ellos debían caminar en el nuevo pacto
en los días del evangelio, y por medio de qué camino debían ir hacia la
ciudad santa? ¿Y acaso los apóstoles no enviaron sus decretos por medio de
hombres fieles (que pusieron sus vidas en peligro por Cristo), a las iglesias,
por los cuales ellas fueron establecidas? Entonces ustedes, que niegan las
prescripciones dadas por el poder y el espíritu de Dios, se oponen así al
espíritu que se las dio a todos los hombres santos de Dios.
¿Acaso no había algunos todo el tiempo en los días de Moisés, en los días de
los profetas, en los días de Cristo, y en los días de sus apóstoles, quienes
resistieron lo que ellos habían proclamado por el espíritu de Dios? ¿Y acaso
no ha habido una oposición similar desde los días de los apóstoles? ¿Cuántos
se han levantado, desde que apareció la verdad, para oponerse al orden que
permanece en el poder y el espíritu de Dios? Quienes están en nada más que
el mismo espíritu que se ha opuesto al espíritu de Dios todo el tiempo desde
el comienzo. Vean qué nombres o títulos el espíritu de Dios le dio a ese
espíritu contrario en el pacto antiguo, y también en el nuevo; que es el
mismo ahora; porque después que el Señor había entregado el pacto antiguo,
hubieron algunos entre ellos que se le opusieron; los cuales fueron peores
que enemigos públicos. Y de la misma manera en los días del nuevo pacto, en
los tiempos del evangelio, ustedes pueden ver qué clase de personas se
opusieron a Cristo y los apóstoles, después que ellos llegaron a ver la verdad;
y cómo ellos se fueron en contra de Cristo y sus apóstoles. Vean qué libertad
ellos pidieron y hacia qué libertad corrieron en los días de los apóstoles,
quienes no podían soportar la cruz, el yugo de Jesús. Vemos el mismo
espíritu duro y altivo que clama ahora por libertad (el cual no puede ser dado
por el poder y el espíritu de Cristo) y clama "imposición," sin embargo está
imponiendo clamores de "Libertad de conciencia," y no obstante se opone a
la libertad de conciencia; clama en contra de las prescripciones, y sin
embargo prescribe tanto en palabras como por escrito. Por lo tanto con el
poder eterno y espíritu de Dios este espíritu es comprendido: su ascenso,
comienzo y fin; y es juzgado. Este espíritu clama: "No debemos juzgar la
conciencia, no debemos juzgar asuntos de fe, no debemos juzgar los
espíritus, ni las religiones." Sí, aquellos que están en el espíritu puro y el
poder de Dios, en el que fueron juzgados los apóstoles, juzgan la conciencia,
si es que es una conciencia cauterizada, o una conciencia sensible; ellos
juzgan la fe, si es que está muerta, o si está viva; ellos juzgan la religión, si es
que es vana, o pura o no contaminada; ellos juzgan los espíritus, y los
prueban, si es que son de Dios, o no; ellos juzgan la esperanza, si es que es la
de los hipócritas, o la verdadera esperanza que purifica, así como Dios es
puro; ellos juzgan la creencia, si es que es nacida de Dios, y si vence al
mundo, o lo que corre hacia el espíritu del mundo, que desea por envidia, y
no vence al mundo; ellos juzgan las adoraciones, si es que son adoraciones
de la voluntad, y la adoración de la bestia y el dragón, o la adoración de Dios
en espíritu y en verdad; ellos juzgan a los ángeles, si es que son caídos, o
aquellos que guardaron su habitación; ellos juzgan al mundo, que aflige y
apaga al espíritu, odia la luz, convierte la gracia de Dios en
libertinaje, y resiste el espíritu santo. Ellos juzgan los corazones, oídos y
labios, cuales están circuncidados y cuales no están circuncidados. Ellos
juzgan a los ministros, apóstoles, y mensajeros, si es que son de Satanás o de
Cristo. Ellos juzgan las diferencias en las cosas exteriores, en las iglesias u
otros lugares; sí, el miembro más pequeño de la iglesia tiene poder para
juzgar tales cosas, teniendo la verdadera medida y el verdadero peso para
pesar las cosas, y con la cual pueden medir cosas sin hacer diferencia de
personas. Este juicio es dado, y todas estas cosas son hechas por el mismo
poder y espíritu en el que estaban los apóstoles. Los tales también pueden
juzgar las elecciones y reproches; y quienes guardan su habitación, y quienes
no lo hacen; quienes son judíos [con un corazón circuncidado], y quienes son
de la sinagoga de Satanás [las sectas cristianas falsas]; quienes están en la
doctrina de Cristo, y quienes están en la doctrina de demonios; quién
prescribe y declara cosas del poder y el espíritu de Dios, para preservar todo
en el poder y espíritu de Dios, y quién prescribe y declara cosas a partir de un
espíritu suelto, y suelta a todos del yugo de Cristo, el poder de Dios, hacia la
soltura y la libertad. Estos de la misma manera pueden juzgar y discernir
quién lleva personas hacia la posesión del evangelio de luz y vida, sobre la
muerte y la oscuridad, y hacia la verdad donde el diablo no puede entrar; y
quién los lleva hacia la posesión de la muerte y la oscuridad, sacándolos de la
libertad gloriosa del evangelio, y de Cristo Jesús, su fe, verdad, espíritu, luz y
gracia. Porque no hay verdadera libertad aparte de estas cosas; y esa libertad
responde a la gracia, la verdad, la luz, el espíritu, la fe, el evangelio de Cristo
en cada hombre y mujer, y es el yugo contrario a cada hombre y mujer. Esto
lo hace airarse, e hincharse, e inflarse; porque esto es inquieto,
indisciplinado, sin paciencia, y listo para maldecir a Dios, y aquello que reina
sobre él, porque no tiene su voluntad. Obra con toda sutileza y evasión con
su espíritu agitado, para entrar y contaminar las mentes de los simples, y
violar las mentes vírgenes. Pero a medida que reciben la sabiduría celestial,
por la cual todas las cosas fueron hechas (y esta sabiduría está sobre ese
espíritu), por medio esta sabiduría ellos serán guardados sobre ese espíritu.
Y Cristo le ha dado el juicio a sus santos en su iglesia, aunque él es el juez de
todo; y los santos, en el poder y el espíritu de Dios, tuvieron el poder y lo
tienen ahora para juzgar las palabras y maneras, de vidas y conversaciones,
crecimientos, y estados, de un niño a un padre en la verdad; y para quién
ellos son un olor para muerte, y para quién ellos son un olor para vida;
y quienes sirven al Señor Jesucristo, y predican de él, y quienes predican
ellos mismos, y se sirven a sí mismos; y quienes hablan de la luz, de la fe, del
evangelio, de esperanza, de gracia, y predican tales cosas; sin embargo en sus
obras y sus vidas niegan todo esto, y Dios, y Cristo, y predican libertad, de
eso que está en ellos mismos hacia aquello que está en otros, que deberían
estar bajo el yugo y cruz de Cristo, el poder de Dios. Por lo tanto los santos en
el poder y espíritu de Cristo puede discernir y distinguir quien sirve a Dios y
Cristo, y quienes no le sirven; y puede poner una distinción entre lo profano
y lo santo. Pero aquellos que han perdido su colirio, y su vista se ha nublado,
pierden este juicio, discernimiento, y distinción en la iglesia de Cristo; y los
tales llegan a ser vomitados de la boca de Cristo, a menos que se arrepientan;
y si no lo hacen, ellos llegan a corromper la tierra, y a cargarla, la cual los
vomita a ellos. Por lo tanto, todos son exhortados a mantenerse en el poder y
espíritu de Cristo Jesús, en la palabra de vida y la sabiduría de Dios (que está
por encima de lo que está por abajo), en la cual ellos pueden mantener su
entendimiento y discernimiento espiritual; y así establecer el juicio espiritual
sobre lo que está para ser juzgado, que deshonra a Dios, que lleva hacia la
libertad suelta y falsa; y fuera de la unidad que permanece en el espíritu
celestial, que lleva a conformarnos a la imagen del Hijo de Dios, y su
evangelio, el poder de Dios (que existe desde antes que existiera el diablo), y
en su verdad (de la cual el diablo está fuera), en la cual todos son de una
mente, un corazón, y un alma, y llegan a beber en un espíritu, siendo
bautizados en un espíritu, y así en un cuerpo, del cual Cristo es la cabeza; por
lo tanto mantengan una comunión en el espíritu, y unidad en el espíritu, la
cual es el vínculo de paz, la paz del Príncipe de príncipes. Y aquellos que
claman tanto en contra del juicio, y tienen temor del juicio, sean ellos
apóstoles, profesantes, o profanos, son los que más juzgan con los espíritus
falsos censuradores y el juicio; sin embargo no pueden soportar el verdadero
juicio del espíritu de Dios, ni permanecer en su juicio. Esto ha sido
manifestado desde el comienzo, teniendo ellos las medidas falsas y los pesos
falsos, porque nadie tiene la medida verdadera y el peso verdadero, sino
aquellos que se mantienen en la luz, el poder, y el espíritu de Cristo. Hay un
espíritu suelto que clama libertad, y en contra de las prescripciones, sin
embargo está prescribiendo caminos, tanto por palabras como por escrito. El
mismo espíritu clama en contra de los juicios, y no quiere ser juzgado, sino
que está juzgando con el espíritu incorrecto. Esto es presentado como
reprensión a ese espíritu.
Jorge Fox
Londres, el día 9 del cuarto mes, del año 1678
Cuando había terminado el servicio que tenía para el Señor allí en esos momentos, fui hacia
Hertford, visitando Amigos, y teniendo varias reuniones en el camino. En Hertford me quedé
varios días ya que había mucho servicio para el Señor allí, tanto entre los Amigos en sus
reuniones como en conferencias con los que estaban en oposición al orden de la verdad,
habiéndose dejado llevar por conjeturas impías y celos con respecto a los Amigos. También
respondí a algunos libros escritos en contra de la verdad y de los Amigos. Mientras estaba allí,
me vino la inspiración de escribir unas pocas líneas, y enviarlas al exterior entre los Amigos,
como sigue a continuación:
Estimados Amigos,
Jorge Fox
Al día siguiente se me vino la inspiración de una operación nueva, con respecto a aquellos
espíritus rebeldes y desordenados que habían salido de nosotros, y estaban obrando para
llevarse a otros tras ellos hacia la libertad falsa. Sintiendo el dolor y el daño que estos espíritus
engañadores podrían hacer si la gente los seguía, fui inspirado a escribir unas pequeñas líneas
para advertirle a los Amigos acerca de ellos, como sigue a continuación:
Amigos todos,
Manténganse en la tierna vida del Cordero sobre aquello que es rebelde, que
se ha hinchado e inflado, cuya obra es para las luchas, la contienda y la
división, acercándose a la soltura y la libertad falsa, bajo la pretensión de una
conciencia, y pone en peligro de ruina a los jóvenes en Cristo. Aquellos que
los animan a eso serán culpables de su destrucción, y de establecer una
mentalidad fija, en vez de una conciencia, en su ira y pasión; lo cual apagará
el espíritu universal en ellos mismos y en cada hombre y mujer; y así ese
espíritu no tendrá verdadera libertad en ellos, ni en otros; así ellos cierran el
reino de los cielos para sí mismos, y también para otros. Por lo tanto un
espíritu suelto se levanta bajo la pretensión de libertad de conciencia, o una
voluntad obstinada; hace profesión de las palabras de verdad en una forma
sin poder; esta pretensión disfrazará y cubrirá toda indiferencia y maldad, lo
cual es para juicio eterno; por que esto deshonra a Dios. Por lo tanto
mantengan el espíritu tierno de Dios en toda humildad, para que en él
ustedes puedan saber que todos son miembros los unos de los otros, y cada
uno tiene un oficio en la iglesia de Cristo. Todos estos miembros vivientes se
conocen los unos a los otros en el espíritu, y no en la carne. Por lo tanto aquí
ningún hombre domina a la mujer, como Adán dominó a Eva en la caída;
sino Cristo, el hombre espiritual, tiene dominio entre sus miembros
espirituales y por encima de ellos, los cuales son edificados con amor
celestial que Dios derrama en sus corazones, donde cesa toda contienda.
Jorge Fox
Me fui de Hertford a una reunión en Rabley Heath, y de allí a la casa de Eduardo Crouch de
Stevenage. Al siguiente día fui a Baldock, donde tuve una reunión esa noche, y después tuve
reuniones en Hitchin y Ashwell. Después, pasando por partes de Bedfordshire, donde tuve una
reunión o dos, fui a Huntingdon, y en esa región me quedé por varios días, teniendo muchas
reuniones, y mucho servicio entre los Amigos; obrando para convencer a los opositores, y para
confirmar y fortalecer a los Amigos en el camino y la obra del Señor. En Ives de
Huntingdonshire, Jorge Whitehead se unió conmigo y viajamos haciendo la obra del Señor por
cinco o seis días en esa región y algunas partes de Northamptonshire. Dejándome en Great
Bowden de Leicestershire, él se fue hacia Westmoreland. Yo me quedé en Leicestershire,
visitando Amigos en Saddington, Wigston, Knighton, Leicester, Sileby, Swannington, y varios
otros lugares. En esos lugares tuve reuniones muy preciosas y buen servicio entre los Amigos y
otros: porque hubo una gran apertura, y el Señor me dio muchas verdades importantes y
excelentes para entregarles a ellos.
En Leiceste, fui a la cárcel a visitar a los Amigos que estaban encarcelados por el testimonio de
Jesús, con quienes pasé un tiempo, animándolos en el Señor a perseverar firme y fielmente en
su testimonio, y no cansarse de sufrir por su causa. Y cuando me había apartado de los Amigos,
hablé con el carcelero, deseando que él fuera amable con ellos, y les dejara tener la libertad que
pudiera darles, incluyendo visitar a sus familias de vez en cuando.
Tuve una reunión o dos en Warwickshire, y después fui a Staffordshire, donde tuve varias
reuniones muy dulces y abiertas, tanto por reunir hacia la verdad como por establecerla.
Mientras estaba en Staffordshire, fui inspirado a escribir el siguiente documento:
Mi deseo es que todos ustedes puedan esforzarse para ser de una mente en el
poder y la verdad del Señor, la cual es pacífica (en la cual no pueden entrar
las luchas ni la enemistad) y también en la sabiduría de Dios, la cual es pura,
pacífica, y condescendiente (la cual está por encima de lo que es de abajo, lo
que es terrenal, diabólico, y sensual). Y para que en esta sabiduría celestial
que es pacífica, y condescendiente, todos ustedes pueden ser ordenados, y
que hagan lo que hacen para la gloria de Dios. Y estimados Amigos, si
sucediera en cualquier momento alguna cosa que llevara hacia las luchas,
disputas, o contiendas en sus reuniones mensuales o trimestrales, que sea
referido a una media docena de personas, o un número similar, para debatir
y finalizar sus reuniones, como lo fue al principio, que todas sus reuniones
mensuales y trimestrales puedan llevarse a cabo pacíficamente. Y entonces
ellos puedan informarle a la reunión lo que han hecho; para que los débiles y
jóvenes entre ustedes no puedan ser heridos al oír las luchas o contiendas en
sus reuniones, donde no debería haber luchas ni contiendas; sino que todos
prosigan, y determinen las cosas en una sola mente, en el poder de Dios, el
orden del evangelio; y en este evangelio de paz ustedes preservarán la paz de
todas sus reuniones. Si algún hombre o mujer tiene algo en contra de
alguien, que hablen los unos con los otros, y lo arreglen entre ellos; si no
pueden arreglarlo, que llevan a dos o tres para que lo arreglen. En caso que
ellos no puedan resolverlo, que sea llevado ante la iglesia; y que una media
docena, o un número apropiado de personas de sus reuniones mensuales o
trimestrales puedan oírlo, y finalmente solucionarlo, sin hacer diferencia de
personas. Que todo prejuicio sea puesto a un lado y enterrado; también toda
brusquedad de los unos hacia los otros; y que el amor, que no está hinchado,
no envidia, no busca su propia ganancia, sino que soporta todo, tenga el
dominio en todas sus reuniones; porque eso edifica el cuerpo del cual Cristo
es la cabeza, y esto gobernará sobre todo bronce y cimbales tintineantes. Este
amor será paciente, y amable; controlará lo que se jactaría de sí mismo, se
hincharía, se comportaría de manera indecorosa, o que sería fácilmente
provocado; tendrá dominio sobre todos esos frutos que no son del espíritu, el
fruto de lo cual es amor. Y para que con este espíritu santo todos ustedes
puedan ser bautizados en un cuerpo, y puedan beber en un espíritu; en el
cual ustedes tendrán unidad, en la cual está el vínculo del Rey de reyes y
Señor de señores, su paz. Aquellos que moran en amor, moran en Dios,
porque Dios es amor; por lo tanto, que cada uno guarde su habitación.
Mi amor para ustedes en Cristo Jesús, la semilla eterna, la cual está sobre
todos,
Jorge Fox
Staffordshire, el día 20 del sexto mes, del año 1678
Saliendo de Staffordshire fui a visitar a Juan Gratton a Moniash en Derbyshire, con quien me
quedé una noche, y fui al día siguiente a la casa de William Shaw, en el cerro de Yorkshire,
donde organicé una reunión para el siguiente primer día de la semana. Muchos Amigos
vinieron de Derbyshire, y de varias reuniones en Yorkshire, y fue una reunión preciosa y
cómoda; donde se explicó el estado bendito en el que estaba el hombre antes de caer; los
medios por los cuales cayó, la condición miserable hacia la cual cayó, y la manera correcta de
salir de ella hacia un estado feliz otra vez por medio de Cristo, la semilla prometida.
Pasé alrededor de dos semanas en Yorkshire, y tuve muchas reuniones maravillosas en esa
región. Después, al visitar la casa de Roberto Widdel de Kellet en Lancashire, pasé a Arnside en
Westmoreland, donde tuve una preciosa reunión viviente en el poder del bendito Señor, para la
gran satisfacción y consuelo de los Amigos, quienes vinieron de varias partes. Al día siguiente
fui a Swarthmore; y siendo que era el día de la reunión allí, tuve una oportunidad muy dulce
con los Amigos; nuestros corazones fueron abiertos en el amor de Dios, y su bendita vida fluyó
entre nosotros.
No había estado por mucho tiempo en Swarthmore cuando me vino una preocupación de
visitar las iglesias de Cristo, por medio de una epístola, como sigue a continuación:
Estimados Amigos,
Jorge Fox
Alrededor de este tiempo habían varios Amigos en la cárcel por dar testimonio de la verdad; a
quienes fui inspirado a escribir unas pocas líneas para consolarlos, fortalecerlos, y animarlos;
teniendo un verdadero sentido de sus sufrimientos en mi espíritu, y una simpatía por ellos en el
interior. Lo que escribí fue lo siguiente:
Jorge Fox
Swarthmore, el día 5 del mes 12, del año 1678
Parte 2 de 4
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Viví en el norte por más de un año, habiendo servido al Señor entre los Amigos de allí, y
estando tan ocupado con escribir en respuesta a los libros publicados por los adversarios; y por
abrir los principios y doctrinas de la verdad al mundo, para que ellos puedan llegar a tener un
entendimiento correcto de ellos, y para ser unidos a la verdad. También escribí varias epístolas
a los Amigos durante este tiempo. Una fue para la Reunión Anual llevada a cabo en Londres
este año, 1679; cuya copia sigue a continuación:
El mundo también espera más de los Amigos que de otras personas, porque
ustedes profesan más. Por lo tanto, ustedes deberían ser más justos que
otros en sus palabras y negocios, más rectos, santos y puros en sus vidas y
conversaciones, para que sus vidas y conversaciones puedan predicar.
Porque las lenguas del mundo y sus bocas han predicado por suficiente
tiempo; pero sus vidas y conversaciones niegan lo que sus lenguas han
profesado y declarado.
Y, estimados amigos, esfuércense para destacarse los unos con los otros en
virtud para que ustedes puedan crecer en amor, ese camino excelente que
une a todos con Cristo y con Dios. Levántense por la gloria de Dios, y piensen
en aquello que incumbe al honor del Señor, para que de ninguna manera su
poder pueda ser abusado, ni su nombre maligno sea pronunciado por
ninguno de los impíos habladores o caminantes; sino para que en todas las
cosas Dios pueda ser honrado, y ustedes puedan glorificarlo en sus cuerpos,
almas, y espíritus, el corto tiempo que ustedes tienen para vivir. Mi amor
para todos ustedes en la semilla santa que reina sobre todo, y es el primero y
el último, en quien todos ustedes tienen vida y salvación, y su elección y su
paz con Dios, por medio de Jesucristo, que destruye al que ha estado entre
ustedes y Dios; para que nada pueda estar entre ustedes y el Señor, sino
Cristo Jesús, Amén.
Mi vida y amor es para todos ustedes, y entre todos ustedes. El Señor Dios
Todopoderoso por su gran poder, por lo cual él ha guardado a su pueblo
hasta esta día, los guarde y los mantenga a todos en su poder, y santa verdad
pacífica, en unidad y comunión los unos con los otros, y con el Hijo y el
Padre. Amén.
Jorge Fox
El día 14 del tercer mes, del año 1679
Escribí varias otras epístolas y documentos a los Amigos durante mi estadía en el norte; una
era para ‘Para animar a lo Amigos para que sean audaces y valientes por la verdad, de la cual el
Señor los ha llamado a testificar. Eran como sigue:
Estimados Amigos, Sean todos valientes por la verdad del Señor sobre la
tierra, de la cual la serpiente, Satanás, y el diablo están fuera; y en la verdad
manténganlo alejado, en la cual todos ustedes tienen paz, vida, y unidad con
Dios y su Hijo, y los unos con los otros. Dejen que el amor de Dios llene
todos sus corazones, para que en él ustedes puedan construir y edificarse los
unos a los otros en la luz, la vida, el espíritu santo, y el poder de Dios, el
evangelio glorioso y confortable de Cristo, el hombre celestial, su Señor y
Salvador, quien llena todas sus vasijas con su vino celestial y su agua de vida,
vístanse con su ropa celestial, su lino fino que nunca se envejece; y ármense
con su armadura celestial, para que ustedes puedan permanecer como
testigos fieles para Dios y su Hijo, quien ha venido y les ha dado
entendimiento para que lo conozcan, y ustedes están en él. Por lo tanto
caminen en él, en quien todos ustedes tienen vida y salvación, y paz con
Dios. Mi amor para ustedes en el Señor Jesucristo, en quien he trabajado, y
que Dios Todopoderoso, en su poder eterno y su sabiduría, los guarde para
su gloria. Amén.
Jorge Fox
Swarthmore, el día 29 del décimo mes, del año 1679
El próximo día sentí que algunos que habían recibido la verdad, tuvieron revelaciones acerca de
la verdad, pero después se habían alejado de la verdad; esto sucedió porque ellos no habían
permanecido mansos y humildes. Fui inspirado a escribir la siguiente epístola, como una
'advertencia y exhortación a todos para que moren en la humildad.
Jorge Fox
Swarthmore, el día 30 del décimo mes, del año 1679
Hacia finales de este año, fui inspirado por el Señor a viajar hacia el sur otra vez. Comencé mi
camino al inicio del primer mes del año 1679, y al pasar por Westmoreland y Lancashire, visité
a Amigos en varias reuniones, y entré en Yorkshire. Tuve varias reuniones grandes e
importantes en Yorkshire, antes de ir a la ciudad de York. Cuando llegué allí, era el tiempo de
los tribunales, y puesto que había muchos amigos en la cárcel por causa de la verdad, les di la
libertad de documentar los sufrimientos de los Amigos en la cárcel, para que fuera presentado
ante los jueces, y yo les ayudé en esta tarea. La reunión trimestral de Amigos también era
durante ese tiempo, así que tuve una oportunidad magnífica entre ellos. El Señor reveló
muchas cosas importantes y serviciales a través de mí a la reunión, relativas al estado el
interior del hombre, cómo el hombre por la fe en Cristo llega a ser injertado en él, y
transformado en un miembro de su cuerpo espiritual, y también el estado externo de la iglesia,
cómo cada miembro debe vivir y actuar según su lugar en el cuerpo. Pasé varios días en York,
después de haber celebrado varias reuniones, y todo fue pacífico y bueno. Fui también al
castillo para visitar a los presos, con los que he pasado algún tiempo, alentando y reforzándolos
en su testimonio.
Entonces, dejando York, viajé hacia el sur, teniendo reuniones entre Amigos, hasta que llegué a
Burton en Lincolnshire, donde el primer día tuve una reunión grande y maravillosa. Luego,
yendo hacia Nottinghamshire, viajé a través de una buena parte de ese condado, en la que tuve
varias reuniones muy buenas, y luego pasé a Derbyshire, Leicestershire, y Warwickshire,
tendiendo reuniones en el camino, hasta que llegué a Warwick donde William Dewsbury y
otros Amigos se unieron a mí, y tuvimos una pequeña reunión en la ciudad. Al pasar a través de
Southam y Radway, tuvimos una reunión muy buena en cada uno de estos lugares, después de
lo cual fui a la casa de Nathaniel Ball, del norte de Newton, en Oxfordshire, y después hacia
Banbury para una reunión mensual. Después de haber visitado Amigos en sus reuniones en las
regiones fronterizas de Oxfordshire, Gloucestershire, y Northamptonshire, pasé a la casa de
Richard Baker, de Biddlesden, en Buckinghamshire, y al día siguiente, siendo el primer día,
tuve una reunión muy importante en Biddlesden, en una abadía antigua, la que un Amigo
rentaba y vivía en ella. Muchos amigos y personas vinieron a esta reunión de Oxfordshire,
Northamptonshire, y las partes adyacentes, y fue de buen servicio. Después de esto, visité
Amigos en esas partes, con reuniones en Lillingstone, Lovel, y Bugbrook. Entonces, al pasar
Stony Stratford, fui a algunas partes de Bedfordshire, hasta que llegué a la casa de Eduardo
Chester en Dunstable. Al pasar por el mercado de la calle, tuve una reunión en Albans, e
invitando a los Amigos en Mims y Barnet, llegué a la casa de viuda Haly, en Guttershedge, en
Hendon, Middlesex, en una noche del séptimo día, y tuve una reunión muy grande y buena allí
al día siguiente.
Pasé de allí a Londres, el tercer día siguiente, y me dirigí directamente a la reunión Peel en la
casa de John Elson, ya la mañana siguiente a la reunión en la calle Gracechurch, que estuvo
muy grande y tranquila, y los Amigos se regocijaron en el Señor al verme. La Reunión Anual
fue la siguiente semana, a la que fueron muchos Amigos de la mayor parte de la nación, y el
Señor nos dio una oportunidad bendita el Señor de estar juntos, en la que el antiguo amor se
sintió con dulzura, y la vida celestial fluía abundantemente sobre todos. Después de la Reunión
Anual, seguí un mes o cinco semanas en Londres y sus alrededores, trabajando en la obra del
Señor dentro y fuera de las reuniones, porque además de los testimonios públicos, que el Señor
me dio para dar tanto a los amigos como al mundo en las reuniones, me fue puesto un gran
servicio sobre mí con respecto a los sufrimientos de los Amigos, buscando conseguir alivio y
libertad para ellos en esta y otras naciones. Pasé mucho dolor y tiempo mientras estaba en
Londres, al escribir cartas a sus amigos en diversas partes de Inglaterra y en Escocia, Holanda,
Barbados, y en otras partes de Norteamérica.
Después de esto, fui inspirado por el Señor a visitar a los Amigos en algunas partes de Surrey y
Sussex. Me fui a Kingston por agua, y me quedé algunos días, porque mientras estaba allí, el
Señor me inspiró a escribir, tanto al gran turco como al gobernador de Argel para advertirles a
ellos y las personas bajo su cargo a que se convirtieran de su maldad, y para temer al Señor, y
hacer justicia, con temor por los juicios de Dios que vendrían sobre ellos, y los destruirían sin
remedio. Les escribí específicamente a los argelinos, con respecto a la crueldad que ejercían con
los Amigos y otras personas que tenían cautivos en Argel. Cuando terminé el servicio y visité
Amigos en sus reuniones en Kingston, me adentré más en el campo y tuve reuniones con
Amigos en Worplesdon, Guildford, Esher, Capell, Patcbgate, Worminghurst, Bletchington,
Horsham, Ifield, Ryegate, Gatton, y de vuelta en Kingston, y desde allí a Hammersmith.
Después de haber pasado unos días en el servicio de la verdad entre los Amigos de
Hammersmith, Battersea, Wandsworth, y sus alrededores, pasé por Kensington, hacia Hendon,
donde tuve una reunión muy buena en el primer día, y desde allí me fui a Londres.
Cuando tenía unos diez días en Londres, me sentí llevado de nuevo a visitar a unos Amigos en
el campo, y fui a Edmonton con Christopher Taylor, quien tenía una escuela para la educación
de los hijos de los Amigos. Tuve algunos servicios entre los niños, y luego me dirigí hacia
Hertford, visitando Amigos en el camino. En Hertford, me reuní con Juan Story y algunos otros
de su grupo, pero el testimonio de la verdad estuvo sobre ellos, y los mantuvo humildes, de
modo que la reunión estuvo tranquila. Fue el primer día, y al ser el día siguiente la reunión de
los hombres y de las de mujeres para tratar asuntos de negocios, los visité también, y fue muy
bueno porque algunos en ese lugar había despreciado la importancia de ellas. Luego fui
inspirado a abrir el servicio de dichas reuniones, así como hablar de la utilidad y el beneficio de
eso a la iglesia de Cristo, como el Señor me lo reveló en pensamientos; y fue un buen servicio
para los Amigos. Tuve una reunión también con algunos de los que se habían ido hacia la lucha
y la contención, para mostrarles cómo se equivocaron, y habiéndome quitado la carga de ellos,
se los dejé al Señor. Después de otra reunión pública en la ciudad, regresé a Londres por
Waltham Abbey, donde tuve una reunión pública el primer día siguiente, y otra con los Amigos
en la noche. Al día siguiente fui a la casa de Christopher Taylor en Edmonton, y me quedé un
día o dos, teniendo algunas cosas que escribir para el servicio de la verdad. Cuando terminé ese
servicio, me fui a Londres pasando por Shacklewell, donde los Amigos tenían una escuela de
Amigos para la educación de las jóvenes doncellas que eran hijas de Amigos.
Residí en Londres la mayor parte de este invierno, haciendo mucho servicio allí para el Señor,
tanto dentro como fuera de las reuniones. Debido a que fue una época de grandes sufrimientos
entre los Amigos, fui llevado en el espíritu, a visitar las reuniones de los Amigos con más
frecuencia, para estimular y fortalecer por medio de exhortaciones y ejemplo. El Parlamento
también se encontraba en período de sesiones, y los Amigos fueron diligentes al esperar para
exponer sus quejas ante ellos. Recibimos nuevos informes casi todos los días de los tristes
sufrimientos que los Amigos experimentaron en muchas partes de la nación. Pasé mucho
tiempo junto con otros Amigos que se dieron libremente al servicio, buscando alivio para mis
hermanos que sufren, asistiendo juntos a la cámara del parlamento por muchos días, y
buscando cualquier oportunidad de hablar con los miembros de cualquiera de esas cámaras,
quienes parecieron dispuestos a oír nuestras justas quejas. Y de hecho algunos de los miembros
de cada cámara fueron muy corteses, y se mostraron dispuestos a ayudarnos si hubieran
podido. Sin embargo, después, el Parlamento estuvo ocupado examinando el argumento
papista y elaborando formas de descubrir quienes eran simpatizantes de los papistas. Aunque
nuestros adversarios en su conciencia sabían que no éramos papistas y tenían experiencia como
para saber que no éramos conspiradores, se apoderaron de las oportunidades en contra de
nosotros (porque sabían que no podíamos jurar ni pelear), para exponernos a las sanciones que
fueron hechas en contra de los papistas. Para demostrar nuestra inocencia y cerrar las bocas de
nuestros adversarios, elaboré un corto documento para ser entregado al Parlamento, como
sigue:
Jorge Fox
En este tiempo he recibido dos libros muy envidiosos escritos en contra de la verdad y de los
amigos, uno de ellos por un (así llamado) médico de Bremen, en Alemania, y el otro por un
sacerdote de Dantzig, en Polonia. Ambos estaban llenos de falsedades y calumnias
reprochables. Sentí que debía darles una respuesta, y para no ser seriamente interrumpido por
otros asuntos y otra compañía, me fui a Kingston sobre el Támesis, donde escribí una respuesta
a cada uno de ellos, y también a otros papeles escandalosos que habían sido impresos y
esparcidos para desacreditar a los Amigos.
Mientras estuve allí, escribí también el siguiente documento, para persuadir a los magistrados
a que fueran moderados con los disidentes, y que quitasen su tendencia a la persecución.
Debido a que debía tener su servicio completo, yo la dirigí como sigue:
Yo declaro que el día poderoso del Señor ha venido y viene, y el Señor Dios
ha venido a enseñar a su pueblo Él mismo por medio de su Hijo (Hebreos
8:8-11), quien hiere la cabeza de la serpiente, el falso maestro, que alejó a
Adán y Eva de Dios, quien era su maestro. Dios le enseñará a su pueblo por
medio de su Hijo, el maestro de Adán y Eva en el paraíso, antes de caer, que
desobedecieron al Señor y le abandonaron y siguieron a la serpiente, cuya
cabeza hiere Cristo, y renueva al hombre y la mujer a la imagen de Dios, en la
que estaban Adán y Eva antes de su caída. Gloria y honra a Dios, por
Jesucristo, que nos ha llamado por su Hijo a su gloriosa imagen, para
servirle y adorarle en espíritu y en verdad; y el diablo está fuera de este
espíritu santo y esta verdad, y no puede entrar en ellos.
Yo deseo que todos los magistrados cristianos tengan cuidado de no
perseguir a nadie, aunque tengan diferencias con usted en materia de fe, de
culto y de religión. Porque Cristo dijo: "Que la cizaña y el trigo crezcan juntos
hasta la cosecha", y prohibió que se quitaran las malas hierbas. La razón era
que "sin querer pudieran dañar el trigo también", porque Cristo dijo que
debía ser el trabajo a sus ángeles el separar la cizaña del trigo. Además Cristo
dijo que debían ir al castigo eterno los que no lo visitaron en la cárcel en sus
miembros; entonces ¿qué será de ellos que le echaron en la cárcel, donde él
se manifiesta en sus miembros? ¡Oh! ¡tomen estas cosas en serio! Un día de
juicio vendrá, la venganza y la retribución le será dada a cada uno según sus
obras.
A los discípulos, que hubieran querido que descienda fuego del cielo para
consumir a aquellos que no lo recibieron, él se dio la vuelta hacia ellos, los
reprendió, y les dijo que "Ellos no sabían de qué espíritu eran; porque él no
vino a destruir la vida de los hombres, sino para salvarlos."
Quisiera que fueran tan nobles como los de Berea y en la búsqueda de las
escrituras de Cristo y los apóstoles. ¿Dónde dio él o ellos algún mandamiento
de encarcelar, desaparecer, perseguir y dar muerte a cualquiera que no
reciba o se conforme a ellos, o que eran contrarias a su espíritu en la religión,
o diferentes a ellos en materia de culto?
Una vez más deseo que todos los magistrados cristianos busquen tanto las
escrituras y crónicas, y vean cuál era el final de todos los perseguidores, y los
juicios que cayeron sobre ellos. ¿Qué cayó sobre Caín, que fue el primer
perseguidor por cuestiones de fe y sacrificio? ¿No se convirtió en un
vagabundo y un fugitivo sobre la tierra? ¿Qué pasó con el viejo mundo que
afligió a Dios, y a Noé, un predicador de justicia? ¿Qué fue de Sodoma que
asedió al justo Lot? ¿Qué fue de Faraón, que persiguió al pueblo de Dios en
Egipto? (aunque mientras más los persiguió más crecieron), que fue de Acab
y Jezabel, que persiguieron a los profetas del Señor? ¿Y qué fue de Amán que
hubiera querido destruir a los Judíos? ¿Qué fue de los Judíos y Jerusalén,
que persiguieron a Cristo y los apóstoles? ¿Cuál fue el final de todo esto? ¿No
se han convertido en vagabundos en la tierra, y expulsados de su país de
origen? Por lo tanto, os ruego en el amor y el temor de Dios, sean tan nobles
como para buscar tanto en la Escritura como en la historia, y que no se vea
empañada su comprensión divina. ¿Qué será de la bestia y la ramera que
habla el Apocalipsis, con sus falsos profetas, que han bebido la sangre de los
santos, mártires, profetas y de Jesús? No deben todos ir con el diablo, que es
un asesino, destructor, y adversario de la humanidad, en el lago de fuego que
arde con azufre? Pueden estar seguros de que el espíritu que los mueve a la
persecución, en quien quiera que esté, no es de Cristo ni de su naturaleza de
cordero, que quita el pecado del mundo, no la vida de los hombres. Pablo era
un perseguidor, que enviaba a la cárcel, antes de que se convirtiera al
cristianismo, pero nunca después. Y por lo tanto ¿no están todos en la
naturaleza de Saúl, sea cual sea el nombre o la profesión de Sión tienen que
perseguidores y no convertidos en la vida de Pablo del cristianismo? Después
de su conversión, Pablo dijo que la vida que vivió, fue por la fe en el Hijo de
Dios, y "ya no vivo yo, sino Cristo que vive en mí." Y Cristo, para salvar vidas
de los hombres, no para destruirlas. Esta vida debe ser la vida de todos los
cristianos de hoy, en la que vivió Pablo en su estado convertido, y el apóstol
dijo: "La ley es buena, si un hombre la usa de legítimamente, sabiendo esto,
que la ley no fue hecha para el hombre justo, sino para los injustos, para los
impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los asesinos de los
padres y madres, para los homicidas, para los fornicarios, y para los que se
contaminaron con la humanidad, para los hombres, ladrones, mentirosos y
perjuros. " 1 Timoteo 1:9-10. Por lo tanto la ley en su lugar es buena contra
tales cosas. De nuevo el apóstol dice: "La ley fue añadida a causa de la
transgresión." Gal 3:19. Aquí todos los magistrados pueden ver para qué es
buena la ley, y para lo que se hizo, a favor y en contra, y los males, el apóstol
dice, de los que se apodera. Él no dice que la ley debe ser puesta sobre los
hombres que diferían de ellos en su religión y de la sentencia, ni a los
hombres justos. Así que podéis ver en qué condiciones la ley es buena, y lo
que se hizo en contra, no contra los hombres justos, en contra de quienes no
tienen nada, sólo porque se diferencian de ellos en materia de religión;
dejando que los homicidas, los fornicarios, perjuros, impíos, personas
profanas, mentirosos, etc., queden impunes, y por lo tanto no utilizando, o
ejecutando la ley legítimamente. Como dice el Apóstol, "La ley es buena, si el
hombre la usa legítimamente." Por lo tanto, debe ser utilizados
legítimamente; y esta ley, el apóstol dice, es para el castigo de los impíos, y
una alabanza a los que hacen bien, como puede verse. Rom 13:3 Así que,
como el apóstol dijo: "¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna
manera, sino que confirmamos la ley." Rom 3:31.
Jorge Fox
En Kingston sobre el Támesis, el día 4 del primer mes, del año 1680
Después que había terminado estos servicios, regresé a Londres, donde estuve alrededor de un
mes, trabajando entre los Amigos en la obra del Señor, tanto en reuniones públicas de
adoración como en aquellas relacionadas con los asuntos externos de la iglesia. Después, al
sentir que mi espíritu era llevado a visitar a los Amigos alrededor de Enfield, fui a Waltham
Abbey, donde tuve unas preciosas reuniones, y otra en Flamstead Heath. Habiendo pasado
algún tiempo entre los Amigos del área, y teniendo muchas buenas reuniones en Edmonton,
Enfield, Winchmore-hill, y otros lugares, volví a Londres un poco antes de la reunión anual, la
cual fue en el tercer mes del año 1681. Fue una reunión preciosa, en la cual la gloriosa presencia
y poder del Señor se sintió y se disfrutó eminentemente.
Jorge Fox
Londres, el día 9 del 4to mes, del año 1681
Alrededor de este tiempo tuve la oportunidad de ir a la cámara de varios jueces, por causa de
una demanda acerca de los diezmos. Porque mi esposa y yo, junto con varios otros Amigos,
fuimos demandados en la corte de Cartmel Wapentake, en Lancashire, por pequeños diezmos,
y nosotros habíamos objetado a la jurisdicción de esa corte. Entonces los demandantes nos
acusaron en la corte del tesorero público en Westminster; donde ellos nos emitieron una orden
judicial por rebelión, por no responder a la acusación con un juramento, y nos dieron una
orden de la corte de parte del sargento para ponernos a mí y a mi esposa bajo custodia. Esto fue
un poco antes de la reunión anual, durante la cual se pensó que me llevarían; y de acuerdo a la
apariencia externa parecía posible, y hubiera sido muy fácil para ellos hacerlo, ya que yo me
estaba alojando en los mismos lugares que solía alojarme, y estaba en las reuniones de manera
muy pública. Pero el poder del Señor estaba sobre ellos, y los restringió, de modo que no me
llevaron. Sin embargo, entendiendo que había una orden de arresto en contra mía, tan pronto
como se acabó la reunión anual, tomé a William Mead conmigo, y fuimos a varias cámaras de
jueces, para dejarles saber tanto el estado del caso, como el motivo y razón de nuestra negativa
a pagar diezmos. El primero a quien fuimos fue el juez Gregory, a quien le entregué mi
respuesta y la de mi esposa a la acusación de los demandantes; en la cual se expresaba que mi
esposa había vivido cuarenta y tres años en Swarthmore, y en todo ese tiempo no se habían
pagado diezmos ni demandado su pago; y un viejo hombre, quien había sido por mucho tiempo
recaudador de diezmos, había hecho una declaración jurada de que él nunca recolectó diezmos
en Swarthmore Hall en el tiempo del juez Fell, ni desde entonces. Había muchos detalles en
nuestra respuesta, pero no sería aceptada sin un juramento. Yo le dije al juez que tanto los
diezmos como jurar entre los cristianos venía del papa; y que era un asunto de conciencia para
nosotros no pagar diezmos, ni jurar; porque Cristo le dijo a sus discípulos que ellos habían
recibido libremente, y que dieran libremente; y les mandó a que no 'juraran por ninguna razón.'
El juez dijo que en Inglaterra se había pagado diezmos antes que estuviera allí el papado. Yo le
pregunté por qué ley o estatuto eran pagados en ese entonces. Pero él estuvo en silencio.
Entonces le dije que habían ocho hombres pobres llevados a Londres desde el norte, alrededor
de doscientas millas, por pequeños diezmos; uno de ellos no tenía familia, aparte de sí mismo y
su esposa, y no tenía criatura viviente aparte de un gato. Yo le pregunté también si es que ellos
podían tomar a un hombre y su esposa, y encarcelarlos a ambos por pequeños diezmos, y
destruir así una familia. Si ellos podían hacerlo, yo deseaba saber por causa de cuál ley. Él no
me respondió; sino que sólo dijo que ese era un caso difícil. Cuando yo encontré que no había
ayuda allí, lo dejamos, y fuimos a la cámara del juez Montague. Con él tuve una gran discusión
con respecto a los diezmos. A lo cual él mandó a buscar al abogado de nuestro adversario; y
cuando éste vino, yo le ofrecí nuestra respuesta. Él dijo que si nosotros pagábamos los costos de
la corte, y si comparecíamos para ser juzgados, y nos ateníamos a la decisión de la corte, no se
nos pediría un juramento. Yo le dije que ellos nos habían culpado de esos cargos al requerir que
diéramos nuestra respuesta con un juramento; lo cual ellos sabían que no podíamos hacer por
causa de nuestra conciencia; entonces como no podíamos pagar ningún diezmo, ni jurar,
tampoco podíamos pagar nada por esos cargos. Al decir esto él no quiso recibir nuestra
respuesta. Entonces nos fuimos de allí a la cámara del juez Atkyns; y ya que él estaba ocupado,
nosotros le dimos nuestra respuesta y razones en contra de los diezmos y de jurar a su
ayudante; pero tampoco pudimos encontrar en él ninguna esperanza de recibir un reparo.
Después de dejarlo, no fuimos con uno de los más notables abogados, y le mostramos el estado
de nuestro caso, y nuestras respuestas; él fue muy cortés con nosotros, y nos dijo que este tipo
de procedimiento en contra de nosotros era como una inquisición. Unos pocos días más tarde,
esos ocho pobres Amigos que fueron llevados tan lejos desde el norte, comparecieron ante los
jueces; y el Señor estuvo con ellos, y su poder estuvo sobre la corte, de modo que los Amigos no
fueron condenados al Fleet. Nuestra causa fue postergada hasta el próximo término (llamado el
término Michaelmas), y entonces fue llevada ante cuatro jueces otra vez. William Mead le dijo a
los jueces que yo me había comprometido a nunca inmiscuirme con las propiedades de mi
esposa. Los jueces apenas podían creer que algún hombre pudiera hacer eso; ante lo cual él les
mostró los escritos por mi mano y mi sello; con lo cual se asombraron. Entonces dos de los
jueces y algunos de los abogados se levantaron y me defendieron, de que yo no era responsable
por pagar diezmos; pero los otros dos jueces y varios de los abogados presionaron en gran
manera para que me confinaran, alegando que yo era un hombre público. Al final ellos
prevalecieron con uno de los otros dos jueces para que se uniera con ellos, y entonces
ordenaron un confinamiento (toma de propiedad) en contra mía y de mi esposa. En esos
momentos, por consejo de un abogado, hicimos moción para una limitación, la cual fue
otorgada; y eso derrotó el plan de nuestro adversario de demandarnos por un confinamiento;
porque esto limitó al demandante a que no tomara más de lo que había sido probado. Uno de
los jueces, el barón Weston, era muy implacable, y gritaba con mucha ira en contra mía en la
corte; pero un poco tiempo después el murió.
Después que vine a Londres, fui inspirado a escribir el siguiente documento con respecto al
espíritu que había llevado a algunos que profesan la verdad, hacia el conflicto y la división, y a
oponerse al camino y la obra del Señor:
Amigos, ustedes que guardan su habitación en la verdad que está sobre todo,
vean que es el mismo espíritu que ahora aleja a los caídos y los apóstatas de
la comunión espiritual y la unidad de la iglesia de Cristo, que alejó a Adán y
Eva de Dios. Este espíritu era el mismo que estaba en el mundo, que se metió
en los judíos cuando se habían apartado del espíritu de Dios; y después se
fueron en contra de Dios y sus profetas, y en contra de Cristo y sus apóstoles.
Ese espíritu los llevó a ser tan malos como Pilato, o peor. El enemigo o
adversario se había metido dentro de ellos en contra de la verdad, y aquellos
que caminan en ella, y el espíritu del Señor; de modo que ellos mataron y
destruyeron a los justos. Este era el espíritu del diablo, el destructor, que
buscó no sólo destruir la verdad, sino el orden de ella, y aquellos que
caminaron en ella cuando la verdadera cristiandad fue plantada entre los
poseedores de la luz, la gracia, y la verdad, la santa fe y espíritu del evangelio,
quienes disfrutaban a Cristo en su corazón. Pero cuando algunos
comenzaron a errar del espíritu y la fe, a odiar la luz, desobedecer el
evangelio, alejarse de la gracia de Dios hacia la lascivia, a caminar
despreciativamente en contra del espíritu de gracia, alejarse de la verdad,
crucificar a Cristo para sí nuevamente, y ponerlo en vergüenza; éstos fueron
los que dejaron que entrara el espíritu del mundo, quienes sostuvieron la
apariencia de piedad, pero negaron su poder; y afligieron las iglesias en los
días de los apóstoles. Cuando el espíritu de Satanás había entrado en ellos,
fueron más problemáticos para la iglesia que los perseguidores que están
fuera de ella. Éstos entraron en las asambleas para engañar los corazones de
los simples; teniendo las buenas palabras y discursos justos, las ropas de
cordero. Pablo, Pedro, Juan, Judas y Santiago, tuvieron mucho que ver con
ellos, para evitar que alborotaran la iglesia de Cristo; porque ellos están fuera
de la luz, el poder, y el espíritu; por lo tanto, los apóstoles de Cristo
exhortaron a los santos a mantener la palabra de vida en el interior; a
mantener el ungimiento; a mantener la gracia, la verdad, y el espíritu santo
en sus corazones. Este espíritu inmundo profesará todas las escrituras en
palabras; pero por el espíritu de Dios, que es santo, ese espíritu es probado, y
sus frutos. Por lo tanto los apóstatas se alejaron del poder y el espíritu de
Dios, y se volvieron en contra de los profetas y los mártires de Jesús; y se
convirtieron en la ramera, de cuya copa bebieron todas las naciones. El
dragón con su cola derribó muchas de las estrellas, y hubiera devorado a la
mujer con su inundación; pero la mujer, la verdadera iglesia, fue preservada,
porque las puertas del infierno no pueden prevalecer en contra de ella; y
entonces el dragón hizo guerra con su simiente. De modo que el dragón, la
ramera, la bestia, y los falsos profetas, todos hicieron guerra en contra del
Cordero y sus santos, pero el Cordero y los santos los derrotaron, y tienen la
victoria. Y ahora el evangelio eterno es predicado otra vez en todas las
naciones, lenguas y pueblos; y muchos son unidos al evangelio, al poder de
Dios, llevados a la luz, que es la vida en Cristo, injertados en él, y han llegado
a caminar en el orden del nuevo pacto de luz y vida, en el evangelio de paz y
salvación. El mismo espíritu que se opuso a los apóstoles y las iglesias en sus
días, se opone ahora; sí, es el mismo que se opuso a Cristo y lo despreció,
desprecia a los siervos de Dios ahora. El mismo que se opuso a los profetas y
se rebeló en contra de Moisés, se opone y se rebela en contra de los siervos
de Dios y su pueblo ahora. Es el mismo espíritu oscuro, ciego, desobediente,
infiel, obstinado, y celoso, que persigue algunos con las manos, y otros con la
lengua. Es el mismo espíritu que ahora anda rondando, a veces como un león
rugiente, a veces como una serpiente retorcida para tentar, para engañar y
devorar, en aquellos que tienen discursos justos y buenas palabras, las
vestimentas de cordero, con una forma de piedad, bajo la pretensión de la luz
y la libertad, pero niegan su poder, y en el interior son lobos rapaces. Si fuera
posible ellos engañarían aún a los escogidos. Pero los escogidos están en un
pacto de luz y de vida, en el poder de Dios que está sobre ellos, y en Cristo,
quien los triturará en pedazos, y destruirá a sus enemigos con su espada
espiritual, quienes no quieren que él gobierne sobre ellos o en ellos. En
Cristo todo su pueblo tiene descanso y paz, quien es su santuario durante
todas las tormentas y tempestades. En Cristo, el santuario, no puede venir
ningún engañador ni destructor; porque él es un lugar de dulce descanso y
seguridad. ¡Aleluya! Alabado sea el Señor por su santuario. Amén.
Jorge Fox
Los sufrimientos continuaron de manera severa sobre los Amigos en Londres, por lo tanto
encontré que mi servicio se encontraba más que nada allí. Por esa razón rara vez salía fuera de
la ciudad, y si salía no iba muy lejos. Frecuentemente iba a la mayoría de las reuniones públicas
a animar a los Amigos, tanto por palabra como por ejemplo, a mantenerse firmes en el
testimonio al cual Dios los había llamado. En otras ocasiones fui de casa en casa, visitando a
aquellos Amigos a quienes se les confiscaron los bienes por causa de su testimonio de la verdad.
Los informantes impíos habían llegado a ser muy audaces, porque recibieron mucha simpatía y
ánimo de algunos jueces, quienes, confiando completamente en su información, procedieron en
contra de los Amigos sin escucharlos; por lo cual a muchos se les hizo sufrir, no sólo de manera
contraria al derecho moral, sino aún contrario a la ley también. Me reuní con algunos Amigos
acerca de esto; y echamos suertes para determinar quién de nosotros entregaría a la mayoría de
los los magistrados en la cuidad y sus alrededores, lo siguiente:
Los informantes han obtenido órdenes judiciales de algunos jueces de paz, que han condenado
a muchos de nosotros sin oírnos, o siquiera citarnos para aparecer ante ellos. Por medio de
estos procedimientos judiciales a muchos se les han confiscado sus bienes personales, y
generalmente se les multaban con diez libras cada cosa por ser "un orador desconocido" en
alguna reunión, cuando algunas de esas personas multadas ni siquiera habían estado en las
reuniones por las cuales se les multó por "hablar.” Y esta multa ignoraba que el verdadero
orador ya había sido multado por la misma reunión, el mismo día que los otros fueron
multados como “oradores desconocidos.” Los jueces podrían ver la impiedad de estos
informantes, por cuyo juramento falso hemos sido condenados como “predicadores
desconocidos,” cuando el predicador ya ha sido conocido y multado. Los jueces también
podrían notar que los informantes juraron que tales personas estaban en una reunión tal en tal
día, cuando en realidad aquellos en contra quienes se había jurado de esta manera nunca
habían estado en tal reunión. Y por estos procedimientos judiciales siete familias de los
súbditos apacibles del rey corren el riesgo de ser arruinados a menos que estos procedimientos
sean interrumpidos rápidamente. Por lo tanto esperamos y deseamos que en el futuro ustedes,
los jueces del rey, cuando algún informante venga a alguno de ustedes con alguna información
en contra de alguno de nosotros, mandarán a comparecer a aquellos acusados ante ustedes y
nos oigan a nosotros y nuestros acusadores cara a cara para que los inocentes no sufran
injustamente. Porque Pilato el gobernador oyó a Cristo y sus acusadores cara a cara antes de
condenarle. Juan 19. El concilio y los principales sacerdotes oyeron a Esteban y sus acusadores,
con los testigos que fueron llevados en contra de él, cara a cara antes de condenarlo. Hechos
7. El capitán romano oyó a Pablo y sus acusadores cara a cara. Hechos 23. Félix, el gobernador,
oyó a Pablo y Ananías, el sumo sacerdote, y los ancianos que acusaron a Pablo, cara a
cara. Hechos 24. Y cuando el sumo sacerdote y los principales de los judíos acusaron a Pablo
ante Festo, él oyó a Pablo y sus acusadores, y aquellos que testificaron en contra de él, cara a
cara. Hechos 25. ¿Acaso la ley de Dios, o la ley romana en ese entonces, o la ley de la tierra
juzga a algún hombre antes que él y sus acusadores, y aquellos que tengan testimonio en contra
de él, sean oídos cara a cara?'
Esto de alguna manera moderó a los jueces; y después de esto varios Amigos, que habían sido
ilegalmente acusados y afligidos, presentaron su apelación; y con este juicio ellos fueron
absueltos, y los informantes fueron condenados. Esto resultó en un gran impedimento para los
informantes, y algo de alivio para los Amigos.
Un poco antes del tiempo de escoger los nuevos alguaciles para la ciudad, a aquellos que se
postularon como candidatos que deseaban el apoyo de los Amigos, escribí unas pocas líneas,
tratando de descubrir de qué espíritu eran y qué valor le daban a la verdadera libertad; fue una
indagación como se presenta a continuación:
¿Hay alguno aquí en Londres, de los que están para ser elegidos como
alguaciles, que tienen a ese Cristo, que fue crucificado afuera de las puertas
de Jerusalén, para ser luz del mundo, quien "ilumina a todo hombre que
viene al mundo," quien dijo: "crean en la luz, para que puedan llegar a ser
hijos de la luz?" ¿Está alguno de ustedes en contra de perseguir a la gente por
su religión y su adoración a Dios en espíritu y en verdad, como Cristo
manda? Porque Cristo dijo: "Yo no soy de este mundo y mi reino no es de
este mundo:" por lo tanto él no sostiene su adoración espiritual ni su religión
pura con armas mundanas y carnales. Cristo dijo: "no juren para nada;" y su
apóstol Santiago dijo lo mismo; pero al darnos juramentos, ¿acaso ustedes
no nos están forzando a jurar y a quebrantar los mandamientos de Cristo y
de sus apóstoles? Cristo le dijo a sus apóstoles: "De gracia habéis recibido,
dad de gracia." ¿No nos forzarán ustedes a dar diezmos y mantenimiento a
esos maestros que nosotros sabemos que Dios no ha enviado? Si les damos el
apoyo de nuestras voces, ¿seremos libres para servir y adorar a Dios y
guardar sus mandamientos y los de su Hijo? Porque no estamos dispuestos a
dar nuestras voces por aquellos que pudieran encarcelarnos y perseguirnos,
y tomar nuestras propiedades personales.
Pero no importa el candidato que fuera, observé luchas acaloradas en los espíritus de las
personas que estaban para ser elegidas; por lo tanto escribí unas pocas líneas para que fueran
esparcidas entre ellos dirigidas,
Parte 3 de 4
<1> <2> <3> <4>
Durante el tiempo que me quedé en Londres, a medida que tuve tiempo entre reuniones y otros
servicios públicos, escribí muchos libros y documentos; algunos de los cuales fueron
imprimidos, y otros fueron esparcidos en manuscrito. De estos, uno fue dirigido: 'A los obispos
y otros que provocan persecución; para mostrarles de las Santas Escrituras, que ellos no
caminaban en ellas de acuerdo a la ley real, de "amar a su prójimo como a sí mismos, y a hacer
con otros como ellos quisieran que hicieran con ellos." Otro era: "A todas las varias clases de
cristianos profesantes, tanto protestantes como papistas, cuya religión y adoración está en las
observancias y ceremonias; apremiándolos con estas palabras del apóstol Pablo a los Gálatas
5:2-4. "He aquí yo, Pablo, os digo que si os dejáis circuncidar (con la esperanza de alcanzar la
salvación), de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez declaro a todo hombre que acepta ser
circuncidado (como un medio de alcanzar la salvación), que está obligado a cumplir toda la ley.
Cualquiera de vosotros que trate de ser justificado por la ley ha caído de la gracia, y Cristo ya no
es de beneficio para vosotros," para considerar si es que ellos, habiendo regresado a las
observaciones legales y ceremonias oscuras, (al sostener los diezmos, ofrendas, primicias, las
prendas de los sacerdotes, los altares externos, templos, lámparas, luces, etc., y al observar los
días, meses, tiempos, años, con muchas otras cosas ordenadas por la ley), no habían ido hacia
el mismo estado al que los gálatas estaban corriendo; y así habían caído de la gracia, y si
llegaron a ser deudores de toda la ley.' Otra decía: 'Para dirigir y llevar a todo el pueblo al
espíritu de Dios, para que ellos puedan así recibir un entendimiento correcto, y ser capaces de
distinguir entre el bien y el mal, la verdad y el error; pretendiendo de castigar a los que hacen el
mal, para que no hagan lo malo al perseguir a los justos.” La carta está insertada aquí:
Jorge Fox
A medida que los sufrimientos continuaron siendo muy duros y pesados sobre los Amigos, no
sólo en la ciudad, sino en la mayor parte de la nación, yo escribí un documento para ser
presentado ante el rey; presentándole nuestras quejas, y deseando obtener reparación de él en
esos casos en particular, que yo entendí estaban bajo su poder. Pero al no obtener alivio de él,
fui inspirado a escribirle una epístola a los Amigos, para animarlos en sus sufrimientos a que
puedan llevar con paciencia los muchos sufrimientos por los que pasan, tanto por causa de los
magistrados como de los hermanos y apóstoles falsos; aquellos libros malignos y sucias
calumnias afligieron a los de corazón recto. Cuando fui a visitar a un antiguo Amigo en Dalston
que estaba enfermo, escribí esta epístola.
Jorge Fox
Dalston, el día 3 del octavo mes, del año 1682
Me quedé sólo por un corto tiempo en Dalston, y me regresé a Londres, donde me quedé la
mayor parte del invierno, laborando en el servicio de la verdad entre los Amigos, excepto por
un corto tiempo en Kingston, en el décimo mes de este año, donde escribí un libro; presentado
"el estado de este nacimiento carnal, y el nacimiento espiritual; y el deber y estado de un niño,
joven, muchachos, hombres adultos y padres en la verdad.” Pero no me quedé mucho tiempo
en Kingston; porque las intensas persecuciones todavía continuaban, y sentí que mi servicio era
más necesario en Londres donde nuestras reuniones eran más que nada interrumpidas y
dispersadas; forzando a los Amigos a reunirse afuera porque ellos eran forzados a mantenerse
fuera de los lugares de reunión por los oficiales. Sin embargo, para nuestra sorpresa, a veces
tuvimos reuniones tranquilas y pacíficas en las casas. Una vez decidí visitar a un amigo que
estaba un par de millas fuera de la ciudad, quien no estaba bien; sin embargo, al oír que el rey
había enviado a pedir al alcalde que ejecutara leyes en contra de los disidentes, y los
magistrados después tuvieron la intención de cerrar con clavos las puertas de los lugares de
reunión, no tuve la libertad de salir de la ciudad; pero fui inspirado a ir a la reunión de la calle
Gracechurch. A pesar de todas sus amenazas, se llevó a cabo una reunión tranquila y grande, y
la gloria de Dios brilló sobre todos.
La misma semana fui a la reunión en el Peel en la calle de Juan, y las sesiones de las cortes se
llevaron a cabo en el mismo día en el salón de Hicks. Fui en la mañana; y debido a que William
Mead estaba asignado para comparecer ante la sesión de la corte por no ir a la adoración de la
iglesia, vino una o dos veces del salón de Hicks a verme en el Peel; lo cual algunos de mente
corrupta observaron, y fueron a informarle a los jueces del tribunal que él había ido a una
reunión en el Peel. Con lo cual ellos enviaron a un mensajero para ver si había una reunión;
pero ya que esto sucedió a media mañana, no había reunión. Por lo tanto el mensajero volvió y
les dijo. Entonces otros le informaron a los jueces que habría una reunión allí en la tarde; ante
lo cual ellos enviaron a llamar al guardia principal y le preguntaron por qué él permitía que se
llevara a cabo una reunión en el Peel, tan cerca de él. Él les dijo que él no sabía de ninguna
reunión en ese lugar. Ellos le preguntaron cómo es que él no sabía si vivía tan cerca. Él dijo que
él nunca había estado allí en su vida, y no tenía conocimiento de ninguna reunión que se llevara
a cabo allí. Ellos trataron de convencerle que él tenía que saber; pero él mantuvo su negativa, y
ellos dijeron que ordenarían que se hablara de esto otra vez en la tarde. Pero después que
habían tratado con muchos otros asuntos en las sesiones, cuando llegó la hora de cenar, ellos se
apresuraron a ir a su cena, sin dar la orden, y cuando ellos llegaron al tribunal otra vez después
de cenar, el Señor lo sacó de sus mentes, de manera que la reunión estuvo tranquila,
comenzando y terminando en paz; y tuvimos una reunión bendecida, ya que la presencia del
Señor estuvo de manera preciosa entre nosotros. Cuando los Amigos me vieron yendo hacia la
reunión, muchos se preocuparon de que yo fuera arrestado; pero antes de ir, resolví en mi
mente que si era la voluntad del Señor, yo estaba listo para ser arrestado y sufrir, porque no
tenía nada en mi mente con respecto a esto sino la gloria del Señor. Yo creo que el Señor lo sacó
de sus mentes para que nuestra reunión no fuera disuelta ese día. Sin embargo, el primer día de
la semana siguiente, tres de los cuatro jueces (según oí) llegaron al Peel y expulsaron a los
Amigos fuera del lugar de reunión, y los dejaron fuera. Ellos también preguntaron por William
Mead, pero él no estaba allí.
Ese día fui inspirado a ir a la reunión de la calle Gracechurch; y se esperaba que los oficiales
volverían a disolver la reunión o mantener a los Amigos fuera; y muchos cientos de personas
llegaron a ver lo que se haría con nosotros. Pero los oficiales no llegaron; por lo tanto estuvimos
en paz y tranquilidad; y muchas de las personas que vinieron a ver, se quedaron todo el tiempo;
y tuvimos una reunión gloriosa y preciosa, porque la presencia del Señor estaba plenamente
entre nosotros, y su poder estuvo sobre todos; ¡gloria sea a su nombre para siempre, quien está
sobre todo!
Yo había visto el discurso impreso del alcalde acerca de ejecutar leyes en contra de los
disidentes; y pensé que deberíamos redactar un documento para enviárselo al alcalde y a los
concejales, para aclarar que nosotros no éramos como aquellas personas contra las cuales se
promulgaron esas leyes; y para presentar nuestro comportamiento pacífico tanto hacia el rey
como hacia el gobierno. Por consiguiente se redactó un documento, que fue firmado, y
entregado al alcalde; y copias fueron entregadas a los concejales, y el obispo de Londres quien
lo tomó de manera amable, y fueron muy cordiales con los Amigos que las entregaron.
Alrededor de este tiempo fui inspirado a escribir las siguientes líneas a los
Amigos:
Jorge Fox
Londres, el día 20 del mes 11, del año 1682
No mucho tiempo después recibí un informe por carta, de algunos Amigos que estaban
prisioneros en Denbigh en Wales, que muchos Amigos allí estaban bajo grandes sufrimientos
por el testimonio de su buena conciencia. En ese tierno sentido fui inspirado en el amor de Dios
a visitarlos con unas pocas líneas, como una palabra de consuelo para ellos en sus sufrimientos;
y de exhortación, para que permanezcan firmes en el testimonio que les ha sido encargado, de
esta manera:
Estimadas ovejas sufrientes por causa del nombre y mandato de Jesús. Sean
valientes por su verdad, y fieles, y ustedes sentirán la presencia de Cristo con
ustedes. Mírenlo a él que sufrió por ustedes, que los ha comprado, y los
alimentará, quien dijo: "tengan valor, yo he vencido al
mundo:" quien destruye al diablo y sus obras, y hiere la cabeza de la
serpiente. Yo les digo, miren a Cristo, quien es su santuario, en quien ustedes
tienen reposo y paz. A ustedes les es dado no sólo creer, sino sufrir por causa
de su nombre. Aquellos que viven piadosamente en Cristo Jesús, sufrirán
persecución por mano de los impíos profesantes de Cristo Jesús, quienes
viven lejos de él. Por lo tanto, sean valientes por la verdad de Dios sobre la
tierra, y miren por encima de ese espíritu que los hace sufrir, hacia Cristo,
quien existía antes que aquel, y estará todavía cuando aquel se haya ido.
Consideren a todos los profetas, Cristo, y los apóstoles, quienes sufrieron y
fueron perseguidos; pero ellos nunca fueron perseguidos como hombres
verdaderos, sino como engañadores, y sin embargo ellos eran decían la
verdad. Cristo es el mismo hoy y ayer, una roca y fundamento de su edad y
generación, para que ustedes edifiquen sobre ella. Yo he escrito con respecto
a ustedes (después que oí su carta), a los Amigos en Cheshire para que los
visiten, entendiendo que ustedes pertenecen a sus reuniones trimestrales. Yo
deseo que algunos Amigos de su región vayan y hablen de la condición de
ustedes ante las reuniones mensuales o trimestrales en Cheshire. Le he
escrito de la misma manera a Ricardo Davis, que algunos de ese lado puedan
ir y visitarlos a ustedes y ver cuál es su condición.
Jorge Fox
Londres, el día 27 del mes 11, del año 1682
Debido a que muchos de los magistrados no estaban dispuestos a que les impusieran multas a
los lugares de reunión, ellos mantuvieron a los Amigos fueran de muchos lugares, poniendo
oficiales y guardias de soldados a las puertas y las entradas; sin embargo a veces los Amigos
fueron multados por hablar u orar, aunque lo hicieron afuera del lugar de reunión. Un primer
día de la semana fui inspirado a ir al lugar de reunión en Devonshire en la tarde; y debido a que
había oído que los Amigos habían sido dejados fuera esa mañana, (como sucedió ese día en la
mayoría de las reuniones en la ciudad), yo me fui algo más temprano, y llegué al patio, antes de
que llegaran los soldados a cuidar las entradas; pero los guardias habían llegado allí antes que
yo y estaban en la puerta con sus duelas. Yo les pedí que me dejaran entrar; ellos dijeron que no
podían y no se atrevían porque se les había mandado a que nos detuvieran y lo lamentaban. Yo
les dije que no me les quería oponer; por lo tanto me quedé cerca, y ellos fueron muy corteses.
Me quedé hasta que me cansé; entonces uno de ellos me dio un taburete para sentarme; y
después de un rato el poder de Dios comenzó a brotar entre los Amigos, y uno comenzó a
hablar. Los guardias pronto le mandaron a que se callara y le dijeron que no debía hablar.
Cuando él no se calló, ellos se comenzaron a enojar. Pero yo suavemente puse mi mano sobre
uno de los guardias, y le pedí que lo dejara tranquilo. El guardia cedió y se tranquilizó; y el
Amigo no habló mucho tiempo más. Después que él había terminado, fui inspirado a pararme y
hablar; y en mi declaración dije que no había necesidad de que ellos vinieran en contra de
nosotros con espadas y duelas; porque nosotros éramos personas pacíficas, y no teníamos nada
en nuestros corazones sino buena voluntad hacia el rey y los magistrados, y hacia toda la gente
sobre la tierra. Nosotros no nos reuníamos "bajo el pretexto de la religión para conspirar en
contra del gobierno, o para levantar insurrecciones;" sino para adorar a Dios en espíritu y en
verdad. Teníamos a Cristo como nuestro obispo, sacerdote, y pastor, para alimentarnos y
cuidarnos, y él gobernaba en nuestros corazones; por lo tanto nosotros nos podemos sentar en
silencio, disfrutando a nuestro maestro. De manera que a Cristo, su obispo y pastor, yo los
recomendé a todos. Me senté y después de un tiempo fui inspirado a orar, y el poder del Señor
estuvo sobre todo; y el pueblo, incluyendo los guardias y soldados, se quitaron los sombreros.
Cuando la reunión se había acabado y los Amigos comenzaron a irse, un guardia se quitó el
sombrero y le pidió al Señor que nos bendijera; porque el poder del Señor estaba sobre él y el
pueblo.
Después de esto me fui por la región, visitando Amigos en sus casas, a quienes se les había
confiscado sus propiedades por adorar a Dios. Tomamos un informe de lo que se les había
quitado. Algunos Amigos se reunieron acerca de esto y redactaron el caso de los sufrimientos
de nuestros Amigos por escrito, y se lo dieron a los jueces durante sus sesiones. Lo cual resultó
en que ellos emitieron una orden que decía que ‘los oficiales no deberían vender las
propiedades personales de los Amigos que ellos tenían en sus manos, sino guardarlas hasta las
siguientes sesiones;’ lo cual desanimó algo a los informantes, y dio un pequeño alto a sus
procedimientos.
En el primer día del año 1683, fui a Kingston sobre el Támesis. A medida que iba a la reunión,
me encontré con el guardia principal quien había estado en el lugar de reunión, y había
establecido vigilantes para mantenernos afuera; sin embargo él fue muy cortés, y el vigilante
dejó que los Amigos tuvieran un par de bancas afuera, para sentarse en el camino; de modo que
los Amigos se reunieron allí, y tuvimos una reunión muy preciosa; porque la presencia
consoladora del Señor estaba con nosotros, en la cual nos separamos en paz.
Habiendo visitado y animado a los Amigos de allí, regresé a Londres y fui a la reunión en Bull
and Mouth, donde los guardias con sus vigilantes cuidaban para mantener a los Amigos fuera
del lugar. Por lo tanto nos reunimos en la calle; y cuando algún Amigo hablaba, los oficiales y
vigilantes hacían un gran espectáculo para bajarlo y llevarlo bajo custodia. Después de que
algunos otros Amigos habían hablado, fue mi turno de hablar. Dije: ‘el cielo es el trono de Dios,
y la tierra el estrado de sus pies; y ¿acaso ustedes no nos dejarán estar sobre el estrado de Dios
para adorar y servir al Dios viviente?' Mientras hablaba, ellos estuvieron en silencio; y después
que había terminado lo que me sentí inspirado a decir, terminamos la reunión en paz. Esto fue
en el sexto día de la semana.
Al siguiente día fui a Guildford en Surrey; y visitando a los Amigos allí, pasé a Worminghurst
en Sussex donde tuve una reunión muy bendecida entre los Amigos, libre de interrupciones.
Mientras estaba allí, Jaime Claypole de Londres, (quien estaba allí con su esposa),
repentinamente se enfermó con un ataque tan violento de piedras al riñón que no podía ni
pararse ni acostarse; y con un dolor extremo gritaba como una mujer dando a luz. Cuando lo oí,
me afligí mucho en el espíritu y fui a él. Después que le había hablado unas pocas palabras para
llevar su mente al interior, fui inspirado a poner sus manos sobre él y oré al Señor para que
reprendiera su padecimiento. Mientras tenía mi mano sobre él, el poder del Señor pasó por él;
y por fe en ese poder su dolor se alivió rápidamente y pronto se quedó dormido. Cuando
despertó, la piedra había pasado de él como tierra; y él estaba tan bien, que al día siguiente él
cabalgó conmigo veinticinco millas en un carruaje, aunque cada uno de los ataques de piedras
al riñón anteriores lo había forzado a estar en cama por dos a cuatro semanas cada vez. Pero el
Señor fue solicitado por él, y su por poder él pronto le dio a Jaime alivio esta vez; ¡por lo tanto
bendito y alabado sea su santo nombre!
Después de que había tenido algunas reuniones en Sussex y Surrey, y visitado Amigos en el
área, regresé a Londres pasando por Kingston, donde tuve una reunión en el primer día del
segundo mes, que era el primer día de la semana. Un guardia y un vigilante nos mantuvieron
fuera del lugar de reunión, por lo tanto nos vimos forzados a reunirnos en el camino, pero
estábamos alegres. Debido a que era el día de la reunión mensual, y mucha gente había venido,
la reunión fue algo grande y muy tranquila; y la presencia bendita del Señor estaba entre
nosotros; ¡bendito sea su nombre para siempre!
Llegando otra vez a Londres, fui a la reunión en la calle Wheeler, cerca de Spitalfields, que ese
día terminó siendo muy grande, y fue una reunión gloriosa y bendecida; porque el poder del
Señor y su verdad estuvo sobre todo, y muchas cosas profundas e importantes fueron abiertas
al pueblo para gran satisfacción de ellos.
Jorge Fox
Londres el día segundo del cuarto mes, del año 1683
Algún tiempo después de la reunión anual fui a Kingston por el río Támesis a visitar Amigos; y
mientras estaba allí, me vino la inspiración de escribir la siguiente epístola a los Amigos en
general, como un saludo de amor, y para despertar la mente en ellos.
Jorge Fox
Kingston, el quinto mes del año 1683
Antes de irme de Kingston entendí algo más, lo cual fui inspirado a escribir y enviarle a los
Amigos, como sigue a continuación:
Estimados Amigos,
Habiendo visitado Amigos en Kingston y sus alrededores, regresé a Londres; porque era tiempo
de sufrimiento para los Amigos allí, y no tuve la libertad de estar fuera de la ciudad por mucho
tiempo. Fui a la reunión en el Peel que recién había dispersada poco antes de mi llegada por los
jueces y guardias, y ellos se comportaron de manera muy violenta; pero durante ese día la
reunión fue en la casa; había sido tranquila y gloriosa, bendito sea el Señor.
El el siguiente primer día de la semana fui a la reunión en la calle Gracechurch, donde encontré
a tres guardias en el lugar de reunión, quienes mantuvieron a los Amigos afuera; así que nos
reunimos en el patio. Después de que había estado en la reunión por un tiempo, me paré y le
hablé al pueblo, y continué hablando por un buen tiempo. Después vino uno de los guardias,
me tomó de la mano y me dijo que ‘tenía que bajar.' Yo le pedí que fuera paciente, y continué
hablándole al pueblo; pero después de un poco él me arrancó de allí, y me llevó hacia adentro
del lugar de reunión. Yo les pregunté si ellos no estaban cansados de este trabajo. Uno de ellos
dijo que en realidad sí lo estaban. Me dejaron ir hacia la casa de la viuda de Foster, que estaba
unida al lugar de reunión, donde me quedé, y hacía mucho calor. Un Amigo oró después que yo
había sido llevado; y cuando la reunión se había acabado, los guardias le preguntaron a algunos
Amigos 'cuáles de ellos dirían que yo debería aparecer, si es que a ellos los cuestionaban acerca
de mí.' Pero los Amigos les dijeron que ellos no necesitaban pedir eso, porque yo era un hombre
bien conocido en la ciudad, y que no era 'uno que huiría o se escondería;' ellos no vinieron a mí,
sino que se fueron por su camino, y yo no oí más del asunto. La misma semana estaba en la
reunión en el Savoy, que se tenía que llevar a cabo afuera y fue perturbada; pero ese día se llevó
a cabo en el interior y fue pacífica, y una reunión preciosa. El siguiente primer día de la
semana, me vino la inspiración de ir a la reunión en Westminster, donde solían haber grandes
alborotos; pero allí también la reunión se llevó a cabo en el interior ese día y fue muy grande. El
poder del Señor estuvo sobre todo, y mantuvo a todos tranquilos y en silencio; porque aunque
muchos espíritus sueltos andaban por allí, sin embargo fueron atados por el poder y el espíritu
del Señor, de manera que no pudieron levantarse ni hacer alboroto.
Amigos y hermanos,
Jorge Fox
Londres, el día 14 del sexto mes, del año 1683
Proseguí hacia Londres, trabajando en la obra y el servicio del Señor tanto dentro como afuera
de las reuniones; visitando a veces Amigos en la cárcel por el testimonio de Jesús, animándolos
en sus sufrimientos, y exhortándolos a permanecer fieles y firmes en el testimonio que el Señor
les ha encargado a que lleven; también visitando a veces aquellos que estaban enfermos y
débiles de cuerpo, o afligidos de su mente, ayudándolos a sobrellevar sus espíritus para que no
se hundan bajo sus debilidades. A vedes nuestras reuniones eran tranquilas y pacíficas; a veces
ellas eran interrumpidas y dispersadas por los oficiales. Un primer día de la semana me vino la
inspiración de ir a la reunión en el Savoy, la cual era grande; porque muchos profesantes y
personas sobrias estaban allí. El Señor me inspiró con muchas cosas preciosas e importantes
para el pueblo, las cuales les declaré entre ellos, y los dirigí hacia el espíritu de Dios en sí
mismos, del cual el Señor les había dado una medida; para que todos por el espíritu puedan
entender las escrituras, que fueron dadas por el espíritu de Dios; y que por el espíritu de Dios
ellos puedan conocer a Dios, y a Cristo a quien Dios ha enviado, y la vida eterna es conocerle a
él; y para que por medio del espíritu todos ellos puedan ir hacia Cristo, y puedan saber que él es
su santuario, quien destruye al diablo, el destructor, y sus obras, y hiere la cabeza de la
serpiente. Porque Cristo fue un santuario para aquellos a los cuales él era un Salvador, quienes
él salvó de las manos del destructor. Y Cristo los bautizó con el espíritu santo y con fuego, y
limpió completamente su suelo, y quemó su paja con el fuego que no se puede apagar; es decir,
el pecado y la corrupción que entraron en el hombre y la mujer por causa de su desobediencia;
pero Cristo junta su trigo en su granero. Para que todos los que son bautizados con el bautismo
de Cristo, su trigo está en el granero de Dios; y nada de destrucción puede entrar en el granero
de Dios para dañar el trigo que está allí, aunque se pueda permitir el daño a las posesiones
materiales.' A medida que hablaba en el poder del Señor por el cual la gente fue afectada
grandemente, los guardias y un mar de gente grosera entró de repente en la reunión. Uno de
los guardias dijo: 'Bájate,' y puso sus manos sobre mí. Yo le pregunté: '¿eres cristiano? Nosotros
somos cristianos.' Él me tomó de la mano, y estaba muy decidido a bajarme; pero yo me quedé
sin moverme, y le hablé unas pocas al pueblo, pidiéndole al Señor que derramara las
bendiciones de Dios sobre todos ellos.
Parte 4 de 4
<1> <2> <3> <4>
El guardia todavía me decía que me bajara, y finalmente me jaló hacia abajo; y él le dijo a otro
hombre que tenía una vara que 'me arrestara y me llevara a la cárcel.' Ese hombre me llevó a la
casa de otro oficial que era más cortés; y después de un rato ellos trajeron a cuatro Amigos más
a quienes habían arrestado. Yo estaba muy cansado y con un gran sudor; y varios Amigos al oír
donde estaba yo, vinieron a verme a la casa del guardia; pero yo les dije a todos que se fueran
porque temía que los guardias y los informantes los arrestaran. Después de un rato los guardias
nos llevaron por casi una milla al juez, quien era un hombre temible y apasionado. Después que
él me había preguntado mi nombre, y su secretario lo había escrito, el guardia le informó que
yo 'había predicado en la reunión.' El juez dijo de manera enojada: ‘¿acaso no sabes que es
contrario a las leyes del rey predicar en tales reuniones ilícitas lo que es contrario a la liturgia
de la iglesia anglicana?' Estaba allí un hombre presente que se llamaba Shad (un informante
impío, de quien se decía que se había escapado de la cárcel en Coventry y que había sido
marcado en la mano como un criminal en Londres), quien al oír al juez hablarme de tal
manera, se le acercó y le dijo que él nos había condenado por la vigésimo segunda ley del rey
Carlos II. '¿Qué? ¿Tú los condenas?' dijo el juez. 'Sí,' dijo Shad, ‘yo los he condenado, y usted
debe condenarlos por esa ley también.' Con esto el juez se enojó con él y dijo: ‘¡Tú me enseñas!
¿Qué eres tú? Yo los condenaré por crear un disturbio.' Al oír esto y ver al juez enojado, el
informante se fue preocupado; por lo tanto estuvo desilusionado en cuanto a su propósito. Yo
pensé que él haría jurar a alguien en contra mía; por lo tanto le dije: 'que ningún hombre jure
en contra mía, porque es mi principio el "no jurar;" y por lo tanto yo no haría que ningún
hombre jurara en mi contra.' Ante lo cual el juez me preguntó si yo no había predicado en la
reunión. Yo le dije: 'Yo confesé lo que Dios y Cristo habían hecho por mi alma; y alabé a Dios.
Yo pensé que había hecho eso en las calles y todos los lugares para alabar a Dios, y confesar a
Cristo Jesús; lo cual no tenía vergüenza de confesar. Ni era esto contrario a la liturgia de la
iglesia anglicana.' El juez dijo que las leyes estaban puestas en contra de tales reuniones ya que
eran contrarias a la liturgia de la iglesia anglicana.' Yo dije que no sabía de ninguna ley de ese
tipo en contra de nuestras reuniones; pero que sí él se refería a la ley que se había promulgado
en contra de aquellos que se reúnen para conspirar, idear, y levantar insurrecciones en contra
del rey, nosotros no éramos de esas personas y aborrecíamos todo ese tipo de acciones; y que
teníamos verdadero amor y buena voluntad hacia el rey, y hacia todos los hombres en la tierra.
El juez entonces me preguntó si yo había estado bajo órdenes de la corte. Yo le dije que no.
Entonces él tomó sus libros de leyes, y buscó leyes en contra de nosotros, pidiéndole a su
secretario que tomara el resto de nuestros nombres por mientras. Pero cuando él no pudo
encontrar ninguna otra ley en contra de nosotros, el secretario hizo que el guardia hiciera un
juramento en contra nuestra. Algunos de los Amigos le advirtieron al guardia que fuera
'cuidadoso de lo que juraba, para evitar cometer perjurio porque él los había arrestado en la
entrada, no en la reunión.' Sin embargo el guardia, siendo un hombre enfermo, juró que 'ellos
estaban en la reunión.' Sin embargo el juez dijo que, al ver que no había más que un testigo,
dejaría en libertad al resto; pero que me enviaría a Newgate, y yo podría predicar allí. Yo le
pregunté si estaba bien con su conciencia enviarme a Newgate por alabar a Dios, y por confesar
a Cristo Jesús. Él clamó: '¡conciencia! ¡consciencia!' Pero yo sentí que mis palabras tocaron su
conciencia. Él le pidió al guardia que me sacara, y que él escribiría una orden de arresto para
enviarme a la cárcel después de cenar. Yo le dije que le deseaba paz, y el bien de su familia; y
que ellos puedan ser guardados en el temor del Señor. Por lo tanto me fui, y cuando me iba, el
guardia aceptó las palabras de un Amigo de que yo iría a su casa a la mañana siguiente a las
ocho. Por consiguiente sí fui con esos Amigos, y el guardia nos dijo que él había ido con el juez
para obtener la orden de arresto después de cenar; y el juez le pidió que viniera otra vez
después del servicio de la noche; lo cual él hizo; y entonces le juez le dijo que podía dejarme ir.
Por lo tanto, dijo el guardia, usted es dejado en libertad. Yo lo culpé por convertirse en
informante y por jurar en contra de nosotros. Él dijo que él no lo volvería a hacer. Al día
siguiente el juez se reunió con Gilberto Laty y le preguntó si él quisiera pagar las veinte libras
por la multa de Jorge Fox. Gilberto dijo que no. Entonces, dijo el juez, 'estoy desilusionado
porque debido a que él solo renta, no puedo confiscar el valor de su multa; y debido a que él ha
sido traído ante mí mostrando su habilidad de pagar, yo no puedo darle su multa a nadie más.'
Después que fui puesto en libertad, me fui hacia la ciudad. Esta era la semana en que estaban
programadas las sesiones de la corte que tratarían con muchas inquietudes de los Amigos;
algunos eran prisioneros, y algunos estaban en juicios de apelaciones por causa de la ley de las
reuniones ilegales. Fui a la casa de un Amigo que no estaba lejos para estar listo si me pedían
ayuda para aquellos Amigos con o sin abogado; y yo encontré que pude servir en eso. Mientras
mi espíritu estaba preocupado por causa de los Amigos y sus respectivos sufrimientos externos
en el mundo por causa perseguidores mundanos, un sentido espiritual también vino
fuertemente sobre mí en esos momentos. Sentí las obras maliciosas de ese espíritu adulterado
que había dejado la unidad celestial; y habiendo alejado a algunos que profesaban la verdad
llevándolos hacia la enemistad y la oposición en contra de los Amigos, ahora estaba obrando
para afligir a la iglesia de Cristo con sus argumentos y contiendas. Y como una manera más de
descubrir las obras de ese espíritu seductor, y una advertencia a todos los Amigos para que
tengan cuidado con él, fui inspirado a escribir la siguiente epístola:
A todos los elegidos, fieles, llamados, y escogidos de Dios, el rebaño y la
heredad de Dios, quienes han conocido el trato del Señor, y han guardado
sus habitaciones en su vida, poder y verdad; siendo edificados sobre la roca
santa y celestial, y fundamento, que es Cristo Jesús, quien fue el fundamento
de los profetas y los apóstoles; y este fundamento permanece seguro.
Muchos fundamentos han sido puestos desde los días de los apóstoles, por
los que se han alejado de Cristo, el fundamento verdadero y seguro; y se ha
visto que sus fundamentos están podridos, y han llegado a ser nada, y
aquellos que pusieron los falsos fundamentos se han llegado a
perder. Muchos desde los días de Cristo, y muchos desde que la verdad ha
aparecido en esta nación, han tenido algunas inspiraciones y
entendimientos, y vienen para estar entre nosotros por un tiempo, y después
se alejan de nosotros otra vez. Éstos son y han sido los que van y vienen, así
como aquellos que vivían en los tiempos de los apóstoles. Ellos tenían una
profesión externa de la verdad, y se habían alejado del verdadero
fundamento, Cristo Jesús, y así también de la sociedad celestial y la unidad
de los santos en la luz. Entonces ellos establecieron fundamentos
propios; ellos tienen una apariencia de piedad, pero están fuera del poder de
Dios y fuera del orden de Dios, y los tales se han ido hacia los argumentos y
las disputas vanas. Ustedes que han mantenido sus habitaciones en Cristo
Jesús, que es el primero y el último, han conocido a este espíritu. Y ustedes
no son insensibles con respecto a los libros calumniadores y sucios con
mentiras y difamaciones que han sido esparcidas al exterior de esta nación y
a otros países, en contra de los fieles. Es muy bueno que el Señor les haya
permitido publicar su propia vergüenza en papel para que los enemigos de la
verdad sean descubiertos; sus frutos y sus espíritus han aparecido y se han
mostrado tanto en papel como de otras maneras. Y yo creo que el Señor
permitirá que este espíritu publique más de sus frutos, su vergüenza y
desnudez, a profesantes y profanos, y a todos las personas sobrias,
moderadas e inocentes, para que su vergüenza y desnudez pueda aparecer
más completamente. Aunque por un tiempo ha estado escondida y cubierta
con las hojas de higuera de una profesión externa, y a veces palabras
elogiosas y halagadoras, (y otras veces se ha revelado a sí misma con
palabras duras, mentirosas, y difamadoras), sin embargo el Señor Dios
arremeterá en contra de todos los que hablan en vano, para que no hablen en
el orden de la vida, la verdad y el evangelio. Por lo tanto, ustedes que son
fieles, permanezcan firmes en la libertad con la que Cristo los ha hecho libres
en su gobierno. El gobierno está sobre sus hombros; él lo sostiene; su
aumento y su paz no tienen fin. Porque todos los que contienden en contra
de su orden y su gobierno no están en él, ni en su gobierno celestial y
espiritual, ni su paz. Por lo tanto, ustedes que son fieles, que han soportado
la prueba por muchas persecuciones, encarcelamientos, y la toma de sus
propiedades; ustedes saben que hay una corona de gloria preparada para
ustedes. Ustedes que sufren con Cristo, reinarán con él en su reino de
gloria; ustedes que mueren con Cristo, vivirán con él en vida eterna, en el
mundo que no tiene fin, quienes han pasado por los sufrimientos externos e
internos por mano de los hermanos falsos, por mano de los que van y vienen,
que han causado que se hable mal del camino de la verdad, y han sido
perseguidores de los fieles con sus lenguas; y al imprimir y publicar sus
libros mentirosos y difamadores en contra de los fieles. Estos han provocado
a los magistrados y los sacerdotes, quienes estuvieron dispuestos a usar
cualquier pretexto para hablar mal del buen camino y la verdad preciosa de
Cristo, por la cual su pueblo es liberado; sería mejor para estos engañadores
si ellos nunca hubieran nacido. Pero Dios los ha llevado a la luz, y sus frutos
y espíritu voraz es visto, probado, y conocido; quienes han llegado a ser
Judas e hijos de perdición, que ahora traicionan a Cristo en el interior,
(donde él es revelado), a los sacerdotes, magistrados, y los paganos, como
Judas traicionó a Cristo en el exterior ante los sacerdotes y Pilato. Aunque
algunos de los magistrados y personas sobrias ven su envidia y sus errores; y
que ellos tienen odio irrazonable en contra de los fieles. ¡El Señor consumirá
a este Judas, o hijo de perdición! ¡El Señor lo consumirá con el espíritu de su
boca, y lo destruye con el brillo de su venida! Por lo tanto que todos los fieles
vean al Señor. Y que el hijo maligno de perdición sepa, que aunque pueda ser
llevado tan alto como Judas, (quien fue partícipe del ministerio con los
apóstoles), "el Señor lo consumirá con el espíritu de su boca, y lo destruirá
con el brillo de su venida." Esa es su porción. El brillo del Señor lo destruirá,
y el espíritu de su boca lo consumirá. Y cuando él sea destruido y consumido,
no habrá hijo de perdición que traicione a Cristo en su pueblo que vive y
camina en Cristo, a quien se le da todo poder en el cielo (tomen nota, en el
cielo) y en la tierra; y con su santo y glorioso poder él limita y ordena; para
que nada sea hecho en contra de su pueblo, sino lo que es para su prueba y
para su bien, ni por los apóstatas, los que persiguen con la lengua, los que
son Judas, hijos de perdición que traicionan, o los poderes externos que
encarcelan, o confiscan los bienes; todos ellos son limitados por Cristo a
quien se le da todo poder en el cielo y en la tierra. La fe de todos es
permanecer en él y en su poder. Los tales se regocijan en su poder, y ven el
aumento de su gobierno justo, santo, celestial, espiritual y pacífico, en el cual
todos sus hijos e hijas viven y caminan en el orden glorioso y santo de su
vida; y en su espíritu está la santa unidad y el vínculo de paz. Aunque ustedes
estén separados en cuerpo los unos de los otros, sin embargo todos están
juntos en su espíritu al estar alegres y con gozo; y contemplando en el mismo
espíritu su orden espiritual, su unidad, comunión, y la firmeza de su fe en
Cristo Jesús. Quien es firme para siempre, el primero y el último, cuya
presencia está entre su pueblo, y quien es su cabeza. Así es conocida la
Sión celestial, y la Jerusalén celestial, y la compañía innumerable
de ángeles (que son espíritus), y los espíritus de los hombres
justos son perfeccionados. Aquí está la asamblea general, o la
reunión general, y un gozo y regocijo general que es celestial,
santo y espiritual, alabando y adorando al Señor Dios
Todopoderoso, y al Cordero que vive para siempre. Amén.
Jorge Fox
Londres, el día 14 del octavo, del año 1683.
Después de que por un tiempo había sentido la inspiración de escribir varias cosas, fui a
Kingston para poder estar libre de interrupciones. Después de que llegué supe que los oficiales
habían sido muy groseros en la reunión, habiéndolos abusado y después habiéndolos sacado
del lugar de reunión; y siguieron siendo muy abusivos por un tiempo. Mientras estaba allí
escribí un pequeño libro (que se imprimió poco después), cuyo título era: “La adoración
celestial y espiritual de los santos, su unidad y comunión, en la cual se señala lo que es la
verdadera adoración del evangelio, y en qué verdadera unidad y comunión están los santos; con
un descubrimiento de aquellos que estaban lejos de esta unidad y comunión santa, y se habían
ido en contra de los santos que vivían en ella.”
Cuando había terminado los servicios por los cuales fui a ese lugar, y había visitado a los
Amigos, regresé a Londres y visité la mayoría de las reuniones en la ciudad y sus alrededores.
Después fui a visitar a los Amigos en Essex; y regresando por Dalston, me quedé en la casa de la
viuda de Scot, donde escribí una epístola a los Amigos, la cual puede ser leída entre mis otros
libros impresos.
Fui de Dalston a Londres, y al siguiente día me llamaron para que me apresurara a ir donde mi
hijo Rouse en Kingston; cuya hija Margarita estaba muy enferma, y tenía deseos de verme. Me
quedé en Kingston por alrededor de una semana, y después regresé a Londres; donde me quedé
la mayor parte del invierno siguiente y la primavera, hasta la reunión general en 1684, (excepto
que fui una vez tan lejos como Enfield, a visitar a los Amigos en ese lugar). En este tiempo no
dejé de trabajar en la obra del Señor, asistiendo frecuentemente a las reuniones, y visitando
Amigos que estaban encarcelados o que estaban enfermos, y escribiendo libros para esparcir la
verdad, y abrir los entendimientos del pueblo para que la reciban.
La reunión anual fue en el tercer mes. Fue una reunión bendecida e importante, en la cual los
Amigos fueron consolados juntos dulcemente; porque el Señor estaba con nosotros, y abrió sus
tesoros celestiales entre nosotros. Y aunque era un tiempo de gran dificultad y peligro por los
informantes y magistrados perseguidores, sin embargo el Señor fue una defensa y lugar seguro
para su pueblo.
Ahora sentí que el espíritu me dirigía a ir a Holanda, a visitar a la semilla de Dios en esas
provincias. Y tan pronto como se había acabado la reunión anual, me preparé para mi viaje.
Conmigo irían de Londres Alejandro Parker, Jorge Watts, y Natanael Brassey, quien también se
sentía dirigido a ir a ese país. Tomamos una diligencia el día 31 del tercer mes del 1684, y
llegamos a Colchester esa noche. Al día siguiente, como era el primer día de la semana, fuimos
a la reunión en ese lugar; y aunque no se había dado aviso de que yo iría, la noticia de nuestra
presencia allí se esparció rápidamente por la ciudad, hasta siete o diez millas de distancia en
varios lugares de la región; de manera que muchos Amigos vinieron con dos o tres carruajes, lo
cual hizo que la reunión fuera muy grande. Tuve una preocupación y una carga en mi mente,
temiendo que esta gran reunión haría enojar a las personas de la ciudad, y ser más de lo que los
magistrados podrían soportar; pero estuvo muy tranquila y pacífica; y nosotros tuvimos una
reunión gloriosa para establecer a los Amigos tanto en la ciudad como en el campo; porque el
poder del Señor estuvo sobre todo; ¡bendito sea su nombre para siempre! Verdaderamente, el
poder del Señor y su presencia estaban más allá de las palabras; porque yo estaba muy débil
para ir a una reunión, y mi cara (por causa de un resfrío), estaba adolorida; pero Dios
manifestó su fortaleza en nosotros y con nosotros, y todo estuvo bien; el Señor tiene gloria por
siempre por el apoyo de su poder. Después de la reunión más de cien Amigos de la ciudad y el
campo vinieron a verme en la casa de Juan Furley. Nosotros estuvimos muy contentos de
vernos los unos a los otros, y fuimos consolados juntos perfectamente, estando llenos del amor
y las riquezas del Señor; ¡bendito sea su nombre para siempre!
Nos quedamos en Colchester por dos días más visitando Amigos, tanto en sus reuniones de
negocios, como en sus casas. Temprano en la mañana del cuarto día tomamos un carruaje hacia
Harwich, donde nos encontramos con William Bingley y Samuel Waldenfield, quienes fueron
con nosotros. Alrededor de la octava hora de la noche abordamos el barco de carga, cuyo
capitán era Ricardo Gray; pero debido a los vientos contrarios, llegó a ser la primera hora de la
mañana cuando por fin partimos. Tuvimos un muy buen viaje; y al siguiente día, alrededor de
la quinta hora de la tarde, desembarcamos en Brill en Holanda, donde pasamos la noche.
Temprano a la mañana siguiente fuimos a Rotterdam, donde nos quedamos por varios días. El
día después de que llegamos a Rotterdam, Wilber Frouzen, un burgomaestre y pariente de
Aarent Sunneman, oyó que yo estaba allí y me invitó a su casa en el campo, deseando hablar
conmigo acerca de algunos asuntos relacionados con las hijas de Aarent Sunneman. Jorge
Watts me acompañó, y un hermano de Aarent Sunneman nos llevó allí. El burgomaestre nos
recibió muy amablemente y estuvo feliz de verme. Al comenzar a hablar acerca de las hijas de
su pariente, supe que él sentía aprensión debido a que su padre estaba muerto y les había
dejado una gran herencia, porque las herencias podrían ser robadas y las hijas se podrían casar
para su desventaja. Y en ese momento yo le dije que era ‘nuestro principio y práctica que
ninguno debería casarse entre nosotros a menos que tuvieran un certificado de consentimiento
de sus parientes o tutores; porque era nuestra responsabilidad cristiana el cuidar y vigilar a los
jóvenes que vienen con nosotros, especialmente aquellos cuyos parientes estaban muertos. Y
con respecto a las hijas de su pariente, deberíamos asegurarnos de que nada se les debía ofrecer
sino aquello que era de acuerdo a la verdad y la justicia, y que ellas debían ser guardadas en el
temor de Dios, de acuerdo al propósito de su padre.' Esto pareció darle una gran satisfacción.
Mientras yo estaba con él, mucha gente vino a verme; y cuando los exhorté a mantenerse en el
temor de Dios, y a escuchar a su buen espíritu dentro de ellos, para mantener sus mentes en el
Señor.' Después que me había quedado por dos o tres horas y discutido varias cosas con ellos,
dejé a mi anfitrión, quien me envió muy amablemente su carruaje.
El día siguiente era un primer día de la semana y estábamos en una gran reunión en
Rotterdam, y le declaramos al pueblo por medio de un intérprete. Al día siguiente el concejal
Gaul vino a hablar conmigo, con quien tuvimos muchas discusiones acerca de asuntos
religiosos; él pareció estar muy satisfecho con la discusión, y fue muy cariñoso. Varias otras
personas de posición intentaron venir a hablar conmigo, pero siendo obstaculizados por
asuntos extraordinarios (de acuerdo a lo que yo entendí), no vinieron.
Al día siguiente fuimos de Rotterdam a Amsterdam, donde tuvimos una reunión grande y
preciosa. En la tarde yo estaba en otra reunión allí con Amigos acerca de negocios.
Hubo una reunión anual en Amsterdam para los Amigos de Holanda y Alemania, et al., que
comenzó en el octavo día del cuarto mes, y terminó en el día doce. Allí tuvimos una buena
oportunidad de ver a los Amigos de muchas áreas y de ser consolados juntos en el amor de
Dios. Después de esta reunión, ante aquellos que habían venido de varias provincias, tuvimos
una reunión con algunos Amigos particulares acerca de los lugares y países a los cuales
nosotros, que veníamos de Inglaterra en la obra del ministerio, viajaríamos; y para preguntar
acerca de quienes entre ellos eran personas aptas para ir con nosotros como intérpretes. Esto
resultó en que William Bingley, y Samuel Waldenfield viajaron a Friesland, con Jacob Claus
como su intérprete. Alejandro Parker y Jorge Watts se quedaron conmigo. Nosotros nos
quedamos unos pocos días más en Amsterdam donde pude ofrecer más servicio. Antes de irme
de Amsterdam, fui a visitar a Galeno Abrahams, un maestro notable entre los menonitas o
bautistas. Lo había conocido cuando fui a Holanda unos siete años atrás; y William Penn y
Jorge Keith habían disputado con él. Entonces él era muy alto y muy tímido, de manera que no
me dejó tocarlo ni mirarlo (por su buena voluntad) sino que me dijo que "mantuviera mis ojos
apartados de él; porque," dijo él, "mis ojos lo atravesaban." Pero ahora él era muy cariñoso y
amable, y confesó en cierta medida la verdad: su esposa y su hija también fueron cariñosas y
amables, y nos despedimos de ellos con mucho cariño. Al sentir que nuestros espíritus eran
llevados hacia Friesland, Alejandro Parker, Jorge Watts, y yo con Juan Claus como nuestro
intérprete, tomamos un barco a Amsterdam que pasaría por Friesland; y habiendo navegado
por nueve o diez leguas, dejamos el barco y viajamos por tierra por Friesland, visitando Amigos
y personas amables en ciudades y pueblos con reuniones generalmente una o dos veces al día.
Después que habíamos estado en Leuwarden, pasamos por Franeker a Harlingen en West
Friesland, que era el lugar más lejos al que fuimos en esa área. Y habiendo estado fuera de
Amsterdam por seis días, con muy buen servicio durante ese tiempo, visitando Amigos y
publicando la verdad entre el pueblo, tomamos un barco en Harlingen destinado a Amsterdam
el día 26 del cuarto mes y llegamos esa noche. El siguiente primer día de la semana estábamos
en una reunión muy grande y preciosa en Amsterdam. Muchas de las personas, algunos de sus
maestros, y algunas personas de posición estaban allí. Ellos parecían estar muy atentos y
tuvimos una buena oportunidad, uno después de otro, de declararles la palabra del Señor y
abrirles el camino de la verdad; Juan Claus interpretó para nosotros. Al día siguiente yo me
quedé en Amsterdam, pero Jorge Watts fue a un entierro en Harlem, al que asistieron muchos
cientos de personas; él tomó ventaja de la oportunidad para hablar y volvió a nosotros esa
noche.
Al día siguiente fuimos por barco a Osanoverton en Waterland, y de allí en otro barco pequeño
alrededor de tres millas por un pequeño río en el cual pasamos por de cien puentes;
continuamos hacia Lansmeer a la casa de un Amigo llamado Timon Peters; allí tuvimos una
reunión muy buena. Regresamos a Amsterdam en la noche, y estuvimos en la reunión el día
siguiente. Además de Amigos, muchos estuvieron en esta reunión, incluyendo el gran maestro
bautista Galeno, quien estuvo muy atento al testimonio de la verdad; cuando la reunión se
había acabado, él vino y me tomó por la mano de manera muy cariñosa.
Al día siguiente fuimos por barco a Alkmaer, alrededor de veinticuatro millas de Amsterdam,
pasando por varios pueblos en el camino incluyendo Sardam, la gran ciudad de los carpinteros
de barcos. Nos quedamos en la hermosa ciudad de Alkmaer, y al día siguiente tuvimos una
reunión en la casa de William Williams. Allí estaban, además de los Amigos, muchas personas
muy serias en esta reunión, quienes estuvieron muy atentos a los testimonios de la verdad que
fueron dados por Alejandro Parker, Jorge Watts, y yo; Juan Claus fue nuevamente nuestro
intérprete. Esto fue en el sexto día de la semana, y en el séptimo día regresamos a Amsterdam
para estar en la reunión en el primer día, porque era posiblemente la última reunión que
tendríamos allí. Por consiguiente asistimos a lo que fue una reunión muy grande y abierta.
Muchas grandes personas estuvieron presentes incluyendo algunos condes con sus asistentes,
provenientes de Alemania, se nos dijo; quienes eran muy solemnes y serios; y el evangelio
eterno les fue predicado a ellos.
Después de esta reunión nos despedimos de los Amigos en Amsterdam, y a la mañana siguiente
partimos hacia Harlem, donde tuvimos una reunión en la casa de un Amigo llamado Abraham
Frondenberg. Grandes números de personas estuvieron en esta reunión, y fue un gran servicio.
Después de la reunión, un relojero de Amsterdam, quien asistió a la reunión con su esposa,
deseó hablar conmigo con respecto a la religión. Yo tuve una larga discusión con él, y tanto él
como ella fueron muy humildes y cariñosos, recibiendo con gran gozo lo que yo les dije y
parecieron irse muy satisfechos.
Al día siguiente nos fuimos a Rotterdam, donde nos quedamos por dos reuniones; después
fuimos a Brill a tomar un barco hacia Inglaterra en el día dieciséis del quinto mes.
Alrededor de las cuatro de la tarde abordamos el barco de carga del capitán William Sherman y
zarpamos de Brill. Cuando habíamos pasado por el Mase como unas tres millas, echamos el
ancla en un lugar llamado el Pit, porque estaba cerca de las arenas; allí echamos el ancla hasta
alrededor de las cuatro de la mañana siguiente cuando, teniendo buen viento y la marea que
nos favorecía, levantamos el ancla y zarpamos; a las cuatro del siguiente día ya estábamos a
quince millas de Harwich en frente del castillo Alborough. Debido a que el viento no era bueno
y la marea estaba débil, fue hasta la primera hora en la tarde que llegamos lo suficiente cerca de
Harwich para que los botes pudieran venir a recibir los pasajeros y los bienes. A bordo había
alrededor de cuarenta pasajeros en total; de los cuales algunos eran ingleses, algunos escoceses,
algunos holandeses, algunos franceses, algunos españoles, algunos flamencos, y algunos judíos.
Pasé un día con los Amigos en Harwich, mientras Alejandro Parker y Jorge Watts fueron a
visitar Amigos en Ipswich y regresaron esa noche. Temprano a la siguiente mañana todos
tomamos un carruaje hacia Colchester donde fuimos a una reunión grande y pacífica; después
de la reunión viajamos a Witham y nos alojamos allí esa noche. Al día siguiente nos
encontramos con William Mead cuando íbamos camino a Harestreet, y yo fui con él a su casa
mientras los otros Amigos fueron a Londres.
Debido a que yo estaba débil con los viajes y el ejercicio continuo, pasé un tiempo descansando
y recuperando mi salud. Por mientras pude salir y visitar Amigos en esa parte del país. Cuando
ya me había recuperado un poco fui a Enfield, visitando Amigos allí y en los alrededores;
después fui a Dalston para ver a la viuda Stot, y de allí a Londres a reunirme con algunos
Amigos de Nueva Jersey en Norteamérica acerca de algunos negocios, ya que ellos habían
pedido mi presencia.
Fue en al última parte del verano cuando llegué a Londres, donde me quedé el siguiente
invierno excepto una o dos veces cuando acompañé a mi esposa, que estaba en la ciudad
conmigo, a la casa de su hijo Rouse en Kingston. Y aunque mi cuerpo estaba muy débil, yo
todavía seguía en servicio continuo ya sea en reuniones públicas, cuando podía tolerarlas, o en
asuntos particulares entre Amigos; visité a aquellos que sufrían por la verdad, ya sea por
encarcelamientos o pérdida de bienes. También escribí muchas cosas durante este tiempo,
algunas para ser impresas y algunas para un servicio en particular; como las cartas al rey de
Dinamarca y una al duque de Holstein en nombre de los Amigos que sufrían bajo su dominio,
como la que sigue a continuación:
Entiendo que anteriormente, por boca de personas con mente maligna, le fue
informado a usted, cuando Elizabeth Hendricks vino a Frederickstadt a
visitar al pueblo llamado los cuáqueros, "que era un escándalo para la
religión cristiana que una mujer debiera predicar en una asamblea pública
de personas religiosas que se hayan reunido." Tras lo cual usted me dio una
orden para los gobernantes de Frederickstadt, "para hacer que esas personas
se vayan de ese lugar inmediatamente o para sacarlos de allí." Pero ya que los
nombrados gobernantes eran armenios, y ellos o sus Amigos habían ido a
vivir allí como un pueblo perseguido en Holanda no mucho más de sesenta
años atrás, respondieron al duque que "ellos no estaban dispuestos a
perseguir a otros por causa de la conciencia, quienes habían visto la
persecución de ese tipo en su propio caso como anti-cristiana." Pero después
de eso, el pueblo de Dios que es llamado con desprecio los cuáqueros, le
escribieron a usted desde Frederickstadt; y desde ese tiempo ellos han tenido
su libertad, y sus reuniones han sido pacíficas, para servir y adorar a Dios
casi estos veinte años en Frederickstadt y sus alrededores, libres y sin ser
molestados; y esta libertad ellos han reconocido como un gran favor y
bondad de parte de usted.
Y mientras que dice: "las mujeres deben preguntarle a sus esposos en casa,"
el duque sabe muy bien que las vírgenes no tienen esposos, ni las viudas;
porque Ana, la profetiza, era viuda; y si Cristo es el esposo [de la iglesia], los
hombres deben pedirle consejo a él en casa, así como las mujeres, antes de
enseñar. Y supongan que la esposa de un turco es cristiana, o la esposa de un
papista es luterana, o calvinista, ¿deben ellas preguntar y aprender de sus
esposos en casa antes de confesar a Cristo Jesús en la congregación del
Señor? El consejo será para ellas que se conviertan en turcas o papistas.
Jorge Fox
Londres, el día 26 del octavo mes, del año 1684
Aparte de la carta anterior, también le escribí epístolas a los Amigos; una de las cuales es como
sigue a continuación:
Alrededor de un mes después salí un poco de Londres, visitando Amigos en South-street, Ford-
green, y Enfield, donde tuve reuniones. Después fui a Waltham-abbey, y hubo una reunión
grande y pacífica allí en el primer día de la semana. Entonces, regresando por Enfield y
alrededor de Edmonton-side, volví a Londres en el tercer mes para aconsejar y asistir a los
Amigos acerca de exponer sus sufrimientos ante el parlamento de turno; y redactamos un corto
informe acerca de nuestros sufrimientos el cual imprimimos y distribuimos entre los miembros
del parlamento.
Cuando se acercaba el tiempo de la reunión anual, yo estaba muy preocupado por los Amigos
que vinieron a la reunión desde las regiones rurales, por temor a que ellos pudieran encontrar
problemas o disturbios al ir o venir; y peor todavía porque alrededor de ese tiempo se levantó
un gran tumulto en la nación cuando el duque de Monmouth desembarcó en el oeste. Pero el
Señor, de acuerdo a su bondad acostumbrada, se agradó en mantener a los Amigos seguros, y
les dio una bendita oportunidad de reunirse juntos en paz y tranquilidad, y acompañó nuestra
reunión con su presencia viviente y refrescante; ¡bendito sea su santo nombre para siempre!
Considerando los apuros en los que estaba la nación, me vino la inspiración al final de una
reunión de escribir unas pocas líneas a los Amigos, para 'advertir a todos a que se mantengan
alejados del espíritu del mundo, en el cual están los problemas, y a permanecer en la verdad
pacífica;' como sigue:
Jorge Fox
Londres, el día once del cuarto mes, del año 1685
Escribí varias otras cartas a los Amigos en varios países extranjeros de quienes recibí cartas con
respecto a los asuntos de la verdad. Las cuales, cuando las envié, salí un poco de la ciudad
porque estaba exhausto con el clima caluroso, las muchedumbres en las reuniones, y los
continuos negocios. Primero fui a la calle South, donde me quedé por varios días. Y me vino un
gran sentido del crecimiento y el aumento del orgullo, la vanidad, y el atavío excesivo, y que no
sólo entre la gente del mundo, sino también demasiado en algunos que vinieron entre nosotros
y parecieron hacer una profesión de la verdad. Notando este mal, decidí escribir lo siguiente
como una reprobación y un examen para ellos.
El apóstol Pedro dijo (en 1 Ped 3:3-4) acerca del adorno de las mujeres:
"Vuestro adorno no sea (tomen nota que dice "no sea;" esta es una
prohibición positiva) el exterior, con arreglos ostentosos del cabello y
adornos de oro, ni en vestir ropa lujosa; sino que sea la persona interior del
corazón, en lo incorruptible de un espíritu tierno y tranquilo. Esto es de gran
valor delante de Dios. Porque así también se adornaban en tiempos antiguos
aquellas santas mujeres que esperaban en Dios."
Aquí ustedes pueden ver cuál era el vestido de las mujeres santas; el cual era
de gran valor ante la vista de Dios, con el cual las mujeres santas que
confiaban en Dios se adornaban. Pero las mujeres impías, que no confiaban
en Dios, su vestido no era un espíritu manso y humilde; ellas se adornaban a
sí mismas con arreglos ostentosos del cabello, cambios de ropa, y usando
oro, lo cual está prohibido por el apóstol en esta epístola general a la iglesia
de Cristo, los que son verdaderos cristianos.
El apóstol Pablo dijo en 1 Tim 2:9-10. "Asimismo, que las mujeres se atavíen
con vestido decoroso, con modestia y prudencia; no con peinados ostentosos,
ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos; sino más bien con buenas obras, como
conviene a mujeres que profesan reverencia a Dios." Aquí ustedes pueden
ver que las mujeres no debían adornarse a sí mismas, las que profesaban
piedad; ellas no debían adornarse con peinados ostentosos, ni oro, ni perlas,
ni vestidos costosos; porque esto no se consideraba como vestido modesto
para las mujeres santas que profesaban piedad y buenas obras. Pero este
adorno o vestido es para las mujeres inmodestas, sin vergüenza, mujeres no
sobrias que no profesan piedad, ni siguen esas buenas obras que Dios
ordena. Por lo tanto no le corresponde a los hombre y mujeres que profesan
verdadero cristianismo y piedad, estar adornados con oro, o cadenas, o
perlas, o vestidos costosos, o peinados ostentosos; porque estas cosas son
para el deseo de los ojos, el deseo de la carne, y la vanagloria de la vida, lo
cual no es del Padre. Todos los santos hombres y mujeres deben hacer caso a
lo que es más precioso que el oro; "siendo redimidos no con cosas
corruptibles, como plata y oro, de vuestra vana conducta, sino con la sangre
preciosa de Cristo, como un Cordero sin marcha y sin imperfección. Como
hijos obedientes, no os conforméis a las pasiones que antes teníais, estando
en vuestra ignorancia. Antes bien, así como aquel que os ha llamado es
santo, también sed santos vosotros en todo aspecto de vuestra manera de
vivir." 1 Ped 1:14-15.
Cristo dijo: "la vida es más que el alimento, y el cuerpo más que el
vestido." Lucas 12:23.
Jorge Fox
South-street, el día 24 del cuarto mes, del año 1685
Antes que pasara otra generación, sin embargo, esa naturaleza natural de
todas las instituciones humanas, que continuamente tienden a ir hacia la
tierra [alejándose del Espíritu de Dios], a menos que sea perpetuamente
revivida y elevada por el mismo Poder Todopoderoso que primero les da la
vida, comenzó a manifestarse a sí misma en esta organización de la Sociedad
de Amigos.
Jorge Fox pasó varios años antes de ser "unido al reposo eterno y gozo de su
Señor," como se testificó de él en la reunión de Londres; pero su noble
esposa, Margarita Fox, quien había pasado varios años en varias cárceles
inglesas, y había sufrido la pérdida de todo por causa de Cristo y el evangelio,
expresó su protesta en contra de cualquier uniformidad externa [en vestido].
En una carta escrita en Swarthmore, el cuarto mes del año 1698, ella dice:
Margarita Fox
Swarthmore Hall, el cuarto mes, del año 1698
Después de algunas semanas regresé a Londres. Entre otros servicios que encontré allí, uno era
asistir en redactar un testimonio para evitar que nuestros amigos se preocuparan acerca de la
reciente rebelión en el oeste, y de todas las conspiraciones en contra del gobierno; lo cual por
consiguiente se hizo, y fue entregado al presidente del tribunal, quien entonces debía ir hacia el
oeste con un encargo de juzgar prisioneros.
Yo permanecí por algún tiempo en Londres, visitando amigos, y trabajando entre los Amigos en
el servicio de la verdad. Pero al encontrar que mi salud estaba muy afectada por falta de aire
puro, fui a la casa de campo de Carlos Bathurst en Epping-forest, donde me quedé unos pocos
días. Allí me vino la inspiración de escribir una epístola a los Amigos:
Estimados Amigos,
Jorge Fox
El día 15 del séptimo mes, del año 1685