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Escuela de Arquitectura
Sistemas y Equipos
Luz E. Powell A.
Ced: 8-870-2130
El objetivo último de la eficiencia energética en la edificación es, como se ha dicho, reducir el consumo de
energía primaria, y consecuentemente las emisiones de CO2 a la atmósfera debido a la actividad constructiva y
sobre todo, al uso y explotación de los edificios.
Para conseguir este objetivo de reducción de consumo energético, es necesario entender una concepción en la
que el edificio supera su papel de consumidor de energía para convertirse en una infraestructura energética
urbana, capaz de generar, recibir, almacenar y distribuir energía térmica y eléctrica de forma inteligente,
reduciendo el impacto energético y ambiental provocado por el hecho de construir.
Efectivamente, hoy en día la consecución de un adecuado nivel de confort en los edificios se suele confiar
fundamentalmente, a los sistemas convencionales de climatización; en menor medida a los sistemas y
soluciones pasivas; y apenas se presta importancia a la influencia de la forma arquitectónica.
Basándose en estos principios, la metodología que debe llevar un diseño que quiera ser eficiente
energéticamente deberá seguir la siguiente eco-lógica:
a) Un estudio climático exhaustivo, con análisis de todas las variables higrotérmicas temperatura, humedad,
radiación solar, velocidad y dirección de los vientos dominantes.
b) Del análisis conjunto de estos datos y el resto de condicionantes, debe surgir la primera idea de cómo
adecuar programa, forma y lugar. De esta primera fase saldrán ideas que gracias a la comprensión del clima y
simplemente con una respuesta sensible a éste, darán lugar a proyectos de baja demanda energética.
c) A partir de aquí las estrategias de reducción de la demanda se consiguen con medidas pasivas, soluciones
bioclimáticas puntuales que han de incorporarse de manera natural al diseño de edificio.
d) El siguiente paso ha de ser buscar la máxima eficiencia a través de las medidas activas de ventilación y en los
sistemas de climatización. De esta forma garantizamos la minimización del consumo energético del edificio.
e) Finalmente, tras haber diseñado un volumen con muy poca demanda energética para su funcionamiento, y
haber previsto los sistemas activos más eficientes para cada situación, se analizarán cuidadosamente las
fuentes o recursos locales y las demandas para captar el máximo de la energía necesaria proveniente de
fuentes renovables minimizando las energías fósiles con criterios de máxima eficiencia.
1. La ubicación
La ubicación es clave en el comportamiento de un edificio, ya que determina las características
climáticas que influyen en él, afectando a las demandas de calefacción, de refrigeración o de
iluminación. Dichas condiciones climáticas se pueden dividir en macroclimáticas y microclimáticas.
2. La función
El uso final de un edificio condiciona lógicamente la demanda energética de éste. Un edificio de oficinas
tendrá necesidades muy diferentes en calidad y cantidad de energía que una vivienda, un hotel o un
hospital. La demanda variará asimismo de forma diferente a lo largo del día.
3. El diseño
El diseño del edificio tiene una enorme repercusión en su demanda energética. Es determinante buscar
soluciones que garanticen unas demandas energéticas mínimas cubiertas mediante climatización
artificial y que se aproveche al máximo la radiación solar y la iluminación natural.
4. La calidad de la construcción
Es evidente que la calidad constructiva afectará directamente al consumo energético.
El nivel de aislamiento térmico, la estanqueidad al aire, el tipo de vidrio empleado, los detalles
constructivos que eviten los puentes térmicos, etc., determinarán la transferencia de energía entre el
edificio y el entorno, y por lo tanto, su demanda energética.
En este punto es fundamental hacer un comentario sobre la importancia de la puesta en obra de los
elementos y materiales constructivos, ya que unos materiales muy buenos y costosos pueden, si están
defectuosamente colocados, tener un comportamiento térmico muy malo, penalizando a todo el
edificio en su consumo energético.
Cuando el objetivo es reducir las demandas de calefacción en los edificios, la estrategia consiste en
captar la mayor energía solar posible, almacenarla y distribuirla en el edificio, y finalmente conservarla
durante las horas en las que no existe esa ganancia solar. Dicho en otras palabras, el arquitecto debe
diseñar un edificio que permita que la radiación solar penetre en su interior, y por otra parte la
envolvente térmica debe garantizar, a través del aislamiento de fachadas, vidrios adecuados y
estanqueidad en carpinterías, que las pérdidas de energía a través de la envolvente sean las menores
posibles.
El aislamiento térmico
Vidrios de baja emisividad
Sistemas de recuperación de calor
Estrategias de reducción de demanda de refrigeración
Protecciones solares
Estrategias de Ventilación y refrigeración(simple,mecánica,artificial)
Enfriamiento gratuito