You are on page 1of 1

Cuando suena la campana o la sirena avisando el recre, todos los niños de la escuela gritan.

¡Eeeeeeeeeeee! Y se aprestan para salir al patio. Seguramente, algunos para jugar con sus
mismos compañeros y muchos para encontrarse con sus amigos de otras secciones. Todos al
orden de su maestro: ¡Pueden salir!, salen corriendo, unos empujando a otros. Que alegría.

Todos están afuera. Muchos corren al kiosko para comprar alguna comida o golosina. Los demás,
inmediatamente patean la pelota. Otros los observan o van al baño o juegan el ping – pong o las
damas o los columpios y las resbaladeras.

Realmente, es maravilloso ver a los niños mezclados en el patío compartiendo su juego, su


amistad y su compañerismo.

Algunos maestros los observan, otros se dedican a sus quehaceres o están en el cafetín
alimentándose. Nada se presagia, nada se sospecha, hasta que en un momento, alguien avisa:
“Se cayó un niño”. Todos preocupados salen corriendo: El auxiliar, los profesores, la Directora y
los alumnos. Preguntan ¿Qué paso? Quiere saber sobre el estado físico del niño accidentado. Se
arma un montón, la muchedumbre crece alrededor del caído. Los comentarios también
aumentan: “Pero, el niño hubiera tenido más cuidado”, “Para que se metió a ese lugar”, “Porqué
tenía que jugar ahí” “Ahora qué habrá pasado”…

Mientras tanto, alguien grita: “¡El niño está muerto!”.

Todos se asustan, se agarran la cabeza, los niños comienzan a llorar. El niño estuvo jugando en
el resbalador y se cayó con el juguete, golpeado su cabeza sobre el piso y lo que es peor, el
resbalador, le había aplastado la cabeza. ¡Que desafortunado niño! No se había dado cuenta lo
que iba pasar. Jugó sin medir el peligro con un aparato movible. El resbalador no estaba
atornillado en el piso. Con el peso del niño, se desequilibró y se cayó. El resultado fue la muerte
de un niño inocente.

Luego, el cadáver, es conducido en una ambulancia, cuyo sonido, entristece más. La alarma de
la ambulancia se parece al llanto de un niño que se aleja más. Algunos acompañan al cadáver,
otros se comunican con los familiares del difunto, los restos quedan asustados en grupos.

Pareciera que todos se han olvidado de las clases. Todo es tristeza. Todos se miran unos a otros.
Pasó las horas de estar en aulas. La campana anuncia la salida. Suspiran los niños. Se da la orden
de salida.

Nadie corre, todos caminan, voltean para ver el sitio de la escena. Parece como que todo niño
no volviera mañana a la escuela. ¡Qué pena! Algo malo ha ocurrido. ¿Quién es el culpable? ¿El
director que no se fijó del peligro? ¿El profesor del niño? ¿Qué pasará con la escuela? ¿Se
revisarán todos los ambientes y se aseguraran los equipos de juego? ¿O la escuela será
clausurada?

You might also like