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POR ANA LUCÍA GONZÁLEZD REPORTAJE CENTRAL

Pero en Guatemala, las condiciones de la enseñanza en estas disciplinas distan de


ser las más apropiadas para su crecimiento y desarrollo. Techos que están por
caerse, aulas mínimas sin ventilación, baños sin agua y escritorios deteriorados.

Estos problemas, entre otros, son la constante en la Escuela Nacional de Arte


Dramático Carlos Figueroa Juárez (Enad), Escuela Nacional de Artes Plásticas Rafael
Rodríguez Padilla (Enap), Escuela Nacional de Danza Marcelle Bonge de Devaux y el
Conservatorio Nacional de Música Germán Alcántara, las cuatro bajo la tutela de la
Dirección General de las Artes, del Ministerio de Cultura y Deportes.

Durante décadas estas cuatro escuelas han sido el semillero de grandes figuras que
han aportado brillo y genio creativo al país. Por ejemplo, en plástica, el grupo de la
generación de 1940, en donde destacaron, entre otros, Rodolfo Abularach, Dagoberto
Vásquez y Guillermo Grajeda Mena, y más recientemente, Benvenuto Chavajay.

Otros personajes que le han dado lustre a las artes son: en teatro, Rubén Morales
Monroy y René Figueroa; en danza, Antonio Crespo y Christa Mertins, y en música, el
violinista Henry Raudales y el clarinetista Sergio Reyes, por mencionar algunos.

Falta formación
Un estudio se efectuó a petición del Ministerio de Cultura y Deportes en el 2006,
financiado como parte de un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID),
en el que participaron padres de familia, maestros y estudiantes de estas escuelas,
determinó que la formación de los profesores es escasa, existe poco apoyo de los
padres para que sus hijos se dediquen al arte y, además, hay una enorme cantidad de
niños que quieren ingresar, pero no pueden hacerlo debido a que las escuelas no
tienen capacidad de recibirlos.

Esta misma investigación, la cual fue elaborada por Rodolfo Arévalo, Paulo Alvarado,
Sandra Monterroso y Carol Zardetto, entre sus conclusiones, asegura que se debe
invertir más en la formación artística para fortalecer la industria cultural. Además,
asevera que se deben mejorar los salarios de los maestros, capacitarlos mediante
becas en el exterior, así como optimizar las instalaciones.

Entre sus principales recomendaciones está que estos centros deberían pertenecer al
Ministerio de Educación para que sean mejor atendidos.

Seis años después de aquel trabajo, poco o nada ha cambiado en las escuelas de
arte.

Según la gestora cultural Luisa Fernanda González, la formación artística es uno de


los eslabones necesarios para que el país pueda ser considerado un productor de arte
y con esto generar actividad económica, tal como lo hacen México o Colombia.
Fondos limitados
Uno de los problemas que aquejan a las artes es el escaso presupuesto que tienen
asignado. Este año, por ejemplo, la Dirección General de las Artes recibió Q65.1
millones, que equivale al 14.7 por ciento del presupuesto del Ministerio de Cultura y
Deportes, que es de Q442.2 millones, mientras que el Deporte recibió el 50 por ciento.

En el anteproyecto del presupuesto 2014, esta misma Dirección tiene destinados Q68
millones 152 mil. Esto incluye: formación para las artes, servicios de fomento a las
artes, servicios de difusión, regulación y control y Aporte para la descentralización
cultural (Adesca).

Solo para funcionamiento de las Escuelas de Arte recibirán Q125 mil, que se
distribuirán de la siguiente forma: Q25 mil para la Escuela de Danza, Q50 mil para el
Conservatorio Nacional de Música y Q50 mil para la dirección de formación artística.
Esta última incluye: Enad, la Enap y las 26 escuelas que funcionan en la provincia,
explica Mario Caxaj, director de formación artística.

Lucía Armas, directora general de las Artes, sostiene que el presupuesto asignado
para funcionamiento no es suficiente. “No alcanza para el pago de los servicios
básicos de agua, luz y teléfono. Agrega que la cartera no cuenta con recursos para
asignar a las escuelas un presupuesto para adquisición de insumos como equipo de
cómputo, útiles de oficina, mobiliario o mantenimiento de las instalaciones.

Hace varias semanas, la vicepresidenta Roxana Baldetti ofreció el traspaso de Q1


millón del presupuesto de la Vicepresidencia para terminar con el presupuesto de este
año de la Enap. “Ya se hizo la transferencia y servirá para el pago de los salarios de
los 16 maestros y algunas reparaciones”, afirmó el director, Otto René Arana.

Drama económico
En los pasillos y ambientes de ensayo del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias
funciona, desde 1990, la Escuela de Arte Dramático, ya que esta escuela no tiene
edificio propio.

Uno de los corredores del teatro se aprovecha para improvisar clases con un pizarrón,
sostenido por escritorios viejos. Los espacios utilizados para las clases teóricas son
pequeños y sin ventilación. Solo hay un salón amplio, con espejos, diseñado
originalmente para el ensayo de bailarines.

El maestro Alfredo Porras Smith, director de la Enad, indica que debido a que
emplean las instalaciones del Teatro, no pagan luz ni agua. “Si no, nos veríamos en
serios problemas para pagar los gastos de un inmueble. Aquí no hay presupuesto”,
indica Porras.

Porras cuenta que los maestros tienen un salario, en promedio, de Q3 mil, y que los
gastos de funcionamiento de la escuela son cubiertos, en parte, por los ingresos que
perciben de la cuota de inscripción anual de los estudiantes que es de Q300.
“Desde enero no he recibido mi pago”, se queja el maestro de matemática Alexánder
Delgado. Su caso es parecido al de la mayoría de docentes de arte, quienes trabajan
en jornada doble para mejorar sus ingresos.

rtes plásticas
La Escuela de Artes Plásticas funciona en un edificio propio en el complejo del Centro
Cultural Miguel Ángel Asturias construido en 1978. Es la segunda escuela más
antigua, ya que funciona desde hace 93 años, cuando fue inaugurada.

Este año atravesó por una seria crisis en el pago de sus maestros debido a que
quienes estaban bajo el renglón 185 —servicios de capacitación— pasaron al renglón
021, situación que les permitía más beneficios. Pero al pagarles por horas trabajadas,
resulta que devengaban menos. “Muchos vieron cómo su sueldo se reducía a menos
del 53 por ciento, afirma el maestro Jorge Corleto.

Al parecer, la situación está solventada con la ayuda de la Vicepresidencia de la


República, aunque a decir de su director, necesitan más fondos para dar
mantenimiento a la infraestructura, equipos y mejoras en la energía eléctrica.

A decir de Corleto, otra de las razones del deterioro de las instalaciones es que por
las mañanas comparten el edificio con la Escuela Superior de Arte de la Universidad
de San Carlos, que generan más gastos.

Otro problema común en la escuela es el atraso con el pago de servicios como luz, lo
cual los deja sin agua, lo que los obliga a suspender clases por varios días durante el
año.

Calidad formativa
Las limitaciones presupuestarias conllevan a afectar la calidad formativa de los
estudiantes de arte. Esto se refleja en el escaso número de estudiantes que
concluyen sus estudios.

El maestro de teatro Fernando Juárez explica que los estudiantes de la Enad se


gradúan con un bachillerato en arte con especialización en teatro. Son tres años de
estudio combinando materias académicas y artísticas con la cual pueden ingresar a
cualquier universidad.

Karen Maldonado, 17 años, practica con el grupo de 4o. bachillerato. Tiene un futuro
promisorio, pues hace unos meses regresó de participar en el Festival de Cannes,
Francia. “Me encantaría ser parte del movimiento teatral del país y compartir
escenario con nuestros profesores”, afirma.

La Enap tiene 47 estudiantes. Los egresados son de ocho a 10 por año. “A muchos no
los apoyan los padres, pues dicen que el arte no sirve. Los prejuicios de toda la vida”,
afirma Juárez.
La Enap cuenta actualmente con 150 estudiantes, de los cuales egresan cerca de 30
cada año. Tiene opción de bachillerato con tres años de estudio y Perito en Arte, en
cinco años de carrera. Los jóvenes pueden optar por una gama de especializaciones
como dibujo, pintura, escultura, grabado, cerámica, diseño gráfico y fotografía.

Pocos bailarines
El estudio y formación en danza clásica es quizá una de las carreras más
demandantes. Requiere nueve años de estudio en clases diarias empezando a corta
edad. Esto a pesar de que el tiempo de vida de un bailarín profesional es de los más
cortos, quizá hasta los 40 años.

La escuela de danza recibe un promedio de 30 personas cada año. Tras nueve años
de estudio, se gradúan dos, en promedio. Algunas veces se encuentran con un
embudo, pues no tienen opción de tener una plaza en el Ballet Guatemala. “No hay
posibilidad de abrir más puestos, pues no hay presupuesto para contratarlos”, afirma
Sagastume. En cuanto a hombres, no se gradúa ninguno.

En la especialidad de danza contemporánea se admiten estudiantes a partir de los 12


años. La maestra Claudia Argüello expone que este año tuvieron un ingreso favorable
de 20, pero el egreso es bajo, entre uno a dos por año.

“La Escuela Nacional de Danza se fundó para nutrir la compañía nacional de ballet.
Entonces cumplía los objetivos al traer maestros internacionales para formar un
cuerpo de baile nacional”, indica la bailarina Vanesa Rivera, durante un ensayo del
Ballet Guatemala.

“Recuerda que en sus inicios, existía una política estatal de qué se quería de las
escuelas de arte. Esto decayó y ahora se carece de esta visión”, asegura Rivera.

Música atractiva
El Conservatorio Nacional de Música es la escuela más antigua, con 138 años de
fundación. Es la que mejores expectativas tiene, pues han creado un sistema de
gestión financiera que les permite tener cuentas sanas. Esto gracias a su programa de
fin de semana, que es donde capta mayor número de estudiantes.

Vinicio Quezada, director del Conservatorio, cuenta que tiene un promedio de tres mil
500 estudiantes en plan fin de semana en clases de piano, guitarra o violín.

Esto lo maneja un comité de finanzas elegido por un claustro de maestros. “Con este
dinero podemos subsistir en nuestro plan diario de 150 estudiantes, y hacer nuestros
pagos de funcionamiento”, afirma. Esto porque el presupuesto del Ministerio es casi
nulo. “Hace cinco años que la cartera no nos da ni para comprar un trapeador”,
cuenta.

Los comités de finanzas de las escuelas de arte funcionan también en danza y artes
plásticas, mas no en teatro. Menos, con esa cantidad de alumnos. Según Quezada
esto se debe a que “la música es la más atractiva de las artes”.
Gestión de recursos
Parte del dilema encontrado es si la solución para dignificar la formación artística debe
depender del Estado, o bien que las escuelas puedan gestionar fondos propios.

Arévalo es de la opinión que esta es una tarea exclusiva del Estado y para ello es
fundamental fortalecer el presupuesto.

“Creo que es tiempo de que las autoridades vuelvan los ojos a la cultura y esto se
refleje en el aporte gubernamental”, opina Arana.

Para Quezada, el sistema de autogestión ha demostrado ser una vía para que el
Conservatorio pueda manejar recursos en forma mixta. La Enad espera que a finales
de este año pueda unirse a este modelo y así mejorar sus finanzas.

Armas, por su parte, gestiona para mejorar las cifras de la Dirección de las Artes. “Se
necesitan de Q15 a Q20 millones para atender a estas unidades”, indica.

Profesionales
Mynor Sagastume, encargado de producción del Ballet Guatemala, sostiene que este
año contaban con Q250 mil para funcionamiento. “Es lo más bajo en los últimos
años”, sostiene.

Los fondos para este rubro de las artes, lejos de aumentar, se reducen cada año.

Pero para el próximo año —ballet, marimbas y coros— también contarán con la
misma cantidad para su funcionamiento: Q50 mil anuales, excepto la Orquesta
Sinfónica que tiene asignado Q1 millón 775 mil.

Esta desproporción se ensanchará, resultado del acuerdo particular que tuvieron los
integrantes de la Orquesta con la Vicepresidenta. Pero ha sido a fuerza de restarle
gastos a los demás entes artísticos. “Este apoyo está hundiendo al resto”, sostiene
Sagastume quien, además, asegura que una dificultad primordial para funcionar es la
compra de zapatillas de punta cuyo precio es de Q960 el par. Cada bailarina utiliza un
promedio de cuatro pares por año.

“Con este dinero solo podemos comprar 50 pares de zapatillas para todo el año para
el grupo de 25 bailarinas. “Solo dos pares cuando se necesitan cuatro, como mínimo”,
afirma el administrador.

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