Se levantaron temprano, como de costumbre. Durante el desayuno, Sue preguntó a dónde irían ella y su esposo, Joe, en sus vacaciones de verano. Quería reservar un viaje al Leja- no Oriente patrocinado por la asociación de ex alumnos de su universidad. Sin embargo, dos semanas de un viaje con un guía y muchas otras personas que apenas conocía no era lo que Joe tenía en mente. Él necesitaba alejarse de la gente, las multitudes y el reloj, y quería rentar un velero y navegar por la costa de Nueva Inglaterra. Los Carter no habían hablado (todavía), pero era evidente que tenían un problema real. Algunos de sus ami- gos resolvían un problema semejante con sólo tomar vacaciones separadas. No obstante, como ambos tenían un trabajo de tiempo completo, Joe y Sue acordaron salir de vacacio- nes juntos. Además, no sabían si los acompañarían sus hijos adolescentes, Tracy y Ted. Tracy quería ir a un campamento de gimnasia, y Ted quería quedarse en casa y trabajar con los vecinos para hacer ejercicio, entrenar con el equipo de futbol y comprar una motocicleta con sus ganancias. Joe y Sue no podían pagar un campamento de verano y unas vacaciones prolongadas, mucho menos resolver el problema de quién cuidaría a los chicos mientras ellos no estaban.
Cuando conducía en dirección a su trabajo, Joe pensó en el problema de las vacaciones.
Lo que más le molestaba era que no alcanzaba a ver un modo de resolver el conflicto de manera productiva. En algunos conflictos familiares todos podían convenir algo, pero en lo que cada uno quería esta vez no vislumbraba una avenencia sencilla. En otras ocasiones decidían algo con sólo lanzar al aire una moneda o asignar turnos; eso funcionaba para elegir un restaurante (Joe y Ted preferían la carne, y Sue y Tracy, comida china), pero no parecía recomendable en este caso por la cantidad de dinero requerida y porque el tiempo de vacaciones era importante para ellos. Además, lanzar al aire una moneda podría hacer que alguien se sintiera desalentado, comenzara una discusión y, al final, nadie quedara satisfecho. Al cruzar el estacionamiento, Joe encontró a Ed Laine, gerente de compras de la empre- sa. Joe era jefe del grupo de diseño de ingeniería de MicroWatt, fabricante de motores eléc- tricos pequeños. Ed recordó que tenía que resolver un problema producto de los ingenieros del departamento de Joe: los ingenieros se comunicaban con los vendedores directamente en vez de hacerlo por conducto del departamento de compras de MicroWatt. Joe sabía que el departamento de compras quería que todas las comunicaciones con un vendedor pasaran por su área, pero también tenía conocimiento de que sus ingenieros necesitaban mucha información técnica para el diseño, y esperar que la información pasara por el departamen- to de compras hacía lentas las actividades. Ed Laine conocía la opinión de Joe acerca de este problema, y Joe pensaba que era probable que encontraran un modo de resolverlo si se sentaban a analizarlo. Joe y Ed sabían que la administración esperaba que los gerentes arreglaran sus diferencias; si este problema “subía de nivel” y llegaba a la administración central, ambos causarían una mala impresión. Poco después de llegar a su oficina, Joe recibió una llamada de un vendedor de auto- móviles con quien había hablado acerca de un vehículo nuevo. El vendedor le preguntó si Sue prefería una prueba de manejo. Joe no estaba seguro de que Sue estuviera de acuerdo con lo que había elegido, un lujoso deportivo importado, y creía que ella diría que era muy costoso y que gastaba mucho combustible. A Joe le agradaba el precio más reciente que había ofrecido el vendedor, pero pensaba que todavía podría obtener algunas concesiones, de modo que mencionó el posible rechazo de Sue hacia la compra para que el vendedor redujera el precio y obtener así una oferta “irresistible”. En cuanto Joe colgó el teléfono, volvió a sonar. Era Sue, para desahogar su frustración por algunos procedimientos del banco donde trabajaba como funcionaria de préstamos. Sue se sentía frustrada por trabajar en un banco antiguo “dirigido por una familia”, poco automatizado, muy burocrático y lento para responder a las necesidades de los clientes. Sus competidores aprobaban ciertos préstamos en tres horas, mientras que el banco de Sue tardaba una semana. Sue no había concretado dos préstamos grandes debido a la lentitud y los procedimientos burocráticos del banco, y esto ocurría con regularidad. Pero cada vez que intentaba analizar la situación con la administración principal, encontraba resistencia y un discurso acerca de la importancia de los “valores tradicionales” del banco. Joe dedicó casi toda la tarde a la reunión de planificación del presupuesto anual de MicroWatt. Odiaba estas reuniones. El personal del departamento de finanzas llegaba y recortaba arbitrariamente 30% todas las cifras, y luego todos los gerentes tenían que dis- cutir interminablemente para recuperar una parte del dinero de sus proyectos. Joe había aprendido a colaborar con muchas personas, algunas de las cuales no le agradaban, pero los de finanzas eran los examinadores de cifras más arrogantes y arbitrarios que conocía. No comprendía por qué los jefes no veían cuánto dañaban estas personas los esfuerzos de
investigación y desarrollo del grupo de ingeniería. Joe se consideraba razonable, pero la
manera de actuar de estas personas lo hacía sentir como si tuviera que cambiar sus límites y disponerse a argumentar durante horas. Por la noche, Joe y Sue asistieron a una reunión de la Comisión de Conservación de su ciudad, la cual, entre otras cosas, se encargaba de proteger los afluentes, marismas y reservas naturales de la ciudad. Sue era integrante de la Comisión de Conservación, y ambos creían sinceramente en la sana protección y administración del ambiente. Esa no- che hablaron de la solicitud de una empresa de desarrollo de bienes raíces para drenar un área pantanosa y desviar un pequeño arroyo para construir una nueva plaza comercial en la región. Todas las proyecciones mostraban que el nuevo centro comercial generaría em- pleos e ingresos en el área y aumentaría mucho la plusvalía de la ciudad. La nueva plaza comercial mantendría más negocios en la comunidad y evitaría que las personas tuvieran que conducir 25 kilómetros hasta el centro comercial existente, pero a los opositores —una coalición de conservacionistas y empresarios del lugar— les preocupaba que afectara de manera significativa el distrito de negocios del centro y dañara las marismas naturales y su fauna silvestre. El debate duró tres horas y la comisión acordó continuar la audiencia la semana siguiente. Cuando Joe y Sue regresaban a casa después de la reunión hablaron de lo ocurrido durante el día. Cada uno reflejaba de manera específica que la vida es extraña; a veces las cosas funcionan sin contratiempos y otras veces se complican demasiado. Cuando se fueron a dormir, cada uno pensó cómo podía haber abordado ciertas situaciones de manera distinta durante el día, y se sintieron satisfechos de que en su relación pudieran hablar sin ataduras. Pero todavía no sabían qué iban a hacer con sus vacaciones...