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AUTOINMUNITARIAS
EN EL NIÑO
Enfermedades
autoinmunitarias
en el niño
Renato Berrón Pérez
Médico egresado de la Escuela Médico Militar
de la Universidad del Ejército Mexicano.
Especialidad en Medicina Interna en el Hospital Central Militar.
M. en C. en Inmunología de la Escuela Nacional
de Ciencias Biológicas del IPN.
Miembro del Colegio Nacional de Médicos Militares.
Miembro del Colegio Mexicano de Pediatras Especialistas
en Inmunología Clínica y Alergia (COMPEDIA).
Fundador y Jefe del Servicio de Inmunología
del INP, SS, por 34 años.
ERRNVPHGLFRVRUJ
Editorial
Alfil
Enfermedades autoinmunitarias en el niño
ISBN 968–7620–92–7
Dirección editorial:
José Paiz Tejada
Editor:
Dr. Jorge Aldrete Velasco
Revisión técnica:
Dr. Eduardo Chávez
Revisión editorial:
Irene Paiz
Ilustración:
Alejandro Rentería
Diseño de portada:
Arturo Delgado–Carlos Castell
Modelo de la portada:
Karla Michelle Delgado Macías
Impreso por:
Solar, Servicios Editoriales, S. A. de C. V.
Calle 2 No. 21, Col. San Pedro de los Pinos
03800 México, D. F.
Abril de 2007
Los autores y la Editorial de esta obra han tenido el cuidado de comprobar que las dosis y esquemas
terapéuticos sean correctos y compatibles con los estándares de aceptación general de la fecha de
la publicación. Sin embargo, es difícil estar por completo seguros de que toda la información pro-
porcionada es totalmente adecuada en todas las circunstancias. Se aconseja al lector consultar cui-
dadosamente el material de instrucciones e información incluido en el inserto del empaque de cada
agente o fármaco terapéutico antes de administrarlo. Es importante, en especial, cuando se utilizan
medicamentos nuevos o de uso poco frecuente. La Editorial no se responsabiliza por cualquier alte-
ración, pérdida o daño que pudiera ocurrir como consecuencia, directa o indirecta, por el uso y apli-
cación de cualquier parte del contenido de la presente obra.
Colaboradores
V
VI Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Colaboradores)
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XV
Renato Daniel Berrón Pérez
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XVII
Jesús Kumate Rodríguez
1. El campo de la inmunología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Renato Daniel Berrón Pérez
2. Respuesta autoinmunitaria y enfermedad autoinmunitaria . 9
Renato Daniel Berrón Pérez
3. Lupus eritematoso sistémico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Renato Daniel Berrón Pérez
4. Síndrome de lupus neonatal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
Ina Quevedo Runne
5. Síndrome antifosfolípidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
Francisco J. Espinosa Rosales, Angélica Plaza González,
Adriana Muñoz Rodríguez
6. Artritis reumatoide . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
Renato Daniel Berrón Pérez,
Carmen Herminia Bermúdez Urrutia
7. Espondiloartropatías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Renato Daniel Berrón Pérez
8. Dermatomiositis juvenil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
Francisco J. Espinosa Rosales
XI
XII Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Contenido)
9. Esclerodermia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
Marco Antonio Yamazaki Nakashimada,
Francisco Rodríguez Quiroz
10. Vasculitis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
Renato Daniel Berrón Pérez,
Marco Antonio Yamazaki Nakashimada
11. Púrpura de Henoch--Schönlein . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
Marco Antonio Yamazaki Nakashimada
12. Enfermedad de Kawasaki . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
Marco Antonio Yamazaki Nakashimada
13. Poliarteritis nodosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
Ina Quevedo Runne
14. Poliarteritis cutánea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185
Ina Quevedo Runne
15. Granulomatosis de Wegener . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199
Víctor M. Hernández Bautista, Óscar Zavaleta Martínez,
Renato Daniel Berrón Pérez
16. Arteritis de Takayasu . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 217
Marco Antonio Yamazaki Nakashimada
17. Enfermedad de Behçet . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227
Marco Antonio Yamazaki Nakashimada
18. Miastenia gravis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235
Claudia Alejandra Sainos Ramírez, Arsheli Rojas Garrido,
Enrique Guerrero Sánchez, Ligia Guarin Restrepo,
Chantal Johanna Maria Broers
19. Inductores lentos a la remisión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269
María Edith González Serrano
20. Inmunodepresión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 285
Renato Daniel Berrón Pérez
21. Gammaglobulina endovenosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 299
Marco Antonio Yamazaki Nakashimada
22. Caso clínico. Urticaria crónica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 315
Aidé Tamara Staines Boone, Renato Daniel Berrón Pérez
23. Fibrosis pulmonar idiopática y autoinmunidad.
Presentación de un caso clínico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 319
José Domingo Ramos López, Renato Daniel Berrón Pérez,
Víctor M. Hernández Bautista
Contenido XIII
XV
XVI Manual clínico de infectología (Presentación)
Estos 829 pacientes con enfermedades autoinmunitarias no son todos los que
se han atendido, pero sí la base de la experiencia que se desea exponer.
Para el estudio y manejo de estos niños existe una participación de todos los
niveles presentes en el Instituto Nacional de Pediatría, como son enfermería, resi-
dentes, especialistas, servicios de diagnóstico (laboratorio y gabinete), trabajo
social, autoridades y administración. Los méritos que pueda tener esta publica-
ción corresponden a toda esta infraestructura de la institución.
Prólogo
Dr. Jesús Kumate Rodríguez
XVII
XVIII Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Prólogo)
el receptor C--D28, presente en células T, CD4 y CD8; los ligandos son B7--1 y
B7--2, generados por las células presentadoras de antígeno que estimulan y dife-
rencian a las células T en efectoras y de memoria mediante IL--2 estimulante del
gen de supervivencia Bcl--x.
En los linfocitos citotóxicos firmaría como inhibidor de las respuestas inmuni-
tarias el antígeno 4 (CTLA--4), un homólogo de CD28; reconoce también a B7--1
y B7--2, pero, en lugar de estimular, inhiben las respuestas de las células T.
Se ha producido una proteína por la fusión del Fc de una IgG con el dominio
extracelular de CTLA--4, que liga a B7--1 y B7--2 con el consiguiente bloqueo del
coestimulante CD28. La proteína de fusión fue autorizada por la Federal Drugs
Administration de EUA (FDA) para el tratamiento de artritis reumatoide en ani-
males; retarda el rechazo de trasplantes y alivia negdelas experimentales de
autoinmunidad.
Como era de esperarse, al mejorar un sistema que puede estimular o inhibir
falta mucho para manipularlo con efectividad y seguridad en patología autoin-
munitaria del humano.
En la segunda edición de este libro sus lectores tendremos noticias de los nue-
vos enfoques terapéuticos tan urgentemente necesitados.
1
El campo de la inmunología
Renato Daniel Berrón Pérez
1
2 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 1)
del tiempo por los múltiples contactos o agresiones ambientales, y que junto con
los factores adquiridos en el desarrollo (como los factores hormonales), en deter-
minado momento, ocasiona la expresión clínica como enfermedad autoinmunita-
ria, la cual puede ser muy variable.
En el caso de la patología autoinmunitaria y la enfermedad alérgica clásica, la
predisposición genética está en un desequilibrio entre los linfocitos T cooperado-
res, predominando los linfocitos TH2, que condicionan una respuesta inmunita-
ria humoral. Aunados a un exceso de IL--4, con aumento de inmunoglobulina E
y depresión de los linfocitos TH1, condicionan los diferentes tipos de respuesta
inmunitaria celular. El niño inmaduro tiene desde el nacimiento una respuesta
predominante TH2 que condiciona una inmadurez TH1, y que aunada a los estí-
mulos inadecuados que recibe a temprana edad son los factores etiológicos pri-
mordiales de las enfermedades alérgicas clásicas.
Como ya se aprecia, la genética es fundamental en la función inmunitaria y en
sus padecimientos. Su desarrollo fue muy importante, originando la inmunoge-
nética en la inmunología clínica, cuyo inicio en 1936 se debe a Gover, que descri-
bió los principales antígenos de histocompatibilidad, cuya participación es fun-
damental en el padecimiento del rechazo de trasplante. Este campo ha progresado
enormemente, siendo actualmente de gran importancia y de aplicación muy ex-
tensa en diferentes áreas.10
En 1950 Burnet expuso los conceptos teóricos del papel principal de la inmu-
nidad celular para eliminar las células propias que tuvieran cambios hacia la ma-
lignidad; esto integró el concepto de “inmunovigilancia”, y aunque posterior-
mente se demostró que en este campo se presentaban numerosas complejidades,
fue el inicio de la inmunología de las neoplasias. Debido a la complejidad de estas
patologías, y a pesar del gran interés en este campo, los resultados son limitados.11
En 1958 Woodruff estableció que el embarazo era equivalente a un trasplante,
porque el producto tenía por un lado los antígenos del padre (alogénicos) y por
otro los de la madre (propios); así se inició el campo de la inmunología de la re-
producción, que abarca varios niveles. Posteriormente hubo aportaciones funda-
mentales en el campo de la inmunogenética, como las de Doherty y Zinkernagel,
que demostraron la restricción genética en que los antígenos de histocompatibili-
dad en las células presentadoras de antígeno son los encargados de presentar los
péptidos inmunogénicos a los linfocitos T.12
En 1975 Kohler y Milstein sintetizaron los anticuerpos monoclonales con es-
pecificidad única y restringida; y en 1980 Gordon logró la manipulación genética
en los ratones transgénicos, creándose ya un profundo conocimiento de la fisiolo-
gía y patología inmunitaria, de gran utilidad en la clínica y en la investigación.13
En el campo clínico hay, en resumen, tres situaciones en las que la inmunoge-
nética es fundamental. La primera situación es natural y es el embarazo, cuya si-
tuación deseable es que sea tolerado y la indeseable es que sea rechazado. La se-
El campo de la inmunología 5
De 1980 a 1990 se precisaron los campos que engloban las infecciones, las in-
munodeficiencias, la alergia, la autoinmunidad, el rechazo, la inmunología de la
malignidad y la inmunología de la reproducción, todo dentro de la medicina orgá-
nica, pero ya con relación al aspecto psicológico y neurológico.
Después de 1990 y a la fecha se considera que realmente el sistema es neuroin-
munitario, o en un concepto más completo es “psiconeuroinmunitarioendocri-
no”, y que presenta padecimientos con alteraciones clinicopatológicas descritas
y demostrables; pero, además, presenta una serie de alteraciones atípicas de ori-
gen funcional que no necesariamente son leves, y que actualmente constituyen
un fuerte desafío diagnóstico y terapéutico.
La estrecha relación del sistema nervioso con el inmunitario no sólo se da a
través de la inervación autónoma del tejido linfoide, sino también del efecto en-
docrino, principalmente del eje hipotálamo-- hipófisis--suprarrenal, que puede ac-
tivarse por algunos estímulos, como el estrés, que por un lado condiciona la libe-
ración de corticosteroides que deprimen la respuesta inmunitaria celular y por
otro lado estimula simultáneamente el sistema nervioso autónomo, cuyos pro-
ductos participan en la regulación del sistema inmunitario liberando citocinas,
que actúan a nivel del hipotálamo.
Esta relación psiconeuroinmunoendocrina se puede encontrar en los padeci-
mientos de fibromialgia, síndrome de fatiga crónica y dermatitis atópica, cuya
mayor frecuencia es en el género femenino, influida por la participación de las
gonadotropinas hipofisarias en el sistema inmunitario. Las hormonas femeninas,
como la prolactina y la hormona luteinizante, que actúan a nivel del timo, y las
hormonas tímicas con efecto a nivel de ovarios, estimulan la producción final de
estrógenos, y aunadas a las gonadotropinas tienen un efecto inmunoestimulante.
Por otro lado, se sabe que las hormonas masculinas, como la dehidrotestosterona,
tienen efectos depresores en el sistema inmunitario (figura 1--1).
De todos los campos y circunstancias de la inmunología que se han menciona-
do se puede resumir que, a nivel de la clínica, tiene una participación fundamental
(figura 1--2), en relación estrecha con las características genéticas y el sistema
psiconeurológico. Esta complejidad de interacciones se puede encontrar en las
enfermedades infecciosas, autoinmunitarias, alérgicas, inmunodeficiencias, tu-
morales, rechazo de trasplante y patologías de la reproducción humana, o sea, en
siete campos especializados.16
Finalmente, la inmunología clínica tiene acciones en las diferentes entidades
patológicas con las que trata. En caso de presentación predominante de déficit
inmunitario se tienen aspectos preventivos, como la inmunización específica
para padecimientos infecciosos; el empleo de métodos biológicos, químicos y
hormonales para generar una inmunoestimulación inespecífica; la terapia de tipo
sustitutivo en el caso de carencia de anticuerpos, con el empleo de gammaglobu-
lina endovenosa; y ante el déficit celular se emplea inmunoterapia repositiva con
El campo de la inmunología 7
Estrés
Comportamiento
CHR
AVP
ACTH
GS Citocinas
Adrenérgicos
Corticosteroides Sí
Inmune
Auto-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
inmunidad
Alergia Infección
Genética
Tumor Inmunode-
ficiencia
Trasplante Repro-
Psico ducción
Neuro
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2
Respuesta autoinmunitaria y
enfermedad autoinmunitaria
Renato Daniel Berrón Pérez
En 1957 Sir McFairlane Burnet señaló que “la función primaria del sistema in-
munitario es la capacidad de discernir entre lo propio y lo no propio”;1 éste es un
concepto fundamental y actualmente sigue siendo válido. Esto no implica que el
concepto de Ehrlich, de hace más de un siglo, en el cual había señalado la falta
total de respuesta inmunitaria a lo propio, a la que llamó “tolerancia”, no fuera
importante. Actualmente se señala una respuesta diferente a los antígenos pro-
pios que puede ser falta total, definitiva o temporal, o respuestas inmunitarias
parciales con diferentes características, o sea que el concepto de tolerancia ya no
se considera como todo o nada.2
Durante la ontogenia, principalmente en el timo y menos a nivel periférico, los
linfocitos T son eliminados por inducción de apoptosis (deleción clonal) cuando
reconocen con alta afinidad a los antígenos de histocompatibilidad propios o pép-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
tidos presentados por las células presentadoras de antígeno.3 También son elimi-
nados los linfocitos B que producen anticuerpos capaces de reaccionar con antí-
genos de histocompatibilidad propios presentes en la superficie celular, y no con
los antígenos solubles.4 Además, a nivel principalmente periférico, se puede in-
ducir una falta de respuesta inmunitaria específica sin eliminación de las células
(anergia clonal), tanto de los linfocitos T como de los linfocitos B. En el caso de
los linfocitos T, esto sucede cuando se les presenta un péptido acoplado a un antí-
geno de histocompatibilidad por células que no son las conocidas como presenta-
doras de antígeno profesionales, y, por lo tanto, no proporcionan coestimula-
ción.5 En cuanto a los linfocitos B, esto sucede cuando son capaces de producir
anticuerpos de alta afinidad para autoantígenos presentes en alta concentración.6
9
10 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 2)
Célula T
autoinmunitaria
Respuesta
autoinmunitaria
regulada
Célula B Presentación
autoinmunitaria Procesamiento
MIC clase II
Célula T
microbio--específica
Respuesta
Epítope propio autoinmunitaria
agresiva
Epítope microbiano
Figura 2--1. Defensa contra infección por antígeno compartido presente en el germen.
sión clínica. También defectos genéticos a nivel de las células que van a
condicionar la regulación de la cooperación T para el linfocito B autoinmu-
nitario específico del autoantígeno propio preferente impedirán ese control,
presentando una cooperación de linfocitos T--B que condicionaría una res-
puesta autoinmunitaria agresiva.
La lista de las entidades de cada grupo varía según los diferentes autores,22 por
lo cual se mencionarán las que tienen más aceptación y conocimiento etiopatogé-
nicos. Las localizadas son:
IMPORTANCIA
REFERENCIAS
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3
Lupus eritematoso sistémico
Renato Daniel Berrón Pérez
DEFINICIÓN
EPIDEMIOLOGÍA E IMPORTANCIA
19
20 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 3)
ETIOPATOGENIA
El LES es una enfermedad muy compleja; consiste en varios síndromes que tie-
nen hechos comunes, lo que justifica reunirlos actualmente con ese nombre. Se
trata de conocer con precisión cuáles genes participan y por qué sus actividades
son influidas por factores medioambientales, neuroendocrinos y hormonas se-
xuales que condicionan o permiten hiperactividad de linfocitos T y B, e impiden
las respuestas normales de regulación negativa, y como consecuencia constitu-
yen el mecanismo de daño.
La participación genética está ampliamente documentada; se demuestra con
la agregación familiar en estudios extensos. Por ejemplo: de 77 pacientes parea-
dos en edad, género y raza con controles, se encontró 8 de 577 familiares de pri-
mer grado con LES (0.4%), y en controles sólo 1 de 540 (0.19%), y se presentó
un riesgo relativo de 8 con p de 0.03;5 además, en estudios con gemelos monoci-
Lupus eritematoso sistémico 21
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Manifestaciones generales
Frecuentemente presentes y muy acentuadas están la fiebre, la pérdida de peso, la
astenia o debilidad y la fatiga. La fiebre se presenta en 41 a 86% de los casos en
diferentes series de niños y adultos, sin diferencia entre ambos.14,15 En experiencia
del autor, en la primera serie de 48 pacientes, de 1970 a 1980, se observó en 79%
24 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 3)
Manifestaciones musculosqueléticas
Son de las más frecuentes, principalmente al inicio del padecimiento; pueden ser
muy semejantes a las descritas en artritis reumatoide (AR) y ocasionalmente tam-
bién pueden ser destructivas. Su presentación oscila de 53 a 95% de los pacien-
tes,20,21 considerando los extremos reportados en diversas series; así se señalará
en la casuística del autor; en la primera serie fue de 87%16 y en la segunda serie
de 76%.17 La gran variación de manifestaciones incluye artritis, más frecuente-
mente metacarpofalángicas, interfalángicas proximales y en muñecas; y en bajo
porcentaje, con deformidades y erosiones. Se pueden acompañar de rigidez ma-
tutina, nódulos reumatoides, tendinitis, contracturas o rupturas tendinosas, calci-
nosis, condritis (por ejemplo, costocondritis) y necrosis óseas avasculares. Estas
últimas son muy importantes y es frecuente la afectación de cabezas de fémur,
con la consecuente invalidez importante. Las necrosis óseas avasculares se han
relacionado con la ingesta de corticosteroides, pero no hay evidencia significa-
tiva en estudios comparativos, y sí la hay en otras manifestaciones que apoyan
severidad o subtipo de LES, como la asociación con nefritis, tromboembolismo,
anemia hemolítica, leucopenia, cerebritis y derrame pleural.22 El corticosteroide
solamente podría favorecer esta patología cuando se administrara en altas dosis
y por tiempo prolongado; por ejemplo, en asmáticos, en dermatopatías, en enfer-
medad inflamatoria intestinal, etc., no se observaron necrosis óseas avasculares.
Manifestaciones cutáneas
Son las que inicialmente caracterizaron al LES; incluso fueron la causa del nom-
bre descriptivo de este padecimiento. Pueden ser de mucha ayuda en el diagnós-
tico y la clasificación del subtipo de LES.
Las expresiones clínicas cutáneas son tan numerosas y variadas que se emplea
la clasificación de Guillian,23 en donde se dividen en dos grandes grupos:
a. Agudas.
b. Subagudas.
c. Crónicas.
1. Localizado.
2. Generalizado.
1. Anular.
2. Papuloescamoso.
1. Clásico LE discoide:
a. localizado.
b. generalizado.
2. Hipertrófico o verrucoso chilbain.
3. Lupus profundo (paniculítico).
4. Mucosal.
5. Tumido.
6. LE perniótico.
7. Sobreposición discoide--liquen plano.
Manifestaciones renales
1. Normal.
a. Sin alteraciones.
b. Presencia de depósitos.
2. Mesangiopatía pura.
a. Leve.
b. Moderada.
3. Glomerulonefritis segmentaria y proliferativa focal.
a. Actividad necrosante.
b. Actividad esclerosante.
c. Esclerosante.
4. Glomerulonefritis proliferativa difusa.
a. Sin lesiones segmentarias necrosantes.
b. Con lesiones segmentarias necrosantes.
c. Con lesiones segmentarias activas y escleróticas.
d. Inactiva, esclerótica.
5. Glomerulonefritis membranosa difusa.
a. Membranosa pura.
b. Asociada con lesiones de los grupos II A o II B.
c. Asociada con lesiones de los grupos III A, III B o III C.
d. Asociada con lesiones de los grupos IV A, IV B o IV C.
6. Glomerulonefritis esclerosante avanzada.
Lupus eritematoso sistémico 27
Manifestaciones neuropsiquiátricas
Son manifestaciones que pueden tener mucha importancia para el pronóstico. Su
frecuencia varía de 20 a 30% en diferentes series de niños, pero se emplean dife-
rentes criterios que van desde manifestaciones neurológicas objetivas hasta alte-
raciones leves de comportamiento.31--33 En la primera serie se tiene 43%16 y en
la segunda serie se separa en 19% con signos neurológicos, 15% con psicosis y
7% con crisis convulsivas.17 Las principales manifestaciones las clasificó en
1999 el Colegio Americano de Reumatología28 como se ve en el cuadro 3--1.
Esta gran variedad de expresiones clínicas probablemente se deba a la diferen-
te especificidad del autoanticuerpo y a los muy diversos mecanismos de lesión
inmunitaria que se han descrito, como son vasculitis por complejos inmunitarios,
leucoaglutinación por anafilotoxina, trombosis por anticuerpos antifosfolípidos
cofactores, autoanticuerpos antineuronales y antirribosomales, disfunción de
plexos coroides, efectos de citocinas, toxicidad de aminoácidos (p. ej., glutama-
tos), estrés oxidativo con lesión de la célula nerviosa y apoptosis que involucra
óxido nítrico.
En niños las alteraciones más frecuentemente descritas son psicosis, alteracio-
nes de personalidad, convulsiones, corea, mielitis transversa, neuropatía perifé-
rica y seudotumor cerebral.31,32 En la segunda serie con un grupo de 26 niños y
adolescentes masculinos se encontró psicosis en 50%, convulsiones en 38%, sín-
drome meníngeo en 11% y neuropatía periférica en 7% de los casos.17 Estas pro-
porciones son semejantes a la serie, también del género masculino, de Adelman
y col.33 y de Lahita y col.34
En las alteraciones psicológicas de niños y adolescentes existen muchos facto-
res de confusión, como la cronicidad del padecimiento, las agresiones por hospi-
Manifestaciones cardiovasculares
Manifestaciones pulmonares
Manifestaciones hematológicas
DIAGNÓSTICO
Se realiza principalmente con bases clínicas y de laboratorio, pero son muy im-
portantes los estudios de gabinete e histopatológicos. La enorme variedad de po-
sibles manifestaciones clínicas condiciona un difícil problema diagnóstico; sólo
en una minoría de casos el cuadro clínico es sugestivo de LES, y aun así se requie-
Lupus eritematoso sistémico 31
Cada vez más se están usando células de cultivo como las Hep 2, que tienen algu-
nas ventajas que se mencionarán. El método morfológico original de células LE
es mucho menos sensible y tiene el riesgo de error subjetivo si no se tiene amplia
experiencia en su realización y observación. El conocimiento inicial de la presen-
cia de anticuerpos antinucleares con las células LE, y después con la inmunofluo-
rescencia, ha sido el criterio de diagnóstico de LES, e incluso, dichos anticuerpos
no son de alto valor porque pueden ser positivos en otras enfermedades autoin-
munitarias sistémicas, y ocasionalmente en otro tipo de enfermedades que pre-
senten necrosis tisular o por efectos de diferentes fármacos, e incluso en un bajo
porcentaje (4%) en individuos jóvenes aparentemente sanos, porcentaje que au-
menta con la edad; por ejemplo, 14% en mayores de 65 años.52
El complemento sérico en método lítico o la cuantificación de componentes
C3 y C4 están disminuidos significativamente en un número restringido de pade-
32 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 3)
cimientos adquiridos, entre ellos los autoinmunitarios, y por ello se apoya esta
posibilidad. En el LES es frecuente el descenso importante del complemento, por
lo que existen opiniones de que debería ser criterio diagnóstico, pero aún no se
ha aceptado. También constituye un dato de laboratorio que indica actividad del
padecimiento, pero en ocasiones no se correlaciona, y probablemente se deba a
dos situaciones conocidas: una es la relación del LES con defectos genéticos del
complemento, donde se manifiesta con alteraciones clínicas “semejantes a LES”,
y corresponde principalmente a defectos de los componentes tempranos del com-
plemento; el más frecuente es C2 y cuando existen defectos heterocigotos con de-
fectos cuantitativos intermedios.53 La otra situación se refiere a la posible presen-
cia en LES de autoanticuerpos contra convertasas de C3, a semejanza del llamado
“factor nefrítico” de la glomerulonefritis crónica hipocomplementémica; estos
autoanticuerpos estabilizan dichas convertasas, activando en exceso el C3, que
es inactivado de inmediato sin que tenga efectos biológicos lesivos significati-
vos. La presencia de autoanticuerpos contra la convertasa de C3 en LES no pare-
ce ser determinante para el daño en este padecimiento. En experiencia del autor,
de 131 pacientes con sospecha de LES y donde en 107 pacientes se confirmó el
diagnóstico, se presentó hipocomplementemia en 84.1% de ellos, y sólo en
20.8% en los no confirmados, con una p = 0.0001.54 Los demás estudios inmuni-
tarios inespecíficos, como factor reumatoide, inmunoglobulinas G, M, A e E,
PCR y complejos inmunitarios, alterados frecuentemente en enfermedades au-
toinmunitarias y otras entidades, no tienen relevancia especial en LES.
Los estudios inmunitarios específicos son muy importantes en LES, y los prin-
cipales son anticuerpos antiDNA de doble cadena o nativo, o de una cadena o des-
naturalizado, los anticuerpos antiRNP--U1, antiSm, antiRo/SSA y antiLa/SSB;
en el grupo antifosfolípido--cofactores están la anticardiolipina, la antiβ2-- glico-
proteína I, el anticoagulante lúpico y los anticuerpos del grupo antienzimas de
neutrófilo (ANCA).
Los anticuerpos antiDNA doble cadena se han realizado con métodos radio--
isotópicos, RIA o ELISA, empleando DNA purificado con la menor desnaturali-
zación posible, y con inmunofluorescencia empleando como sustrato el proto-
zoario flagelado, la Critidhia lucillae, que no es patógena al humano y que tiene
un organelo cercano al flagelo o cinetoplasto que contiene DNA doble cadena mi-
tocondrial. La positividad es muy importante para el diagnóstico de LES, es un
criterio y se encuentra en aproximadamente 70% de los casos; se correlaciona con
lesión renal importante, por lo cual es un dato pronóstico negativo; además, es
un dato útil de actividad del LES. Habitualmente se negativiza con tratamiento
efectivo, y sólo un pequeño número de casos persisten con la prueba positiva sin
datos de daño renal o en otros sitios. Pueden presentarse falsos negativos en pa-
cientes con un cuadro severo y agudo, por estar en complejo inmunitario con el
DNA liberado en la necrosis tisular; se demuestra cuando se trata el suero con
Lupus eritematoso sistémico 33
En experiencia del autor, dos de estos criterios no son fáciles de precisar o no tie-
nen suficiente especificidad, y son la fotosensibilidad y las úlceras orales. Se está
valorando sustituirlas por hipocomplementemia de menos de 33% del valor mí-
nimo.54
PRONÓSTICO
El pronóstico del LES ha mejorado en los últimos 50 años para calidad de vida,
grados de invalidez y mortalidad. Considerando la mortalidad, en 1953 se cuanti-
ficaba como sobrevida a los cinco años y era de 50%;57 en 1979 (609 pacientes),
36 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 3)
la sobrevida a 5 años (99 pacientes) era de 88%; la sobrevida a 10 años era de 79%
en EUA,58 pero en la India (86 pacientes) era de 68% de sobrevida a 5 años y 50%
de sobrevida a 10 años en 1986.59 En 1993, en Canadá (665 pacientes), a 5 años
era de 93%, a 10 años era de 85%, a 15 años era de 79% y a 20 años era de 68%.60
En 1999, en Dinamarca (513 pacientes), la sobrevida a 5 años era de 91%, a 10
años era de 76%, a 15 años era de 64% y a 20 años era de 53%.61
En experiencia del autor, en el año 2001 se determinó la sobrevida de 101 pa-
cientes pediátricos: a 5 años de 85% y a 10 años de 82%. Se encontró asociación
de mortalidad con afección renal, del sistema nervioso y el empleo de corticoste-
roides.62
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4
Síndrome de lupus neonatal
Ina Quevedo Runne
INTRODUCCIÓN
PATOGÉNESIS
45
46 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 4)
en gemelos idénticos sugiere que un factor in utero, más que las diferencias gené-
ticas, es el que tiene un rol en la patogénesis.2
El microquimerismo materno--fetal puede contribuir al bloqueo cardiaco con-
génito en el LN. Este fenómeno se ilustró en un estudio de autopsia de un feto y
de tres muertes posnatales que habían presentado bloqueo cardiaco congénito, y
cuyas madres padecían lupus eritematoso sistémico o presentaban anticuerpos
anti Ro/SSA y anti La/SSB.20 Se encontraron células femeninas, presumiblemente
maternas, en el miocardio de los cuatro productos masculinos con bloqueo cardia-
co, y en dos de cuatro del grupo control. El número de células femeninas estaba
aumentado en el miocardio de fetos masculinos y de niños con bloqueo cardiaco.
Algunas células maternas en el miocardio expresaban marcadores de diferen-
ciación del miocito; otras tenían marcadores de superficie de células hematopo-
yéticas, pero las implicaciones patogénicas de esto aún son inciertas.
48 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 4)
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
DIAGNÓSTICO
Diagnóstico prenatal
deberán estudiarse más adecuadamente los productos de madres con estos pade-
cimientos. La detección de anticuerpos patológicos identifica a este grupo de
riesgo de complicación de bloqueo cardiaco congénito, y para ello debe monito-
rearse semanalmente con electrocardiografía.
La determinación de anticuerpos anti Ro/SSA y anti La/SSB está indicada en:
Casi todos los bloqueos cardiacos congénitos que se presentan in utero se deben
a lupus neonatal23 y pueden detectarse en un examen de rutina de control obsté-
trico (auscultación, ultrasonografía, etc.). Debe realizarse un electrocardiograma
en todos aquellos neonatos cuyas madres presenten anticuerpos anti Ro/SSA y anti
La/SSB desde la semana 16 de gestación, y detectar un primer grado de bloqueo,
el cual puede progresar a un grado mayor en el periodo posnatal.25,28,29 Un electro-
cardiograma normal da seguridad. No se ha reportado el desarrollo subsecuente de
bloqueo cardiaco debido a LN después de un electrocardiograma normal.
Diagnóstico posnatal
Diagnóstico diferencial
EVOLUCIÓN
entre los tres meses y los tres años de edad. Después de los tres años de edad no
hubo muertes. De los niños vivos afectados, 63% requirieron un marcapaso.
Los lactantes y los niños mayores con bloqueo cardiaco completo y asintomáti-
cos usualmente permanecen así hasta la preadolescencia, adolescencia y juven-
tud.5,52 Sin embargo, hay limitación del ejercicio aun cuando la mortalidad en la
niñez no es insignificante en ausencia de un adecuado desarrollo.53,54 El monito-
reo electrocardiográfico puede identificar a pacientes con riesgo aumentado cuyo
desarrollo no sea el adecuado. En un estudio prospectivo de 27 pacientes valora-
dos por ocho años, 8 de 13 que durante 24 h habían presentado menos de 50 lati-
52 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 4)
dos cardiacos por minuto se complicaron con muerte súbita, síncope, presíncope
o fatiga excesiva; y seis de ellos tuvieron un ritmo de escape inestable 53 en com-
paración con los otros 14 pacientes de la serie cuyos latidos en 24 h estaban por
arriba de 50 por minuto y no presentaron tales complicaciones. En general, el pro-
nóstico seguido de la implantación de un marcapaso es excelente.55,56 Sin embar-
go, se ha sugerido que de 5 a 11% desarrollan insuficiencia cardiaca a largo pla-
zo.57,58 El principal hallazgo en la biopsia miocárdica fue hipertrofia y fibrosis
intersticial. En el seguimiento de 16 pacientes, cuatro fallecieron de insuficiencia
cardiaca progresiva y siete requirieron trasplante. En otro estudio de 149 pacien-
tes observados durante 10 años, 6% desarrollaron cardiomiopatía dilatada a la
edad de 6.5 años; los factores de riesgo fueron la presencia de anticuerpos anti
Ro/SSA o anti La/SSB, con cardiomegalia en la evaluación inicial y en ausencia
de mejoría con implantación de marcapaso.58
Los pacientes que han padecido LN pueden desarrollar más tarde en la vida
enfermedad autoinmunitaria o reumática, o ambas. En una serie de 49 niños ob-
servados durante ocho años, seis de ellos (12%) desarrollaron un síndrome bien
definido autoinmunitario o reumático (o ambos), como artritis juvenil pauciarti-
cular y poliarticular, psoriasis, enfermedad tiroidea, iritis, diabetes tipo I y sín-
drome nefrótico.59
El lupus neonatal puede presentarse en subsecuentes embarazos; en dos estu-
dios de 61 embarazos, 14 (23%) se complicaron con LN, y la recurrencia de blo-
queo cardiaco congénito fue de 15%.28,60 Por ello, los subsecuentes embarazos
deben considerarse como de alto riesgo, con estrecho monitoreo ecocardiográfi-
co fetal, y ante la evidencia de bloqueo cardiaco in utero hay que estar preparado
para una posible implantación de un marcapaso al nacimiento.
TRATAMIENTO
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Síndrome antifosfolípidos
Francisco J. Espinosa Rosales, Angélica Plaza González,
Adriana Muñoz Rodríguez
ANTECEDENTES
57
58 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 5)
Se debe buscar SAF en pacientes con LES y antecedente de trombosis (ya que
presentan anticoagulante lúpico en 61% y ACL en 52%); en embarazadas con fe-
nómenos trombóticos, 48% presentan anticoagulante lúpico o ACL. Otras enfer-
medades que cursan con SAF son el cáncer (19%), el alcoholismo (11%), la ate-
rosclerosis grave (6%) y también está presente ante la presencia de úlceras en
piernas (6%).3
El riesgo de presentar SAF en personas asintomáticas con AFL es de 2.5%. En
niños se han encontrado AFL de manera transitoria ante una lesión endotelial, sin
evidencia de que presenten mayor incidencia de fenómenos trombóticos ni de en-
fermedades autoinmunitarias.4
CUADRO CLÍNICO
Criterios clínicos
Criterios de laboratorio
3. IgM o IgG de ACL en títulos medios o altos en dos o más ocasiones con seis
semanas de diferencia por ELISA para ACL dependiente de β2GPI.
Escalante8 define dichos títulos en cuanto al tipo de inmunoglobulina
(Ig), en tanto que Roubey9 sólo define los títulos de IgG, como se muestra
en el cuadro 5--2.
4. Anticoagulante lúpico presente en plasma en dos o más ocasiones con seis
semanas de diferencia de acuerdo a las guías de la Sociedad Internacional
en Trombosis y Hemostasis.
60 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 5)
Definido
Probable
ANTICUERPOS ANTIFOSFOLÍPIDOS
de trombosis.
Los AFL son herramientas clave para el diagnóstico; sin embargo, existen anti-
cuerpos que pueden asociarse con procesos infecciosos o neoplásicos, pudiendo
resultar en falsos positivos.3
62 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 5)
suero bovino o albúmina bovina; se aplica el suero del paciente (que debe conte-
ner la β2GPI) y luego se incuba, aplicándose los ácidos anti--IgG y anti--IgM. Por
último se agrega una enzima que cambia de color ante la reacción, de modo que
puede ser interpretada.9,13
SENSIBILIDAD Y ESPECIFICIDAD
Heather, en su trabajo del SAF primario, estudió otros AFL, como el anticuerpo
antifosfolípidos (aPL) (una combinación de fosfolípidos, en especial fosfatidil-
serina), la β2GPI y el anticoagulante lúpico (LAC), citando tanto su sensibilidad
como su especificidad conforme a títulos de IgG e IgM. Sus resultados se inclu-
yen a continuación:
Existen otras pruebas que pueden realizarse, como los anticuerpos antifosfatidil-
serina o antifosfatidiletanolamina; sin embargo, existen estudios que no corrobo-
ran un aumento en la sensibilidad para el diagnóstico de SAF.14
64 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 5)
Del total de pacientes, el rango de edad varió desde los 6 meses hasta los 18
años, con un promedio de edad de 13.65 y media de 14, con predominio en sexo
femenino en 1.8:1. De estas 331 pruebas, 191 casos tenían diagnóstico de SAF
al momento de realizarse.
Una vez recolectados los datos en una tabla en ExcelR, se realizó el análisis
estadístico por medio del programa de cómputo JMP INR 5.1.
Considerando al criterio clínico como estandard de oro, al analizar la prueba
de ACL se obtuvo la sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo y nega-
tivo de la prueba polivalente (IgG, IgM e IgA) de ACL, resultando una sensibili-
dad de 69%, especificidad de 61%, valor predictivo positivo de 36% y valor pre-
dictivo negativo de 86%.
En cuanto a la prueba polivalente para detectar anticuerpos anti--B2GP1, se
obtuvo una sensibilidad de 60% con especificidad de 86%, VPP de 38% y VPN
de 78%.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Ahora bien, confrontando ambas pruebas ACLS con AB2GP1 contra el crite-
rio clínico, realizamos las distintas opciones posibles, siendo si ACL fuera posi-
tiva o negativa correlacionando con AB2GP1 tanto positiva como negativa, obte-
niendo cuatro opciones, las cuales se muestran a continuación:
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
MANIFESTACIONES OBSTÉTRICAS
TRATAMIENTO
cia de trombosis arterial y venosa. Debe mantenerse una dosis que asegure un
INR arriba de 2 a 2.9. El uso de warfarina reduce significantemente la tasa de re-
currencia de trombosis, la cual en ocho años ha sido de 0, siendo que si se sus-
pende aumenta a 50% en dos años.5
No ha sido concluyente que el ASA a bajas dosis prevenga la trombosis recu-
rrente; sin embargo, sí se recomienda su uso agregado a warfarina. La dosis debe
ser de 325 mg/día para disminuir el riesgo de trombosis; existen estudios en los
cuales se refiere que no confiere protección en hombres con trombosis profunda
ni TEP, únicamente se ha visto protección en mujeres con pérdidas fetales pre-
vias. Con el uso de hidroxiclorocina se ha visto protección contra trombosis en
pacientes con LES y SAF secundario.5,10
El síndrome catastrófico debe manejarse con anticoagulantes, siendo en estos
casos en donde se encuentra en estudio el uso de plasmaféresis.10
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6
Artritis reumatoide
Renato Daniel Berrón Pérez, Carmen Herminia Bermúdez Urrutia
EPIDEMIOLOGÍA
69
70 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 6)
ETIOPATOGENIA
Súper antígeno
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
T
Adyuvante --+ Microbio
Microbio
HLA--II
Sinoviocito A
MØ B
MØ Inflamación crónica
Sinoviocito B Prostaglandinas
Metaloproteasas
Sinoviocito A
Proteasas y colágenas
T INF--γ
Porinas: citotoxicidad
HISTOPATOLOGÍA
Figura 6--4. Manos en artritis reumatoide: dedos en huso, atrofia de dorso, flogosis de
muñecas.
La sinovial normal es una estructura delicada que consiste en una cubierta íntima
y una capa bajo esta cubierta; los componentes son usualmente una o dos capas
profundas, y la más externa está compuesta ocasionalmente por vasos sanguíneos
pequeños, un estroma desprendido, fibroblastos y células grasas. La cubierta de
células (sinoviocitos) puede dividirse en dos poblaciones separadas, basadas en
la morfología convencional, coloración histoquímica y capacidades funcionales.
Las células tipo A (tipo sinoviocitos macrófagos) poseen vacuolas fagocíticas,
marcadores de superficie de los macrófagos, HLA--DR de superficie y receptores
Fc. Las células tipo B (tipo sinoviocitos fibroblastos) tienen características de fi-
broblastos secretorios, que incluyen una prominencia de retículo endoplásmico
rugoso y una formación regular de ribosomas. En las articulaciones afectadas las
características histopatológicas varían con los diferentes estadios de la enferme-
dad. La alteración más temprana se relaciona con la vasculatura, con congestión
vascular y obliteración de los pequeños vasos por trombos y células inflamato-
rias. Además del daño microvascular, existe una hiperplasia e hipertrofia de las
células sinoviales y una acumulación perivascular de leucocitos en el sinovio;
evoluciona con un predominio de linfocitos y otras células mononucleares.
La fase crónica de la artritis reumatoide se caracteriza por edema e inflamación
del sinovio, lo cual protruye dentro del espacio articular, principalmente como
Artritis reumatoide 75
se vuelve más abundante. Los agregados celulares también parecen estar más or-
ganizados, y se pueden observar folículos linfoides con centros germinales, simi-
lares a los tejidos linfoides. Los cambios endoteliales también varían en la fase
crónica. Mientras que en las etapas tempranas de la enfermedad la morfología de
las células endoteliales es difusa a través del tejido sinovial, en la fase crónica es-
tos cambios se vuelven más localizados. El infiltrado de células inflamatorias si-
noviales es particularmente prominente en los sitios vasculares. Aquí se encuen-
tra una gran cantidad de células T CD4, las cuales están en aposición a las células
presentadoras de antígenos, tales como células dendríticas, macrófagos y poli-
morfonucleares. Todas las células T del tejido sinovial son del fenotipo de memo-
ria (CD45RO+/CD29), y pocas son del fenotipo nativo (CD45RA).
Presumiblemente esta distribución de las células refleja que expresan un feno-
tipo alterado como consecuencia de la exposición previa a un antígeno. En las
76 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 6)
áreas del sinovio distantes de los vasos se ven pocas células T CD4 y hay pocas
células acumuladas. Más bien hay un infiltrado difuso que consiste predominan-
temente en células T CD8.
El sinovio en la fase crónica de la enfermedad contiene otros tipos de células.
Los fibroblastos se encuentran en gran número, proliferan rápidamente y tienen
una conducta invasora. Los macrófagos están presentes no sólo en el espacio pe-
rivascular, sino a través de todo el tejido sinovial. En los folículos y centros ger-
minales hay gran número de inmunoblastos y células plasmáticas. Es de suponer
que pequeños inmunoblastos migran al interior del sinovio, donde se diferencian
de las células plasmáticas secretoras de anticuerpos. Se ha demostrado que el te-
jido sinovial es capaz de secretar grandes cantidades de inmunoglobulinas; también
se ha observado un incremento de un tipo de inmunoglobulina secretada, el cual
es de tipo IgM, aunque también se puede encontrar del tipo IgG, que posee activi-
dad de factor reumatoide. El papel específico de estos autoanticuerpos en la exten-
sión de la enfermedad no se conoce del todo; sin embargo, los complejos inmuni-
tarios contienen factor reumatoide y precipitan en el tejido sinovial, y tal vez
estos anticuerpos tengan un papel importante en la perpetuación de la respuesta
inflamatoria.19
La inflamación sinovial crónica resulta en la formación de pannus. Este tejido
granular vascularizado está compuesto de varios tipos de células, incluyendo lin-
focitos, macrófagos, fibroblastos, sinoviocitos y mastocitos. El pannus se en-
cuentra en particular en las áreas marginales de las articulaciones. La invasión
directa tisular por pannus es uno de los principales mecanismos responsables de
daño del cartílago articular, erosión en el hueso subcondral y daño de la estructura
periarticular, lo cual caracteriza a una artritis reumatoide juvenil (ARJ) severa.
No se sabe qué tan extenso debe ser el proceso inflamatorio para generar pannus.
Se ha sugerido que la inflamación por las células mononucleares podría iniciar
el evento de formación de pannus.
El daño articular y la erosión de hueso pueden suceder en zonas completamen-
te vacías de infiltración celular. Estos hallazgos resaltan la importancia de los me-
diadores solubles en el daño articular.
El mantenimiento de la integridad del cartílago y del tejido de la matriz extra-
celular (ECM) es un proceso dinámico. En un estado normal, la síntesis de los
componentes de ECM por los condrocitos y fibroblastos está controlada por la
degradación específica de estas moléculas. La degradación es mediada por una
familia de enzimas proteolíticas comúnmente conocidas como metaloproteasas.
Entre ellas se incluyen colagenasa, estromelisina y gelatinasa. Estas enzimas son
secretadas como proenzimas y deben ser activadas por la actividad proteolítica
de otras enzimas, como la tripsina y la plasmina. Una vez activadas pueden ser
reguladas por influencias inhibitorias de otras enzimas, incluyendo las metalo-
proteasas inhibidoras de tejido y la β2 microglobulina. Otras proteasas que pro-
Artritis reumatoide 77
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
1. Febril sistémica.
2. Pauciarticular.
3. Poliarticular con factor reumatoide positivo.
4. Poliarticular con factor reumatoide negativo.
afectado muy rara vez. La afección de la cadera es inusual; una evolución extensi-
va debe descartar otra patología. La articulación temporomandibular o la colum-
na cervical pueden afectarse en algunos pacientes. En la revisión 1 de los autores23
constituyó 4% de los casos, y en la revisión 224 fue de 19% de los casos.
Una pequeña parte de los pacientes con ARJ (5 a 10%) son positivos para el factor
reumatoide sérico (FR), y usualmente presentan características clínicas que co-
rresponden a los adultos con AR. Hay un predominio en las mujeres (cerca de
80%), y el inicio de la enfermedad ocurre en la edad escolar y en la adolescencia,
aunque se ha documentado en niños más jóvenes. Los pacientes presentan rigi-
dez, edema y limitación para el movimiento, con un inicio que varía de insidioso
y gradual a agudo y fulminante. Ocasionalmente las articulaciones afectadas son
dolorosas. La artritis es típicamente poliarticular y simétrica, afectando muchas ar-
ticulaciones pequeñas, como la mano. La articulación temporomandibular (TMJ)
y la columna cervical están frecuentemente involucradas. La afección de la cade-
ra es frecuente y puede ser debilitante. La artritis puede ser muy severa, y a me-
nudo lleva a erosiones de los huesos y a la destrucción de las articulaciones.
El título de FR es característicamente alto; los niños que tienen un test para FR
positivo transitorio o en límites normales altos no se incluyen en este grupo.
Al igual que los adultos con AR, estos pacientes frecuentemente tienen nódu-
los reumatoideos. Los niños con la enfermedad poliarticular activa pueden expe-
rimentar grados bajos de síntomas sistémicos: malestar, anorexia, irritabilidad y
hepatoesplenomegalia leve o linfadenopatía; estos cambios ocurren temprana-
mente durante el curso de la enfermedad o durante su activación. Aunque estos
síntomas sistémicos no son tan dramáticos como en la forma sistémica de ARJ,
la enfermedad articular domina. La uveítis es rara. En la revisión 1 de los autores
fueron 96% de los casos,23 y en la revisión 2 fueron 72.5% de los casos,24 sin con-
siderar la seropositividad.
Por definición, incluye a los pacientes que llenan los criterios para ARJ, quienes
desarrollan artritis en más de cuatro articulaciones durante los primeros seis me-
ses de la enfermedad y quienes tienen un nivel sérico de RF negativo. Más allá
de estas características, la presentación clínica puede variar ampliamente. Mu-
chos individuos presentan una enfermedad parecida a ARJ poliarticular FR +,
con artritis de articulaciones pequeñas, simétricas, que puede llegar a ser erosiva
Artritis reumatoide 81
ARJ pauciarticular
Por lo general este tipo de ARJ tiene un buen pronóstico. La enfermedad se puede
resolver completamente dentro de los dos a los cinco años de iniciada, y puede
reactivarse años después con características similares a la enfermedad inicial.
Un pequeño porcentaje puede evolucionar al tipo poliarticular (aproximada-
mente de 20 a 40%); por lo general, el niño que mantiene su enfermedad por más
de cinco años puede evolucionar a poliarticular.
Con respecto a los niños que presentan uveítis concomitante, su pronóstico es
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
variable. Algunos tienen una remisión completa de la uveítis, otros pueden pre-
sentar algunas complicaciones: sinequias posteriores (bandas fibróticas que
adhieren el iris al cristalino), lo que hace que su pupila tenga una apariencia irre-
gular, bandas queratopáticas, que son capas de calcio depositadas en la membra-
na de Bowman de la córnea. Pueden encontrarse cataratas y glaucomas. De los
estudios que se han realizado se ha reportado que cerca de 40% de los pacientes
afectados presentan una agudeza visual alterada y 10% tienen ceguera.
COMPLICACIONES
Cuando el dolor articular lleva a la disminución del uso de esa articulación puede
presentarse una dramática atrofia muscular. Las contracturas en flexión son un
problema frecuente cuando la artritis de una articulación es persistente y no se
indica una fisioterapia apropiada. Las contracturas extremas de flexión pueden
llevar a la subluxación. Ocasionalmente se ven quistes sinoviales, especialmente
en el espacio poplíteo. También pueden presentarse en la fosa antecubital, en el
hombro anterior o en el dorso de la muñeca y el tobillo.
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Afección de órganos
DIAGNÓSTICO
4. Artritis simétrica.
5. Nódulos reumáticos.
6. Factor reumatoide positivo en suero.
7. Cambios radiológicos de erosiones y osteoporosis típicos en mano y mu-
ñeca.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Otras condiciones reumáticas de los niños que pueden presentar artritis son:
dermatomiositis, enfermedad de Kawasaki y otras vasculitis; son fáciles de distin-
guir de la ARJ por las características propias de las enfermedades mencionadas.
Las condiciones no reumáticas que se pueden confundir con ARJ son las enfer-
medades neoplásicas, especialmente leucemias y linfomas, que con muy poca
frecuencia se presentan como artritis. El neuroblastoma con involucro de los hue-
sos puede ser enmascarado por ARJ en los niños; el dolor de huesos y la pérdida
de peso deben hacer pensar en esta posibilidad.
Hay que realizar diagnóstico diferencial con artritis séptica y enfermedad de
Lyme.
Las inmunodeficiencias pueden acompañarse de artritis. Las formas más gra-
ves, como la inmunodeficiencia común variable y la agammaglobulinemia, son
fácilmente distinguibles por la presencia de frecuentes infecciones bacterianas
86 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 6)
severas. Sin embargo, las formas leves, como la deficiencia de IgA o la deficien-
cia de C2 heterocigota, pueden ser difíciles de diagnosticar.
Otras condiciones benignas, como el dolor musculosquelético nocturno be-
nigno (dolor por crecimiento), la distrofia neurovascular refleja y el dolor muscu-
losquelético psicógeno, se distinguen fácilmente de ARJ por la ausencia de artri-
tis verdadera.29,30
PARÁMETROS DE LABORATORIO
Abordaje radiológico
Los cambios radiológicos que se observan en estos pacientes son similares a los
que se observan en los adultos con ARJ, con la diferencia de que los cambios se
ven en forma más lenta. El edema del tejido blando puede ser lo primero que se
distingue, con la subsecuente progresión a una osteopenia periarticular, estrecha-
miento del espacio articular y erosión del hueso. En ARJ poliarticular y sistémica
la erosión puede verse en los primeros 30 meses de la enfermedad.
En ARJ pauciarticular la erosión no aparece sino hasta 5 a 10 años dentro del
curso de la enfermedad; por ello, los pocos cambios radiográficos en los primeros
Artritis reumatoide 87
TRATAMIENTO
TRATAMIENTO MÉDICO
Uso de inmunosupresores36
Metotrexate:
Dosis: 5 a 20 mg/m2/semana o 0.3 a 0.6 mg/kg/semana.
Efectos adversos: en adulto: fibrosis hepática, neumonitis (rara en niños).
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Prednisona:
Dosis: 1 mg/kg/día.
Efectos adversos: osteoporosis, retardo en el crecimiento, fracturas vertebra-
les por compresión, síndrome de Cushing, miopatías, susceptibilidad a las infec-
90 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 6)
Agentes biológicos
Fisioterapia
Cirugía
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7
Espondiloartropatías
Renato Daniel Berrón Pérez
DEFINICIÓN
INTRODUCCIÓN
Existe, además, una forma muy importante en México que se llamará espondilo-
artritis inespecífica (EAI).
Los tres primeros padecimientos son los más característicos de este grupo. En
particular, la enfermedad prototipo es la espondilitis anquilosante, y muchos da-
93
94 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 7)
tos de este grupo se basan en estudios de ese padecimiento. Cuando existen los
otros cuatro padecimientos, que corresponden a otros grupos o entidades, sólo
una proporción de pacientes tendrán manifestaciones que harán que se incluyan
en las EA.
EPIDEMIOLOGÍA
ETIOPATOGENIA
Espondilitis indiferenciada
Al principio de cualquiera de estas entidades con frecuencia las manifestaciones
clínicas son sugestivas, pero no características o específicas de una entidad, y es
98 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 7)
Evolución
1. EA en la familia.
2. Entesopatía.
3. Artritis de articulaciones digitales.
4. Sacroileítis.
5. Presencia de HLA--B27.
6. Frecuencia recurrente de artritis y artralgia.
Espondiloartropatías 99
Espondilitis anquilosante
expansión torácica medida por la circunferencia a nivel del cuarto espacio inter-
vertebral se reduce, siendo la diferencia normal entre inspiración y espiración de
6 a 10 cm a menos de 3 cm. Habitualmente la columna cervical puede perder toda
su movilidad, y asume una posición fija en flexión.
Cuando las articulaciones periféricas están afectadas, se detectan los datos de
flogosis habituales.
La manifestación extraarticular más frecuente es uveítis anterior aguda (iritis),
habitualmente unilateral en 25% de los pacientes, manifestada por dolor ocular,
congestión conjuntival periquerática y fotofobia; en el examen con lámpara hen-
dida se observan células inflamatorias en la cámara anterior que confirman el
diagnóstico. Es raro que el proceso se haga crónico.
La afección cardiaca se presenta en 5% de los casos, usualmente muchos años
después del inicio, y en alguna ocasión en forma temprana. La inflamación y el
100 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 7)
severa, con fiebre alta, postración y pérdida de peso, y en otros casos, insidiosa
sin toxicidad sistémica.
La artritis es típicamente oligoarticular y asimétrica, afectando extremidades
inferiores, sobre todo rodillas, tobillos y pies; pueden llegar a afectarse articula-
ciones de extremidades superiores, y es muy rara la afección de caderas y de hom-
bros. El involucro de los dedos de los pies o de las manos da una inflamación difu-
sa, que habitualmente afecta todo el dedo dándole una apariencia de salchicha (lo
que se llama dactilitis), y cuyas articulaciones están aumentadas de volumen, ca-
lientes, dolorosas y con eritema o coloración oscura.
En 60% de los casos hay dolor de espalda, ya sea lumbar por espondilitis o de
glúteo por sacroileítis; esta última sólo se presenta en 20% de los pacientes, sien-
do por lo general unilateral, y sólo 10% desarrollan posteriormente espondilitis
anquilosante.18 La entesitis es muy importante y puede ser crónica e incapacitan-
te; con frecuencia es a nivel de cuello y planta del pie por entesitis de la fascia
plantar o del tendón de Aquiles, con dolor exquisito a nivel de sus inserciones
óseas. Pueden involucrarse otros sitios, como la tibia con tuberosidad de ésta, las
aéreas de la pelvis o aun las costillas.19 En el cuadro clínico de esta entidad se pue-
den encontrar alteraciones mucocutáneas, de presentación temprana y en 50% de
los pacientes; como ejemplo están los casos de queratoderma blenorrágico y un
rash papuloescamoso en las palmas de las manos y las plantas de los pies, y en otros
sitios, como el cráneo. Son clínica e histopatológicamente indistinguibles de la
psoriasis pustular, y pueden evolucionar a eritroderma exfoliativo generalizado.
Con frecuencia se pueden presentar ulceraciones en glande en hombres no cir-
cuncidados, o balanitis circinada en pacientes circuncidados, úlceras orales en
lengua o paladar, y cambios en las uñas, como engrosamiento, opacidad o des-
prendimientos. Las manifestaciones extraarticulares son similares a las de espon-
dilitis anquilosante: uveítis anterior aguda en 20% de los casos, insuficiencia aór-
tica o bloqueo cardiaco en 5%, y muy rara vez amiloidosis o nefropatía por IgA.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Los cambios histopatológicos con el tipo de infiltrados celulares son muy seme-
jantes a los de espondilitis anquilosante.17
DIAGNÓSTICO
los datos que participan para el diagnóstico en los criterios de diagnóstico de es-
pondiloartritis.21 Se requiere la presencia de dolor espinal inflamatorio o sinovitis
asimétrica o predominante en miembros inferiores, y uno o más de los siguientes:
TRATAMIENTO
1. Manejo antiinflamatorio.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Manejo antiinflamatorio
Se debe realizar en la forma más completa posible, con el triple objetivo de abatir
el sufrimiento del paciente, prevenir la destrucción de tejidos con las secuelas
consecuentes y evitar la perpetuación del mecanismo de daño autoinmunitario
por el estímulo de los antígenos propios modificados por su degradación. Se em-
plean los AINEs en las dosis y esquemas que obtenga el objetivo, para que no se
104 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 7)
Empleo de inmunodepresores
De acuerdo con los lineamientos para el uso de inmunodepresores, se indican in-
munodepresores si el proceso de EA es de una severidad que pueda llevar a inva-
lidez severa, o incluso con el riesgo de muerte. El más empleado es el metotrexate
en forma semanal, en dosis de 0.1 a 0.3 mg/kg de peso por semana, con control
periódico de biometría hemática y pruebas funcionales hepáticas para control de
efectos tóxicos. En algunos casos muy severos se pueden emplear inmunodepre-
sores más potentes, como la azatioprina o la ciclofosfamida, debiéndose realizar
los estudios de control a intervalos menores, además de seguir todos los linea-
mientos establecidos para su empleo (ver el capítulo de Inmunodepresión).
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8
Dermatomiositis juvenil
Francisco J. Espinosa Rosales
ANTECEDENTES
EPIDEMIOLOGÍA
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
CUADRO CLÍNICO
107
108 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 8)
DIAGNÓSTICO
sis, como lupus eritematoso sistémico, enfermedad mixta del tejido conectivo, ar-
tritis reumatoide juvenil y exantema alérgico o medicamentoso (o ambos).3
Dermatomiositis juvenil 113
ETIOLOGÍA Y ETIOPATOGENIA
TRATAMIENTO
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Esclerodermia
Marco Antonio Yamazaki Nakashimada, Francisco Rodríguez Quiroz
INTRODUCCIÓN
119
120 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 9)
Figura 9--1. Paciente con importante involucro en hemicara derecha, con piel endureci-
da y pérdida de anexos.
EPIDEMIOLOGÍA
Figura 9--2. Esclerodermia invalidante con involucro en hemicuerpo izquierdo, con gran
afección en pierna.
CLASIFICACIÓN
1. Esclerosis sistémica.
S Difusa: fibrosis de piel diseminada, incluyendo extremidades proxima-
les, tronco y cara, con un involucro temprano de órganos internos.
S Limitada (CREST): involucro de piel a nivel distal, frecuentemente en
cara, con afección tardía de órganos internos.
Sobreposición: cambios de esclerodermia con otras características de
enfermedades del tejido conectivo.
2. Esclerodermia localizada.
S Morfea.
S Morfea generalizada.
122 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 9)
PATOGÉNESIS
Figura 9--4. Paciente con fascies característica de “pajarito” con disminución de aper-
tura bucal, con poca expresividad e involucro de manos.
relación con el sílice, se ha visto un riesgo 155 veces mayor de desarrollar escle-
rodermia en los que padecen silicosis, y 74 veces mayor en los expuestos en com-
paración con la población general en mayores de 40 años. Se han considerado los
agentes infecciosos como posibles estímulos, encontrándose en algunos reportes
niveles elevados de anticuerpos contra Borrelia burgdorferi en pacientes con
morfea y fasciítis eosinofílica.26,27 Hay evidencia de que el mimetismo molecular
podría desempeñar un papel en el desarrollo de autoanticuerpos en algunos pa-
cientes con ES, con la homología de los blancos de los autoanticuerpos y los vi-
rus.28 En el INP, los autores encontraron a seis pacientes con antecedentes de trau-
matismo previo en el sitio donde se inició la lesión; tres presentaron antecedentes
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
de picaduras, y uno de araña que desarrolló una forma cutánea generalizada con
coup de sabre.18
La enfermedad se caracteriza por tres distintos procesos: alteraciones micro-
vasculares, que incluyen daño del endotelio de los capilares, reacción inflamato-
ria perivascular en la dermis, y excesivo acúmulo de colágeno en la capa dérmica
de la piel lesionada.29 Existe daño endotelial con anormalidades capilares como
asas dilatadas, así como destrucción de los capilares del lecho ungueal. Hay infil-
tración de la piel con linfocitos, especialmente CD4+, y ocasionalmente macró-
fagos, células plasmáticas y eosinófilos activados. Se ha visto claramente que un
sistema inmunitario activado tiene un papel central en el daño tisular en los pa-
cientes con esclerosis sistémica. Los linfocitos T activados dominan los tejidos
infiltrados en estos pacientes y se presentan tempranamente en el curso de la en-
fermedad.30--32 Cuando son activados regulan funciones de muchas células hema-
124 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 9)
CUADRO CLÍNICO
Enfermedad cutánea
Esclerodermia sistémica
La esclerodermia sistémica afecta, además de la piel, uno o más órganos internos.
Algunos autores la califican de sistémica simple cuando afecta piel y órganos
adyacentes como músculos y huesos, respetando órganos internos; incluyen en
este grupo la morfea panesclerótica invalidante y la fasciítis eosinofílica. El sín-
drome de CREST es extremadamente raro en niños y está asociado con anticuer-
pos anticentrómero. Se presenta con nódulos a lo largo de los tendones en etapa
temprana, asociada con deformidad de los dedos, y solamente en etapas tardías
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Fenómeno de Raynaud
Afección musculosquelética
Afección renal
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Afección cardiopulmonar
La afección pulmonar es actualmente la principal causa de mortalidad; puede ma-
nifestarse como neumonitis intersticial, bronquiolitis y enfermedad vascular pul-
monar, relacionándose el anticuerpo Scl–70 con fibrosis pulmonar. La sintoma-
tología incluye fatiga, astenia, disnea y tos seca.68 El daño pulmonar incluye
alveolitis fibrosante, enfermedad vascular pulmonar y en ocasiones enfermedad
pleural. Los trastornos en la función pulmonar se caracterizan por cambios res-
trictivos con reducción del volumen respiratorio, y alteraciones en la distensibili-
dad y capacidad de difusión. Los hallazgos histológicos incluyen inflamación in-
tersticial, vasculitis y fibrosis. Se han delineado tres tipos de enfermedad
pulmonar en la ES, que involucran a la vasculatura pulmonar y al parénquima:
fibrosis intersticial predominante con obliteración gradual de la vasculatura y cor
pulmonale progresivo, lesiones del parénquima pulmonar, y vasculatura combi-
nada y predominantemente vascular con insuficiencia derecha letal.68
A nivel cardiaco la disnea de esfuerzo es el síntoma más común, y puede haber
afección del pericardio, a menudo clínicamente inaparente, de 33 a 72%, y pocas
veces ocurre una pericarditis aguda asociada con mal pronóstico. En adultos los
estudios post mortem muestran pericarditis fibrinosa en 40% de los casos. La afec-
ción de pericardio usualmente se presenta como derrame asintomático, aunque
puede haber fiebre y dolor retroesternal. Puede presentarse fibrosis del sistema de
conducción, manifestándose como arritmias.69,70 Pueden afectarse las arteriolas
coronarias en 17% de los casos con proliferación de la íntima, fibrosis mural y pro-
liferación endotelial. Las arterias coronarias pueden sufrir espasmo intermitente
similar al fenómeno de Raynaud. El miocardio se afecta más comúnmente, encon-
trándose una fibrosis miocárdica en parche como hallazgo patológico más fre-
cuente, involucrando todas las porciones del corazón en 30 a 70% de los casos.70
DIAGNÓSTICO
TRATAMIENTO
Terapia de soporte
PRONÓSTICO
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Vasculitis
Renato Daniel Berrón Pérez, Marco Antonio Yamazaki Nakashimada
INTRODUCCIÓN
139
140 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 10)
INTRODUCCIÓN
EPIDEMIOLOGÍA
143
144 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 11)
seis meses hasta los 80 años de edad; sin embargo, 50% de los casos aparecen en
menores de cinco años y 75% en menores de 10 años de edad.1,3 Los pacientes
menores de dos años tienden a presentar un cuadro más leve de la enfermedad;
en contraste, los pacientes adultos presentan mayor involucro renal, con una fre-
cuencia de hasta 85% del total, y de éstos, 13% desarrollan insuficiencia renal.
Niñas y niños se ven afectados, con discreto predominio de los varones (relación
hombre--mujer 1.5:1).4
Hay cierta predisposición genética, ya que se ha descrito a padres e hijos afec-
tados, con ciertos haplotipos relacionados con esta enfermedad (HLA--B35 y
HLA--DR4). También se han encontrado casos de pacientes con deficiencia del
complemento (C2 y C4), con predisposición para desarrollar esta entidad.2
PATOGÉNESIS
tan elevados niveles de IgA y complejos inmunitarios con IgA, con desarrollo de
lesiones histopatológicamente indistinguibles, con depósito de IgA en ambas
entidades a nivel renal, piel y sistema gastrointestinal. En un reporte en gemelos
idénticos, uno desarrolló púrpura de Henoch--Schönlein y el otro enfermedad de
Buerger.
CUADRO CLÍNICO
Las lesiones cutáneas aparecen en todos los casos, aunque no siempre al iniciarse
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
los casos, aunque en algunos reportes la artritis es más frecuente). Este dolor es
de tipo cólico y se acompaña de náuseas y vómitos. En ocasiones es tan intenso
que aparenta un abdomen agudo. El dolor se debe a la vasculitis visceral o perito-
neal, con extravasación de sangre en mucosa y submucosa y ulceración de éstas,
con riesgo de perforación intestinal. Se ha observado melena o hematemesis
como manifestación predominante. En 1 a 5% de los casos en niños se presenta
intususcepción usualmente ileoileal, pero también pueden observarse ileocólica o
yeyuno--yeyunal. Se han reportado casos de malabsorción, enteropatía exudativa,
serositis intestinal, la presencia de hepatoesplenomegalia y ascitis hemorrágica.
Las artralgias pueden preceder a la púrpura hasta en 25% de los casos. Las arti-
culaciones más frecuentemente afectadas son:
S Rodillas.
S Tobillos.
S Codos.
S Muñecas.
Histopatología
Hay dos esquemas de clasificación principales para los cambios renales patológi-
cos en la nefritis por púrpura de Henoch--Schönlein: el primero utiliza el grado
Púrpura de Henoch--Schönlein 147
1. Púrpura palpable.
2. Edad < 20 años.
3. Angina intestinal.
4. Granulocitos en la pared en la biopsia.
LABORATORIO Y GABINETE
TRATAMIENTO
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INTRODUCCIÓN
Epidemiología
151
152 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 12)
mujer es de 1.5:1, con edad pico de aparición de los 18 a los 24 meses de edad;
50% son menores de dos años y 80% menores de cuatro años de edad. La enfer-
medad es poco frecuente en neonatos y adolescentes, aunque en esta población
el pronóstico es más serio, con un curso más rápido y severo.5 Se han reportado
epidemias en Japón, donde aparecen en invierno y en primavera, principalmente.
En México se han reportado varias series de casos, aunque se ignora su incidencia
exacta;6--10 sin embargo, es bien reconocido que la incidencia de la enfermedad
está aumentando globalmente.11 En Japón, donde se han realizado encuestas se-
riadas a nivel nacional, se estima que hay entre 5 000 y 6 000 casos nuevos cada
año, con una incidencia estimada de 120 a 150 casos por 100 000 niños menores
de cinco años de edad.11
Etiología
Características clínicas
No existen datos clínicos o de laboratorio patognomónicos de la enfermedad, por
lo que el diagnóstico se establece basándose en criterios clínicos (cuadro 12--1).
La enfermedad de Kawasaki es una enfermedad trifásica, con fase aguda, fase
subaguda y fase de convalecencia. La fase aguda se caracteriza por fiebre y con-
juntivitis, cambios en la mucosa oral, manos y pies, con una duración de 8 a 15
días sin tratamiento. En la fase subaguda hay descamación de palmas y plantas,
artritis y trombocitosis, con duración de hasta cuatro semanas. Finalmente está
la fase de convalecencia, en la cual el riesgo de infarto del miocardio es mayor.1
El diagnóstico puede ser difícil, ya que los síntomas pueden aparecer de forma
secuencial y no simultáneamente. La fiebre es la característica más constante, y
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
inyección conjuntival no exudativa, y los labios se tornan rojo cereza con fisuras
que sangran ocasionalmente. De tres a cinco días después de la fiebre aparecen
las manifestaciones dermatológicas. Las lesiones cutáneas pueden ser muy varia-
das, presentándose como pápulas eritematosas, placas coalescentes urticarifor-
mes, máculas, lesiones en “diana” o como eritrodermia escarlatiniforme. Una
clave diagnóstica es el eritema que se acentúa a nivel perineal. Otro dato clínico
importante en el medio mexicano es la induración y eritema en la zona de aplica-
ción de la BCG29,30 (figura 12--1). Las manos y los pies se encuentran indurados
con coloración rojo púrpura en palmas y plantas, y hacia la segunda o tercera se-
manas de la enfermedad hay descamación en la punta de los dedos hasta involu-
crar palmas y plantas. El hallazgo menos constante es la linfadenopatía cervical
(75% en Japón y 50% en EUA), pero en ocasiones puede ser tan importante que
desplaza la tráquea. Este dato clínico habitualmente se observa en los mayores
de tres años de edad.2
Los principales factores de riesgo para desarrollar aneurismas coronarios son:
género masculino, edad menor de un año, fiebre de más de 14 días de evolución,
anemia con hemoglobina (Hb) menor de 10 g/dL, leucocitosis > 30 000/ mm3,
trombocitosis, hipoalbuminemia, proteína C reactiva o velocidad de sedimenta-
ción globular (VSG) elevada por más de 30 días y tratamiento con GGIV tar-
día.31--34 Por otro lado, aquellos pacientes con proteína C reactiva > 10 mg/dL,
deshidrogenasa láctica (DHL) > 590 UI/L o Hb 11 g/dL tienen mayor riesgo de
Enfermedad de Kawasaki 155
manifiesta con fotofobia y se reporta hasta en 70% de los casos. Puede presentar-
se hydrops vesicular con dolor abdominal, ictericia y una masa palpable en el cua-
drante superior derecho, en cuyo caso se realiza ultrasonido, y su manejo es con-
servador. En ocasiones puede presentarse con vómito y diarrea. Hasta en la mitad
de los casos puede haber evidencia de meningitis aséptica con un líquido cefalo-
rraquídeo que muestre pleocitosis, predominio de mononucleares, pero con glu-
cosa y proteínas normales.1,2
Laboratorio y gabinete
Tratamiento
Siempre será mejor sobrediagnosticar la enfermedad que pasarla por alto, dadas
las implicaciones de no tratarla. Actualmente el tratamiento reconocido para esta
enfermedad es la AspirinaR en cuatro dosis, en conjunto con una dosis de gam-
maglobulina endovenosa (GGIV) a 2 g/kg/dosis, con una reducción en la inci-
dencia de anormalidades coronarias. Si no son tratados, 20% de los pacientes de-
sarrollan aneurismas coronarios, contra 4% si sí lo son.38,39 El mecanismo de la
gammaglobulina endovenosa en esta entidad se desconoce; sin embargo, se sabe
que disminuye la producción de citocinas inflamatorias y neutraliza las toxinas
que actuarían como superantígenos. La regresión o resolución completa de los
aneurismas coronarios se ve un año después de la enfermedad aguda en 50% de
los pacientes. No se recomienda vacunar a los niños dentro de por lo menos los
tres meses de aplicada la GGIV. La dosis inicial de la AspirinaR es antiinflamato-
ria de 80 a 100 mg/kg/d, aunque algunas autoridades recomiendan una dosis me-
nor, de 30 a 50 mg/kg/d.1,2 En la fase de convalecencia se recomienda una sola
dosis antiagregante de AspirinaR, de 3 a 5 mg/kg/d, por 12 semanas. En niños
con intolerancia a la AspirinaR puede utilizarse el dipiridamol, 2 a 3 mg/kg, para
prevenir la formación de trombos.
Enfermedad de Kawasaki 157
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13
Poliarteritis nodosa
Ina Quevedo Runne
La poliarteritis nodosa (PAN) fue descrita por primera vez a mediados de 1852
por von Rokitansky1 y más tarde por Virchow.2 Sin embargo, el crédito para el
reporte inaugural se les atribuye a Adolf Kussmaul y Rudolf Maier, quienes re-
portaron en 1866 un caso de vasculitis sistémica, la cual denominaron “periarteri-
tis nodosa”, en un paciente de 27 años de edad;3,4 el paciente presentaba un cuadro
“peculiar de estrechamiento nodular de innumerables arterias... en el intestino,
en el estómago, en los riñones, en el bazo, en el corazón y músculos voluntarios...
las arterias pulmonares no se afectaron, mientras que las arterias bronquiales,
aunque solamente en el mediastino, estaban afectadas en menor grado”. Todavía
hoy, los reportes de afección del parénquima pulmonar en la poliarteritis nodosa
clásica (PAN) son inexistentes. Ferrari5 y Dickinson6 observaron el proceso de
naturaleza transmural y multifocal, y utilizaron el término de “poliarteritis nodosa”
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
partiendo de la distinción del síndrome descrito por Kussmaul y Maier de las lesio-
nes vasculares de la sífilis terciaria. Se enfatizó la denominación de poliarteritis
nodosa por su naturaleza panarterítica recalcando la afección múltiple de las arte-
rias. Peral Zeek fue el pionero de la clasificación de las vasculitis, y en 1948 distin-
guió a pacientes con lesiones necrosantes que involucraban vasos de mediano y pe-
queño calibre de aquéllas confinadas a pequeños vasos, poliarteritis nodosa y
angeítis por hipersensibilidad, respectivamente.7
Varios autores encontraron a un subgrupo de pacientes que presentaban infla-
mación glomerular con afección de vasos de mediano calibre o sin ella, y se le desig-
nó “PAN microscópica”; posteriormente se le denominó “poliangeítis microscó-
pica” (MPA), por la tendencia a involucrar no solamente arterias, sino también
161
162 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 13)
y seis años de edad (el más pequeño fue de 14 meses y el mayor de 17 años de
edad). En México aún no se han determinado estudios genéticos de antígenos de
histocompatibilidad, ni de genes del receptor del linfocito T, para determinar posi-
bles marcadores de susceptibilidad de padecer esta entidad sindromática. En un es-
tudio realizado en Grecia la ausencia de HLA--DR3 en pacientes adultos con PAN
no fue significativo. Aunque la mayoría de los casos son esporádicos, se ha repor-
tado un caso familiar.24 En el INP tampoco se presentó predilección por alguna re-
gión de la República Mexicana, ni relación con alguna estación del año.
ETIOLOGÍA
FISIOPATOLOGÍA E HISTOPATOLOGÍA
CUADRO CLÍNICO
Manifestaciones cutáneas
Las lesiones pueden ser focales o difusas, y a menudo están más marcadas en las
extremidades inferiores, particularmente cerca del maleolo o la pantorrilla. Las
lesiones (livedo reticularis, úlceras cutáneas y bulas o erupción vesicular)36,37
pueden ser graves, incluyendo infarto y gangrena de dedos, pies u otras áreas, y
ulceración, que puede extenderse al tejido subcutáneo. El livedo reticularis es im-
portante ante la sospecha de angeítis y es un criterio diagnóstico; el causado por
vasculitis activa no se pone blanco a la presión. Algunos pacientes pueden pre-
sentar petequias palpables o lesiones purpúricas similares a las que se observan
en vasculitis por hipersensibilidad (púrpura de Henoch--Schönlein, enfermedad
del suero y crioglobulinemia mixta). En algunas series la mencionan como fre-
cuente; en la revisión de la autora fue sólo en 8 de 33, y únicamente cuatro estu-
vieron asociadas a trombocitopenia. Los nódulos con frecuencia evolucionan ha-
cia ulceraciones con bordes ondulados, y de su presencia se deriva el nombre de
periarteritis nodosa; es una de las manifestaciones cutáneas menos comunes. La
isquemia digital a menudo se acompaña de esquirlas hemorrágicas que en ocasio-
nes inducen pérdida de tejido.
La biopsia de las lesiones en piel revela inflamación de pequeños vasos, llama-
da vasculitis leucocitoclástica, que es más prominente en las vénulas poscapila-
res. Estos hallazgos a menudo se consideran como síndrome de “sobreposición”,
aunque el curso y el tratamiento sean similares a los de la PAN clásica38 (cuadro
13--2).
Un alto porcentaje de los pacientes presentaron manifestaciones polimórficas
cutáneas, a diferencia de lo publicado en la literatura (de 20 a 50% de los pacien-
tes).39,40 Los signos típicos de panarteritis nodosa según Bravermen (nódulos
subcutáneos, gangrenas periféricas, equimosis y en ocasiones livedo reticularis)
Poliarteritis nodosa 167
Manifestaciones digestivas
Manifestaciones cardiovasculares
La taquicardia sin fiebre es común. Las lesiones específicas de corazón son rara-
mente diagnosticadas en vida, pero en las series de autopsia indican afección en
la mayoría de los pacientes.47,48 La necrosis en parche del miocardio por afección
subclínica arteriolar es un hallazgo frecuente. Se pueden presentar insuficiencia
cardiaca e infarto del miocardio; menos frecuente es la pericarditis con frote peri-
cárdico. Se ha mencionado en la literatura103 que los pacientes con fenómeno de
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Manifestaciones linfáticas
Manifestaciones respiratorias
Manifestaciones articulares
Manifestaciones musculares
Manifestaciones otorrinolaringológicas
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Manifestaciones renales
SEROLOGÍA
positivo otra vez, seguido de un periodo de reposo con ANCA negativo, está en
riesgo de actividad. Sin embargo, la correlación temporal entre el retorno de
ANCA y la actividad es pobre.69
DIAGNÓSTICO
SNC, por lo difícil de obtener una biopsia en estas áreas.74 Aunque el examen an-
giográfico confirma la localización del daño vascular, curiosamente no se corre-
laciona con la severidad de la disfunción del órgano. En la revisión de la autora
se solicitaron 30 de 33 angiografías, y todas ellas mostraron datos anormales
como microdilataciones (las cuales fueron pequeñas y no grandes, como se reporta
en la literatura), adelgazamiento del calibre de los vasos, tortuosidades/irregula-
ridades en el trayecto vascular, una oclusión y aumento de la presión en la aplica-
ción del medio de contraste. Las lesiones tienden a localizarse en las bifurcacio-
nes vasculares donde el flujo uniforme laminar tiende a ser turbulento,108 y se
puede estimular el oncogén NF--κB. La naturaleza y localización de los síntomas
podría dar a los clínicos opciones de biopsia y una variedad de sitios, como la piel,
el recto, el hígado, el nervio sural, el musculoesqueleto, el riñón, el testículo y la
arteria temporal.76--79 La biopsia es el “patrón de oro” para el diagnóstico en la
176 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 13)
EVOLUCIÓN
PRONÓSTICO
TRATAMIENTO
vs. 55% de los pacientes) y ausencia de recaídas y muertes en tres años de obser-
vación.99
Algunos investigadores han encontrado que las recaídas son relativamente
poco comunes en PAN (56 y 96%) en contraste con recaídas más altas (20 a 46%)
en las vasculitis ANCA+, como la granulomatosis de Wegener y la poliangeítis
microscópica. El control posterior deberá ser periódico durante varios años.
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14
Poliarteritis cutánea
Ina Quevedo Runne
INTRODUCCIÓN
Fue primariamente descrita por Lindberg en 1931,1 y desde entonces se han pu-
blicado muchos reportes de casos y series, incluyendo el de los autores Borrie en
19722 y Díaz--Pérez y Winkelman en 1977,3 quienes basaron su definición en el
involucro cutáneo; fueron los autores Chen4 y Daoud5 quienes clasificaron este
síndrome en tres grupos bien diferenciados.
Para la mayoría de los autores, la poliarteritis nodosa cutánea (PANC) es un
proceso distinto de la poliarteritis nodosa sistémica (PAN); es una entidad bien
reconocida, localizada, vasculítica, que involucra vasos de mediano y pequeño
calibre en la dermis profunda y el panniculus; de curso crónico, con una evolu-
ción con recaídas y con sólo moderados efectos sistémicos, con ausencia de invo-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
185
186 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 14)
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
HISTOPATOLOGÍA
CUADRO CLÍNICO
En pacientes adultos con PAN la piel está afectada en 20% de los casos,30 pero
solamente en 10% la afectación se localiza exclusivamente en la piel.2 En niños
que padecen de PAN es muy raro,52 y la piel está afectada en 80% de los casos.37
Parece no haber diferencias significativas entre la poliarteritis nodosa cutánea en
niños y en adultos.36,53 La típica lesión primaria, y la más común, es la presencia
de nódulos subcutáneos dolorosos, asimétricos, bilaterales, en forma aislada o
formando grupos; estos últimos aparecen frecuentemente en el área de la livedo
reticularis y se manifiestan en cualquier sitio, siguiendo el trayecto de las arterias
en 10% de los casos, y con mayor frecuencia en miembros inferiores.3,4,10,14 Los
nódulos son pequeños (de 0.5 a 2 cm) y dolorosos, más palpables que visibles.
En las zonas ya dañadas tienden a afectarse nuevamente durante las recaídas, aun
después de mucho tiempo de remisión. Pueden ser de color de rosa o rojos al ini-
cio y posteriormente tornarse rojo intenso o azules; se pueden observar en dife-
rentes etapas de evolución al mismo tiempo, y su número puede llegar hasta 100.
Estas lesiones pueden ulcerarse, y los cambios ulcerativos en relación con el pro-
nóstico aún no se conocen.3 Las lesiones pueden durar de días a meses.54 Las le-
siones nodulares en la periarteritis nodosa sistémica son más agudas, se ulceran
con mayor frecuencia y pueden asociarse con rash maculopapular o petequial,
lesiones vesiculobulosas, púrpura, hemorragia e infarto agudo.3 Las úlceras fre-
cuentemente van precedidas de nódulos, cambios necróticos y hemorrágicos de
la piel, y en aproximadamente la mitad de los casos los pacientes con PANC ma-
nifiestan ulceración durante el curso de la enfermedad.3--5 La ulceración puede
indicar más: una severa inflamación vascular con un aumento en la incidencia de
neuropatía asociada. Daoud MS y col. dividen esta entidad sindromática en
PANC “no ulcerativa” y PANC “ulcerativa”.5 El edema puede ser un signo tem-
prano. El livedo reticularis se ha reportado en 50 a 80% de los pacientes,3,4,10,14
con un patrón típico en quemadura en estrella; su presentación es generalmente
después de la aparición de los nódulos, con frecuencia en zonas de presión como
piernas, glúteos, pies y escápula. Puede estar presente por años como única mani-
festación clínica de daño arterial. El livedo reticularis en PAN sistémica es menos
reticulado y menos crónico que la forma cutánea.3 La presencia de gangrena pe-
riférica y autoamputación no es rara, especialmente en los casos neonata-
les.6,20,55--57 Se ha reportado un caso de PANC con lesión cutánea de “atrofia blan-
ca” sin presencia de insuficiencia venosa ni trombofilia, demostrado por los
Poliarteritis cutánea 189
Figura 14--1. Nódulos e induración eritematosa sobre una placa de livedo reticularis con
necrosis superficial en “quemadura en estrella”.
una mujer de 45 años de edad con linfedema en la parte inferior de miembros infe-
riores, acompañado de nódulos dolorosos, como primera manifestación o asocia-
ción con PANC; y se resolvió con prednisona seguida de colchicina y dapsona.62
Un espectro de manifestaciones sistémicas pueden acompañar a los cambios
cutáneos. La fiebre se presenta en 25 a 30% de los pacientes en diversas series,3,5
en los momentos de exacerbación del cuadro clínico. También pueden presentar-
se mialgias (50% de los casos),2,10 rigidez muscular, malestar general, anorexia,
fatiga, letargia (25%)5 y odinofagia.53,54 Los procesos que se han descrito en adul-
tos son conjuntivitis y uveítis.63
La evolución típica es la cronicidad (meses o años), con periodos de remisión
(puede ser de años) y recaídas (en ocasiones precedida de alguna infección ya
mencionada), y se han reportado hasta seis recaídas en un periodo de 20 años;64
es de pronóstico favorable3 tanto en niños como en adultos. Lo más frecuente es
que se presente la resolución. Si desde el inicio no se presenta involucro sistémico
es muy probable que permanezca sin enfermedad generalizada aun en las recaí-
das, y el curso prolongado por 20 años o más lo han enfatizado muchos autores.13
Se ha reportado la evolución hacia el involucro visceral,2,3,8,9,36,65 y no estuvo in-
fluido por la edad de inicio, la sintomatología o el número o localización de las
lesiones cutáneas.3 Nunca se puede asegurar la curación y es mejor referirse a ella
como una remisión prolongada. La frecuencia y la severidad no están influidas
por la edad de inicio, la apariencia clínica de las lesiones o el tratamiento aplica-
do. Mientras que la elevación de la velocidad de eritrosedimentación es un signo
de mal pronóstico para la PANS, no lo es para la PANC. No se han reportado casos
Poliarteritis cutánea 191
de muerte como resultado de PANC,3,13 y en los que han muerto por otras causas
no se ha podido demostrar la presencia de arteritis sistémica.13
DIAGNÓSTICO
Diagnóstico diferencial
TRATAMIENTO
tar cualquier afección sistémica o infección que se presente. Los corticoides sisté-
micos inducen a una remisión satisfactoria cuando está presente y florida la fase
aguda.74 Se han utilizado diferentes esquemas, como prednisona a 1 mg/kg/día,
prednisolona a 2 mg/kg/día por dos meses, continuando posteriormente, y ante
presencia de recurrencias, con metilprednisolona a bolos de 30 mg/kg/día VO
mensualmente, presentando remisión corta en un caso.75 En el Servicio de Inmu-
nología del Instituto Nacional de Pediatría se ha propuesto el uso de talidomida
con buena respuesta, con un reporte en la literatura76 (ver el caso en el capítulo
24). En los casos no severos pueden administrarse sólo antiinflamatorios no este-
roideos, o en combinación con una dosis baja de prednisona (20 mg/día). La ad-
ministración de AspirinaR sola ha fracasado.10,36,52 En casos severos o ante el uso
prolongado de esteroides se pueden indicar inmunodepresores,10 que permiten la
disminución de la dosis y los efectos colaterales de los esteroides (metotrexate
semanal,77,78 ciclofosfamida, ciclosporina, azatioprina,15 dapsona), solos o en
combinación con esteroides en baja dosis,7,53,79 y deberán seguirse los lineamien-
tos precisos expuestos en el capítulo 20, Inmunodepresión. La sulfapiridina pue-
de inducir la remisión.2 También se ha utilizado la oxipentafilina asociada con
esteroides e inmunosupresores.15 Se están comenzando a utilizar nuevos agentes
terapéuticos, como el mofetil micofenolato, rituximab e inhibidores del factor de
necrosis tumoral--alfa (TNF--α),80 y colchicina.76 La aplicación de iloprost pare-
ce ser efectiva para el tratamiento de isquemia o úlceras digitales, y se administra
asociado a inmunosupresores, con el objetivo de prevenir complicaciones irre-
versibles, como gangrena digital y amputación.81 La indicación de antibióticos
por largo tiempo estaría indicada en aquellos casos en que están documentadas
las infecciones frecuentes por estreptococo o por otros gérmenes. La remisión se
presenta después de la inducción del tratamiento (moderada dosis de esteroides)
y después de un año de terapia de mantenimiento (baja dosis de esteroides, sulfa-
piridina y/o inmunosupresores, u otros), debiéndose valorar la prolongación del
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
tratamiento por uno o dos años, según el caso, con inmunosupresores u otros medi-
camentos nuevos, y la suspensión de los esteroides por sus efectos colaterales a largo
plazo (retardo del crecimiento, osteoporosis, diabetes, cataratas, severos efectos
cosméticos con los consecuentes problemas psicológicos). Basándose en repor-
tes previos de la eficacia de la gammaglobulina intravenosa en una variedad de
enfermedades autoinmunitarias, Uziel, Siverman, Gedalia y col. administraron
esta terapia a un caso de PANC cada uno, en dosis de 1 g/kg/día por dos días con-
secutivos, y 1 g/kg/día en dos dosis con dos semanas de intervalo, asociados con
ASA y penicilina profiláctica, obteniendo buena respuesta (de tres a cuatro días)
y favorable evolución; sin embargo, deberán realizarse más estudios al respec-
to.82,83 En caso de presencia de anticuerpos antifosfolípidos, deberá considerarse
la administración de antiagregantes plaquetarios como la AspirinaR (100 mg/
día).57 Deberán tomarse en cuenta los efectos no deseables de los fármacos utili-
194 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 14)
zados a corto y largo plazo y las interacciones entre ellos. Por la posibilidad del
involucro sistémico, estos pacientes deberán ser vigilados toda la vida.66 Hay que
tomar en cuenta que las remisiones pueden presentarse espontáneamente.41 Se re-
quieren estudios controlados para definir el mejor tratamiento en el futuro, así co-
mo el riesgo de involucro sistémico.74
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
HISTORIA
199
200 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 15)
DEFINICIÓN
EPIDEMIOLOGÍA
Se considera una de las formas más comunes de vasculitis necrosante, con una
incidencia anual de 1 a 8.5 por millón en niños y adultos jóvenes. La prevalencia
es de 3 por 100 000 personas. Aunque tiene predilección por caucásicos en EUA,
ocurre en todos los grupos étnicos. Afecta a ambos géneros por igual, aunque, en
el caso de adultos, 75% son varones. Ocurre en pacientes de todas las edades, aun-
que la edad promedio de inicio es a los 40 años de edad (rango 9 a 78 años).2,3,5
ETIOPATOGENIA
INFLAMACIÓN GRANULOMATOSA
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Manifestaciones pulmonares
gicamente son asintomáticos. Los hallazgos radiológicos más comunes son infil-
trados pulmonares (67% de los casos) y nódulos (58%). El infiltrado pulmonar
en la GW puede ser fugaz: aparece y se resuelve en algunos casos aun antes de
instituirse el tratamiento. El infiltrado intersticial difuso persistente es raro (< 1%
de los casos) y debe sugerir otro diagnóstico. Los nódulos pulmonares en GW
usualmente son múltiples, bilaterales y frecuentemente cavitados (50% de los ca-
sos). La TAC pulmonar revela infiltrados y nódulos no detectados por radiogra-
fías convencionales en 43 a 63% de los casos. Manifestaciones pulmonares me-
nos comunes incluyen derrame pleural, hemorragia pulmonar difusa, adenopatía
y masa hiliar o mediastinal.3,14,17,18
En pacientes con síntomas pulmonares se debe excluir neumonía. La broncos-
copia es necesaria para descartar infección o para establecer un diagnóstico mi-
crobiológico para la realización de tinciones o cultivos apropiados.
Es significativa la morbilidad pulmonar en la GW. Las pruebas de función pul-
monar pueden revelar defectos obstructivos hasta en 55% de los pacientes, gene-
ralmente causados por lesión endobronquial y cicatrización. Los defectos restric-
tivos con reducción del volumen pulmonar y capacidad de difusión del monóxido
de carbono se observan en 30 a 60% de los pacientes.3
El espectro patológico completo puede ser más aparente en muestra de biopsia
pulmonar. Los hallazgos vasculíticos y los granulomas necrosantes no coexisten
invariablemente, y pueden confirmarse en biopsia pulmonar. Además, puede ha-
ber trasfondo inflamatorio extenso e inespecífico. La vasculitis leucocitoclástica
en el pulmón puede incluir arterias, venas y capilares, con granulomas o sin ellos.
La necrosis vascular se inicia con agrupamiento de neutrófilos dentro de los vasos
sanguíneos (microabscesos) que degeneran y son rodeados de histiocitos pálidos.
La coalescencia de tales microabscesos neutrofílicos lleva a regiones extensas de
necrosis geográfica. El rango de inflamación granulomatosa en la GW puede in-
cluir granulomas, células gigantes esparcidas y granulomas pobremente forma-
dos.4
Manifestaciones renales
Manifestaciones oculares
Las manifestaciones oculares ocurren en 28 a 58% de los pacientes con GW, y
pueden ser parte de la presentación inicial en 8 a 16% de los casos. Son dos las
lesiones oculares clave: la masa retroorbitaria y la escleritis necrosante. La masa
retroorbitaria es una lesión refractaria a tratamiento; puede llevar a proptosis y
pérdida visual por isquemia del nervio óptico. La escleritis puede causar dolor
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Manifestaciones cutáneas
Las manifestaciones cutáneas se han reportado en 40 a 50% de pacientes con GW
y pueden ser parte de la presentación inicial en 13 a 25% de los casos. Las mani-
festaciones incluyen úlceras, púrpura palpable, nódulos subcutáneos, pápulas y
206 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 15)
Manifestaciones musculosqueléticas
Ocurren en 32 a 53% de los casos en el momento de la presentación, y en 67 a
76% durante el curso de la enfermedad. Pueden cursar con artralgias y artritis de
grandes articulaciones; respetan pequeñas articulaciones de manos. También
puede haber hemorragias en astilla, isquemia digital y gangrena resultante de in-
flamación de grandes arterias digitales. La artritis de la GW es no erosiva y no
deformante. El factor reumatoide es positivo en 50 a 60% de los pacientes.3,4
Manifestaciones neurológicas
La afección neurológica rara vez se presenta al principio de la enfermedad, pero
puede desarrollarse durante el curso de la misma en 22 a 50% de los casos. La
neuropatía periférica es la manifestación neurológica única más común en la GW
(de 10 a 16% de los casos). La mononeuritis múltiple es el patrón clínico más co-
mún (de 12 a 15%), seguida por una polineuropatía distal y simétrica (2%). La
electromiografía y los estudios de conducción nerviosa pueden ser útiles para de-
mostrar la extensión y distribución de la afección, y a menudo se identifica una
mononeuropatía sobrepuesta que podría no ser aparente al examen clínico. La
biopsia del nervio involucrado revela vasculitis, pero rara vez es necesaria para
establecer el diagnóstico o para tomar decisiones terapéuticas.3,4,20
Aunque se ha reportado afección del parénquima cerebral en la GW, las mani-
festaciones más comunes son la meningitis manifestada con cefalea insoportable
y la neuropatía craneal. Los eventos cerebrovasculares ocurren en 4% de los ca-
sos; pueden incluir infarto cerebral o del tallo encefálico, hematoma subdural y
hemorragia subaracnoidea.
En pacientes con manifestaciones del SNC pueden considerarse varias prue-
bas diagnósticas. La tomografía computarizada o la resonancia magnética del ce-
rebro pueden documentar la presencia de infartos, hemorragias, masas, aumento
meníngeo y afección de materia blanca periventricular. En algunos casos es nece-
saria la punción lumbar para excluir infección del SNC o hemorragia subaracnoi-
dea. La angiografía cerebral es de poca ayuda diagnóstica, ya que los vasos más
afectados son de pequeño calibre.3,4,20
Manifestaciones gastrointestinales
El dolor abdominal, la diarrea y la hemorragia son los síntomas más frecuente-
mente reportados en relación con la presencia de ulceraciones en intestino delga-
Granulomatosis de Wegener 207
Manifestaciones genitourinarias
Manifestaciones cardiacas
GRANULOMATOSIS DE WEGENER EN
PACIENTES PEDIÁTRICOS Y ADOLESCENTES
EXPERIENCIA EN EL INP
DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO
ESTUDIOS DE GABINETE
Las radiografías y la TAC de senos paranasales detectan afección de vía aérea su-
perior.
La radiografía de tórax puede demostrar nódulos en 69% e infiltrado (bilateral
difuso, en parches o consolidación localizada) en 53%.3,13
210 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 15)
HISTOPATOLOGÍA
CRITERIOS DIAGNÓSTICOS
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
TRATAMIENTO
WG PAM SCS
ANCA positivo (%) 80 a 90% 75% 50%
Inmunofluorescencia cANCA/PR3 pANCA/MPO pANCA/MPO
típica EIA
Tracto respiratorio Perforación septal nasal, Leve Pólipos nasales,
superior nariz “en silla de mon- rinitis alérgica
tar”, estenosis subgló-
tica
Pulmón Nódulos Hemorragia Asma
Lesiones cavitarias alveolar Infiltrado fugaz
Riñón Glomerulonefritis NC, Glomerulonefritis Glomerulonefritis
hallazgos granulomato- NC (creciente NC (enfermedad
sos ocasionales necrosante) renal inusual)
Hallazgos distintivos Enfermedad de vía aérea Inflamación no Alergia, eosinofilia
destructiva granulomatosa
212 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 15)
Glucocorticoides
Ciclofosfamida
Metotrexate
Trimetoprim--sulfametoxazol
Las infecciones del tracto respiratorio pueden estar asociadas con exacerbacio-
nes de la enfermedad en pacientes con GW. El uso profiláctico de trimetoprim--
sulfametoxazol puede reducir la incidencia de infecciones respiratorias, y en al-
gunos estudios previene la activación de la enfermedad.2,3
Inmunoglobulina intravenosa
IgIV empleada es de 400 mg/kg/día durante cinco días. Sin embargo, el trata-
miento sólo con IgIV no ha logrado mantener remisiones ni evita recaídas. Las
dosis repetidas de IgIV no han mostrado ser mejores que la administración única,
por lo que el tratamiento con IgIV no puede recomendarse actualmente para la
GW.33,34
Otros tratamientos
Otras terapias que están siendo evaluadas incluyen plasmaféresis, globulina anti-
timocito, mofetil micofenolato, etopósido, inhibidores de TNF y anticuerpos mo-
noclonales antiCD20, que han sido empleados en un pequeño número de pacien-
tes, aunque se carece de datos suficientes para juzgar su eficacia.3,4
214 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 15)
PROCEDIMIENTO QUIRÚRGICO
COMPLICACIONES
El crecimiento de los granulomas puede alterar la anatomía local: las lesiones in-
trasinusales pueden invadir la órbita; las lesiones de oído pueden resultar en sor-
dera unilateral.
Las complicaciones respiratorias incluyen hemorragia pulmonar y obstruc-
ción de la vía aérea superior debido a estenosis subglótica. Las complicaciones
infecciosas incluyen sinusitis, ya sea secundaria a infección de la lesión granulo-
matosa o por obstrucción, y neumonía. La glomerulonefritis puede resultar en
enfermedad renal en etapa terminal.3,4,13,21
PRONÓSTICO
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216 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 15)
INTRODUCCIÓN
EPIDEMIOLOGÍA
217
218 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 16)
Figura 16--1. Angiografía que muestra dilataciones saculares a nivel de la aorta abdomi-
nal (cortesía de la Dra. M. A. Mora).
ETIOLOGÍA
CUADRO CLÍNICO
CLASIFICACIÓN
DIAGNÓSTICO
TRATAMIENTO
Los esteroides son la base del tratamiento inicial. El tratamiento definitivo invo-
lucra medicamentos inmunosupresores, reportándose utilidad con metotrexate,
azatioprina y ciclofosfamida.40--42 Recientemente también se ha reportado res-
puesta con mofetil micofenolato.43 El tratamiento quirúrgico se reserva para los
casos de estenosis de la arteria renal crítica, claudicación de las extremidades que
limite las actividades diarias, isquemia cerebrovascular o estenosis crítica de tres
o más vasos cerebrales, insuficiencia aórtica moderada e isquemia cardiaca con
involucro coronario confirmado. Se recomienda cualquier procedimiento quirúr-
gico sólo cuando la enfermedad se encuentre apagada, porque si no se favorecen
complicaciones como reestenosis, trombosis, hemorragia e infección. Puede no
ser necesaria, ya que usualmente se desarrolla una importante circulación colate-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
ral.
CASO CLÍNICO
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Enfermedad de Behçet
Marco Antonio Yamazaki Nakashimada
INTRODUCCIÓN
EPIDEMIOLOGÍA
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
227
228 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 17)
FISIOPATOLOGÍA
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
de Behçet. Es muy raro que los pacientes desarrollen afección ocular más allá de
cinco años de la enfermedad. El involucro ocular es bilateral en más de 90% de
los pacientes, y afecta a la úvea posterior de forma más frecuente y severa que
a la úvea anterior. Curiosamente, ninguno de los pacientes del autor presentó
afección ocular.
El eritema nodoso es común en mujeres, observándose hasta en 50% de las pa-
cientes. Puede haber seudofoliculitis y nódulos acneiformes en hombres. De he-
cho, las lesiones de tipo acné en estos pacientes son muy difíciles de diferenciar
del acné ordinario; afectan la cara, el tórax en su región superior, las piernas y los
brazos. Histológicamente tampoco se pueden diferenciar. En el INP, de los 11 pa-
cientes revisados, nueve presentaron afección cutánea. El acné en la cara se en-
contró en siete de los nueve casos.9 Se encontraron foliculitis y acné en cuatro de
los pacientes con afección cutánea. También se han reportado como manifesta-
230 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 17)
EB. Cualquier arteria se puede ver afectada, pero la aorta abdominal es la más
frecuentemente involucrada; se puede detectar un aneurisma abdominal como
masa pulsátil, con soplo audible abdominal y dolor. Las lesiones arteriales habi-
tualmente se acompañan de fiebre y pérdida de peso. La inflamación de las arte-
rias pulmonares conduce a la formación de aneurismas, trombosis, hemorragia
pulmonar e infarto pulmonar. Los pacientes presentan hemoptisis, dolor torácico
y disnea. Puede existir involucro de las vénulas y arteriolas de la piel con trombos
intramurales. Con la afección pulmonar se ha reportado hemoptisis como sínto-
ma predominante.12--14 Puede haber también datos de neumonía. Las manifesta-
ciones cardiacas de la enfermedad incluyen el infarto del miocardio, la pericardi-
tis, la endocarditis y la insuficiencia valvular.
DIAGNÓSTICO
Criterios de O’Duffy
S Estomatitis aftosa.
S Úlceras genitales.
S Uveítis.
S Vasculitis cutánea “pustular”.
S Sinovitis.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
S Meningoencefalitis.
Diagnóstico: por lo menos tres criterios presentes, uno de ellos las úlceras aftosas
recurrentes.
Forma incompleta: dos criterios presentes.
Exclusión: enfermedad inflamatoria intestinal, lupus eritematoso sistémico,
enfermedad de Reiter e infecciones herpéticas.
LABORATORIO Y GABINETE
TRATAMIENTO
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18
Miastenia gravis
Claudia Alejandra Sainos Ramírez, Arsheli Rojas Garrido,
Enrique Guerrero Sánchez
CONCEPTO
Historia
El proceso de reconocimiento de la miastenia gravis es interminable. Keesey1
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
235
236 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 18)
Axón
Sitio de liberación
Terminación
nerviosa
Placa muscular
AC receptores Músculo
Canal
iónico Canal
cerrado iónico
abierto
Bicapa de membrana
Acetilcolina
Secreción de ACh
EPIDEMIOLOGÍA
β δ α
ε
NH2
α
Región
inmunogénica C187
principal C199
Sitio de
COOH unión de
acetilcolina
Extracelular Cadena alfa
Membrana M3
de unión M4 M2 M1
Citoplasma
lo común afecta a mujeres menores de 40 años de edad y mayores de 60, pero pue-
de ocurrir a cualquier edad. En relación con el género, existe predominio femeni-
no de 2:1 o de 4:1 dependiendo del estudio.
Algunos niños desarrollan MG indistinguible de la de los adultos. La MG en
adolescentes es común. La prevalencia en EUA es de 20 personas por cada
100 000 habitantes; sin embargo, debe ser mayor, ya que es una enfermedad sub-
diagnosticada.9,10
Sólo 10% de los casos ocurren en menores de 10 años de edad. La mayor parte
de los pacientes con miastenia gravis y timoma son de edad avanzada, con predo-
minio en varones.1
Inmunopatogénesis
FACTORES GENÉTICOS
FACTORES EXÓGENOS
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El timo se ha implicado como posible lugar donde se origine esta respuesta au-
toinmunitaria, ya que aproximadamente 80% de los pacientes con MG presentan
anormalidades tímicas (15% de los pacientes presentan timoma y 60% hiperpla-
sia). Por otra parte, la timectomía produce mejoría en muchos de los pacientes.
Las células B y T del timo son más reactivas frente al AChR que las células
T o B de la sangre periférica. Además de linfocitos, el timo en MG y normal con-
tienen células mioides (similares a los miotubos estriados), que llevan en su su-
perficie AChR. Las células mioides son probablemente el origen del AChR y el
ARNm de la subunidad α de los receptores que se han encontrado en los extractos
tímicos. Dada su localización estratégica dentro del timo rodeado por células pre-
sentadoras de antígeno y T auxiliadoras, los receptores unidos a las células mioides
pueden ser particularmente vulnerables a un ataque inmunitario. Alteraciones en
las células mioides o en los linfocitos, o bien ruptura en la regulación inmunitaria,
pueden interferir en la tolerancia y dar lugar a una respuesta autoinmunitaria.21
Miastenia gravis 243
FISIOPATOLOGÍA
de los pacientes con la forma ocular, y son particularmente comunes en los pa-
cientes seronegativos. Los pacientes con MG asociada con timoma también
muestran distintos patrones de producción de anticuerpos. Casi todos los pacien-
tes con timoma tienen anticuerpos anti--AChR positivos, y la mayoría producen
anticuerpos contra músculo estriado. Estos anticuerpos reaccionan contra la titi-
na, una proteína filamentosa grande del músculo estriado. Los filamentos de titi-
na están involucrados en la estructura del músculo y contribuyen a la capacidad
del músculo para responder ante el estímulo. Los anticuerpos antimúsculo estria-
do también se encuentran en aproximadamente 50% de los sueros de pacientes
mayores con MG sin timoma y con atrofia de timo, pero no se encuentran con
frecuencia en los pacientes con una instalación temprana de la enfermedad e hi-
perplasia tímica. El hallazgo de anticuerpos antimúsculo estriado en un paciente
de menos de 40 años de edad sugiere fuertemente la presencia de timoma. No hay
246 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 18)
CLASIFICACIÓN CLÍNICA
S Miastenia gravis con timoma sin relación con el sexo, o halotipos HLA con
título de anticuerpos AChR elevado.
S Inicio antes de los 40 años de edad sin timoma, preponderancia del género
femenino e incremento de la relación con antígenos HLA A1, B8 y DRW3.
S Inicio después de los 40 años de edad sin timoma, preponderancia del géne-
ro masculino, con aumento de la relación con los antígenos HLA A3 B7 y
DRW2 y título de anticuerpos AChR bajo. Incluye una proporción de varo-
nes ancianos con síntomas puramente oculares (tipo I de Osserman).
DIAGNÓSTICO CLÍNICO
son los síntomas oculares más comunes en 75% de los pacientes miasténicos, y
puede llegar a desarrollarse hasta en 90% de ellos.
La disfagia puede interferir en la alimentación acompañándose de regurgita-
ción nasal de líquidos como signo de debilidad de los músculos del paladar, y los
músculos maxilares se agotan en cuanto el niño mastica; esto es más evidente tras
el esfuerzo prolongado, como al masticar carne. No existe dolor en la masticación
o la deglución, como aparece en la artritis temporal, y si los músculos pterigoi-
deos están afectados la fuerza del paciente en la acción de cerrar la mandíbula es
muy pobre, aunque en forma característica puede abrir fuertemente la boca.
La voz puede tener un timbre nasal producido por la debilidad del paladar, o
características disártricas “blandas” secundarias a la debilidad de la lengua. Se
puede producir dificultad a la deglución secundaria a la debilidad del paladar, la
lengua o la faringe, lo que produce regurgitación nasal, o aspiración de líquido
y alimentos sólidos. En la prueba de contar hasta 100, la fatiga faríngea y lingual
empeora progresivamente, observándose salida de aire por la nariz cuando el pa-
ciente ha alcanzado números grandes; además disminuye la calidad de voz, hasta
el punto en que el paciente es incapaz de seguir a menos que descanse durante
unos minutos. Otra maniobra útil es hacerle repetir el mismo número una y otra
vez, por ejemplo 66. En la MG, el ritmo y la fluencia están conservados.
Abrir y cerrar los puños repetidamente provoca una rápida fatiga de los múscu-
los de las manos, y no se pueden mantener los brazos elevados más de 1 o 2 min,
por la fatiga de los deltoides. Aproximadamente en 85% de los pacientes la debi-
lidad es generalizada y afecta a la musculatura de los miembros. Dicha debilidad
suele ser proximal y puede ser asimétrica. La anamnesis minuciosa revelará que
los síntomas del paciente se acentúan al final del día o cuando está cansado.
Sin tratamiento la MG suele progresar, y a veces pone en peligro la vida por
afección de la musculatura respiratoria y el riesgo de aspiración, sobre todo si
presenta infección respiratoria. La forma familiar no suele progresar.
Los pacientes que muestran afección de los músculos respiratorios general-
mente tienen involucro de los grupos oculares y bulbares, aunque en ocasiones
son los únicos grupos musculares afectados, lo cual dificulta el diagnóstico. La
ortopnea aparece debido a que la posición supina anula el efecto de la gravedad
en la inspiración, y es agravada por el sobrepeso de los pacientes.
Los pacientes pueden desarrollar taquipnea, con respiraciones cortas, rápidas,
superficiales, y a menudo manifiestan ansiedad por la incapacidad de realizar una
inspiración de gran volumen. Por dicho motivo los pacientes pueden ser califica-
dos erróneamente de hiperventiladores crónicos.
La gasometría arterial corrobora la hiperventilación hasta que los músculos se
fatigan y se inicia la retención de CO2, lo cual constituye un signo de que el pa-
ciente requiere intubación orotraqueal y ventilación mecánica. Esto se llama cri-
sis miasténica.
Miastenia gravis 251
ESTUDIOS DIAGNÓSTICOS
Prueba de anticolinesterasa
DIAGNÓSTICO ELECTROFISIOLÓGICO
Prueba de Jolly
DIAGNÓSTICO HISTOPATOLÓGICO
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Síndrome de Eaton--Lambert
Se caracteriza por un cuadro miasteniforme de tipo paradójico en el cual la ptosis
palpebral mejora con el esfuerzo a lo largo del día, en lugar de empeorar, como
en la MG. La debilidad muscular y la fatiga están presentes sobre todo a nivel de
cintura pélvica, cintura escapular y tronco. Se debe a una disfunción de un canal
de calcio presináptico, lo cual conduce a una reducción en la cantidad de ACh
liberada para la estimulación del nervio.37
Hasta 70% de los pacientes presentan alteraciones de pares craneales, al igual
que la MG. El diagnóstico de síndrome de Eaton--Lambert puede indicar la pre-
sencia de tumor mucho antes de causar síntomas por sí mismo, lo cual permite
su extirpación precoz.
La oftalmoplejía externa progresiva es un trastorno poco frecuente que produ-
ce debilidad de la musculatura extraocular que se puede acompañar de debilidad
en la musculatura proximal de los miembros y de otras alteraciones sistémicas.
La mayoría de los pacientes con este trastorno muestran alteraciones mitocon-
driales que pueden detectarse en la biopsia muscular.
Debe ser reconocida la debilidad miasténica ocasionada por sustancias, ya que
están involucrados muchos fármacos (unos 30), siendo los más importantes los
antibióticos aminoglucósidos, en particular neomicina, kanamicina, gentamicina
(en menor grado), colistina, estreptomicina, polimixina B y ciertas tetraciclinas.
Estos fármacos trastornan la descarga de transmisores al interferir con los flujos
de iones de calcio a las terminaciones nerviosas. De mayor riesgo si se adminis-
tran a pacientes miasténicos, la ACTH, prednisona y azatioprina empeoran la
miastenia en forma transitoria al despolarizar las terminaciones nerviosas o tras-
tornar la descarga de ACh.38
Otras sustancias, como insecticidas y gases nerviosos anticolinesterasa, pro-
ducen parálisis al fijarse a una colinesterasa y bloquear la hidrólisis de ACh. Los
Miastenia gravis 255
más notables son la toxina botulínica, el veneno de la viuda negra (ocasiona pri-
mero una descarga masiva de ACh que resulta en contracción muscular, y des-
pués parálisis por falta de ACh), la d--tubocurarina, el suxametonio, el decameto-
nio (se fijan a receptores de ACh), organofosforados, malatión y paratión
(inhiben las esterasas de acetilcolina).
La d--penicilamina produce cierto tipo de miastenia. Las neurotoxinas natura-
les son algunos venenos de serpientes, arañas, garrapatas ciguateras y toxinas de
pez, curare y Clostridium botulinum.
TRATAMIENTO
No existe un esquema terapéutico que pueda ser utilizado con todos los pacientes.
A pesar de que alguna vez fue una enfermedad severa y en ocasiones fatal, la
miastenia gravis puede ahora ser manejada con varias terapias seguras y efecti-
vas. El principal mecanismo fisiopatológico es la agresión mediada por autoanti-
cuerpos dirigidos contra el AChR. El tratamiento debe estar encaminado a la dis-
minución o a la desaparición de los mismos.
El manejo debe incluir un abordaje gradual, iniciando con inhibidores de la
colinesterasa para los síntomas menores (recordando que actúa sin proteger de
la acción del autoanticuerpo sobre el AChR) y los agentes inmunomoduladores
nuevos para debilidad más severa. La selección de estos últimos se basa en los
efectos clínicos y los efectos secundarios.39
En el Servicio de Inmunología del Instituto Nacional de Pediatría se ha demos-
trado que, en general, el uso simultáneo de agentes colinesterásicos, esteroides
e inmunosupresores, tanto en las formas generalizadas como en las localizadas, tie-
ne buenos efectos, con pocos efectos secundarios y remisiones clínicas duraderas.
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Anticolinesterasa
Son los principales medicamentos empleados. Estos medicamentos protegen a
la acetilcolina de la hidrólisis por colinesterasas; por lo tanto, incrementan la can-
tidad del neurotransmisor y el número de contactos con el número reducido de
receptores en la unión postsináptica. Los tres agentes más populares en este grupo
son la neostigmina, la piridostigmina y el ambenonium. Aunque hay pequeñas
diferencias entre estos agentes, la piridostigmina es el que se usa con mayor fre-
cuencia. Tienen un inicio de acción entre 30 y 60 min; el pico de acción es alrede-
dor de 2 h, y la pérdida de la actividad ocurre después de las 4 h. El fármaco se
inicia con 60 mg cada 3 a 4 h, y si es necesario incrementar la dosis, se hace de
30 a 60 mg. Adicionalmente, no se observan beneficios a dosis mayores de 240
mg cada 3 a 4 h o de 120 mg cada 2 h. Es importante individualizar la dosis para
cada paciente de acuerdo con sus necesidades. Los efectos adversos de este grupo
de medicamentos se deben al exceso de estimulación de los receptores muscaríni-
cos y nicotínicos. Los efectos secundarios nicotínicos incluyen fasciculaciones,
calambres e incremento de la debilidad. Los efectos secundarios muscarínicos
comprenden dolor abdominal, diarrea, palpitaciones, incremento de las secrecio-
nes nasal y bronquial. El incluir atropina o un análogo de la atropina al tratamiento
puede minimizar estas últimas reacciones secundarias. La efedrina y los deriva-
dos de las xantinas se consideran fármacos auxiliares con efecto en la transmisión
neuromuscular, ya que aumentan la liberación presináptica de ACh. Sin embar-
go, los efectos mínimos de sus beneficios no han garantizado su uso común. En
los casos leves y MG ocular sin tumor tímico, las anticolinesterasas pueden ser
suficientes; aunque estos fármacos rara vez alivian los síntomas por completo,
son capaces de mantenerse funcionalmente activos.
Si la reacción al fármaco es mala y la dosis cada vez más elevada, existe el ries-
go de crisis colinérgica, aunque rara vez ocurre.
Timectomía
Introducida por Blalock, es aconsejable como un procedimiento electivo en pa-
cientes con MG no complicada entre la pubertad y los 55 años de edad, que des-
Miastenia gravis 257
Inmunosupresores
Pueden utilizarse otros fármacos, como la azatioprina (AZT) y la ciclofosfamida,
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por lo cual inhibe su proliferación. Reportes preliminares indican que puede ser
efectivo en el tratamiento de la MG. El medicamento en general es bien tolerado
y el único efecto adverso que se ha observado es intolerancia gastrointestinal. En
comparación con la AZT y la ciclosporina, aparentemente hay menos riesgo de
originar procesos malignos cuando se usa por periodos prolongados.
Plasmaféresis
Gammaglobulina
Inmunoadsorción
Th1--AChR específica, con poco efecto sobre las respuestas Th2--AChR específi-
cas. Hasta el momento se desconoce si estos manejos basados en péptidos serán
útiles en el manejo de MG en seres humanos, particularmente a nivel de reconoci-
miento de péptidos de AChR por células T, que es muy diverso. En estudios en ani-
males, se requieren las moléculas de coestimulación CD28/B7 y CD40/ CD40L
para la respuesta primaria frente a AChR, pero pueden ser menos importantes en
el mantenimiento de estas respuestas autoinmunitarias. No están claros los posi-
bles efectos de CTLA--4--Ig o anticuerpos monoclonales dirigidos a CD40L en
el manejo de los pacientes que sufren de MG. El empleo de IFN--α puede ser un
arma de doble filo, ya que su uso en pacientes con hepatitis C se ha asociado con
la aparición de novo o exacerbación de la enfermedad autoinmunitaria.
CRISIS MIASTÉNICA
PRONÓSTICO
Con abandono de tratamiento hubo un paciente del grupo ocular que recibió
tratamiento con prednisona y ciclofosfamida por 19 meses; sin embargo, persis-
tía con oftalmoplejía en la última consulta. Tres pacientes del grupo generalizado
que abandonaron el tratamiento se encontraban asintomáticos en la última con-
sulta: uno de ellos había sido sometido a timectomía antes de ingresar a la institu-
ción de los autores, y recibió anticolinesterásico, prednisona e inmunodepresor
durante cuatro meses. El segundo paciente era una niña de 9 años de edad que
recibió tratamiento con prednisona y ciclofosfamida por nueve meses debido a
complicaciones infecciosas: varicela, infección de vías urinarias, escabiasis y
bronquitis; se decidió suspenderle el tratamiento, estando asintomática por 2
años 9 meses, y presentó recaída, recibiendo prednisona y clorambucil durante
9 meses y abandonó el tratamiento. El tercer paciente fue una niña de 10 años de
edad que recibió anticolinesterásico, esteroide e inmunosupresor durante 29 me-
ses y permaneció asintomática por 3 años 11 meses; después presentó otra recaída
post partum, recibiendo prednisona y ciclofosfamida por 21 meses. Estando asin-
tomática y siendo mayor de edad fue enviada a otra institución, en donde recibió
tratamiento con anticolinesterásico y esteroides sin remisión; asistió nuevamente
a esta institución en que se agregó ciclofosfamida sólo 3 meses, porque abandonó
el tratamiento. Un paciente del grupo ocular presentó secuelas oftalmológicas
después de tratamiento con prednisona y ciclofosfamida durante 25 meses.
Se observaron recaídas en 6 pacientes de cada grupo, con un total de 18 recaí-
das: 8 en el grupo ocular y 10 en el grupo generalizado. Con frecuencia inversa
se observaron 1, 2 o 3 recaídas, como se aprecia en el cuadro 18--5.
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Miastenia gravis 267
ANTIPALÚDICOS
Historia
Farmacocinética
269
270 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 19)
N
Cl
HN
CH(CH2)3N(C2H5)2
CH3
Cloroquina
N
Cl
HN C2H4OH
CH(CH2)3N
CH3 C2H5
Hidroxicloroquina
Farmacodinamia
y la transducción.2
Ambas 4–aminoquinolinas atraviesan la membrana celular y se depositan en
los lisosomas; en el interior de éstos son protonadas y quedan atrapadas. La con-
centración de estos fármacos puede ser hasta 100 veces mayor en el interior de
los lisosomas; condicionan disminución de la fagocitosis y quimiotaxis. El incre-
mento de pH en el interior de los lisosomas altera el procesamiento de péptidos
por el complejo principal de histocompatibilidad de clase II (CPH II). Esto afecta
la interacción entre células presentadoras de antígeno y linfocitos T. El estímulo
para la secreción de citocinas (IL–1, IL–6, factor de necrosis tumoral TNF) es
débil. La cloroquina también disminuye el reciclaje de proteínas como enzimas
y receptores de superficie a partir de los lisosomas en la superficie celular. Esta
disminución de los receptores de superficie altera la respuesta de las células a los
estímulos mitógenos.1,2,6
272 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 19)
Dosis
Efectos adversos
racterizada por debilidad muscular similar a miastenia, incluso con ptosis que
desaparecen al suspender el fármaco.1,2
Las 4–aminoquinolinas son muy afines a la melanina, de modo que de 10 a
25% de los pacientes presentan coloración gris azulada de piel, pelo y lechos un-
gueales.1,2
Aproximadamente 3% de los pacientes tienen que discontinuar el tratamiento
debido a alteraciones cutáneas. Aunque el prurito es la más frecuente, también
se han reportado dermatitis exfoliativa, alopecia, fotosensibilidad, eritrodermia
y erupción liquenoide. Esta última está relacionada con la dosis.1,2
La cloroquina es un estimulante cortical y puede disminuir los síntomas de fa-
tiga; sin embargo, dosis elevadas pueden ocasionar psicosis, crisis convulsivas
e hiperexcitabilidad. La mayoría de los casos reportados se presentaron de días
a semanas de haberse iniciado el tratamiento; por ser transitorios, no se pudo es-
tablecer una correlación con la dosis acumulada.1,2
La cloroquina se ha implicado en hemólisis asociada con deficiencia de glucosa
6 fosfato deshidrogenasa y agranulocitosis. Los antipalúdicos inducen leucopenia.1,2
La cloroquina se ha relacionado con sordera sensorial, acúfenos y disminución
de la agudeza auditiva en pacientes con daño auditivo previo.4
Se han reportado hipotensión, cambios electrocardiográficos (depresión de
onda T, QRS amplio) y cardiomiopatía.4
La cloroquina, por ser un melanotrópico, tiene alta afinidad por la retina y
puede ocasionar retinopatía irreversible caracterizada por maculopatía paracen-
tral o central denominada ojo de buey. Los pacientes pueden presentar síntomas
oculares independientemente de la toxicidad retiniana, padeciendo visión borro-
sa y diplopía durante el inicio del tratamiento. Estos síntomas son secundarios al
efecto sobre los músculos oculares y mejoran con el tiempo. El depósito corneal
del fármaco generalmente es asintomático, pero en caso contrario los pacientes
presentan visión borrosa, halos de color alrededor de fuentes luminosas, especial-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
mente en la noche, y fotofobia. Los depósitos se relacionan con la dosis, son re-
versibles y no contraindican la continuación de la terapia. Sin embargo, la toxici-
dad retiniana es una contraindicación para continuar con el tratamiento. La
retinopatía antipalúdica es bilateral, con alteración permanente del campo visual
confirmada en dos exploraciones diferentes.1,2,9 La retinopatía se reporta rara-
mente con dosis menores de 4 mg/kg/día de cloroquina y menores de 6.5 mg/kg/
día de hidroxicloroquina. Se recomienda examen visual cada tres a seis meses
con fondo de ojo, lámpara de hendidura, campimetría y agudeza visual.5,10
Teratogenicidad
Ambas 4–aminoquinolinas cruzan la placenta y se depositan en tejidos fetales
ricos en melanina, por lo que se recomienda suspender la terapia con antipalúdi-
274 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 19)
cos durante el embarazo. Sin embargo, por su vida media prolongada y depósito
en tejidos, el feto queda expuesto a niveles significativos del fármaco a pesar de
su suspensión. Kamashta y col. revisaron la experiencia de pacientes con lupus
tratados con antipalúdicos durante el embarazo, y a pesar de la exposición prolon-
gada al fármaco (28.4 10.8 semanas) no se mostró diferencia en muerte fetal,
crecimiento intrauterino y alteraciones visuales al compararse con el grupo con-
trol.11 Además, las exacerbaciones en lupus que se observan con la suspensión
del fármaco se asocian con prematurez, retraso en el crecimiento fetal y pérdida
fetal, por lo que no se recomienda la suspensión del medicamento durante la ges-
tación. La exposición in utero a cloroquina no altera la agudeza auditiva por au-
diometría, y se considera seguro su empleo durante la gestación.12
Indicaciones
En lo que se refiere a enfermedades autoinmunitarias, se ha descrito en el trata-
miento de lupus eritematoso cutáneo, hemosiderosis pulmonar idiopática, porfi-
ria cutánea, colitis ulcerativa, artritis reumatoide, sarcoidosis, síndrome de Sjö-
gren y urticaria solar.1,2
Contraindicaciones
Por cambios en retina o en campo visual atribuibles a 4--aminoquinolina, hiper-
sensibilidad a 4--aminoquinolina, se debe evitar su uso en pacientes con psoriasis,
ya que precipita los ataques de ésta.4
Interacciones
Los antiácidos y el caolín disminuyen la absorción de cloroquina. La cimetidina
puede disminuir el metabolismo de la cloroquina, incrementando sus niveles
plasmáticos. La cloroquina disminuye la biodisponibilidad de la ampicilina, por
lo que se recomienda un lapso de 2 h entre la administración de ambos fármacos.
Después de iniciar la administración de cloroquina se observa un incremento en
los niveles de ciclosporina, por lo que se recomienda monitorización de sus nive-
les.4
TALIDOMIDA
Historia
La talidomida fue producida inicialmente en Alemania en el decenio de 1950. Se
administraba como sedativo y antiemético durante el embarazo con una amplia
Inductores lentos a la remisión 275
O O
A B
N O O N
N N
H H
O O O O
S--talidomida R--talidomida
Figura 19--3. Estructura química de la talidomida. Está formada por dos anillos: A. el
talidomida y B. el glutarimida. Posee cuatro enlaces amida susceptibles de hidrólisis
(puntas de flecha). Puede existir en dos formas óptimamente activas: S y R.
Farmacocinética
Farmacodinamia
Dosis
Efectos adversos
piel secas, náusea, incremento del apetito, aumento de peso, exantema, prurito,
edema, hipotiroidismo, neutropenia, bradicardia o taquicardia e hipotensión.13
Se ha reportado hipotiroidismo en pacientes con mieloma múltiple, y se ha suge-
rido que algunos efectos adversos de la talidomida, como bradicardia y constipa-
ción, son manifestaciones de hipotiroidismo.17 Se ha reportado demencia en un
paciente con mieloma múltiple que recibió talidomida por dos meses, misma que
revirtió 48 h después de suspenderse el tratamiento.18
Teratogenicidad
La mortalidad alcanza 40% de los casos. Se recomienda que los pacientes que
reciban la talidomida estén ampliamente informados sobre sus efectos secunda-
rios, e incluso firmen un consentimiento informado y reciban por lo menos dos
métodos anticonceptivos (un mes antes de iniciar el tratamiento, durante el mismo
y un mes después de la última dosis). Es necesario realizar una prueba de embarazo
24 h antes de iniciar el tratamiento, y cada semana durante el primer mes; posterior-
mente, cada mes en caso de periodos menstruales regulares, y cada dos semanas
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Indicaciones
Contraindicaciones
Interacciones
SULFASALAZINA
Historia
Farmacocinética
HOOC
N
HO N N SO2 N
H
Bacterias en
el colon
HOOC
N
Figura 19--4. La sulfasalazina es metabolizada por las bacterias de colon, con la pro-
ducción de dos metabolitos: ácido 5--aminosalicílico (izquierda) y sulfapiridina (dere-
cha). El ácido 5--aminosalicílico es el metabolito al que se le atribuyen sus propiedades
inmunomoduladoras y antiinflamatorias.
Farmacodinamia
Dosis
Efectos adversos
Los efectos adversos más frecuentes son anorexia, cefalea, náusea, vómito y dis-
pepsia.22 Con menor frecuencia se produce prurito, urticaria, exantema, fiebre,
anemia hemolítica y cianosis en 1 de cada 30 pacientes o menos. Se han reportado
reacciones de hipersensibilidad, discrasias sanguíneas (probablemente porque
interviene con el metabolismo del ácido fólico) como agranulocitosis y anemia
aplásica.22,23 Se ha reportado alteración renal o hepática, alveolitis fibrosante, oli-
goespermia reversible, anemia hemolítica relacionada con la dosis en pacientes
con déficit de glucosa 6 fosfato deshidrogenasa. Se recomienda monitorización
de pruebas de funcionamiento hepático, examen general de orina y biometría he-
mática antes del inicio del tratamiento y durante el mismo.24
Con la finalidad de evitar los efectos adversos secundarios a SP se han desarro-
llado medicamentos libres de este compuesto, como mesalazina, olsalazina y bal-
salazina. Los tres son 5--ASA que han demostrado seguridad a corto plazo. En
un metaanálisis desarrollado por Loftus y col. se encontró que los tres fármacos
son seguros. Los pacientes tratados con mesalazina presentan efectos adversos
con igual frecuencia que el grupo control, y con menor frecuencia que los tratados
con sulfasalazina. En el caso de olsalazina, los efectos adversos no fueron más
Inductores lentos a la remisión 281
frecuentes que con placebo o sulfasalazina. Los efectos adversos que mostró bal-
salazina fueron menos frecuentes que los de sulfasalazina.20
Teratogenicidad y embarazo
No existen estudios que demuestren alteración en la fertilidad, y la oligoespermia
que se reporta es transitoria. Puede emplearse durante el embarazo en caso de re-
querirse. La morbimortalidad fetal de mujeres que toman sulfasalazina no difiere
de la del grupo control;25,26 se ha reportado bajo peso al nacer y parto prematuro,
pero no es estadísticamente significativo. Se recomienda la ingesta de ácido fóli-
co en mujeres embarazadas.22
Sin embargo, la sulfasalazina y la SP atraviesan la placenta, y aunque la SP
tiene una pobre capacidad de desplazar la bilirrubina, se debe tener en cuenta el
riesgo (bajo) de kernicterus en recién nacidos.22
Indicaciones
Tratamiento de colitis ulcerativa de leve a moderada, y en tratamiento combinado
para colitis grave.19 Es efectiva en pacientes con enfermedad de Crohn especial-
mente del colon y en pacientes con artritis reumatoide y manifestaciones intesti-
nales. También se ha empleado en pacientes con psoriasis, pioderma gangrenoso
y espondiloartropatía. Las tabletas con cubierta entérica son recomendadas para
pacientes que no toleren las tabletas no cubiertas, por intolerancia.
Es importante recordar que los síntomas de colitis o artritis raramente remiten,
y el riesgo de recaída puede disminuir con la administración continua del fármaco
en tabletas de liberación prolongada como dosis de mantenimiento.13
Contraindicaciones
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Interacciones
La absorción de digoxina y ácido fólico se encuentra disminuida cuando se admi-
nistran concomitantemente con sulfasalazina. Debido a que la sulfasalazina de-
pende del metabolismo bacteriano en intestino para que se produzca su principal
282 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 19)
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20
Inmunodepresión
Renato Daniel Berrón Pérez
(tolerancia inmunitaria), ya sea con dosis altas o bajas de antígeno. Sin embargo,
existe una forma que engloba el uso de drogas, llamada “tolerancia inmunitaria
favorecida por drogas”, y en la cual el medicamento tiene un efecto inespecífico
que facilita el establecimiento de la tolerancia específica.
Un grupo de inmunodepresores actúa sobre todo interfiriendo severamente en
la proliferación celular y llegando a efectos citotóxicos, como los antifólicos, los
análogos de las purinas, de la adenina y los alquilantes. El otro grupo de medica-
mentos cuyo efecto inmunodepresor se presenta mientras se están empleando es
rápidamente reversible al suspenderlos; pertenecen a este grupo los corticosteroi-
des y los inhibidores enzimáticos como la ciclosporina, el tacrolimus, la fludara-
bina y la leflunomida, entre los principales. Independientemente de la duración
285
286 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 20)
Corticosteroides 4+ 1+ 3+ 1+ 4+
Metotrexate 2+ 2+ 3+ 1+ 3+
Azatioprina 0 2+ 2+ 2+ 2+
Ciclofosfamida 3+ 4+ 2+ 4+ 0
Ciclosporina 0 2+ 4+ ---- 0
Leflunomida 0 3+ 3+ ---- 2+
Micofenolato 0 3+ 3+ ---- 0
de sus efectos, todos actúan a nivel del metabolismo de ácidos nucleicos y proteí-
nas o en las vías de señalización de células inmunocompetentes, interfiriendo en
la activación y proliferación.1
En la clínica, los fármacos inmunosupresores más empleados son los corticos-
teroides, el metotrexate, la azatioprina, la ciclofosfamida, el clorambucil, la ci-
closporina A, el tacrolimus, el ácido micofenólico, la fludarabina y la lefluno-
mida. A continuación se tratará cada uno de ellos.
CORTICOSTEROIDES
Existen dentro de este grupo numerosos productos que poseen diferente potencia
y se pueden comparar en tablas publicadas en la literatura médica (ver cuadro
20--1). Todos ellos presentan diferentes grados o tipos de efectos secundarios.
Mecanismo de acción
Toxicidad
METOTREXATE
Mecanismo de acción
Dosis y toxicidad
Se emplea en dosis semanal en cantidad de 0.2 a 0.5 mg/kg, según el padecimien-
to y su severidad. La toxicidad puede ser leve, como náuseas, vómitos y fatiga
por horas el día de la toma. A largo plazo, el efecto tóxico más importante es la
lesión hepática, que puede detectarse por elevación de transaminasas, obligando
a disminuir la dosis con el fin de que se normalicen los valores de las enzimas
hepáticas. Si persisten los efectos por más de un año las lesiones son irreversibles,
evolucionando a cirrosis hepática. La toxicidad a nivel hematológico y de muco-
sas es mínimo con el empleo semanal. Se han descrito lesiones pulmonares con
exudados, neumonías de predominio intersticial con rápida manifestación de
insuficiencia respiratoria, pero su presentación es rara.
Eficacia
Su eficacia está demostrada en el tratamiento de artritis reumatoide, artritis pso-
riática, dermatomiositis/polimiositis, manifestaciones musculocutáneas de lupus
eritematoso sistémico, enfermedad inflamatoria intestinal, espondiloartropatías
y cirrosis biliar.4
AZATIOPRINA
Mecanismos de acción
Se presenta una rápida pérdida del anillo imidazol formando 6--mercaptopurina,
que es un análogo de las bases púricas guanina e hipoxantina, y que sustituye el
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Dosis y toxicidad
Se emplea por vía oral de 2 a 5 mg/kg/día en dos dosis según tolerancia principal-
mente hematológica, ya que es su principal toxicidad. La presencia de leucopenia
con neutropenia o pancitopenia es muy importante y amerita vigilancia periódi-
ca. Es frecuente la toxicidad digestiva con náuseas, vómitos y dolor abdominal.
Son raras la toxicidad a nivel hepático y la pancreatitis.
290 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 20)
Eficacia
CICLOFOSFAMIDA
Nombre comercial: GenoxalR, LedoxinaR. Tab. 50 mg. Amp. 100, 200 y 500
mg.
Mecanismo de acción
Dosis y toxicidad
Eficacia
CICLOSPORINA
Mecanismo de acción
Dosis y toxicidad
Los principales efectos tóxicos son los siguientes: a nivel renal, la afección es
importante en la filtración glomerular; a nivel neurológico puede causar cefalea,
temblores, insomnio y llegar a encefalopatía posterior, que es reversible. Tam-
bién puede causar hipertensión arterial, que debe ser controlada con antagonistas
de los canales de calcio; se puede presentar hiperplasia gingival.
Eficacia
LEFLUNOMIDA
Mecanismos de acción
Dosis y toxicidad
El tratamiento inicial es por tres días, 100 mg/día, continuando con dosis de man-
tenimiento de 20 mg/día en una dosis (no debe usarse en menores de 18 años de
edad). Su principal toxicidad está a nivel hepático, por lo que debe monitorearse
con cuantificación de enzimas hepáticas; a nivel digestivo son frecuentes las náu-
seas, la diarrea, el dolor abdominal y las úlceras orales.
Eficacia
MICOFENOLATO
Mecanismo de acción
Dosis y toxicidad
Eficacia
FLUDARABINA
Mecanismo de acción
Dosis y toxicidad
Eficacia
Debido a la gran variación de los diseños experimentales para comparar los efec-
tos sobre la función inmunitaria de los diferentes fármacos inmunodepresores,
es muy difícil conocer con precisión o seguridad sus diferencias. Sin embargo,
en una forma aproximada se consideran los diferentes efectos que se exponen en
el cuadro 20--1, y que pueden aportar ayuda en la elección del medicamento en
una determinada enfermedad inmunitaria.
Se consideran cinco principales funciones inmunitarias:
1. Procesamiento de antígeno.
2. Respuesta inmunitaria humoral.
3. Respuesta inmunitaria celular.
4. Tolerancia inmunitaria favorecida por fármacos.
5. Efecto antiinflamatorio.
Inmunodepresión 295
Ya se mencionaron los principales efectos tóxicos que tiene cada fármaco inmu-
nodepresor que se emplea en la clínica, pero se abordarán aspectos generales con
su empleo. En primer lugar, se favorece la complicación infecciosa en todos los
casos, ya sea por los efectos de la depresión inmunitaria celular y humoral o por
los casos de mielodepresión con manifestación de neutropenia significativa.
También se puede presentar inhibición de la producción de interferones, como
sucede con la ciclofosfamida. Otros efectos comunes son los teratogénicos, por
lo cual están contraindicados en el embarazo y sólo excepcionalmente se emplea-
rán en esas situaciones, cuando el padecimiento sea de más alto riesgo para la ma-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
COSTO DE INMUNODEPRESORES
1. Ciclosporina A/tacrolimus.
2. Azatioprina.
3. Clorambucil.
4. Metotrexate.
5. Ciclofosfamida.
Inmunodepresión 297
CONCLUSIONES
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21
Gammaglobulina endovenosa
Marco Antonio Yamazaki Nakashimada
INTRODUCCIÓN
299
300 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 21)
maternos, los cuales disminuyen hasta desaparecer entre los seis y los nueve me-
ses de edad.7
Autoanticuerpos
Recientemente se ha puesto en evidencia que los autoantígenos estimulan linfoci-
tos--B autorreactivos para crecer y producir autoanticuerpos naturales (isotipos
IgG, IgM e IgA). El repertorio de autoautoanticuerpos es invariable desde la in-
fancia temprana hasta la vida adulta. Muchos de los autoautoanticuerpos son de
Gammaglobulina endovenosa 301
Método de administración
La primera infusión de GGIV debe administrarse cuidadosamente y en forma
lenta para evitar reacciones adversas. La infusión se inicia a razón de 0.01 mL/kg/
min y se incrementa 0.01 mL/kg/min cada 30 min, hasta una infusión máxima de
0.06 mL/kg/min. Los signos vitales se monitorizan cada 15 min los primeros 30
min, cada 30 min la próxima hora, y posteriormente cada hora hasta que se termi-
ne la infusión.6,9 Se debe disponer de epinefrina, difenhidramina y metilpredniso-
lona como medicamentos de emergencia en caso de reacciones sistémicas.9 Se
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Reacciones adversas
Las reacciones adversas a la GGIV ocurren en menos de 5% de los pacientes. Los
efectos indeseables incluyen cefalea, escalofríos, náusea, fatiga, mialgias, artral-
302 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 21)
por lo que se recomienda que el paciente no se vacune dentro de los primeros cua-
tro meses de infundido el medicamento.24,25
En relación con la transmisión de agentes infecciosos, es un producto muy se-
guro debido a las rigurosas técnicas de manufactura y búsqueda de microorganis-
mos. No existen reportes de transmisión del VIH hasta la fecha. Existen varios
reportes de transmisión de hepatitis C a mediados de la década de 1990, pero el
riesgo de la transmisión de este microorganismo se ha reducido sustancialmente
por la mejoría en el proceso de manufactura, que es regulado por las autoridades
correspondientes.24 Hasta la fecha no hay evidencia de la transmisión de la enfer-
medad de Creutzfeldt--Jakob.
En caso de reacción severa se deberá administrar difenhidramina a 1 mg/kg/
dosis, en caso necesario hidrocortisona, y en subsecuentes aplicaciones se preme-
dicará con antihistamínico y esteroide.9,24
Finalmente, es importante destacar que parece ser que no todas las marcas de
gammaglobulina endovenosa son iguales, ya que difieren en cantidad de IgA y
tipo de azúcares, entre otras propiedades. Recientemente se reportó que aquellas
marcas de GGIV que contenían β--propiolactona se asociaban con menor activi-
dad inmunomoduladora en casos de enfermedad de Kawasaki, probablemente
secundaria a que dicha sustancia modifica la fracción Fc de la inmunoglobulina,
disminuyendo todo efecto mediado por esta fracción.26,27
Biodistribución
S Fase α (alfa): en los primeros tres a cinco días posinfusión, el pico máximo
alcanzado inicialmente desciende entre 30 y 50%, debido a la distribución
extravascular de la IgG y de la destrucción de la IgG dañada o que forma
agregados. Esta rápida disminución inicial no se nota cuando la concentra-
ción de IgG preinfusión es normal.
S Fase β (beta): de 5 a 30 días se observa una disminución gradual de la IgG
sérica debido al catabolismo normal que sufre esta inmunoglobulina en el
organismo. La duración e intensidad de la fase β es una característica propia
de cada individuo, que debe analizarse en cada paciente para buscar el inter-
valo óptimo de aplicación. Además de la cantidad de gammaglobulina su-
ministrada en la infusión, el nivel sérico de la IgG antes de la aplicación es
304 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 21)
En condiciones normales, la vida media de la IgG después del equilibrio inicial con
el espacio extracelular es de aproximadamente 20 a 30 días para la gammaglobu-
lina IV; esto explica el hecho de que la terapia con reemplazo con GGIV pueda es-
paciarse cada tres a cuatro semanas, y también la larga persistencia en los lactantes
de la IgG materna transportada a través de la placenta. Sin embargo, existen facto-
res que pueden disminuir la vida media de la IgG al acelerar el catabolismo, como
las infecciones, pérdidas renales o enterales de proteínas y el embarazo.
MECANISMOS DE ACCIÓN
GAMMAGLOBULINA ENDOVENOSA
EN ENFERMEDADES AUTOINMUNITARIAS
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315
316 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 22)
Figura 22--1. Lesiones en antebrazo, palma y pierna de urticaria anular con placas de
tamaño variable.
sante dado por linfocitos CD4, consistiendo en un infiltrado mixto con TH1 y
TH2, además de monocitos, neutrófilos, eosinófilos y basófilos.2,3 En este caso
se ejemplifica la complejidad del tratamiento de los pacientes con urticaria cróni-
ca, y en particular se demuestra autoinmunidad y franca mejoría clínica con el
uso de inmunosupresores.
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
23
Fibrosis pulmonar idiopática
y autoinmunidad. Presentación
de un caso clínico
José Domingo Ramos López, Renato Daniel Berrón Pérez,
Víctor M. Hernández Bautista
319
320 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 23)
DISCUSIÓN
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
INTRODUCCIÓN
REPORTE DE CASO
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Niña de ocho años de edad con cuadro clínico de un año de evolución, manifesta-
do por fiebre, malestar general, artralgias, mialgias con incapacidad funcional se-
cundaria, nódulos y cambios de coloración en la piel. Fue manejada como prúrigo
por insectos y posteriormente como fiebre reumática, con empeoramiento clíni-
co, siendo referida al Servicio de Inmunología del Instituto Nacional de Pediatría.
El examen físico reveló una paciente febril, postrada, caquéctica, pálida, ede-
ma bipalpebral bilateral, hipertricosis frontal, soplo holosistólico, limitación de
arcos de movimiento secundaria al dolor, nódulos de 0.8 a 1 cm, dolorosos y erite-
matosos, distribuidos en brazo derecho y con predominio en extremidades infe-
riores, livedo reticularis y lesiones hipercrómicas donde anteriormente habían
existido nódulos.
323
324 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 24)
DISCUSIÓN
en adultos con PANS, mientras que la relación con infección por estreptococo se
presenta con mayor frecuencia en niños con PANC. Por tal motivo, algunos auto-
res recomiendan el uso de penicilina en forma profiláctica; sin embargo, se han
encontrado recurrencias a pesar de estas medidas.7,8,10,22
Las manifestaciones clínicas y patológicas de vasculitis de la piel no son espe-
cíficas para una categoría particular de síndrome vasculítico; por tal motivo, la
presencia de nódulos en la piel puede obedecer a una larga lista de vasculitis que
pueden afectar arterias en la dermis y tejido subcutáneo, como PANC, PANS, poli-
angeítis microscópica, granulomatosis de Wegener, síndrome de Churg--Strauss,
vasculitis reumatoides, arteritis de células gigantes (temporal) y arteritis de Taka-
yasu. Durante la etapa temprana de vasculitis causadas por infección bacteriana
también se pueden inducir lesiones nodulares en piel; p. ej., los nódulos de Osler
y las lesiones de Janaway. De acuerdo con esta apreciación, una adecuada corre-
lación del caso clínico, hallazgos de laboratorio y biopsia de las lesiones induci-
rán a un diagnóstico apropiado.11
Ante la sospecha de PANC está indicada la biopsia de las lesiones cutáneas.
Los hallazgos histológicos más comunes son periarteritis de las arterias de me-
diano y pequeño calibre en la unión dermopanicular. El infiltrado inflamatorio
está compuesto predominantemente por células polimorfonucleares y linfocitos,
aunque también pueden observarse eosinófilos. Cuando el proceso de inflama-
ción se perpetúa, la oclusión completa del lumen puede ser notada y estar asocia-
da con reacción histiocítica, siendo las células inflamatorias menos prominentes
en este estadio de la enfermedad. En estadios avanzados se observa fibrosis de
la pared vascular asociada a neovascularización de los vasos de pequeño calibre
alrededor de la arteria ocluida e inflamada. La vasculitis necrosante leucitoclás-
tica de capilares en la superficie de la dermis está presente en muy pocos casos.
En cerca de un tercio de los pacientes se observa paniculitis lobular focal en la
proximidad de los vasos involucrados. Estos cambios focales difieren de la infla-
mación panicular difusa vista en otras paniculitis nodulares, como eritema no-
doso y vasculitis nodular de otro origen.5
La pregunta acerca de si PANC es una forma estrictamente cutánea permanece
en debate desde 1935. PANC se ha asociado a enfermedad crónica intestinal y
artritis; más aún, varios autores han concluido que PANC no es necesariamente
benigna y que está íntimamente relacionada con PANS, ya que se ha encontrado
involucrado al menos un órgano además de la piel, siendo el riñón el más frecuen-
te.1,4,5 Se ha encontrado que pacientes con diagnóstico inicial de PANC han segui-
do diferentes cursos, siendo el predominante el de la enfermedad confinada a la
piel con ocasional involucro de nervios periféricos y musculosqueléticos de la
extremidad afectada, los cuales generalmente siguen un curso benigno. Otra for-
ma, aunque menos frecuente, es aquélla en que, a pesar de manifestaciones clíni-
cas severas y hallazgos de laboratorio anormales, la enfermedad se mantiene
Uso de talidomida en poliarteritis nodosa cutánea 327
REFERENCIAS
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
25
Síndrome urémico hemolítico.
Reporte de un caso
Ileana Jiménez Córdoba, Yolanda Correa Bautista,
Francisco J. Espinosa Rosales, Renato Daniel Berrón Pérez
INTRODUCCIÓN
El síndrome urémico hemolítico (SUH) fue descrito por Gasser y col. en niños;
comparte similitudes con la púrpura trombocitopénica trombótica (PTT) descrita
por Moschowitz en 1924, por lo que se le denomina PTT--SUH.1,2 Esta patología se
caracteriza por microtrombos de plaquetas en pequeños vasos que ocasionan dis-
función de órganos y microangiopatía.1,3 El síndrome clínico se manifiesta por
un conjunto de cinco alteraciones, consistentes en anemia hemolítica intravascu-
lar asociada con fragmentación de glóbulos rojos, trombocitopenia, afección de
órganos terminales con evidencia histológica de microangiopatía trombótica que
afecta principalmente riñones, o evidencia clínica de ese daño en ausencia de
cualquier otra enfermedad o causa probable.2,3 También pueden presentarse sín-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
MECANISMO DE DAÑO
331
332 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 25)
FACTORES ASOCIADOS
TRATAMIENTO
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Terapia de soporte
Estrategias específicas
REPORTE DE UN CASO
Se trató de una paciente del género femenino de 10 años de edad, con anteceden-
tes de presentar desde los dos años y medio un cuadro clínico caracterizado por
evacuaciones diarreicas en número de cinco a seis por día, acompañadas de san-
gre, flujo y tenesmo, alternando con periodos asintomáticos. Se manejó con la
Síndrome urémico hemolítico 335
DISCUSIÓN
REFERENCIAS
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26
Mutilaciones en niños con
periarteritis nodosa cutánea
Federico Saracho Weber
GENERALIDADES
339
340 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Capítulo 26)
MATERIAL Y MÉTODOS
Mucosa -- 3 -- 1
Cabeza 2 3 1 3
Cuello 3 1 -- 1
Tronco 2 -- -- 4
Extremidad superior 4 3 8 9
Extremidad inferior 6 3 5 8
DISCUSIÓN
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
ERRNVPHGLFRVRUJ
Índice alfabético
Números mefenámico, 88
micofenólico, 286, 293
6--mercaptopurina, 296 nucleico, 38
propiónico, 88
siálico, 144, 332
A tioinosínico, 38
acrocianosis, 189
abdomen agudo, 146 acroosteólisis, 129
aborto recurrente, 57 Actinomyces, 203
absceso adenomegalia, 30
dental, 263 adenopatía, 23, 109, 204
ungueal, 263 afección
cardiaca, 99, 109
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acantosis nigricans, 25
acetilcolina, 278 cutánea, 107
ácido del sistema nervioso, 36
5--aminosalicílico, 278 central, 109
acético, 88 esofágica, 30
acetilsalicílico, 88, 340 hepática, 37
araquidónico, 88, 272 muscular, 107
fólico, 38, 280, 281, 288 ocular, 109
glutámico, 275 osteoarticular, 230
hialurónico, 124 pulmonar, 100, 109
inosínico, 38 intersticial, 132
349
350 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Índice alfabético)
de inicio
pauciarticular, 79 Bacteroides sp., 203
sistémico, 82 balanitis circinada, 101
febril sistémica, 78 balsalazina, 278, 280
pauciarticular, 81 betametasona, 48, 52, 53
poliarticular, 80, 81, 82 bleomicina, 122
séptica, 85 bloqueo
simétrica, 85 atrioventricular, 53
ascitis, 30, 168, 230 cardiaco, 47, 48, 49, 101
hemorrágica, 146 completo, 45
inexplicable, 207 congénito, 46, 47, 48
asimetría mandibular, 83 Borrelia burgdorferi, 123
asma, 211, 308 botulismo, 253
352 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Índice alfabético)
exfoliativa, 273
D--penicilamina, 260 seborreica, 51
dactilitis, 101 dermatomiositis, 16, 49, 85, 107,
daño 120, 131, 289, 291, 306, 307,
articular, 76 308
auditivo, 273 juvenil, 107
cardiaco, 28 dermatopatía, 24
celular, 14 dermatopolimiositis, 320
de la estructura periarticular, 76 derrame
del cartílago articular, 76 articular, 339
endotelial, 61, 75 pericárdico asintomático, 207
inmunitario, 11, 15, 21 pleural, 24, 171, 204
isquémico digital, 128 pleuropericárdico, 53
354 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Índice alfabético)
retiniano, 58 inmunovigilancia, 4
subclavio, 58 insomnio, 292
infección, 6 insuficiencia
bacteriana, 85, 326 adrenal neonatal, 53
crónica, 97 aórtica, 101, 219
de vías progresiva, 100
aéreas superiores, 264 cardiaca, 28, 49, 52, 155, 169
urinarias, 186, 263, 264 progresiva, 52
dérmica por Pityrosporum, 51 hepática, 230
herpética, 231 renal, 129, 144, 204, 208, 271,
microbiana, 228 335
por micobacterias, 2 crónica, 29, 172, 302
por salmonelas no typhi, 2 terminal, 146, 214
respiratoria, 250 suprarrenal crónica, 16
viral, 30, 192, 199 uteroplacentaria, 67
infiltración linfocítica de Jessner, valvular, 231
277 vascular, 220
inflamación interferón, 90, 133, 179, 202, 233,
del esqueleto axial, 93 295
glomerular, 161 intolerancia proteica lisinúrica, 51
granulomatosa, 202 intoxicación por organofosforados,
sinovial crónica, 76 254
infliximab, 157, 233 invalidez, 69
influenza, 114 iridociclitis aguda, 99
inmadurez inmunitaria fisiológica, 3 iritis, 52, 99
inmunidad irritación gastrointestinal, 38
celular, 2, 3, 4 isquemia, 58, 59, 193
humoral, 2 cerebrovascular, 223
del nervio óptico, 205
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inmunodeficiencia, 3, 6, 11, 85
primaria, 14 digital, 166, 206
inmunodepresión, 285 miocárdica, 207, 342
inmunodiagnóstico, 2
inmunoglobulina, 213, 255, 258,
299
inmunohematología, 3 K
inmunología, 1
de la malignidad, 6 kanamicina, 254, 260
de la reproducción, 4, 5, 6 kernicterus, 281
inmunoprofilaxis, 2 ketanserina, 134
inmunoterapia, 2 Klebsiella pneumoniae, 95, 241
repositiva, 6 kwashiorkor, 269
360 Enfermedades autoinmunitarias en el niño (Índice alfabético)