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CONTRACCIÓN MUSCULAR

La transmisión de los impulsos nerviosos y la contracción muscular son procesos importantes que ocurren
en nuestro cuerpo donde es indispensable la presencia de ATP.

La transmisión de los impulsos nerviosos


La información que va desde el cerebro a los músculos se transmite a través de cambios de polaridad o
diferencia de potenciales eléctricos, manifestándose en forma de impulsos nerviosos entre ambos lados
de las membranas de las neuronas. El origen de estos potenciales es debido a la presencia sobre la
membrana celular de canales de fuga de sodio, de potasio y de la bomba de sodio-potasio que alteran la
concentración iónica en contra del gradiente de concentraciones.

Potencial de reposo en la membrana

Para alcanzar este potencial deben entrar en juego los canales de sodio-potasio que son permeables a estos
iones y la bomba de sodio-potasio, una proteína “transmembranal” que juega un papel fundamental,
tanto en la producción y la transmisión de los impulsos nerviosos, como en la contracción de las fibras
musculares y otros procesos celulares.

La proteína “transmembranal” de la bomba de sodio-potasio se activa a través de la enzima ATPasa,


la cual actuando sobre el ATP obtiene la energía necesaria para conseguir bombear nutrientes al interior
del citoplasma en contra del gradiente de concentraciones. Cuando se alcanza un valor determinado de
potencial se dice que la neurona se encuentra en potencial de membrana en reposo, este potencial es el
necesario para que la neurona reciba el impulso nervioso.

Potencial de acción en la membrana


Cuando esto ocurre la membrana se despolariza y se abren de nuevo los canales de sodio, es entonces
cuando los iones de sodio pueden volver al interior, cambiando la polaridad que ahora será más
electropositiva en el interior. Cuando se alcanza un valor determinado de potencial se dice que se ha
alcanzado el potencial de acción. En este preciso instante se produce la transmisión del impulso
nervioso a la siguiente neurona.
Inmediatamente la célula debe repolarizarse alcanzando el valor del potencial que tenía inicialmente antes
de recibir el impulso nervioso, es decir debe alcanzar el potencial de reposo. De esta forma se va
propagando el impulso nervioso de una neurona a otra y transmitiéndose las órdenes a las fibras
musculares para que se contraigan o si distiendan.
Contracción muscular
Cuando el potencial de acción llega al terminal presináptico, hace que se abran los canales de calcio
aumentando la permeabilidad a estos iones a través de la membrana, a su vez la presencia del ión Ca+
hace que se libere el neurotransmisor Acetilcolina de las vesículas.

Cuando se difunde la Acetilcolina en la membrana de la fibra muscular, provoca en esta un aumento de


la permeabilidad de los canales de Na+. El desplazamiento del Na+ produce una despolarización de la
membrana postsináptica de la célula generando un potencial de acción postsináptico que se propaga por
la membrana de la célula muscular, este potencial de acción permite la apertura de los canales de calcio
del retículo sarcoplasmático.

Los iones Ca+ llegan a los filamentos de actina y miosina del sarcómero haciendo rotar el complejo
formado por la troponina-tropomiosina, dejando libres los puntos de unión de la miosina con la actina.
Produciéndose en este preciso instante el deslizamiento de los filamentos de actina y miosina por la acción
de las cabezas de los filamentos
de miosina sobre la actina.

Contracción y relajación de los


filamentos de actina y miosina.
En resumen el ciclo de la contracción y relajación se realiza a través de las etapas siguientes:

De esta manera culmina el proceso de contracción y relajación muscular que se repite


millones de veces mientras nos movemos o corremos, y en el que es imprescindible la
presencia de las moléculas de ATP para que se lleve a cabo.

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