En la aurora, a mediodía, y en el desvanecente crepúsculo
¡María, has escuchado mi himno! En las alegrías y en las tristezas, en lo bueno y en lo malo, ¡Madre de Dios, quédate conmigo! Cuando las horas volando transcurrieron, y no oscurecía el cielo una nube, quizá para que mi alma negligente no se extraviara, tu gracia la guió hacia la tuya y hacia ti; y hoy, cuando las tempestades del destino cubren sombrías mi presente y mi pasado, ¡permite que mi futuro brille rutilante con dulces esperanzas, tuyas y mías! https://www.facebook.com/314980521879051/photos/a.315001015210335.72248.31498052187 9051/1707164975993925/?type=3&theater