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Artículo 7
Resumen
Texto
tal como ha sido enunciado, no añade nada a TÃ-tulo Preliminar del Código civil ,
la vieja máxima fides bona contraria est fraudi demuestra esa intención de ampliar su
et dolo (Paulo, Digesto XVII, 2.3.3) ni a la marco de actuación (aunque éste ya lo
doctrina que presenta como lÃ-mite interno de estuviera en la práctica de los Tribunales).
la buena fe y, por ende, como incompatibles al Señalaba DÃ-ez-Picazo (6), con acierto, que
dolo y a la culpa» (3). «la inserción de un texto en el TÃ-tulo
Preliminar contribuye de manera muy eficaz a
Es verdad que para la exigencia y vigencia de dinamizarlo. El TÃ-tulo Preliminar del
un principio general no se hace necesaria su Código civil es algo asÃ- como el
positivación y menos en la forma pórtico de todo el ordenamiento
concreta en que lo ha hecho nuestro texto jurÃ-dico».
legal, que es incompleto. Como decÃ-a el
profesor De Castro (4), «el significado La otra consecuencia, inmediatamente ligada
jurÃ-dico de los principios reside en el valor a la que se ha comentado, es la referente a su
intrÃ-nseco (ratio) que se les reconoce en la positivación, en el sentido en que
comunidad, el trámite de su positivación expresaran las palabras del profesor De
va unido a su propia existencia (vigencia Castro que han sido copiada antes. De ser un
social) y los datos de donde se induce su principio cuya existencia general (no
nacimiento importan sólo en los casos sólo para las relaciones patrimoniales)
en que la propia vigencia del principio es debÃ-a extraerse o deducirse, a ser una regla
insegura». jurÃ-dica concreta (positiva).
Si bien, asÃ- pues, en el ámbito puro de los La buena fe no sólo actúa con el
principios generales no supuso una auténtica carácter de informadora del ordenamiento
innovación si corportó, a mi jurÃ-dico que el artÃ-culo 1 , 4 .°, del
parecer, dos consecuencias importantes. Código civil atribuye a todos los
principios generales, sino de manera directa e
La primera de ellas -ya ha sido insinuada al inmediata.
principio de este comentario- es la referente a
su enunciación no sólo general - No ha de olvidarse la doble función que
en cuanto a su contenido-, sino, también, en dicho apartado 4.° del artÃ-culo 1 del
cuanto a su modo de presentación. Código civil atribuye a los principios
generales: una general, en cuanto
Por su contenido, ya no se refiere sólo a «informadores del ordenamiento jurÃ-dico» y
los derechos que nazcan o se originen de una otra de fuente subsidiaria, «Los principios
relación jurÃ-dica patrimonial, sino que generales del Derecho se aplicarán en defecto
abarca a cualquier derecho (y de ley o costumbre...>.
obligación) sea de la clase que sea. La
redacción del precepto asÃ- lo confirma. La positivación del principio en análisis
Está en la misma lÃ-nea que el artÃ-culo 2 del comporta que la buena fe no sea de
Código civilsuizo citado (5). aplicación defectiva, sino directa. La
existencia de una norma como el artÃ-culo 7 ,
En cuanto a su modo de presentación, 1.°, del Código civilimpide tal modo de
el incluir una norma especÃ-fica, en la que se aplicación en cuanto que -como
exija la actuación de buena fe, en el mandato derivado expresamente de un texto
Más tarde, la Exposición de Motivos del Wieacker inicia su estudio sobre El principio
Decreto 1.836/1974, de 31 mayo, explicará, en general de buena fe con las siguientes
relación a ese expreso reconocimiento, palabras: «La aplicación que del
cuál ha sido la finalidad buscada: la parágrafo 242 del B. G. B. hacen los
introducción, a modo de recordatorio, de Tribunales alemanes hay que considerarla
determinadas valoraciones que tiene en como algo ya consolidado en el Derecho
cuenta una comunidad. Clarificadoras son las actual (12): se trata de un Derecho judicial
palabras que se emplean: «Sin pretender -se libre que escapa a todo tipo de reflexión
dice- una alteración del juego concreto y análisis» (13).
de la buena fe en cada una de las instituciones
jurÃ-dicas, ha parecido pertinente enunciarla Llaman, o al menos deberÃ-an de hacerlo,
como postulado básico por cuanto representa poderosamente la atención estas
una de las más fecundas vÃ-as de palabras (14). ¿Es este principio general
irrupción del contenido ético-moral en el positivado una vÃ-a de entrada al Derecho
orden jurÃ-dico.> judicial en un sistema como el nuestro de Civil
Law en el que no tiene cabida la jurisprudencia
La referencia a la buena fe, máxime cuando como fuente del Derecho? (Cfr. artÃ-culo 1 ,
ésta se presenta como un principio general del 7.°, del Código civil) (15).
Derecho positivado, parece que, según la
concepción que se mantenga acerca de La contestación al interrogante
ella, comporta tal irrupción de la ética. planteado -como ya se sabe de entrada- debe
Pero no de cualquiera, ni tampoco de una ser necesariamente negativa. No obstante, no
determinada moral, sino de aquella que pueda conviene olvidar que en este artÃ-culo 7, L°,
predicarse en relación al conjunto de del Código civil se contiene una
circunstancias que delimitan una sociedad en cláusula general (16) que, como tal, y
un momento histórico determinado. particularmente en nuestro caso debido! a su
Etica jurÃ-dica, factores económicos, formulación, propicia o puede propiciar
sociales y culturales (11) la arbitrariedad judicial (17). Es decir, que en el
momento de su aplicación por los
¿Innecesariedad de su positivación? Tribunales se produzca no su
En el momento en el que se produjo la norma integración -para la delimitación
puede que no. Las formulaciones doctrinales y del concepto de buena fe al supuesto de
hecho concreto- con los valores éticos a los ámbito del contrato de trabajo los artÃ-culos5,
que aludÃ-a la Exposición de Motivos a); 20, 2; 54, 2, d), y 89 del Estatuto de los
citada, o con el modelo de conducta social Trabajadores (19) y, en relación al
(estándar jurÃ-dico) imperante en un momento proceso, el artÃ-culo 11, 1, de la L. O. P. /., en
dado, sino con el concreto, individual (personal el que se señala que «En todo procedimiento
y como tal subjetivo) juicio de valor del se respetarán las reglas de la buena fe».
juzgador.
2. Los conceptos de buena fe
La aplicación del principio requiere una
especificación y delimitación, La buena fe ha presentado, tradicionalmente,
dotarle de un contenido propio que se y presenta una importante dificultad a la hora
acomoda, necesariamente, a una serie de de intentar ofrecer una descripción o
circunstancias que existen en la sociedad en definición acerca de la misma. Es uno
un momento histórico determinado de los conceptos -se ha señalado (20)- «más
(predicados respecto de factores jurÃ-dicos, difÃ-ciles de aprehender del Derecho civil y
económicos, sociales y culturales). En además uno de los conceptos jurÃ-dicos que
definitiva, requiere una especial ha dado lugar a más larga y apasionada
fundamentacion o justificación, polémica».
precisamente por esa presentación
como cláusula general. No es el lugar oportuno, este comentario, para
desarrollar y describir las diversas
Si bien no puede decirse, con la misma concepciones, teorÃ-as y discusiones que la
rotundidad en que lo hace Wieacker, que en elaboración de su concepto ha
nuestro ordenamiento su aplicación propiciado (21) me limitaré a señalar, a
haya supuesto la aparición de un grandes trazos, cómo pueden ordenarse
Derecho judicial, sÃ- puede observarse que no las diversas clasificaciones que se suelen
siempre se ha llevado a cabo con la hacer en torno a la misma.
concreción que serÃ-a necesaria. Se
utiliza juntamente a otros o simplemente -lo De entrada, no obstante, conviene señalar
que es lo más frecuente- como un que no es posible -aunque asÃ- se haya
recordatorio. Una sucesión de citas no intentado a veces-, a la vista de los diversos
es una auténtica aplicación de un textos normativos (además del artÃ-culo7 ,
principio (18). 1 .°, del Código civil) que contienen
una referencia expresa a la buena fe, el fijar un
Con posterioridad a la reforma del TÃ-tulo concepto unitario y uniforme susceptible de ser
Preliminar, otros textos legales han venido a aplicado a la generalidad de los actos
recoger, también, este principio de buena fe jurÃ-dicos respecto de los que se predica. No
para su ámbito especÃ-fico. sólo no es posible, sino que no parece
útil dicho empeño. Como recientemente se ha
En este orden debe tenerse en cuenta lo que señalado «los intentos de reconducir a
se dispone en el artÃ-culo10, 1, c), de la Ley unidad el concepto de buena fe, aunque bien
26/1984, de 19 de julio, General de los intencionados, están condenados de
Consumidores y Usuarios, que exige que las antemano a la cruz de todo principio general:
condiciones generales de los contratos esto es, a permanecer en las alturas de la
cumplan el requisito de «buena fe»; para el vaguedad y de la abstracción, en un
ofrecen en el artÃ-culo 7, 2.° (abuso del ejercicio de todo derecho, ya que mal puede
derecho), para determinar no ya la existencia entenderse que actúa con buena fe quien trata
del ejercicio abusivo, sino la del, de obrar con abuso o fraude a ella...».
siemplemente, contrario a la buena fe.
Buena fe, abuso de derecho y fraude son
3.2. El Tribunal Supremo conceptos que parecen intercambiables de los
que aquélla parece el punto de arranque, pero
Pueden distinguirse dos grupos de sentencias: de la que no se señala su concepto, sino a
las de la Sala de lo Civil y las de la Sala de lo través de éstos.
Social. Sin embargo, no debe olvidarse que, a
pesar de la distinta Sala de la que proceden, Lo mismo sucede en la 5. T. S. de 4 marzo
todas son doctrina jurisprudencial en orden al 1988, en la que se fundamenta «... la práctica
principio del artÃ-culo7, 1.°, del Código de penetrar en el substratum de las entidades
civil. o sociedades a las que la ley confiere
personalidad jurÃ-dica propia» justificándola
En el ámbito civil estrictamente, en orden al en el a... acogimiento del principio de buena
concepto de buena fe y a sus consecuencias, fe» para evitar el abuso de la independencia
la regla viene presidida por la falta de en perjuicio de los socios y en daño ajeno y el
uniformidad. Además -como ya se «mal uso de su personalidad, de un ejercicio
resaltó- se tiende a producir una antisocial de su derecho».
acumulación, sin precisión, de
conceptos (buena fe, abuso, equidad, fraude) En otras, con ocasión de la regla
para fundamentar una decisión que contenida en los artÃ-culos 1.258 del
poco contribuye a clarificarlo, pues no se Código civil y 57 del Código de
formula un concepto delimitado al caso, sino comercio, parece identificarse la buena fe con
per relationem a otras figuras jurÃ-dicas que la confianza, pero no la generada a raÃ-z de la
presentan una regulación más concreta actividad o conducta suscitada a una de las
(en especial, de nuevo, el abuso de derecho). partes contratantes por la otra, sino con los
contratos que la implican.
Esto es lo que sucede, como ejemplo más
gráfico (38), en la S. T. S. de 13 junio 1986, en La 5. T. S. de 30 marzo 1989 nos habla de
la que se denegaba la solicitud de los que «... la contraprestación esencial del
derechos de viudedad aragonesa formulada asegurado, aparte la lealtad en la
por la esposa que habÃ-a vivido cuarenta años declaración, es el pago de la prima, lo
separada del marido y habÃ-a consentido que requiere, según los artÃ-culos57 y 381 del
expresamente tal situación. Código de comercio y 7, 1.°, y 1.258
del Código civil, una absoluta buena fe
Se dice en esta sentencia que en el cumplimiento y ejecución de un
contrato que se basa, quizá como ningún otro,
Parecidamente, en la S. T. S. de 14 febrero en la confianza, y estos ingredientes morales...
1985 se señala que «el reconocimiento de han de tener su reflejo en la actuación
comportamiento con abuso de derecho y de las partes...».
fraude de ley presupone carencia de buena fe,
consagrada en el artÃ-culo 7 , 1 .°, del En todo caso, se está refiriendo a la
Código civil como base para el eficaz relación contractual desde su inicio a su
califica de «ilÃ-citas» (art. 3), Una ilicitud que, el modo en el que se ejercite su contenido; en
por el contenido y la definición que definitiva, el modo en el que se produzca la
ofrece de las mismas, debe calificarse a tenor actuación del derecho o facultad que se
del principio de buena fe y que pone de relieve otorga en la misma a una de las partes
que el calificativo de dolus bonus que se contratantes.
otorgaba a la actividad publicitaria hace unos
años, lo que parecÃ-a que daba lugar a que se El que la buena fe determine el ámbito de
admitieran como conductas conformes a la lÃ-cita actuación de los derechos y
buena fe ciertas maneras «normales» de obligaciones significa algo más que la estricta
actuación en el tráfico comercial, hoy no función de lÃ-mite que le otorga,
deban ya merecer tal calificación (49). literalmente, este artÃ-culo 7 , 1 .°, del
La consideración generalizada como Código civil.
dolus bonus de determinadas afirmaciones y
actuaciones admitidas en el tráfico debe AsÃ-, desde el momento en que se pone de
necesariamente interpretarse a la luz de este relieve, sin discusión, su carácter de
principio general y de la nueva normativa. principio general positivado, de esto mismo
resulta -como se recuerda en alguna de las
La limitación que comporta la buena fe sentencias mencionadas más arriba- la
puede implicar, entonces, que determinado función de interpretación e
contenido de una relación jurÃ-dica integración que desempeña en el
(particularmente la contractual), aun siendo conjunto total del ordenamiento jurÃ-dico.
válido, a la hora de su ejercicio se torne en
antijurÃ-dico. Ello explica que pueda entrar en juego y deba
de tenerse en consideración, aun
AsÃ- sucede en relación al tema relativo cuando técnicamente no pueda hablarse de la
a las condiciones generales de los contratos y existencia, propiamente, de un derecho
que, por la novedad de su regulación (al subjetivo.
ser posterior a la reforma del TÃ-tulo
Preliminar), debe destacarse. La exigencia de adecuación al modelo
de conducta leal u honrada se produce ya en
El artÃ-culo 10 de la L. G. C. U. en el que se la fase anterior a la existencia del derecho o
contemplan, recoge el principio de buena fe de la obligación: en la
como uno de los requisitos que debe cumplir constitución de la misma deben
toda condición general [letra c)} seguirse los dictados de la buena fe. Piénsese,
expresando, a continuación, un elenco particularmente, en la fase de los tratos
de posibles contenidos de cláusulas (que no preliminares de los contratos y en la fase de
es cerrado) que pueden considerarse formación de la oferta y la
contrarias a la misma y previendo la aceptación. La figura del dolo como
sanción de su nulidad (apartado 4). vicio del consentimiento (arts. 1.269 y 1.270
del Código civil ) responde,
Pues bien, la aplicación del principio de precisamente, a esa imposición del
buena fe ex artÃ-culo7, 1.°, del Código deber de actuación de buena fe en la
civil puede llevar a que una cláusula que por realización del negocio, ya que, por
su redacción pueda tacharse de válida, definición, opera en la fase
sin embargo, merezca reprobación por precontractual. Esto puede extenderse, en
es algo más que ésta porque -como se verá- de hecho de una norma jurÃ-dica (básicamente
si bien su admisión ha supuesto la los artÃ-culos433, 646 del Código civilo
pérdida de vigencia de la regla qui sui iure el art. 34 de la Ley Hipotecaria , por ser los
utitur neminem laedit, no puede identificarse a más clarificadores) hace perder, en gran parte,
la mala fe. Es un principio, también general, dicha generalidad.
aunque si se quiere más concreto. Su
diferenciación con la actuación En efecto, la consecuencia más amplia que
contraria a la buena fe se encuentra en los conlleva el ejercicio contrario a la buena fe se
propios requisitos que lo delimitan, en las traduce en la regla de la inadmisibilidad
consecuencias jurÃ-dicas que se predican de jurÃ-dica de dicha conducta que comporta una
uno y de otro que son netamente diversas tacha de antijuridicidad de la mismab (59).
(56). Esta serÃ-a, en cierta medida, la
plasmación moderna de la figura de la
Aunque ambos parten de la misma idea exceptio dnli. Como ha resaltado DÃ-ez-Picazo
general, mientras la buena fe impone una (60), «resulta obvio que el reconocimiento de
determinada manera de actuación en la buena fe como un lÃ-mite del ejercico de los
sentido positivo, el abuso es considerado de derechos subjetivos obliga a reconocer en el
manera negativa mediante la imposición sujeto pasivo del derecho ejercitado en contra
directa de una sanción (57). Lo que - de los dictados de la buena fe, unos medios
como se vio- no se acaba de hacer por los de defensa per exceptionem que le llevan a
Tribunales que aplican, en muchos ocasiones, enervar, repeler o detener la pretensión
ambos conceptos a la vez, del titular del derecho y que a estos medios se
indiscriminadamente. les puede llamar genéricamente exceptio
doli>.
5. Las consecuencias jurÃ-dicas del ejercicio
de mala fe No obstante, la paralización del ejercicio
contrario a la buena fe no tiene lugar siempre
La inoportunidad de ofrecer un concepto de la misma manera. Como se vio al hablar de
unitario de buena fe se pone, palmariamente, los conceptos de buena fe (61) , en aquellos
de manifiesto en el momento en que se casos en los que aparece directamente
intentan delimitar cuáles sean las recogida como elemento del supuesto de
consecuencias jurÃ-dicas del acto realizado hecho de una norma jurÃ-dica, se defina o no
con mala fe, es decir, de la legalmente lo que se entienda por buena fe,
contravención del principio enunciado las consecuencias jurÃ-dicas son variadas y
en el artÃ-culo7, 1.°, del Código civil. acomodadas a cada situación concreta.
La especial protección jurÃ-dica que
El propio precepto -como se ha destacado (58)- ampara la buena fe se mueve entre el
no contempla de manera directa cuál es la mantenimiento de la eficacia del acto llevado a
sanción jurÃ-dica aplicable en el caso de cabo y como legitimador de su propia validez
ejercicio de un derecho contrario a la buena fe. (piénsese en el matrimonio putativo o
Ciertamente que, por el carácter imperativo de contraÃ-do con el defecto formal del artÃ-culo
la norma, ya se deduce -a nivel general- cuál 53 del Código civil ), hasta la
sea, pero la manera en que se plasma -aparte previsión de una eficacia especÃ-fica
de este artÃ-culo- cuando actúa que sólo se predica en relación a
especÃ-ficamente como elemento del supuesto los supuestos en que se produzca la
concurrencia de la buena fe (asÃ-, por ejemplo, 1. La inadmisibilidad del ejercicio del derecho,
en materia de posesión y del deber u obligación. Esta puede
usucapión) o en la imposición de llevar a establecer preferencias entre derechos
una determinada eficacia no prevista en la cuando se produce una colisión o
relación a la que se atribuye (la eficacia conflicto, la paralización de su concreto
contractual derivada de la buena fe ex artÃ-culo ejercicio o la sanción con la ineficacia
1.258 del Código civil). del acto realizado.
Besos), lo hizo en tan elevada cantidad y impulsada por las nuevas necesidades de la
utilizando procedimientos mecánicos que vida práctica y por una sana tendencia de
provocó la disminución de la humanización del Derecho civil, ha
superficie de la playa y la desaparición elaborado la teorÃ-a llamada del abuso del
de las defensas naturales contra las avenidas derecho, sancionada ya en los más recientes
del rÃ-o y la acción del mar. Con ordenamientos legislativos, que considera
ocasión de unos temporales habidos en ilÃ-cito el ejercicio de los derechos cuando1
marzo de 1932 se produjeron importantes sea abusivo; y si bien existen discrepancias,
daños a una central eléctrica de San Adrián teóricas y positivas, en orden a
del Besos que ésta reclamó al importantes puntos, entre ellos la
Consorcio. La Audiencia de Barcelona construcción sistemática de la teorÃ-a
estimó la demanda por considerar que en cuestión (al debatirse si se trata de
se produjo un ejercicio abusivo del derecho una simple aplicación de la doctrina del
por parte de la concesionaria. Esta acto ilÃ-cito, o de una teorÃ-a autónoma
recurrió en casación. que opera dentro de una especie de zona
intermedia constituida por los actos cumplidos
En esta importante sentencia, de la que cabe dentro de la esfera del Derecho, pero
recordar lo que afirma en sus Considerandos 2 mediando un abuso y engendrando una
y 3, se señala: responsabilidad), asÃ- como también la
extensión del principio prohibitivo con
«Considerando 2: Que el clásico axioma qui relación a las diversas categorÃ-as de
iure suo utitur ne-minem laedit proclamado en derechos subjetivos, y, sobre todo, las
las fuentes romanas y que plasmó, condiciones o elementos subjetivos u
dentro de nuestro Derecho histórico, en objetivos, que han de determinar la
la regla «non face tuerto a otro, quien usa de estimación del abuso, es lo cierto e
su derecho», quiere decir que el ejercicio del innegable, de todos modos, que tales dudas o
derecho es lÃ-cito aun cuando merced a él se divergencias no pueden borrar la conformidad
lesionen simples intereses de terceras sustancial del pensamiento jurÃ-dico moderno
personas, y, por consiguiente, en tesis en torno a la idea de que los derechos
general, no hay obligación de subjetivos, aparte de sus lÃ-mites legales, con
indemnizar los daños causados con frecuencia defectuosamente precisados,
ocasión del ejercicio; mas no debe tienen otros de orden moral teleológico
darse a esta máxima un alcance demasiado y social, y que incurre en responsabilidad el
literal y absoluto, que la pondrÃ-a en pugna con que, obrando al amparo de una legalidad
las exigencias éticas del Derecho reconocidas externa y de un aparente ejercicio de su
en todos los tiempos y que ni siquiera fueron derecho, traspasa en realidad los linderos
extrañas al propio Derecho de Roma, en el impuestos al mismo por la equidad y la buena
cual los rigores del individualismo jurÃ-dico fe, con daño para terceros o para la sociedad;
estuvieron templados por multitud de normas tesis ésta que ha sido patrocinada también por
concretas que limitaban el absolutismo de los la doctrina cientÃ-fica patria, que ha recogido y
derechos objetivos.» perfilado el concepto del abuso del derecho,
considerándolo integrado por estos elementos
«Considerando 3: Que la doctrina moderna, esenciales: a) uso de un derecho, objetiva o
en trance de revisar y, en cuanto sea externamente legal; b) daño a un interés no
necesario rectificar los conceptos jurÃ-dicos, protegido por una especÃ-fica prerrogativa
2. El concepto de abuso del derecho en el Este principio que es, hoy en dÃ-a, un principio
artÃ-culo7 del código civil general, paralelo, no igual (69) al de buena fe,
es aquel conforme al cual se entiende que el
La moderna teorÃ-a del abuso del derecho y ámbito de poder que concede el ordenamiento
también -puesto que en este extremo no ha jurÃ-dico cuando reconoce un derecho
variado la premisa- la más antigua, parte, en subjetivo, no lo es sólo en función
la elaboración de su concepto, de la de la protección de intereses y
quiebra de la regla romana qui ture suo utitur móviles individuales y egoÃ-stas, sino
neminem laedit. teniendo en cuenta, además, los intereses de
la sociedad (el interés público) en la que se
Conforme a ésta, el acto realizado en el curso ejercitará. Es este principio el que aparece
del ejercicio de un derecho, dentro del ámbito descrito en el artÃ-culo 7, 2.°, cuando señala
de poder otorgado a su titular, es una que «La ley no ampara el abuso de derecho o
actuación lÃ-cita y legÃ-tima. Incluso el ejercicio antisocial del mismo» (70).
cuando, como consecuencia de su ejercicio,
pueda dar lugar a provocar un daño a otra La salvaguarda de ese interés general que
persona, puesto que la existencia del derecho sobrepasa el particular de cada titular es la
es causa suficiente que justifica la que se encuentra en la base del propio
exoneración de responsabilidad y concepto de abuso de derecho. En la
paraliza la exigencia de su reparación. colisión entre el interés particular y el
interés general debe prevalecer éste.
La quiebra de este principio, que es la que
aparece recogida en la formulación que No obstante, este concepto de abuso de
se ofrece sobre el abuso de derecho en este derecho no significa, necesariamente, que
artÃ-culo 7 , 2 .°, del Código civil, deje de poder configurarse al derecho
significa el reconocer que, de una parte, puede subjetivo como la legitimación activa
hablarse de la existencia de nuevos lÃ-mites de (ámbito de poder) (71) para actuar conferida a
los derechos que establecen el ámbito de un particular. Dicho de otro modo, no supone
acuación lÃ-cita de los mismos, y de una ruptura de la clásica concepción del
otra, que es necesario distinguir entre un derecho subjetivo como posición de
ejercicio normal y otro anormal que es el que privilegio de su titular frente a quienes no
puede ser objeto de sanción o ostentan tal derecho (frente a los no titulares),
represión siempre que se den ni que éste deba necesariamente y en todo
determinadas circunstancias. momento, en el uso de su dercho, sacrificar su
interés individual al general. La idea de
El ámbito de lÃ-cita actuación (ejercicio) sacrificio no se mueve en las mismas
de un derecho no viene dado, sólo y de coordenadas, ya que comporta un recorte del
contenido normal del derecho (asÃ-, por (73) como, y particularmente por lo que a
ejemplo, la expropiación forzosa, cfr. nosotros interesa, la jurisprudencia de nuestro
artÃ-culos 348 del C. c. y 33 de la C. E.) que Tribunal Supremo, se habÃ-a dividido a la hora
genera no un lÃ-mite intrÃ-nseco, sino de decidir cuál era era el fundamento de la
extrÃ-nseco al mismo. admisión de la teorÃ-a del abuso del
derecho y, en consecuencia, cuáles eran los
De este modo, y como consecuencia de esta datos que servÃ-an para definir cuando, en una
caracterización, la doctrina del abuso situación concreta, podÃ-a hablarse de
del derecho obliga a distinguir, en la ese ejercicio anormal del derecho subjetivo.
concepción actual, una doble manera de
ejercicio del derecho, que no del propio Fundamentalmente dos son las posturas que
concepto de derecho subjetivo, que se predica se mantuvieron junto a otra que, por recoger
-dado su carácter de principio general- de todo elementos de las mismas, puede
derecho. denominarse. ecléctica: la subjetiva y la
objetiva.
Respetando su concepción como
derecho absoluto, el ámbito de lo lÃ-cito viene A tenor de la concepción subjetiva el
determinado por su ejercicio normal. El elemento generador y delimitador del abuso de
ejercicio anormal o que extravasa aquél es el derecho viene fijado por la intención del
que recibe la calificación de abusivo y sujeto que lo ejercita. Es la intención de
se hace merecedor de una sanción. dañar, sin obtener con el ejercicio un
beneficio propio, su fundamento. La principal
El artÃ-culo 7 , 2 .°, del Código civil se crÃ-tica que recibió esta
refiere a ello cuando habla de que concepción vino dada de la dificultad -si
«sobrepase manifiestamente los lÃ-mites no imposibilidad- en poder llegar a averiguar y
normales del ejercicio de un derecho». probar la intención del titular del
derecho en el momento de su ejercicio.
La distinción entre el ejercicio normal y
anormal del derecho subjetivo se hace Dentro de esta lÃ-nea, y precisando algo más,
teniendo en cuenta -como se verá más se añade -haciendo frente a dichas crÃ-ticas-
adelante al estudiar los requisitos del abuso- que junto a la intención de perjuicio
una serie de datos que concurren a fijar su debe de darse la ausencia de un interés serio
existencia. En nuestro texto legal: la y legÃ-timo para su titular. De modo que el
intención del titular del derecho (del ejercicio comporta un resultado que no siendo
autor, dice el artÃ-culo 7 , 2 .°, del provechoso para él es dañoso para otro.
Código civil), el objeto (finalidad) o las
circunstancias que acompañan al ejercicio. Frente a esta manera de configurar el abuso
de derecho se levantaron nuevos
Dicho precepto parece identificar, a la hora de interrogantes. ¿Cómo determinar la
establecer el principio que se comenta, el ausencia de un interés legÃ-timo si el que
ejercicio abusivo y el ejercicio antisocial (72). ejercita el derecho es su titular y, en principio,
¿Comporta esto una clara toma de parece que no puede carecer de interés, ya
decisión respecto a su concepto? que fue precisamente en base a él (carácter
privado y absoluto del derecho) al que se le
Tanto la doctrina anterior al TÃ-tulo Preliminar concedió el derecho?, y ¿cómo
se señala que no tiene utilidad para su titular moderna aparece en la obra de Josserand
tal forma de ejercicio? (75), de establecer un nuevo lÃ-mite al ejercicio
de los derechos que subordina, en todo caso,
En general, la concepción subjetiva el interés particular al interés superior de la
recibió las siguientes crÃ-ticas: sociedad, considerando que todo derecho
subjetivo está llamado de forma ineludible a
1) Que confunde el lÃ-mite del derecho con el cumplir la función que le marca la
acto ilÃ-cito (cfr. artÃ-culos1.902 y ss. del sociedad. Conforme a la misma, el derecho
Código civil ) que sÃ- tiene una subjetivo deja de ser privado y absoluto al
regulación propia. Precisamente la ponerse al servicio de la sociedad.
Exposición de Motivos del Decreto
1.836/1974, de 31 mayo, al referirse al daño También esta doctrina recibió fuertes
producido, aclara -para evitar la crÃ-ticas. ¿En qué momento y cómo se
confusión originada por la califica este fin social? Puede ocurrir, y de
concepción subjetiva- «que no ha de hecho ocurre, que el ejercicio de un derecho,
consistir, sin embargo, en un comportamiento aun siendo conforme completamente con su
doloso y culposo, porque entonces penetrarÃ-a contenido económico-social y el interés
en la ilicitud por el cauce de la responsabilidad en virtud del cual fue concebido, pueda
civil». resultar perjudicial para otra persona. ¿Es
absolutamente irrelevante la intención
2) Que confunde las reglas de la Moral con las del titular del derecho en el momento de su
del Derecho, y ejercicio?
3) Que sin interés no hay ejercicio del derecho En buena parte de la jurisprudencia anterior al
y si este interés existe y coincide con el TÃ-tulo Preliminar pueden encontrarse
supuesto de hecho de la norma, no puede sentencias en las que se utiliza este
hablarse de abuso. fundamento objetivo para determinar la
existencia del abuso (76). AsÃ-, en la S. T. S.
Buena parte de la jurisprudencia anterior al de 30 enero 1963 se decÃ-a que «... el abuso
TÃ-tulo Preliminar siguió esta de su derecho... supone la
concepción. La S. T. 5. de 4 abril 1964, situación...del que ha sufrido en su
entre otras (74), señalaba que «... la doctrina patrimonio un daño sin provocarlo, por el
del mismo está elaborada sobre la base del ejercicio antisocial que por parte del actor se
ejercicio de un derecho con la intención hace de su derecho subjetivo».
de dañar o en la utilización del mismo
de forma anormal con el móvil ilegÃ-timo Frente a estas dos concepciones extremas,
de perjudicar». finalmente, puede hablarse de una última a la
que aquÃ- se ha calificado de ecléctica en
La denominada concepción objetiva cuanto que formula un concepto de abuso de
toma como elemento esencial para su derecho tomando en cuenta elementos de las
definición la existencia de una dos anteriores.
desviación del fin económico-
social del derecho. El ejercicio del derecho de En la misma, el abuso del derecho viene
forma contraria al interés social es abusivo. Se determinado por la concurrencia tanto de
trata, en esta teorÃ-a, cuya versión factores subjetivos -la intención de
No obstante, la dicción empleada por el Esta parece ser, además -como señala Roca
artÃ-culo7, 2.°, del Código civilque se Juan (84)-, la interpretación adecuada a
refiere, pareciendo separarlos, a la lo que se decÃ-a en la Exposición de
inadmisibilidad del ? abusa del derecho o el Motivos del Decreto 1.836/1974, de 31 mayo.
ejercicio antisocial del mismo>, plantea la «Ambas hipótesis -se señala-, sin
perjuicio de diferencias de matices, permiten sociedad). «Porque -como apunta Roca Juan
un tratamiento de conjunto.» (86)- la definición de lo antisocial, en el
caso concreto, queda remitida a un principio
Diez años después de la modificación abstracto que exige soluciones standard en
del TÃ-tulo Preliminar, en la S. J. S. de 23 virtud de un proceso de deducción,
mayo 1984, en relación a este punto, se mientras los particulares proceden al contrario,
puede leer que «La mención del movidos por sus propios intereses.»
ejercicio abusivo o antisocial del derecho...
exige señalar que si bien se trata de En definitiva, el concepto que de ejercicio
conceptos distintos, cual acredita la abusivo de un derecho se recoge en nuestro
mención que en el artÃ-culo7, 2.°, del texto legal, en cuanto a su
Código civil se hace de uno y otro fundamentación, responde plenamente
separándolos por la conjunción "o" ... a los postulados de lo que aquÃ- se ha llamado
sus diferencias sean tan sutiles, tan de matiz, concepción ecléctica, en la que se
que puede afirmarse que carecen de toman como punto de partida tanto factores
trascendencia práctica...». Sigue diciendo, subjetivos (intencionalidad de los sujetos)
con todo, «Tales diferencias conceptuales como objetivos (ejercicio que no se
pueden centrarse, principalmente, en que corresponde a la finalidad económico-
mientras el "abuso" suele dejar abierto el social del derecho) que provoca el que no
camino a la idea de la lesión o daño pueda distinguirse entre el ejercicio abusivo y
que en términos generales provoca en un el denominado ejercicio antisocial.
interés privado o particular, en el "uso
antisocial* el sujeto perjudicado ofrece una Como continuaba diciendo la Exposición
mayor amplitud, en cuanto puede comprender de Motivos del Decreto 1.836/1974, de 31
tanto la comunidad en general como mayo, después de hablar del tratamiento
cualquiera de los grupos integrantes en la conjunto del abuso del derecho y del ejercicio
misma». antisocial, «porque siempre se parte del
desbordamiento de los lÃ-mites normales del
En todo caso, un ejercicio abusivo siempre ejercicio y del daño para tercero, si bien el
comporta un ejercicio antisocial, el Derecho no hecho provocador de tal situación puede
se mueve al margen de la sociedad; el titular proceder tanto del dato subjetivo representado
del mismo lo ejercita, precisamente, en el seno por la intención del agente... como de
de la misma. A nivel conceptual, sin embargo, otros datos de naturaleza distinta cuales son el
y como dice la sentencia mencionada (85), es objeto o las circunstancias concurrentes».
posible hacer diferenciaciones, no asÃ- en
cuanto a sus consecuencias jurÃ-dicas que 3. Requisitos del abuso de derecho
aparecen unificadas en la regulación
legal. El precepto en análisis, para apreciar la
existencia de un ejercicio abusivo o antisocial
En este plano particular, mientras en el abuso del derecho, exige que se trate de un «acto u
se destaca -o parece que lo hace- la omisión que por la intención de
lesión o el daño de un interés particularsu autor, por su objeto o por las circunstancias
(el del perjudicado), por tanto, concreto e en que se realice sobrepase manifiestamente
individualizado; en el ejercicio antisocial el los lÃ-mites normales del ejercicio de un
perjuicio se predica de una generalidad (la derecho, con daño para tercero».
«la realidad social del tiempo en que han de fin de aplicar la normativa adecuada, es
ser aplicadas, atendiendo, fundamentalmente tomando en consideración todos los
al espÃ-ritu y finalidad de aquéllas». Tanto datos que contribuyen a identificar la conducta
deben, asÃ- pues, interpretarse y calificarse de realizada. De modo que si se dan los precisos
acuerdo con las normas de la conducta social para apreciar la existencia de abuso serán sus
del tiempo en que se produce el ejercicio del reglas las que deberán de aplicarse con
derecho como de conformidad a aquellas que preferencia dado el carácter más particular
envuelven al mismo. AsÃ-, de otra parte, se (especÃ-fico) de éste.
sigue del otro dato que fuera examinado
antes: el objeto, es decir, la finalidad 3.3. El ejercicio extralimitado
interpretada objetivamente.
El principio de ejercicio no abusivo de los
Recordemos como la propia teorÃ-a del abuso derechos obliga a distinguir, en nuestro
del derecho, aun sin una norma como la sistema actual, entre el ejercicio normal del
transcrita, fue introducida en nuestro sistema a mismo y el ejercicio anormal.
través de la vÃ-a jurisprudencial que aplicaba
las normas de acuerdo con esa realidad social. Después de hacer referencia a los datos que
Lo propio cabe hacer hoy, por previsión permiten calificar a la acción u
expresa de la ley, en relación a estas omisión del derecho, el precepto
«circunstancias» que comportan abuso de comentado habla de que éste «sobrepase
derecho. manifiestamente los lÃ-mites normales de un
derecho», acogiendo, con esta
Entre las mismas se hace referencia al tiempo, expresión, la concepción objetiva
lugar, modo material (fÃ-sico) de ejercicio, del abuso del derecho (101). El ejercicio
ocasión del mismo, las que acompañan anormal es el único que justifica la
a la persona (cultura, edad, etc.)..., etc. sanción que se impone a su titular
(102).
En ocasiones, cuando concurran los demás
requisitos que definen al abuso del derecho no La cuestión, entonces, estriba en
cabrá dudar acerca de la calificación del determinar cuándo debe de entenderse que
acto. En otras, y dada la proximidad que existe existe dicho ejercicio anormal y qué es lo que
con el otro principio general recogido en este se comprende como ejercicio normal.
precepto, puede hacerse especialmente difÃ-cil
la elección entre uno y otro. Resulta claro -de todo lo examinado hasta
aquÃ-- que el ejercicio es calificado como
AsÃ- sucede, en particular, en relación al anormal siempre con referencia a los datos
retraso desleal en el ejercicio del derecho que - que acompañan a la conducta realizada: la
como se vio- aparece considerado como uno intención, el objeto (finalidad del
de los supuestos tÃ-picos de ejercicio contrario derecho) y las circunstancias. No parece que
a la buena fe y que puede considerarse, puedan separarse éstos de aquél, ya que
también, como acto abusivo respecto de las forman una necesaria unidad conceptual.
circunstancias concurrentes (de tiempo, en
este caso). A éstos se añade, en el precepto en análisis,
un nuevo dato: que se produzca
La única manera de diferenciar uno de otro, a manifiestamente esa anormalidad o
causa daño jurÃ-dicamente relevante que a los contraposición al que es normal, supone
postulados de aquélla. que el contenido del derecho no es utilizado
conforme a la función del mismo aunque
Dicho de otra forma, aunque exista la se respeten los lÃ-mites formales. Este
presunción legal -como apunta la comporta, siempre y por definición, la
sentencia del Tribunal Constitucional citada- actuación (u omisión) del
de que los derechos se ejercitan con contenido de un derecho que se ostenta.
normalidad, precisamente en base al aforismo
tradicional, ejercicio normal no equivale a Por el contrario, cuando lo que sucede es que
ejercicio conforme a la legalidad, es decir, a se actúa fuera del contenido del derecho, no
aquel que se corresponde a la literalidad de la puede hablarse de anormalidad o
norma (lÃ-mites formales) en la que se extralimitación en relación al
reconoce y ampara su existencia. Ha de abuso de derecho, sino de ausencia misma del
tomarse en consideración, derecho. El sujeto no se ampara -no puede
principalmente, la función que está hacerlo- en un derecho y esta conducta, en su
llamado a cubrir el derecho y las caso, será sancionada a través de otras vÃ-as
circunstancias en las que se desarrolla su (particularmente la de responsabilidad civil
ejercicio (104). cuando produzca un daño) (105). Para hablar
de abuso del derecho es necesario que se
Como recientemente recuerda la sentencia del ponga en funcionamiento su contenido, no que
T. S. de 1 febrero 1990, para «la su titular se arrogue facultades (contenido) que
apreciación de abuso de derecho, entre no tiene.
otros requisitos (se requiere), la inmoralidad o
antisocialidad de un daño, manifestado en Estrictamente, el ejercicio fuera de los lÃ-mites
forma subjetiva u objetiva, ... exige una serie de un derecho (que terminológicamente,
de actos que, pese a su apariencia de no en el lenguaje habitual, serÃ-a un ejercicio
legalidad, violen el contenido ético del extralimitado) no lleva a una situación
precepto legal en que se amparan*. de abuso de derecho, sino a otra diferente.
Además, resultarÃ-a imposible distinguir -como posición no tiene por qué soportar las
hace la propia norma- entre el ejercicio normal consecuencias del ejercicio del derecho. En
y anormal del derecho. El lÃ-mite que impone estos casos, siendo parte o estando sometido
el abuso del derecho lo es porque causa un a dichas consecuencias, no puede alegarse
perjuicio, cuando esto no sucede no cabe la abuso por no ser tercero.
imposición de las sanciones que la ley
prevé sigue estando vigente la regla conforme Esta interpretación, excesivamente
a la qui sui iure utitur neminem laedit (110). literal, de la expresión tercero, no es la
que se acomoda a la finalidad perseguida con
La lesión (daño) es asÃ-, pues, la admisión de la teorÃ-a del abuso de
elemento imprescindible, ya que es la que derecho, ya que quedarÃ-an al margen de la
origina la reacción desfavorable que misma múltiples supuestos (111), ni es la que
conlleva la aplicación de una se ha adoptado por la doctrina.
consecuencia jurÃ-dica determinada, si bien -
como se ha dicho- no es necesario que sea Cabe, perfectamente, en el seno de una
actual, bastando con que, de la relación jurÃ-dica de la que que se
actuación pueda deducirse, derive un derecho subjetivo, que una de las
razonablemente, aquél (daño futuro). partes ejercite abusivamente su derecho frente
a la otra y ésta, a pesar de estar vinculada por
Asimismo, el daño puede ser material o dicha relación, puede alegar el abuso y
moral, ya que en éste no se distingue, y lo obtener la aplicación de la
mismo puede ser con referencia a un interés sanción adecuada cuando los remedios
individual como a un bien o interés social en el propios de la misma no prevean tal
que -como decÃ-a la sentencia del T. S. de 23 situación.
mayo 1984- «el sujeto perjudicado ofrece una
mayor amplitud, en cuanto puede comprender La sentencia del T. S. de 30 noviembre 1988,
tanto a la comunidad general como precisamente, contempló un supuesto
cualesquiera de los grupos integrantes en la- en el que se apreció la existencia del
misma». ejercicio abusivo de la facultad de uso
exclusivo del bien (cfr. art 394 del
En todo caso, debe de existir relación Código civil) en la copropiedad por uno
de causalidad entre la conducta y el daño de los comuneros frente a los demás: «... el
producido o que pueda originarse. demandado -se dice en la misma- viene
ocupando en exclusiva el piso propiedad de la
Señala el artÃ-culo objeto de comentario que comunidad e impidiendo a los demás
se trata <de un da para tercero conviene partÃ-cipes su disfrute, incumbiéndole, por
determinar qu se entiende por y cu es el bien tanto, a él probar que dicho uso era por
con acto abusivo ambos interconexionados acuerdo de la mayorÃ-a, ya que lo contrario
entre s></de> implicarÃ-a un abuso de derecho -artÃ-culo7
del Código civil-, sin que, por otra parte,
Lo que a primera vista sugiere la se pueda poner en duda la existencia de un
expresión tercero es la idea de aje- perjuicio para la comunidad desde el momento
nidad al derecho ejercitado. Dicho de forma en que se reclama al recurrente el abono de
más simplificada, que no se trata de una parte los gastos comunitarios producidos por el piso
de la relación jurÃ-dica o bien que por su mencionado, dado que dicho gasto debe ser
satisfecho por quien excediéndose en el 1987). Al ser un remedio que, al estar basado
ejercicio de los derechos comunitarios se ha en la equidad, se establece «para la
aprovechado en exclusiva del piso y no por la salvaguarda de intereses que no alcanzan
comunidad». todavÃ-a protección jurÃ-dica»
(sentencias del T. S. de 16 diciembre 1987 y
Daño para tercero es, en verdad, daño 26 mayo 1989).
«para otro» (cfr. art.1.902 del Código
civil) sea o no parte en la relación o A lo que se añade que actúa como «remedio
situación jurÃ-dica. al perjuicio que se causa en materias no
reguladas por normas destinadas a resolver
De este concepto, sin embargo, se excluye conflictos por colisión de derechos»
aquel que con su conducta da lugar a la (sentencias del T. S. de 14 febrero 1944, 31
actuación del titular del derecho, o marzo 1981, 14 julio 1984).
cuando el perjudicado alega su existencia en
contradicción con sus propios actos. Cuando ya existe una particular
protección jurÃ-dica, procede la
«La doctrina del abuso de derecho -se afirma aplicación preferente de ésta y no la del
en la sentencia del T. S. de 17 septiembre abuso del derecho que, aun admitiéndolo
1987-... presupone, en cuanto como principio general, se considera como un
institución de equidad, una actitud último remedio. De ahÃ- -como fuera dicho- el
meramente pasiva del que sufre un daño en carácter subsidiario, en ocasiones, de su
su patrimonio sin culpa por su parte.» Esta aplicación.
neutraliza el abuso posible.
No obstante, la aplicación de la doctrina
En la sentencia del T. S. de 31 octubre 1981 del abuso de derecho no actúa
se entiende que no se produce la concurrencia subsidiariamente en los supuestos que,
del abuso de derecho «por el hecho de que el además, puedan entrar a calificarse como
vendedor haga figurar en la escritura de conductas contrarias a la buena fe. En cuanto
compraventa de una finca rústica un precio principio para el cual sÃ- está prevista -a
muy inferior al real, en aparente perjuicio del diferencia de aquél- una propia consecuencia
colindante y del Erario Público, porque el jurÃ-dica es ésta la que entrará en juego. De
colindante retrayente (que invoca el abuso) hecho, si se repasan las sentencias que han
estuvo siempre dispuesto al abono del precio sido comentadas a lo largo de este
real y porque el Erario no está precisamente comentario, tanto las referidas a la buena fe
ayuno de recursos para salvaguardar su como al abuso de derecho, en multitud de
interés». ocasiones los Tribunales entremezclan ambos
conceptos (particularmente el de buena fe)
Respecto al bien dañado, es doctrina ya para acabar aplicando las reglas del abuso de
tradicional, que se mantiene por las derecho.
resoluciones anteriores al actual TÃ-tulo
Preliminar y permanece invariada después de 4. Las consecuencias del ejercicio abusivo
éste, que es necesario que «no esté protegido
por una especÃ-fica prerrogativa jurÃ-dica» A tenor del artÃ-culo7, 2°, del Código
(sentencias del T. S. de 21 enero 1963, 30 civil la acción u omisión abusiva o
junio 1970, 31 octubre 1981, 16 diciembre antisocial no resulta amparada por la ley y
necesario que exista una ley que le atribuya la Luis, y Sancho Rebullida, Francisco de AsÃ-s,
competencia especÃ-fica para ello (124). Elementos de Derecho civil, t. IV, Barcelona,
1982; Miquel González, José MarÃ-a,
----------------------------------------------------------- «Observaciones en torno a la buena fe», en
el Libro homenaje al profesor Juan Roca Juan,
* BIBLIOGRAFÕA GENERAL Universidad de Murcia, 1989, págs. 497 y ss.;
Montes, Vicente L., «Comentario al artÃ-culo
Albaladejo GarcÃ-a, Manuel, Instituciones de 7, 1.°, del Código civil», t. I, Madrid,
Derecho civil, t. I, Barcelona, 1960; Derecho 1977; Paz-Ares, Cándido, «Nota bibliográfica
civil, I, t 1, II, Barcelona, 1989; Batlle Vázquez, a la obra de Zellex, Ernst, Treu und Glauben
Manuel, «Comentario al artÃ-culo 7 del und Rechtsnissbrauchsverbotm, en A. D. C,
Código civil», en Comentarios al 1982, págs. 173 y ss.; Rivero Hernández,
Código civil y Compilaciones forales Francisco, en Elementos de Derecho civil
(dirigidos por M. Albaladejo GarcÃ-a), Jaén, (Lacruz Berdejo, José Luis; Luna Serrano,
1978, t. I; Castro Lucini, Francisco, Sobre la AgustÃ-n),, t. 1-3, Barcelona, 1984; Roca Juan,
buena fe en la obra del profesor Federico de Juan, «Comentario al artÃ-culo7 , 2 .°, del
Castro, A. D. C, 1983, págs. 1127 y ss.; De Código civil», en Comentarios a las
Castro, Federico, Derecho civil de España. reformas del Código civil, t. I, Madrid,
Parte general, t. I, Madrid, 1955; El negocio 1977; Wieacker, Franz, El principio general de
jurÃ-dico, Madrid, 1985; De los Mozos, José la buena fe (traducción de José Luis
Luis, El principio de buena fe, Barcelona, Cano), con prólogo de Luis DÃ-ez-
1965; DÃ-ez-Picazo, Luis, La doctrina de los Picazo, Madrid, 1977.
actos propios, Barcelona, 1963; «El abuso del
derecho y el frande de la ley en el nuevo (1) Y asÃ- interpretado por la doctrina. Vid. el
TÃ-tulo pieliminar del Código civil y el estudio de Wieacker, El principio general, cit.
problema de sus recÃ-procas relaciones», en
Documentación JurÃ-dica, 1974, (2) Vid. Montes, «Comentario», op. cit., págs.
páginas 203 y ss.; DÃ-ez-Picazo, Luis, y 367 a 370.
Gullón Ballesteros, Antonio, Sistema de
Derecho civil, I, Madrid, 1989; Ferreira Rubio, (3) Montes, «Comentario», op. cit., pág.
Delia Matilde, La buena fe (El principio general 367.
del Derecho civil), Madrid, 1984; Gete-Alonso
y Calera, MarÃ-a del Carmen, «Comentario al (4) De Castro, Derecho civil, op. cit., I, pág.
artÃ-culo 67 del Código civil», en 461.
Comentarios a las reformas del Derecho de
Familia, vol. I, Madrid, 1984; Hernández Gil, (5) Lo destaca, en el mismo sentido, Paz-Ares,
Antonio, «Reflexiones sobre una «Nota bibliográfica», op. cit., pág. 174.
concepción ética y unitaria de la buena
fe». Discurso en la Academia de (6) DÃ-ez-Picazo, Prólogo a la obra de
Legislación y Jurisprudencia, Madrid, Wieacker, op. cit., pág. 10.
1979; Josserand, De Vabus des droits, ParÃ-s,
1905; De Vesprit des droits et de leur rélativité,(7) Batlle, «Comentario», op. cit., pág. 118.
ParÃ-s, 1927; Jordano Barea, Juan, Dictamen
sobre abuso de derecho y fraude a la ley, A. D. (8) Vid. la citada en la BibliografÃ-a general.
C, 1960, págs. 858 y ss.; Lacruz Berdejo, José
Art. 5. a) «Los trabajadores tienen como (22) Miquel González, «Observaciones», op.
deberes básicos: a) Cumplir con las cit., pág. 498.
obligaciones concretas de su puesto de
trabajo, de conformidad a las reglas de la (23) DÃ-ez-Picazo, Prólogo a la obra de
buena fe y diligencia.» Wieacker, op cit., Miquel González,
«Observaciones», op. cit., pág. 498; Ferreira
Art. 20. 2. «En el cumplimiento de la Rubio, La buena fe, op. cit., pág. 153, parece
obligación de trabajar asumida en el que sigue esta distinción cuando habla
contrato, el trabajador debe al empresario la de que: «... la normatividad de la buena fe
puede ser de dos formas: directa o refleja. Es forma u otra, bien diciéndolo expresamente,
directa cuando actúa por sÃ-, como principio bien no, sigue una u otra postura o, al menos,
general al que el ordenamiento se refiere parte de la diferenciación entre la buena
explÃ-cita o implÃ-citamente. Es refleja cuando fe subjetiva y la denominada objetiva.
actúa por intermedio de normas concretas que Expresamente asf lo hace De los Mozos, El
son derivados más especÃ-ficos de las principio, op. cit., págs. 50 y ss.; Hernández
directivas generales abstractas contenidas en Gil, «Reflexiones», op. cit., pág. 36;
el principio...». No obstante, más tarde, y a lo implÃ-citamente, Montes, «Comentario», op.
largo del estudio, los entremezcla no cit., pág. 363.
distinguiendo bien, dado que sólo
admite un concepto unitario de buena fe. (32) Montes, «Comentario», op. cit., pág.
362.
(24) Vid., sobre estos extremos, Miquel
González, «Observaciones», op. cit., (33) Básicamente el trabajo de Ferreira Rubio,
páginas 498 y 499. La buena fe, op. cit., y el de Hernández Gil,
«Reflexiones», op. cit.
(25) AsÃ- lo pone de relieve Miquel González,
«Observaciones», op. cit.f pág. 499. (34) En parecidos términos, DÃ-ez-Picazo,
Prólogo a la obra de Wieacker, op. cit.,
(26) Sigo, en este punto, la opinión de páginas 11 y 12.
Miquel González, «Observaciones», op. cit.,
páginas 499 y ss.; en contra, Hernández Gil, (35) Vid. el texto de estos artÃ-culos copiado
«Reflexiones», op. cit., págs. 19 y ss. en la nota 19.
(27) En parecidos términos, Miquel González, (36) Vid. la segunda parte, apartado 3, de este
«Observaciones», op. cit., pág. 499. comentario.
(54) DÃ-ez-Picazo, La doctrina, op. cit., pág. (66) AsÃ- lo califican DÃ-ez-Picazo y
180; DÃ-ez-Picazo y Gullón Ballesteros, Gullón Ballesteros, Sistema, op, cit., I,
Sistema, op. cit., I, pág. 463. pág. 455.
(67) Sobre los datos de elaboración de (77) Pueden citarse las de 25 noviembre 1960,
la norma, vid. Roca Juan, «Comentario», op. 4 octubre 1961, 10 junio 1963, 7 febrero 1964,
cit., págs. 372 y 373. 13 febrero 1967, 31 enero 1969, 20 mayo
1969 y 21 mayo 1970.
(68) Vid., en cuanto a los precedentes
generales, Rivero Hernández, Elementos, op. (78) Y que sigue la mayor parte de la doctrina
cit., I, 3, págs. 117 y ss., y DÃ-ez-Picazo y actual. Vid. Rivero Hernández, Elementos, op.
Gullón Ballesteros, Sistema, op. cit., I, cit^ I, 3, pág. 120.
páginas 457 y 458.
(79) En este sentido, lo pone de relieve Roca
(69) Aunque -como se vio- hay autores que los Juan, «Comentario», op. cit., pág. 385.
mezclan. Vid. Rivero Hernández, Elementos,
op. cit., 1, 3, pág. 117, y Albaladejo GarcÃ-a, (80) DÃ-ez-Picazo y Gullón Ballesteros,
Derecho civil, op. cit., I, 2, páginas 38 y 39. Sistema, op. cit., I, pág. 460.
(70) En el mismo sentido, Rivero Hernández, (81) Batlle, «Comentario», op. cit., pág.
Elementos, op. cit., I, 3, pág. 119. 120.
(71) De Castro, Derecho civil, op. cit., I, págs. (82) AsÃ-, Rivero HernAndez, Elementos, op.
640 y ss. cit., I, 3, pág. 123; Roca Juan, «Comentario»,
op. cit., págs. 384 a 386.
(72) AsÃ- lo destacan DÃ-ez-Picazo y
Gullón Ballesteros, Sistema, op. cit., I, (83) Albaladejo GarcÃ-a, Derecho civil, op. cit.,
pág. 460; Rivbro Hernández, Elementos, op. I, 3, págs. 38 y 39, distingue entre ejercicio
cit., I, 3, pág. 123. abusivo, ejercicio en contra de la buena fe y
ejercicio antisocial. «En estos dos -dice,
(73) Vid. un resumen de las mismas en Rivero refiriéndose a los últimos- la ley no ampara, o
Hernández, Elementos, op. cit., I, 3, páginas retira su protección, al ejercicio del
118 a 120. derecho, pero no va más lejos... Mientras que
en el supuesto del ejercicio abusivo, la ley va
(74) AsÃ- las sentencias de 15 abril 1960, 25 más lejos, pues entonces no sólo
mayo 1961, 22 febrero 1963, 21 mayo 1963, desprotege el ejercicio del derecho, sino que
18 enero 1964, 4 abril 1964, 17 noviembre además lo considera ilÃ-cito, obliga reparar y
1964 y 4 julio 1973. permite la adopción de medidas
judiciales y administrativas.»
(75) Que prácticamente ha seguido la
moderna doctrina. Son básicas sus obras ya (84) Roca Juan, «Comentario», op. cit., pág.
citadas, De l'abus des droits y De l'espñt des 385.
droits et de leur relativité.
(85) En igual sentido, Rivero Hernández,
(76) Entre otras, pueden citarse las de 30 Elementos, op. cit., I, 3, pág. 123
enero 1963, 9 mayo 1963, 12 febrero 1964, 18
marzo 1967, 18 noviembre 1967, 30 junio (86) Roca Juan, «Comentario», op. cit., pág.
1969 y 5 mayo 1973. 384.
(96) Batlle, a Comentario», op. cit., pág. 123; (102) En este sentido, DÃ-ez-Picazo y
Albaladejo GarcÃ-a, Derecho civil, op. cit., I, 2, Gullón Ballesteros, Sistema, op. cit., I,
pág. 40; Rivero Hernández, Elementos, op. página 460.
cit., I, 3, pág. 125; Roca Juan, «Comentario»,
op. cit., pág. 393. (103) Lo interpretan de esta forma Batlle,
«Comentario», op. cit., pág. 122; Rivero
(97) Puede llegar a ser calificado como Hernández, Elementos, op. cit., I, 3, pág.
abusivo o a ser sancionado de forma distinta. 124.
AsÃ-, en aquellos supuestos en los que, por
razones de interés social (público) se haya El articulo 49 , 2 , del Estatuto de los
asignado una determinada función al Trabajadores establece que: «El contrato de
derecho que se ostenta sobre un determinado trabajo se extinguirá... 2. Por las causas
bien (supuesto que es el más frecuente), el consignadas válidamente en el contrato, salvo
incumplimiento de la misma puede ser más que las mismas constituyan abuso de derecho
que su calificación como abusivo, dando manifiesto por parte del empresario.»
127.
(104) En este mismo sentido, Rivero
Hernández, Elementos, op. cit., I, 3, pág. 124; (114) Otros distintos de los que se prevé en
Roca Juan, «Comentario», op. cit., pág. este precepto, es decir, los clásicos (por
394. calificarlos asÃ-) terceros de buena fe.
(105) En igual sentido. Roca Juan, (115) Vid. el apartado 3.4. de esta parte.
«Comentario», op. cit., pág. 394.
(116) AsÃ- lo resaltan Roca Juan,
(106) AsÃ-, Batlle, «Comentario», op. cit., «Comentario», op. cit., pág. 395; Batlle,
pág. 121; Rivero Hernández, Elementos, op. «Comentario», op. cit., pág. 125.
cit., I, 3, pág. 125; Albaladejo GarcÃ-a,
Derecho civil, op. cit., pág. 39; Roca Juan, o (117) Batlle, «Comentario», op. cit., pág.
Comentario», op. cit., págs. 387 y 388. 125, habla de que «sienta la regla de la
responsabilidad por el resultado».
(107) DÃ-ez-Picazo y Gullón Ballesteros,
Sistema, op. cit., I, pág. 460. (118) AsÃ- opinan Rivero Hernández,
Elementos, op. cit., I, 3, pág. 127 y Roca Juan,
(108) DÃ-ez-Picazo y Gullón Ballesteros, «Comentario», op. cit., pág. 388.
Sistema, op. cit., I, nota 2 de la pág. 460.
(119) En igual sentido, Roca Juan,
(109) Roca Juan, «Comentario», op. cit., «Comentario», op. cit., pág. 390; Batlle,
pág. 388. «Comentario», op. cit., pág. 126; parece
opinar lo contrario Rivero Hernández,
(110) En sentido parecido, Rivero Hernández, Elementos, op. cit., I, 3, pág. 127.
Elementos, op. cit., I, 3, pág. 122.
(120) Rivero Hernández, Elementos, op. cit., I,
(111) Como apuntaba Batlle, «Comentario», 3, pág. 127.
op. cit., pág. 121.
(121) Roca Juan, «Comentario», op. cit.,
(112) El artÃ-culo 24 (hoy derogado) de la Ley págs. 389 y 390; Batlle, «Comentario», op.
9/1975, de 12 marzo, del Libro, señalaba que cit., pág. 126.
«La posible existencia de abuso de derecho
en los contratos de edición o en su (122) Rivero Hernández, Elementos, op cit., I,
ejecución, de conformidad con lo 3, pág. 127.
dispuesto en el artÃ-culo 7 del Código
civil, se determinará, en su caso, por los (123) Vid. el ejemplo que pone Rivero
Jueces y Tribunales, a instancia de parte». Hernández, Elementos, op. cit., I, 3, pág.
127.
(113) En este mismo sentido, Batlle,
«Comentario», op. cit., pág. 124; DÃ-ez-(124) En este sentido, DÃ-ez-Picazo y
Picazo y Gullón Ballesteros, Sistema, Gullón Ballesteros, Sistema, op. cit., I,
op. cit., I, pág. 461; Roca Juan, pág. 461, nota 1; Rivero Hernández,
«Comentario», op. cit., página 395; Rivero Elementos, op. cit., I, 3, pág. 128, y en
Hernández, Elementos, op. cit., I, 3, pág. especial la nota 3.