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ARTES POPULARES Y TRADICIONALES DE GUATEMALA

Esta ponencia presenta un desarrollo histórico preliminar de las definiciones que en


América Latina han construido los estudiosos en torno a los conceptos de Arte,
Artesanías, Industrias Artísticas , Popular, Tradicional, Folklore, con el objeto de
introducir la manera como las auténticas expresiones de arte popular y tradicional
en Centroamérica, se han ido transformando en innovadas expresiones de diseños
y producción masiva.
Esta nueva producción de arte popular centroamericano se enmarca dentro de una
producción globalizada en una economía neoliberal que las ha convertido en
industrias populares que responden al consumo turístico masivo que abreva en
México, Centro América y Panamá, buscando productos artesanales que respondan
a identidades locales, entendida esta localidad en el marco de la región
centroamericana que, en este sentido abarca una región territorial que sobrepasa
las cinco naciones centroamericanas ampliándose hacia sus fronteras con México,
Panamá y Belice.
En este sentido los mercados artesanales centroamericanos se han especializado
en ofrecer la producción artesanal centroamericana globalizando los diseños
correspondientes a cada nación y ampliando sus territorios comerciales en las
fronteras hacia los países limítrofes como México, Panamá y Belice. La mejor
manera de comprender esta nueva dinámica de presentación es investigando y
reconociendo los diseños auténticos tradicionales del arte popular sin olvidar nunca
la labor silenciosa, meritoria y necesaria de sobrevivencia de sus productores más
auténticos y tradicionales, los artistas y artesanos populares. Palabras claves: arte,
artesanías, industria, mercados, tradicional, popular. EL ARTE POPULAR Y LAS
CULTURAS TRADICIONALES NECESIDAD E IMPORTANCIA EN EL
CONOCIMIENTO DE SUS DINÁMICAS DE CAMBIO, CONSERVACIÓN,
DIFUSIÓN Y PROMOCIÓN Carlos René García Escobar Antropólogo
Guatemalteco Análisis y Definiciones Primarias La primera Reunión Técnica de
Artesanías y Artes Populares, celebrada en México, en 1973, aprobó la Carta
Interamericana de las Artesanías y el Arte Popular que dejó un saldo conceptual
como el siguiente: El arte popular es el conjunto de obras plásticas y de otra
naturaleza, tradicionales, funcionalmente satisfactorias y útiles, elaboradas por un
pueblo o una cultura local o regional para satisfacer las necesidades materiales y
espirituales de sus componentes humanos, muchas de cuyas artesanías existen
desde hace varias generaciones y han creado un conjunto de experiencias artísticas
y técnicas que las caracterizan y dan personalidad.
La artesanía en su sentido más amplio, es el trabajo hecho a mano; o con
preeminencia del trabajo manual cuando interviene la máquina. En el momento en
que la máquina prevalece, se sale del marco artesanal y se entra en la esfera
industrial.
Ante las divergencias de criterio surgidas a partir de estas definiciones, entre
clasificaciones cualitativas y cuantitativas del hecho productivo en sí, como número
de ejecutantes obreros, sus instrumentos de trabajo desde los más simples hasta lo
maquinario, grado de división del trabajo, relaciones humanas prácticas como la de
trabajadores manuales, especializados, calificados, grado de industrialización y
delineación del aparato productivo y administrativo, discutidas por Antonio Gramsci
en su trabajo Pasado y Presente editado por Juan Pablos en 1977, el mismo
Gramsci agrega las siguientes observaciones: Lo propio del artesano es trabajar él
mismo con sus manos, en su arte un oficio. Que de él dependan 5 ´0 10 personas,
no cambia su carácter de artesano, lo que de inmediato lo distingue del industrial.
Pero esta definición es también imprecisa, debido a que el artesano no siempre
trabaja personalmente, sino dirige el trabajo de un taller; por tanto, la definición
debería buscarse en el modo de producción y de trabajo.
Por su parte Díaz Castillo en su trabajo Cultura popular y clases sociales esclarece
estas ideas de la manera siguiente: “Las artes populares son expresiones culturales
de carácter plástico, dotadas de atributos estéticos, cuyas raíces se hunden en el
pasado y cuya actualidad se explica en virtud de la función que cumplen dentro de
la comunidad que las genera. El arte popular es un actividad individual levada a
cabo en el seno de la familia, por lo general en forma complementaria de las labores
de subsistencia.
El arte popular es un oficio manual, personal y doméstico. Se aprende en casa sin
más guía que el ejemplo de los mayores y se produce en aquellos lugares en que
es fácil el acceso a las fuentes de materias primas. Por la índole personal de su
elaboración, sus productos son cuantitativamente limitados, circunscritos al
mercado local.
Las artesanías populares, que también forman parte de la cultura material, no
siempre tienen atributos estéticos. Difieren de las artes populares en que se
producen en el taller colectivo, organizado jerárquicamente (maestros, oficiales,
aprendices), en donde la división del trabajo y la presencia del salario constituyen
rasgos económico-sociales característicos. En términos muy simples, la distinción
entre artes y artesanías populares se funda en que las primeras son una actividad
individual y manual, mientras que las segundas implican división del trabajo y uso
de herramientas, por rudimentarias que éstas sean”.
Por supuesto que este marco conceptual nos lleva de inmediato a los análisis
sociológico y antropológico los que a su vez nos conducen a las teorías elaboradas
por los expertos a lo largo de décadas del siglo pasado. Para nosotros es aún
vigente la luz que nos ofrece el Materialismo Histórico Dialéctico y la Antropología
General bajo las cuales, continuamos presentando un marco analítico más amplio
como el que sigue a continuación.
En primer término he de decir que hemos concebido desde los años 70’s del siglo
pasado en el Centro de Estudios Folklóricos de la Universidad de San Carlos de
Guatemala a las culturas Populares, como una instancia sociocultural que procede
de y pertenece a los estratos colectivos que en la sociedad guatemalteca
corresponden a aquellos desprovistos de la propiedad de los medios de producción
y que se encuentran en situaciones difíciles de desarrollo de sus posibilidades
económicas, educativas, sociales, políticas y culturales, no obstante ser quienes
producen por sus condiciones histórico sociales, una cultura propia, de orden
contestatario, generalmente de resistencia, opuesta a aquella producida y
perteneciente a los sectores acomodados de esta misma sociedad.
En un segundo término y, de acuerdo con la Antropología pre-postmoderna, con el
objeto de comprender y aprehender el fenómeno cultural que significan las culturas
populares como una realidad total, concreta y objetiva en el marco de sus procesos
de origen y desarrollo histórico-social, económicos y políticos, las deslindamos en
tres grandes aspectos que constituyen esta realidad. Ellos son: El Material, que
consiste en todo aquello que el pueblo ha construido con su trabajo manual y sus
propios instrumentos de trabajo sin el auxilio de maquinarias complicadas. Ejemplos
de esto lo tenemos en la construcción de sus viviendas, en la elaboración de
artesanías e instrumentos de trabajo, formas de transporte y auxilios materiales
propios de sus prácticas y costumbres curativas o de prevención de enfermedades.
El Social, que se refiere a las relaciones humanas que se entretejen socialmente
formando instituciones familiares y extrafamiliares o colectivas, como la familia, el
compadrazgo, las cofradías, las danzas y los bailes, a la comunicación lingüística y
a las que se producen en el ciclo vital de los humanos desde el nacimiento hasta la
muerte.
El Espiritual-Mental o Animológico, constituido por aquellas manifestaciones
referidas a la producción intelectual y artística, así como a las creencias y
supersticiones de orden médico curativo o religioso. Entre ellas contamos con los
diseños artísticos plasmados en las artesanías, en las danzas, en el arte popular,
las producciones artístico-literarias en verso y narrativa, líricas, épicas y dramáticas,
en las diferentes formas de creación musical e instrumentos y en todo tipo de
creencias incluidos los mitos, las leyendas, los refraneros populares, y las religión,
magia, brujerías y supersticiones populares en general.
En un tercer término debo decir que todo lo apuntado se sustenta teóricamente en
elementos que nos aseguran su autenticidad que lo constituyen el anonimato en
que se encuentran, en la tradición heredada generacionalmente, en la oralidad de
su transmisión histórico-social basada en el ejemplo, en la imitación y el empirismo
de su práctica tradicional. A su vez no olvidemos que estos hechos socioculturales
denominados culturas populares y tradicionales o bien, conocidos
internacionalmente como Folklore, se caracterizan por ser populares, estar
socializados y localizados geográficamente y porque cumplen siempre una
específica función en el conglomerado social en el que se desarrollan.
Por lo tanto acopio la definición de “cultura popular tradicional” que, para sustituir al
término “Folklore” el I Congreso Interdisciplinario de Expertos sobre Cultura Popular
y Educación, propusiera a la Organización de Estados Americanos, O.E.A. en la
sede del CIDAP en la ciudad de Cuenca, Ecuador, en mayo de 1980: “Se entiende
por Cultura Popular Tradicional a todas aquellas manifestaciones que se desarrollan
en el seno de un pueblo, y que poseen características propias surgidas por los
procesos históricos y sociales que las determinan. La Cultura Popular Tradicional
es, por tanto, el crisol donde se refugian los valores más auténticos que una nación
ha creado a lo largo de su devenir histórico y nutridos diariamente por la realidad
socioeconómica que rige su vida colectiva. Comprendida centro de su contexto
histórico, la Cultura Popular Tradicional es dinámica por excelencia; permite a los
pueblos adaptarse a situaciones nuevas de vida y coadyuva a la transformación de
su realidad circundante.
Como elemento social que es, la Cultura Popular Tradicional se transforma de
acuerdo a los cambios sustantivos de la nación a la que pertenece, pero como
receptáculo de manifestaciones socioculturales ancestrales permite conservar en
su seno lo más valioso del patrimonio del pueblo y, por ello, adaptarse con éxito a
las transformaciones sociales. Los cambios de la Cultura Popular Tradicional no
conllevan, pues, la destrucción o extinción de sus rasgos básicos, sino, al contrario,
permiten conservar y enriquecer los aspectos propios, auténticos y genuinos que
los mismos pueblos desean que permanezcan en el proceso de su autodesarrollo.
En tal sentido, la Cultura Popular Tradicional se convierte en fuente inagotable de
identidad cultural, como raíz de nacionalidad. Su aplicación a la educación exige,
por tanto, que sea la base donde se asiente la identidad cultural de nuestros países”.
Es muy importante hacer notar que para que la Cultura Popular Tradicional sea
reconocida por todos nosotros como base para la construcción auténtica de nuestra
nacionalidad como guatemaltecos, existe un elemento necesario e imprescindible
que debe practicarse y ejercitarse por todos los connacionales conscientes,
encargados de la promoción cultural en nuestras comunidades, y ese elemento es
La Investigación, con la cual es posible para nosotros conocer y reafirmar las
instancias culturales que nos conducen a conocer al pueblo guatemalteco en sus
más caros devenires socioculturales.
Porque lo que no se investiga y conoce, no se ama ni se defiende a conciencia. Las
Artesanías como nuevas Industrias Populares El Arte y las Artesanías Populares
frente a su contradicción La nueva dinámica de presentación Ciertos análisis
extranjeros y nacionales indican que en Guatemala las artesanías y con ellas
también las culturas populares tradicionales están desapareciendo. Se trata de una
sensación que se percibe al fragor de las nuevas tendencias de la globalización
económica y cultural que propende con efectividad el neoliberalismo político
internacional en todos los países del mundo. Los Mass Media internacionales y
nacionales hacen eco perfecto de esta mundialización del consumo cultural.
Los diseños son creación simbólica que únicamente pertenece a sus productores,
los artesanos locales, de cada región, de cada nación, de cada país. He ahí la
cuestión. Porque cada diseño es productor de identidad. Y también, si las
identidades son dinámicas en tanto van cambiándose por épocas, territorios y
etapas de la índole que sean, nos encontramos con el problema de su inminente
desaparición para dar paso a nuevas identidades que posiblemente no reflejen las
idiosincrasias históricas propias, o sea las identidades esenciales, aquellas que
significan el alma nacional.
Esto es lo que está sucediendo en todos los países productores de artesanías
tradicionales. El neoliberalismo y la globalización económica conducen a una
globalización cultural acelerada sin precedentes. Los diseños artesanales penetran
ahora distintos mercados y se asientan como productos que adquieren distintas
nacionalidades en tanto sean mercantilmente adquiridos por el consumista nacional
e internacional.
El mercado en sí no tiene rostros. Todo producto debe venderse y si es así es bueno
porque produce capital. Que sea bueno implica las características que lo hacen
bueno, es decir que sea apreciado por su calidad, funcionalidad y eficacia. Las
artesanías tradicionales no son valoradas en estos sentidos mercadotécnicos sino
en los estrictamente culturales que, para el efecto, resulta que no tienen tales
bondades. Pero sí tienen aquellas que se refieren a las identidades. Al alma
nacional. Cuando se las valora en estos sentidos pueden ser comerciables en tanto
los gustos del consumidor internacional esté orientado hacia allí.
Para tales efectos, el mercantil y el cultural, las artesanías han empezado a
transformarse en actividades productivas de orden industrial ya que la demanda
globalizada así lo exige. Los rasgos artesanales locales se encuentran ahora en
muchas partes allende su localidad. De ahí que los diseños artesanales se
entremezclen regionalmente. Nadie lo ha dicho todavía pero se presiente que el
turismo internacional conceptúa las artesanías regionalmente, como
“centroamericanas” y “mexicanas” en desmedro de las nacionalidades particulares
productoras.
Se compran artesanías en cualquier país centroamericano como productos
nacionales desconociendo que tales artesanías pueden contener en sus diseños
características mexicanas (yucatecas y chiapanecas entre otras), guatemaltecas,
salvadoreñas, hondureñas, nicaragüenses, costarricenses o panameñas de corte
ancestral e identitario de cada país. Es decir, se han transformado en algo
globalizado. Además, en tanto la demanda es de consumo internacional, se
producen masivamente, es decir, se han industrializado. En esto tienen que ver
fundamentalmente, reiteramos, las relaciones turísticas internacionales y sus
efectos de comercialización de las artesanías para el consumo turístico. O sea, el
mercado libre artesanal. La cultura globalizada.
Al tenor de esta situación, también pulula en los distintos ambientes de la sociedad
guatemalteca la percepción equivocada de que las culturas populares tradicionales
(los sectores dominantes todavía las reconocen como folklore) también están
desapareciendo. La observación detenida y experimentada nos hace afirmar lo falso
de tales percepciones. Si bien es cierto la globalización se ha entronizado
plenamente, lo cierto es que esto ha sido hasta ahora en cuanto a las formas de las
expresiones culturales, no así en lo esencial y, de esta suerte, las culturas populares
se han transformado en dos vertientes, las culturas populares permeadas por la
modernidad y la globalización y, las culturas tradicionales, que preservan sus
esencias ancestrales en un choque de fuerza desigual frente a la tecnología
moderna contemporánea apabullante.
El arte popular circunscrito a las danzas y el teatro, la música vernácula, el arte
plástico, las artesanías y la oralidad literaria, adolecen de estos avatares, aunque
se resisten por su presencia tradicional y continúan conformando las identidades
culturales de cuño ancestral. Asunto que únicamente el ojo clínico de los científicos
sociales expertos en estas materias logran detectar.
El arte y las artesanías populares bajo la óptica del mercado Internacional* Como
resultado de un periplo investigativo ejecutado por expertos mexicanos y
salvadoreños guiados por quien escribe, en el marco del apoyo recibido e impulsado
por la asociación Aporte para la Descentralización Cultural, ADESCA, con la
cooperación de la Organización de Estados Iberoamericanos, OEI, la Agencia
Española de Cooperación Internacional y el Ministerio de Asuntos Exteriores de
Guatemala, en el mes de octubre de 2006, se logró establecer para el área central
de la República de Guatemala, una propuesta inicial de clasificación de dichos
mercados artesanales de la siguiente manera: Mercados artesanales populares (el
mercado central y otros mercados cantonales de la ciudad de Guatemala).
Mercados artesanales menos populares (La Aurora, zona 13, Ciudad de Guatemala,
Dep. de Guatemala y, el Mercado de San Felipe en Jocotenango, Dep. de
Sacatepéquez, contiguo a su cabecera departamental, la Ciudad de Antigua
Guatemala). En dichos mercados es notoria la diferencia entre el público consumista
ya que en los mercados artesanales populares es más frecuente la visita de
consumidores en general, no así en los otros mercados más elitistas cuya propuesta
de venta está más dirigida al turista extranjero, por lo que los precios de venta son
altamente competitivos y de menos acceso al público en general.
Sin embargo, en todas las instancias indicadas es notoria la presencia invisible de
los intermediarios, conocidos por los artesanos como “mayoristas”, en su calidad de
sujetos del sistema que compran directamente las artesanías a los artesanos
productores para revenderlas en las tiendas de todos los mercados a precios más
altos y en donde se venden a los consumidores en general, a otros precios aún más
altos, dependiendo eso sí, de su localización y del correspondiente regateo de los
consumidores conocedores.
En este proceso también es invisible por un lado la mano del artesano productor en
toda su dimensión como aprendiz y maestro en su arte lo cual, conforma un contexto
de vida que va desde su existencia como ser humano, hasta su existencia como
transmisor de conocimiento tradicional y de su dimensión de vida, escasamente
reconocida en la vida pública de la sociedad guatemalteca.
Es visible eso sí, la hibridación técnica y metodológica en el diseño pues se ha visto
necesitado de producir nuevos diseños en torno a los tradicionales de sus
artesanías reflejados todos en la comercialización que ahora se hace de la misma
ya que, se ve obligado a producir lo que más se vende ahora, según los gustos
calcados por el turismo internacional y de ciertas empresas dedicadas a la venta de
artesanías para el consumo turístico.
Evidentemente, como lo pudimos notar y conversar durante el periplo, en el
panorama artesanal actual existe una real separación entre el ritual que conllevan
las artesanías tradicionales y auténticas en el seno de los talleres artesanales
tradicionales de la población productora y la comercialización que intermediarios y
vendedores finales perfilan en su propio beneficio económico, desvirtuando así la
dimensión del artesano tradicional y productor cuyos beneficios se quedan
únicamente en lo que su venta inicial les produce al costo por ellos mismos
concebido, adoleciendo de la preparación escolar necesaria para el efecto, en su
calidad de productores directos.
Los guatemaltecos tenemos ahora el irreversible reto de proteger mediante los
apoyos posibles y los estudios y análisis académicos respectivos, un universo
artesanal genuinamente guatemalteco que todavía es producido por los artesanos
y artesanas del país en estos inicios del presente siglo XXI.
Bibliografía Consultada
 Díaz Castillo, Roberto. Cultura Popular y Clases Sociales. 2ª. Edición.
2005 CEFOL-USAC. Guatemala. 174 Págs.
 García Escobar, Carlos René. Importancia de las culturas populares
1995 y la necesidad de conocerlas, conservarlas, difundirlas y promocionarlas. Rev.
Tradiciones de Guatemala, No.44. CEFOL-USAC. Guatemala. Págs. 5-7.
 1996 Claves para el abordaje de la cultura nacional
y estrategias para su desarrollo. Rev.
 Tradiciones de Guatemala, no. 46. CEFOL-USAC.
Guatemala. Págs. 85-99.1997
INTRODUCCIÓN

El arte popular es el conjunto de obras plásticas y de otra naturaleza, tradicionales,


funcionalmente satisfactorias y útiles, elaboradas por un pueblo o una cultura local
o regional para satisfacer las necesidades materiales y espirituales de sus
componentes humanos, muchas de cuyas artesanías existen desde hace varias
generaciones y han creado un conjunto de experiencias artísticas y técnicas que las
caracterizan y dan personalidad.
La artesanía, en su sentido más amplio, es el trabajo hecho a mano o con
preeminencia del trabajo manual cuando interviene la máquina. En el momento en
que la máquina prevalece, se sale del marco artesanal y se entra en la esfera
industrial.
CONCLUSIONES

Las artes populares son expresiones culturales de carácter plástico, dotadas de


atributos estéticos, cuyas raíces se hunden en el pasado y cuya actualidad se
explica en virtud de la función que cumplen dentro de la comunidad que las genera

En donde la división del trabajo y la presencia del salario constituyen rasgos


económico-sociales característicos.

La artesanía, en su sentido más amplio, es el trabajo hecho a mano o con


preeminencia del trabajo manual cuando interviene la máquina. En el momento en
que la máquina prevalece, se sale del marco artesanal y se entra en la esfera
industrial.
COLEGIO EVANGÉLICO MIXTO “LA AURORA”

ARTES PLÁSTICAS

TEMA:
ARTES POPULARES Y TRADICIONALES DE GUATEMALA

DIANA GONZÁLEZ

CLAVE: 10

HUEHUETENANGO 10/05/2,018

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