SALRACH - DEL ESTADO ROMANO A LOS REINOS GERMÁNICOS.
ENTORNO A LAS BASES MATERIALES DEL
PODER DEL ESTADO EN LAANTIGÜEDAD TARDÍA Y LA ALTA EDAD MEDIA
El autor propone no ceder a la tentación de considerar al siglo V como el siglo d e l a g r a n r u p t u r a
( s o c i a l y p o l í t i c a ) , p r o p i c i a d a p o r l a i n s t a l a c i ó n d e l o s germanos en Occidente, sino que sugiere considerar el período comprendido entre los siglos III y IX en términos de evolución social lenta. Actualmente hay individualidades y escuelas que siguen pensando la historia d e l a A l t a E d a d M e d i a e n t é r m i n o s d e c o n t i n u i d a d o a l m e n o s d e l e n t a evolución (Bonnassie, Lauranson-Rosaz, Bois). LA TESIS FISCALISTA Existe también un grupo de historiadores partidarios de la tesis fiscalista (Goffart, D u r l i a t ) , p a r a q u i e n e s e l s i s t e m a d e f i n a n z a s p ú b l i c a s ( i m p u e s t o s , gastos y métodos de gestión) creado por los romanos se mantuvo virtualmente intacto durante el período germánico, hasta la época carolingia, entre otras razones porque los reyes germánicos eran demasiado débiles para crear un nuevo sistema fiscal pero suficientemente fuertes como para preservar y hacer f u n c i o n a r , c o n a y u d a d e a g e n t e s p ú b l i c o s y possesores r o m a n o s , e l q u e encontraron sobre el terreno. L a s i n v e s t i g a c i o n e s d e l o s f i s c a l i s t a s t i e n d e n a d e s t a c a r l a p r e s e n c i a generalizada de canales fiscales en la geografía y el tejido social de Occidente, la realidad viva y no necesariamente asfixiante del impuesto y la implicación d e t o d a l a c l a s e d i r i g e n t e e n l a g e s t i ó n d e l a s f i n a n z a s p ú b l i c a s d u r a n t e l o s siglos III-IX. Las investigaciones de la escuela fiscalista conducen a pensar que quizás las s o c i e d a d e s e u r o p e a s d e O c c i d e n t e , hasta el umbral del año mil, estuvieron estructuradas de acuerdo con lo que podría denominarse un sistema social antiguo en el que la modalidad dominante de p r o d u c c i ó n o e x p l o t a c i ó n d e l trabajo sería la tributaria. Los fiscalistas, en su empeño por descubrir la continuidad de las estructuras a n t i g u a s , d e s t a c a n l a s c o n c o m i t a n c i a s d e b a s e e n t r e l o s r e i n o s r o m a n o - germánicos y de éstos con el mundo bizantino. L a t e s i s fiscalista tiene sus oponentes. Por un lado se opone a os q u e consideran que el mundo fue feudal desde las invasiones germán icas o desde a n t e s . Aquí las diferencias esenciales giran en torno al colonato que los fiscalistas no consideran una forma de dependencia privada entre potentes y campesinos, generadora de rentas que puedan calificarse de protofeudales, sino simplemente una forma de dependencia fiscal entre personas libres, en el marco de una estructura estatal que desde muy antiguo funcionaba sobre la base de la delegación de autoridad pública en manos privadas. Por otro lado, entran en contradicción con los partidarios de la supervivencia del esclavismo. D e a c u e r d o c o n Domenico Vera y otros, creen en una esclavitud doméstica pero no rural o masiva ya desde el Bajo Imperio, y asimilan los servia u n a categoría de coloni, fundamentalmente sometidos a tributación pública. Por último discrepan de los “domanialistas” en el hecho fundamental de que no consideran las villae como grandes dominios, propiedad de un dominus que percibe rentas y servicios de los tenentes de los mansi, sino asentamientos o demarcaciones fiscales donde los contribuyentes, jurídicamen te libres pero económicamente dependientes, están adscritos. Sentido de registrados, en unidades fiscales llamadas mansi , bajo la responsabilidad de un dominus ,q u e e s u n s e ñ o r p r i v a d o a q u i e n e l E s t a d o h a d e l e g a d o c o m p e t e n c i a s e n materia de recaudación y gestión de fondos públicos. A continuación, Salrach hace un somero análisis de las bases materiales del poder del Estado en la Antigüedad Tardía y la Alta Edad Media. EL BAJO IMPERIO Las cuestiones fundamentales que los historiadores se plantean refieren a lapresión fiscal. Mientras unos observan un panorama crítico (Salviano), otros(Martin, Lepelley, Vittinghoff, Chastagnol) ven signos de “prosperidad” quematizarían las dramáticas consecuencias de la presión fiscal. La pregunta deSalrach se centra sobre la posibilidad de la hipertrofia burocrática del Estado romano. Los ingresos públicos Durante el Alto Imperio, todas las tierras pagaban el tributum soli y todos los hombres, menos los ciudadanos romanos, el tributum capitis , y parece queesta dualidad impositiva se mantuvo en el Bajo Imperio a pesar de los edictos y constituciones que extendían la ciudadanía romana a todos los hombres libres del Imperio. Un jugué era probablemente el equivalente fiscal de una explotación campesina-media con un par de bueyes y, en la Galia, unas 10 hade tierras de labor. En este sentido, el número de juga de cada contribuyente es un índice de su capacidad contributiva. Respecto al impuesto personal, como en el caso del capital inmueble, la materia imponible (las personas libres no indigentes) era reducida a unidades abstractas de cálculo denominado capita: un hombre valía o pagaba por un caput (palabra que se utiliza también en el sentido de contribuyente) y una mujer por medio caput ; y el cálculo de capita debidos por una unidad familiar era una operación que se llamaba capitatio humana , expresión que, según Goffart, también tenía el sentido de sujeción al impuesto. Juga y capita eran pues unidades fiscales en base a las cuales se calculaba cada año el montante del impuesto (territorial y personal) debido por cada contribuyente. Para el fisco, aunque el importante era el impuesto territorial( jugatio), lo decisivo es que reposaba sobre las espaldas de un contribuyente(de un caput ), de ahí que a veces se utilice la palabra capitatio,caput o capita para designar al conjunto. Puesto que el 80% de la riqueza nacional debía proceder de la tierra, dice Durliat, así también los recursos públicos. Pero las ciudades, donde debía vivir entre el 10 y el 20% de la población total, también eran gravadas; sushabitantes eran censados y sometidos a capitación. Los senadores habían desatisfacer un impuesto anual denominado collatio glebalis , cuyo montante dependía de la fortuna de cada cual. Las ciudades organizaban también la recaudación del impuesto llamado collatio lustralis , como la lustralis collatio o chrysargyre que gravaba las actividades productivas no agrícolas, para lo cualse utilizaba la infraestructura de las corporaciones. En todo el Imperio se percibían impuestos sobre el tráfico de personas y bienes .La recaudación se efectuaba en las aduanas u oficinas en los límites exteriores del Imperio, las provincias, los términos municipales, las puertas de las ciudades y los mercados .El Estado poseía también tierras y otros bienes públicos, que proporcionaban ingresos diversos, o bien porque eran explotados directamente, o bien porque eran cedidos en arrendamiento. Estos bienes estaban repartidos entre los bienes a disposición directa del soberano, denominados de la res privata bienes de los templos (paganos) y de las Iglesias (cristianos) y bienes de las ciudades. El gasto público El gasto público del Bajo imperio puede agruparte en tres capítulos: el coste delas administraciones municipales, la administración central (gastos civiles ymilitares) y el culto.Los gastos municipales eran enormes y de muy distinta naturaleza. Las ciudades, generalmente capitales de Territorio muy extensos, financiaban las obras públicas, espectáculos y distribuciones gratuitas de alimentos. Para cubrir todos estos gastos eran necesarios grandes ingresos. Aunque la ciudadtenía recursos propios (magistraturas pagadas, rentas de tierras municipales),es dudoso que estas fuentes de financiación fueran relevantes en las finanzas municipales. La partida de ingresos más importante procedía del presupuesto del Estado, que asignaba un tercio de sus recursos a las ciudades. De todo el impuesto recaudado en los territorios de las ciudades del Imperio, éstas tenían derecho a quedarse con un tercio para satisfacer sus necesidades y debían liberar los dos tercios restantes a la administración central. ¿Qué hacía el Estado con ellos? Según diversos estudios, otros tercio de los ingresos del Estado aproximadamente debía asignarse al mantenimiento del Ejército(reclutamiento, equipamiento, alojamiento, manutención, transporte,soldadas). Obtenían los recursos necesarios por intermediarios: mediante pagos a su favor que efectuaban los recaudadores, mediante el aprovisionamiento en almacenes públicos, etc. En cuanto a los gastos civiles de la administración central, Durliat distingue fundamentalmente cuatro partidas: el mantenimiento de las grandes capitales del Imperio (Roma, Constantinopla, Milán, Ravena), que en gran parte vivían de las munificencia imperial; la ayuda a muchas otras ciudades, sobre todo cuando atravesaban dificultades; el pago de los salarios de los grandes funcionarios; y el financiamiento de diversos servicios públicos. Respecto al culto, que absorbe una importante parte del presupuesto, la tesis de Durliat es que las Iglesias y el Estado son realidades moderadamente autónomas pero no separables. En la medida en que el cristianismo sustituyó al paganismo como religión de Estado, como marco ideológico global, también heredó sus funciones ideológicas e institucionales, y obtuvo en contrapartida, las asignaciones presupuestarias o dotaciones (tierras o impuestos sobre tierras) correspondientes al mantenimiento del culto. Desde este punto de vista, los bienes de la Iglesia, aunque gestionados autónomamente, no son separables o distintos de los bienes del Estado. El emperador cristiano, que consideraba la Iglesia como un servicio público y las iglesias como edificios públicos, se sabía con derecho a llevar la dirección administrativa de la institución, a pilotar la nave cristiana y a imponerse como árbitro de las querellas conciliares. Los recursos de la Iglesia del Bajo Imperio eran de origen diverso, pero, según Durliat, en contra del parecer de Gaudemet, los procedentes de la caridad privada apenas cuentan al lado de los bienes y rentas del Estado asignados al culto por el emperador y sus colaboradores. Estos bienes y rentas del Estado asignados al culto procedían de dotaciones efectuadas sobre recursos de las res privata y las tierras municipales, de las confiscaciones efectuadas a los templos paganos, etc. La gestión de las finanzas El possesor , también llamado patronus Y dominus , podía tener pequeñas o grandes propiedades o no tenerlas, y podía tener o no tener campesinos dependientes, a título de señor privado, pero lo más importante y definitivo desu identidad, según los fiscalistas, es que siempre se trataba de un individuo privado que había recibido (por cesión directa, herencia o compra) una delegación de autoridad pública que le permitía y obligaba, de hecho, a actuar como oficial fiscal y arrendador del impuesto. El conjunto de tierras, y cultivadores, sobre los que el possesor ejercía sus derechos eminentes, de naturaleza fiscal, era la possesio o fundus (asentamiento fiscal o base depercepción fiscal.La ciudad era la célula política de base y el interlocutor necesario entre la administración central y el contribuyente. Ya se puede comprender que la gran máquina fiscal del Imperio pudiera marchar con pocos funcionarios, bastaba que en todas partes hubiera individuos privados, los Possesores , dispuestos a actuar como si fueran arrendadores de los impuestos y pagadores por cuenta del Estado.Si, como creen los fiscalistas, el fundus era una base de recaudación, el hecho de que fuera objeto de venta, herencia y donación presupone que la tarea del possesor debía ser lucrativa. Parece que había varias modalidades de remuneración. La más común debía ser la percepción de una comisión por cada operación fiscal efectuada.El impuesto era exigible en moneda, producto y servicios. Para sus cálculos e lEstado se servía de la moneda. Con ella elaboraba el presupuesto y expresab a sus necesidades y lo que esperaba de la tributación de provincias y ciudades. Teóricamente, el Estado expresaba sus necesidades en dinero, es decir, en moneda de cuenta que por Coemptio se transformaba en los productos y servicios que precisaba. En la práctica, la Coemptio , para muchas regiones y ciudades era permanente, es decir, que el impuesto se expresaba habitualmente en producto y servicio y por tanto, para los cálculos, era necesario proceder hacia atrás, con la adueratio o retro- coemptio , para traducir el valor del impuesto en dinero. Se trata de un Estado fuertemente centralizado en una triple dimensión: todo el poder está personificado en la figura del monarca; las grandes decisiones políticas y económicas que afectan a la vida de todas las gentes del Imperio(presupuesto, precios públicos, legislación, defensa) se toman en la corte donde reside la administración central y, sobre todo, el centro puede hacer sentir su poder directamente sobre cualquier ciudadano del Imperio. En la práctica había muchos eslabones intermedios, unos subordinados a los otros, aunque la iglesia era relativamente autónoma en la gestión de sus finanzas, y el sistema de delegaciones permanentes de autoridad pública en señores privados ( Possesores ,domini ) dificultaba la centralización de cuentas.Así, inevitablemente, se llega al nivel inferior, el del contribuyente, base detodo el sistema. Historiadores como Vera, Gascou, Saumagne, Goffart, Eibah yLanghammer opinan que hay lazos entre el colonato y la fiscalidad, entre Coloni y fundi Durliat es del mismo parecer: si el fundus era una base de percepción fiscal, el colonus tenía que ser, pura y simplemente, u contribuyente.
LOS REINOS ROMANO-GERMANICOS
Los ingresos públicos La hipótesis es que los reyes germánicos, seguramente, no tuvieron que legislar en materia fiscal, al meno ampliamente, porque disponían de loscódigos romanos, que siguieron en vigor. El marco de referencia seguía siendola ciudad, ahora ya con el obispo como jefe de la administración local, en laGalia, más o menos flanqueado por condes que deben ser los responsables del os pagi o territorios que van emergiendo como subdivisiones, al principio, y alternativa, al fin, de las ciudades.No hay duda que el censum es el impuesto, que probablemente todavía sepercibía en sus dos modalidades, la territorial y la personal. Respecto a la modalidad más importante, la territorial llamada en lagunas fuentes tributum ,muchos historiadores creen que se produjo una reducción de la punción, Así oponen a un imperio romano poderoso y opresor, unos reinos germánicos, demasiado débiles para mantener la misma tasa de sustracción. Las fuentes, almenos en apariencia, les dan la razón. Mientras en época bajo imperial, segúncálculos de Durliat, el impuesto debía devorar alrededor del 20% de laproducción, la mayor parte a título de impuesto territorial, en tiempos de los reinos romano-germánicos, las fuentes parecen sugerir una detracción delorden de un 10%.Hasta la época carolingia el impuesto personal fue conocido con el nombre decapuz y de capitatio humana . Todos, romanos o germanos, estaban sometidos a la capitatio humana , pero no por ello dejaban de ser hombres jurídicamente libres.En segundo orden de recursos públicos, después del impuesto, venían lasrentas de los dominios del Estado: rentas de las minas, las salinas y, sobretodo, las tierras públicas ( fiscos y patrimonium ). También los propios beneficiarios de tierras fiscales procedían a ventas ointercambios entre ellos en función, seguramente, de su deseo de concentrar recursos y facilitar el control. Es decir, las tierras públicas formaban una masaenorme y constante de bienes que circulaban pero siempre entre las manos delas personae publicae .Pero es cierto que la asignación de recursos de la administración central ainstituciones e individuos poderosos llevaba a la creación de fuerzasalternativas como duques, condes u obispos independientes. Así se podríaconcluir que el advenimiento de los carolingios con sus confiscaciones debienes eclesiásticos y el ensanchamiento de fronteras fue algo así como unatentativa de restauración o reforzamiento del Estado tradicional, en el sentidode superación de aquel estadio de fraccionamiento del poder público, queafectó también a la Italia lombarda y amenazó a la España visigoda.Finalmente quedan las multas impuestas por los tribunales de justicia y losingresos derivados de la acuñación monetaria con un control mayor o menor dela administración central sobre las cecas de cada reino. El gasto público La administración central de los reinos romano-germánicos tenía también quepagarse a sí misma y sufragar numerosos gastos de carácter civil. El primer lugar de esta partida lo ocupaba el mantenimiento de la corte, es decir, los alimentos y salarios de los grandes funcionarios que se ocupaban del ejército, las finanzas, la justicia, la Iglesia, etc. Cada reino disponía de una capital preferente, con un palacio real y las oficinas de la administración central y capitales secundarias con residencias reales ocasionales. En cuanto a la administración local, la época germánica presenta algunos cambios importantes. El primero es el ascenso de los obispos a la dirección del os asuntos administrativos, tanto religiosos como civiles, con un poder que en la Galia incluso parece prevalecer sobre el de los condes. El segundo es la decadencia del viejo marco municipal en provecho de unas circunscripciones menores, los pagi , regidos por condes. La evolución es, pues, en el sentido de una cierta descentralización. Pero las viejas ciudades decadentes subsistían y con ellas sus tradicionales gastos públicos: construcción, restauración y mantenimiento de murallas, vías públicas, puentes, graneros mercados y acueductos; asistencia alimentaria en tiempo de carestía, y quizá gastos de medicina y enseñanza. Por otra parte, el período registra una tendencia a la clericalización de la medicina y la enseñanza, lo cual, si aceptamos el razonamiento de Durliat que considera la iglesia como una institución pública, no representa ningún cambio de signo rupturista, sino una tendencia a reducir las competencias de las administración civil en beneficio de la religiosa. También es posible, según Durliat, que entonces se produjera una transferencia de fondos de las administraciones locales a las de las iglesias, en consonancia con el papel dirigente de los obispos en las mismas. Los obispos, bien situados en el engranaje fiscal y político, debieron entonces desviar fondos para la construcción de iglesias y otras obras de infraestructura eclesiástica. Herederos de los emperadores romanos, los reyes germánicos fueron los jefes protectores de sus iglesias nacionales: convocaron concilios, nombraron obispos, acentuaron su control directo sobre los monasterios, y sobre todo,s ubvencionaron el culto que siguió teniendo carácter de servicio público. Una parte de los recursos eclesiásticos era de origen privado. Lo eran por ejemplo, muchos lotes de tierra pequeña extensión dados en plena propiedad o con reserva de usufructo por pequeños propietarios, una categoría social probablemente dominante en la Alta Edad Media. La gestión de las finanzas Es lógico preguntarse si los métodos de gestión eran los mismos que los del Bajo Imperio o habían cambiado. Está en primer lugar el tema de los asentamientos o bases de percepción fiscal.El Fundus (terminología utilizada por los legisladores romanos), según Durliat, sigue siendo lo que era: un territorio sobre el cual un possesor tiene derechos fiscales delegados. La novedad es que los documentos, generalmente escrituras de venta de tierra, sitúan los bienes inmuebles que se venden Invilla . ¿Qué eran las villae ? Escrituras de venta o donación de Villae sugieren que lo eran todo: tierras, casas, aguas, bosques, molinos, hombres. Podrían ser grandes dominios si no fuera que incluyen las aguas que es bien público, y quel os campesinos que habitan en ellas venden, compran, heredan y donan en plena propiedad tierras situadas in villa, y ya se sabe, no es posible que haya propiedades dentro de propiedades. También la ciudad, aunque menos brillante que antes, y ahora subdividido su término en pagi , seguía siendo el intermediario necesario entre la administración central y los possesores .La villae y fundi , que los partidarios de la tesis fiscalista consideran bases de recaudación, eran objeto de compra-venta entre possesores lo cual parece indicar que la ostión del impuesto era rentable. Para Durliat es claro que la clase dirigente de la época germánica obtenía la parte más sustanciosa de susingresos no de sus grandes propiedades sino de la gestión de las finanzaspúblicas.Como dice Durliat, los palacios de los reyes germánicos tenían que ser algomás que un lugar de reunión de guerreros y cortesanos: desde el punto devista de la fiscalidad tenían que tener algo de oficina central del Tesoro. Finalmente se llega al último eslabón, el de los contribuyentes ( tribuytarii ).Para la tesis fiscalista, eran los colonos descendientes de los coloni del BajoImperio y de los esclavos manumitidos. Al final de esta historia, serían los pequeños propietarios libres del Valle del Duero y del reino asturleonés de que tanto hablaba Sánchez Albornoz y los pequeños alodiarios que afloraban por todas partes en la documentación catalana de la época carolingia. El problemaes el número. Durliat y Magnou-Nortier piensan que son predominantes puestoque, a su entender, eran la principal fuente de ingresos o de confiscación de excedente (por la vía del impuesto territorial y personal) de las monarquías germánicas. Su teoría se refuerza reduciendo el papel de los esclavos alservicio doméstico, y considerando a los Servi rurales simplemente como unavariante de los coloni . Durliat coloca dentro del grupo de los coloni a los accola, ingenui , liberti , servi y mancipia , que serían campesinos sometidos a cargas fiscales de distinta modalidad, al margen de que pudieran estar sujetos a dependencias privadas. BALANCE Esta línea de interpretación nos sitúa ante la hipótesis de que las sociedades del Occidente europeo antes del año mil, y al menos desde el Bajo Imperio,funcionaban dinamizadas por la modalidad tributaria de explotación del trabajo. Modalidad que sería el motor principal del sistema social (totalidadcoherente de estructuras) antiguo cuya vigencia los hombres habrían mantenido hasta mucho más allá de la caída del Imperio romano de Occidente.Claro está, para aceptar este supuesto hay que aceptar los supuestos previosen que se basa la tesis fiscalista: el servís no sería ni un esclavo ni un dependiente sino un contribuyente sometido al Servilium colonus no significaría arrendatario sino campesino, generalmente propietario; censum nunca sería sinónimo de renta sino de impuesto; polyptyci serían registros públicos; possessio y fundus no serían propiedades sino demarcaciones fiscales; el possesor no sería el propietario sino un señor privado depositario de una delegación de poder público; las villae y los mansi no serían, al menos únicamente, pueblos y explotaciones sino formas de encuadramiento y cálculo fiscal, etc. 21. ULLMANN – ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA OPOSICION DEFEDERICO II AL PAPADO Federico poseía experiencia, comprensión y conocimiento intimo de la ideología papal. Se había rodeado de un grupo de consejeros y expertos en palabra escrita y hablada. El papado se baso en su tradicional aplicación de la plenitud o potestatis y actuó dentro de su status monárquico sagradamente concebido. La única posibilidad de Federico era demoler las bases sobre lasque funcionaba el papado. La lectura de los manifiestos, encíclicas y protestas de Federico durante los decisivos años de 1239- 1245 da cuenta de una escasez de razones y argumentos ideológicos, tampoco realiza una exposición argumentativa sino que se reduce a meras afirmaciones sin profundizar o reforzar con material y no ataca las bases del sistema sagrado .Dos línea argumentativas se destacan en las protestas públicas de Federico. Una primer línea de ataque consiste en la depravación moral de los papas (ingratitud, corrupción, engaño, fraude, alianza con herejes, sembrar la discordia, etc.) Su bajeza moral los inhabilita para ocupar el puesto pues nunca podrían alegar que su juicios es un juicio justo. Es el defecto personal de los papas el que les impide exigir obediencia. Federico hace hincapié en su adhesión a la fe ortodoxa y afirma su más pleno respeto al cargo papal (“no por deshonor de la dignidad sino por defecto de la persona” “No respetamos tales sentencias del juez, no por desprecio del cargo papal” “se ha mostrado indigna del trono de un gobierno tan excelso”). Sin embargo, estos argumentos que esboza en 1240 hacia la inhabilidad personal de Gregorio IX, cambian notablemente en 1245. Ahora la línea de ataque se focaliza en el cargo papal, afirmando que el papado había transgredido las funciones propias de su cargo, habiendo actuado más allá de sus poderes. Argumentaba que ni la ley divina ni la humana sugieran ni siquiera en lo más mínimo que el papa pueda quitar imperios o tener poder en las cosas temporales: “En ninguna parte se lee que se le haya concedido por ley divina o humana poder a su arbitrio para transferir los imperios, o castigar a los reyes temporales privándolos de sus reinos o juzgar los príncipes terrenales”. Si bien la consagración imperial pertenece por derecho al papa, esto no implica el derecho posterior a deponer al emperador. Estos objetivos y argumentos de Federico eran endebles que no lograron producir efectos propagandísticos deseados ni tocaron en esencia la ideología papal. Respecto a la primer línea de ataque, la depravación moral del papa no fue considerada en ninguna etapa del pensamiento papal como capaz de afectar la función papal o que invalidase sus actos. León I hizo con toda claridad esa distinción entre el cargo y la persona que lo ocupa. De acuerdo con la opinión tradicional, los méritos o deméritos personales del papa no contaban para nada: sus actos gubernamentales eran tan legítimos como válidos, así hubieran sido dictados por un santo o un villano. El papa hereda el cargo petrino (no la santidad personal o méritos personales de san Pedro) y las acciones ejecutadas en los límites de su cargo son conceptualmente las acciones de Pedro. La acción objetiva y despersonalizada que surge del cargo es la que merece atención independientemente de quien es el que la ejerza. Sólo por herejía podía ser juzgado el papa. El papa es un sanctus en tanto que tiene un pie en el cielo y otro en la tierra, es el punto de intersección entre ambos y sus decisiones afectan el orden mismo del cielo. Todo lo que ate en la tierra será atado en el cielo. Federico al decir “Observad si estos son hechos papales, si estas son obras de santidad” lo que esta haciendo es considerar las anctitas no en la forma en que el papado la plantea sino al nivel de una santidad moral bajo una evaluación subjetiva. Para la tesis papal, la sanctitasera la emanación del hecho objetivo de que el papa había heredado los poderes petrinos. Para 1240 el objetivo de Federico era remover al pontífice a través de un mecanismo de concilio general, lo cual no se ajustaba ni a la ley canónica existente ni a la opinión tradicional sobre la inmunidad papal ante un juicio conciliar. Era impensable que un concilio depusiera al papa y eligiera a otro .Ahora bien la inconsistencia mayor del pensamiento de Federico radica en que el demanda la inmunidad de enjuiciamiento que niega al papa (“es sometido en forma ridícula a la ley aquel que está libre de manera imperial de toda ley (…)al no tener él ningún superior temporal”). En el pensamiento papal el poder esconferido por Dios, la comunidad, ya sea un reino o la Iglesia universal, esta encomendada al cuidado del soberano. Esta comunidad no tiene ningún poder para conferir el cargo ni separar de el a quien lo detenta. Se trata de una tesis descendente donde no existen canales jurídicos de comunicación entre la comunidad y el papa. La postura de Federico de convocar a un concilio general implica suscribir a una tesis ascendente según la cual el poder emanaría del pueblo a través de determinados órganos o instrumentos (concilio en este caso). En conclusión, plantea que sus funciones de emperador no estén sujeta sal juicio humano, mientras que las funciones del papa han de someterse al juicio de un concilio general. Mientras que el punto de vista papal sostenía que lo temporal no tenia vida propia, es decir que era un medio para un fin, la salvación final (no existiendo distinción entre los temporal y lo espiritual), el punto de vista de Federico era completamente distinto: EL hombre al estar compuesto de cuerpo y almanecesita una dirección doble. Nuevamente hay una inconsistencia en el pensamiento de Federico, la dicotomía entre las dos formas no se ajusta a la perspectiva medieval tradicional ¿cómo deben funcionar los dos gobiernos? Federico solo empeoró la situación al aceptar los decretos papales en asuntosespirituales y rehusar aceptar cualquier imposición temporal. Al mismo tiempo Federico evita el término de “Coronatio” es decir el acto que hacia del rey delos romanos un emperador, porque sin la imposición papal de la corona no había posibilidad de convertirse en emperador. Federico probablemente creía que la coronación era un mero formalismo litúrgico. Lo que demuestra el pensamiento de Federico es que la disputa fue causada por la falta de algún mecanismo constitucional que hubiera evitado las acciones injustificadas del papado., que lo despojara de su plenitud o potestatis. Las acciones y juicios el papa aparecían a Federico como pura arbitrariedad. Aunque haya perdido la batalla no debe minimizarse el sentido histórico de suposición. En el marco de la estructura del gobierno teocrático ningún control del monarca papal era posible, por ello era poco plausible la sugerencia de Federico de un concilio general como un tribunal que juzgara las iniquidades del papa. El pensamiento de Federico se enmarcaba en la creencia de que la Iglesia universal era la portador de todos los poderes y derechos y por consecuencia el pontífice era responsable ante ella.