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TEOREMA DE LA REGRESION MONETARIA

¿Por qué triunfan unas monedas y otras no? ¿Por qué se empiezan a demandar? ¿Cómo
adquieren su valor? ¿Una moneda tiene valor porque tiene demanda, o tiene demanda
porque tiene valor, es decir, porque tiene poder adquisitivo? ¿Qué fue primero, el huevo o
la gallina? Con su teorema regresivo del dinero , el economista austriaco Ludwig von Mises
intenta resolver este razonamiento circular incluyendo un elemento temporal.

¿Qué es el teorema regresivo del dinero de Mises?

Este teorema se enmarca dentro de las teorías explicativas que aporta la escuela austriaca
sobre el nacimiento del dinero. Estas teorías consideran que el dinero nace como un
proceso evolutivo paulatino, basado en infinidad de elecciones y acciones humanas, en un
largo proceso de ensayo y error. Este proceso tendría además un carácter voluntario, no
forzado, no basado en el uso de la violencia.

Según este teorema, una moneda se demanda hoy básicamente porque se piensa que
mañana va a conservar su valor, va a mantener su poder adquisitivo. De manera similar, en
el pasado se demandó esa moneda porque se pensó que hoy en día mantendría su valor. Y
así, podríamos retroceder, hacer una ‘regresión’ en el tiempo hasta el momento en el que
ese bien que hoy es dinero no se usaba como medio de cambio sino con otros fines.

Se valoraba por la utilidad no monetaria que tenía. Así, por ejemplo, el mercado valoraba el
oro o la plata por sus usos ornamentales o industriales antes de usarse como moneda; el
ganado o la sal tenían una utilidad nutritiva o culinaria muy apreciada previa a su utilidad
monetaria. Ese bien económico con valor previo se empezaba a usar como moneda dentro
de la sociedad si demostraba que tenía buenas cualidades monetarias (perduraba en el
tiempo, era divisible, homogéneo, fungible, transportable y escaso). Por lo tanto, el valor de
la moneda surgía de abajo hacia arriba.

Esta forma de explicar el valor del dinero tiene muchos detractores

Por ejemplo los autores encuadrados en la teoría estatal (o chartalista) del dinero justifican
los privilegios otorgados a una moneda en particular como una forma de estabilizar el valor
de una moneda o de facilitar la financiación de la hacienda pública. De esta manera, el
dinero sería una criatura de la ley, que se impone de arriba abajo, y no surge
espontáneamente en el mercado, ni necesita tener valor previo alguno.

Otros autores, como Carlos Bondone, si bien comparten las explicaciones sobre el origen
evolutivo del dinero, son críticos con las explicaciones de Mises sobre el origen del valor
del dinero. Según este economista argentino, lo que realmente da valor a una moneda son
sus propiedades monetarias (cumpliendo las características y funciones del dinero), igual
que lo que da valor al pan son sus propiedades nutritivas. El resto de propiedades que tenga
esa moneda no son muy relevantes, son meros complementos a sus cualidades monetarias
de base. Una moneda con malas propiedades monetarias no puede prosperar a medio plazo
por mucho que venga impuesta desde arriba, pues sus usuarios la terminarán repudiando.
Existe otra corriente de autores que son más conciliadores con los postulados del
teorema regresivo:

Para Konrad S. Graf, la utilidad no monetaria original que tiene un bien antes de
convertirse en moneda puede ser un concepto muy incluyente. Se puede optar por usar
voluntariamente una moneda por motivos ideológicos, tecnológicos, sentimentales,
sociológicos.

Además, el valor no monetario puede estar muy influido por la confianza que despierta el
organismo emisor de la moneda entre sus usuarios. Así, un organismo con legitimidad
social y legal puede aportar una garantía y un valor a sus usuarios.

Ahora bien, las autoridades pueden optar por respaldar el valor de la moneda oficial a base
de imponer cortapisas legales al resto de monedas (prohibiendo el intercambio libre, la
posesión o la exportación de oro o de divisas, o con controles de capitales), de imponer el
curso ‘legal’ (o más bien, forzoso) de la moneda que emiten, una exigencia de cumplir con
las obligaciones tributarias en la moneda privilegiada.

Las variadas formas de dinero que coexisten en la actualidad (Ticket Restaurant®, millas
de las líneas aéreas, monedas locales como los ecos del Alt Congost o los exproncedas de
Almendralejo…) no compiten en las mismas condiciones que la moneda oficial (y
privilegiada) de un país.

La moneda estatal puede haber triunfado temporalmente como dinero, pero ello se debería a
privilegios de ‘dudosa categoría moral’, y no tanto a que posea mejores propiedades
monetarias.

Peter Šurda se lamenta de la disyuntiva que se les presenta a los bienes que se utilizan
como medios de intercambio. En su proceso evolutivo de monetización y aceptación social,
se les exige desde la teoría monetaria cumplir con todos los requisitos si quieren ser
definidos como dinero. Él lo denomina la falacia del ‘dinero o nada’.

Para JP Koning el término moneda se debería utilizar más como adjetivo que como
sustantivo. La condición de dinero se puede ir adquiriendo de forma gradual. No tiene por
qué haber una línea que defina meridianamente cuándo se le puede llamar dinero y cuándo
no. La discusión relevante es el grado de liquidez de una moneda, sus muchas o pocas
cualidades monetarias, su grado de adopción (el número de transacciones realizadas en esa
moneda).

En conclusión, el valor subjetivo (que no arbitrario) de las monedas sigue siendo objeto de
debate académico y cobra actualidad en el debate sobre el valor de las monedas
criptográficas o criptomonedas, su utilidad social y su necesidad de ser legisladas.

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