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“AÑO DEL BUEN SERVICO AL CIUDADANO”

FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS


ESCUELA DE DERECHO

TEMA

LA EJECUCIÓN FORZADA EN EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL

CURSO

PROCESOS DE EJECUCION

CICLO

IX

AUTORA

BRENDA DIOSES MORÁN

DOCENTE

BRAULIO ZAVALETA VELARDE

2018
UNIVERSIDAD LOS ANGELES DE CHIMBOTE
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLITICA
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

LA EJECUCIÓN FORZADA EN EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL

La ejecución forzada constituye la última de las etapas del proceso de


ejecución. Consiste en la actividad procesal desarrollada por el órgano
jurisdiccional a efectos de lograr la satisfacción del crédito del ejecutante y de los
terceros legitimados que hayan concurrido al proceso. Para ello, se procede a
enajenar judicialmente los bienes afectados del deudor.

Nuestro Código Procesal Civil (en adelante, CPC) regula la ejecución forzada
en el Capítulo V, del Título V de los procesos de ejecución, en los artículos que
van del 725 al 748. A su vez este capítulo se encuentra dividido en cuatro
subcapítulos referidos a las disposiciones generales, el remate, la adjudicación y
el pago, respectivamente.

Así, para iniciar la ejecución forzada es preciso que existan bienes afectados
del deudor, con los cuales se pueda garantizar el cumplimiento del crédito que
éste tiene a favor del acreedor ejecutante. Una vez afectados dichos bienes se
procede a la ejecución forzada de los mismos, para lo cual es necesario que el
acreedor ejecutante presente una solicitud ante el juez, a fin de que éste inicie
la ejecución forzada.

Por otro lado, el artículo 726 del CPC permite que en el desarrollo de esta
etapa se dé la intervención de cualquier otro acreedor que tenga afectado el
mismo bien materia de ejecución. Los derechos de este tercero dependerán de
la naturaleza y estado de su crédito. En caso de que la intervención de dicho
tercero se produzca después de realizada la ejecución forzada, él solo tendrá
derecho al remanente que exista.

La ejecución forzada en estricto se inicia una vez que el juez ordena llevar
adelante la ejecución. Concluye cuando se realiza el pago íntegro del crédito que
ostenta el acreedor ejecutante, con el producto del remate o con la adjudicación
en pago; o, en todo caso, cuando antes de ello el ejecutado paga el total de la
obligación, más los intereses, y las costas y costos del proceso.

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III. LAS FORMAS DE EJECUCIÓN FORZADA

Se ha establecido expresamente en el artículo 725 del CPC que, a efectos de


que se lleve adelante la ejecución forzada de los bienes del deudor, el ejecutante
podrá hacer uso de cualquiera de las siguientes modalidades: el remate o la
adjudicación en pago. Dichas modalidades tienen un objetivo en común: lograr
que el acreedor ejecutante vea satisfecho su derecho a cobrar el total del crédito
que a su favor tiene que pagar el deudor ejecutado, ya sea a través de la venta
judicial de los bienes afectados del deudor o, en su caso, con la adjudicación en
pago de los mismos por parte del ejecutante.

IV. EL REMATE

El remate judicial es la forma más común de realizar la ejecución forzada. El


mismo que comprende una serie de actos sucesivos que se inician con la tasación
de los bienes afectados y culminan con la transferencia de los bienes a quien se
los haya adjudicado. Por ello, de ninguna manera debe pensarse que el remate
judicial solo está constituido por el remate propiamente dicho (es decir, la venta
judicial de los bienes afectados del deudor), sino que comprende a su vez
diversos actos, tanto anteriores como posteriores al acto de remate, que buscan
preparar y concluir el procedimiento de remate judicial.

Así, dentro de los actos antes mencionados debemos considerar el acto por
el cual se tasan los bienes, los actos por los que se convoca a dicho remate, la
publicidad del mismo; y en general todo aquello que tienda a la efectiva
realización de la ejecución forzada, la cual solo culminará una vez que se haya
depositado la suma obtenida por el remate de dichos bienes y la consiguiente
transferencia de los mismos al adjudicatario.

Por ello, siguiendo a Eugenia Ariano Deho, podría definirse el remate judicial
como el acto procesal de ejecución por el cual el órgano jurisdiccional, en uso de
sus facultades de imperio, transfiere al mejor postor el bien objeto de la
ejecución, previo pago del precio ofrecido, ello con la finalidad de satisfacer al

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acreedor ejecutante y a los acreedores concurrentes sus derechos al crédito


dinerario.

Como el remate judicial constituye un procedimiento compuesto por diversos


actos concatenados, pasaremos a revisar cada uno de ellos:

1. Tasación

Con la tasación se da inicio al procedimiento del remate judicial. Así, una vez
que quede firme la resolución que ordena llevar adelante la ejecución, el juez
dispone la tasación de los bienes afectados; y como dicha tasación supone un
acto pericial, deberá ser realizada por peritos especialistas en la materia quienes,
sobre la base de sus conocimientos, van a determinar el valor actual y real del
bien en el mercado. Una vez obtenida la tasación, el juez podrá convocar a
remate.

La tasación de los bienes es dispuesta por el juez a través de una resolución,


la cual debe contener: i) el nombramiento de dos peritos, y ii) el plazo dentro del
cual, previa aceptación, deben éstos presentar su dictamen, bajo apercibimiento
de subrogación y multa (no mayor a 4 URP).

Ahora bien, existen ciertos casos en los que no se requiere tasación, como
por ejemplo cuando las partes han convenido previamente el valor del bien o su
valor especial para el caso de ejecución forzada. Asimismo, no se requerirá
tasación cuando los bienes afectados consistan en dinero o tienen cotización en
el mercado de valores o equivalente, ya que estos bienes no se transfieren en
remate público. En este caso, es necesario que el juez nombre a un agente de
bolsa o corredor de valores para que proceda a vender dichos bienes.

2. Observación y aprobación de la tasación

Un vez presentada la tasación por los dos peritos, ésta será puesta en
conocimiento de las partes por el plazo de tres días, a efectos de que las mismas
puedan formular sus observaciones. Vencido dicho plazo, el juez puede aprobar

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o desaprobar la tasación; y, en caso de desaprobarla, ordenará que se realice


una nueva tasación, ya sea por los mismos peritos u otros. La resolución que
desaprueba la tasación es inimpugnable.

3. Convocatoria a remate judicial

Una vez aprobada la tasación, o cuando ésta sea innecesaria en los casos ya
mencionados, el juez debe proceder a convocar al remate judicial. Ello lo realizará
a través de una resolución que, según el artículo 731 del CPC, debe: i) fijar día y
hora en que deba realizarse el acto de remate; y ii) designar al funcionario que
efectuará el acto de remate.

4. Publicidad

La convocatoria a remate debe publicarse en el diario de los avisos judiciales


del lugar donde se efectuará dicho acto. El anuncio se realizará por tres días
tratándose de bienes muebles y seis días en caso de inmuebles. En caso de no
haber diario, la convocatoria se publicará en otro medio de notificación edictal.

Tratándose de inmuebles, además de las publicaciones señaladas, deberán


colocarse avisos del remate en un lugar visible de los mismos, así como en el
local del juzgado, bajo responsabilidad del secretario de juzgado. En caso de
muebles, los avisos deben colocarse en el local donde se realizará el acto de
remate.

El anuncio del remate debe contener: i) el nombre de las partes y los terceros
legitimados, es decir el del acreedor ejecutante, del ejecutado y de los demás
acreedores que intervienen en el proceso; ii) el bien a rematar, y de ser posible
su descripción y sus características; iii) la relación de las afectaciones del bien;
iv) el valor de tasación y el precio base; v) el lugar, día y hora del remate; vi) el
nombre del funcionario que realizará el remate; vii) el porcentaje que debe
depositar para participar en el remate; viii) el nombre del juez y del secretario de
juzgado y la firma de éste.

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El último párrafo del artículo 733 del CPC señala que la publicidad del remate
no puede omitirse aunque medie renuncia del ejecutado, bajo sanción de nulidad.
Ello en razón a que la convocatoria se realiza con el objetivo de difundir el remate
judicial.

Una vez que las personas interesadas tomen conocimiento de la convocatoria


a remate, podrán presentarse a efectos de ser considerados como posibles
postores. Para ser admitido como postor es necesario que el interesado, antes
del inicio del acto de remate, cumpla con depositar, ya sea en efectivo o en
cheque de gerencia girado a su nombre, una cantidad no menor al 10% del valor
de tasación del bien afectado. Tanto el ejecutante como el tercero legitimado
pueden participar en el acto de remate en calidad de postores, para lo cual están
exentos de realizar el depósito mencionado. En cambio el ejecutado está
imposibilitado expresamente de participar en el remate como postor.

Una vez realizado el acto de remate y de haberse procedido a otorgar en


adjudicación los bienes al mejor postor, se procederá a devolver las sumas
depositadas a los postores que no fueron favorecidos en el acto de remate.

5. Acto de remate

El acto de remate se realizará en el día y hora señalados en la convocatoria.


Dicho acto se iniciará con la lectura de la relación de los bienes y condiciones del
remate, continuando con el anuncio de cada una de las posturas a medida que
se realicen. El martillero adjudicará el bien a quien realice la postura más alta,
después de un doble anuncio del precio alcanzado sin que se realice una mejor
oferta, con lo cual el remate del bien o los bienes afectados queda concluido.

En líneas generales es así como debe realizarse el acto de remate.


Adicionalmente a ello, nuestro CPC en su artículo 736 ha establecido algunas
reglas que deberán observarse a efectos de realizar dicho acto: i) la base de la
postura será igual a las dos terceras partes del valor de tasación, no admitiéndose
oferta inferior; ii) cuando el remate del bien comprenda más de un bien, se debe

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preferir a quien ofrezca adquirirlos conjuntamente, siempre que el precio no sea


inferior a la suma de las ofertas individuales; y iii) cuando se remate más de un
bien, el acto se dará por concluido, bajo responsabilidad, cuando el producto de
lo ya rematado es suficiente para pagar todas las obligaciones exigibles en la
ejecución y las costas y costos del proceso.

Una vez realizado el acto de remate se procederá a sentar acta del mismo, lo
cual será realizado por el secretario de juzgado o por el martillero, según
corresponda. Dicha acta de remate debe consignar el lugar, fecha y hora del
acto; el nombre del ejecutante, del tercero legitimado y del ejecutado; el nombre
de los postores y las posturas efectuadas; el nombre del adjudicatario; y la
cantidad obtenida con el remate.

El acta de remate debe estar firmada por el juez, o en su caso por el martillero,
por el secretario del juzgado, por el adjudicatario y por las partes, si es que están
presentes. Después de ello, se procederá a anexar el acta de remate al
expediente a fin de dejar constancia de la realización del acto.

6. Pago del saldo del precio y transferencia de los bienes rematados

En este aspecto se establecen dos criterios a seguir en atención a la naturaleza


del bien rematado. Así, en caso de bienes muebles, el pago se debe efectuar en
el mismo acto del remate, debiéndose entregar de inmediato el bien al
adjudicatario, es decir a aquel que adquirió el bien objeto por realizar la postura
más alta. Una vez efectuado el pago del saldo del precio, el martillero procederá
a depositar dicha suma en el Banco de la Nación, a la orden del juzgado, a más
tardar al día siguiente de realizado el acto de remate, con lo cual concluye el
procedimiento de remate judicial.

En el caso de bienes inmuebles, el juez antes de cerrar el acta de remate


ordenará al adjudicatario que deposite en el Banco de la Nación el saldo del precio
dentro de los tres días siguientes. Una vez realizado dicho depósito el juez
transferirá la propiedad del inmueble mediante un auto, el cual contendrá: i) la

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descripción del bien; ii) la orden que deja sin efecto todo gravamen que pese
sobre éste, a excepción de la medida cautelar de anotación de demanda; iii) la
orden al ejecutado o administrador judicial para que entregue el inmueble al
adjudicatario dentro de los 10 días siguientes, bajo apercibimiento de
lanzamiento. Esta orden también es aplicable al tercero que fue notificado con el
mandato ejecutivo o de ejecución; iv) la orden de que se expidan partes judiciales
para su inscripción en el registro correspondiente, los cuales contendrán la
transcripción del acta de remate y del auto de adjudicación.

El auto de adjudicación en materia de remate de bienes inmuebles es de vital


importancia por varias razones, porque con él se da por concluido dicho
procedimiento y, por otro lado, constituye el acto por el cual se transfiere, en
favor del adjudicatario, la propiedad del bien rematado.

En caso de que el adjudicatario no cumpla con depositar el saldo del precio


dentro del plazo señalado, el juez está facultado en virtud del artículo 741 del
CPC a declarar la nulidad del remate, y por ende convocar a un nuevo
procedimiento. Con ello el adjudicatario incumpliente se hará acreedor a una
doble sanción: i) perderá la suma que depositó a efectos de ser admitido como
postor, la cual será destinada a cubrir los gastos del anulado remate, y en caso
de existir un saldo, será destinado como un ingreso del Poder Judicial por
concepto de multa; ii) quedará impedido de participar en el nuevo remate a
convocarse.

Además, el referido artículo señala que queda a salvo el derecho del acreedor
ejecutante para reclamar al adjudicatario incumpliente el pago de los daños y
perjuicios que se le hubiesen ocasionado con dicho incumplimiento.

7. Falta de postores

La Ley N° 27740 del 29/05/2002 ha modificado sustancialmente los artículos


742 y 744 del CPC en relación a la forma como deben realizarse las nuevas

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convocatorias por frustración del remate a falta de postores y a la oportunidad


en la que se puede solicitar la adjudicación en pago del bien afectado.

Así, según el texto anterior del artículo 742 del Código acotado, en caso de
no presentarse postores en la primera convocatoria a remate, se procedía a
realizar una segunda convocatoria en la cual el precio base de la postura era
reducido en un 15%. En caso de que en la segunda convocatoria tampoco se
hubieran presentado postores, se dejaba abierta la posibilidad de convocarse
nuevamente a cuantas convocatorias hubieran sido necesarias con la
consiguiente y sucesiva reducción del 15 % del precio base anterior.

Evidentemente dicho tratamiento representaba un grave perjuicio, tanto para


el acreedor ejecutante como para el deudor, pues dilataba el proceso y a la vez
incrementaba los gastos del mismo. En efecto, lo único que originaba era que el
bien sea vendido a un precio exiguo, con el cual muchas veces no se llegaba a
pagar el monto de lo adeudado y mucho menos a cubrir los intereses y demás
gastos del trámite del proceso, los mismos que se incrementan razonablemente
por cada nueva convocatoria

La modificación del artículo 742 del CPC tiene por objetivo eliminar la
posibilidad de que se efectúe un ilimitado número de convocatorias. Según el
nuevo texto del referido artículo, ante la frustración del remate por falta de
postores en la primera convocatoria, el juez procederá a convocar a una segunda
reduciendo en un 15% el precio base; y si en esta segunda convocatoria tampoco
se presentan postores se procede a convocar a una tercera con la respectiva
reducción del 15%. Si en esta tercera convocatoria tampoco se presentan
postores, el ejecutante podrá solicitar al juez la adjudicación en pago del bien
dentro de los 10 días siguientes de frustrado el remate.

En caso de no presentarse la solicitud de adjudicación en dicho plazo, se


procederá a ordenar una nueva tasación y una nueva convocatoria, iniciándose
nuevamente dicho procedimiento con el mismo trámite antes señalado, el cual si

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llega a la tercera convocatoria nuevamente sin presentarse postores ni realizarse


la adjudicación en pago volverá a ser frustrado, debiendo realizarse una nueva
tasación y convocatoria, y así sucesivamente.

8. Nulidad del remate judicial

Como el remate judicial es un acto procesal realizado por el órgano


jurisdiccional, la nulidad del mismo solo puede sustentarse en el incumplimiento
de alguno de los requisitos formales del propio acto procesal y no en las normas
relativas a la nulidad de los actos jurídicos. Al respecto, el artículo 743 del CPC
establece que la solicitud de nulidad deberá ser interpuesto dentro de los tres
días siguientes de realizado el acto de remate.

V. LA ADJUDICACIÓN EN PAGO

En la ejecución forzada la adjudicación del bien rematado puede darse en dos


formas: en el remate o una vez frustrado éste. La adjudicación en remate se da
cuando una vez realizado dicho acto se procede a redactar el acta de remate en
la cual, entre otros datos, consta el nombre del adjudicatario (postor a quien se
le adjudicó el bien por realizar la postura más alta).

En cambio, la adjudicación en pago viene a ser una forma accesoria de


realización de la ejecución forzada. Se realiza cuando, una vez frustrado el remate
(debido a que en la tercera convocatoria no se han presentado postores) el
ejecutante o en su caso el tercero legitimado solicita al juez la adjudicación del
bien en pago del crédito que ostenta. Para ello, el ejecutante deberá presentar
la solicitud de adjudicación en pago dentro de los diez días siguientes de frustrado
el remate. De no presentarse dicha solicitud, el juez procederá a disponer una
nueva tasación y remate bajo las mismas condiciones, repitiéndose el mismo
trámite tantas veces sea necesario hasta que aparezca un postor o hasta que el
acreedor ejecutante solicite la adjudicación del bien.

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En caso de que el valor del bien sea superior al crédito, el ejecutante que ha
solicitado la adjudicación del bien deberá pagar dicho exceso al deudor dentro
de los tres días siguientes a la notificación de la liquidación de los intereses,
costas y costos del proceso. En caso de que no se cumpla con realizar dicho
depósito dentro del mencionado plazo, la adjudicación quedará sin efecto,
prosiguiéndose a convocar a un nuevo remate.

Por el contrario, si el adjudicatario cumple con depositar el monto que excede


su crédito, el juez inmediatamente procederá a entregarle el bien mueble y, en
caso de tratarse de un inmueble, a expedir el auto de adjudicación.

VI. PAGO AL EJECUTANTE

Una vez realizado el remate judicial y obtenido el dinero, el juez procederá a


disponer el pago del crédito al acreedor. Para ello es necesario que previamente
el juez ordene la liquidación de los intereses, costas y costos del proceso, lo cual
debe ser realizado por el secretario del juzgado dentro del plazo que fije el juez.

Efectuada la mencionada liquidación, la misma se pondrá en conocimiento de


las partes para que dentro de los tres días siguientes realicen sus observaciones
en forma detallada. Absuelto el trámite de la observación o en caso de rebeldía,
el juez resolverá aprobando o modificando la liquidación y a la vez requerirá el
pago.

Una vez aprobada la liquidación de los intereses, costas y costos del proceso
se procederá a pagar al ejecutante con el producto del remate. En caso de que
el bien que asegura la ejecución esté constituido por dinero, éste será entregado
al ejecutante una vez aprobada la liquidación.

Si en el remate judicial se da la concurrencia de varios ejecutantes, se deberá


proceder a satisfacer sus respectivos derechos de la siguiente manera:

a) Concurrencia de varios acreedores ejecutantes con derechos distintos:


el producto del remate será distribuido en atención al derecho de cada uno de

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los ejecutantes. Dicha distribución será establecida por el juez en un auto, el cual
podrá ser observado dentro de los tres días siguientes a su notificación. Si
después de la distribución existe un remanente, éste le será entregado al
ejecutado.

b) Concurrencia de varios acreedores sin derecho preferente y los bienes


del deudor no alcanzan a cubrir las obligaciones: el pago de dichas obligaciones
se efectuará a prorrata. Si entre dichos acreedores existe uno con derecho
preferente, el crédito de éste será satisfecho en primer lugar y el de los otros se
realizará a prorrata.

Una vez realizado el pago íntegro al ejecutante del crédito, más los intereses
que se hubieran devengado y las costas y costos del proceso, se habrá concluido
la ejecución forzada, pues ésta ha logrado alcanzar su objetivo primordial: la
satisfacción del crédito del acreedor ejecutante a través de la enajenación forzosa
de los bienes del deudor.

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