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Diez razones para estudiar Filosofía

Santiago Domínguez Sánchez. Catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la ule


18/02/2013

1. Si yo tuviera ahora 17 años, que los tuve, le diría a mi padre lo mismo que le dije
entonces: «Tú siempre has querido que estudiara Derecho, pero, lo siento, voy a estudiar
Filosofía y Letras». Han pasado treinta años, y me sigo alegrando de aquella decisión,
no porque las Ciencias Jurídicas no tengan un gran valor, sino porque también lo tienen
las Humanísticas.
2. Ni hace 30 años ni ahora estudiar Letras era rentable. Ni era ni sigue siendo
productivo en muchos sentidos: poseer una Licenciatura o un Grado en Letras no genera
habitualmente grandes beneficios económicos, no concede un elevado prestigio social,
no lanza a un puesto de trabajo, y tampoco inclina a estar entre los directivos de las
grandes empresas ni a formar parte de la minoría selecta —entre comillas— que suele
regir la sociedad. Pero también es verdad que otras titulaciones que hasta hace poco se
distinguían por conseguirlo, en la actualidad tampoco lo hacen.
3. La rentabilidad en la vida tiene otras acepciones y peculiaridades, que a mí me
interesaron entonces, me atraen ahora, y, estoy seguro, siguen fascinando a millares a
chicos de 17 años. Recordando que he escrito en este artículo ya varias veces la palabra
«treinta», debo decir que escribo «treinta» y no «trenta» —como suele verse, por
ejemplo, en Facebook— porque conozco que este término proviene del latín «triginta»,
cuya derivación en castellano es la que es y no otra. La gramática latina, hoy tan
denostada, ordena el pensamiento, clarifica la mente y ayuda en gran manera a
expresarse de forma correcta y a redactar con claridad. De la misma manera, el estudio
de la lengua y de la literatura actuales –española, inglesa, francesa- aporta los
conocimientos para interpretar todo tipo de textos escritos u orales, que son el cauce de
la transmisión cultural.
4. Estudiar Letras me ha aportado a mí, y lo sigue haciendo a muchos, un gran
conocimiento del ser humano. El conocimiento profundo de la historia del hombre es
imprescindible para comprender la sociedad del presente, sus circunstancias, sus
aciertos, sus fallos e incluso sus posibilidades de cambio y mejora. ¿Y acaso no es eso
útil?
5. Muchos jóvenes, por desgracia, pasan al lado de Santa Sofía de Estambul, de la
Mezquita de Córdoba o de San Pedro de Roma, y miran para otro lado. A este respecto,
no está de más recordar que G.K. Chesterton decía que la mayor desgracia del hombre
era pasar junto a algo grande y no enterarse. Otros muchos jóvenes, por suerte, sí «se
enteran», y tienen la capacidad de entender el arte como una de las manifestaciones más
profundas y valiosas del alma humana. Pero dicha capacidad la da sólo el estudio
sistemático y reposado de la historia del arte.
6. Saber analizar un paisaje, urbano o rural, también es rentable, desde todos los puntos
de vista. El estudio de la geografía, física y humana, es clave para poder explicar la
diversidad de lugares y regiones, o para saber relacionar el medio ambiental con las
personas que viven en él, así como con las que allí podrían vivir mejor.
7. Nadie puede dudar de que es productiva la existencia de peritos que gestionen las
bibliotecas, que organicen con criterios óptimos los archivos históricos y los actuales,
que sepan seleccionar las fuentes de información o que sepan diseñar servicios
documentales. Y esos profesionales se forman en la Facultad de Letras.
8. Si queremos leer en castellano una novela inglesa y poder admirarnos también de la
belleza y elegancia de su traducción castellana, si queremos viajar y que haya personas
que nos ayuden a interpretar un castillo, un palacio o una catedral, si queremos que los
lugares donde vivimos estén ordenados, si queremos que nos expliquen el porqué de lo
que somos, si queremos discernir lo importante de lo accesorio, si queremos que futuras
generaciones no busquen sólo la fortuna, sino sobre todo la belleza, la sabiduría, la
verdad y el bien, dejemos a nuestros hijos estudiar Letras.
9. La Consejería de Educación se ha comprometido a mantener para el próximo curso
todos los títulos de la Facultad de Filosofía y Letras. Para años ulteriores parece que
puede haber reformas en el Grado en Geografía.
10. Estoy seguro de que muchos jóvenes que cursan Bachillerato tendrán la valentía de
estudiar lo que se conoce como «Letras». Las razones expuestas son de mucho peso,
pero, a la edad de 17 ó 18 años, tanto valor tiene otra razón: «estos estudios me forman
como ser humano completo, me gustan, y los quiero cursar simplemente porque me da
la gana». Sólo las agallas, el arrojo y la entereza de los jóvenes bien formados de hoy
día permitirán que la crisis moral que se vive en nuestra sociedad sea superada.

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