~ Conadores de uli, lfm yltistv
_ Hobsbawm, Notley Furetcomunismo fascism
| Harold Bloom: él canon del ertico fuerte
|
4 SNE: fe Vs] .
» LE Lae [zee (Ld hk fi
ap Sa’ fjSumario
1 Carlos Altamirano, Montoneros
10 Rall Beceyro, Fantasmas del pasado
13. Eric Hobsbawm, Emst Nolte y Francois Furet,
Debate sobre la idea comunisia, la democracia y el
L fascismo
27 Jorge E. Dotti, La ambigiedad de lo piblico
32 Maria Teresa Gramuglio, El canon de
fuerte
7 38 Beatriz Sarlo, Retomar eldebate
43° José Omar Acha, {Olvidar a Benjamin?
(Historicidad e interpretacién)
Revista de cultura
Afio XIX + Nimero 55
Buenos Aires, agosto de 1996
Las ilustraciones sonde Juan
Fontana (Buenos Aires, 1955), de la
serie “El arca de Noé", 1996.
Consejo de divecct
Carlos Altamirano
José Arig6 (1931-1991)
‘Adrin Gorclik
Marfa Teresa Gramuglio
Hilda Sabato
Beatriz Sarlo
Hugo Vezzetti
Consejo asesor:
Rail Beceyro
Jorge Dotti
Rafael Filippeltt
Federico Monjeau
Oscar Terdin
Directora:
Beatriz Sarlo
Diseio:
Estudio Vese
ste ndimero recibié apoyo
‘econGmico de la Fundacién Antorchas.
‘Suscripciones
Pafses limitrofes:
40 USS (seis ndmeros)
24 USS (tres nimeros)
Punto de Vista recibe toda su
correspondencia, giros y cheques a
‘nombre de Beatriz Sarto, Casilla de
Comeo 39, Sucursal 49, Buenos
Aires, Argentina,
Teléfono: 381-
‘Composicidn, armado e impresién:
Nuevo Offset, Viel 1444,
Buenos Aires.Montoneros
Carlos Altamirano
Es na certidembre encerrads sobre
{misma y no puode voncebir wna ver
Jeun-Clavde Guillebaed
En marzo de este afio, cuando todo
cuerdo y la reflexiGn sobre cl dltimo
olpe de estado, sobre las visperas de
aquel 24 de marzo de veinte afi atrés,
Ja dictadura y la represion que vini
ron después, Ios “desaparecides”, los
muertos, Jos amigos perdidos, se
trené la pelicula Cazadores de wtopé
as, dirigida por David Blaustein, s
bre la base de un guiGn de Emesto
Jauretche. La pelicula tuvo el mériio
de la incitacién: impulsaba a ir més
auras en cl pasado, a pensar dé nucvo
a década previa y, sobre todo, a reto-
mar el hilo de ese fenmeno politico
€ idcol6gico peculiar que foe el de los
Montoneros.
Por lo dems, el trabajo de Blaus-
{cin Jauretche no es, ni esté hecho pa
fa que sca, un instrumento para esa
reflexién, Se trata de una pelicula de
duelo, hecha por ex-Montoneros para
ex-Montoneros, La intencién aparemte
—contar, a través del testimonio de
algunos protagonistas, Ia historia de
tun movimiento politico, evocar sus
ideales, su derrota y esbozar un balan
ce—, parece haber sido guiada, como
en Jos buenos viejos tiempos, por la
idea de que todo puede ser comps
dido desde el interior de csa misma
periencia, interpretada de acuerdo a
los relatos de siempre. Una parte de
los entrevistados tiene a su cargo sos
tener un capitulo de la historia a meet.
da que Pues bien, como si
cl pasado siguiera presente, blogue
do casi el trabajo de la diferenciacién
temporal ¢ imponiendo sus propias ca
tegorias, todos ellas parecen no poder
hablar sino como entonces, sumidos en
to para reprontucis, de acuerdo al
libreto, algunas de sus partes.
Aparecen, por supuesto, las mar
cas del tiempo: el grupo dirigente de
Montoneros, la “conduccién”, resulta
cuestionado, aunque n0 se dan nom-
de que hay cuentas que ain no {ueron
hechas); salvo uno de los ex-militan-
tes, el resto no manifiesta la expecta
tiva por el retorno de los Tiempos y li
reanudacion de la marcha interrumpi-
da. Hay, més bien, signos de melan-
colfa, como en las palabras de uno de
los entrevistados, que confiesa la feli-
cidad perdida, El término “utopia” es.
igualmente un indice del paso del tiem-
por sirve para preservar los viejos re
Jatos de identidad, depurados y estili-
zados, pero también delaia, asf sea
cl reconoeimiento
involuntariament
de que ya no exbortan a la acciGa,
Seria injusto, por cierto, no registrar
ue a lo largo de la pelicula se abre,
a veces, una brecka y con ella la po-
sibilidad de haber problematizado lahistoria escapando al efreulo de la
repeticiGn, Pero esto hublera supuesto
un afuera det mito, la ruptura del
vinculo con et pasado que esc relato
mitico impone. y la pelicula no foe
hecha para eso.
De todos mods, insisto, Cazado-
res de utopias ha sido una incitacién
a volver sobre los bechos, incluidos
Jos relatos, que se reunieron bajo et
signo de los Montoneres.
I
En 1959, durante una reunién nacio-
nal de dirigentes cat6licos, Basilio
Serrano, por entonces uno de 10s ex-
ponentes més notorios del social-cris
tianismo, adviti a sus oyentes que el
“marxismo, poco a poco, va asumien-
do las banderas nacionalistas y Ia fa-
si6n de comunismo y nacionalismo
Puede ser una fusion tremendamente
explosiva”.! Vistas las cosas con la
‘ventaja que dan los alos y el conoci-
micnto de fos hechos transcurridos, ha-
bria que decir, mas bien, que lo que
result6 temendamente explosivo fue
cl encuentro entre militantismo cat
co y marxismo, y que el lugar de la
fusién seria el “peronismo revolucio-
"La pelicula de Blaustein-Jax-
retche no da ninguna seftal del asunto,
‘aungue 1a contribuci6n del 101 cat-
lico al maximalismo politico de fa se-
‘gunda mitad de los sesenta fue decisi-
va y la historia de los Montoneros ¢
impensable sin ella. Como observa Ri-
chard Gillespie:
“Basta una mirada incil alos antece-
entes politicos de los Montoneros de
ini relieve para que el obserundor se
«ued perplejo: muchos de les. hom-
Ines y mujeres jOvenes que lomarva
Jas armas en Jos Ultinos aos sesenta
1 principio de Toe setznta movidos por
Healer populares nacionalstas y s0-
ialistas, habian recibido su bautismo
politico en ramas de La wadicional y
conservadora Accign Catia [..] ea
4 ninguno habia comenzado 0 Vida
politica como peronist"?
EL capitulo de los eatélicos en el
proceso de radicalizaciGn politica de
lueinta alos atrés ha sido ain poco
atendido entse nosotros a pesar de su
fuerte gravitacién, sobre todo en pro-
vincias y zonas de la Argentina donde
la movilizacién juvenil diffcilmente
hubiera cobrado cucrpo sin la activa-
ign del mundo catélico.? Ineluso en
lo relativo al movimiento estudiantil
universitario esa contnbucion fue de-
cisiva. Sin embargo, cuando se habla
de kas reliciones entre universitarios y
politica después de 1958, es decir de
Ia batalla entre “Iaicos” y “libres”, ese
foco se coloca por lo general slo en
las filas del movimiento reformista y
sus derivaciones. No sicmpre se re
cuerda que a mediados de los aflos
seseata el movimiento reformisia apa-
recia en retroceso y que, por el con-
tario, el conglomerado de las agrupa-
ciones universitarias cat6licas estaban
en plena expansién: habian ganado la
mayorfa estudiantil en Cordoba, cx les
facultades de Santa Fe, en la universi-
dad del Nordeste y, en Buenos Aires,
1a conjuncién de apoyos con que con-
taban en los tres claustros les habia
dado a los “humanistas” la direccién
de la UBA.
Asé era el cuadro antes del golpe
de estado que derrocd al gobiemo de
Iliaen 1966. No sabemos cuil hubie-
ra sido el curso del movimiento uni-
Versitario sin la interrupcicn provoca
da por la Revoluci6n Argentina, pero
sabemos en cambio Io que sucedi6 a
1a implantacién del nuevo orden: rea-
lineamientos que dejaron répidamente
atrds las divisiones existentes hasta cl
dia antes del golpe, emergencia de
nuevos elivajes y radicalizacién gene-
ral, Después de la Hamada “noche de
Jos bastones largos” en Ia universidad
de Buenos Aires, Ia movilizacion es-
tudiantil mas importante, por stu ni-
‘mero y por su duracién, contra la po-
Mtica universitaria del régimen
residido por el general Onganta se
produjo en Cérdoba, entre agosto y
septiembre de 1966. Fl “integralismo”
—denominacién det iitant i
versitario cat6tico— tuvo una des
cada participacion en las protestas di-
fdas por una coordinadora de
agrupaciones estudiantes. Visia des-
de hoy, aquella serie de episodio (en
uno de ellos perdié la vida un esta
diante cayo nombre se volveria em-
blematico, Santiago Pampillén) pare
ce anticipar algunas de las tendencias
que comenzarfan a abrirse pasot entre
las expresionss de protesta estaba la
huelga de hambre que Hevaba adclan-
te un numeroso grupo de estudiantes
“integralistas” en Ia Iglesia Cristo
Obrero de la ciudad de Cérdoba. De
las filas del “integralismo” provendsian
muchos de los militantes de Monto-
eros y en Cordoba fue donde éstos
cempezaron sus primeros ensayos co-
mo grupo armado*
La cuestion no puede dejar de te-
varnos al tema de los Hamados afios
sesenta, Los dos libros que mejor ex
ploraron la emergencia de una nueva
cultura radical, asociaa al marcismo
pero disidente respecto del canon, mis
reformista que revolucionario, de la
izquierda tradicional, son Intelectua-
les y poder en ta década del sesenia,
de Silvia Sigal, y Nuestros afios se-
senta, de Oscar Terdn. Lo que estos
autores muestran, pes al titulo que
les dieron a sus trabajos. ¢5 que los
sesenta pueden ser una unidad crono-
ogica, pero no delimitan un perfodo
histérico, cualquiera sea el punto de
vista desde el cual se la considere (po-
Iitico, social, cultural), y que si hay
aque hablar de una década &ta es la de
los afios que van de 1955 a 1966, dct
errocamiento de Peron a la Revoli-
cin Argentina. Estos son los alios de
gue después de 1966, aunque dejan
ver la tormenta en el horizonte,
Ahora bien, es en la segunda mi-
tad de los sesenta cuando comienzan
a maltiplicarse y proliferar los signos
de esa otra radicalizaci6n, la del mili-
tantismo catélico, no slo dentro sino
también fuera del ambito untversita-
fo: en septiembre de 1966 Juan Gar-
cia Elorrio inicia ta publicaciOn de la
revista Cristianismo y Revolucidn, ca
cuyas piéginas encontrarin espacio
unos aflos Jespués las declaraciones y
los documentos politicos de los parti-
dos armados; en 1968 se constituye el
Movimiento de Sacerdotes del Tercer
Mundo y ese mismo aio aparece en
la ciudad de Corrientes tun manifiesto
que poco tiempo antes habier sido
dificil de imaginar, tanto por su coa-
tenido como por algunos de sus fir-
‘antes, en e! comiexto conservador de
la politica y la cultura comentinas, El