You are on page 1of 52

Derecho Penal.

Parte Especial 953

S u b cap ítu lo 1
H urto sim p le

1. TIPO PENAL

El más antiguo y característico delito patrimonial, y por tanto, el primero


que encontramos en nuestro Código Penal, lo constituye el delito de hurto simple
previsto en el artículo 185. El texto original del Código Penal ha sido objeto de
modificación por el numeral 1, artículo 29 del Decreto Legislativo N° 1084, publi­
cado el 28 junio 2008. La modificación se hizo con la única finalidad de adicionar
como elemento material del delito de hurto a los recursos pesqueros, objeto de un
mecanismo de asignación de límites máximos de captura por embarcación. De ese
modo, actualmente, el tipo penal 185 tiene el siguiente contenido:

El que, para obtener provecho, se apodera ilegítim am ente de un bien mueble, total o
parcialmente ajeno, sustrayéndolo del lugar do n d e se encuentra, será reprimido con pena
privativa de libertad no m enor de uno ni m ayor de tres años.

Se equiparan a bien m ueble la energía eléctrica, el gas, el ag u a y cualquier otra energía o


elem ento que tenga valor económ ico, así com o el espectro electrom agnético y tam bién
los recursos pesqueros objeto de un m ecanism o de asignación de Límites M áxim os de
Captura por Embarcación.

2. TIPICIDAD OBJETIVA

El antecedente más reciente del artículo 185 del Código Penal de 1991 viene
a ser el artículo 237 del Código de 1924. Aun cuando el contenido aparentemente
es el mismo, no le falta razón al profesor Rojas Vargas(1295) cuando indica que de la
comparación entre la redacción de los modelos 1924 y 1991 puede advertirse que
el legislador penal de 1991 realizó dos modificaciones de importancia al modelo
de 1924: a) cambia la declinación futura condicional del verbo “se apoderase” por
una presentación en presente del mismo “se apodera”; y b) varía la ubicación del
elemento finalístico “para obtener provecho”, que queda a continuación del sujeto
indeterminado, con la frase “el que para obtener provecho”.
Actualmente se entiende que se configura el delito de hurto denominado
simple o básico cuando el agente se apodera ilegítimamente de un bien mueble total
o parcialmente ajeno, sustrayéndole del lugar donde se encuentra con la finalidad
de obtener un provecho económico, siempre y cuando no haya utilizado violencia

(1295) Rojas Vargas, 2 0 0 0 b , p. 118.


954 Ramiro Salinas Siccha

o amenaza contra las personas. Lo primero que salta al entendimiento es la concu­


rrencia de tres verbos rectores que caracterizan al delito de hurto básico: apoderar,
substraer y aprovechar. Si alguno de estos verbos falta en determinada conducta
que lesiona el patrimonio de la víctima, aquella no constituirá hurto.

El no uso de violencia o amenaza contra las personas, constituye característica


fundamental del hurto que lo diferencia en forma nítida del ilícito denominado robo.
La jurisprudencia nacional, aun cuando existen excepciones de confundir los
conceptos, ha interpretado correctamente este aspecto. En efecto, en la resolución
superior del 2 de setiembre de 1997, Expediente N ° 256-92, la Sala Penal de la Corte
Superior de Apurímac afirma: “la sustracción de dinero de un local municipal, durante
la noche, violentando las puertas del local y en número de tres personas, empleadas
del Municipio, constituye delito de robo”. Sin embargo, al interponerse el recurso
de nulidad, la Suprema Corte por Ejecutoria del 18 de marzo de 1998 subsanó el
error y dejó sentado: “que, se advierte de la revisión del proceso que se imputa al
acusado Daniel Pipa Jacobe, haberse apoderado ilegítimamente de la suma de seis
mil novecientos nuevos soles, aproximadamente, del local del Consejo Provincial de
Abancay, lugar donde laboraba el indicado encausado en la condición de empleado
en el Departamento de Personal del citado Municipio; que, siendo esto así, por la
forma y circunstancias en que se produjeron los hechos, estos se subsumen dentro
de los alcances del inciso cuarto y sexto del artículo ciento ochenta y seis del Código
Penal vigente, toda vez que los encausados en ningún momento han ejercido violencia
ni amenaza de un peligro inminente para la vida o la integridad física de persona
alguna, elementos que configuran el delito de robo y por el cual se ha condenado al
acusado, debiendo por lo tanto adecuarse el fallo al tipo penal correspondiente^129®.

Asimismo, el Supremo Tribunal por ejecutoria del 25 de octubre de 1995


sentenció: “el apoderamiento de los bienes muebles sin el empleo de violencia o ame­
naza contra la persona, configura el delito de hurto, pero no el de robo,,{129T). En igual
sentido, la Sala Superior Mixta de San Martín por Resolución del 21 de octubre
de 1998, haciendo un deslinde entre una figura y otra, afirmó: “lo que diferencia
al hurto agravado del robo agravado, es que pudiendo ambos realizarse en casa
deshabitada durante la noche mediante el concurso dedos o más personas -artículo
ciento ochenta y seis incisos primero, segundo y sexto; y artículo ciento ochenta y
nueve, incisos primero, segundo y cuarto del Código Penal (...); en el primero, o sea12967

(1296) R .N .N 0 5844-97, en Serie de Jurisprudencia, N ° 1 , 1999,p.506.

(1297) Expediente N° 3144-94-B, citado en Código Penal, Gaceta Jurídica, 2000, p. 117.
Derecho Penal. Parte Especial 9 55

en el hurto agravado hay fuerza sobre las cosas e implica la conciencia y voluntad
de apoderarse de un bien o varios bienes muebles ajenos para aprovecharse de ellos
sustrayéndolos de los lugares donde se encuentren y se consuma en cuanto el agente
se apodera del bien sustrayéndolo del lugar donde se encuentra, de manera que
permita tal hecho la posibilidad física de realizar actos dispositivos; mientras que
la nota connotativa del robo es la violencia o intimidación de las personas, ya que
en estas situaciones entran enjuego la vida, la salud o la libertad de actuación de la
víctima, con lo cual se compromete bienes jurídicos de una entidad en relación con
el patrimonio, y se materializa en el apoderamiento ilegítimo de un bien o varios
bienes muebles ajenos empleando violencia contra la persona o amenazándola con
un peligro inminente para su vida o integración física, e implica la conciencia de
tener que ejercer violencia sobre la persona para lograr el objetivo de apoderamiento
de bienes muebles”*'129®.

De la forma como aparece redactado el supuesto de hecho del artículo 185,


hay consenso en la doctrina peruana respecto de la tipicidad objetiva del delito de
hurto simple. Así tenemos, para Bramont-Arias Torres y García Cantizano<1299), el
comportamiento consiste en apoderarse ilegítimamente de un bien mueble, total
o parcialmente ajeno, sustrayéndolo del lugar donde se encuentre. En el mismo
sentido, Peña Cabrera12981(1300)130alega que la materialización de este delito consiste en
apoderarse ilegítimamente de un bien mueble total o parcialmente ajeno, sustra­
yéndolo del lugar donde se encuentra. En tanto que Javier Villa Stein<1301), en su
estilo particular argumenta que la conducta que reclama el tipo es la de “apode­
ramiento” que implica “tomar”, agarrar la cosa, asirla con las manos, y desplazarla
de modo que escape del ámbito de tutela y dominio de su legítimo tenedor titular
y pase a la del autor, de modo que quede a su disposición por el tiempo que sea.
Roy Freyre(1302), comentando el artículo 237 del Código Penal derogado,
afirmaba que en nuestra dogmática, siguiendo un itinerario que nos permita arri­
bar a un concepto claro de la figura delictiva estudiada podemos decir que: para
hurtar hay que apoderarse; para apoderarse hay que substraer; y para substraer es
necesario sacar la cosa mueble del ámbito de vigilancia ajeno donde se encontraba,

(1298) Expediente N° 98-0158-221602JXO1P-SP-01, en Serie de Jurisprudencia, N° 4,2000, p. 195.

(1299) BRAMONT-ARIASTORRES/GARdACANT1ZANO, 1997, p. 292.


(1300) PEÑACABRERA, 1993, p. 18.
(1301) VILLASTEIN, 2001, p. 33.
(1302) ROYFREYRE, 1983, p. 42.
956 Ramiro Salinas Siccha

para luego colocarla ilegítimamente, con ánimo de obtener provecho para sí o para
otro, dentro de la propia esfera de disposición del agente.

En consecuencia, para configurarse objetivamente el delito de hurto básico


debe verificarse la concurrencia de varios elementos típicos sin los cuales el delito
no aparece. Veamos brevemente cuáles son aquellos elementos típicos:

2.1. Acción de apoderar


Este elemento típico se constituye cuando el agente se apodera, apropia o
adueña de un bien mueble que no le pertenece, pues lo ha substraído de la esfera
de custodia del que lo tenía antes.
Roy Freyre(1303)1304sostiene que se entiende por apoderarse toda acción del sujeto
que pone bajo su dominio y disposición inmediata un bien mueble que antes de
ello se encontraba en la esfera de custodia de otra persona. Igual postura asumen
Bramont-Arias Torres, García Cantizano(1304> y Villa Stein(1305).
Apoderar es la situación de disponibilidad en la que se encuentra el agente
en relación con el bien mueble sustraído, vale decir, se trata de un estado de hecho
resultante, usualmente, de las acciones de sustracción practicadas por el propio
agente del delito, por el cual este adquiere ilegítimamente facultades fácticas de se­
ñorío sobre el bien mueble, pudiendo disponerlo. No obstante, para llegar al estado
de apoderamiento se requiere que el agente rompa la esfera de custodia que tiene
la víctima sobre el bien; acto seguido debe haber un desplazamiento del bien a la
esfera de custodia del agente para finalmente este, funde su dominio sobre el bien
y pueda o tenga la posibilidad de disponer como si fuera su dueño(1306).
Se discute en la doctrina si el apoderamiento debe o no durar un determinado
tiempo. El problema de delimitación se presenta cuando el agente después de haber
sustraído el bien mueble de la esfera de dominio de la víctima inmediatamente es
perseguido por la Policía que interviene al observar la sustracción. No obstante, en
la doctrina y en la jurisprudencia se ha impuesto la posición en el sentido de que
el tiempo no es relevante, es suficiente que el agente haya tenido la posibilidad de
disponer en provecho propio del bien sustraído para estar frente al estado de apode­
rar. Siendo así, en el supuesto de hecho narrado, todavía no habrá apoderamiento.

(1303) Roy FREYRE, 1983, p. 45.


(1304) BRAMONT-ARIASTORRES/GARCfACANTIZANO, 1997, p. 292.
(1305) VILLASTEIN, 2001, p. 33.
(1306) Vid. Rojas Vargas, 2000b, p. 148.
Derecho Penal. Parte Especial 957

2.2. Ilegitimidad del apoderamiento

Este elemento típico aparece cuando el agente se apropia o adueña del bien
mueble sin tener derecho alguno sobre él, esto es, no cuenta con el sustento jurídico
ni con el consentimiento de la víctima para generarse un ámbito de dominio y, por
tanto, de disposición sobre el bien.

Para Rojas Vargas(1307), la ilegitimidad se entiende como todo lo que está pro­
hibido por el ordenamiento jurídico, no solo por el Código Penal. Por definición
negativa, el hecho estará legitimado de existir consentimiento del propietario del
bien, ya que el patrimonio particular como bien jurídico posee naturaleza dispo­
nible. Consentimiento que para ser válido deberá ser dado expresa y tácitamente
por el propietario.

2.3. Acción de sustracción


Se entiende por sustracción todo acto que realiza el agente para arrancar o
alejar el bien mueble de la esfera de dominio de la víctima. Se configura con los actos
que realiza el agente con la finalidad de romper la esfera de vigilancia de la víctima
que tiene sobre el bien y cogerlo para luego desplazarlo a su esfera de dominio.

Bramont-Arias Torres y García Cantizano(1308), sintéticamente, aseguran


que por sustracción se entiende toda acción que realiza el sujeto tendente a
desplazar el bien del lugar donde se encuentra. En tanto que Rojas Vargas(1309)
refiere que por sustracción se entiende el proceso ejecutivo que da inicio al
desapoderamiento del bien mueble del ámbito de control del propietario o
poseedor.
Objetivamente debe haber actos de desplazamiento por parte del agente del
bien objeto del hurto, caso contrario el delito no aparece. No habrá hurto cuando
el agente se apodera o adueña de los caballos del vecino que solos se pasaron a su
esfera de dominio. Este aspecto, la jurisprudencia nacional lo tiene claro. La Sala
Penal de Apelaciones para procesos sumarios con reos libres de la Corte Superior
de Lima, por resolución superior del 15 de abril de 1999, sentenció: “para que se
configure el delito de hurto, es necesario que se acredite no solo el apoderamiento del
bien mueble, sino también la sustracción del lugar en que previamente se encontraba;
y si bien es cierto, que se ha demostrado que los encausados se hallaban en posesión

(1307) Rojas Vargas, 2000b, p. 150.


(1308) BRAMONT-ARIASTORRES/GARClACANT1ZANO, 1997, p. 291.
(1309) ROJASVARGAS, 2000b, p. 150.
958 Ramiro Salinas siccha

de los bienes sustraídos de la agraviada, no es menos cierto que tenga que demostrarse
que ellos sean los autores de dicha sustracción ^1310)1
3.

Tampoco se exige necesariamente la aprehensión manual o contacto material


del autor con el bien mueble, debido a que muy bien pueden realizarse los actos de
sustracción por otros medios, por ejemplo, vahándose de otra persona -caso de
autoría mediata-, de animales o de procedimientos mecánicos o electrónicos (caso
de hurtos por medio de la informática).

2.4. Bien mueble


Antes de entrar a conceptualizar qué entendemos por bien mueble, resulta
pertinente señalar que a diferencia del Código derogado, el vigente Corpus iurispenóle
se refiere a “bien” y no a “cosa” al indicar el objeto del delito de hurto. Creemos que
con mejor técnica legislativa, el legislador nacional ha hecho uso del término bien
mueble para caracterizar al delito de hurto, otorgándole de ese modo mayor precisión
e indicar al operador jurídico que se trata de un delito netamente patrimonial.
Esta precisión resulta importante y de ningún modo puede sostenerse que los
términos “bien” y “cosa” tienen el mismo significado al momento de interpretar los
tipos penales que lesionan el patrimonio. En efecto, si recurrimos al Diccionario de
la Real Academia Española y buscamos el significado de cada uno de los vocablos
indicados, encontraremos: “Bien. Cosas materiales o inmateriales en cuanto objetos
de derecho”. Son términos sinónimos: beneficio, riqueza, don, valor, hacienda, cau­
dal, recursos. “Cosa. Todo lo que tiene entidad, ya sea corporal o espiritual, natural
o artificial, real o abstracta”. Se tiene como sinónimos a los términos de “objeto, ser,
ente”. En suma, de estas definiciones se puede concluir que “bien” indica cosas con
existencia real y con valor patrimonial para las personas. En tanto que “cosa” indica
todo lo que tiene existencia corporal o espiritual tenga o no valor patrimonial para
las personas. Así, estamos frente a vocablos que indican género y especie. El género
es el vocablo “cosa” y la especie el término “bien”, el mismo que es una “cosa” con
valor patrimonial. Todo bien es una cosa, pero jamás toda cosa es o será un bien.
En consecuencia, al exigirse en los delitos contra el patrimonio necesariamente
un perjuicio patrimonial para la víctima y consiguiente beneficio para el agente,
tenemos que concluir que el uso del vocablo bien resulta coherente y pertinente.
No compartimos posición con Rojas Vargas(13U) cuando sostiene que si bien
entre los vocablos de “bien” y “cosa” pueden establecerse relaciones de afinidad y

(1310) Expediente N° 5940-98, en ROJASVARGAS, 2000, p. 304.


(1311) Rojas Vargas, 2000b, p. 129.
Derecho Penal. Parte Especial 959

diferenciaciones de orden filosófico y jurídico en general, para efectos práctico-ju­


rídicos de tutela penal patrimonial tienen igual significado. Sigue argumentando el
citado profesor que refuerza esta idea el hecho de que el derecho penal patrimonial
peruano no puede ser una isla en relación al conglomerado de códigos penales
seguidores de la tradición jurídica romano-germánica.

Mucho menos podemos amparar los argumentos de Peña Cabrera(13l2) cuando


al referirse a este punto, lo hacía con total desatino, conceptuando los vocablos de
manera diferente a lo que se entiende en buen castellano, trayendo como resul­
tado lógico confusión en el operador jurídico. Afirma el citado autor que el bien
denota un concepto más amplio que el de cosa. Al bien podemos definirlo como
el objeto material e inmaterial susceptible de apropiación que brinda utilidad y
tiene un valor económico. Las cosas son objetos corporales susceptibles de poseer
un valor; en consecuencia, las cosas forman parte de los bienes que son su género.
El bien -continúa Peña-, aunque es un elemento constitutivo del patrimonio, no
necesariamente tiene un valor económico o de cambio.
Teniendo claro qué significa “bien” ahora toca indicar qué debe entenderse
como “bien mueble” para efectos del presente trabajo. Todos hemos aprendido en el
curso de “Derechos reales” dictado obligatoriamente en las Facultades de Derecho
de nuestras universidades, que la primera diferencia entre bienes muebles e inmue­
bles es la siguiente: los primeros son movibles o transportables de un lugar a otro
por excelencia, en tanto que los segundos no pueden ser objeto de transporte, son
inamovibles. De esa forma, bien mueble constituirá toda cosa con existencia real
y con valor patrimonial para las personas, susceptibles de ser transportadas de un
lugar a otro ya sea por sí mismas (animales) o por voluntad del hombre utilizando
su propia mano o instrumento mecánicos o electrónicos.
Bramont-Arias Torres(1313), citando al español Muñoz Conde y al chileno
Bustos Ramírez, concluye que por bien mueble, tanto la doctrina como la juris­
prudencia entienden todo objeto del mundo exterior con valor económico, que sea
susceptible de apoderamiento material y de desplazamiento. De ese modo, quedan
fuera del concepto de bien mueble para efectos del derecho punitivo, todos aquellos
bienes muebles sin valor patrimonial.
Nuestro derecho penal siempre ha utilizado el concepto de bien mueble en su
acepción amplia a diferencia del derecho privado que de acuerdo al texto original

(1312) Peña Cabrera, i 993, p. 22.


(1313) BRAMONT-ARIASTORRES, 1997, p. 63.
960 Ram iro Salinas S iccha

del Código Civil de 1984 recogía una acepción restringida en el sentido que no
utiliza como base para conceptualizarlo al elemento ‘cambio de un lugar a otro del
bien” Así, por ejemplo, en el inciso 4 del artículo 885(1314) del C .C indicaba que las
naves y aeronaves eran bienes inmuebles cuando bien sabemos que se trataban de
bienes fácilmente transportables. Sin embargo, tal como indicaba en su oportuni­
dad Fernando de Trazegnies Granda(1315), tal clasificación no resultaba arbitraria,
pues respondía a una racionalidad muy estricta, tanto como la que informaba la
distinción entre bienes mancipi y rec mancipi del derecho romano. Si pensamos que
la preocupación fundamental del legislador -continúa el citado profesor- ha sido
la seguridad de las transferencias y garantías, nada tiene de extraño que las naves
y aeronaves -aunque son transportables par excéllence- sean tratadas igual que
los predios, porque son bienes que pueden ser dados en garantía sin necesidad de
una entrega física, ya que, como pueden ser registrados y considerados que no son
fácilmente ocultables, resulta difícil que un deudor de mala fe los haga desaparecer.
No obstante, luego del 16 de junio de 2006 en que se publicó la Ley N° 28677, Ley de
Garantía Mobiliaria, el derecho privado ha optado razonablemente por el concepto
amplio de bien mueble. En efecto, en el artículo 4 de la indicada ley se precisa que
son bienes muebles comprendidos en esta Ley^131^: 19. Las naves y aeronaves, 2 0 . Los

(1314) Antes de su modificación por la Ley N° 28677 de junio de 2006.

(1315) Bienes, naturaleza y romanos, trabajo recogido en AvendañO, 1988, p. 346.


(1316) 1. Los vehículos terrestres de cualquier clase.
2. Las fuerzas naturales susceptibles de apropiación.
3. Las construcciones en terreno ajeno, hechas para un fin temporal.
4. Los materiales de construcción o procedente de una demolición si no están unidos al suelo.
5. Los inventarios, estén constituidos por bienes fungibles o no fungibles.
6. El saldo de cuentas bancadas, depósitos bancarios, cuentas de ahorro o certificados de depósito a
plazo en bancos u otras entidades financieras.
7. Conocimientos de embarque o títulos de análoga naturaleza.
8. Las acciones o participaciones en sociedades o asociaciones, aunque sean propietarias de bienes
inmuebles.
9. Los derechos patrimoniales de autor, de inventor, de patente, nombres comerciales, marcas y
otros similares.
10. Los créditos, con o sin garantía mobiliaria.
11. Los títulos valores de cualquier clase incluyendo aquellos amparados con hipoteca o los instrumentos
en los que conste la titularidad de créditos o derechos personales, excepto los cheques.
12. Los bienes muebles futuros.
13. Las pólizas de seguro.
14. El derecho de obtener frutos o productos de cualquier bien.
15. Todo tipo de maquinaria o equipo que conserve su carácter mobiliario.
16. Los derechos a dividendos o a utilidades de sociedades.
17. Todo bien mueble dado en arrendamiento financiero o arrendado.
Derecho Penal. Parte Especial 961

pontones, plataformas y edificios flotantes y 2 L Las locomotoras, vagones y demás


material rodante afecto al servicio de ferrocarriles. Modificando en consecuencia
el contenido del original artículo 885 del Código Civil.

Entendido el concepto de bien mueble, en sentido amplio, com pren­


de no solo los objetos con existencia corporal, sino también a los elemen­
tos no corpóreos, pero con las características de ser m edidos tales como
la energía eléctrica, el gas, el agua y cualquier otro elemento que tenga va­
lor económico, así como el espectro electromagnético. Tiene razón Rojas
Vargas*13171 cuando afirma que una de las sorprendentes novedades que trajo consigo
el Código de 1991 concierne a la disposición legal complementaria contenida en el
segundo párrafo del artículo 185, por la cual se equiparan normativamente a bien
mueble, la energía eléctrica y otras energías no nominadas, como el gas, el agua y
otros elementos que tengan valor económico. De tal modo, el legislador nacional dio
por terminado un debate tímidamente sugerido en el ámbito de la doctrina nacional.
Por espectro electromagnético, se entiende al campo de energía natural forma­
do por la ionosfera -franja de la atmósfera terrestre que comprende a partir de los
50 km, hasta un límite variable de 700 a 1000 km -, a través de la cual se desplazan y
distribuyen las diversas ondas radioeléctricas lanzadas desde la tierra por estaciones
emisoras para efectos de las telecomunicaciones a mediana y gran escala. Por el
espectro electromagnético, es posible la televisión común y por cable, la telefonía
de larga distancia y la celular, la radio, las videoconferencias y demás operaciones
telemáticas mediante las redes de Internet. El espectro electromagnético que cubre
el territorio nacional es patrimonio de la nación y de dominio del Estado, el mismo
que, representado por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, otorga su
uso por medio de concesiones (autorización o permiso) a los particulares. Si el
hurto que se caracterizaría más como uso indebido, se realiza antes que el Estado
otorgue concesión, el agraviado será el Estado en tanto que si existe concesión, el
sujeto pasivo será el beneficiario de la concesión*13181.*1378

18. Las concesiones privadas que sean muebles y que no tengan carácter personalísimo.
19. Las naves y aeronaves.
20. Los pontones, plataformas y edificios flotantes.
21. Las locomotoras, vagones y demás material rodante afecto al servicio de ferrocarriles.
22. En general, todos los bienes muebles, registrados o no registrados, excepto las remuneraciones,
el fondo de compensación por tiempo de servicios, los warrants y los Certificados de Depósito.

(1317) ROJASVARGAS, 2000b, p. 139.


(1318) Con más amplitud, Peña Cabrera, 1993, p. 35 y Rojas vargas, 2000b, p. 142.
962 Ramiro Salinas Siccha

En la práctica ya ha existido proceso por hurto del espectro electromagnético,


como ejemplo cabe citar la resolución superior del 10 de julio de 1998, donde se
esgrime que: “no siendo posible cuantificar con precisión el perjuicio que representa
para el Estado el uso indebido del espectro electromagnético, materia del ilícito, por
no haberse presentado en autos medios probatorios que acrediten a cuánto asciende
el agravio irrigado, la reparación civil debe ser fijada prudencialmente como lo ha
hecho el Juez de la causa”(1319)1
320.

2.5. Recursos pesqueros objeto de un mecanismo de asignación de límites máximos


de captura por embarcación como objeto de hurto

Finalmente, el numeral 1, artículo 29 del Decreto Legislativo N ° 1084, publi­


cado el 28 de junio de 2008, adiciona como elemento material del delito de hurto a
“los recursos pesqueros objeto de un mecanismo de asignación de límites máximos
de captura por embarcación”. Pues allí se afirma que “se equiparan a bien mueble...
también los recursos pesqueros objeto de un mecanismo de asignación de límites
máximos de captura por embarcación”.

Para entender este aspecto del tipo penal, considero necesario señalar cuá­
les son los objetivos del Decreto Legislativo N ° 1084. Para ello basta remitirnos
al contenido del artículo 1 del Decreto Legislativo. Allí se prescribe que tiene por
objeto establecer el mecanismo de ordenamiento pesquero aplicable a la extracción
de los recursos de anchoveta y anchovéta blanca (engraulis ringens y anchoa nasus)
destinada al consumo humano indirecto, con el fin de mejorar las condiciones para
su modernización y eficiencia; promover su desarrollo sostenido como fuente de
alimentación, empleo e ingresos; y, asegurar un aprovechamiento responsable de
los recursos hidrobiológicos, en armonía con la preservación del medio ambiente
y la conservación de la biodiversidad. De manera complementaria, se aplicarán a
la extracción del recurso de anchoveta otras medidas de ordenamiento pesquero
contempladas en la Ley General de Pesca.

Los recursos pesqueros que pueden ser objeto del delito de hurto en los
términos de la modificación serán solo la anchoveta y anchoveta blanca (engraulis
ringens y anchoa nasus) destinada al consumo humano indirecto(1320>, pues según

(1319) Expediente N° 858-98-Lima, en ROJASVARGAS/BACACABRERA/NEIRAHUAMÁN, 1999, p. 257.


(1320) Ello se desprende de la interpretación del artículo 4o, inciso 1, del Decreto Legislativo N° 1084 que
establece: "La presente Ley tiene por objeto establecer el mecanismo de ordenamiento pesquero
aplicable a la extracción de los recursos de anchoveta y anchoveta blanca (engraulis ringens y
anchoa nasus) destinada al Consum o Hum ano Indirecto, con el fin de mejorar las condiciones para
su modernización y eficiencia; promover su desarrollo sostenido com o fuente de alimentación,
Derecho Penal. Parte Especial 963

el indicado Decreto Legislativo son recursos pesqueros objeto de asignación de


límites máximos de captura y embarcación. Ahora, para saber qué se entiende por
límite máximo de captura y embarcación no queda otra alternativa que remitimos
a los anexos del Decreto Legislativo N° 1084. En efecto, allí se menciona que no es
otra cosa que “el máximo de captura de anchoveta y anchoveta blanca por tempora­
da expresado en Toneladas Métricas, aplicable como límite a las embarcaciones de
armadores titulares de Permisos de Pesca. Se determina multiplicando el índice res­
pectivo o alícuota que mediante el Porcentaje Máximo de Captura por Embarcación
(PMCE) que haya sido atribuido por el Ministerio a cada embarcación por el límite
máximo total de captura permisible establecido para cada temporada de pesca”. A
la temporada de pesca se le entiende lógicamente como aquella época autorizada
de pesca por parte del Ministerio en el periodo durante el cual se ha levantado una
determinada veda respecto a la anchoveta y la anchoveta blanca. Se expresa en meses
y tiene como objetivo el ordenamiento pesquero.
El límite máximo de captura por embarcación lo determina el Ministerio de
la Producción según el mecanismo previsto en el segundo párrafo del artículo 5
del Decreto Legislativo N° 1084, de junio de 2008.

2.6. Valor del bien mueble

Se ha convenido que los bienes muebles para tener relevancia penal deben
tener valor patrimonial. Esto es, deben ser valorados económicamente en la inte­
rrelación social. Sin embargo, a fin de no caer en exageraciones de sancionar hurtos
simples de bienes de mínimo e insignificante valor económico en el mercado, el
legislador nacional ha introducido otro elemento típico del delito de hurto, el mismo
que se convierte en un límite importante. No obstante, tal elemento no aparece de
la redacción del artículo 185, sino se desprende de la lectura del artículo 444 del
código sustantivo, modificado por la Ley N° 28726 de mayo de 2006.
Aquí se prevé que cuando el valor del bien objeto de una conducta regulada en
el tipo penal del artículo 185 del CP no sobrepase una remuneración mínima vital,
estaremos ante lo que se denomina faltas contra el patrimonio y en consecuencia
no habrá delito de hurto. En suma, solo habrá hurto simple cuando el valor del bien
mueble sea mayor de una remuneración mínima vital. En la praxis judicial, cuando

empleo e ingresos; y, asegurar un aprovechamiento responsable de los recursos hldrobiológlcos, en


armonía con la preservación del medio ambiente y la conservación de la biodiversidad. De manera
complementaria se aplicarán a la extracción del recurso de anchoveta otras medidas de ordenamiento
pesquero contempladas en la Ley General de Pesca".
964 Ramiro Salinas Siccha

estamos ante casos en los que es poco difícil establecer el valor del bien hurtado, se
recurre a los peritos valorizadores.

Resulta importante dejar establecido que si al momento de consumarse o


perfeccionarse el delito, el valor del bien sobrepasaba una remuneración mínima
vital, y en la investigación o antes de la sentencia, el valor del bien se deprecia o
reduce y alcanza un valor por debajo del mínimo exigido, el hecho se convertirá
en faltas contra el patrimonio.

2.7. Bien mueble total o parcialmente ajeno


Respecto de este elemento normativo no hay mayor discusión entre los
tratadistas peruanos. Es común afirmar que se entiende por bien ajeno a todo
bien mueble que no nos pertenece y que por el contrario pertenece a otra persona.
En otros términos, resultará ajeno el bien mueble, si este no le pertenece af sujeto
activo del delito y más bien le corresponde a un tercero identificado o no. Tal
concepto trae como consecuencia que los res nullius no sean susceptibles de ser
objeto del delito de hurto; igual sucede con las res derelictae (bienes abandonados
por sus dueños) y las res comunis omnius (cosa de todos). En todos estos casos,
los bienes no tienen dueño, y por tanto, el acto de apoderarse de ellos no lesiona
patrimonio alguno(1321).
En cambio, estaremos ante una situación de ajenidad parcial cuando el sujeto
activo o agente del delito, sustrae un bien mueble que parcialmente le pertenece.
Esto es, participa de él en su calidad de copropietario o coheredero con otro u otras
personas. Es lógico indicar que para perfeccionarse el delito de hurto, resultará ne­
cesario que el bien se encuentra dividido en partes proporcionalmente establecidas;
caso contrario, si llegase a establecerse que el bien es indiviso, es decir, no hay cuotas
que correspondan a tal o cual copropietario y, por tanto, el bien corresponde a todos
a la vez, será materialmente imposible la comisión del delito de hurto.
Tampoco habrá hurto cuando el bien parcialmente ajeno se encuentre en
poder del agente y este realice actos de dueño sobre el total. Aquí sin duda al no
existir sustracción, estaremos ante lo que conocemos por apropiación ilícita. Para
configurarse el hurto en esta hipótesis se exige necesariamente que el bien par­
cialmente ajeno se encuentre en poder de un tercero de cuyo dominio el agente lo
sustrae y se apodera.

(1321) PEÑACABRERA, 1993, p. 26; ROYFREYRE, 1983, p. 52; BRAMONT-ARIASTORRES/GARCI'ACANTIZANO, 1997, p.


294; PAREDES INFANZÓN, 1999,p. 42; VARGAS ROJAS, 2000b, p. 145; VILLASTEIN, 2001, p. 35.
Derecho Penal. Parte Especial 965

2.8. Bien Jurídico protegido

Establecer el bien jurídico que se protege con el delito de hurto simple o básico,
es punto de controversia en la literatura penal peruana, así como en la extranjera. Dos
son las posiciones no conciliables. Para algunos tratadistas, se pretende proteger el
derecho de posesión (Bramont-Arias Torres, García Cantizano y Paredes Infanzón),
en tanto que para otros, se pretende amparar el derecho de propiedad (Ángeles-Fri-
sancho-Rosas, Rojas Vargas, Villa Stein), aun cuando para algunos menos se pretende
proteger el derecho de propiedad como el de posesión (Roy Freyre).

Rojas Vargas(1322), dejando establecido que existen ciertas hipótesis delictivas


de hurto en las cuales la posesión constituye el bien jurídico, se adhiere a la posición
que sostiene como el bien jurídico de hurto a la propiedad, por considerarla de
mayor rigurosidad científica, más afín al principio de fragmentariedad y mínima
intervención, y por razones de sistematización normativa efectuada por el Código
Penal peruano, al considerar este alfurtumpossesionis (modalidad delictiva donde
se tutela la posesión frente a la propiedad) una especie de apropiación ilícita y no
una variedad de hurto.
Nosotros también compartimos esta última posición, pues además de los
argumentos presentados por Rojas Vargas, concurre otro de vital importancia en
la práctica judicial. En la realidad judicial peruana, siempre se exige que el sujeto
pasivo del hurto acredite la propiedad del bien objeto del hurto con la finalidad
de ser el caso, retirar los bienes de sede judicial si estos han sido incautados; ello
en estricta aplicación del artículo vigente 245 del Código Procesal Penal de 1991.
En efecto, en virtud de tal precepto legal, en un proceso penal siempre se solicita
que la víctima acredite la preexistencia de ley, esto es, la real existencia del bien
objeto del hurto y solo se puede hacer presentando documentos que demuestren
el derecho de propiedad.
Refuerza esta tesis el artículo 912 del Código Civil, el mismo que prescribe:
“el poseedor es reputado propietario, mientras no se pruebe lo contrario”. Esto es, de
acuerdo a la normativa nacional vigente, siempre se presumirá que aquella persona
que ha sufrido un hurto de sus bienes, será propietario de los bienes hurtados, salvo
que se pruebe que otra persona es su propietario, correspondiendo a este último la
condición de víctima o perjudicado del delito.
El derecho de propiedad se constituye en el bien jurídico estricto protegido con
el delito de hurto. Esto es, la propiedad como parte del patrimonio de una persona.

.(1322) rojas vargas, 2000 b, p. 126.


966 Ramiro Salinas Siccha

2.9. Sujeto activo

Sujeto activo, autor o agente del delito de hurto simple puede ser cualquier
persona natural, nunca jurídica. El tipo penal no exige que se cuente con determi­
nadas condiciones o cualidades; solo se exige que el agente se haya apoderado de
un bien ajeno o parcialmente ajeno por medio de la sustracción.
En esa lógica, no podrán ser sujetos activos, del delito de hurto los propieta­
rios totales de sus bienes. Si llega a determinarse que la sustracción la ha realizado
el propietario del bien a un posesionario, por ejemplo, no será autor del delito de
hurto, sino del delito de apropiación ilícita, como tendremos oportunidad de saber
más adelante cuando analicemos las modalidades delictivas de esta figura penal.

2.10. Sujeto pasivo


Sujeto pasivo puede ser cualquier persona natural o jurídica, poseedora o
propietaria del bien mueble, no se exige ninguna condición especial. Como ha que­
dado establecido, los poseedores son reputados propietarios de los bienes muebles,
en consecuencia, también pueden constituirse en sujetos pasivos.

3. TIPICIDAD SUBJETIVA

De la redacción del delito que venimos realizando por hermenéutica jurídi­


ca, sin problema se concluye que se trata de un injusto penal netamente doloso, es
decir, el agente debe actuar con conocimiento y voluntad de realizar los elementos
objetivos típicos, tales como apoderarse ilegítimamente de un bien total o parcial­
mente ajeno, sustrayéndole de la esfera de dominio de la víctima con la finalidad
de obtener un provecho económico. No cabe la comisión culposa.
El sistema peruano no exige solo la concurrencia del dolo para perfeccio­
narse el delito, sino que requiere desde el inicio de la acción delictiva la presencia
de un segundo elemento subjetivo que viene a reforzar al dolo, esto es, la inten­
ción del agente de obtener un provecho económico con la sustracción del bien.
Se exige la concurrencia de lo que se conoce como ánimo de lucro. Presentado
así el panorama, es común sostener que en la configuración del delito de hurto
se exige la concurrencia del dolo, así como la concurrencia de un elemento sub­
jetivo adicional: ánimo de lucro. De esa forma, se excluyen las modalidades del
dolo indirecto y eventual.
Es perfectamente posible que se presente un error de tipo vencible o in­
vencible previsto en el artículo 14 del CP, en ambos casos, el delito de hurto no
Derecho Penal. Parte Especial 967

aparece debido a que se anula el dolo sin el cual no hay conducta típica de hurto.
La Corte Suprema por ejecutoria del 30 de diciembre de 1997, analizando la
conducta de un inculpado a quien se le atribuía el delito de hurto agravado por
haber transportado bienes de la Compañía Minera Buenaventura S.A. a la ciudad
de Huancayo a petición de uno de sus coinculpados, pedagógicamente sostuvo
que: “teniendo en cuenta lo hasta aquí glosado, se tiene que el acusado Ccahuana
Gamarra ha actuado en error de tipo, toda vez que en todo momento ha desconocido
que se estaba cometiendo el delito de hurto agravado y por ende no puede afirmarse
que haya conocido y querido la sustracción de los bienes materia de incriminación;
que no concurriendo el primer elemento del delito, cual es la tipicidad de la conducta,
se excluye su responsabilidad penal conforme a lo dispuesto por la última parte del
artículo catorce del Código Penal’K1323K

3.1. Provecho económico

Como ya se mencionó la frase “para obtener provecho” que da inicio a la


redacción del artículo 185 del Código Penal, representa un elemento subjetivo
importante del delito de hurto. Sin su presencia, no aparece el delito. Este elemento
subjetivo que normalmente en doctrina se rotula como “ánimo de lucro” o “ánimo
de obtener provecho económico indebido”, refuerza al dolo del agente.
Este elemento subjetivo adicional del dolo se configura como la situación
subjetiva del agente que le mueve a realizar todos los elementos objetivos para en­
contrar satisfacción final. En otros términos, constituye la finalidad que persigue el
agente del hurto, esto es, el sujeto activo actúa desde el inicio con la finalidad última
de obtener un provecho, beneficio, utilidad o ventaja indebida. En tal sentido, si
en el actuar del agente existe otra intención diferente a la de obtener un provecho
patrimonial, el delito de hurto no se evidencia. No habrá hurto, por ejemplo, en
el caso en que el agente sustrae unos viejos caballos de carrera para evitar que su
dueño pase apremios económicos que le origina su manutención y cuidado.
Respecto de qué tipo de provecho debe tratarse para satisfacer las exigencias
del tipo penal, también es objeto de viva controversia en la doctrina; no obstante,
para efectos del presente trabajo, con Rojas Vargas<1324), sostenemos que “provecho”
tiene identidad de significado con los vocablos “beneficio”, “ventaja” o “utilidad”
en sus acepciones amplias. “Provecho”, en tal sentido, no posee en el artículo 1851324

(1323) Expediente N° 2104-97, en BRAMONT-ARIASTORRES, 2000, p. 199.


(1324) ROJASVARGAS, 2000b, p. 157.
968 Ramiro Salinas Siccha

del Código Penal una naturaleza exclusivamente restringida a los referentes pecu-
niario-económicos que denotan la idea de enriquecimiento, sino que, incluyendo
esta acepción, puede también comprender toda posibilidad de utilidad o beneficio
-patrimonial o no- que se haya representado el autor, ya sea que el apoderamiento
del bien mueble implique la idea de tomarlo para sí, donarlo, venderlo, canjearlo,
dejarlo abandonado, coleccionarlo, guardarlo, destruirlo ulteriormente, o para con­
templarlo, usarlo, ostentarlo, disfrutarlo o también que el apoderamiento haya sido
realizado para atormentar o agraviar psicológicamente al propietario o poseedor.
Obviamente esta interpretación amplia debe tener sus límites, los cuales
están enmarcados al cumplimiento de los otros requerimientos típicos, tales como
la “ilegitimidad” y el dolo directo, los que no estarán presentes, por ejemplo, en la
sustracción y apoderamiento con fines de jugarle una broma al propietario; también
cuando la sustracción ha sido hecha para evitar que el sujeto cometa un delito, o
cuando el dolo del agente busca la destrucción directa e inmediata del bien (tipici-
dad de daños). Asimismo, en el caso en que el apoderamiento haya sido hecho con
fines de hacerse cobro con el objeto sustraído (hacerse justicia por propia mano,
artículo 417 CP).
Esto en el sistema peruano; pero si cogemos un libro, por ejemplo, argentino,
para interpretar el artículo 185 del CP, encontraremos que para aquellos no es ne­
cesaria la concurrencia de algún elemento subjetivo especial*1325’. Esta perspectiva
tiene su sustento en el hecho de que el artículo 162 del CP argentino, efectivamente
no exige “ánimo de provecho” o “ánimo de lucro” como sí lo exige el artículo 185
demuestro Código Penal. En efecto, aquel artículo 162 (hurto) prescribe: “Será
reprimido (...) el que se apoderare ilegítimamente de una cosa mueble, total o
parcialmente ajena”.

4. ANTIJURIDICIDAD
Bien sabemos que la antijuridicidad es de dos clases: formal, definida como

es decir, consiste en la verificación de que la conducta típica no cuenta con nor­


ma permisiva ni concurre causa de justificación alguna; y material, consiste en la
verificación de que la conducta típica haya puesto, según sea el caso, en peligro o
lesionado un bien jurídico protegido.

(1325) BUOMPADRE, 2000, II, p. 45.


Derecho Penal. Parte Especial 969

Al verificarse que en la conducta analizada aparecen todos los elementos


típicos que exige el artículo 185, el operador jurídico deberá establecer si efectiva­
mente se ha lesionado o puesto en peligro el derecho de propiedad del sujeto pasivo;
además verificará si no concurre alguna norma permisiva o causa de justificación
en la sustracción del bien hurtado. Si llega a concluirse que se ha lesionado el bien
jurídico protegido, pero que la sustracción del bien ha sido por disposición de la
ley o en su caso, en cumplimiento de orden judicial (embargo, secuestro de bienes,
etc.), o también para evitar la destrucción del bien mueble, no habrá antijuridici­
dad y, por tanto, aquella conducta será típica, pero no antijurídica, deviniendo en
una conducta irrelevante penalmente. A contrario sensu, si llega a verificarse que
efectivamente se ha lesionado el derecho de propiedad del sujeto pasivo y que la
sustracción del bien mueble se ha realizado en forma ilegítima, esto es, sin la con­
currencia de alguna norma permisiva ni causa de justificación, estaremos ante una
conducta típica y antijurídica de hurto.

5. CULPABILIDAD
Después de verificar que estamos frente a un injusto penal (conducta típica
y antijurídica), corresponde al operador jurídico determinar si tal conducta es
atribuible o imputable al agente. En esta etapa del análisis, corresponde verificar si
el agente de la sustracción ilegítima del bien mueble es mayor de 18 años y no sufre
de grave anomalía psíquica; además se verificará que aquel agente al momento de
actuar conocía perfectamente que su conducta era antijurídica, es decir, que estaba
prohibida por el derecho; caso contrario, si se verifica que el agente no conocía
que su conducta estaba prohibida, pues tenía la firme creencia, por ejemplo, que
podía sustraer bienes muebles de la víctima para hacerse pago de una deuda que
esta le tenía, la conducta no será atribuible al agente, pues estaremos frente a un
caso típico de error de prohibición previsto en el segundo párrafo del artículo 14
del Código Penal.
Al concluirse que efectivamente el agente conocía que su conducta estaba
prohibida por el derecho, se pasará a verificar si el agente pudo actuar de otro modo
antes de sustraer el bien mueble del sujeto pasivo. Se verificará si por ejemplo el
sujeto activo no atravesaba un estado de necesidad exculpante previsto en el inciso
5, artículo 20 del Código Penal; o, actuó ante un miedo insuperable. No obstante,
si se verifica que el sujeto activo tuvo la posibilidad de actuar de modo diferente
y no cometer la sustracción ilegítima del bien mueble, estaremos ante un injusto
penal culpable de hurto.
970 Ramiro Salinas Siccha

6. CONSUMACIÓN

Determinar en qué momento histórico del desarrollo de una conducta


delictiva de hurto, se produce la consumación o perfeccionamiento, ha sido
objeto de viva controversia en la doctrina penal de todos los tiempos, al punto
que se han esgrim ido diversas teorías: tales como la contrectatio, la m isma
que sostiene que habrá apoderamiento apenas el agente entre en contacto con
el bien mueble. La teoría de la amotio para la cual el hurto se consuma con el
cambio de lugar donde se encontraba el bien mueble a otro diferente. La teoría
de la illatio sostiene que el hurto se consum a cuando el agente traslada el bien
mueble a un lugar seguro escogido por él y lo oculta. Y finalmente la teoría de
la ablatio sostiene que el hurto se consuma cuando se traslada el bien mueble
sustraído a un lugar donde el agente tenga la posibilidad real o potencial de
disponerlo en su provecho.
De las cuatro teorías existentes, la doctrina nacional por unanimidad ha
aceptado la teoría de la ablatio como la más coherente para interpretar el delito de
hurto simple. En efecto, Roy Freyre(1326), haciendo dogmática con el Código Penal
derogadó, afirmaba que sin olvidar que basta la intención de lucro al no requerir
nuestra ley penal provecho efectivo, la consumación tiene lugar en el momento
mismo que se da por quebrantada la custodia o vigilancia ajena, al surgir la po­
sibilidad de disponer de la cosa por parte del agente infractor. Peña Cabrera(1327)
sostenía que el delito de hurto se consuma en cuanto el agente se apodera del bien
sustrayéndolo del lugar donde se encuentra, de manera que le permita la posibilidad
física de realizar actos dispositivos.
Por su parte, Bramont-Arias Torres y García Cantizano(1328) aseveran que se­
gún el tenor del artículo 185 del CP ha de admitirse la consumación en el momento
en que el sujeto activo tiene la disponibilidad del bien mueble. Incluso, los autores
citados, adoptando posición discutible afirman que se considera consumado el
deüto de hurto así el agente se encuentre en plena huida (fuga), siempre y cuando
en la fuga haya tenido una mínima disponibilidad del bien sustraído. Igual posición
enseña Villa Stein(1329).

(1326) ROYFREYRE, 1983, p. 64.


(1327) PEÑACABRERA, 1993, p. 32.
(1328) BRAMONT-ARIASTORRES/GARCÍACANTIZANO, 1997, p. 295,
(1329) VILLASTEIN, 2001, p. 38.
Derecho Penal. Parte Especial 971

Rojas Vargas(1330) sostiene que para utilizar la clásica gradualización romana


del iter criminis, el delito de hurto se consuma en la fase dé la ablatio, es decir, el
delito de hurto se halla consumado o perfeccionado típicamente conforme a las
exigencias del tipo penal, cuando el autor (o coautores) ha logrado el estado o
situación de disponibilidad del bien mueble. Igual posición sostienen Ángeles-Fri-
sancho-Rosas(1331)132.

Nosotros también nos adherimos a esta posición mayoritaria, pues la posibili­


dad real o potencial de disponer del bien mueble por mínima que sea, constituye un
hito fundamental para entender y comprender perfectamente la consumación y su
diferencia con la tentativa. Sin embargo, la posibilidad real o potencial de disposición
del bien que tenga el agente debe ser libre, espontánea y voluntaria sin más presión
que el temor de ser descubierto, esto es, la voluntad del agente no debe estar viciada
por presiones externas como ocurriría por ejemplo, cuando al estar en plena huida
del lugar donde se produjo la sustracción es inmediatamente perseguido el agente.
Sin duda, al momento de la fuga, el agente puede tener la posibilidad de disponer
del bien ya sea destruyéndole o entregándole a un tercero, etc., pero ello de ningún
modo puede servir para afirmar que se ha consumado el delito. Esa disposición
no es voluntaria ni espontánea. En plena huida puede también ser aprehendido el
sujeto no llegando a tener la posibilidad de hacer una disposición provechosa del
bien sustraído. Menos habrá consumación como pretende Bramont-Arias Torres
y García Cantizano, si el agente es aprehendido en plena huida y se recupera lo
sustraído. Aquí estaremos ante una tentativa.

Del mismo modo, la ejecutoria suprema del 11 de octubre de 2004 considera


que el ánimo de provecho implica: “situar la cosa en la esfera de disponibilidad real
que haga posible su utilización, como sifuere dueño de ella, lo que en autos se encuen­
tra probado, pues los procesados tenían la total disponibilidad del bien mueble, no
importando si se llegó o no a obtener efectivamente el provecho ni la forma de mate­
rialización, pues el tipo descrito en la norma penal no exige que se haya efectivizado
el provecho, sino que lafinalidad perseguida por el agente sea obtenerlo que el mismo
se cumple desde el momento en que el sujeto activo del delito tiene la disponibilidad
del bien mueble sobre el cual recayó la acción,,(1332).

(1330) rojas vargas, 2000, p. 159.


(1331) ÁNGELES etal., 1997, III, p. 1165.
(1332) R.N. N° 347-2004-Junín, en CASTILLOALVA, 2006a, p. 313.
972 Ramiro Salinas Síccha

La interpretación jurisprudencial ha sabido diferenciar entre consumación


y tentativa de hurto. Así tenemos la ejecutoria suprema del 2 de julio de 1998,
documento en el cual se lee: “en el caso de autos, el apoderamiento del vehículo (...)
fu e perpetrado por los encausados Gallo Mispireta y Soto Barriga en circunstancias
que el agraviado Rojas Infante se encontraba prestando servicios de taxi, habién­
dose llevado los agentes el referido vehículo, siendo capturados horas después por la
efectiva intervención de los miembros de la Policía Nacional del Perú; que, siendo
esto así, el hecho global ha llegado al nivel de la consumación delictiva, y no así al de
una tentativa como incorrectamente lo señala la Sala Penal Superior toda vez que
los agentes al haberse llevado consigo el bien mueble violando la esfera de custodia y
de dominio de su legítimo poseedor y al haberlo trasladado a un lugar desconocido,
ya han realizado actos de disposición patrimonial, no pudiendo existir una tentativa
de delito porque esto último significaría que el tipo penal solamente se ha realizado
de un modo parcial o imperfecto, cuando en el caso sub examine se aprecia que los
agentes han dado cabal cumplimiento a su plan delictivo coincidiendo el resultado
con la meta trazada por éstos, realizándose así todos los elementos configuradores
del tipo p en a r™ ».

En el mismo sentido, el Trigésimo Cuarto Juzgado Penal de Lima, por re­


solución del 30 de marzo de 1998, sostiene: “que el iter criminis del delito materia
de juzgamiento determina que el hurto se consuma con el apoderamiento del bien
mueble, es decir, la cosa (objeto del delito) a través de un acto material (sustracción)
debe ser trasladado de la esfera de vigilancia o custodia del sujeto pasivo a la esfera
de disposición del agente activo; que, en el caso de autos, (...) debe merituarse que el
agraviado advirtiendo la sustracción de su mercadería decidió perseguir a los sujetos y
solicitar apoyo policial, siendo en esas circunstancias, que logró recuperar las tres cajas
sustraídas, en consecuencia los objetos materia del delito no fueron trasladados de la
esfera de vigilancia, toda vez que el agraviado decidió perseguirlos, consecuentemente
los sujetos activos no llegaron a tener la posibilidad de realizar actos de disposición,
concluyendo de este modo que el delito se encuentra en grado de tentativan{13M).

7. TENTATIVA
De lo antes expuesto y teniendo en cuenta que el delito de hurto es un hecho
punible de lesión y resultado, es perfectamente posible que el actuar del agente se
quede en grado de tentativa.134

(1333) Expediente N° 2119-98, en Bramont-AriasTorres, 2000, p. 90.


(1334) Expediente N° 152-97, en BRAMONT-ARIASTORRES, 2000, p. 94.
Derecho Penal. P arte Especial 973

En efecto, estaremos ante la tentativa cuando el agente suspende, ya sea vo­


luntariamente o por causas extrañas a su voluntad, su actuar ilícito en cualquiera
de los momentos comprendido entre el inicio de la acción hasta el momento en
que el agente tiene la mínima posibilidad de disponer del bien hurtado. Esto es, una
vez que el agente tiene la posibilidad de disponer del bien se habrá perfeccionado
el delito, antes de aquel hito, habrá tentativa, como ocurrirá, por ejemplo, cuando
el agente ha ingresado al dom icilio del sujeto pasivo con la intención de hurtar y
rebuscando los bienes de su víctim a es aprehendido; cuando es descubierto saliendo
del domicilio llevándose los bienes; o cuando es aprehendido por personal policial
cuando el agente está en plena fuga, llevándose los bienes sustraídos, etc.
Respecto de este último supuesto por ser ilustrativa y posición vigente tanto
en la doctrina como en la jurisprudencia, cabe citar la ejecutoria suprem a del 4 de
octubre de 1972 que argumenta en form a pedagógica: “para la consumación del
hurto lo decisivo es el criterio de disponibilidad y no el del simple desapoderamiento.
Incurre en tentativa acabada o delito frustrado, la situación del acusado que no ha
tenido en ningún momento la posibilidad de disponer del monto de lo sustraído toda
vez que fu e perseguido de cerca por el agraviado hasta que fu e capturado"{1335).

También son posibles actos preparatorios para realizar la conducta de hur­


to, no obstante, tales actos así se verifiquen resultan intrascendentes para efectos
penales.

8. PENALIDAD
De configurarse los supuestos previstos en el artículo en comentario, la pena
privativa de libertad que se im pondrá al acusado oscila entre uno y tres años.

S u b cap ítu lo 2
H urto agrav ad o

1. TIPO PENAL
Es común que los códigos penales de la cultura eurooccidental regulen junto al
hurto simple, el hurto agravado, es decir, hurtos con agravantes en razón a circuns­
tancias de modo, lugar, tiempo, utilización de medios, etc., o hurtos calificados en135

(1335) ROJAS VARGAS/lNFANTESVARGAS, 2001, p. 85.


974 Ramiro Salinas Siccha

atención a la calidad del sujeto activo o a las características de la víctima. El Código


peruano regula una lista de circunstancias agravantes que aumentan la ilicitud del
hurto, y por tanto, sus autores merecen sanciones más severas. En efecto, el artículo
186 del Código Penal, m odificado por Ley N ° 26319, del 1 de junio de 1994, y luego
la Ley N ° 28848, del 27 de julio de 2006, aumentaron las circunstancias agravantes.
En esa m ism a línea, el legislador, con la Ley N ° 29407, del 18 de setiembre de 2009,
volvió a ampliar las agravantes. Luego, por la Ley N ° 29583, del 18 de setiembre de
2010 , se incluyó una agravante m ás al delito de hurto agravado. Finalmente por
la Ley N ° 30076, publicada en El Peruano el 19 de agosto de 2013; Ley N ° 30077,
publicada en El Peruano el 20 agosto 2013, y la Ley N ° 30096 publicada en El Pe­
ruano el 22 de octubre de 2013, se volvió a modificar el contenido del tipo penal,
quedando el contenido del artículo 186 del Código Penal como sigue:

El agente será reprim ido con pena privativa de libertad no m en or de tres ni m ayor de seis
añ o s si el hurto es com etido:

1. Durante la noche.

2. M ediante destreza, escalam iento, destrucción o rotura de obstáculos.

3. C on ocasión de incendio, inundación, naufragio, calam idad pública o desgracia par­


ticular del agraviado.

4. Sobre los bienes m uebles qu e form an el equipaje del viajero.

5. M e dian te el concurso de d o s o m ás personas.

La pena será no m enor de cuatro ni m ayor de och o añ os si el hurto es com etido:

1. En inm ueble habitado.

2. Por un agente que actúa en calidad de integrante d e una organización destinada a


perpetrar estos delitos.

3. Sobre bienes de valor científico o que integren el patrim onio cultural de la Nación.

4. C olo can d o a la víctim a o a su fam ilia en grave situación económ ica.

5. C on em pleo de materiales o artefactos explosivos para la destrucción o rotura de


obstáculos.

6. Utilizando el espectro radioeléctrico para la transm isión de señales de telecom unica­


ción ilegales.

7. Sobre bien que constituya único m edio d e subsistencia o herram ienta de trabajo de
la víctima.

8. Sobre vehículo autom otor, sus autopartes o accesorios.

9. Sobre bienes qu e form an parte d e la infraestructura o instalaciones de transportes de


uso público, de sus e q uip o s o elem entos de seguridad, o de prestación de servicios
públicos de saneam iento, electricidad, g a s o telecom unicaciones.

10. En agravio de m enores de edad, personas con discapacidad, mujeres en estado de


gravidez o adulto mayor.

La pena será no m enor de o ch o ni m ayor de quince añ o s c uand o el agente actúa en


calidad dé jefe, cabecilla o dirigente de una organización criminal destinada a perpetrar
estos delitos.
Derecho Penal. P arte E special 9 75

2. T1PICIDAD OBJETIVA

Objetivamente para estar ante una figura delictiva de hurto agravado, se


requiere la presencia de la totalidad de elementos típicos del hurto básico, m enos
el elemento “valor pecuniario” indicado expresamente solo para el hurto sim ple
por el artículo 444 del Código Penal. Se exige sustracción del bien de la esfera de
protección de su dueño o poseedor; apoderamiento ilegítimo del bien por parte
del sujeto activo; bien mueble total o parcialmente ajeno con valor patrim onial, la
finalidad de obtener un provecho indebido que debe inspirar al agente y el dolo. La
interpretación jurisprudencial tiene claro tal supuesto. La Sala Penal de Apelaciones
de la Corte Superior de Lima, por resolución del 11 de junio de 1998, afirma: “que
el tipo penal define el delito de hurto agravado y exige como presupuesto objetivos: la
preexistencia de un bien mueble; que el agente se apodere ilegítimamente de un bien
mueble para obtener un provecho; que exista sustracción del bien del lugar donde se
encuentre; que dicho bien sea total o parcialmente ajeno; además del elemento subje­
tivo del dolo, es decir la conciencia y voluntad de la realización de todos los elementos
objetivos y ánimo de lucro’*133®.

Por el principio de legalidad no se exige que el valor del bien mueble sustraído
deba sobrepasar una remuneración m ínim a vital previsto en el artículo 444 del CP.
Aquí se hace mención solo para el hurto previsto en el artículo 185 mas no para
el hurto agravado regulado en el artículo 186 en concordancia con el 185 del CP.
Los hurtos agravados son m odalidades específicas del hurto, cuya estructura
típica depende del tipo básico, pero que conservan en relación con este un espe­
cífico margen de autonomía operativa. Muy bien Rojas Vargas136(1337) afirma que el
argumento que explica la exclusión del referente pecuniario racionalizados se halla
en una diversidad de factores: pluriofensividad de la acción típica circunstanciada,
notable disminución de las defensas de la víctima, criterios de peligrosidad por parte
del agente y valoraciones normativas. La resultante ofrece la siguiente lectura: más
que el valor referencial del bien, lo que interesa en el hurto agravado es el modo
como se realiza la sustracción-apoderamiento.
Respecto de este punto si bien en la doctrina existe y seguirán existiendo
posiciones encontradas, jurisprudencialmente, por el Acuerdo Plenario N ° 4-2011/
CJ-116, del 6 de diciembre de 2011 (1338), emitido por los integrantes de las Salas

(1336) Expediente N° 445-98, en ROJASVARGAS/BACACABRERA/NE1RAHUAMÁN, 1999, p. 262.


(1337) ROJAS VARGAS, 2000b, p. 173.
(1338) Publicado en El Peruano el 30 de mayo de 2012.
976 Ramiro Salinas Siccha

Penales de la Corte Suprema de la República, se ha establecido como doctrina legal


lo siguiente: “El criterio cuantitativo es una exigencia que se encuentra expresa,
inequívoca y taxativamente establecida sólo para el hurto simple y daños, conforme
lo estipula el artículo 444° CP; esta exigencia no afecta a los supuestos agravados.
Con ello, adem ás, se pone de manifiesto el carácter residual de la falta de
hurto. Por tanto, el hurto agravado no requiere del requisito del quantum del valor
del bien para su configuración”.

Sigue la doctrina legal: “Por otro lado, no se puede amparar, en base al


principio de favorabilidad del reo, que se genere impunidad. Los inconvenientes
prácticos de estim ar el criterio cuantificador respecto del objeto material del delito
de hurto como parte de las hipótesis del hurto con agravantes son las siguientes:
A. Si la sustracción de bienes en casa habitada, queda en grado de tentativa o de
frustración, dicho proceder no podría calificarse ni siquiera como falta.
B. Una sustracción por banda de un bien mueble de escaso valor carecería
de connotación como delito, y si quedase en grado de tentativa ni siquiera tendría
una relevancia punitiva.

C. En el supuesto de que se dejase en indigencia temporal a quien percibe


menos de una remuneración mínima vital, dicha conducta no constituiría delito. El
derecho penal solo protegería a las personas cuya remuneración asciende a dicho
monto, quedando por ende desprotegidas las víctim as de ingresos inferiores, con lo
que se generaría un derecho penal tutelar del patrim onio de los socialmente mejor
ubicados y de desamparo en perjuicio de quienes tiene menos recursos, quienes
son mayoría en nuestro país”.

En otro extremo, el agente en todo momento debe conocer la circunstancia


agravante y querer actuar sobre la base de tal conocimiento. Si el autor desconoce tal
circunstancia aparece lo que denominamos error de tipo previsto en el artículo 14
del Código Penal, debiendo sancionarse al agente solo por el delito de hurto básico.

En la práctica judicial bien puede presentarse una conducta ilícita de hurto


donde concurra una sola circunstancia agravante como también puede presentarse
dos o m ás agravantes; en am bas condiciones estarem os ante el delito de hurto
agravado con la diferencia que al momento de individualizar o determ inar la pena
por la autoridad jurisdiccional, el agente que ha com etido hurto con concurso
de agravantes será m erecedor de pena m ás alta respecto al que lo hizo con una
sola agravante, ello de acuerdo al contenido del artículo 46 del Código Penal. La
ejecutoria suprem a del 11 de diciembre de 1997 da cuenta de un hurto agravado
por la concurrencia de varias circunstancias agravantes como sigue: “la sustrae-
Derecho Penal. P arte Especial 977

ción de los sacos de arroz y maíz imputados a los acusados, en circunstancias que
los camiones que transportaban la carga se desplazaban por la carretera, habiendo
sido perpetrado dicho ilícito durante la noche, con el empleo de destreza (aprove­
chando del descuido de los conductores) y en cuya ejecución los agentes escalaron
el camión y arrojaron los sacos de productos, tal modalidad comisiva constituye
delito de hurto agravado, puesto que no hubo ejercicio de violencia o amenaza, sino
solo fuerza en las cosas"{Ui9).

Corresponde en seguida analizar en qué consisten cada una de las circunstan­


cias agravantes del hurto; agrupándolas según la división realizada por el legislador
nacional:

2.1. Durante la noche

C onstituye agravante el realizar o ejecutar el hurto aprovechando la


circunstancia de la noche, entendida com o el lapso en el cual falta sobre el
horizonte la claridad de la luz solar. A sí el horizonte esté ilum inado por una
herm osa luna llena o por efectos de luz artificial, la agravante igual se confi­
gura. El agente debe buscar la noche para realizar su accionar de sustracción
ilegítim a de bienes, pues sabe que la protección de los bienes por parte de la
víctim a se ha relajado y que tendrá m ayores posibilidades de consum ar su
hecho y no ser descubierto.
Es común sostener que el fundamento político criminal de esta agravante
radica en que la noche es un espacio de tiempo propicio para cometer el hurto, al
presuponer la concurrencia de los elementos: oscuridad, mínimo riesgo para el
agente y facilidad mayor para el apoderamiento al relajarse las defensas sobre los
bienes por parte de la víctim a y presuponer condiciones de mejor ocultamiento
para el sujeto activo del delito139(1340).
La frase “durante la noche” debe entenderse desde un criterio gramatical, esto
es, en su sentido cronológico-astronómico; de ningún modo puede alegarse para el
derecho penal peruano, que esta agravante encuentra su explicación en un criterio
teleológico funcional, esto es, buscando la finalidad político criminal de la norma
penal. Creemos que no es posible hacer un híbrido entre el criterio gramatical y el
teleológico para tratar de entender la agravante “durante la noche”, como lo sugiere

(1339) Expediente N° 5358-97-Amazonas, en ROJASVARGAS, 1999, p. 392.


(1340) Peña Cabrera, 1993, p. 40 y Rojas Vargas, 2000b, p. 183.
978 Ramiro Salinas siccha

Rojas Vargas*13411 al sostener que durante la noche se constituye así en una agravante
que debe ser considerada tanto en su acepción físico-gram atical de oscuridad o
nocturnidad natural como en su perspectiva teleológica, buscando el fin implícito
de tutela en la norma penal, para descartar la agravante allí donde existió suficiente
iluminación y/o posibilidades de defensa iguales a que si el hecho se hubiera cometido
durante el día con luz solar.
Esta posición restringe en form a extrema la aplicación práctica de la agra­
vante, pues en una calle donde haya suficiente ilum inación artificial e incluso
vigilancia particular no será posible cometer un hurto agravado, así el agente
haya penetrado el inmueble y aprovechando el sueño de sus m oradores haya
sustraído todo el dinero que había en la caja fuerte. Igual, no se configuraría la
agravante en el hecho que el agente ingresa a una vivienda ilum inada debido a
que los m oradores se olvidaron de apagar la luz y sustrae los bienes. Lo cual nos
parece poco racional, pues los supuestos evidentemente configuran agravante por
haberse producido durante la noche.
Aparece la agravante así el inmueble donde se ingresa esté deshabitado. Es
indiferente tal circunstancia. Incluso si está habitado se configurará un hurto per­
petrado con dos agravantes: durante la noche y casa habitada.
La consumación del hurto tiene que hacerse durante la noche. Si en un caso
concreto se llega a determinar que los actos preparatorios se hicieron en el día y
la sustracción de los bienes se produjo en la noche que se configura la agravante;
m as no concurre la agravante si llega a determinarse que los actos preparatorios se
hicieron aprovechando la noche, pero la sustracción se produjo en el día.

2.2. Mediante destreza, escalamiento, destrucción o rotura de obstáculos


El inciso segundo del artículo 186 recoge hasta cuatro supuestos que agravan
la figura delictiva del hurto, los m ism os que tienen naturaleza diferente aun cuan­
do la finalidad sea la mism a. En un hecho concreto pueden concurrir una sola de
estas circunstancias, así como dos o m ás circunstancias agravantes, incluso pueden
concurrir perfectamente con las otras agravantes que recoge el artículo 186 del CR
Veamos en qué consiste cada una de estas modalidades:

2.2.7. Hurto m ediante destreza

Se configura la agravante con destreza cuando el agente ha realizado la sus­


tracción ilegítima de un bien total o parcialmente ajeno sin que la víctima lo haya

(1341) Ibidem, p. 187.


Derecho Penal. P arte E special 979

advertido o se haya enterado. Tomando conocimiento del hecho después de caer en


la cuenta que le falta el bien, debido a que el agente actuó haciendo uso de una habi­
lidad, maña, arte, pericia, agilidad o ingenio especial. La noción de destreza implica
un especial cuadro de habilidad y pericia, no necesariamente excepcional, que sea
suficiente para eludir la atención de un hombre común y corriente para sustraer los
bienes que se hallan dentro de su inmediata y directa esfera de vigilancia. Para el
desaparecido Peña Cabrera(1342), la destreza presupone una actividad disimulada, que
no permite al sujeto pasivo percatarse de la intención del ladrón, de lo contrario este
podría oponer resistencia en defensa de los bienes que trae consigo. Actúan con des­
treza aquellas personas que se dedican a sustraer billeteras aprovechando las combis o
buses llenos de pasajeros; o cuando el agente haciendo uso de una habilidad especial
con los dedos (los sacara) sustrae las billeteras de los bolsillos de los transeúntes sin
que este se dé cuenta; o también cuando se sustrae bienes muebles abriendo la puerta
de los vehículos haciendo uso de llaves falsas o ganzúas (modalidad del peine).
El fundamento de la agravante radica en el aprovechamiento que hace el
agente de circunstancias de pericia, maña o arte para vulnerar la normal vigilancia
del sujeto pasivo que tiene sobre sus bienes. La especial habilidad o rapidez con que
actúa el agente debe ser utilizado conscientemente como un medio para vulnerar
la esfera de vigilancia del sujeto pasivo. Es decir, el agente debe querer actuar con
especial habilidad para lograr su objetivo, caso contrario, si llega a determinarse
que el agente actuó con aparente destreza pero que en realidad no era consciente
de tal situación, la agravante no se presenta. Nuestra Corte Suprema por ejecuto­
ria del 4 de setiembre de 1997 sostiene que: “el arrebatamiento del monedero de la
agraviada cuando se encontraba en un mercado, se subsume dentro de los alcances del
inciso cuarto del artículo 186 del Código Penal vigente toda vez que en el accionar del
agente ha primado la destreza para apoderarse del monedero, no habiendo ejercido
violencia física sobre la víctima’*134®.

El profesor Rojas Vargas(1344) enseña que, por lo general, los hurtos com eti­
dos sobre personas ebrias, drogadas o dorm idas no se inscriben en el contenido
modal de la destreza. La clandestinidad con la que se efectúa el hurto, a la que
aludía el artículo 329 del Código Penal de 1863, en cuanto significa “a escondidas”
o “secretamente”, por definición no integra el contenido de la destreza, pues ello es
característica del hurto básico o simple.

(1342) Peña Cabrera, 1993, p. 41.


(1343) Expediente N° 260-97-Callao, en ROJASVARGAS, 1999, p. 390.
(1344) ROJASVARGAS, 2000b, p. 194.
980 Ramiro Salinas siccha

2.2.2. Hurto p o r escalam iento

Como la anterior agravante, esta también supone cierta habilidad o pericia


en el agente. En efecto, la conducta desarrollada por el sujeto activo del hurto se
encuadrará en la agravante cuando para sustraer y apoderarse ilícitamente del bien
mueble total o parcialmente ajeno, actúe superando corporalmente los obstáculos
dispuestos como defensas preconstituidas de cercamiento o protección del bien
(cercos, muros, rejas, paredes, etc.) mediante el empleo de un esfuerzo considerable o
de gran agilidad. No hay escalamiento sin esfuerzo significativo por parte del agente.
La m odalidad de escalam iento debe ser com prendido desde un criterio
teleológico, esto es, en función a los fines político-crim inales y dogm áticos que
fundamentan la agravación. Vale decir, solo cuando el escalamiento exteriorice
una energía crim inal compatible con la necesitada en la superación de obstáculos
o defensas predispuestas, de tal modo que se deja fuera del texto de la agravante,
situaciones donde la energía o esfuerzo crim inal es mínimo o los obstáculos son
fácilmente vencibles en consideraciones promedio*1345*.

En sum a, para estar ante la agravante deberá verificarse la concurrencia


sucesiva de las siguientes circunstancias o elementos: prim ero, la existencia de
defensas que protegen directa o indirectam ente el bien objeto del delito; segun­
do, se verificará el despliegue de una energía física considerable o gran agilidad
por parte deí agente para sobrepasar y vencer las defensas de protección; y,
tercero, sustracción y apoderam iento del bien que motivó el escalam iento. Este
últim o elemento resulta trascendente, pues para consum arse el delito de hurto
necesariam ente se exige apoderam iento, esto es, posibilidad del agente de poder
disponer libremente del bien ilegítim am ente sustraído, por lo que muy bien el
escalam iento también puede producirse para salir de la esfera de protección de la
víctim a. En esa línea, si el sujeto es sorprendido antes de que se produzca el real
apoderam iento estarem os frente a una tentativa de hurto agravado.

2.2.3. H urto m ediante destrucción de obstáculos

Constituye otra agravante el hecho de destruir o inutilizar las defensas


inm ediatas o m ediatas preconstituidas sobre el bien mueble que pretende apode­
rarse el sujeto activo. Por destrucción, debe entenderse toda acción que inutiliza
o coloca en situación de inservible la defensa u obstáculo que protege los bienes
de la víctim a. Aquí hay aumento del disvalor del injusto penal, pues para lograr

(1345) ROJAS VARGAS, 2000b, p. 199.


Derecho Penal. P arte Especial 981

su objetivo, el agente hace uso de la violencia sobre las cosas que protegen los
bienes de la víctim a. Se presentará la agravante cuando el agente, por ejem plo,
hace un forado en la pared o techo de la vivienda de su víctim a; rom pe la ventana
de un vehículo para sustraer un equipo de radio; destruye la caja fuerte utilizando
explosivos, etc.

Los daños ocasionados a consecuencia de la destrucción de las defensas de los


bienes quedan subsum idos en el hurto agravado. Aun cuando esto aparece obvio,
existen operadores jurídicos que todavía califican por separado al hurto agravado
con los daños e incluso con violación de domicilio. Defecto que se produce por
desconocimiento de los principios generales del derecho penal que la jurisprudencia
felizmente viene superando. La Sala Penal de la Corte Suprema por ejecutoria del
25 de octubre de 1995, subsanando el defecto apuntado^ dejó establecido que: “si
para perpetrar el evento delictivo se ha causado la destrucción del techo de la vivien­
da ello constituye hurto agravado. Los daños causados a la propiedad no constituye
un ilícito independiente al de hurto agravado sino consecuencia de este último”*-134®.

Defensas u obstáculos directos o inm ediatos son, por ejemplo, las cajas de
seguridad que contienen el dinero o los valores, las m aletas o maletines cerrados
con llave u otros m ecanism os de seguridad, el cofre, baúl, gaveta, arm arios, cóm o­
das, etc., así com o sus cerraduras, candados, dispositivos de seguridad (mecánica,
eléctrica o electrónica). Son defensas indirectas o m ediatas las paredes, muros,
techos, ventanas, enrejados, cercos eléctricos, etc. que protegen el inmueble1346(1347).

2.2.4. H urto p o r rotu ra d e obstáculos

Se configura esta agravante cuando el sujeto activo con la finalidad de apo­


derarse ilegítimamente del bien, en forma intencional ocasiona la fractura, ruptura,
abertura, quiebra, destrozo o desgarro de las defensas preconstituidas sobre el bien.
Aquí no hay destrucción o inutilización de los objetos que conforman las defensas,
sino simplemente fracturas o rupturas suficientes para hacer posible el apoderamien-
to del bien objeto del hurto; por ejemplo, estaremos ante esta m odalidad cuando el
agente utilizando un instrumento de fierro, denominado “pata de cabra” fractura
el candado que asegura la puerta de ingreso a la vivienda de la víctima.

(1346) ExpedienteN0 3144-94-B,,en Código Penal, Gaceta Jurídica, 2000, p. 117.

(1347) ROJAS VARGAS, 2O00fofcpi.20®..


982 Ramiro Salinas Siccha

Rojas Vargas*1348’ enseña que la rotura de obstáculos supone vencer defensas


con un mínimo de destrucción que no hace perder la estructura de la defensa, ni
arruina su individualidad como objeto. Rotura es desunión violenta de las partes
de una cosa, con posibilidades de más o menos restitución de la integridad de
dicho objeto.

Las m odalidades de destrucción y de rotura son totalm ente diferentes. En


un caso concreto, se presentan en form a independiente, esto es, donde se alega
destrucción no puede a la vez alegarse que hay rotura, y donde hay rotura no
puede alegarse a la vez que hay destrucción. En un caso concreto o hay rotura o
hay destrucción. Todo depende de la m agnitud del daño ocasionado al obstáculo
que configura la defensa de los bienes de la víctim a. En esa línea, algunos trata­
distas peruanos no tienen clara tal diferencia, pues denotando que lo consideran
térm inos sinónim os afirman que destruir o roturar consiste en fracturar los obs­
táculos em pleando un esfuerzo m aterial y físico (fuerza) sobre los elementos y
m ecanism os de seguridad o cercamiento colocados por el propietario o poseedor
para proteger sus bienes*1349’. En igual sentido, Bram ont-Arias Torres y García
Cantizano*1350’.

La destrucción o rotura de las defensas del bien objeto del hurto deben ser
realizadas con dolo por parte del agente, esto es, deben ser ocasionados con inten­
ción. Si llega a determinarse que la rotura o destrucción se debió a negligencia, caso
fortuito o a la poca resistencia de la defensa, las agravantes no aparecen.

3. CON OCASIÓN DE INCENDIO, INUNDACIÓN, NAUFRAGIO, CALAMIDAD


PÚBLICA 0 DESGRACIA PARTICULAR DEL AGRAVIADO
El inciso tercero del artículo 186 del código sustantivo recoge hasta cinco
m odalidades o circunstancias que agravan la figura del hurto. La doctrina peruana
por consenso esgrime que el fundamento de estas agravantes radica en el abandono
o debilitamiento de las posibilidades de defensa de sus bienes por parte de la víc­
tim a al atravesar cualquiera de las calam idades anotadas; asim ism o por el mayor
disvalor de la conducta del agente, quien se aprovecha, para hurtar, de la indefen­
sión que producen los desastres, circunstancias que el derecho en su conjunto, la

(1348) Rojas Vargas, 2000b, p. 211.


(1349) peña Cabrera, 1993, p. 42.
(1350) BRAMONT-ARIAS TORRES/GARdA CANTIZANO, 1997, p. 299.
Derecho Penal. P arte E special 983

convencionalidad social y el espíritu de solidaridad exigen conductas altruistas y


de socorro(1351). Pero veamos en qué consiste cada una de estas hipótesis:

3.1. Hurto con ocasión de incendio

Se verifica esta agravante cuando el agente o sujeto activo aprovechando un


incendio que necesariamente causa zozobra y confusión en la víctima, le sustrae
sus bienes muebles. Se entiende por incendio un fuego de gran magnitud, incon­
trolable por la conducta de una persona. La frase con ocasión de incendio nos da
a entender que no necesariamente el hurto tiene que darse en el lugar del incendio
sino también puede producirse en lugares adyacentes o cercanos al desastre. Lu­
gares de los cuales la víctim a se aleja para concurrir al lugar del incendio y tratar
de controlarlo y salvar sus bienes. El agente aprovecha la confusión natural que
produce el siniestro en el espíritu de su víctim a. El hurto debe perfeccionarse du­
rante el incendio, esto es, desde que se inicia hasta que es controlado. Si se llega a
determinar que el hurto se produjo después del incendio, debido a que el agente se
puso a remover los escombros y se lleva un bien mueble de la víctima, estaremos
ante un hurto simple y no ante la agravante.

3.2. Hurto en inundación

Se perfecciona la agravante cuando el agente realiza el hurto durante o con


ocasión de una inundación. Se entiende por inundación una gran torrentada de
agua, incontrolable por el hombre que cubren extensos terrenos o poblaciones,
originando muchas veces muerte, destrucción total de las viviendas y en otras, gra­
ves daños a la propiedad como a la integridad física y psicológica de las personas.
Las inundaciones pueden ser a consecuencia de la acción de la naturaleza como a
consecuencia de la acción del hombre. En ambos casos, puede muy bien perfeccio­
narse el hurto agravado. Ante el siniestro las personas abandonan sus viviendas o
lugares donde normalmente defienden sus bienes, ocasión que es aprovechada por
el agente para perfeccionar su actuar ilícito y sustraer los bienes.
Los hurtos pueden producirse igualm ente durante la inundación como
mientras duren los efectos de la m ism a con base en las condiciones de racionalidad
y evaluación objetiva promedio señaladas para el caso del incendio. La agravante
puede perfeccionarse cuando la torrentada de agua ha pasado, toda vez que los gra-

(1351) PEÑA CABRERA, 1993, p. 44; BRAMONT-ARIAS TORRES/GARCÍA CANTIZANO, 1997, p. 299; ROJAS VARGAS,
2000b, p. 216; VILLASTEIN, 2001, p. 48 citando a ROJASVARGAS.
984 Ramiro Salinas Siccha

ves aniegos y empozamiento de agua que se producen hace difícil que las personas
vuelvan a sus viviendas, situación que muy bien puede aprovechar el delincuente
para sustraer bienes muebles con la finalidad de obtener un provecho patrim onial
indebido*1352'.

3.3. Hurto en naufragio

Se perfecciona la agravante cuando el agente aprovechando un naufragio,


sustrae ilícitamente bienes muebles ya sea de la propia embarcación averiada o de
los pasajeros. Se entiende por naufragio toda pérdida o ruina de una embarcación
en el mar, río o lago navegables. El agente del hurto debe tener conciencia o conocer
que la embarcación ha naufragado, caso contrario solo estaremos ante un típico
hurto simple. La agravante se justifica por el hecho que en tales circunstancias la
defensa que ejerce normalmente la víctim a sobre sus bienes se debilita, facihtando
de ese modo la com isión del debto.

3.4. Hurto en calam idad pública

Calam idad es toda desgracia o infortunio de grandes proporciones pro­


ducida por cualquier causa o factor que afecta a una población o varias. Esta es
una fórm ula abierta con la cual el legislador ha querido abarcar otros infortunios
que puede sufrir la población diferentes a los que expresamente se especifica en
el artículo 186 del CP, los m ism os que pueden servir para que los delincuentes se
aprovechen y pretendan obtener utilidad económ ica indebida en detrimento de
las víctim as que aparte de soportar la calam idad deberán soportar la sustracción
de sus bienes. El debilitam iento o anulación de las defensas sobre la propiedad
mueble con ocasión del infortunio, constituye la razón político-crim inal que
fundam enta en estricto esta agravante, pues caso contrario, de no producirse
dism inución, abandono o anulación de la protección de los bienes muebles, ob­
viamente no se presentará la agravante.
La calam idad pública connota una serie de desastres innominados, naturales
o sociales, que provocan estragos en la población, la economía y en el curso propio
de la vida social, los mismos que generan efectos de disminución en la defensa de
la propiedad mueble. Son desastres que adquieren caracteres de gran compromiso
social (local, regional o nacional) afectando a un indeterminado número de perso­
nas. El sentido mismo de la frase calamidad pública, es de por sí delimitante de las
proporciones que debe asumir la desgracia. Como ejemplos podemos indicar a los

(1352) ROJAS VARGAS, 2000b, p. 223.


Derecho Penal. P arte Especial 985

terremotos, explosiones volcánicas, estados de hambruna, las pestes, sequías, guerras


civiles, guerras o invasiones extranjeras, etc.(1353).

3.5. Hurto en desgracia particu lar de la víctim a

Esta circunstancia agravante del hurto es la última indicada en el inciso 3,


artículo 186 del Código Penal. Aparece cuando el agente, con el ánimo de obtener
un beneficio económico indebido, aprovechando que su víctim a atraviesa una
desgracia o infortunio que le toca a su persona o fam ilia, le sustrae ilícitamente
sus bienes muebles. El legislador al indicar el adjetivo “particular” está poniendo el
límite al infortunio. Este no debe comprometer a gran número de personas ni debe
tener irradiación masiva, pues en tal caso estaremos frente a las agravantes antes
comentadas. La desgracia de la cual se aprovecha el sujeto activo, solo debe afectar
al agraviado o a sus familiares o allegados cercanos, a nadie más.

Desgracia particular es todo suceso funesto para la economía, la salud o la


tranquilidad de la víctima, previsible o imprevisible, de origen azaroso, provocado
voluntaria o involuntariamente por terceros, o inclusive autoprovocado por la
víctim a, que disminuye las defensas que esta tiene normalmente sobre sus bienes
y de cuya situación se aprovecha el sujeto activo para perfeccionar el hurto(1354).
Ejemplo que la doctrina cita para graficar esta agrav ó te constituye el hurto pro­
ducido durante un velorio o cuando el agente aprovechando que su víctima está
inconsciente a consecuencia de haber sufrido un accidente de tránsito, le sustrae
la pulsera de oro que lleva.

4. SOBRE LOS BIENES MUEBLES QUE FORMA EL EQUIPAJE DE VIAJERO

Antes de indicar en qué consiste esta agravante nos parece necesario seña­
lar qué debe entenderse por “equipaje” y por “viajero”, pues en la práctica judicial
todavía no se tiene claro tales términos desde la perspectiva jurídico-penal. Se
entiende por equipaje todo aquello que el viajero lleva dentro de una maleta, mo­
chila, bolsa, alforja, costalillo, etc., por razones de propia necesidad, comodidad o
finalidad personal como por razones relativas a su profesión o finalidad de viaje.
Se descarta de ese modo, que constituya equipaje todos aquellos bienes que lleva
puesto el viajero como su vestido, reloj, sombrero, etc.

(1353) Vid ROJASVARGAS, 2000b, p. 226.


(1354) ROJASVARGAS, 2000b, p. 229.
986 Ramiro Salinas Siccha

Viajero es toda persona que por razones diversas (visita familiar, turismo,
negocios, trabajo, etc.) y en consecuencia llevando equipaje, sale del ámbito de su
m orada o dom icilio habitual y se desplaza geográficamente de un lugar a otro, uti­
lizando para tal efecto algún medio de transporte adecuado e incluso caminado. Se
entiende que el viajero debe tener cierta permanencia en el trayecto. Asimismo, ten­
drá condición de viajero la persona desde que sale de su domicilio con su equipaje,
hasta llegar a su destino final así en el trayecto realice escalas propias del viaje(1355).
En esta línea del razonamiento, para estar ante la agravante es necesario el
desarraigo de la víctim a del ámbito de su dom icilio habitual para trasladarse a
otro lugar. Si no hay desarraigo, así la persona lleve equipaje no es considerado
viajero para el derecho penal. En efecto, no es viajero aquella persona que de
Ancón, viene al Jirón de la Unión en el centro de Lim a y efectúa la com pra de
diversas prendas de vestir llevándolas en un m aletín. No hay agravante si a esta
persona que fue de com pras le sustraen el m aletín durante el viaje que realizó del
centro de Lim a al balneario de Ancón. El hecho será hurto que muy bien puede
agravarse por otras circunstancias (concurso de dos o m ás personas), pero nunca
por la circunstancia en análisis.

Teniendo claros tales presupuestos, la agravante se configura cuando el


agente sabiendo que su víctim a es un viajero, ilícitam ente le sustrae y se apodera
de su equipaje. Es indiferente si la sustracción se realizó en pleno viaje o cuando
la víctim a estaba descansando por una escala que tuvo que realizar durante el
viaje o cuando está ingiriendo sus alim entos, etc. Lo importante es verificar que
la víctim a estaba en trayecto a su destino fijado. Asim ism o, el sujeto activo puede
ser cualquier persona, pudiendo ser un tercero, otro viajero o el conductor del
medio de transporte.
El fundamento de la agravante radica en la exigencia de mayor tutela del
Estado sobre los bienes de personas en tránsito, en lugares probablemente extraños
a ellas y acaso tutelar el turismo(13S6).

5. MEDIANTE EL CONCURSO DE DOS 0 MÁS PERSONAS


La consumación en el delito de hurto agravado, perpetrado con el concurso de
dos o más personas, se produce cuando los agentes se apoderan de un bien müeble
total o parcialmente ajeno, privándole al titular del bien jurídico del ejercicio de sus

(1355) Con más amplitud, vid. ROJASVARGAS, 2000b, p. 242:


(1356) Villa Stein, 2001, p. 51, citando a Manzini.
Derecho Penal. P arte Especial 9 87

derechos de custodia y posesión del bien mueble, asumiendo de hecho los sujetos
activos la posibilidad objetiva de realizar actos de disposición de dicho bien*1357*.

Esta agravante quizá sea la más frecuente en la realidad cotidiana y, por ello,
haya sido objeto de un sinnúmero de pronunciamientos judiciales aun cuando no
se ha logrado establecer su real significado. Los sujetos que se dedican a hurtar
bienes siempre lo hacen acompañados con la finalidad de facilitar la com isión de
su conducta ilícita, pues por la pluralidad de agentes merman o aminoran en form a
rápida las defensas que normalmente tiene la víctim a sobre sus bienes; radicando
en tales presupuestos el fundamento político crim inal de la agravante.
En la doctrina peruana y, por tanto, en nuestra jurisprudencia siempre ha
sido un problema no resuelto el hecho de considerar o no a los partícipes en su
calidad de cómplices o instigadores en el hurto agravado. Es decir, la existencia de
cómplices o instigadores en un hurto, configuran o no la agravante. Al respecto,
existen dos vertientes o posiciones. Una posición considera que los partícipes entran
en la agravante. Para que se concrete esta calificante, sin mayor fundamento afirm a
Peña Cabrera*13581359*, es suficiente que el hurto se realice por dos o más personas en
calidad de partícipes; no es exigible el acuerdo previo, solo es necesario participar
en la comisión del delito de cualquier forma: coautoría, complicidad, etc. En el
mismo sentido, Ángeles-Frisancho-Rosas(1359) y Paredes Infanzón*1360*.

La otra posición que asum im os, sostiene que solo aparece la agravante
cuando las dos o más personas que participan en el hurto lo hacen en calidad de
coautores. Es decir, cuando todos con su conducta teniendo el dominio del hecho
aportan en la com isión del hurto. El m ism o fundamento de la agravante nos lleva
a concluir de ese modo, pues el número de personas que deben participar en el
hecho mism o facilita su consum ación por la m erm a significativa de la eficacia
de las defensas de la víctim a sobre sus bienes. El concurso debe ser en el hecho
mism o de la sustracción-apoderam iento. No antes ni después, y ello solo puede
suceder cuando estam os frente a la coautoría. En esa línea, no habrá agravante
cuando un tercero facilita su vehículo para que Juan Pérez solo cometa el hurto.
Tampoco cuando un tercero induce o instiga a Juan Pérez para que hurte bienes
de determ inada vivienda.

(1357) Expediente N° 2119-98, en BRAMONT-ARIASTORRES, 2000, p. 90.


(1358) Peña Cabrera, 1993, p. 48.
(1359) ÁNGELES et al., 1997, III, p. 1173.
(1360) PAREDES INFANZÓN,! 999, p. 66.
988 Ramiro Salinas Siccha

Con Rojas Vargas<1361), afirm am os que para la legislación penal peruana


cometen delito quienes lo ejecutan en calidad de autores; el inductor o instigador
no comete delito, lo determina; los cómplices no cometen delito así concursen
con un autor o coautores, ellos colaboran o auxilian. Por lo mismo, la agravante
solo alcanza a los autores o coautores del delito. Ni a la autoría mediata, donde el
instrumento es utilizado y, por lo mismo, no comete juridiconormativamente el
delito, ni la instigación, donde quien comete el delito es tan solo el inducido o autor
directo, articulan hipótesis asimilables o subsumibles por la circunstancia agravante
en referencia. En el mism o sentido, Javier Villa Stein1361(1362)136.
Entre los coautores debe existir un mínimo acuerdo para perfeccionar el
hurto. No obstante tal acuerdo no debe connotar perm anencia en la com isión de
este tipo de delitos, pues en tal caso estaremos ante una banda que configura otra
agravante diferente.

6. EN INMUEBLE HABITADO

La Ley N ° 30076 ha m odificado esta circunstancia agravante del hurto.


Antes era en casa habitada ahora lo ha cambiado a inmueble habitado. De modo
que actualmente, la prim era agravante de la figura delictiva de hurto se verifica
cuando aquel se efectúa o realiza en inmueble habitado. La acción realizada por el
agente afecta diversos bienes jurídicos protegidos por el Estado por considerarlos
fundamentales para una arm oniosa convivencia social, como son afectación al
patrimonio, inviolabilidad del domicilio y eventualmente afectación a la vida, la
integridad física, la libertad sexual, el honor, etc., de los moradores del inmueble.
Se afecta también de modo abrupto la intimidad entendida como el derecho que le
asiste a toda persona de tener un espacio de su existencia para el recogimiento, la
soledad, la quietud, evitando interferencias de terceros, permitiendo de ese modo
un desarrollo Ubre y autónomo de su personalidad.
Haciendo hermenéutica jurídica de esta agravante, antes se discutía en doc­
trina si a la frase “casa habitada” debía dársele una acepción restringida, limitándola
solo al lugar donde moran una o más personas*1363*; o amplia, entendida como todo
espacio físico que cumpla el papel de servir de vivienda o habitación y donde una o
varias personas viven habitual o circunstancialmente. La discusión llegó a su fin con

(1361) ROJASVARGAS, 2000b, p. 250.


(1362) VILLASTEIN, 2001, p. 52.
(1363) Bramont-Arias TORRES/GARCÍACANTIZANO, 1997, p. 297.
Derecho Penal. P arte Especial 989

la modificación efectuada, pues casa habitada ha sido cambiada a inmueble habitado.


La concepción amplia se ha impuesto legislativamente.

Consideram os que esta concepción es la m ás atinada, pues si recurrim os


al Diccionario de la Real Academ ia de la Lengua encontram os que por casa se
entiende todo edificio para habitar; es decir, puede denom inarse también resi­
dencia, dom icilio, hogar, m ansión, m orada, vivienda o habitación. En tal senti­
do, toda vivienda perm anente o tem poral por precaria que sea su construcción
configura la agravante a condición de que no esté abandonada o deshabitada. La
habitación puede servir de dom icilio perm anente o eventual de sus m oradores,
lo importante a tener en cuenta es el hecho que se trata de una m orada y que
al tiempo de com eterse el robo servía de vivienda para la víctim a sin im portar
claro está que al momento de realizarse el hurto, la vivienda se encuentra sin sus
m oradores que habían salido por ejem plo de visita a un fam iliar o a una fiesta. En
consecuencia, quedan aludidas las habitaciones de campo o verano en el tiem po
que son utilizadas, las habitaciones de hotel u hostal, etc.

D esde el mom ento en que se tom a como referencia que el inmueble debe
servir de m orada o vivienda para la víctim a, resultan excluidos de la agravante
los edificios que sirvan para negocios, los colegios, las oficinas, los locales de
instituciones públicas o privadas. En térm inos m ás gráficos y contundentes,
un hurto com etido en un colegio o en local de una universidad no constituye
agravante, así este se realice cuando estudiantes, profesores y trabajadores
adm inistrativos se encuentren en pleno ejercicio de sus labores, es decir, ha­
bitando el inmueble.

7. POR UN AGENTE QUE ACTÚA EN CALIDAD DE INTEGRANTE DE UNA OR­


GANIZACIÓN CRIMINAL DESTINADA A PERPETRAR ESTOS DELITOS
Aquí estamos ante una agravante por la condición o cualidad del agente. La
agravante se configura cuando el autor o coautores cometen el delito de hurto en
calidad de integrantes de una organización criminal destinada a cometer hechos
punibles. El legislador se ha cuidado en usar el término “banda” que resulta dema­
siado complicado para definirlo y más bien ha hecho uso del término “organiza­
ción” para abarcar todo tipo de agrupación dé personas que se reúnen y en forma
mínima se organizan para cometer delitos con la finalidad de obtener un provecho
patrim onial indebido.

El agente será integrante de una agrupación delictiva cuando haya vincu­


lación orgánica entre este y aquella, concierto de voluntades entre el agente y los
990 Ramiro Salinas siccha

demás miembros de la organización y vinculación funcional entre el agente y el


grupo. Configurándose la agravante cuando el autor o coautores cometan el hurto
en nombre o por disposición del grupo. Si se determina que aquel actuó solo sin
conocimiento de la organización a la que pertenece o porque dejó de ser miembro
de aquella, la agravante no se verifica.
Roy Freyre{1364), comentando el artículo 238 del Código Penal derogado, que
recogía esta agravante, pero refiriéndose exclusivamente a “banda”, enseñaba: para
configurarse la m odalidad que estudiam os se requiere que el autor material de la
acción, aparte de estar de hecho adscrito a una banda, también actúe en nombre de
la misma. Deberá pues -sigue afirmando Roy- existir por lo menos una conexión
ideológica entre el agente y su organización delictiva, de tal manera que su conducta
ilícita, más que la toma de una decisión exclusivamente personal, sea el vehículo
que canaliza la manifestación de un concierto previo de varias voluntades.
Esta agravante puede entrar en concurso con el supuesto de hecho previsto en
el artículo 317 del Código Penal, denominado asociación ilícita para delinquir tan de
moda en estos tiempos que se procesan casos de la mayor corrupción descubierta en
las altas esferas del Estado Peruano. Sin embargo, por el principio de especialidad y
por la redacción de la agravante, esta subsume al supuesto de hecho del artículo 317.

8. SOBRE BIENES DE VALOR CIENTÍFICO O QUE INTEGRAN EL PATRIMONIO


CULTURAL DE LA NACIÓN

Estamos ante dos circunstancias agravantes por la cualidad del objeto del hurto.
Se configuran cuando el agente sustrae ilícitamente bienes de valor científico o cuando
lo hace sobre bienes que integran el patrimonio cultural de la Nación. El fundamento
de las agravantes radica en su importancia y significado de los bienes objeto del hurto
para el desarrollo científico del país y por el legado histórico, artístico y cultural de
los mismos. Por los bienes que conforman el patrimonio cultural se conoce el pasado
histórico de la Nación. ¿Pero qué bienes tienen valor científico y cuáles pertenecen al
patrimonio cultural de la Nación? Responder a tales preguntas rebasa la labor del opera­
dor jurídico penal, quien tiene que recurrir a normas o disposiciones extrapenales para
poder determinar si estamos ante alguna de las cualidades que exige la norma penal
Resulta difícil saber qué bienes tienen valor científico y cuáles no. Corres­
pondiendo al juez determ inar tal calidad en cada caso concreto. Para ello sin duda,1364

(1364) ROYFREYRE, 1983, p. 68.


Derecho Penal. P arte Especial 991

necesitará la concurrencia de personas calificadas en bienes de valor científico para


saber si se trata de bienes de tales características. A modo de ejemplo, podem os
decir qué bienes con valor científico serían m áquinas o instrum entos m édicos de
alta precisión, riñones o corazones artificiales, m icroscopios o telescopios electró­
nicos, aparatos y dispositivos higrom étricos, espectrógrafos de últim a tecnología,
etc., así como bienes de utilidad científica como m aterial genético depositado
en recipientes, cultivo de virus para estudio e investigación médica, fárm acos en
proceso de ensayo o experimentación, com puestos quím ico-radioactivos, etc. No
interesa tanto el valor económico del bien, sino su valor científico, así como que
el agente debe conocer tales cualidades(1365).
En tanto que bienes que integran el patrim onio cultural de la Nación son
todos aquellos que constituyen testim onio de la creación humana, m aterial o
inm aterial expresam ente declarados por su im portancia artística, científica,
histórica o técnica. Por m edio de ellos, las generaciones hum anas presentes y
por venir conocen su pasado histórico. Para saber si estam os ante un bien que
integra el patrim onio cultural de la N ación, el operador jurídico debe recurrir
a la vigente Ley N ° 24047 de 1985 que establece en form a más o menos clara lo
que se entiende por bienes que conform an el patrim onio cultural de la Nación.
El artículo 2 de la citada ley prescribe: Se presum e que tienen la condición de
bienes culturales, los bienes muebles e inm uebles de propiedad del Estado y de
propiedad privada, de las épocas prehispánicas y virreinal, así como aquellos de
la republicana que tengan im portancia artística, científica, histórica o técnica.
Dichos bienes, cualquiera que sea su propietario, son los enum erados en los
artículos 1 y 4 del Convenio U N ESC O -1972 y artículos 1 y 2 del Convenio de
San Salvador 1976.
Esta agravante constituye una excepción a los delitos contra el patrimonio,
pues aquí no interesa el valor económico que pueda tener el bien sustraído; tampoco
interesa que el agente saque provecho económico del mismo, debido a que muy
bien puede sustraerlo para tenerlo como adorno o tenerlo en su colección, etc. Lo
único que interesa saber es si el bien tiene valor cultural expresamente reconocido
y el agente conocía de tal cualidad, caso contrario solo estaremos ante la figura del
hurto simple.
Para estar ante la agravante, la sustracción debe hacerse de museos o de
lugares donde los bienes de valor cultural se encuentren protegidos; si por el con­

(1365) ROJASVARGAS, 2000b, p. 265.


992 Ramiro Salinas Siccha

trario la sustracción se hace de yacimientos arqueológicos la agravante no aparece


configurándose, más bien el delito contra el patrim onio cultural previsto en los
artículos 226 y siguientes del CP. Asimismo, si por ejemplo, primero se produjo la
sustracción-apoderamiento y después el agente lo saca o extrae del país, se presen­
tará un concurso real de delitos entre hurto agravado y el delito previsto en alguno
de los artículos 228 o 230 del Código Penal. En tal sentido, se aplicará la pena del
delito más grave. Si concurre el hurto con lo previsto en el artículo 228 se aplicará
la pena de este artículo y en caso que concurra con lo dispuesto en el artículo 230
se aplicará la pena del hurto agravado. De ningún modo, habrá concurso aparente
de leyes como sostienen Bramont-Arias y García Cantizano(1366).

9. COLOCANDO A LA VÍCTIMA O A SU FAMILIA EN GRAVE SITUACIÓN


ECONÓMICA
En primer término, resulta pertinente señalar quién es víctima en los delitos
contra el patrimonio. En este aspecto, no hay mayor discusión en la doctrina considerar
víctima del delito de hurto a aquella persona que por efecto del actuar ilícito del agente
ha visto disminuido su patrimonio. La víótima puede ser una persona natural o jurídica.
Se presenta la agravante cuando la víctim a o la fam ilia que depende directa­
mente de aquella, como consecuencia del hurto han quedado desprovistas de los
recursos económicos indispensables para satisfacer sus necesidades y de su familia.
Sin embargo, para que opere la agravante no es necesario que la víctim a quede en la
pobreza o indigencia absoluta, solo se exige que esta quede en una situación patri­
monial difícil, de cierto agobio e inseguridad, que puede ser temporal o permanente.
Se verifica la agravante cuando el agente conoce o percibe una variación no­
toria de la economía en que deja a la víctim a o a su familia; el dolo directo se ve así
reforzado por el conocimiento de tal circunstancia. Caso contrario, si el sujeto activo
al momento de actuar no se representó tal situación, la agravante no aparece(1367).

10. CON EMPLEO DE MATERIALES O ARTEFACTOS EXPLOSIVOS PARA LA


DESTRUCCIÓN O ROTURA DE OBSTÁCULOS
La agravante se fundamenta en la peligrosidad de los m edios empleados
por el agente para lograr su propósito. Esta m odalidad constituye una agravante
de la circunstancia también agravante ya comentada prevista en el inciso 2 de la

(1366) BRAMONT-ARIASTORRES/GARCÍACANTIZANO, 1997, p. 301.


(1367) Rojas Vargas, 2000b, p. 291; Bramont-arias Torres/García Cantizano, 1997, p. 302.
Derecho Penal. P arte Especial 993

primera parte del artículo 186 del Código Penal. Aquí se exige que la destrucción o
rotura de obstáculos se realice utilizando materiales o artefactos explosivos. El uso
de estos medios que ponen en peligro la vida y la integridad física o mental de las
personas, así como el patrim onio de terceros, justifica la presencia de la agravante.

Materiales explosivos son todas aquellas sustancias o compuestos químicos


susceptibles de generar explosión al entrar en contacto, ya sea provocado o accidental.
En tanto que artefactos explosivos son todos aquellos artificios diseñados para hacer
explosión y generar efectos destructores.

11. UTILIZANDO EL ESPECTRO RADIOELÉCTRICO


La agravante ha sido introducida por la Ley N ° 28848, con la finalidad de
cubrir en form a aparente una omisión del legislador del Código de 1991, toda vez
que en el artículo 185 se extendió la figura de hurto a la apropiación ilícita del es­
pectro electromagnético, sin embargo, en el artículo 186 que regula las agravantes,
no se contempló una estipulación especial referida al hurto electromagnético, que
por su m odalidad de ejecución tiene características particulares.

En la exposición de m otivos del Proyecto de la Ley N ° 28848, del 27 de julio


de 2006(1368), se afirma que “es necesario tener en cuenta que el delito de hurto
del espectro radioeléctrico que: ocurre en la operación de estaciones ilegales, por
sus características, constituye un delito premunido de circunstancias agravadas
por cuanto implica la participación de un grupo de personas que por lo general
constituye una empresa de tipo familiar que confluye en la perpetración del hecho
delictivo y en cuya com isión se puede identificar a toda una “red”, que va desde el
fabricante de transmisiones de radiodifusión hasta aquellas personas que contratan
publicidad con las estaciones clandestinas”.

Entendido el espectro electromagnético como aquel campo de energía na­


tural formado por la ionosfera -franja de la atmósfera terrestre que comprende
a partir de los 50 km, hasta un límite variable de 700 a 1000 km -, a través de la
cual se desplazan y distribuyen las diversas ondas radioeléctricas lanzadas desde
la tierra por estaciones em isoras para efectos de las telecomunicaciones a mediana
y gran escala, la agravante se configura cuando el agente, utilizando el espectro
radioeléctrico hurta (o mejor usa) el espectro electromagnético para la transmisión
de telecomunicaciones ilegales o mejor clandestinas.

(1368) Proyecto de Ley N° 13040/2004-CR de mayo de 2005.


994 Ramiro salinas Siccha

La agravante se justifica toda vez que la interferencia de una transmisión


clandestina o ilegal afecta entre otros aspectos, la banda de navegación aeronáutica y
servicios de telecomunicaciones autorizadas, lo que de hecho acarrea daños para la
colectividad, así como la utilización de bienes y equipos de los concesionarios*13®’.

12. SOBRE BIEN QUE CONSTITUYA ÚNICO MEDIO DE SUBSISTENCIA 0 HE­


RRAMIENTA DE TRABAJO DE LA VÍCTIMA

E sta agravante, introducida en el C ódigo Penal p o r la Ley N ° 29407, del


18 de setiem bre de 2009, se configura cuando el agente sustrae el bien de la
esfera de vigilancia del sujeto pasivo un bien m ueble que constituye su único
m edio de subsistencia o constituye su herram ienta de trabajo. Aparecen dos
agravantes. La prim era circunstancia aparece cuando el bien objeto del hurto
es el único bien que le genera ingresos para sobrevivir al sujeto pasivo, en tanto
que la segunda circunstancia, se verifica cuando el bien objeto del hurto es
herram ienta de trabajo del sujeto pasivo.
Aquí el intérprete debe entender que la agravante solo se verifica cuando el
agente conozca bien tal circunstancia, caso contrario, la agravante no aparece. El
agente debe conocer que el bien que sustrae es herramienta de trabajo de su víctima
o, en su caso, que es su único bien con el cual se genera su subsistencia. El dolo
debe alcanzar a tales circunstancias, pues la responsabilidad objetiva está proscrita
de nuestra normatividad penal. Un ejemplo de esta agravante se produce cuando
el agente sabe que la víctim a tiene como único ingreso el servicio de taxi que rea-
fiza en la ciudad de Lima, y pese a ello le hurta el vehículo con el cual genera sus
ingresos. Aquí, tal como lo ha dispuesto el legislador, esta agravante concurrirá en
form a perfecta con la agravante siguiente.

13. SOBRE VEHÍCULO AUTOMOTOR, SUS AUTOPARTES O ACCESORIOS


O tra agravante que fue introducida en el Código Penal por la Ley N ° 29407
del 18 de setiem bre de 2009 y m odificado por la Ley N ° 30076, se configura
cuando el hurto se produce sobre un vehículo automotor, sus autopartes o acce­
sorios. Aquí la agravante se configura o m aterializa cuando el objeto del hurto
es un vehículo, sus autopartes o accesorios. Se busca proteger el patrim onio de
las personas que cuentan con un vehículo en su poder. Consideram os innece­
saria tal agravante pues, en cualquier caso, era suficiente con las agravantes ya1369

(1369) Exposición de motivos del proyecto de ley de la Ley N° 28848.


Derecho Penal. P arte Especial 995

existentes para im poner pena drástica a los que se dedican a com eter hurtos de
vehículos que form an parte de los bienes muebles de una persona. Pero, en fin,
el legislador pensando erróneamente que con ello se pone freno a los hurtos de
vehículos, así lo ha dispuesto.
El legislador ha justificado este proceder afirmando que la incorporación
de esta agravante perm itirá enviar m ensajes de com unicación preventiva y san-
cionadora en form a directa a los agentes del delito y sujetos de vulnerabilidad
comisiva en este orden de ilícitos penales, cumpliendo con mayor eficacia la norma
penal su rol protector de bienes jurídicos y brindando seguridad a la comunidad.
Es decir, al tener los actos de hurto agravado sobre vehículos automotores, sus
autopartes y accesorios mención expresa en el Código Penal, le será fácil al intér­
prete configurar los casos de delitos de hurto sobre vehículos ajenos com etidos
por organizaciones crim inales a que se refiere específicam ente el último párrafo
del artículo 189(1370).
Actualmente, con la modificación efectuada con la Ley N ° 30076 de agosto
de 2013, se verificará la agravante cuando el agente sustrae el equipo de música del
vehículo automotor, los retrovisores, los parabrisas, las llantas, etc.

14. SOBRE BIENES QUE FORMAN PARTE DE LA INFRAESTRUCTURA O INSTA­


LACIONES DE TRANSPORTE DE USO PÚBLICO, DE SUS EQUIPOS Y ELE­
MENTOS DE SEGURIDAD
Esta agravante, incluida por la Ley N ° 29583, de setiembre de 2010, se con­
figura cuando el agente sustrae ilícitamente bienes que forman parte de la infraes­
tructura o instalaciones de transporte de uso público. O también el agente se sustrae
bienes de los equipos y elementos de seguridad de la infraestructura o instalaciones
del transporte de uso público. La agravante se justifica debido a que existen sus­
tracciones de bienes o elementos esenciales de las vías férreas (tales como eclisas
o tirafondos) o elementos de seguridad de las carreteras (por ejemplo: barandas
metálicas o paneles de señalización), los que por ser piezas metálicas son vendidos
como chatarra en el mercado negro, produciéndose un acto lucrativo ilícito que
beneficia a los hurtadores, pero que afecta a la sociedad en su conjunto. Este accionar
no solo implica la destrucción parcial de la infraestructura del trasporte, sino que
afecta considerablemente el desarrollo del país, pues tanto el Estado como el sector
privado que tienen a su cargo concesiones ferroviarias, portuarias, aeroportuarias o

(1370) Véase la exposición de motivos del Proyecto de ley N° 3240/2008-CR, presentado al Congreso el 7 de
mayo de 2009.
996 Ramiro Salinas Siccha

de redes viales, se ven en la obligación de reponer lo dañado, generándose retrasos


y/ o postergaciones en el ya complicado proceso de ejecución de inversiones en
infraestructura en nuestra patria(1371).
Por lo demás, el leit motiv de la agravante reside en que a consecuencia de
los hurtos, la infraestructura o instalaciones del transporte es dañado, originando
que se produzca una exposición al peligro de la integridad física de los ciudadanos
que usan diaria o eventualmente el transporte público y, en el peor de los casos,
pueden generarse accidentes con consecuencias mortales.

15. SOBRE BIENES QUE FORMAN PARTE DE LA INFRAESTRUCTURA 0 INSTA­


LACIONES ENCARGADAS DE PRESTACIÓN DE SERVICIOS PÚBLICOS DE
SANEAMIENTO, ELECTRICIDAD, GAS O TELECOMUNICACIONES

Esta agravante incluida también por la Ley N ° 29583, de setiembre de 2010,


se configura cuando el agente dolosamente sustrae ilícitamente bienes que forman
parte de la infraestructura o instalaciones de empresas destinadas a prestar servicios
públicos de saneamiento, electricidad, gas o telecomunicaciones. Los bienes objeto
de sustracciones pueden ser medidores, tapas de buzones, pozos, casetas, alambres,
postes de alumbrado público, tuberías m etálicas, etc.
La agravante se justifica^ pues el hurto -p o r ejem plo- de medidores puede
causar accidentes debido a que los autores de los hurtos dejan las cajas de las cone­
xiones dom iciliarias abiertas. Lo mismo ocurre con la sustracción de las tapas de
buzón, que al dejarse abierto el mismo se pone en serio riesgo la seguridad de los
transeúntes, habiéndose producido incluso accidentes y hasta muertes por tales cau­
sas. En los supuestos de hurtos de las instalaciones de bombeo y rebombeo (pozos,
casetas, etc.) puede originarse que se suspenda el abastecimiento del servicio(1372).

16. HURTO EN AGRAVIO DE MENORES DE EDAD

La agravante recogida en el inciso 11 , segundo párrafo del artículo 186 se


configura cuando el agente comete el hurto en agravio de menores de edad.
No hay mayor discusión en considerar menores a las personas que tienen
una edad por debajo de los dieciocho años. Así está previsto en el inciso 2 , numeral

(1371) Véase la exposición de motivos del Proyecto de Ley N° 2715/2008-CR, ingresado al Congreso de la
República el 25 de setiembre de 2008.

(1372) Véase la exposición de motivos del Proyecto de Ley N° 952/2006-CR, ingresado al Congreso de la
República el 2 de febrero de 2007.
Derecho Penal. Parte Especial 997

20 del Código Penal, en el artículo 42 del Código Civil y en el artículo 1 del Texto
Único Ordenado del Código del Niño y Adolescentes.

La circunstancia agravante se materializa cuando el agente dirige los actos


de sustracción y apoderamiento con fines lucrativos en contra de un menor. El
término “agravio” implica no solo el desmedro o merma patrim onial, sino también
un direccionamiento atemorizador que afecta directamente al menor.
El agente debe conocer o darse cuenta de que está ejecutando el hurto en
perjuicio de un menor de edad. Si no conocía ni había la posibilidad de conocer
tal circunstancia, es posible la concurrencia de un error de tipo que se resolverá
aplicando las reglas del artículo 14 del Código Penal. De verificarse un error de
tipo sobre la circunstancia agravante, el o los autores solo serán pasibles de sanción
penal a título de robo simple.

17. HURTO EN AGRAVIO DE PERSONAS CON DISCAPACIDAD


Se agrava el hurto cuando la víctima es discapacitada. La Ley N ° 29407, del 18
de setiembre de 2009, incorporó esta agravante. Se configura cuando el agente co­
mete el hurto sobre una persona que sufre de incapacidad física, mental o sensorial.
Persona con discapacidad es aquella que tiene una o más deficiencias evidencia­
das con la pérdida significativa de alguna o algunas de sus funciones físicas, mentales
o sensoriales, que impliquen la disminución o ausencia dé la capacidad para realizar
alguna actividad dentro de formas o márgenes considerados normales, limitándola
en el desempeño de un rol, función o ejercicio de actividades y oportunidades para
participar equitativamente dentro de la sociedad*1373'.

Se justifica la agravante, toda vez que el agente se aprovecha de la especial


debilidad de aquellas personas, sabiendo perfectamente que no opondrán alguna
clase de resistencia y, por tanto, no ponen en peligro el logro de su finalidad, que
es obtener un provecho patrimonial.

18. HURTO EN AGRAVIO DE MUJERES EN ESTADO DE GRAVIDEZ


También se agrava la conducta delictiva de hurto y, por tanto, el autor o au­
tores y partícipes merecen mayor pena cuando la víctima se encuentra en estado de
gestación. La agravante aparece cuando la víctima-mujer del robo se encuentra en
estado de gestación, es decir, esperando que se produzca el nacimiento de un nuevo

(1373) Véase el contenido del artículo 2 de la Ley N° 27050, Ley general de la persona con discapacidad.
998 Ramiro Salinas Siccha

ser que lleva en su Adentre. Una mujer se encuentra en estado de embarazo desdeel
momento mismo en que se produce la anidación del nuevo ser en el útero de la madre
hasta que se inician los intensos dolores que eAddencian el inminente nacimiento.
Se busca proteger la integridad física y mental tanto de la gestante como del
ser por nacer. La agravante se justifica por la propia naturaleza del periodo que
atraviesa la agraviada.

19. HURTO EN AGRAVIO DE ADULTO MAYOR


Tam bién se agrava cuando la víctim a pertenece al grupo de adultos
mayores. La Ley N ° 30076 en form a atinada m odificó esta agravante. Antes se
refería a ancianos, ahora en coherencia con la Ley de las Personas Adultas M a­
yores N ° 28803, la agravante aparece cuando la víctim a del hurto es un adulto
mayor que de acuerdo al artículo 2 de la citada Ley, se entiende por persona
adulta m ayor a todo aquel que tengan 60 o m ás años de edad. Sin duda puede
ser hombre o mujer.
Igual que en la agravante anterior, la acción de sustracción y apoderamiento
de los bienes muebles con fines de obtener un provecho económico debe ser directa
en contra del sujeto pasivo adulto mayor y de ello debe resultar una consecuente
merma de su patrimonio. Si tales actos están dirigidos contra otra persona y solo
resultó mermado el patrim onio del adulto mayor, la agravante no se verifica. Tam­
bién es posible que el agente, por error, actúe con la firme creencia que su AÍctima
no es un adulto mayor, en tal caso es factible invocarse el error de tipo pre\ústo en
el numeral 14 del Código Penal.

20. CUANDO EL AGENTE ACTÚA EN CALIDAD DE JEFE, CABECILLA O DIRI­


GENTE DE UNA ORGANIZACIÓN CRIMINAL DESTINADA A PERPETRAR
ESTOS DELITOS
La circunstancia agravante preAdsta en la últim a parte del artículo 186 que
se materializa por la condición, rango o calidad del sujeto activo, sin justificación
racional, rompe con el derecho penal de acto para dar paso al derecho penal de
autor que con razón Rojas Vargas(1374) afirma, es repudiable al igual que la respon­
sabilidad objetiva como forma de imputación por contravenir los principios que
rigen el derecho punitivo contemporáneo.
Exige la concurrencia de dos elementos: Primero, el agente debe actuar en
calidad de jefe, cabecilla o dirigente de una organización criminal de las descritas

(1374) ROJASVARGAS, 2000b, p. 302.


Derecho Penal. P arte Especial 999

por la Ley N ° 30077; y, segundo, esta organización debe estar destinada o debe tener
como actividad o finalidad la comisión de delitos graves contra el patrimonio. Para
determinar si estamos ante una organización delictiva, el operador jurídico deberá
verificar si esta tiene cierta permanencia en el tiempo y existe separación de funciones
o roles entre sus integrantes. No necesariamente se exige que la organización tenga
una especie de estatuto o reglamento interno de cumplimiento obligatorio, sino por la
forma de comisión reiterada de hechos parecidos, sus propios integrantes identifican
al jefe, cabecilla o dirigente. El agente será identificado como tal y será merecedor a
la sanción prevista cuando concurre la agravante en comentario, siempre que actúe
liderando una organización de tres o más personas cuya finalidad sea cometer hurtos.

Con tal razonamiento, no compartimos el criterio rígido expresado por Rojas


Vargas(1375) al definir como jefe a quien tiene la máxima prerrogativa o jerarquía
dentro de la organización delictiva; dirigente, en cambio, es quien desde roles de­
finidos y precisos conduce orgánicamente las acciones delictivas, por lo general,
en relación de subordinación al jefe. La organización puede tener varios dirigentes
según áreas o zonas; y, será cabecilla, quien cumple funciones de liderazgo en de­
term inados actos delictivos, pudiendo haber sido nom inado por el jefe o dirigente
o surgir producto de los hechos. Pues estos rótulos varían dependiendo de qué tipo
de organización se trate. Sin duda, si solo se tratara de bandas, lo expresado por el
citado autor tendría perfecta cabida, sin embargo, como ha quedado establecido, el
legislador al referirse a organizaciones, ha tratado de englobar a todo tipo de grupos
que se dedican a cometer delitos contra el patrimonio. Grupos que por ejemplo, en
lugar de jefe tienen cabecilla.
La agravante complementa la hipótesis prevista en el inciso 2 de la segunda
parte del tipo penal del artículo 186 del CP, en el sentido de que aquel supuesto prevé
la conducta del integrante de la organización, en tanto que esta prevé la conducta
del líder de la organización. En consecuencia, según la condición del agente dentro
de la organización se le im pondrá la pena correspondiente que comparativamente
se diferencia en forma apreciable.

21. PENALIDAD
De presentarse cualquiera de las hipótesis previstas en los primeros seis incisos
del artículo 186, la pena será privativa de libertad no m enor de tres ni mayor de seis
años. En tanto que si se presentan los supuestos de los cinco siguientes incisos la
pena será privativa de libertad no m enor de cuatro ni mayor de ocho. Mientras que

(1375) Rojas Vargas, 2000b, p. 303.


1000 RAMIRO SALINAS SlCCHA

si se verifica la concurrencia de la agravante prevista en la últim a parte del artículo


186, la pena privativa de libertad será no menor de ocho ni mayor de quince años.

Subcapítulo 3
Hacer dispositivos para asistir a la decodificación
de señales de satélite portadoras de programas

1. TIPO PENAL
Este es un delito nuevo incorporado en nuestro texto punitivo, cuyo origen
lo encontramos en la firm a del TLC con Estados Unidos. Es con el objetivo de im-
plementar el Acuerdo de Promoción Comercial de Perú con los Estados Unidos,
firmado el 12 de abril de 2006 y modificado por el protocolo de enmienda, que se
presentó ante el Congreso de la República un proyecto de ley para tipificar algunas
conductas penales.
No obstante, existía con anterioridad la obligación del Estado de legislar sobre la
materia de distribución de señales portadoras de programas transmitidos por satélite.
En efecto, en mayo de 1974, se firmó el “Convenio sobre la distribución de señales
portadoras de programas transmitidos por satélite”*1376’ (Convenio de Bruselas) por
las Naciones Unidas, en cuyo artículo 2 se prescribió que cada uno de los Estados
contratantes se obligaban a tom ar todas las m edidas adecuadas y necesarias para
im pedir que en o desde su territorio se distribuya cualquier señal portadora de
un program a por un distribuidor a quien no esté destinada la señal, si esta ha
sido dirigida hacia un satélite o ha pasado a través de un satélite.
En tal contexto, se propuso una fórmula legislativa para sancionar actos de
fabricación, ensamblaje, m odificaciones, im portaciones o exportaciones, venta,
alquiler o distribución de dispositivos o sistem as tangibles o intangibles cuya fun­
ción es asistir en la decodificación de una señal de satélite codificada portadora de
program as en form a ilícita com o una m odalidad de hurto agravado, cuya finalidad
es implementar la obligación establecida en el artículo 16.8.1, literal a) del Acuerdo
de Promoción Comercial de Perú con Estados Unidos de América (APC), referido al
capítulo de propiedad intelectual*1377’. Aquel proyecto de ley, ingresado al Congreso

(1376) La adhesión del Perú se aprobó mediante la Resolución Legislativa M®23979,, publicada en El Peruano
el 3 de noviembre de 1984.

(1377) Así se expone en la exposición de motivos del Proyecto de Ley NO2959/2Q08-PE, ingresado al Congreso
Derecho Penal. P arte Especial 1001

el 9 de enero de 2009, dio nacimiento a la Ley N ° 29316, que luego de aprobada y


promulgada se publicó el 14 de enero de 2009 en El Peruano.

Es en el artículo 1 de la citada ley que se dispone incorporar el artículo 186-


A del Código Penal, referido a los delitos contra el patrimonio con el siguiente
contenido:

Él que fabrique, ensamble, modifique, importe, exporte, venda, alquile o distribuya por
otro m edio un dispositivo o sistema tangible o intangible, cuya función principal sea
asistir en la decodificación de una señal de satélite codificada portadora de programas,
sin la autorización del distribuidor legal de dicha señal, será reprimido con pena privativa
de la libertad no m enor de cuatro años ni mayor de ocho años y con noventa a ciento
ochenta días multa.

2. TIPICIDAD OBJETIVA

De la redacción del contenido del artículo 186-A, se advierte que prevé varias
conductas punibles. Esto es así debido a que tenemos varios verbos rectores, que
representan conductas punibles independientes una de otras; incluso son hasta exclu-
yentes. De modo que ahora tenemos las siguientes modalidades de hurto agravado:
1. Una primera conducta punible se perfecciona cuando el agénte fabrica o
hace, sin la autorización del distribuidor legal de dicha señal, un disposi­
tivo o sistema tangible o intangible, cuya función principal es asistir en la
decodificación de una señal de satélite codificada portadora de programas.
2. Otro hecho punible se configura cuando el agente ensambla un disposi­
tivo o sistem a tangible o intangible, cuya función principal sea asistir en
la decodificación de una señal de satélite codificada portadora de pro­
gram as, sin la autorización del distribuidor legal de dicha señal.
3. Otro comportamiento punible se configura cuando el sujeto activo m o­
difica o cambia alguna pieza, sin la autorización del distribuidor legal
de dicha señal, de un dispositivo o sistem a tangible o intangible, cuya
función principal sea asistir en la decodificación de una señal de satélite
codificada portadora de programas.
4. En tanto que otra conducta punible se verifica cuando sin la autoriza­
ción del distribuidor legal de dicha señal, el autor importe un dispositivo
o sistem a tangible o intangible, cuya función principal sea asistir en la
decodificación de una señal de satélite codificada portadora de progra-

el 9 de enero de 2009.
1002 Ramiro Salinas Siccha

mas. Importar significa que el agente hace ingresar al país del exterior un
dispositivo o sistem a tangible o intangible cuya función es asistir en la
decodificación de una señal para lógicamente ingresarla a otro país.

5. También otro comportamiento punible se verifica cuando el agente, sin


la autorización del distribuidor legal de dicha señal, exporta un disposi­
tivo o sistem a tangible o intangible, cuya función principal sea asistir en
la decodificación de una señal de satélite codificada portadora de pro­
gram as. Exportar no es otra cosa que realizar actos de sacar del país un
dispositivo o sistem a tangible o intangible cuya función es asistir en la
decodificación de una señal para lógicamente ingresarlo a otro país.

6. Asim ismo se configura otro hecho punible cuando el agente, sin la au­
torización del distribuidor legal de dicha señal, vende un dispositivo o
sistem a tangible o intangible, cuya función principal sea asistir en la de­
codificación de una señal de satélite codificada portadora de program as.
7. Finalmente, aparece otra conducta punible cuando el sujeto activo sin
la autorización del distribuidor legal de dicha señal, alquila un dispo­
sitivo o sistem a tangible o intangible cuya función principal sea asistir
en la decodificación de una señal de satélite codificada portadora de
program as. Se configura cuando el agente o sujeto activo, sin la autori­
zación del distribuidor legal de dicha señal, distribuye por otro m edio
un dispositivo o sistem a tangible o intangible, cuya función principal
sea asistir en la decodificación de una señal de satélite codificada por­
tadora de program as.
Una vez que sabem os cómo se m aterializan los verbos rectores, corresponde
explicar qué significan los demás térm inos técnicos utilizados en la fórmula legis­
lativa del 186-A del Código Penal: dispositivo, sistem a tangible, sistem a intangible,
señal, señal emitida, señal derivada, program a, satélite, distribuidor y distribución.
Para ello no queda otra alternativa que recurrir al “Convenio sobre la distribución
de señales portadoras de program as transm itidos por satélite” (convenio de Bru­
selas) del 21 de mayo de 1974. En el artículo 1 del citado convenio se señala que
para efectos del convenio se entenderá por:
• Sistema tangible: sistem a visible, sensible, notorio y perceptible.

• Sistema intangible: sistem a inmateriál, imperceptible, invisible y etéreo.

• Señal: todo vector producido electrónicamente y apto para transportar


program as.
Derecho Penal. P arte Especial 1003

• Programa: todo conjunto de imágenes, de sonidos o de imágenes y soni­


dos, registrados o no, e incorporado a señales destinadas finalmente a la
distribución.
• Satélite: todo dispositivo situado en el espacio extraterrestre y apto para
transmitir señales.

• Señal emitida: toda señal portadora de un programa, que se dirige hacia


un satélite o pasa a través de él.

• Señal derivada: toda señal obtenida por la modificación de las caracterís­


ticas técnicas de la señal em itida, haya habido o no una fijación interme­
dia o más.
• Organismo de origen: la persona física o jurídica que decide qué progra­
mas portarán las señales em itidas.
• Distribuidor, la persona física o jurídica que decide que se efectúe la
transmisión de señales derivadas al público en general o a cualquier par­
te de él.
• Distribución: es toda operación con la que un distribuidor transmite se­
ñales derivadas al público en general o a cualquier parte de él.

3. BIEN JURÍDICO PROTEGIDO

El bien jurídico que se pretende proteger con la tipificación de los supuestos


delictivos indicados en el tipo penal en hermenéutica jurídica no es otro que el pa­
trimonio del sujeto pasivo. Ello es así debido a que una señal de satélite codificada
portadora de programas tiene evidentemente un valor económico en el mercado y,
por tanto, tiene un poseedor. Ya hemos señalado que nos estamos refiriendo a toda
señal portadora de un programa, que se dirige hacia un satélite o pasa a través de él.

4. SUJETO ACTIVO
Cualquier persona puede ser sujeto activo o agente de cualquiera de los
supuestos delictivos previstos. No se requiere ni exige que el agente reúna en su
persona alguna cualidad o condición especial. No hay duda de que pueden concu­
rrir una coautoría o las diversas form as de participación como son la instigación,
la complicidad prim aria y la com plicidad secundaria. Por ejemplo, habrá coautoría
cuando un tercero convence a un ingeniero electrónico, a fin de que fabrique un
dispositivo cuya función principal sea la de asistir en la decodificación de una señal
1004 Ramiro Salinas Siccha

de satélite codificada portadora de program as, e incluso le presta todos los medios
logísticos con la finalidad que el ingeniero logre su cometido.

5. SUJETO PASIVO

El sujeto pasivo aparece debidamente identificado en el tipo penal como


aquel “distribuidor legal de dicha señal”. En efecto, el agente realiza cualquiera de las
conductas analizadas con la finalidad de perjudicar económicamente al distribuidor
legal de la señal, quien se constituye en forma automática en el sujeto pasivo de la
conducta punible. Hemos establecido ya que el distribuidor de la señal es aquella
persona natural o jurídica que tiene la autorización legal de decidir que se efectúe
la transmisión de señales derivadas portadoras de program as al público en general
o a cualquier parte de él.

6. TIPICIDAD SUBJETIVA

De la redacción del delito que venimos realizando, sin problema se concluye


que se trata de un injusto penal netamente doloso, es decir, el agente debe actuar con
conocimiento de realizar los elementos objetivos típicos. No cabe la comisión culposa.
Pero no se exige solo la concurrencia del dolo para perfeccionarse el delito en
análisis, sino que se requiere, desde el inicio de la acción delictiva, la presencia de un
segundo elemento subjetivo que viene a reforzar al dolo, esto es, la intención del agente
de obtener un provecho económico con los actos ilegales. Se exige la concurrencia de
lo que se conoce como ánimo de lucro. Presentado así el panorama, debemos sostener
que en la configuración de los supuestos delictivos de fabricar, ensamblar, modificar,
importar, exportar, vender, alquilar o distribuir por otro medio un dispositivo o sistema
tangible o intangible, cuya fundón principal sea asistir en la decodificación de una señal
de satélite codificada portadora de programas sin la autorización del distribuidor legal
de dicha señal, se exige la concurrenda del dolo así como la concurrencia de un ele­
mento subjetivo adicional: ánimo de lucro. De esa forma, se excluyen las modalidades
del dolo indirecto y eventual.

7. CONSUMACIÓN Y TENTATIVA

Las conductas punibles se verifican cuando el agente o sujeto activo fabrica,


ensambla, modifica, im porta, exporta, vende, alquila o distribuye por otro medio
un dispositivo o sistem a tangible o intangible, cuya función principal sea asistir
en la decodificación de una señal de satélite codificada portadora de program as,
sin la autorización del distribuidor legal de dicha señal.

You might also like