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RESUMEN
ABSTRACT
This paper presents a set of reflections on teaching and learning processes, with a special
emphasis on the need to combine practice in the teaching-learning environments, and the
theoretical presuppositions that support and explain such processes. This might be done from
the point of view of cognitive information-processing models, additionally with
epistemologically constructivistic and dynamic-evolutive systemic approaches. As for
learning, the role of wanting, knowing, and becoming capable are emphasized. As for
teaching, some guidelines directed towards the improvement of the role of teachers in
strategic teaching are emphasized.
Discutir acerca de los procesos de enseñanza y aprendizaje plantea como primera tarea
reflexionar sobre la concepción que se posee acerca de dichos procesos. En este sentido,
destacan los trabajos de Säljö (1979) acerca de las concepciones sobre el aprendizaje, el autor
señala que inicialmente los sujetos adquieren y desarrollan una concepción del aprendizaje
de carácter cuantitativo superficial centrada en la transmisión del conocimiento y la
repetición, para posteriormente pasar a concepciones más profundas y de carácter cualitativo,
que colocan el énfasis en la memorización y el recuerdo, los procesos del alumno y la
mediación del profesor. Más recientemente, destaca la defensa de la construcción del
conocimiento entre iguales, culminando con los avances de las tecnología de la comunicación
y la información, que remiten al mundo virtual, del aprendizaje en la red, de la globalización,
del aprendizaje continuo, que plantea nuevos retos y desafíos a los profesionales que se
dedican al estudio de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Tomando como base la adquisición, el enriquecimiento y/o la reestructuración de estas
concepciones previas, así como los mecanismos que se postulan para explicar los procesos
de cambio conceptual y del cómo de la estructuración del conocimiento, puede afirmarse que
difícilmente en la actualidad se considere el proceso de aprendizaje como una acción pasiva
de recepción y la enseñanza como una simple transmisión de información. Por lo contrario,
hoy día es común hablar del aprendizaje activo, del aprender haciendo, de la construcción
del saber, del docente mediador y/o facilitador. Aspectos que remiten a una concepción de la
enseñanza y el aprendizaje como "procesos". Sin embargo, al indagar sobre el cómo del
aprendizaje constructivo y activo surge un conjunto de dudas e interrogantes que atañen al
papel del docente, del alumno y de la institución en esa construcción del saber, que no son
fáciles de responder u operacionalizar en la acción del aula, o de otros escenarios de
enseñanza y aprendizaje. En este sentido, se observa un panorama de concepciones explícitas
que apuntan a los procesos constructivos, pero la práctica y las acciones que se observan en
los escenarios de aprendizaje muestran un conjunto de concepciones implícitas centradas en
la trasmisión y la adquisición directa de la información.
Cabe destacar que en los últimos años son diversas las investigaciones teóricas y empíricas
que se han dedicado a la descripción, el análisis y la explicación de los procesos de enseñanza
y aprendizaje, pero aún prevalecen el fracaso escolar, la deserción y las prácticas basadas en
una enseñanza centrada en la transmisión del conocimiento, y un aprendizaje centrado en la
memorización y la repetición de ciertas unidades de conocimiento. En tal sentido, parece que
existen ciertas creencias (misconceptions) que obstaculizan la conexión entre la teoría y la
práctica, lo cual reclama de los docentes y las autoridades académico - administrativas, una
intervención decidida para un mayor acercamiento entre los diferentes actores que participan
en los escenarios de enseñanza y aprendizaje, de manera que desde sus variados
posicionamientos permitan una construcción teórica desde la práctica. Un camino contrario
al típico proceder de la teoría a la escuela, y que seguramente tiene mucho que aportar a la
teoría pedagógica y psicológica de la actualidad.
Por otro lado, tomando como referencia los trabajos de Martínez Fernández (1993, 1994,
1998, 1999) en varios centros y niveles educativos, así como una serie de estudios que
analizan el fracaso escolar, se considera que otro factor que obstaculiza o desdibuja el efecto
significativo de los aportes teóricos sobre la práctica de los procesos de enseñanza y
aprendizaje es la ausencia de una "enseñanza estratégica", acorde con los principios y
modelos que se defienden desde la teoría del aprendizaje (sean estas teorías cognitivas y/o
constructivistas). En este particular, se destaca una vez más la necesidad de valorar a esos
agentes activos del proceso, principalmente a los estudiantes, y sus interacciones tanto con
el docente, como con sus "iguales" y los materiales de instrucción.
Partiendo de las ideas expuestas, el objetivo de este trabajo es discutir la incorporación de las
tendencias teóricas y metodológicas del aprendizaje y la enseñanza como procesos
estratégicos centrados en el procesamiento y la construcción activa de la información. Con
la finalidad de inferir propuestas viables que permitan un verdadero flujo entre la teoría y la
práctica en el ámbito de la enseñanza y el aprendizaje.
2. APRENDER (Necesaria unión entre el QUERER, el SABER y el PODER)
En el caso del dominio conceptual, destacan los resultados y aportes derivados de los estudios
acerca de las diferencias "experto – novato", que señalan cambios importantes en la forma
como se estructura la nueva información en función de los conocimientos previos, así como
la presencia de cambios en el uso de estrategias en la construcción del "saber". En el dominio
procedimental, destacan los estudios acerca de la metacognición (conocimiento consciente
sobre parte de los procesos y productos mentales que elaboramos), que remarcan el papel del
"poder" aprender en función de la autorregulación cognitiva y contextual. Y en el dominio
actitudinal, destacan los estudios acerca de los deseos, motivos, intereses, atribuciones y
expectativas, entre otros, que definen los procesos motivacionales, asociados al "querer"
aprender.
Para Pintrich, Marx y Boyle (1993), el influjo de la Psicología Cognitiva, con su "frío"
despliegue de procesos, representaciones y estrategias, fiel reflejo de la metáfora
computacional, ha hecho olvidar con frecuencia la importancia de la cognición caliente (la
que incluye a los motivos y deseos en el espacio de la representación). En este sentido, se
destacan los factores motivacionales (del querer) como parte relevante del proceso de
aprender.
Alentar la curiosidad, plantear dudas y retos, mostrar que la tarea facilitará alguna capacidad;
son aspectos que tendrán algún efecto positivo, dependiendo de las características del alumno
y la asignatura. En este momento, demostrar la relevancia de la tarea es el elemento
motivador más importante. Asunto muchas veces olvidado en los materiales de instrucción o
quizás obviado en la acción del docente.
Considerar que las consecuencias externas del resultado siempre producen repercusiones
motivacionales. Se debe variar la cantidad y tipo de ejercicios para evaluar, ampliar al
máximo el tiempo disponible, estimular el trabajo y la evaluación grupal, dar la oportunidad
de corregir y mejorar (Martínez Fernández y Galán, 2000).
Al hablar del saber aprender, se hace referencia al componente declarativo del aprendizaje,
es decir, los contenidos y las estrategias empleadas por el que aprende (Danserau, 1985). En
este sentido, Rodrigo y Correa (1999), destacan las diferencias entre expertos y novatos, y
entre el conocimiento cotidiano y el conocimiento científico, como los elementos clave en el
análisis del saber aprender. Estudios que señalan una continuidad natural (¿evolutiva?) de lo
cotidiano a lo científico o escolar, diferenciándose niveles de pericia, que permiten pasar del
conocimiento cotidiano, generalmente implícito, al conocimiento científico explícito, lo cual
implica pasos desde niveles más elementales a otros más complejos.
Se considera que los estudiantes aumentan sus capacidades para argumentar, objetivar,
comprobar hipótesis y hacer explícitas sus ideas y creencias. Conocimiento que se representa
de manera episódica, dinámica y flexible en los llamados modelos mentales o
representacionales, y que en el paso de los niveles inferiores a los superiores genera un
"cambio conceptual" (Nussbaum, 1989; Posner et al., 1982).
En resumen, el saber hacer viene determinado por una adquisición implícita a través de la
práctica diaria en diversos escenarios de enseñanza y aprendizaje. Ideas, predicciones y/o
acciones que forman parte de ideas más amplias o teorías de dominio, las cuales, a través de
la experiencia permiten al sujeto construir teorías, mapas, representaciones o modelos
organizadores, la denominación y el análisis dependerán del enfoque teórico, del contexto
y/o del dominio específico según el cual se discutan estos presupuestos. Pero en lo que se
está de común acuerdo es en los "cambios" que experimenta la estructura intelectual del
sujeto que aprende, y en que el principal punto de partida es el análisis de los conocimientos
previos. Sin embargo, cabe recordar que en el análisis de las ideas previas (el nivel
declarativo), debe haber espacio para la exploración de los aspectos motivacionales y
procedimentales en función del contexto de aprendizaje (escenario y dominio específico).
El aspecto relativo al poder aprender, remite a lo "meta", lo más allá. En este sentido, este
componente se refiere a los fenómenos ligados a la conciencia, definidos como los
mecanismos de regulación y control, los cuales se agrupan bajo la denominación de
"metacognición". Término acuñado por Flavell en la década de los 70, relativo al
conocimiento de cómo conocemos. Específicamente se refiere a dos aspectos centrales: a)
Conocimiento sobre los procesos cognitivos (saber qué), relativo a personas, estrategias o
tareas y b) Regulación de los procesos cognitivos (saber cómo), relativo a planificación,
control y evaluación de los procesos cognitivos, los cuales sintetizan el "poder" aprender.
Este aspecto se refiere a los conocimientos "declarativos" (saber qué). Por ejemplo: estimar
nuestra capacidad o la de otros en el uso de la memoria, la lectura, la escritura, el cálculo,
etcétera (conocimiento sobre personas), saber que determinado tipo de tarea es más difícil
que otro o hasta qué punto se puede "abordar" un contenido (conocimiento sobre la tarea).
Por lo general, el sujeto no se da cuenta de que no ha entendido una determinada explicación
o de que debe rehacer tareas con la misma estrategia u otra (conocimiento sobre la estrategia).
En suma, conocimientos sobre personas, creencias, tareas y/o estrategias (Flavell, 1987), que
permiten determinar qué tanto se puede aprender o no.
Toma de conciencia que, según Moreno (1988), pasa por tres momentos diferenciados: a)
acción guiada por los estímulos externos sin toma de conciencia de la acción propia ni
inhibición de las acciones incorrectas, b) en un segundo momento se inicia la inhibición de
conductas incorrectas junto a los primeros intentos de planificación y c) toma de conciencia
de la acción propia y conocimiento de las causas de los acontecimientos externos, este tercer
momento permite lograr un equilibrio entre los esquemas internos y el mundo externo.
Moreno destaca que estas etapas no corresponden a estadios generales de desarrollo, sino que
son momentos que dependen de la tarea y los conocimientos previos de los sujetos.
En este trabajo se asume el proceso de aprendizaje como la necesaria unión entre el querer,
el saber y el poder aprender. En este sentido, se destaca la importancia de la interrelación de
estos aspectos en prácticas de enseñanza que se definen como estratégicas, considerando que
valoran los tres vértices mencionados en un proceso conjunto de construcción del saber. Por
lo tanto, aunque los planteamientos señalados se subrayan desde la visión del alumno,
requieren de una acción similar o conjunta de parte del docente, es decir, de valoración de
los aspectos procedimentales, motivacionales y declarativos.
Discutir acerca del aprendizaje como una acción estratégica entre el querer, el saber y el
poder implica una necesaria consideración de la enseñanza como proceso "estratégico". Con
base en lo expuesto acerca del aprendizaje y los aspectos teóricos referidos a las estrategias
de aprendizaje desde el enfoque cognitivo del procesamiento de la información, de la
epistemología constructivista, y de los sistemas dinámicos emergentes, se proponen seis
componentes principales hacia la conceptualización de una enseñanza estratégica. Esta
definición se realiza como paso previo en la búsqueda de elementos que permitan asumir una
concepción estratégica del docente, que contemple el "querer", el "saber" y el "poder"
aprender, los cuales están descritos, operacionalizados y analizados empíricamente en
Martínez Fernández (2000).
Se expone que los procesos y momentos de enseñanza y aprendizaje, deben superar la visión
tradicional del docente expositor, "dador de clases", y el alumno receptor y repetidor de
información. Las acciones de enseñanza deben orientarse a un encuentro de trabajo
intelectual y de crecimiento conjunto, donde el que aprende asume un papel activo del
proceso y de sus elaboraciones mentales al respecto. Ello implica pasar gran cuota de la
responsabilidad del aprender al alumno, en diversos contextos y dominios.
3.3. La necesidad de rescatar la conceptualización del papel del profesor como mediador de
procesos (psicológicos, lingüísticos y sociales), y su entrenamiento en técnicas o dinámicas
de trabajo grupal y habilidad comunicativa.
Los docentes requieren de alta habilidad en el manejo del encuentro grupal y el posterior
desarrollo de las acciones individuales en la construcción del conocimiento. Se plantea un
reto en la formación de formadores, que permita el conocimiento de diversas técnicas de
asesoramiento grupal e individual, incluso del manejo de procesos personales del docente,
en su participación como mediador de procesos de aprendizaje, versus la concepción
tradicional del docente expositor.
3.4. Una reflexión junto al alumno, donde se valoren sus características propias y
aprendizajes previos, que reclaman acciones estratégicas que optimicen el llamado cambio
conceptual (Nussbaum, 1989; Posner et al., 1982), pero desde una tradición emergente y
multidireccional.
3.5. Un quinto elemento para una enseñanza estratégica, es la consideración de los aspectos
relacionados con los procesos de enseñanza y aprendizaje en el marco de una comunicación
fluida entre los actores involucrados en el proceso, necesariamente respaldados por el diálogo
constructivo en la construcción del conocimiento (Martínez Fernández y Martínez Torres,
1998).
En línea con lo expuesto, las acciones de enseñanza y aprendizaje deben desarrollarse en un
clima de cordialidad, cooperativismo y diálogo. Por ello, los espacios de enseñanza deben
garantizar el encuentro dialógico, la comunicación fluida entre iguales y con el docente, en
espacios que permitan comunicar intereses, expectativas, percepciones, logros y obstáculos,
de modo que se enriquezcan y se orienten los procesos de aprendizaje.
3.6. Una evaluación centrada en procesos, continua y formativa. Este modelo de evaluación
se debe enraizar en las acciones conjuntas de alumnos y profesores, de manera que a medida
que se desarrolle el curso se obtenga un feed – back compartido, acerca de los aspectos
logrados y por mejorar (Bangent, Kulik y Kulik, 1991; Martínez Fernández y Galán, 2000).
Como punto de cierre, debe existir un formato de evaluación que permita el compartir la
información relativa a logros y expectativas, de manera que el estudiante esté informado en
todo momento de sus avances, progresos y/o necesidades por lograr. Este modelo de
evaluación debe ser continuo, formativo y compartido entre alumnos y profesores, donde se
valoren los distintos campos del aprender (el saber, el querer y el poder). Es decir, los
aspectos declarativos, procedimentales y motivacionales, en un trabajo conjunto entre
alumnos y profesores.
4. Reflexión final
Como reflexión final, es conveniente destacar que a partir de los resultados de diversos
estudios desarrollados en distintos ámbitos, niveles y modalidades educativas, se considera
que la enseñanza estratégica para un aprendizaje estratégico es uno de los principales
planteamientos orientados a integrar y mejorar los escenarios educativos, con la finalidad de
estrechar los vínculos entre la práctica y la elaboración teórica en el ámbito de la enseñanza
y el aprendizaje. Desde este documento se valora el hecho de la existencia de una amplia
bibliografía que discute estos aspectos desde el punto de vista teórico, pero se considera que
es necesario aunar esfuerzos por incorporar la reflexión de la práctica de la enseñanza y el
aprendizaje, desde el punto de vista de sus agentes, de manera que se pueda incidir en una
mejor definición de las acciones específicas tendentes a precisar y evaluar el efecto de tal
conjunción (querer, saber y poder) en los diversos niveles de escolaridad, desde la educación
infantil a la universitaria; así como en una amplia variedad de dominios y disciplinas
específicas.
AGRADECIMIENTOS
A Gloria Díaz de la Universidad de Barcelona, por sus ratos de reflexión sobre la didáctica.
Referencias Bibliográficas
12. Martínez Fernández, J. R. (1993). Estudio exploratorio sobre los procesos del
pensamiento del estudiante y su relación con el rendimiento académico en la Escuela de
Antropología de la UCV. Tesis de grado para optar al título de Magíster en Educación.
Caracas: Universidad Central de Venezuela. [ Links ]
23. Posner, G., Strike, K., Hewson, P. y Gertzog, W. (1982). Accommodation of a scientific
conception: toward a theory of conceptual change. Science Education. 66 (2): 211-
227. [ Links ]
24. Pozo, J. I. (1989). Teorías cognitivas del aprendizaje. Madrid: Morata. [ Links ]
27. Säljö, R. (1979). Learning in the learners’ perspective. I: Some common sense
conceptions. Reports from the Institute of Education, University of Göteborg, #
76. [ Links ]