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¿QUIEN INVENTO EL TELEFONO?

LA INVENCION

Alexander Graham Bell, inventor de origen escocés, científico, filántropo y profesor de


sordos es la persona más reconocida como “el inventor del teléfono eléctrico”. En 1876
se convirtió en el primero en recibir una patente para este dispositivo. En ese momento
residía en Salem, Massachusetts.

Alexander Graham Bell concibió el teléfono en su casa de verano en Brantford, Ontario,


y físicamente creó su teléfono por primera vez en Boston, Massachusetts. Este fue el
resultado de su investigación sobre la mejora del sistema de telégrafos.

Bell estaba experimentando en la mejora del sistema de telégrafos para que varios
mensajes pudieran ser enviados al mismo tiempo (la teoría del “telégrafo armónico” se
basa en el principio de que varios mensajes pueden ser enviados simultáneamente a lo
largo del mismo cable si las diferentes señales tuviesen diferente velocidad).

Sin embargo, al mismo tiempo comenzó a trabajar en la idea de que la conversación


podía ser transmitida electrónicamente, cuando accidentalmente descubrió que el sonido
de un resorte que vibraba se oía por encima de su sistema de telegrafía armónica.

“Señor Watson, venga aquí. Quiero verle”. El conocimiento popular asume que estas
fueron las primeras palabras transmitidas y escuchadas por un teléfono, el 10 de marzo
de 1876. Y quien escuchó claramente su mensaje en la habitación contigua fue su
ayudante, Thomas Watson.

Tras de patentar el teléfono, Bell comenzó una serie de demostraciones para introducir
el aparato entre la comunidad científica así como al público en general, siendo en la
Exposición Universal en Filadelfia de 1876 la gran presentación del aparato.

LA EVOLUCIÓN

La Bell Telephone Company fue creada en 1877 y para 1886, más de 150.000 personas
en los EEUU poseían teléfonos. Los ingenieros de la compañía de Bell llevaron a cabo
numerosas mejoras al teléfono, que se convirtió en uno de los productos más exitosos.

En 1879, la compañía de Bell adquirió las patentes de Edison para el micrófono de


carbón de la Western Union. Esto hizo el teléfono práctico para las largas distancias, al
contrario del transmisor accionado por voz de Bell que requería que los usuarios
gritaran en él para que se oyera en el teléfono de recepción, aún en las distancias cortas.
El 25 de enero de 1915 Alexander Graham Bell envió la primera llamada telefónica
transcontinental, desde el 15 de Day Street en la ciudad de Nueva York, que fue
recibida por Thomas Watson en la 333 de Grant Avenue en San Francisco, California.

Transmisor líquido y receptor usado por Bell (réplica del intento de 1876) / SparkMuseum
LA CONTROVERSIA

Suele decirse que la ciencia avanza a hombros de gigantes: los grandes descubrimientos
e invenciones raramente se producen por logros aislados de una sola mente genial, sino
que se construyen sobre múltiples progresos previos.
En el caso del teléfono, fueron varios los pioneros que lograron avances hacia el
objetivo de las transmisiones simultáneas de sonidos y voces.

1º) Johann Phillipp Reis

Nació en Gelnhausen, Renania del Norte-Westfalia, de la entonces Prusia, el 7 de enero


de 1834, hijo de un panadero; fue científico autodidacta e inventor y construyó en 1861
un aparato con el cual se podía transmitir el sonido hasta una distancia de 100 metros,
transformando las ondas sonoras en electromagnéticas, reconvirtiéndolas en el otro
extremo a sonidos, y hasta una distancia de 100 metros, al cual llamó teléfono.

El invento es anterior al desarrollado y patentado por Alexander Graham Bell (quien


presentó la solicitud de patente dos años después de la muerte de Reis, el 14 de enero de
1876) estudió la conversión de los sonidos en impulsos eléctricos. Creó, antes que G.
Bell, un dispositivo que permitía la transmisión del sonido a distancias de hasta 100 m,
al cual bautizó con el nombre de teléfono.

Ni la Sociedad de Física de Frankfurt an Main en 1861, ni la Universidad de Giessen en


1864 donde presentó su invento le dieron mucha trascendencia.

En 1862, Reis mostró su teléfono a Wilhem von Legat, inspector de la compañía real
prusiana de telégrafos, el cual escribió una descripción del aparato, una traducción de
este relato fue obtenida por Thomas Alva Edison en 1875 y fue utilizada en el desarrollo
del micrófono de carbono de Edison.

De todas formas el teléfono de Reis no se limitaba solamente a emitir notas musicales.


Reis también usó su teléfono para transmitir su frase: “el caballo no come ensalada de
pepino”, que en alemán es difícil de entender acústicamente, para probar que su voz
podía ser reconocida desde el otro lado con éxito.

Johann Phillipp Reis falleció el 14 de enero de 1874, de tuberculosis, pocos días


después de cumplir los 40 años.
2º) Antonio Meucci

Antonio Meucci (Florencia, 1808 - Nueva York, 1889) había cursado estudios de
Ingeniería Mecánica en su Florencia natal, y en la década de los años treinta emigró a
Cuba en busca de fortuna. La suerte no lo acompañó, y después de trabajar durante
algunos años como tramoyista y sanador en La Habana, volvió a emprender viaje, esta
vez con destino a Nueva York.

En Cuba, mientras trabajaba con enfermos reumáticos, a los que aplicaba pequeñas
descargas eléctricas para paliar el dolor, descubrió que la transformación de las
vibraciones sonoras en impulsos eléctricos permitía transmitir la voz a distancia, a
través de un cable. En los años cincuenta comenzó a diseñar prototipos telefónicos.
Construyó un primer modelo en 1855 y en 1871 presentó un artilugio perfeccionado.

Ese mismo año, solicitó en Nueva York la demanda de patente del aparato y lo bautizó
con el nombre de "telettrófono". Para renovar el documento de la demanda debía pagar
diez dólares cada año. El científico italiano cumplió esta obligación los dos primeros,
pero en 1874 no pudo conseguir el dinero y perdió sus derechos legales sobre el
invento.

Meucci buscó entonces apoyo económico y presentó su telettrófono a la Western Union,


pero la famosa compañía de telégrafos rechazó la oferta. En 1876 y para sorpresa y
desgracia de Meucci, Alexander Graham Bell patentó un aparato de transmisión de voz
al que llamó teléfono. El científico italiano reclamó sus derechos en los tribunales, pero
murió sin que nadie reconociera su aportación a uno de los principales inventos del
siglo XX.

En junio de 2002, a instancias de un grupo de presión liderado por el congresista


Italoamericano Vito Fossella, la Cámara de Representantes de EEUU aprobó la
Resolución 269 por la cual se reconoce el trabajo.
“Si Meucci hubiera podido pagar los 10 dólares para mantener la advertencia después
de 1874, no se habría concedido la patente a Bell”, afirmaba la Resolución.
3º) Elisha Gray
EL mismo día en que Bell presentaba su solicitud de patente en la oficina de
Washington, el 14 de febrero de 1876, otra persona hacía lo mismo; se trataba del
ingeniero Elisha Gray, que en su advertencia de patente –una especie de reserva
provisional por un año– incluía un transmisor líquido de resistencia variable, un avance
de cara a un teléfono funcional. Aquel día comenzó una batalla legal, técnica e histórica
que ha mantenido a los académicos ocupados durante casi siglo y medio, y que ha
tratado de responder a varias preguntas: ¿Qué patente llegó primero a la oficina? ¿Cuál
de las dos invenciones fue anterior? Y sobre todo, ¿plagió Bell el transmisor de Gray
tras tener acceso a la advertencia de patente de su rival? ¿Fue esa la clave para que Bell
pudiera transmitir sus primeras palabras por teléfono el 10 de marzo de 1876?
La hipótesis del plagio ha sido defendida por autores como A. Edward Evenson, que en
su libro TheTelephonePatentConspiracy of 1876 (2000) llegaba a la conclusión de que
fueron los abogados de Bell, y no el inventor, quienes copiaron el diseño de Gray en la
versión de la patente que finalmente fue depositada por el escocés. En
TheTelephoneGambit (2008), SethShulman documentó ampliamente el plagio, que fue
posible gracias al soborno de un examinador de patentes llamado ZenasWilber. En el
bando opuesto, los partidarios de Bell argumentan que su trabajo se basaba en sus
propios logros previos y que el transmisor de Gray no era funcional.
Parecidos entre la advertencia de patente de Gray (14 de febrero) y la libreta de laboratorio
de Bell (8 de marzo) / Crédito: SparkMuseum

Sea como fuere, el 7 de marzo de 1876 Bell recibió la concesión de la patente y paso a
la historia como el inventor del teléfono.

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