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LA INVENCION
Bell estaba experimentando en la mejora del sistema de telégrafos para que varios
mensajes pudieran ser enviados al mismo tiempo (la teoría del “telégrafo armónico” se
basa en el principio de que varios mensajes pueden ser enviados simultáneamente a lo
largo del mismo cable si las diferentes señales tuviesen diferente velocidad).
“Señor Watson, venga aquí. Quiero verle”. El conocimiento popular asume que estas
fueron las primeras palabras transmitidas y escuchadas por un teléfono, el 10 de marzo
de 1876. Y quien escuchó claramente su mensaje en la habitación contigua fue su
ayudante, Thomas Watson.
Tras de patentar el teléfono, Bell comenzó una serie de demostraciones para introducir
el aparato entre la comunidad científica así como al público en general, siendo en la
Exposición Universal en Filadelfia de 1876 la gran presentación del aparato.
LA EVOLUCIÓN
La Bell Telephone Company fue creada en 1877 y para 1886, más de 150.000 personas
en los EEUU poseían teléfonos. Los ingenieros de la compañía de Bell llevaron a cabo
numerosas mejoras al teléfono, que se convirtió en uno de los productos más exitosos.
Transmisor líquido y receptor usado por Bell (réplica del intento de 1876) / SparkMuseum
LA CONTROVERSIA
Suele decirse que la ciencia avanza a hombros de gigantes: los grandes descubrimientos
e invenciones raramente se producen por logros aislados de una sola mente genial, sino
que se construyen sobre múltiples progresos previos.
En el caso del teléfono, fueron varios los pioneros que lograron avances hacia el
objetivo de las transmisiones simultáneas de sonidos y voces.
En 1862, Reis mostró su teléfono a Wilhem von Legat, inspector de la compañía real
prusiana de telégrafos, el cual escribió una descripción del aparato, una traducción de
este relato fue obtenida por Thomas Alva Edison en 1875 y fue utilizada en el desarrollo
del micrófono de carbono de Edison.
Antonio Meucci (Florencia, 1808 - Nueva York, 1889) había cursado estudios de
Ingeniería Mecánica en su Florencia natal, y en la década de los años treinta emigró a
Cuba en busca de fortuna. La suerte no lo acompañó, y después de trabajar durante
algunos años como tramoyista y sanador en La Habana, volvió a emprender viaje, esta
vez con destino a Nueva York.
En Cuba, mientras trabajaba con enfermos reumáticos, a los que aplicaba pequeñas
descargas eléctricas para paliar el dolor, descubrió que la transformación de las
vibraciones sonoras en impulsos eléctricos permitía transmitir la voz a distancia, a
través de un cable. En los años cincuenta comenzó a diseñar prototipos telefónicos.
Construyó un primer modelo en 1855 y en 1871 presentó un artilugio perfeccionado.
Ese mismo año, solicitó en Nueva York la demanda de patente del aparato y lo bautizó
con el nombre de "telettrófono". Para renovar el documento de la demanda debía pagar
diez dólares cada año. El científico italiano cumplió esta obligación los dos primeros,
pero en 1874 no pudo conseguir el dinero y perdió sus derechos legales sobre el
invento.
Sea como fuere, el 7 de marzo de 1876 Bell recibió la concesión de la patente y paso a
la historia como el inventor del teléfono.