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Por otra parte, en su vida del día a día, Henry Molaison se encontraba con la situación de
despertarse cada día y vivirlo como si fuera único. Podía contarle la misma historia a la misma
persona varias veces, sin recordar que ya lo había hecho anteriormente y sin entender porque
le causaba aburrimiento a su interlocutor. Cada día le visitaban los mismos profesionales
médicos, los cuales tenían que volver a presentarse una vez tras otra porque Henry no les
conocía, no recordaba sus caras ni ningún otro dato que le ayudara a relacionar a su pobre
masa gris lo que estaba viendo.
Así, a partir del año 1953 en el que HM se sometió a esta operación experimental, se convirtió
en el paciente más famoso de la historia de la neurociencia.
En 1962, los médicos realizaron otro experimento con Henry: le colocaron delante, sobre una
mesa, un folio con una estrella dibujada y en vertical un espejo enfocando hacia él, en el que
se veía reflejada la estrella, pero no le dejaban mirar a la estrella del folio sino a su reflejo, y le
dieron un lápiz para que trazase su contorno en el propio folio. El experimento no era fácil,
pero a fuerza de repetirlo muchas veces, nuestro paciente acabó ejecutándolo con facilidad,
de forma motora (igual que cuando una persona no olvida como montar en bici aunque pase
mucho tiempo).
¿Quien era Solomon Shereshevsky? Lo mas probable es que no os suene tal nombre, y
posiblemente ni siquiera sepáis pronunciarlo, pero este hombre natural de Moscú fue todo un
hallazgo científico en la década de 1920.
Solomon, o como se referían a el durante este estudio científico, “S“, padecía de hipermnesia
(exceso de memoria). Durante 30 años fue estudiado por el neurólogo y psicólogo Alexander
Romanovich Luria.
Luria recoge sus primeras impresiones en el libro Small book about a large memory, donde nos
cuenta que “S” pertenecía a una familia de clase media-alta, con unos padres bien educados y
con varios hermanos y hermanas que, sin embargo, poseían una memoria normal. A primera
vista, el joven “S” daba la impresión de tener cierto retraso, timidez y sorpresa por ese
excesivo interés por su memoria, ya que él creía que era tan normal como cualquier otra
persona.
Solomon recordaba sin ninguna dificultad números de 9 cifras que solo había visto una vez y
durante pocos segundos y, ademas, recordaba datos ocurridos hasta con 15 años de diferencia
temporal. “S” es la memoria mas fabulosa de la que se ha tenido constancia y fue todo un reto
para el neurólogo A.R. Luria. Su método memoristico también se asociaba a la sinestesia
(mezcla de sentidos), es decir, para “S”, las palabras tenían texturas, olores y formas.
Lo ultimo que se sabe de Solomon es que acabo convertido en taxista de las frías calles de
Moscú y falleció en 1958, en el mas completo anonimato.
Quiso la mala suerte que siendo Clive Wearing, un reputado director de orquesta, contrajera
un virus en Marzo de 1985. Un virus que desgraciadamente puso el centro de su diana en el
cerebro del músico, transformando lo que podía haber sido un resfriado corriente en un
herpes simplex encephalitis.
El señor Wearing no solo era director de orquesta, también pianista, director de coro y se hacía
cargo de un programa de música en la radio de la BBC. Toda su vida se esfumó en el momento
en que, por culpa del virus, la memoria se convirtió en una enemiga en vez de una
acompañante de vida.
El ser humano tiene distintos tipos de memoria según el contenido, el tiempo de retención y la
forma en la que manejamos la información y la recuperamos. En el caso de Clive, varios
sistemas de memoria quedaron seriamente dañados.
Según las crónicas de aquel tiempo, parece ser que una fuerte gripe azotó el norte de Londres.
Los primeros síntomas señalaban que Clive había enfermado como casi toda la población de la
zona. Sin embargo, tras cuadro días con una fiebre muy alta, perdió la consciencia. Al
despertar, no recordaba a su mujer. Tardó un tiempo en volver a reconocerla.
Los médicos no sabían lo que sucedía siendo el caso más extraño que jamás habían visto.
¿Cómo un hombre trabajador incansable, con un alto ritmo de vida y sin descanso de repente
se les aparecía como un ser desvalido y vulnerable? La confusión y la angustia dominaron esos
primeros días tras el apagón de memoria.
La frustración, la angustia y la agresividad se han ido reduciendo con el paso de los años. Hoy
en día no le importunan las preguntas sobre personas o cosas que se supone que debería de
saber. Simplemente, acepta la situación y la tolera en un ejercicio de adaptación emocional
increíble.
¿Y su día a día? Sin películas, sin libros…. es incapaz de seguir una escena o un diálogo. Sin
embargo, hay algo distinto: la música, su otra pasión en vida, a parte de su mujer. No sabe que
podría reconocer notas musicales y no recuerda que ha dirigido orquestas en eventos
importantes. Sin embargo, sentado al piano es capaz de seguir una pieza musical dejando que
los dedos hablen por encima de los recuerdos y su consciencia.
Se han grabado dos documentales, se han escrito muchos artículos y mucha gente se ha
aproximado al caso de Clive. Pese a lo particular de su caso, empatizar con él y su familia no
resulta nada complicado.
Al final, las emociones hablan por encima de los diagnósticos. Los gestos de cariño, la paciencia
y la bondad que rodea a una situación nacida de la frustración, la ira y el sentimiento de
injusticia, muestran la extraordinaria capacidad del ser humano para sobreponerse a
obstáculos inimaginables.
Jeremy, no tiene memoria reciente ya que un accidente cerebral le dejo dañado una zona
cercana al hipocampo, puede recordar los recuerdos que no están almacenados en el
hipocampo, pero ahora no puede acumular nuevos recuerdos. Registra cada momento del día
en una grabadora, que, sin la cual, no sabría que acaba de ocurrir hace tan solo una hora o
pocos minutos. Necesita tomar nota de todo (de cuando come), pero como su memoria lejana
no está dañada, reconoce perfectamente a sus amigos.
Una tarde en el despacho de su profesor , sufrió unas fuertes convulsiones y cayó al suelo
inconsciente. En su cerebro se había roto un vaso sanguíneo y dañó las vías neuronales
conectadas con el hipocampo. Por lo que la grabadora sustituyó el papel que su cerebro no
podía cumplir y tuvo que grabar todo lo que sucedía, todo lo que hablaba y las conversaciones
las pasaba por escrito.
Hace dos años, Paul Bolding, de 63 años, estaba de vacaciones con su esposa Kirsty en
Croacia, visitando una playa en una pequeña isla. Decidieron ir a bucear, turnándose
para entrar al mar mientras el otro cuidaba de sus pertenencias.
Paul se bañó y luego se durmió en una estera de playa en los guijarros por un rato.
Cuando despertó no tenía ni idea de dónde estaba ni cómo había llegado allí. Lo
sorprende que Paul estuviera tan asustado. Su esposa lo llevó a sentarse a la sombra,
tratando desesperadamente de encontrar una manera de calmarlo y de averiguar qué
le estaba sucediendo.
Kirsty le contó en el programa All In the Mind de la BBC que pronto se dio cuenta de
que su esposo no era capaz de generar nuevos recuerdos porque hacía las mismas
preguntas una y otra vez: "¿Crees que tengo insolación? ¿Crees que me quedé
dormido al sol?".
Esto sucedió más de 20 veces.
Temiendo que tuviera que pasar el resto de la vida cuidándolo, lo llevó al pueblo
donde se hospedaban, esperando que un entorno más familiar despertara su
memoria.
.
A última hora de la tarde comenzó a sentirse mejor. Incluso sugirió ir a la caminata que
habían acordado el día anterior, lo que indicaba que su memoria estaba retornando.
En menos de una hora todo había vuelto a la normalidad, menos el recuerdo faltante
de aquellas seis horas que hasta el día de hoy nunca ha retornado.
Ya en casa en Reino Unido, visitó a su médico, quien le dijo que había tenido un
episodio de amnesia global transitoria, una condición que es más común en personas
mayores de 50 años (el caso de Paul).
Las salas de emergencias de los hospitales están acostumbradas a atender dos o tres
casos mensuales.
Durante un episodio, las personas pueden hacer cosas como conducir y hablar, pero en
un caso típico como el de Paul no pueden recordar lo que han estado haciendo en los
días anteriores.
Las preguntas repetitivas, como las de Paul en la playa, son un síntoma para este
diagnóstico.
La causa tiene todavía no está completamente clara.
Inicialmente los médicos pensaron que estos ataques podrían ser un síntoma
de epilepsia o migraña, o incluso un miniaccidente cerebrovascular.
Pero ahora se considera que no están relacionados con otros problemas de salud.
Se cree que el hipocampo, con forma de caballito de mar, procesa nuestros recuerdos
autobiográficos permitiéndonos almacenarlos a largo plazo, es la clave.
"Lo que pensamos que sucede es que el hipocampo se apaga temporalmente", dice
Adam Zeman, profesor de Neurología Cognitiva y Conductual en la Facultad de
Medicina de la Universidad de Exeter, Reino Unido.
"El caso de Paul es clásico. Pierdes el recuerdo de las últimas dos semanas y no puedes
generar nuevos recuerdos mientras el episodio continúa".
Los estudios de imágenes cerebrales apoyan esta teoría, revelando anomalías
temporales en el hipocampo durante un episodio.
istoria actual
Paciente de 73 años de edad valorado en la consulta de Neurología de forma periódica
a lo largo de 2 años y asiste a una clínica cardinal consistente en temblor de reposo de
predominio en miembro superior derecho, rigidez, bradicinesia y alteración de reflejos
posturales. Seguía tratamiento con levodopa y selegilina con adecuado control de sus
síntomas.
En la última visita, la familia que lo acompaña relata que a lo largo de los últimos 6-8
meses, lo vienen notando triste, poco comunicativo, "perezoso" y con escasa ilusión a
la hora de iniciar actividades nuevas. Han notado que pasa horas ensimismado, sin
llegar a concluir la tarea que estuviera realizando. Se muestra incapaz de programar las
actividades que ha de realizar al día siguiente o las realiza a destiempo, de forma
desorganizada. Parece mostrarse poco reactivo ante los problemas, disgustos o
alegrías cotidianas, como si nada le importara…
Se muestra olvidadizo, tiende a usar dietarios y notas cada vez con mayor asiduidad,
sin que esto haya impedido el haber olvidado citas importantes o tareas inexcusables
en su negocio.